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Conversaciones Esotéricas
CAPÍTULO I: LA MAGIA DE LA CREACIÓN
El Universo en su totalidad es una indescriptible obra mágica
que responde a la Voluntad del Creador de SER y de REALIZAR.
Todo cuanto existe en la Naturaleza, sea cual sea el nivel en
donde se manifieste, es una IDEA revestida de ciertas
cualidades y expresándose por medio de una FORMA. El hombre es
también una maravillosa obra mágica que reproduce íntegramente
en su vida idéntico movimiento creador que el de la propia
Divinidad. El también quiere SER y él también quiere REALIZAR
su obra creadora en el tiempo de su permanencia dentro de los
estrechos límites de su forma física condicionante. Dios se
expresa por medio de la totalidad del Universo; el hombre
utiliza su universo corporal para expresar las cualidades
íntimas de su ser, y cada una de sus reacciones psicológicas a
la vida es técnicamente MAGIA, la capacidad de crear dentro de
sí y a su inmediato alrededor las condiciones que regulan el
extenso campo de su existencia social.
Podríamos analizar esotéricamente el sentido de la Magia desde
cuatro ángulos distintos:
a) La Magia Universal
b) La Magia Individual
c) La Magia y los Misterios Iniciáticos
d) La Magia del Quinto Reino
Cada uno de ellos constituirá el motivo o tema principal de
nuestras primeras Conversaciones Esotéricas.
LA MAGIA UNIVERSAL
Introducirse en el vastísimo tema de la MAGIA exige de parte
del investigador esotérico una extraordinaria capacidad de
síntesis que le permitirá -si utiliza correctamente la clave
hermética de la analogía- introducirse en los altos Misterios
de la Vida del inefable SER que llena con Su formidable
energía el extenso campo de expresión del Universo. Como es
sabido, la investigación esotérica estudia los fenómenos de la
Vida en cualquier plano o nivel de la Naturaleza, desde sus
causas iniciales o fuentes más elevadas de producción, es
decir, a partir de la Voluntad del Creador; de ahí que todos
los fenómenos biológicos, geológicos, psíquicos, etcétera,
concurrentes en la vida expresiva del planeta son estudiados a
partir de sus aspectos universales hasta hacerlos converger en
la vida particular o individual, cerrando así el ciclo
misterioso de la Creación en lo que al ser humano se refiere.
Ahora bien... ¿Qué hay que entender básicamente por CREACIÓN?
De acuerdo con la temática de nuestra conversación de hoy
podríamos decir que es la MAGIA organizada y operativa del
Logos en Su indescriptible Intención de SER y de REALIZAR.
Podríamos decir también, aclarando el sentido de la idea, que
ese intento creador que va del SER al REALIZAR, de la Voluntad
a la Acción, es esencialmente MAGIA, es decir, la
extraordinaria capacidad del Creador de llenar de ideas el
vastísimo campo dinámico de Su Voluntad hasta convertirlas en
Formas objetivas que respondan íntegramente a los Propósitos
de Su Alma. Bien, esta definición quizás debería ser aclarada
en el sentido de que no puede existir una idea sin partir de
una Intención de base o Propósito creador que la dinamice,
promueva y actualice ni tampoco una idea que quede flotando en
los inconmensurables vacíos del Espacio, sino que su
irresistible tendencia es “magnetizar” su campo de proyección
en el nivel mental que le corresponda y apropiarse de la
correspondiente substancia etérica de distintas densidades
hasta obligarla a condensarse o hacerla cristalizar en una
Forma determinada, la cual deberá responder naturalmente a las
cualidades de la idea y a la Intención del Propósito inicial.
Esto sucede así no solo en el ambiente universal en donde se
mueve la Voluntad del Creador, sino también en el nivel de
vida psicológico o individual en donde los seres humanos
utilizan sus pequeñas voluntades para crear, ideas,
revestirlas de cualidades y convertirlas en las formas que
apreciamos por doquier, lo mismo en sus creaciones técnicas y
artísticas que en la elaboración de sus ambientes familiares y
sociales.
