TEOSOFIA: Curso de Estudio Introductorio
por
John Algeo
[Anotaciones por la Redacción de NGSM.org]
Aries 2009: Nuevo Ciclo de TENSION/EXPANSION
Curso introductorio a la Sabiduria Divina
Recapitulación y Síntesis
Clausura del curso: primera clase egresada del Centro de Estudios VBA
Informe Final
por María Dolores Guevara Hernández
I. Sabiduría Divina.
Todo ser humano tiene una perspectiva diferente de la vida, pero desde su origen el hombre se ha hecho casi los mismos cuestionamientos sobre el origen y funcionamiento del Universo, así como sobre el origen y evolución de todos los seres que lo habitamos, y por supuesto, acerca de lo que comúnmente llamamos vida. Algunas de nuestras preguntas son universales, pero muchas otras son acerca de lo que conocemos como vida en nuestra propia y única manera de verla.
Buscando respuesta a estas preguntas, la humanidad ha transitado por diversas sendas, a través de las cuales desarrolló diferentes métodos, entre los que destacan la observación, el registro, experimentación, análisis y síntesis; y planteamiento de hipótesis; y en forma paralela, según sus necesidades, desarrolló e implementó diversas herramientas que le permitieron potenciar el uso de sus 5 sentidos en las investigaciones realizadas. Todo ello nos llevo a la creación y desarrollo de lo que actualmente denominamos religión, ciencia y filosofía, formas tradicionales de investigar la verdad en el Universo, sin embargo, a veces pareciera que cada una de ellas se desenvuelve independientemente, creando sus propias respuestas, y a veces parece que se contradicen, por lo que necesitamos comprender que causa las diferencias y encontrar la verdad común, teniendo en cuenta que lo que en un momento es religión o filosofía, será ciencia en otro momento.
Esto nos lleva a la Teosofía o “Sabiduría Divina”, conocimiento antiquísimo que con su “Conocimiento de las leyes, principios, procesos y naturaleza de la Naturaleza misma en todos sus departamentos, tanto objetivos como subjetivos, y a todos los niveles del ser y de operación, física, emocional, mental, súper-mental y espiritual”, incluye aspectos de la religión, la ciencia y la filosofía, y por lo tanto, nos proporciona los medios para reconciliar los puntos de vista de la ciencia, la filosofía y la religión y desarrollar nuestras propias respuestas.
Trasfondo Histórico.
Aunque la Religión-Sabiduría existe en todo el planeta desde hace muchos milenios, y antecedió por largas eras a los teósofos alejandrinos, ha alcanzado a los modernos y sobrevivirá a todas las demás religiones y filosofías; siempre fue un conocimiento reservado para las clases sacerdotales, para los sabios y para la clase dirigente, sus enseñanzas no permeaban al común de la gente.
A principios del siglo tercero después de Cristo, Amonio Saccas y Plotino fundan, en Egipto, la Escuela Alejandrina de Neoplatonismo, dando origen a lo que se denomina Teosofía moderna. Esta escuela impulsó, durante varios siglos, el estudio y práctica de la Teosofía por diversos místicos, filósofos, y escritores de temas espirituales¸ pero no fue sino hasta el siglo XVII que se inicio el estudio de la Teosofía con fines de divulgación, tarea que culminó con la fundación, en 1875, de la Sociedad Teosófica en Nueva York, con tres propósitos principales:
1. Formar un núcleo de la fraternidad universal de la humanidad sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color.
2. Fomentar el estudio comparado de la religión, filosofía y ciencia.
3. Investigar las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes latentes en el hombre.
Dando oportunidad a toda la sociedad de adquirir los conocimientos reservados, hasta la fecha, para una pequeña y privilegiada minoría, así como su aplicación a nuestro deseo de conocer nuestra propia identidad y el significado del mundo que nos rodea.
Teosofía y Religión.
La Teosofía no es una religión, aunque también señala el objetivo común de todas las religiones, re-unir, re-ligar, a sus seguidores con la fuente última de la vida, es decir, con el Absoluto. Aunque la Teosofía ha proporcionado muchos de los fundamentos sobre los cuales están basadas todas las religiones, se diferencia de todas ellas en cuatro aspectos básicos: el primero de ellos es que no declara ser la expresión final y completa de sabiduría y verdad, ni ofrece una interpretación particular sobre lo que incluye la sabiduría; el segundo es que sostiene que todas las cosas incluyendo la mente humana están evolucionando, vivimos en un mudo inconcluso, así que todavía nos resta mucho por descubrir y aprender; el tercero es que no ata al individuo a ningún credo o creencia en particular, sino que se dedica a promover la eterna búsqueda del significado y totalidad de la vida por parte de la humanidad, en forma no dogmatica ni sectaria, y por último, la Teosofía no busca convertir a ninguna persona apartándola de la religión que profesa sino que más bien trata de explicar o interpretar los significados internos de los diversos credos y ceremonias sobre bases racionales.
Teosofía y Ciencia.
