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Conversaciones Esotéricas
CAPÍTULO II: LA MAGIA INDIVIDUAL
En nuestra conversación del pasado mes estudiamos el tema de
la MAGIA desde el ángulo de vista universal, aunque dejando
sentado el hecho de que siendo el hombre un destello de la
Divinidad y “hecho a Su imagen y semejanza”, tal como sin
distinción alguna aseguran todas las grandes filosofías y
religiones de la Humanidad, estaba también ampliamente
capacitado para ejercitar los poderes de la MAGIA en el
aspecto creativo más afín con su naturaleza y grado de
evolución, es decir, aquel que se refiere a la creación de las
situaciones kármicas y de los ambientes sociales, así como a
las grandes aportaciones científicas, filosóficas, religiosas,
artísticas, etc., que caracterizan la civilización humana y la
propia historia del mundo.
Habiendo llegado a la conclusión de que MAGIA es un término
eminentemente científico, tal como intentan demostrarlo los
investigadores esotéricos, ya que su significado implica
“incorporación de energías para la creación de formas”,
nuestra atención especial, en lo que al ser humano se refiere,
tendrá que centralizarse lo mismo que hicimos cuando
estudiábamos la Magia de la Creación Universal, en los dos
grandes sonidos A.U.M. y O.M.
En el presente estado de evolución de la humanidad, sólo un
reducido número de seres humanos están capacitados para
pronunciar el O.M. sagrado en la entonación correcta. La
inmensa mayoría están mayormente sumergidos todavía en Ia
vorágine de los tres mundos inferiores, mental, astral y
físico que son sus particulares niveles de expresión
psicológica y solo aciertan a pronunciar uno u otro de los
tres sonidos confluyentes del A.U.M. Como todos sabemos, tales
sonidos están esencialmente relacionados con los tres primero
Reinos de la Naturaleza, el Mineral, el Vegetal y el Animal,
de cuyos componentes químicos -si podemos expresarlo así-
extrae el hombre la materia que precisa para construir sus
vehículos de expresión psicológica o kármica, siendo ésta la
relación o analogía existente:
A. Reino animal - Mente Concreta
U. Reino Vegetal - Vehículo Emocional
M. Reino Mineral - Cuerpo Físico
La atracción particular que sienten los seres humanos hacia
algún determinado vehículo de expresión ha determinado la
clásica definición psicológica de la humanidad en tres bien
definidos tipos: el mental o intelectual, el emocional o
místico y el material o instintivo. Cada uno de tales tipos
hace resonar en su vida en forma muy preponderante alguno de
los tres sonidos que componen el mántram creador A.U.M., sea
el que corresponde a la nota A., a la U. o a la M. En casos
muy afortunados y bajo ciertas favorables circunstancias
algunos seres humanos pueden hacer resonar dentro de sí dos de
aquellos sonidos, o notas vibratorias y una muy selecta
minoría, seguramente aquélla que Cristo definió como “sal de
la Tierra”, han llegado a un cierto grado de integración
espiritual que les capacita para emitir en el devenir de su
existencia las tres notas claves del A.U.M. y se hallan
preparadas, por tanto, para dar el siguiente paso en el
proceso evolutivo de sus vidas, es decir, el que les permitirá
oír y más adelante pronunciar el sonido mágico O.M. que
corresponde a la vida eminentemente espiritual y,
esotéricamente hablando, es el “sonido de Liberación” cuya
entonación correcta les cualificará para entrar
conscientemente en aquella desconocida dimensión dentro de la
vida de la Naturaleza, místicamente definida como el Quinto
Reino o Reino de los Cielos.
De ahí que la Magia organizada, en lo que al ser humano se
refiere, expresa el sentido mismo de la evolución, la cual
obedece siempre a un permanente impulso de crecimiento que
surgiendo del centro de conciencia que llamamos “el yo”, se
extiende luego en ondas espirales cada vez más dilatadas
buscando su unión con otros centros de conciencia mayores y
más incluyentes. En lo personal y psicológico el sentido
evolutivo -por decirlo de alguna manera- se extiende desde la
conciencia física situada en el centro del bazo hasta la
conciencia mental del centro del entrecejo, pasando por el
centro del plexo solar en donde la inmensa mayoría de la
humanidad deposita una mayor cantidad de atención o de
conciencia. Según esta descripción y siguiendo el orden de
sonidos de la Naturaleza, el mántram creativo A.U.M. va
evolucionando a través de cada uno de tales centros de
conciencia hacia el mántram solar O.M. el cual, según se nos
dice esotéricamente es el Sonido de Resurrección y también “la
Palabra Perdida” a la que se hace referencia en algunos
escritos muy antiguos y constituyen también “la Palabra de
Pase” para penetrar en los Centros iniciáticos. La
localización de ese tipo de conciencia se halla en el centro
coronario, el “Loto de Mil Pétalos”, cuando está perfectamente
desarrollado.
