TEOSOFIA: Curso de Estudio Introductorio
por
John Algeo
Departamento de Educación
[Anotaciones por la Redacción de NGSM.org]
Aries 2009: Nuevo Ciclo de TENSION/EXPANSION
Curso introductorio a la Sabiduria Divina
Capítulo 3
EL PRIMER OBJETIVO de la Sociedad Teosófica tiene que ver con la fraternidad:Formar un núcleo de la fraternidad universal de la humanidad sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color.
La fraternidad es el foco principal de la Teosofía porque todos los seres humanos están relacionados. De hecho, en última instancia, todos somos parte de la misma vida que se expresa en diversas formas. Dado que estamos interrelacionados, todo lo que cada uno de nosotros hace afecta a los demás. Si la humanidad como un todo no aprende a vivir como una familia, no viviremos en absoluto. De este modo, la Sociedad Teosófica es un núcleo que fomenta la realidad práctica de la fraternidad para el avance de la evolución humana.
Varios puntos del primer objetivo de la Sociedad requieren una cuidadosa consideración, empezando por el término “fraternidad”. Esta palabra tiene una larga y honorable historia en la Sociedad Teosófica y está íntimamente involucrada con la identidad misma de la organización. En los primeros tiempos, algunos prominentes ingleses que habían ingresado a la Sociedad como miembros, querían dejar de lado la meta de la fraternidad pensando que era algo impráctico e inalcanzable, y reformar entonces la Sociedad como una organización que meramente estudiara las ideas esotéricas y condujera experimentos en los fenómenos inexplicados. De hecho, estos ingleses eran más bien prejuiciosos con respecto a las personas de otras razas y culturas, así que no les interesaba demasiado la idea de ser sus hermanos.
Los sabios instructores que eran la fuerza motora detrás de la fundación de la Sociedad rechazaron toda meta meramente intelectual, tal como la de ser una escuela para estudios esotéricos y de experimentación. Ellos declararon enfáticamente que el principal propósito de la Sociedad era uno práctico, el de la fraternidad. Si no tuviera esa meta, dijeron ellos, sería mejor que no existiera. Así, para la Sociedad Teosófica, la palabra “fraternidad” significa que todos los seres humanos son genéticamente, emocionalmente, intelectualmente, y espiritualmente miembros de una misma familia humana.
La palabra “fraternidad” ha sido también usada ampliamente en inglés. En 1388, el traductor bíblico John Wycliffe la usó como sinónimo de “amistad”. En 1784 el poeta William Cowper escribió acerca de “el lazo de fraternidad por medio del cual, el Hacedor Uno común a todos, me unió al género [humano]”. En 1821 el poeta Shelley oró: “Y haz de la tierra Una fraternidad.” Históricamente, la palabra “fraternidad” ha sido usada frecuentemente para referirse a la familia espiritual de la humanidad.
Varias otras cosas son necesarias señalar sobre el primer objetivo, ya que a veces son mal entendidas. El objetivo no es formar la fraternidad universal de la humanidad. Dicha fraternidad ya existe; es un hecho de la naturaleza. Más bien, el objetivo es formar un núcleo, un centro o corazón, de tal fraternidad. Todos los seres humanos son miembros de una misma familia, pero no todos saben que lo son, o que incluso tal familia existe. El propósito del núcleo es servir como un grupo de trabajo para comprender profundamente las implicancias de nuestra relación con nuestra familia universal.
Además se dice que la Sociedad es “un” núcleo; no el único, sino uno de muchos. Nosotros no somos de manera alguna las únicas personas que tienen esta meta, aunque la tratamos de alcanzar de un modo único, particular. Reconocemos, por ejemplo, que la fraternidad de la humanidad está implícita en la unidad de toda la vida y existencia.
LA FRATERNIDAD Y LA VIDA UNA
Cuando se comprende profundamente la verdad de la unidad de la vida y de la existencia una, no podemos evitar ver que la fraternidad es algo tan básico y natural como el brillo del sol y la provisión de alimentos por parte de la tierra. Todas las gradaciones de conciencia, todos los niveles de inteligencia, son expresiones de la vida una que se manifiesta en todo. Desde el microbio a la mega galaxia, desde el átomo al ángel, el universo es una expresión de la Realidad divina, cualesquiera que sean los nombres por los que esa Realidad sea llamada. Alto y bajo, grande y pequeño, “en él vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser.” Este concepto de la vida divina existiendo en todas partes es denominado la inmanencia de Dios.
En Teosofía, fraternidad significa mucho más que un ideal humanístico de bondad y consideración por otros, más allá de que esto es esencial si queremos vivir juntos en armonía. Al reconocer la unidad de la vida como la raíz de todas las cosas y las criaturas, la Teosofía hace énfasis en la fraternidad al nivel más profundo posible y pone de manifiesto el hecho de que la fraternidad es una parte integral de nuestra existencia como seres humanos.