La Teosofía es coincidente con la ciencia en muchos aspectos, especialmente en cuanto al uso del método científico para descubrir cómo funciona el mundo físico, sin embargo la teosofía difiere de la ciencia en cuanto a que no se limita a lo que puede ser cuantificado y comprobado por medio de repetidos experimentos objetivos y controlados, puesto que la teosofía no solo trata con la fenomenología física, sino que trata además con la mental y espiritual, y aún dentro de la física obedece al principio de que “cada gran descubrimiento de la ciencia fue primero una intuición”, por lo que a menudo es de una naturaleza más subjetiva y cualitativa alcanzando el campo de las “grandes intuiciones”, muchas de las cuales están más allá del campo de la prueba objetiva. De todos modos, muchos de los conceptos bosquejados en la literatura teosófica están alineados con el conocimiento emergente de la ciencia moderna, de una forma asombrosa.
Por otra parte, la Ciencia y la Teosofía también difieren en cuanto que generalmente la primera no hace un señalamiento del código ético para el uso de los descubrimientos y avances efectuados. Todo conocimiento es poder, y puede ser utilizado tanto para bien como para mal si no es acompañado por un sólido código ético que regule su uso y aplicación; tal como se ve en el descubrimiento y desarrollo de la fusión y fisión nuclear y en el desarrollo de métodos para el trasplante de órganos; en tanto que la Teosofía si señala que el conocimiento solo puede ser obtenido sin riesgo por aquellos que se preparan en acto, deseo y pensamiento, para poner el bien de la humanidad por encima del beneficio personal y que el autodesarrollo y el autocontrol deben ir de la mano con el estudio y la aventura de expandir el conocimiento, si queremos que tanto el mundo como nosotros estemos fuera de riesgo.
Teosofía y Filosofía.
Con respecto a la relación de la Teosofía con la filosofía podemos decir que la Teosofía es filosofía, porque postula una explicación lógica del universo y de sus leyes, como también del origen, evolución y destino de la humanidad. La señora Blavatsky escribió: “La Teosofía [es] la filosofía de la explicación racional de las cosas y no un credo”. Esto significa que la Teosofía no es un cuerpo de creencias, sino un modo de explicar las cosas; una filosofía.
II. Postulados fundamentales de la Sabiduría Divina.
En el punto anterior dijimos que la Teosofía incluye aspectos de la religión, ciencia y filosofía, pero adicionalmente nos ofrece respuestas a preguntas que no son tratadas por ninguna de estas disciplinas, a continuación daremos un breve esbozo de las más importantes:
1. Constitución Humana.
Nuestro sistema solar está constituido por siete planos de materia o campos de energía que se compenetran; y el ser humano en su estado primario o sea como la chispa de la llama divina que realmente es, requiere del mismo número de cuerpos, igualmente compenetrados, para interactuar con estos planos. Nuestra interfaz o cuerpo en cada plano de la materia actúa en dos vertientes diferentes: en primera instancia nos permite experimentarlo e influenciarlo, y en segunda nos limita en cuanto a lo que de ese medio ambiente podemos experimentar, protegiéndonos del agobio que sentiríamos al estar expuestos a las sensaciones, energías, emociones, conceptos e intuiciones de cada medio ambiente en su plena realidad.
Así, en contra de la creencia común de que el ser humano es un cuerpo físico con un alma, ahora sabemos que en realidad somos un fragmento de la divinidad absoluta en su aspecto manifestado, una chispa de la llama divina, un espíritu habitando siete cuerpos, cada uno de los cuales le sirve de interfaz o vehículo a través del cual interactúa, con las restricciones propias de la materia, con el plano correspondiente.
· El cuerpo físico es el vehículo de la Conciencia en el plano físico y se compone de la unión de los dos principios inferiores del hombre, llamados en lenguaje teosófico el Sthula Sharira (cuerpo físico), formado por los sólidos, líquidos y gases de la materia física, y el Linga Sharira (cuerpo etéreo), formado por los éteres físicos de las cuatro subdivisiones superiores de la misma materia, con arreglo al molde suministrado por los Señores del Karma
El cuerpo etéreo recibe y emana la energía, actuando como canalizador de la misma, a través de él funcionan todas las corrientes vitales y eléctricas de las que depende la actividad del cuerpo físico y circula la vitalidad Prana a lo largo de los nervios del cuerpo, permitiendo que estos actúen como transmisores de la fuerza motriz y de la sensibilidad al exterior;
Ambos cuerpos funcionan en el plano físico, por lo que son abandonados por el hombre al tiempo de su muerte, después de un tiempo, el cuerpo etérico pierde vitalidad y la conciencia se transfiere al plano astral. El cuerpo físico es construido encarnación tras encarnación, variando con arreglo a la nacionalidad y sexo, pero es poco más o menos del mismo tamaño desde los tiempos de la Atlántida.
· El cuerpo astral es el vehículo de la Conciencia kámica del hombre en el plano astral, el asiento de todas las pasiones y deseos animales. El cuerpo astral es una copia exacta del cuerpo físico, debido a que cada átomo físico es envuelto por una capa de materia astral, lo compenetra y se extiende a su alrededor en todas direcciones, como una nube de colores, formando la llamada Aura Kámica. La materia astral, tan real como la física, sirve de vehículo a Jiva, la Vida Una que todo lo anima, y por su conducto las corrientes de Jiva rodean, sostienen y alimentan cada partícula de materia física.
En el cuerpo astral residen los centros de sensación, y por medio de ellos la impresión se convierte en una sensación y es percibida por la mente. Todo el mundo está constantemente obrando por medio del cuerpo astral, pues sin su acción no habría relación entre el mundo externo y la mente del hombre.