La Magia suprema del ser humano, el destino de su vida y su
sendero de proyección cósmica se extiende conscientemente a
través de aquel sutilísimo “hilo de luz” destilado de la mente
del discípulo en proceso de integración espiritual llamado
esotéricamente “Antakarana”, y va del Centro Ajna al Centro
Coronario, es decir, desde el intelecto a la intuición. En el
centro intelectual, o mente concreta, se inicia el gran
recorrido y la gran transmutación creadora que ha de convertir
el A.U.M. en el O.M. De ahí la importancia que se le asigna
ocultamente al centro del entrecejo en orden al desarrollo de
la Magia organizada que opera a través de cada uno de los
centros de conciencia, haciendo resonar su particular nota
invocativa e irradiando el magnetismo especial que a cada uno
de tales centros corresponde para “dinamizar” el espacio con
el tipo definido de éter que ha de substanciar, concretar u
objetivizar las requeridas formas etéricas, psíquicas o
mentales cuya elaboración o construcción constituyen el
secreto mismo de la Magia.
Una persona de tipo primitivo, dicho esto sin sentido
peyorativo alguno, posee mayormente una conciencia enfocada en
lo físico y su naturaleza psicológica responde solamente a la
nota M., el tercero, de los grandes sonidos creadores de la
Naturaleza. Las personas de tipo corriente o, tal como
corrientemente se las define, “del promedio de la Humanidad”
responden a dos de dichos sonidos, a la M. y a la U., siendo
mayormente emocionales y psíquicas en sus naturalezas
psicológicas. Cuando una persona ha evolucionado lo
suficientemente en el aspecto mental y por efecto de ello es
capaz de controlar sus reacciones emocionales y sus instintos
primarios en el orden físico, educe una personalidad triple en
el orden psicológico y hace resonar en cada una de las fases
de su vida el sonido creador A.U.M., el cual, según se nos
dice, corresponde a la Voluntad del Creador de REALIZAR Su
Obra en el Universo.
Sin embargo, sólo cuando el intelecto o la mente individual
concreta ha profundizado mucho en el orden oculto y es capaz
de controlar conscientemente sus reacciones psicológicas más
íntimas, lo cual es un signo evidente de que ha construido un
gran tramo del luminoso “puente de luz” del Antakarana que va
de la mente inferior a la superior, puede penetrar en algunos
de aquellos secretos o misterios que ocultamente definimos
como ‘‘Magia organizada’’.
Insisto, al llegar a este punto, que la Magia, actividad que
rige la evolución de las formas, tiene carácter universal y
que cualquier centro de conciencia por diminuto que sea
produce Magia, pues pese a su insignificancia posee a igual
que el Creador, intención, idea y forma, es decir, un
propósito evolutivo, un destino claramente diferenciado en
orden a la especie a la cual pertenece y una forma definida
mediante la cual aquel destino deberá ser cumplimentado en la
evolución general de la Naturaleza. Es la Magia que responde a
la Voluntad del Creador de “Creced y Multiplicaos”. Pero, al
referirnos concretamente a la Magia organizada que corresponde
a la humanidad deberemos tener en cuenta el centro mental
desde el cual opera conscientemente el ser humano al llegar a
ciertas fases muy avanzadas en el sendero de la evolución y
puede producir a voluntad “ciertos prodigios externos” o
determinar “algunos efectos ambientales”, cuyas
características son análogas a las que se producen en el orden
organizado de la Naturaleza, tal como lo tiene dispuesto el
Creador.