Los efectos de violar el principio de la fraternidad, en lo que al individuo se refiere, pueden no ser inmediatamente visibles, pero son inevitables. El angustioso caos hoy extendido sobre la faz de la tierra es el resultado directo de nuestra violación de este principio, desde hace mucho tiempo atrás. El nacimiento de una conciencia en la humanidad acerca de la “identidad fundamental de cada alma con el Alma Universal” (como escribió Blavatsky en su libro La Doctrina Secreta) y la consecuente unidad de la familia humana, no van de la mano con nuestro desarrollo de modos ingeniosos para destruirnos el uno al otro. Así, continuamos buscando a través de medios violentos todo aquello que consideramos beneficioso para nosotros. Sin embargo, al ser todos partes de un mismo cuerpo, el dañar a un miembro es dañar a todo el cuerpo.
FRATERNIDAD Y EVOLUCIÓN
Es obvio que la evolución humana está lejos de ser completa, porque a través de la historia las manifestaciones de fraternidad han sido espasmódicas y fragmentarias. Cuando los seres humanos aparecimos por primera vez en la escena mundial, nuestro interés primario éramos nosotros mismos, y la autoconservación era nuestra arrolladora preocupación, exactamente como lo que pasa en el caso de los niños. Sin embargo los niños crecen, y en el proceso amplían sus intereses y preocupaciones para incluir a otros. El género humano, en su crecimiento, no se ha liberado aún completamente de la esclavitud de la autoabsorción y el autointerés.
Lentamente, nuestro interés se ha extendido para incluir el bienestar de nuestra familia y la crianza de los niños, permitiendo así la continuación de la especie. Luego, los lazos de lealtad se expandieron para incluir unidades mayores tales como el clan, la raza o la religión. Los grandes Instructores de la humanidad han buscado constantemente despertar la unificadora percepción de una vida común, de un ser más amplio, pero frecuentemente hemos interpretado este interés más amplio como significando solamente nuestros hermanos en la fe o los miembros de nuestra comunidad en particular. Hemos enfatizado una lealtad limitada, a expensas de una fraternidad más universal e inclusiva. El Buen Samaritano, que estaba dispuesto a sacrificarse para ayudar a gente que no era la suya, fue un concepto nuevo incluso en la no muy lejana época en que vivió Jesús, y dicha parábola fue utilizada por él para enfatizar el concepto.
A medida que los eones pasaron y millones de peregrinos transitaron el camino evolutivo, el concepto de fraternidad se expandió lentamente. En cierto momento, no mucho tiempo atrás, se consideraba aceptable comprar y vender seres humanos como esclavos y hacer con ellos cualquier cosa que su “propietario” quisiera. Entonces, surgió la preocupación por que los esclavos no sean maltratados. Más tarde aparecieron cuestionamientos sobre el derecho moral de que un ser humano sea propietario de otro. Y hoy la esclavitud, aunque no extinguida completamente de nuestro globo, es contra la ley en la mayoría de los países.
El reconocimiento de que nuestro planeta es de hecho uno solo se ha acelerado por el desarrollo de las comunicaciones electrónicas, el transporte rápido para largas distancias, el incremento de comercio internacional, y los intereses culturales comunes de las personas en todas partes. Ninguna nación es ya completamente independiente de las demás. Incluso países geográficamente remotos unos de otros están ahora distanciados a menos de un día de viaje, y pueden comunicarse casi instantáneamente. De este modo, lo que pasa en un país afecta a todos los demás.
Inclusive la erupción de hostilidad racial, religiosa y cultural puede ser vista como el preludio de un reconocimiento más universal de la unidad existencial de la humanidad. La violencia y el terrorismo en el que esa hostilidad frecuentemente se expresa es el extremo oscuro del espectro de las relaciones humanas; en el otro extremo, un número continuamente creciente de personas está percibiendo la luz de la fraternidad y la buena voluntad. Es en tiempos de las más grandes pruebas que la bondad y nobleza inherentes de la humanidad se muestran.
Actos inhumanos y de terrorismo están lejos de ser erradicados de este planeta, pero, si miramos el plan de evolución comprendiendo que cada uno de nosotros inevitablemente cosechamos lo que sembramos, aprendiendo así las lecciones de nuestra siembra, podemos vislumbrar un mejor futuro. En este futuro, nuestra interdependencia y responsabilidad mutua por el bienestar de todo será la trama del esfuerzo humano, reemplazando las ciegas hostilidades y brutalidades que aún no hemos superado. La convicción de que la cooperación y el respeto humano se harán realidad inevitablemente no nos exime de la necesidad de actuar para alcanzar ese objetivo tan pronto como sea posible, porque debemos alcanzarlo por nosotros mismos. Ninguna autoridad divina o humana puede imponernos respeto y cooperación. La realización de la fraternidad depende de nosotros.
