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Diario Secreto de un Discípulo
Por Vicente Beltrán Anglada
XXVI - LA UTILIZACIÓN DE LOS PODERES
MÁGICOS
A medida que avanza el discípulo por las sendas de entrenamiento del Aula del
Conocimiento, se le van despertando las facultades causales o del Alma en su
vida personal. No se trata de las facultades psíquicas inferiores a las que tuvo
que renunciar cuando ingresó en el Ashrama, sino de poderes espirituales
latentes, la contraparte más sutil de los cinco sentidos de percepción física,
sintetizados en la intuición y en la perfecta transmisión y recepción
telepática.
Cuando fui admitido en el Ashrama y me hallé en presencia del Maestro por vez
primera, después de Su afirmación de que tardaría bastante tiempo todavía en
volver a verle, me advirtió de la necesidad de liberarme de ciertas facultades
psíquicas, como la clarividencia astral y el desplazamiento psíquico, a las que
había asignado yo gran importancia, creyendo de buena fe que éstas eran
imprescindibles para la labor espiritual. Las palabras del Maestro, en aquellos
momentos, fueron concluyentes para mí: "No se puede penetrar profundamente en la
vida espiritual de un Ashram, llevando consigo la rémora de los poderes
psíquicos. Estos son de naturaleza astral y no son sino reminiscencias del
pasado atlante que arrastran la mayoría de los seres humanos. Desde el ángulo
espiritual, tales poderes constituyen todavía un enemigo muy sutil con el cual
el discípulo ha de luchar, anteponiendo entre ellos y el propósito espiritual,
la facultad mental del discernimiento y el poder de la voluntad".
Y este paso, por sencillo que parezca, resulta extremadamente doloroso para
algunos discípulos, que habían apoyado en ellos parte de su participación activa
en su investigación del mundo oculto. Las tendencias psíquicas y otras
exageradamente místicas apartan al discípulo del Ashram, pues lo que realmente
se trata en este centro de poder espiritual, es desarrollar la mente y
convertirla en un faro de luz que dé una noción directa del mundo espiritual y
al propio tiempo del mundo material, es decir, una comprensión perfecta de la
misión del Yo causal y la de la personalidad que evoluciona en los tres mundos.
Sin embargo el desarrollo de la mente, con una profundidad de percepción en los
niveles internos y externos, y la comprensión de las leyes de equilibrio que
rige para ambas, no es posible si el cuerpo astral es muy sensible a los
impactos psíquicos y se mantiene adherido a poderes astrales que debieran haber
sido desarticulados -al menos en las personas espiritualmente
predispuestas- al penetrar el conjunto de la humanidad en las primeras
subrazas de la quinta Raza aria.
Puedo asegurar al respecto que durante mi proceso de entrenamiento en el Aula
del Aprendizaje, fui perdiendo paulatinamente los poderes psíquicos que había
educido desde mi juventud más temprana y a desarrollar rápidamente el principio
mental, ascendiendo del centro Ajna en dirección al coronario.
Toda la gama de poderes espirituales -no simplemente psíquicos- se
van desarrollando a medida que progresa el Antakarana, este misterioso camino
abierto entre los éteres que separan entre sí los centros superiores de la
cabeza y las dos zonas del cerebro implicadas en el proceso. De manera que a
medida que avanza el discípulo en la creación del Antakarana, cuya meta es
lograr la intuición espiritual, el cerebro físico se resiente, pues no hay que
olvidar que la línea luminosa del Antakarana está creada por fuego solar y que
éste al convergir en el cerebro a través de los nadis etéricos, aspecto sutil
del sistema nervioso, produce "verdaderas quemaduras", pues las energías que
surgen del Antakarana convergen en las células del cerebro y efectúan en ellas
una verdadera alquimia de transmutación, basada como toda verdadera
transmutación en la actividad del fuego creador.
Puedo atestiguar honestamente estos hechos, pues para ingresar en el Aula del
Conocimiento, tuve que sufrir esta serie de "transmutaciones ígneas" y soportar
el dolor de las células del cerebro al recibir el impacto del fuego del
Antakarana. A veces este dolor era realmente atroz y no parecía sino que la
cabeza iba a estallar. Vino después un período de calma relativa, en el que
"entre dolor y dolor" -si puedo decirlo de esta manera- fueron
desvelándose en mí en forma creciente la intuición y la sutil recepción
telepática a la voluntad del Maestro.
Algunos compañeros de Ashrama, asumiendo distintas responsabilidades,
adquirieron otro tipo de poderes espirituales, tales como la psicometría (el
arte de leer en los archivos akásicos), la clariaudiencia y la clarividencia en
niveles superiores del plano mental. El Maestro consideró que la intuición y la
receptibilidad telepática me eran más útiles que otras modalidades de poder
espiritual para llevar a cabo -con éxito- la misión que me había
sido asignada. No obstante y con carácter excepcional, he logrado percibir a
veces el mundo oculto utilizando aquellos otros poderes, sabiendo que la
evolución de los tiempos me llevará, como a tantos otros, al absoluto desarrollo
de todos los poderes del Alma.
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INDICE
[Material inédito de los apuntes
VBA,
transcrito y editado por VicenteBeltranAnglada.org
para uso estrictamente personal y de estudio grupal.
No se autoriza su reproducción para propósitos comerciales.]
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