El Mago, sea blanco o negro, puede crear “prodigios” o
maravillas en el contexto ambiental, pero la naturaleza de
tales fenómenos tendrá que fundamentarse lógicamente en el
poder de concentración mental sobre una idea determinada,
obedeciendo al impulso de una intención definida e impregnando
aquella idea del suficiente dinamismo como para suscitar
dentro de las profundidades del éter, la necesaria reacción
que debe producir por substanciación unas determinadas formas
ambientales, físicas o psíquicas. No entra en nuestra
conversación de hoy la intención de extendemos en detalles
sobre la clase de prodigios o fenómenos tangibles que puede
producir un verdadero Mago, siguiendo las líneas de un proceso
inteligentemente calculado y dinamizado por las energías de
una potentísima intención de base. Pero si será necesario
afirmar que el Mago negro utiliza el sonido A.U.M. operando
desde el centro del mismo, no pudiendo alcanzar pese al
elevado grado de integración de su personalidad y control de
sí mismo las notas vibratorias del O.M., estando incapacitado
debido a sus pérfidas finalidades para poder penetrar en los
misterios infinitos de la vida espiritual. El Mago blanco, por
el contrario, controla el triple sonido A.U.M. desde el centro
mismo del mántram solar O.M., por cuyo motivo posee no
solamente una integración de carácter personal o psicológica,
sino también una perfecta integración en el orden espiritual,
siendo más potentes y más sutiles los prodigios y maravillas
que puede producir en orden a la Magia organizada tal como
opera en nuestro mundo. Dense cuenta al llegar a este punto,
que desde el ángulo esotérico la Magia organizada es
considerada de manera muy distinta en orden al proceso
evolutivo de la Humanidad, estableciendo unas fronteras muy
bien definidas entre la Magia blanca, que produce el Bien y la
Magia negra que determina el Mal, siendo estos dos conceptos
un misterio iniciático que un día le será revelado al
verdadero discípulo en el sendero espiritual. Sin embargo, la
comprensión intelectual de estos extremos será más clara si
establecemos la siguiente analogía:
Fuerzas lunares:
A. Mente concreta.
U. Poder psíquico.
M. Vida instintiva.
Fuerzas solares
O. Mente abstracta.
M. Amor incluyente. Voluntad de Bien.
FUERZAS SOLARES Y FUERZAS LUNARES
¿A qué nos referimos exactamente cuando establecemos esta
distinción entre las dos cualidades infinitas de la Magia? ¿O
es que no están ambas debidamente compensadas, habida cuenta
de que tanto el sol como la luna tienen su adecuado lugar en
el orden creador dentro del cual se mueve nuestro Universo?
Bien, durante el curso de esta conversación no vamos a
discutir el orden universal ni la Voluntad del Creador con
respecto al doble sentido de la Magia, pero sí nos interesa
profundamente visando las leyes de la evolución, tratar de
comprender los móviles ocultos de nuestra alma la cual nos
indica certeramente el camino del Bien como el más apropiado
para resolver las incógnitas de la vida y el más correcto para
alcanzar los beneficios de una paz interna la cual, al
parecer, es la meta ideal para la humanidad. Siendo así, lo
más importante para nosotros será sin duda profundizar
constantemente en tales móviles espirituales y emprender el
camino interno como el más adecuado para poder convertirnos en
unos perfectos Magos blancos. Espero que sea éste el propósito
que a todos nos guíe e ilumine durante el curso de estas
conversaciones esotéricas. Creo que nos ayudará en tal intento
dar una pequeña explicación acerca de lo que hay que entender,
esotéricamente hablando, por fuerzas lunares y fuerzas
solares. Las primeras son de orden substancial en el orden
evolutivo de la Naturaleza y “sus elementos dévicos” actúan en
el éter de acuerdo a un incesante proceso de materialización
densa de las intenciones y de las ideas que puedan surgir
consciente o inconscientemente de las mentes de los seres
humanos. Cuando tales elementos dévicos son manejados por
algún Mago negro, su poder es enorme y pueden determinar
resultados nefastos en el orden ambiental. Afortunadamente hay
en el mundo muchas personas de buena voluntad y de sincero
interés en favor del Bien que con su actitud correcta y
convenientemente ajustada “contrarrestan” la actividad de las
fuerzas lunares y las mantienen a raya, tal como vulgarmente
se dice, en los ambientes sociales de la Tierra. El sentido
del Bien y del Mal y su espiritual reconocimiento de parte de
los seres humanos henchidos de buenas intenciones se halla,
pues, entre la distinción establecida entre las fuerzas
lunares correspondientes a las formas densas o vehículos
inferiores utilizados por el hombre y las fuerzas solares,
cuya identidad es absolutamente espiritual y constituyen los
elementos que surgen y se manifiestan a partir de aquel centro
de conciencia causal que llamamos el “YO superior”. Como verán
ustedes, estoy tratando el tema desde el ángulo de vista más
puramente ortodoxo en el orden esotérico, aunque dejando
entrever sin embargo nuevos aspectos sobre cuestiones
conocidas, tales como los que se relacionan con la Magia y con
el problema psicológico acerca del Bien y del Mal.
