PARTE TERCERA
Experiencias Espirituales de Carácter Trascendente
3.01 Experiencias Espirituales de Carácter Trascendente
El
relato de experiencias dentro de los campos psíquico y dévico se haría
realmente interminable, pero desde el ángulo puro de las Narraciones
Esotéricas hay temas que ofrecen todavía un mayor interés visando las
necesidades ocultas de los aspirantes espirituales de nuestros días. El
relato de las experiencias de carácter profundamente espiritual no
desdicen en manera alguna cuanto ha sido relatado anteriormente.
Indican
simplemente que se ha llegado a un punto en que la historia kármica del
ser ha conseguido destilar la suficiente experiencia como para poder
emprender el vuelo hacia más elevadas cotas dentro del alma del
aspirante. Tales experiencias espirituales en lo que a mi hace
referencia se iniciaron de hecho cuando logré establecer contacto con
mi Maestro en esta presente fase de mi existencia y pude penetrar, bajo
Su serena guía, dentro del sucesivo devenir de situaciones ocultas cuyo
destino es la Iniciación, es decir, a hollar el Sendero, esotéricamente
definido de Retomo, que lleva de la oscuridad a la Luz, de lo irreal a
lo Real y de la muerte a la Inmortalidad.
Estas experiencias
espirituales, relatadas en forma honesta e impersonal, tienen un valor
inapreciable de síntesis y el relato de las mismas siguiendo un
riguroso proceso histórico o kármico, puede servir de introducción al
maravilloso mundo espiritual y de inspiración en el curso del
larguísimo Sendero de Retorno a las Fuentes Vivas del Ser. Concierne
pues muy especialmente a los pasos que hay que dar desde el momento en
que el aspirante espiritual “se siente atentamente vigilado”, hasta que
su alma entra definidamente en contacto con el Maestro, dentro de su
línea de Rayo, que ha de conducirle a la Iniciación dentro de los
sagrados Misterios de la Divinidad. Las incidencias surgidas en tales
etapas y duración de las mismas dependen mayormente de la intensidad
del propósito espiritual del aspirante, de sus sinceros e invariables
anhelos de servicio a la humanidad y de su aspiración sincera y
reconocida de colaborar inteligentemente en los planes de la Jerarquía
con respecto al mundo en su totalidad.
El primer contacto con mi
Maestro vino precedido por ciertas experiencias de orden oculto
llevadas a cabo por intercesión de mi gran Hermano R..., un perfecto
Iniciado en los Misterios de la Gran Fraternidad Blanca. Según pude
comprobar a su debido tiempo, R... era el lugarteniente del Maestro,
secundado en su labor por otros varios Hermanos, también Iniciados,
aunque no del mismo rango, dentro de la Jerarquía. Fue precisamente
R..., el Iniciado hindú que me inició en la práctica del desarrollo de
mi conciencia dentro del plano astral, algunas de cuyas incidencias
fueron relatadas en el apartado dedicado al relato de Experiencias
Psíquicas.
Mi Hermano R... me llevó un día a visitar al Maestro.
Viajamos astralmente y fui consciente de que pasábamos por encima de
unas grandes montañas y de ciudades muy grandes, profusamente
iluminadas, así como que atravesábamos un ancho y caudaloso río... Nos
perdimos después en una gran oscuridad, provocada según pude averiguar
más adelante, por razones muy ocultas y secretas en torno al lugar que
visitábamos y a la identidad de Su ilustre habitante. Luego el paisaje
se iluminó y penetramos en una gran avenida flanqueada por altos y
corpulentos árboles, al fondo de la cual y a su lado derecho se veía un
edificio no muy grande, pero sí muy artísticamente edificado... Era la
casa del Maestro, el lugar donde eventualmente residía. Nos recibió en
una sala bastante ancha dentro de la cual se encontraban varias
personas que estaban conversando con El. A mí personalmente me demostró
una gran simpatía y benevolencia. Yo era entonces muy joven y me sentía
lógicamente muy emocionado. Pero, el Maestro me calmó instantáneamente
con sólo tomar mis manos entre las Suyas, sonreírme con indecible
dulzura y envolverme en Su radiante aura magnética. Seguidamente con su
voz, inefablemente musical, me presentó a todas aquellas personas,
miembros de Su Ashrama, el glorioso Ashrama al cual tengo el honor de
pertenecer. Hizo a su vez mi presentación y todos me saludaron muy
afable y atentamente. Algunas de aquellas personas me resultaron
extrañamente familiares. Estuvimos un buen rato conversando y durante
esta conversación fui consciente de la extensa cultura y conocimientos
que todos aparentaban poseer. En un momento determinado, el Maestro me
miró fijamente y me preguntó de pronto: “¿Quieres ser de los Nuestros?”