Durante su conexión con el cuerpo físico, las clases más densas y las más rarificadas de la materia del cuerpo astral se hallan mezcladas entre sí, compenetrándose y confundiéndose. Pero después de la muerte sus partículas se separan y se reagrupan por el orden de sus respectivas densidades, asumiendo de este modo una constitución por capas, de las cuales las más densas quedan por fuera y las más rarificadas en diferentes capas hacia el interior del mismo. De tal forma que en el momento de la muerte, al ser abandonado el cuerpo etéreo y el cuerpo físico, el cuerpo astral; se coloca en el nivel del plano astral a que pertenece la capa más externa; y cuando esta primera envoltura se desintegra, pasa al subplano superior, correspondiente a la siguiente capa interna, y así sucesivamente hasta que se desintegra toda la materia astral y la conciencia se transfiere al plano mental.
· El cuerpo mental es el vehículo de la Conciencia en el plano mental, y al igual que el físico, se compone de dos partes: el cuerpo mental inferior y el cuerpo mental superior o cuerpo causal.
El cuerpo mental inferior es el vehículo de conciencia temporal del Ego, del Pensador, para todo razonamiento, sin embargo, durante la primera parte de su vida se halla débilmente organizado y algún tanto incipiente y desamparado, lo mismo que el cuerpo astral del hombre sin desarrollarse.
Se compone de la materia menos refinada del quinto plano del Universo, la correspondiente a los 4 niveles inferiores del mundo mental. En esta materia el Yo se manifiesta como mente, como inteligencia; así como en el astral se manifiesta como sensación. Su parte externa, visible en el aura humana; crece, aumenta literalmente de tamaño, encarnación tras encarnación, a medida que avanza la evolución del hombre. Cuando se halla actuando en relación con los cuerpos astral y físico; es oval -semejante a un huevo- en sus contornos, y compenetra ambos cuerpos, los rodea con una atmósfera radiante, que se hace más y más grande conforme aumenta el desarrollo intelectual. No es necesario decir que esta forma oval se convierte en un objeto hermosísimo y glorioso cuando el hombre desarrolla las aptitudes superiores de la mente.
El cuerpo causal o mental superior es el cuerpo permanente del Ego, con el cual pasa de una vida a otra, y cuya luz o radiación conecta la Monada al hombre mortal durante la vida. Se llama Cuerpo Causal debido al hecho de que todas las causas residen en él, es el depósito en el cual se almacenan, para la eternidad, todos los tesoros del hombre, y crece a medida que la naturaleza inferior le va suministrando más y más del material que es propio para su construcción. En él se teje todo lo perdurable, en él se depositan los gérmenes de todas las cualidades que se transmiten a la encarnación siguiente; así, pues, las manifestaciones inferiores dependen por completo de los tesoros acumulados en este cuerpo.
El hombre no existe hasta que el cuerpo causal se forma. Pueden existir los tabernáculos físico y etéreo preparados para su morada, las pasiones, emociones y apetitos pueden irse reuniendo gradualmente para formar la naturaleza kámica del cuerpo astral, pero hasta que la materia del plano mental principie a mostrarse en los cuerpos inferiores ya desarrollados, cuando por el poder del Ser (Yo), principia a desenvolverse lentamente la materia del plano mental, entonces tiene lugar una emisión desde el gran océano del Atma-Budhi, que sale al encuentro de la materia mental que se halla en estado de desarrollo y crecimiento, se une a ella, la fertiliza, y en este punto de unión se forma el cuerpo causal, el individuo.
· Cada uno de los dos cuerpos superiores, Atma – Bhudi, está formado por materia tan refinada y elevada que es casi imposible, para el ser humano común el solo imaginar su constitución y más aún los seres supraavanzados que los habitan.
El cuerpo causal no es el más elevado, para serlo, necesita unirse o sumergirse en Buddhi, lo cual es meta de la evolución humana y término de las vueltas de la rueda de nacimientos y muertes. Por encima del plano en que nos hemos venido ocupando, existe otro superior, llamado algunas veces el de Turiya, el plano de Buddhi, en el cual el vehículo de conciencia es el cuerpo espiritual, el Anandamayakosha o cuerpo de dicha, y en él pueden entrar los Yogis y gozar de la dicha eterna de ese mundo glorioso, y realizar en su propia conciencia la unidad fundamental, que entonces se convierte para ellos en un hecho de experiencia propia, en lugar de ser una creencia intelectual.