Las fuerzas lunares son responsables de la construcción de
todas aquellas formas objetivas que por su densidad sirven de
vehículos a los estados de conciencia inferiores de la
humanidad. Las fuerzas solares, como es natural y de acuerdo
con el sentido de la luz, construyen las formas subjetivas que
serán utilizados por los estados superiores de la conciencia
como vehículos de expresión espiritual. Se comprenderá, por
tanto, que cuando hablamos de dichas fuerzas, lunares o
solares, hacemos una referencia concreta a aquello que en
lenguaje teosófico definiríamos como “yo inferior” y “YO
superior”, quedando confinado entonces el sentido de la Magia
en los aspectos inferiores o superiores de la mente, la cual
es el receptáculo de todas las energías cósmicas con
capacidades de integración en el mundo mental, que más
adelante servirán de vehículos a los estados de conciencia de
los seres humanos en una expresión correcta o incorrecta,
dependiendo naturalmente tal eventualidad del grado de
evolución que hayan alcanzado. Desde tal punto de vista el
sentido de la Magia se aclara pues queda reducido, en lo que a
la humanidad se refiere, a las actividades psicológicas de la
conciencia, con una derivación correcta en el aspecto
evolutivo hacia la mente superior y otra menos sutil y sujeta
por tanto a muchos errores de interpretación y de juicio que
se inclina hacia la mente inferior. Hay que tener en cuenta,
sin embargo, que tales aspectos de la mente, tanto en lo
elevado y sublime como en lo denso y material, están llenos de
niveles o estratos dotados cada uno de su correspondiente
cualidad vibratoria, por cuyo motivo se comprenderá que
existen “infinidad de jerarquías” dentro de las fuerzas
dévicas, lunares o solares, las cuales llenan el espacio de
todo tipo de formas Psíquicas siendo éstas, en su conjunto,
las que caracterizan los ambientes sociales de la humanidad.
LA MAGIA INDIVIDUAL CREADORA DE LA CIVILIZACIÓN,LA CULTURA
Y LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
La comprensión de todo cuanto acabamos de decir nos llevará
sin duda a la conclusión de que todo cuanto sucede en el orden
social cualificando un ambiente, caracterizando una cultura o
determinando cualquier tipo de civilización es técnicamente
Magia, es decir, la capacidad de utilizar consciente o
inconscientemente, correcta o incorrectamente, las fuerzas
etéricas que pueblan el espacio, esotéricamente llamadas
“dévicas”, las cuales son los agentes invisibles de la
Divinidad para crear todas las formas imaginables en el orden
evolutivo de la Naturaleza, creando los vehículos expresivos
para cada una de las especies vivientes en no importa qué
Plano, Reino o Raza dentro de nuestro Sistema Solar.
Así, el término Magia tiene para el esoterista un valor
eminentemente científico y total ya que aprecia en la Vida de
la Divinidad una extraordinaria capacidad de Síntesis, la cual
descompuesta en el orden trino de Intención, Idea y Forma
constituye la base de la Creación universal. El ser humano se
limita a “reproducir” en su pequeña vida tales actividades. El
desarrollo de sus vehículos superiores de conciencia, el
mental, el búdico y el átmico, que como ustedes saben,
constituyen la Tríada espiritual o Vehículo de la Mónada, le
capacita para utilizar los altos secretos de la Magia mediante
la alta Alquimia de transmutación a la cual sujeta sus
vehículos o cuerpos inferiores y tal transmutación origina una
modificación sensible en el orden social, hasta el punto de
crear las estructuras de una nueva ciencia, una nueva cultura
o una más esplendente civilización. Tal es el punto que más
atentamente deberemos analizar desde el ángulo de vista
esotérico de la Magia organizada en nuestro mundo, ya que la
comprensión del principio creador actuante y el inteligente
examen de las dificultades que deben ser vencidas para borrar
de la conciencia de la humanidad las huellas de un pasado
tradicional, gastado o marchito que cristalizan la obra
cíclica de las edades, podrá determinar con el tiempo y el
recto ejercicio de la razón una potente CATARSIS colectiva que
afectará a todos los niveles de conciencia de la humanidad y
producirá un nuevo orden social y las bases culturales que el
nuevo tipo de civilización exija.