Puede decirse también, de acuerdo con la analogía, que todo
cuanto existe viene determinado por un proceso infinito de
Magia organizada y que cualquier tipo de forma en no importa
qué nivel o reino de la Naturaleza es el resultado de un
tecnicismo creador más allá de nuestras capacidades de
comprensión, cuya función es “incorporar substancia material’
al Intento espiritual de la Divinidad de SER y de REALIZAR a
través de la infinita multiplicidad de ideas que surgen como
efecto de aquella Gran Motivación Universal.
Los Siete Grandes Sonidos Creadores
Recurriendo esotéricamente a los significativos textos de los
antiquísimos libros sagrados de las grandes religiones de la
humanidad, cunas de la verdadera sabiduría, hallamos estas
curiosas y al propio tiempo trascendentales afirmaciones con
respecto a la Creación del Universo, que es una expresión
total de la Magia suprema del Creador. En unos himnos védicos
de la más lejana antigüedad se halla escrito: “... El Supremo
RISHI habló y llenó de mundos el Universo...” Otros viejísimos
poemas orientales expresan la idea mágica de la Creación de la
siguiente manera: “El Triple Canto del Gran Señor, el A.U.M.,
y la Cuádruple respuesta del Espacio produjeron todas las
Formas del Universo”. En ambas afirmaciones, como ustedes
podrán observar, se menciona aquello que en el más puro
tecnicismo podríamos definir como “el Poder de la Palabra” o
“la Gracia Infinita del Verbo”. Siguiendo con la analogía
podríamos decir que el triple Canto, A.U.M., tiene su adecuada
réplica en el Mandato bíblico “HÁGASE LA LUZ” con respecto a
la Creación del Universo. Partiendo de esta conocida frase
bíblica podríamos imaginar que “la Cuádruple Respuesta del
Espacio” a la cual hacen referencia los poemas orientales
podrían tener su relación con la fórmula sacramental del
Evangelio “HÁGASE SEÑOR TU VOLUNTAD”, que entonces adoptaría
un sentido creador o mágico y no solamente místico, tal como
hasta aquí fue considerada con referencia a la vida de Cristo.
El conjunto de las SIETE PALABRAS entrañando la Voluntad de
Dios, “HÁGASE LA LUZ”, y de Cumplimiento Universal de parte de
la Naturaleza, “HÁGASE SEÑOR TU VOLUNTAD”, encubren el
Misterio de la Creación de nuestro Universo septenario y
podríamos decir -siempre de acuerdo con la analogía
hermética, que cada una de estas Siete Palabras constituye un
formidable MÁNTRAM, o SONIDO CREADOR, destinado a llenar de
determinadas Formas el entero campo del Universo. Surgen así,
en una vastísima e impresionante panorámica abierta al
investigador esotérico:
- Los Siete Días de la Creación
- Los Siete Planos del Universo
- Las Siete Corrientes de Vida, llamadas técnicamente RAYOS
- Los Siete Espíritus Planetarios ante el Trono de Dios
- Los Siete Planetas Sagrados
- Los Siete Esquemas de la Evolución Solar
- Las Siete Cadenas Terrestres de las Evoluciones planetarias.
- Las Siete Rondas planetarias o Ciclos de Encarnación de los
Logos de cada uno de los Planetas del Sistema Solar
- Los Siete Reinos de la Naturaleza, de los cuales sólo
conocemos cinco
- Las Siete Razas Humanas, con sus correspondientes Subrazas
- Los Siete Tipos Psicológicos Humanos
- Los Siete Centros etéricos de energía, llamados técnicamente
“Chacras”
- Las Siete Glándulas Endocrinas, de las que se ocupa muy
seriamente la Medicina Moderna.
- Las Siete Notas Fundamentales de la Música, expresiones
físicas de los Grandes Sonidos Cósmicos
- Los Siete Colores del Arco Iris o del Espectro solar...,
etc., etc.
Tales relaciones se nos harían realmente interminables, pero
algunas de las significativas ideas que hemos mencionado,
constituirán la base de futuras conversaciones.