Se nos enseña que llega un tiempo para el hombre, cuando ha desarrollado el amor, la sabiduría y los poderes, en que pasa a través de una gran entrada que marca un estado definido en su evolución; ésta es la entrada de la Iniciación, y el hombre que penetra por ella conducido por su Maestro, se eleva por vez primera al cuerpo espiritual, y adquiere la experiencia de la unidad que constituye el fondo de toda la diversidad y separación del mundo físico y del mundo astral, y hasta el mismo plano devachánico. Cuando el hombre deja a éstos tras sí, y revestido del cuerpo espiritual se eleva por encima de ellos, experimenta por primera vez que la separación pertenece solamente a los tres mundos inferiores, que él es uno con todos los demás, y que sin perder la conciencia propia, su conciencia puede extenderse y abarcar la de los demás, y convertirse real y efectivamente en uno con ellos. Allí está la unidad que el hombre ansía siempre, la unidad que ha sentido como verdad y que en vano ha tratado de comprender en los planos inferiores; la ve allí realizada más allá de lo que pudo alcanzar en sus más elevados ensueños, encontrando que toda la Humanidad es una con su ser más íntimo
2. Reencarnación.
El concepto de reencarnación consiste en creer que somos almas inmortales, no los cuerpos que mueren; ellos son sólo trajes que usamos por un tiempo y luego los desechamos. El alma humana, el cuerpo causal, sobrevive al proceso de muerte física, y retorna a la tierra en repetidas ocasiones, pasando a través de una larga sucesión de vidas terrestres que le permiten desenvolverse intelectual y espiritualmente y recoger experiencias que, durante el período entre encarnación y encarnación, convierte en facultades y poderes necesarios para su evolución. Este proceso se repite, según el budismo, hasta "alcanzar el nirvana", es decir, hasta alcanzar la perfección del alma para liberarnos del perpetuo camino de reencarnación.
El comprender el concepto de reencarnación nos permite explicarnos las casi infinitas variaciones en circunstancias, talentos, capacidades y habilidades de los seres humanos, que no son explicables ni se pueden justificar por la herencia ni por la influencia del medioambiente. Esta doctrina nos dice que cada alma reencarna trayendo el fruto de sus vidas pasadas; por ejemplo, el talento no es un don; es el resultado de vidas de trabajo en una tarea particular. La Conciencia es el fruto del pasado, el indeleble registro de lecciones aprendidas en otras vidas y en otros cuerpos. De hecho podemos considerar a la reencarnación como un proceso vital y móvil cuya mejor denominación sería la palabra “evolución” pues lo que hacemos al pasar de una vida a otra no es un trabajo “hacia atrás” de enmendar equivocaciones, sino hacia adelante, evolucionamos, y por eso es que los errores comienzan a dejar de repetirse. No es que “arreglemos lo que pasó”, sino que nos desarrollamos y así no volvemos a caer en las mismas trampas que en vidas anteriores.
Este es el camino del karma. Cada decisión, cada movimiento, cada palabra, cada sueño, todo lo que un ser humano hace en cada momento de su vida, es lo que va formando la vida que tendrá en su próxima reencarnación. Según la ley del karma, no hay alguien que juzgue los actos de la persona, sino que son los actos en sí mismos los que generan sus consecuencias buenas o malas para la siguiente vida. Cada acto del hombre tiene consecuencias también sobre su vida presente. El sabio griego Plutarco escribió: "el hombre que era ayer ha muerto en el que soy hoy, y el que soy hoy morirá en el que seré mañana".
Adicionalmente al karma existen otros 2 factores que son relevantes para decidir nuestro futuro a grandes rasgos, en forma imparcial y en beneficio para el crecimiento del espíritu: primero, la ley de evolución y la voluntad de nuestra propia naturaleza interna o superior de evolucionar, las cuales se combinan y operan dentro de límites puestos por la ley de causa y efecto (karma), para traernos a las circunstancias en las cuales podemos desenvolver las cualidades que necesitamos desarrollar del modo más efectivo; y segundo, el factor de simpatía o conectividad. Debemos ser traídos a la encarnación en un momento y lugar donde nos encontraremos con aquellos con los que hace mucho tiempo formamos fuertes lazos de amor u odio, de ayuda o perjuicio. En la nueva vida se nos presentan oportunidades para trabajar de nuevo con los compañeros del pasado, y también para curar las viejas heridas, lograr una reconciliación con nuestros previos adversarios, y fortalecer nuestros vínculos con aquellos que amamos.
Vivir para siempre en un cuerpo no sería tan creativo como la reencarnación, como la transferencia de energía en este fantástico vórtice que vivimos. Debemos aprender a ver la sabiduría de la vida y de la muerte, y aceptarlas, ya que siempre estamos y estaremos vivos; cuando lo comprendamos podremos afrontar la vida con mayor coraje y confianza, cualesquiera sean las alegrías o sufrimientos que nos ofrezca pues sabremos que por medio de nuestros propios esfuerzos podemos construir un futuro mejor, no sólo para nosotros mismos sino, en cooperación con otros, para toda la humanidad.
3. Karma.
El Karma es considerado la Ley Última del universo, la fuente y el origen de todas las demás leyes que existen en la naturaleza. Karma es la ley infalible que ajusta el efecto a la causa en los planos físicos mentales y espirituales del ser. Rudolph Steiner dice: “Todo lo que soy y hago en esta vida no existe por sí solo como un milagro, sino que se vincula, como efecto, con las causas de las anteriores formas de existencia de mi alma, y como causa, con otras posteriores. Realmente puede decirse que al hombre, en la vida, no le ocurrirá nada que no esté determinado por las condiciones creadas por él mismo, ya sea en la vida presente o en las anteriores.