LA FRATERNIDAD Y EL SENDERO
En el libro de guía espiritual escrito por H. P. Blavatsky, La Voz del Silencio, se le dice al peregrino que debe estar preparado para responder ciertas preguntas. Una es: “¿Has puesto a tono tu corazón y tu mente con la gran mente y corazón de la humanidad toda?” Compasión, una virtud enseñada por el Buda y el Cristo, es la última gran virtud que debe ser alcanzada completamente por todo aspirante. A cada sincero peregrino del sendero de las edades se le demanda estar “en completa armonía con todo lo que vive; tener amor por los hombres como si ellos fueran tus hermanos aspirantes, discípulos del mismo Instructor, e hijos de la misma dulce madre.”
Ninguno de nosotros sabe dónde estamos en este sendero con respecto a los demás. En el pasado, todos nosotros hemos estado allí donde las personas menos desarrolladas espiritualmente hoy luchan. En el futuro, estaremos donde los héroes espirituales caminan hoy. Entre estos dos extremos hay gradaciones innumerables, cada una siendo un peldaño hacia un logro mayor. Además, los logros espirituales no son siempre visibles. Por estas razones, no podemos juzgarnos unos a otros. Todos compartimos una misma fuente, una experiencia común, un destino común. Ésta es la realidad subyacente que los humanos aún no han comprendido en número suficiente como para traer paz a un mundo en problemas.
Poner a tono nuestros corazones y mentes con el gran corazón de toda la humanidad es un desafío. Pero nosotros tenemos aún otro desafío de fraternidad que afrontar: el reconocimiento de nuestra unidad con toda la vida, en cualquier forma que ésta se manifieste. Somos los hermanos y hermanas mayores de los demás reinos de la naturaleza, y por lo tanto somos responsables por la explotación de las fuentes naturales y del reino animal en particular. Para cualquiera que sepa que todos los seres son manifestaciones de la vida una, la innecesaria imposición de sufrimiento sobre los animales es inaceptable. La reverencia por toda la vida genera una ética de indañabilidad en aquellos que se empeñan en aplicar los principios teosóficos a sus vidas.
Nuevamente en La Voz del Silencio encontramos el siguiente pasaje: “La Compasión habla y dice: ‘¿Puede haber bienaventuranza cuando todo lo que vive debe sufrir? ¿Te salvarás tú, mientras escuchas el llanto del mundo todo?” Estas palabras son pronunciadas cuando el peregrino alcanza el final del viaje y puede optar por ser liberado de la rueda de nacimientos y muertes. Pero la voz pregunta si el peregrino está satisfecho de dejar a otros sufriendo. La última prueba que enfrentamos al final de nuestra evolución humana es el reconocer que no podemos alcanzar la libertad mientras otros están esclavizados. La práctica de la fraternidad, completa e incondicional, es la verdadera expresión de nuestra conciencia acerca de la unidad de la vida y de nuestras propias raíces en tal unidad.
El Instructor referido como “K.H.” le escribió a A. P. Sinnett, un corresponsal inglés (Mahatma Letters, no. 5): “El término ‘Fraternidad Universal’ no es una frase sin sentido. La humanidad en conjunto tiene un derecho supremo sobre nosotros. . . . Es la única base segura para una moralidad universal. Si esto es un sueño, al menos es un sueño noble para la humanidad: y ésta es la aspiración del verdadero adepto.”
REFERENCIAS PARA LECTURA O CONSULTA SUPLEMENTARIA
-Material disponible en inglés
Fox, The Boundless Circle.
Layton, Life, Your Great Adventure, cap. 12 “Brotherhood, Nature’s Edict.”
Nicholson and Rosen, Gaia’s Hidden Life.Curso de Teosofía - Rama Rakoczy (España)
Biblioteca Teosófica | Glosario Teosófico HPB | Glosario Esotérico AAB
PREGUNTAS PARA CONSIDERACIÓN
1. Explica qué significa la “inmanencia de Dios”.
2. ¿Por qué se dice que la fraternidad universal es un corolario inevitable de la inmanencia de Dios?
3. Explica el concepto de que un daño a un ser humano es un daño a toda la humanidad. Da ejemplos.
4. ¿La fraternidad de la humanidad implica que todos somos iguales? Explica y da ejemplos.
5. ¿Cuál es la actitud teosófica hacia los reinos inferiores de la naturaleza? ¿Cuáles son las bases para tal actitud?
6. ¿Qué diferencia haría la aceptación y práctica del principio de la fraternidad en: los negocios, la educación, los problemas políticos, las relaciones raciales, y los problemas laborales? Si lo deseas, agrega cualquier otro campo que te interese y aplícale el principio de la fraternidad universal. ¿Qué cambios traería la aplicación de dicho principio?
Capítulos
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Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.
Red Iberoamericana de la Voluntad al Bien y la Buena Voluntad
2009-08-02