Ahora bien, utilizando de nuevo el sentido de la analogía
vemos que el sentido de la Magia tiene que ver con la
“pronunciación de determinados sonidos o MANTRAMS”, destinados
a promover ciertas reacciones en el Espacio, siendo tales
reacciones de carácter dévico o angélico y basadas en la
conocida sentencia esotérica “...El Espacio es una Entidad”,
la cual puede explicar el sentido íntimo de las aparentemente
enigmáticas palabras, anteriormente mencionadas, de “...la
cuádruple respuesta del Espacio”, debiendo entender que esta
cuádruple respuesta tendrá que ver lógicamente con el origen
cuaternario de la constitución física del Universo y con los
cuatro elementos que la integran: la tierra, el agua, el fuego
y el aire, los cuales son emanaciones del éter del Espacio que
los cualifica y sintetiza y seguramente también con el
cuaternario humano: la mente concreta, el cuerpo astral, el
vehículo etérico y el cuerpo físico denso, ya que desde el
ángulo esotérico este cuádruple mecanismo pertenece al aspecto
material de la Naturaleza, siendo por tanto “unas respuestas
del Espacio a la voluntad humana de Ser y de Realizar”.
Así, el aspecto mágico de la Creación es el resultado de una
orden concreta del Creador a las inmensidades del Espacio, una
orden llena de significativas ideas las cuales, “objetivizadas
por los Moradores del Espacio”, o de “los Hijos del Espacio”,
tal como denominan ciertos antiguos textos esotéricos a las
fuerzas dévicas de la Naturaleza, se convierten en formas
materiales de todos los tipos de densidad posibles y
destinadas a ser tabernáculos o contenedoras de las infinitas
cualidades de la Divinidad en incesante proceso de expansión
cíclica.
Este aspecto mágico de la Naturaleza no ha sido quizás todavía
interpretado en términos de “Creación de Formas” sino que fue
explicado siempre de acuerdo con las tradiciones y
supersticiones del pasado que les asignaron a los “espíritus
de la Naturaleza” -técnicamente descritos en nuestros estudios
esotéricos como “Ángeles o Devas”- un carácter misterioso y
oculto, solamente al alcance de los sabios alquimistas o al de
aquellos raros conocedores de las leyes que rigen la
Naturaleza a quienes con mayor o con menor acierto les fue
adjudicado el nombre de MAGOS, es decir, de “intérpretes de la
Ley y Hacedores de su Justicia”, tal como rezan antiquísimos
poemas místicos. Pero, esta afirmación de “Hacedores de su
Justicia”, es sólo un aspecto unilateral dentro del concepto
de la MAGIA, habida cuenta de que existen dos interpretaciones
totalmente distintas de la misma: la TEURGIA, o Magia Blanca,
y la GOECIA, su expresión incorrecta o Magia Negra. La MAGIA,
como sistema de Creación tiene un solo sentido: la
substanciación de las ideas y su conversión en formas, pero en
su aspecto intencional tiene una doble motivación, la
expresión correcta y adecuada de acuerdo con las sagradas
leyes de la fraternidad, que expresan el verdadero sentido de
la evolución, y la inadecuada o incorrecta que depende de la
desvirtualización del principio de fraternidad y obedece a
aquellos extraños y desconocidos móviles -subyacentes en la
vida íntima de la Naturaleza- que degeneran en el principio de
egoísmo que crea todo posible centro de conflictividad en el
Universo, en el planeta y en el hombre… Ocultamente se nos
habla de la existencia de un “Mal Cósmico”, sabiamente
organizado, que al parecer produce las semillas de todas las
posibles perturbaciones en el orden universal y planetario y
determina lo que podríamos calificar de “un mal karma en la
vida de la Naturaleza” o en la del ambiente social humano. No
nos detendremos, sin embargo, en el examen de las causas que
producen el Mal cósmico, con la teoría mística de ‘‘los
Ángeles caídos’’ o de las actividades mágicas incorrectas,
sino que nos interesa fundamentalmente captar los principios
científicos -si podemos decirlo así- de la MAGIA BLANCA y
considerar a nuestro LOGOS SOLAR como el Mago Supremo del
Universo, perfecto en todas y cada una de Sus expresiones, así
como a SANAT KUMARA, nuestro Logos Planetario, como el Mago
Supremo de nuestro planeta, henchido solamente de las altas
cualidades de Bien ya que, desde el ángulo de vista humano y
aún de los grandes Adeptos, sólo cualidades, virtudes y
perfecciones son perceptibles en las esplendentes Vidas de los
Logos Creadores.