Aunque hay que decir que el karma no es meramente una ley de justicia retributiva en los niveles físico, emocional y moral de nuestro ser, ni una ley que únicamente nos hace heredar los resultados de nuestras acciones pasadas; es algo mucho más grande, una ley que opera por siempre y eternamente, a cada momento, para ajustar cada acción al orden del universo. Los resultados de nuestras acciones individuales caen dentro de la actividad total del universo como pequeños círculos concéntricos dentro de otros mayores. Cada parte está así unida al todo. El mismo corazón del universo es el equilibrio. No podemos perturbar ese centro; se ajusta a sí mismo perfectamente en respuesta a cada acción nuestra; podemos decir que Karma es la ley que gobierna el mundo de los cambios constantes y opera en todo el universo, pero es especialmente importante para los seres humanos quienes, por virtud de su humanidad, son moralmente responsables por las acciones que inician y, por lo tanto, por su karma.
El hecho de que karma es una ley natural impersonal también significa que no siempre podemos verla funcionando dentro de los límites de nuestra personalidad. Algo del karma en el que estamos envueltos ha sido creado por nosotros durante nuestra vida presente. Pero mucho de éste no lo ha sido. Parte de ese karma extra-personal pertenece a nuestras individualidades y conecta nuestra vida presente con las encarnaciones pasadas. Otros aspectos del karma no pertenecen a nosotros como individuos separados, sino que se relacionan con nuestras familias, comunidades, naciones, o incluso grupos mayores. Algunos de éstos se relacionan con la humanidad como un todo, con el globo en el que vivimos, con todo el sistema solar, e incluso más allá de éste. Este último tipo de karma que trasciende nuestros seres personales o individuales es llamado “karma distributivo”, porque sus causas y efectos se distribuyen muchos individuos.
Cuando comprendemos el concepto de karma, la vida se hace más inteligible y descubrimos cómo podemos cooperar con la ley karmica y así ayudar a acelerar el proceso evolutivo de la vida. De hecho, se dice que se espera más de uno que conoce la ley que de quien no la conoce. Vivir conscientes de las consecuencias karmicas de nuestras acciones nos conduce a una vida más útil y feliz. Cada uno de nosotros está destinado a convertirse en el amo de su futuro, el capitán de su alma, de modo que aceptar esta responsabilidad con confianza es traer la iluminación y certeza del funcionamiento de la ley aquí y ahora.
4. El Bien y el Mal
En el ser humano, la tentación y la adversidad, son medios de perfeccionamiento que nos permiten superarnos, aprender y elevarnos en la escala evolutiva. Por el sólo hecho de enfrentarlas desarrollamos fuerzas y capacidades que nos ayudan en el progreso hacia la meta espiritual de la evolución. El esfuerzo y la lucha son la raíz misma de la existencia en un mundo en evolución.
Nuestro sentido moral se genera reconociendo y oponiéndonos a lo malo. Cuando actuamos erróneamente el resultado es el dolor. El dolor nos purifica al tratar de eliminar lo que lo provoca, y a través de él adquirimos el discernimiento, o sea, la habilidad de hacer la elección correcta, la elección entre aquello que nos ayuda a dar un paso hacia adelante y aquello que nos demora o que incluso nos hace retroceder.
Como resultado de la conciencia humana, los hombres tienen el poder de discernir entre lo que es malo: la materialidad, la inconsciencia y la separatividad, y lo que es bueno: lo que está acorde con una progresión hacía la espiritualidad, la conciencia y la unidad; o sea, lo que por un lado responde al egoísmo, la ignorancia, la coerción y la discordia, y por otro responde al altruismo, al conocimiento, a la libertad y a la armonía; asimismo tiene la habilidad de formar juicios, de distinguir entre aquello que lo ayuda en el sendero de ascenso y aquello que le impide progresar; sin embargo, todos nosotros somos, en cierta medida, maliciosos, orgullosos, agresivos, despreciativos, intolerantes y egoístas, pero también somos generosos, humildes, amables y no egoístas; así nuestro conflicto interno es interminable, pero esencial en tanto seamos incompletos.
El dominio de nuestros pensamientos, emociones y actos y la práctica constante de los preceptos contenidos en la Escala de Oro, nos ayudan a ganar nuestras propias victorias, a disipar nuestra ignorancia, y a encender nuestra luz hasta que la batalla entre el bien y el mal se resuelva. Nos conducen en el tránsito por el sendero hacia Dios.
5. El Plan y Propósito de la Vida.
La Teosofía sostiene que “el Universo es una organización precisamente ordenada, creada por una inteligencia última que opera de acuerdo a leyes definidas, en las cuales los seres vivos tienen libre albedrío para elegir su camino ya que son expresiones del mismo creador”. Esta hipótesis ofrece una buena base para desarrollarnos ya que nos permite combinar ley y elección, dándonos una base firme para una vida productiva y satisfactoria. Pero como Ley implica orden, elección y propósito surge la pregunta ¿cuál es el ordenado propósito de la vida?
El propósito de la vida, según la Teosofía misma, es descubrir quiénes somos, conocernos a nosotros mismos, y reconocernos como una pequeñísima parte de Divina Mente Creadora. El plan para este desarrollo es la evolución.
La Mente divina ha generado nuestro sistema solar, como también incontables otros, a partir de su propia naturaleza. Quienes estamos en este sistema solar somos fragmentos de vida de esa Mente, en evolución. De ella venimos, a ella retornamos. La Mente divina vive a través de nosotros y de todos los otros seres, así como nosotros vivimos a través de las innumerables células de nuestros cuerpos físicos, nuestros pensamientos y sentimientos. Dado que el proceso de evolución es universal, incluso la Mente Divina misma está evolucionando. De hecho, evoluciona a través de nosotros y de todos los otros seres en el universo.