Se refería naturalmente a si yo querría pertenecer como todos Ellos a
la Gran Fraternidad Blanca que dirigía los destinos ocultos del
planeta. Sin vacilación alguna contesté “¡Si quiero!” Entonces El
volvió a tomar mis manos entre las Suyas, me envolvió más profundamente
todavía dentro de Su aura de Amor y me dijo: “Pues bien... ¡que así
sea!” Me sentí intensamente entonces dentro de su corazón y sentí como
mi humilde aura se fundía dentro de la Suya... Desde aquel momento supe
que mi vida, aun dentro de las limitaciones propias de mi existencia
kármica, venía regida desde un muy remoto pasado por ciertas razones
jerárquicas que jamás podré eludir.
Cuando en compañía de R...
regresaba a “mi casa”, a mi cuerpo, mi vehículo astral parecía
refulgir..., mis emociones eran indescriptiblemente puras, cálidas y
vibrantes. Olvidé después, durante años, esta experiencia de contacto
con mi Maestro y hasta que no hube alcanzado la edad de treinta años de
mi vida física no me fue posible recordar aquel hecho singular y
trascendente de mi vida. Tal “recuperación” del recuerdo vino precedida
por grandes crisis kármicas en mi vida personal, los tristes años de la
guerra civil española, mis conflictos familiares y los duros años de
prisión. Cuando todas estas crisis fueron debidamente resueltas adquirí
de improviso mis recuerdos del contacto con el Maestro y un nuevo
estado de conciencia. Entonces era el cuerpo mental el que debía ser
desarrollado para cumplimentar un objetivo primordial -del cual me
había hablado oportunamente el Maestro- ya que representaba adquirir
conciencia mental y no simplemente emocional de mis contactos con el
mundo oculto. Recobré por efecto de ello algunas facultades adquiridas
antaño, en encarnaciones precedentes y en las cuales, según pude
comprobar, ya había establecido contacto con el Maestro. Algunos años
antes de producirse estos hechos y preludiándolos de alguna manera,
había ingresado yo en la Escuela Arcana, una escuela esotérica fundada
por Alice A. Bailey, discípula del Maestro K. H. (KUT HOOMI),
cumplimentando un sueño o un propósito de Mme. Blavatsky. Estuve en
esta escuela esotérica de entrenamiento espiritual durante muchos años,
los necesarios para poder establecer una serie de contactos
espirituales con diversos discípulos, algunos de ellos pertenecientes a
mi propio Ashrama, según pude comprobar a su debido tiempo. Sentí
luego, en su momento oportuno, la necesidad de trabajar esotéricamente
en forma independiente y libre, ya que me era necesario desarrollar
unos aspectos cualitativos muy definidos dentro de mi propia
conciencia, cosa que no hubiese podido realizar siguiendo alguna
técnica definida de entrenamiento mental y debiendo pasar -tal como
oportunamente me había advertido el Maestro- por unas etapas
espirituales dentro de las cuales las técnicas por muy cualificadas que
fuesen, no tendrían validez alguna.
El resultado de este trabajo
individual fue la aparición de mis libros: “La Jerarquía, los Ángeles
Solares y la Humanidad”, “Los Misterios del Yoga”, “Conversaciones
Esotéricas” y el tríptico “Un Tratado Esotérico sobre los Ángeles”, con
cuyo trabajo quedaba concluida una etapa de mi vida como discípulo y se
iniciaba otra dentro de la cual, y sin negar nada de lo escrito
anteriormente, me introducía firmemente en las profundas interioridades
de la mente superior; terminaba de construir mi Antakarana mental e
intuía claramente la cadena de Misterios que facilitaban la entrada
consciente en el Plano Búdico.
El libro “Introducción al Agni
Yoga” (Edit. Cárcamo Madrid), dentro de las limitaciones propias del
lenguaje, y de acuerdo a ciertas reticencias de carácter esotérico,
expresa la realización de un estado de conciencia que deberé mantener,
cueste lo que cueste, hasta haber alcanzado la Iniciación
correspondiente a mi estado actual de evolución...