El Cáliz Supremo de la Creación
La Intención, la Idea y la Forma constituyen el Triángulo
Mágico de la Creación o el proceso de la Magia Organizada, no
sólo en este Universo en donde vivimos, nos movemos y tenemos
el ser, sino en cualquier tipo de forma creada ya que, según
el gran Iniciado Hermes Trismegistus -esotéricamente
denominado el Padre de la Sabiduría- “... Igual es arriba que
abajo, igual es abajo que arriba”. Siendo así, toda
manifestación de vida en la Naturaleza es el resultado de una
obra mágica en la cual siempre estarán presentes la intención,
o voluntad, la idea cualificadora de aquella intención y la
forma resultante de la idea, convenientemente interpretada por
los Moradores del Espacio. Estas fuerzas invisibles,
llámeselas dévicas o angélicas, constituyen todavía un
conocimiento muy esotérico u oculto el cual no ha sido
impartido todavía con la suficiente amplitud y claridad,
debido sin duda a la extrema materialidad que impera en
grandes sectores humanos, pero, a mi entender, el momento ha
llegado de prestarle a esta idea o a este conocimiento dévico
o angélico una muy profunda y atenta consideración, ya que sin
este previo conocimiento el estudio de la Magia y los
procedimientos científicos que la cualifican resultan
prácticamente imposibles, o quedarían al menos muy deficiente
e imperfectamente explicados. Dejaremos tal estudio para mas
adelante, pero al tratar del proceso mágico de la Creación
deberemos aceptar, siquiera como una necesaria hipótesis
mental, la existencia de unas fuerzas invisibles que viven en
el éter y que en forma misteriosa “constituyen el éter” y
producen, merced a la potencialidad y fuerza expansiva de las
ideas y de las intenciones, todas las formas de la Naturaleza
y de los Reinos. El conocido axioma esotérico “La Energía
sigue al Pensamiento” tiene que ver con el dinamismo de la
acción dévica la cual representa en su totalidad la Actividad
Creadora de la Divinidad, místicamente el Espíritu Santo, el
aspecto MADRE de la Creación, Sustentadora de todas las Formas
del Universo.
La Magia Suprema del Universo tiene como finalidad crear
vehículos de Materia para la Intencionalidad del Espíritu
Creador. Esta Intencionalidad y la forma de representarla en
Espacio y Tiempo toman esotéricamente los conocidos símbolos
del VERBO y del CÁLIZ, expresando el Verbo la Palabra de la
Divinidad, llena de Voluntad de SER, y siendo el Cáliz el
Universo físico que ha de contenerla. Esotéricamente a esta
Voluntad o Intencionalidad Divina se la define como “la
PALABRA ORIGINAL”, descompuesta en dos sonidos básicos,
representativos de la dualidad ESPIRITU-MATERIA, que
esotéricamente conocemos como el doble Sonido O.M., el cual
convertido en Idea creadora da origen al axioma oculto
anteriormente señalado, “La Energía sigue al Pensamiento”,
siendo el triple Sonido A.U.M. la base sobre la cual se apoya
la estructura material de la evolución aportando cada uno de
tales sonidos alguno de los principios fundamentales mediante
los cuales el Espíritu Divino podrá manifestarse. Tratando de
hacer gráfica esta idea podríamos establecer la siguiente
analogía:
ASPECTO
|
SONIDO
|
REINO
|
ESPÍRITU
|
ORIGINAL
|
Divino
|
ALMA
|
O.M.
|
Monádico
Espiritual
Humano
|
CUERPO
|
A.U.M.
|
Animal
Vegetal
Mineral |
Estas relaciones nos informarán quizás de la cualidad mágica
de cada una de las expresiones de la Naturaleza, desde las
formas más densas de materia hasta las más altas sublimidades
del Espíritu pues, de acuerdo con la analogía, todo tipo de
Forma es un Cáliz de expresión del Verbo Creador, o Alma de la
Divinidad, desde la simple estructura física de una hormiga a
la más esplendente Forma planetaria del Logos Creador.