Para explicar el concepto de evolución existen 2 corrientes principales: la Teoría Darwiniana, que se ocupa únicamente de los cambios que sufre la forma física, desde lo simple a lo complejo, a medida que las especies se adaptan a su medioambiente; propone que todas las especies de seres vivos han evolucionado, a partir de un antepasado común mediante un proceso de selección natural. Y la Teosofía que además de los cambios de la forma física involucra también a la conciencia; propone que la evolución se efectúa en dos fases interdependientes y complementarias: la primera fase considera a la evolución como la segunda mitad de un movimiento total de involución-evolución; durante la primera mitad la Conciencia desciende “involuciona” desde un estado de Conciencia pura e indiferenciada, sumergiéndose en materia cada vez más densa, hasta alcanzar el plano físico, y desde ahí inicia su ascenso, “evoluciona”, despertando gradualmente de las limitaciones y restricciones de la materia, y se expande hasta llegar a la autoconsciencia y más allá de ésta. La segunda fase considera que a medida que la Conciencia se desenvuelve, tornándose más alerta y especializada, impulsa, de adentro hacia fuera, la evolución de nuevas y más sensibles formas físicas, mejoradas y adaptadas a sus propias necesidades evolutivas.
De hecho, el proceso de involución – evolución de la Conciencia requirió de tres impulsos, las tres oleadas de vida, que la vida necesita efectuar para generar un mundo y que se simbolizan como la Divina Trinidad en las diversas religiones del mundo: Padre, Hijo y Espíritu Santo; Brahma, Vishnu y Shiva; Osiris, Isis y Horus; etc. Estas tres oleadas se denominan también el Gran Aliento, donde la involución es la exhalación del universo por parte de la Mente divina (Manvantara), y la evolución es su inhalación (Pralaya).
Cuando se va a crear un mundo, primero tiene que ser traída a la existencia la materia viviente con la cual será formado, tarea que se efectúa mediante la primera Oleada de Vida, - la cual corresponde al Espíritu Santo, o la tercera persona de la Trinidad cristiana-. Durante esta oleada se desarrolla y vivifica la materia mediante la cual será creado el mundo
Luego, dicha materia tiene que ser moldeada en las formas de los varios reinos de vida, a través de las cuales la vida se vuelve crecientemente consciente. Mientras que la primera Oleada de Vida está en proceso de generar materia, la segunda Oleada de Vida, que corresponde al Hijo o segunda persona de la Trinidad, también se torna activa y a medida que se mueve en su arco descendente – involución -, genera características que capacitarán a la materia a responder a los estímulos a través de la intuición, y anima los elementos materiales de los varios planos sin generar formas en ellos. Al concluir su involución en la sustancia mineral sobre el plano físico; comienza a ascender (en términos de conciencia) y a construir formas materiales: la forma mineral, vegetal y animal por medio de las cuales la vida animante evoluciona usando organismos más y más complejos capaces de responder en forma más completa al mundo que los rodea, y expandiendo así el alcance de su conciencia, hasta ser suficientemente sensibles para servir de vehículo a la conciencia espiritual, cuyo desarrollo es el propósito de la evolución.
Finalmente, esa conciencia tiene que comprender tanto su propia identidad única como su unidad espiritual con la inteligencia última de la que el universo emana. La tercera Oleada de Vida, que corresponde al Padre o primera persona de la Trinidad cristiana, pone en contacto a las más elevadas formas producidas por la segunda Oleada, con las chispas imperecederas de la vida divina, que son las unidades de conciencia evolutivas llamadas “mónadas” individuales
Una vez alcanzado el reino humano, el progreso evolutivo individual es auto-dirigido, al principio puede ser lento debido a que la autoconsciencia recientemente formada es débil y la mónada aún no ha aprendido a manejar sus vehículos. Pero este proceso se acelera gradualmente a medida que la conciencia individual aprende una lección tras otra en la escuela de la vida.
6. Surgimiento y Caída de las Civilizaciones.
La evolución humana no es solo el resultado de ciertas causas, sino que además opera para lograr un propósito cósmico, el surgimiento y caída de las civilizaciones es parte del gran plan que lleva a la consecución de este propósito. Durante su evolución sobre la tierra, la humanidad pasa por siete grandes fases evolutivas, en cada una de las cuales aparece una raza raíz. Cada una de estas 7 razas se concentra en desarrollar un aspecto particular de la conciencia del ser humano.
La tradición Teosófica dice que hasta ahora han tenido lugar cinco grandes ciclos de desarrollo humano, es decir, han existido cinco razas raíces: la primera o Adámica, se concentró en el aspecto de la conciencia correspondiente a la sensación; la segunda o Hiperbórea, en la actividad, empezando a organizar sus cuerpos en vehículos de expresión activos a través de los cuales pudiera influenciar a su ambiente; la tercera o Lemuriana desarrollo la emoción, mediante una vida de impulsos.; la cuarta o Atlante desarrollo la mente analítica y, consecuentemente, del lenguaje; y la quinta o Aria esta desarrollando su sentido social a través de la cualidad sintetizadora de la mente, con frecuencia llamada “la mente superior”. En la presente quinta sub-raza de la quinta raza raíz, estamos perfeccionando esta cualidad mental y anticipando la próxima—la intuición— que empezará a iluminar las mentes de la sexta sub-raza de nuestra presente raza raíz. La sexta raza raíz recapitulará todo lo que ha sucedido antes y pondrá en juego la facultad de la intuición. También anticipara la cualidad de la voluntad espiritual, cuyo desarrollo será el objetivo de la séptima raza raíz.