Bien, creo que esto lo sabemos todos siquiera en forma
intelectual, pero lo que mayormente interesa ahora es aceptar
el reto de los hechos que sin cesar se están produciendo y
originan las situaciones ambientales y actualizar mentalmente
una nueva capacidad creadora capaz de “remover positivamente
los éteres” y atraer a las áreas etéricas de la Tierra la
mayor cantidad posible de “devas solares” ya que son éstos, en
definitiva, los que posibilitarán las actividades superiores
de la conciencia y obligarán, por efecto de ello a retroceder
a las fuerzas lunares o inferiores que se agitan en los más
bajos y densos estratos psíquicos de nuestro mundo. Es a esta
superior condición mental y psíquica y a la actividad de
transmutación que la misma imprime a los éteres condensadores
de la substancia material de los planos inferiores de la
Naturaleza, a la que debe aspirar constantemente el
investigador esotérico, siendo la meta de la misma la
coordinación inteligente de todos los estados de conciencia de
la humanidad visando el bien del conjunto y la estructuración
del orden social justo y armoniosamente retributivo que los
nuevos tiempos exigen. ¿Podremos llegar a admitir que el
estudio esotérico es una investigación serena y profunda de
las leyes mágicas que rigen el Universo y que los seres
humanos deberán llegar a manejar un día sabia y
conscientemente dichas leyes para colaborar en la Obra de
perfección universal? En todo caso las ideas expuestas durante
el curso de esta conversación de hoy constituyen, o deberían
constituir al menos, un formidable reto a nuestra condición de
investigadores esotéricos y a nuestra capacidad humana de Ser
y de Realizar, las dos grandes opciones universales a las que
podemos acceder en virtud de las leyes eternas de semejanza
que unifican permanentemente nuestras vidas con la Vida
infinita de Dios, el Creador.
Pregunta: ¿ Tienen alguna relación las fuerzas solares y
lunares que usted ha citado con los Ángeles a los que se
refieren las religiones tradicionales?
Respuesta: Sí, existe una relación completa y absoluta.
En nuestra conversación de hoy acerca de la Magia individual,
hemos intentado darles a estas fuerzas vivas de la Naturaleza
un carácter rigurosamente científico, más que tradicional o
místico. Desde el ángulo esotérico los Ángeles son
considerados en la totalidad de sus incontables jerarquías
como “los agentes creadores de la Naturaleza”, los verdaderos
artífices de la Magia organizada del Universo, es decir, los
componentes misteriosos del aspecto Espíritu Santo de la
Divinidad, el de la Actividad Creadora e Inteligente. Es
solamente cuestión de asignarles a tales fuerzas el carácter
científico de “ENERGÍA” si queremos llegar a comprender las
bases estructurales donde se apoyan los Planos del Universo y
la totalidad de las formas, objetivas y subjetivas que en
aquellos viven, se mueven y tienen su razón de ser.
Pregunta: Mi dificultad reside en comprender cómo un
ángel o un deva, de la naturaleza que sea, puede crear un
ambiente social. ¿Podría usted ser más explícito al respecto?
Respuesta: Trataré de serlo. Pero, ante todo deberemos
intentar comprender qué es lo que se oculta tras el velo de
las ideas que bajo la descripción de “formas objetivas” y
“formas subjetivas” han constituido una parte muy importante
de nuestra conversación. El secreto de la Magia se halla en el
centro cualificador de tales formas y es allí también, en
aquel centro, en donde podemos situar de acuerdo con nuestras
investigaciones esotéricas a las fuerzas invisibles
constructoras de las formas estructurales de la Naturaleza.