Hay que aceptar por tanto que la Naturaleza entera con su
infinita pluralidad de cantos o de sonidos, es el
indescriptible CRISOL en donde se realiza la Magia suprema de
la Creación, la Sinfonía augusta a la cual cada Reino, cada
Raza o cada Especie aportan sus particulares motivos creativos
y susceptibles tendencias a la perfección, siendo el más
elevado, y armonioso de los cantos en el CENIT de toda esta
gama de sonidos creadores, aquél que más correcta y
adecuadamente cumplimenta el Plan de la Divinidad en los
dilatadísimos Espacios en donde ejercita los mágicos poderes
que surgen de Su intencionalidad suprema de SER y de REALIZAR.
Cerraremos así, tal como es de rigor esotérico, el círculo de
nuestra conversación de hoy enlazando el fin con el principio,
es decir, glosando la Intención de Dios como el Arte Supremo
de la MAGIA. A partir de este momento sólo Ideas y Formas,
unidades de vida desconocidas utilizando el conjunto de los
sonidos que estremecen el Espacio para crear “objetividades”
entrarán en el campo esotérico de todas nuestras
conversaciones. Mantengamos pues, a igual que el Creador,
nuestra intención de Ser y de Realizar. Así, nuestras
conversaciones esotéricas tendrán también un carácter mágico y
cada cual dentro de sus propias y latentes cualidades aportará
a las mismas su espíritu eternamente creador...
Pregunta: Según usted todo es Magia en el Universo,
pero yo no acabo de comprender cómo puede una hormiga, por
ejemplo, realizar una obra mágica. ¿Podría usted aclarar este
punto?
Respuesta: La Magia es un proceso creativo que va de la
Intención del Creador hasta la más humilde forma de vida de la
Naturaleza. Así pues, toda manifestación objetiva en el seno
de la misma no hace sino reflejar en su propia esfera de
manifestación, por pequeña que sea, aquellos poderes ocultos
que esotéricamente definimos como MAGIA, es decir, que cada
forma expresiva en la Naturaleza es el recipiente de una
Intención, de una vida o de una idea representativa de alma o
de conciencia, siendo la forma objetiva simplemente el cáliz
expresivo de la interacción entre la voluntad y la idea,
pudiendo asegurarse que todo es MAGIA en la Naturaleza de la
que participa no sólo el esplendente Ser que llamamos LOGOS,
sino la simple hormiga a la que usted se ha referido y aún el
más insignificante y humilde de los elementos químicos o
átomos...
Pregunta: Usted ha dicho durante el curso de su
conversación que el Espacio era una Entidad. No acabo de
comprender esta idea.
Respuesta: Bien, usted mira el Espacio con sus ojos
físicos y no ve nada, pero usted sabe, sin embargo, que el
Espacio está surcado por una infinita red de vibraciones, las
de la luz, del sonido, de la radio, del teléfono, etc. Sabemos
también que existen transmisiones todavía más sutiles como las
vibraciones etéricas que producen el cerebro, las condiciones
psíquicas, la telepatía, la ectoplasmia, etc. Esto nos indica
que el Espacio tiene una Vida particular e íntima que permita
la transmisión de todo tipo de vibraciones desde las más
densas a las más sublimes, una indicación para el investigador
esotérico de que en el seno del Espacio existe algo que
podríamos considerar como una especie de Alma que dirige,
coordina, promueve, estimula, cualifica y dinamiza todas las
posibles vibraciones que se elevan de los cuerpos sutiles de
la Naturaleza entera. Esta Entidad, o esta ALMA -si usted
prefiere esta denominación- es una Voluntad que yo me
atrevería a calificar de Individual que utiliza el Espacio
para “cumplimentar la Obra suprema de la Creación”. Extremando
el poder de nuestra imaginación... ¿por qué no cualificar de
Dévica o Angélica esta infinita potencialidad del Espacio cuya
misión, desde el ángulo de la MAGIA cuyo estudio estamos
realizando, es cumplimentar la Voluntad divina de SER y de
REALIZAR?