Cada raza raíz se empieza a generar antes de que finalice la anterior, tomando como base a los individuos de la raza en actualidad, así como la recapitulación del avance logrado en la evolución de la conciencia; y se suceden una a otra en el tiempo, con un intervalo marcado por los cambios geológicos que experimenta la tierra entre raza y raza, y que hacen desaparecer a la gran mayoría de la población de la raza que termina y propician el desarrollo de una nueva cultura. Y así, por detrás del surgimiento y caída de culturas, y de los cambios en la configuración de los continentes, se vislumbra el plan evolutivo, con un orden intrínseco, que cumple a la perfección con su propósito, haciendo que la chispa de cada ser humano se convierte gradualmente en un resplandeciente sol, que combina los Siete Rayos con sus distintivas características en la luz blanca única de la Verdad.
III. RELEVANCIA DE LA SABIDURÍA DIVINA EN LA VIDA DIARIA.
La Teosofía no es sólo un cuerpo de conocimientos abstractos; también provee un sistema de principios que cada teósofo debe aplicar por sí mismo de acuerdo a su intuición, conciencia y aspiración, como una guía para el diario vivir y un modelo para una vida productiva y gratificante. La señora Blavatsky dijo: “Teósofo es el que hace Teosofía”, la Teosofía no es algo para creer, es algo para hacer.
Existen diversos caminos de vivir la teosofía, dentro de los que se encuentran: la construcción del carácter, el estudio, la meditación la fraternidad y el servicio a los demás:
· Construcción del carácter.
Cuando pensamos transmitimos una serie de ondas eléctricas al espacio, mediante una serie de estímulos más o menos potentes de nuestro cerebro, dichas ondas tienen una función creadora; sin embargo, para construir desde la diminuta estructura de un átomo hasta la indescriptible estructura que abarca el Universo entero, estas ondas deben actuar en forma conjunta con la “intención e ideación”, y con un tercer elemento conocido como plasmación, el cual es aportado por los devas y constituye el soporte objetivo y visible que promueve toda posible construcción,.
Estas ondas dirigidas con intención y que contienen la ideación quedarían flotando sin destino alguno en el espacio, a no ser por la participación de los devas mentales, altamente especializados, cuya única función y misión natural es “hacerse cargo de los pensamientos de los hombres”, vitalizarlos con su vida y transportarlos a su destino, o bien cobijarlos y mantenerlos en “gestación” como energía, a la espera de las condiciones cíclicas de expresión requeridas.
La función específica del deva es “recoger el pensamiento humano y darle conveniente cauce de acuerdo a intenciones, ideaciones, cualidades y potencia”. Hay que advertir, sin embargo, que los devas “no miden las consecuencias de los pensamientos humanos”, sino que se limitan a manejarlos de acuerdo a intenciones e ideaciones, las cuales, a su vez, vienen condicionadas por los aspectos de “cualidad” y “potencia” de la mente que los ha emitido. En estas cuatro palabras: intención, ideación, cualidad y potencia, siempre presentes en la formulación de cualquier pensamiento está resumido todo el proceso del pensar humano y la vía expedita de su realización plástica u objetiva por parte de nuestros hermanos los devas.
El hecho mismo de que el resultado de la función creadora de nuestros pensamientos es responsabilidad única y exclusivamente nuestra, ya que los devas no miden las consecuencias de nuestros pensamientos, y únicamente se limitan a manejarlos de acuerdo a las intenciones e ideaciones contenidas en ellos, pudiendo afectar negativamente a otros, nos debiera llevar a la imprescindible tarea de sostener, conscientemente, toda clase de pensamientos buenos y útiles; pero adicionalmente, existe otro hecho que se complementa a la perfección con el anterior y que nos permite iniciar el camino que conduce a los Maestros de Sabiduría (el Umbral del templo), este hecho consiste en la necesidad de trazar un plan para la construcción del carácter, haciendo esfuerzos más o menos eficaces para la depuración definitiva, el completo control de los pensamientos, la perfecta construcción del carácter y la transmutación de lo inferior en lo superior.
No es que estos objetivos deban ser alcanzados totalmente mientras permanecemos en el Umbral del Templo; pero el candidato si debe reconocer la resolución de su propósito y lo premeditado de sus acciones. Saber que se responsabilizará de todo lo que hace, que de vida en vida se llevará todos los tesoros que haya acumulado, que si encuentra una deficiencia y la llena parcialmente, incluso si se llena sólo hasta cierto punto, parte del trabajo ya estará hecho; que si desarrolla para sí un poder, tal poder estará siempre presente en él, como una parte del Alma eterna que es y que nunca más podrá separarse de él. Que aún cuando el plan no sea cubierto en detalle y por humildes que sean los logros del presente, serán nada menos que los cimientos definitivos donde se basarán los gloriosos logros del futuro.