Deberá imaginarse un punto de paso o un camino en el éter que
aclare el sentido de la construcción geométrica de las formas
y desde el cual pueda verse que todo cuanto existe, así en lo
objetivo como en -lo subjetivo, no es ni más ni menos que un
proceso de “substanciación de las energías que cualifican el
éter”, con lo cual nos introducimos ya de hecho en el misterio
de la actividad de los devas, o las fuerzas creadoras de la
Naturaleza. Si todo es éter en el Universo, expresado bajo
todas las posibles densidades, deberemos aceptar
-hipotéticamente al menos- que hay unos factores o unos
elementos invisibles que participan de las cualidades del éter
y hacen posible este proceso de substanciación que da vida y
consistencia a todas las formas existentes, así objetivas como
subjetivas. La base de la Magia creadora reside precisamente
en este proceso de substanciación o de materialización de las
energías subjetivas, tales como las de la voluntad o de la
idea y las hacen objetivas en determinado nivel, mental,
emocional o físico, es decir, dotándolas de un cuerpo, de una
forma o de un vehículo más o menos denso de manifestación.
Pregunta: ¿Podemos decir entonces, de acuerdo a cuanto
dijo usted durante el curso de su conversación, de que por el
sólo hecho de ser concretas u objetivas tales formas deberían
ser consideradas negativas o procedentes de la actividad de
las fuerzas lunares?
Respuesta: Hay que matizar mucho esta idea por cuanto,
y siempre de acuerdo con el sentido de la Magia, lo que define
la actividad de las fuerzas solares o lunares no es
básicamente “la densidad del éter” utilizado en la
construcción de determinada forma, sino la intención subjetiva
que se halla en su base. No podemos decir que sean los Magos
negros los que hallan implicados en la creación del Reino
mineral, en virtud de la extrema densidad de éste. Hablamos
técnicamente de la Magia en el orden estrictamente humano, es
decir, en el de sus relaciones sociales o actividades
psicológicas en los niveles mentales o psíquicos. Hay una Ley
en el Universo que fue captada por los grandes Iniciados del
pasado, que la tradición esotérica ha resumido así: “La
Energía sigue al Pensamiento”. Este axioma oculto intenta
explicar que las fuerzas lunares o las solares son unas
energías que se expresan de acuerdo con la intensidad y
cualidad de los pensamientos de los hombres. Buenas ideas
deberán atraer así lógicamente “fuerzas solares”; malas ideas
invocarán, por el contrario, a estas fuerzas que
esotéricamente definimos como “lunares”. Pero, aun dentro de
este sentido genérico ordenador del trabajo dévico por darles
formas objetivas o ambientales a tales ideas, deberemos
establecer una gran diferenciación en orden a sus densidades,
incluso entre las buenas ideas, las cuales pueden ser
excelentes, correctas y hasta sublimes, o entre las propias
que hemos considerado como malas, cuyo grado de densidad
dependerá de si las intenciones son pérfidas, egoístas o
llegar a extremos de crueldad, siempre de acuerdo con sus
repercusiones en el orden social.
Pregunta: Asistí a su conferencia del pasado mes y he
comprendido mejor a través de su conversación de hoy lo que
hay que entender técnicamente por Magia. Pero, ¿aceptarán los
hombres de ciencia esta idea como base de sus futuras
investigaciones?
Respuesta: Tal como dije al término de mi disertación,
el tecnicismo de la Magia organizada es el supremo impulso de
la evolución social. No sé como responderán los científicos al
desafío de esta idea. Lo que sí sé perfectamente es que en la
soledad de sus laboratorios y durante el curso de todas sus
investigaciones están produciendo incesantemente Magia, por
cuanto Magia es una expresión objetiva de las verdades ocultas
de la Naturaleza. Los hombres de ciencia, por la índole de sus
investigaciones, se ven obligados a comprobar, objetivizar y
concretar constantemente las verdades ocultas que se hallan
presentes en el éter y tratan de revelarse. El problema no es
del científico ya que éste, sin darse cuenta y por la cualidad
de sus investigaciones y campo de estudio, está invocando
constantemente “fuerzas dévicas”, sino más bien del místico o
del hombre profundamente religioso que sólo es capaz de
imaginar “ángeles o devas” en el interior de las iglesias o de
los lugares de culto espiritual. El día que el ser humano
comprenda que las fuerzas misteriosas del éter o los
constructores invisibles del Cosmos se hallan por doquier y no
confinados únicamente en los estrechos límites de una religión
determinada, el mundo habrá dado un gigantesco paso y
determinará que la Ciencia y la Religión plenamente
complementadas y armonizadas establezcan conjuntamente las
bases de un nuevo y más correcto orden social.
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