Pregunta: ¿Hay una relación entre los símbolos del
Cáliz y del Verbo que usted ha mencionado, con los Misterios
representativos de la Misa cristiana?
Respuesta: Hay una relación absoluta y los misterios de
la Iglesia cristiana, esotéricamente interpretados, ofrecen
una explicación razonada del simbolismo del Cáliz y del Verbo,
siendo el Cáliz, o Cuerpo de Misterios, una expresión de los
tres cuerpos o mecanismos de expresión humana: físico,
emocional y mental simbolizados en la base, en el soporte y en
la semiesfera de la Copa mística que utiliza el sacerdote en
el acto de la Consagración de la Misa. El Verbo viene
representado por la Hostia sagrada en forma de círculo que
trata de simbolizar a la Divinidad, ya que el círculo es la
forma geométrica más perfecta y la que más adecuadamente
simboliza el movimiento mágico de la Creación. Utilizando la
analogía todo misterio puede serle revelado al inteligente
investigador.
Pregunta: ¿ Qué entiende usted por fuerzas dévicas, es
decir, estas que usted define como “los Moradores del
Espacio”?
Respuesta: Entiendo por “Moradores del Espacio” a
aquellas energías individualizadas que operando en orden a
jerarquías constituyen la Entidad que llamamos Espacio. Estas
fuerzas actúan de acuerdo con las ideas que surgen del centro
creador que llamamos Voluntad de Dios o, según su universal
consecuencia, con las de cualquier centro de vida y de
conciencia en no importa qué plano o nivel de la Naturaleza.
Se trata de unas energías subjetivas, invisibles y de carácter
oculto que mueven con sus actividades el edificio inmenso e
inconmensurable de la Magia universal. Es decir, y recordando
de nuevo el axioma “La Energía sigue al Pensamiento”, estas
energías invisibles, dévicas o angélicas constituyen el
principio de ENERGÍA que vivifica el Cosmos absoluto. De la
actividad del pensamiento y de la expansión de sus infinitas
cualidades surge inevitablemente todo tipo de energía la cual,
convenientemente substanciada mediante un alto proceso mágico
o elevada alquimia, determina la creación de toda posible
manifestación de forma.
Pregunta: No acabo de ver claro cómo puede producirse
esta expresión de formas partiendo de una idea. ¿Puede ser
usted más explícito al respecto?
Respuesta: Trataré de serlo, pero le advierto de
antemano que mucho de cuanto se ha dicho durante el curso de
nuestra conversación esotérica de hoy deberá ser comprendido
más por intuición, siguiendo las reglas esotéricas de la
analogía, que por simple análisis intelectual.
Tenemos una intención, una idea y una forma en la expresión de
cualquier proceso de vida en la Naturaleza. Todo este proceso
se realiza en el éter, siendo el ÉTER la parte del Espacio
Cósmico dinamizado por la Intención Creadora de la Divinidad.
Hay así un aspecto mágico de la Creación que obliga al ÉTER a
ensancharse o a contraerse de acuerdo con aquel impulso
creador de la Deidad creadora. Siguiendo este proceso una idea
cualquiera, de acuerdo con el principio de analogía, “se
apropia” de una cierta cantidad de energía, la cual, tal como
vimos anteriormente, es de carácter angélico o dévico y
constituye una propiedad íntima del Espacio y le obliga,
siempre de acuerdo con la calidad de la idea, a “contraerse” o
substanciarse hasta convertirla en una forma objetiva, siendo
esta forma el cáliz o vehículo denso de manifestación de
aquella idea. Así, de acuerdo con este principio mágico de
substanciación inherente al Espacio, Dios ha llenado y va
llenando constantemente de formas objetivas la infinita
grandiosidad del Universo. El ser humano “hecho a imagen y
semejanza del Creador”, llena también de formas mediante el
impulso creador de sus intenciones y de sus ideas los
ambientes mentales, psíquicos y físicos que constituyen los
particulares ambientes sociales y familiares en donde vive, se
mueve y tiene el ser.
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