· Fraternidad.
En 1875, se fundó la Sociedad Teosófica en Nueva York, como una organización para transmitir la Tradición de Sabiduría y ponerla a nuestro alcance para la búsqueda, comprensión y transformación de nuestras vidas. Esta sociedad tiene como primer objetivo promover la fraternidad.
La fraternidad es el foco principal de la Teosofía porqué la vida una del Creador es el origen de todos y cada uno de nosotros, de todo cuanto existe en la creación, Así que no hay ninguna diferencia entre todos y cada uno de los seres en el universo, todos somos una pequeñísima porción del mismo y por tanto todos estamos en el mismo barco, dañar a uno de sus tripulantes en inhabilitar la correcta conducción de éste y por lo tanto a todos sus ocupante. Todos formamos un solo cuerpo aunque con grados de evolución, intereses y tareas diferentes. Por ejemplo, cada una de las células de nuestro cuerpo físico, tiene una especialización o tarea diferente, forman diferentes órganos y partes del cuerpo físico, y se renuevan a diferentes tiempo, sin embargo si una sola pierde sus directrices de actuación o funcionamiento daña todo el sistema y por ende al cuerpo entero.
De hecho, la aceptación y práctica del principio de la fraternidad haría muchas diferencias en el comportamiento humano y todas repercutirían en el bienestar común. No habría abusos, no habría despojos. Se acabaría la explotación indiscriminada de los recursos del planeta, bosques, minerales, mares, tierra, etc. Habría una explotación racional para el bienestar común, sin daño para la tierra, o para otros seres de todos los reinos de la creación o de la misma tierra.
Se acabarían los conceptos que son origen de separación y pugna entre humanos, tales como raza, país, lenguaje, clase social, etc., los cuales únicamente traen explotación, hambre y penalidades para todos los seres de la tierra, pues aun cuando los explotadores se sientan muy ufanos de su explotación y abuso, ellos también forman parte del mismo cuerpo y por tanto también reciben las consecuencias de su falta de fraternidad con otros seres.
· Concentración y Meditación.
La concentración y la meditación son 2 importantes aspectos del poder del pensamiento. La concentración es la única forma que existe para poder entrar en nuestra mente, es la base de la educación mental, ella nos lleva a la observación de la mente, sus tendencias, sus deficiencias y sus cualidades. La concentración es la única forma de conocer y dominar la propia mente para convertirla en una mente libre y capaz de ver las cosas tal y como son y no como uno cree. Adicionalmente, en la vida diaria, concentrarnos en nuestro trabajo es hacerlo más eficientemente.
Asimismo, una mente dirigida y disciplinada puede conocer el origen de los pensamientos que posee y con ello puede, libremente, admitirlos o rechazarlos. Con la práctica de la concentración se refuerzan el control y las capacidades de la mente, y se forma el hábito de la atención, sólo una mente entrenada a permanecer en un tema, a concentrarse en una tarea excluyendo todas las demás, puede tener éxito en la meditación.
La meditación es no pensar, es mantener un silencio absoluto, experimentar una realidad interna que es más profunda que todos los sentimientos y pensamientos. Es estar calmos, pacíficos, energizados, aliviados, fortalecidos, e iluminados. Durante la meditación se aquieta la personalidad— física, emocional, y mentalmente—para que nuestro foco pueda sea redirigido desde la personalidad transitoria a la individualidad duradera. La meditación es especialmente importante si es especialmente importante si vamos a emprender el trabajo interno necesario para hollar el Sendero; el proceso de transformarnos en todo aquello que podemos y deberíamos ser
· Servicio a los demás.
Existe una gran cantidad de cosas que podemos hacer como un servicio a los demás, sin embargo, yo considero que uno de los más valiosos pudiera ser el uso de nuestro pensamiento como un medio de ayuda efectivo y discreto, sin esperar recompensa ni reconocimiento.
Los efectos de nuestro pensamiento sobre los demás se producen a través del campo mental que los une a nosotros. Cuando pensamos, vibraciones radiantes crean una forma de pensamiento que flota a través del plano mental, generando vibraciones correspondientes en los cuerpos mentales de aquellos con los que impacta.
Por ejemplo, para consolar a una persona triste, debemos poner nuestra mente a tono con un pensamiento alegre y festivo y dirigir este pensamiento hacia la persona en cuestión; del mismo modo podemos ayudar a los enfermos, enviándole pensamientos de salud y viéndolo en nuestra imaginación como curados y fuertes. Estos pensamientos fluirán en sus mentes tan pronto como haya un punto de entrada, y los ayudará a desarrollar la alegría o sanación en su caso.
Los muertos también están dentro del alcance de nuestros pensamientos, por lo tanto, podemos ayudarlos de la misma forma, o sea, enviándoles los pensamientos más amorosos que podamos. Las oraciones por los muertos son ofrecidas en muchas religiones porque se sabe que son efectivas. Y enviarle a los muertos pensamientos calmos, consoladores, no de tristeza, los ayudará a hacer sus ajustes en el otro lado.
Capítulos
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Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.Red Iberoamericana de la Voluntad al Bien y la Buena Voluntad
2009-09-07