3.02 La Ley del Discipulado
Aunque
muchas de las experiencias ashrámicas que podría aportar aquí como
testimonio de hechos históricos y espirituales puedan aparecer como muy
íntimas y familiares a algunos aspirantes espirituales que leerán este
libro, me permito apuntar el hecho de que lo interesante es hacer
vibrar intensamente la lira interna del propósito y de suscitar dentro
de sí las grandes capacidades de la acción correcta que suelen dormitar
durante siglos escondidas dentro de los repliegues históricos de la
vida kármica... Quiero significar que el campo del Conocimiento
esotérico, dentro del cual todos sin excepción estamos investigando, es
mucho más extenso, dilatado y profundo de lo que el discípulo - por muy
avanzado que se halle en el Sendero de la realización interna- pueda
sospechar. Cada nivel de conciencia adquirido -relacionado con alguna
definida dimensión del espacio- ofrece una multiplicidad infinita de
formas, cada una de las cuales con su correspondiente mensaje y campo
específico de experiencia.
Por lo tanto, el trabajo del discípulo es
realmente enorme y constituye la línea de obligados esfuerzos
esotéricos y místicos destinados a cubrir aquella trascendente etapa
que va del reino humano al Reino de las Almas iluminadas, descrito por
Cristo como el Reino de los Cielos.
Así, las experiencias
espirituales que les iré relatando -pese a la brevedad del comentario-
les informarán de algunos hechos fundamentales que han de constituir,
aun dentro de las diversas modificaciones personales, tales como karma
individual, tipo de Rayo, cualidad astrológica y grado de evolución, la
dramatización psicológica de la vida del discipulado. Esta se
constituye generalmente de acuerdo con los siguientes estadios:
a. Discípulo en Probación
b. Discípulo Aceptado
c. Discípulo en el Corazón del Maestro
d. Discípulo Iniciado
El
Discípulo en Probación surge del ingente grupo de aspirantes
espirituales del mundo, estando bajo la supervisión de algunos
Discípulos Aceptados. Las experiencias espirituales que surgen de tal
estado dentro del orden del discipulado, no suelen tener mucha
importancia. Solamente es observado en ese estadio la capacidad del
aspirante de “persistir” en su propósito o intento espiritual y de no
sentirse “descorazonado” a pesar de no registrar dentro de su
conciencia algunos efectos espirituales importantes, o ciertos
fenómenos de carácter psíquico que suelen acompañar a los neófitos en
la vida espiritual.
El Discípulo Aceptado es el aspirante
espiritual que pasó con éxito la prueba de la sequedad del ánimo, de la
impaciencia y de la ausencia de motivaciones psíquicas. Tal discípulo
es observado de vez en cuando por el propio Maestro y, mientras tanto,
otros discípulos muy cualificados le ayudan en el desarrollo de algunos
chacras específicos, los que corresponden al Rayo de su Alma y a su
grado de evolución en el Sendero. En tal estado suele desarrollársele
-siquiera con carácter eventual- algunos poderes psíquicos,
clariaudiencia, clarividencia, conciencia astral, etc.
El
Discípulo en el Corazón del Maestro. Es una etapa muy avanzada dentro
del camino espiritual. En un momento determinado de la misma advierte
el Maestro en el aura del discípulo aceptado ciertos fenómenos de
carácter eléctrico y radioactivo que le indican que el proceso de
“maduración espiritual” ha tenido éxito. Establece entonces con el
discípulo una muy profunda y particular vinculación y entre funde Su
aura magnética y radiante con la de aquél, deparándole la oportunidad
de establecer contacto consciente con su conciencia. Esta especialísima
vinculación tiene unas consecuencias tremendamente importantes dentro
del corazón del discípulo, entre ellas el sentir muy profunda e
intensamente el sentimiento de amor dentro del mismo, así como un
notable desarrollo del espíritu de servicio.
El Discípulo
Iniciado. Acerca de tal etapa deberé ser lógicamente muy circunspecto
en mis exposiciones, debido al hecho de que la vida iniciática contiene
siempre unas grandes zonas de misterio. Mi contacto con Iniciados de
diversos grados y las experiencias espirituales que surgieron del mismo
constituyen, de alguna manera, la trama con la cual fueron tejidas
todas mis narraciones. Incluso los relatos acerca de los Ángeles forman
parte de un proceso iniciático de incalculables proporciones. La Vida
del Maestro constituye, desde este ángulo de vista, una experiencia
única, extraordinariamente sutil y trascendente que ilumina para
siempre y sin desviación posible la visión espiritual del discípulo y
lo lleva progresivamente a las sucesivas metas iniciáticas.
La
Iniciación es un proceso natural que se sigue actualmente en tres
definidos planetas de nuestro Sistema solar. Venus, la Tierra y Marte.
El experimento iniciático se realizó por primera vez en Venus de
acuerdo con ciertos planes definidos del Logos Solar, como un sistema
de aceleración de la evolución de nuestro Universo a través de aquel
esquema planetario. Habiendo tenido éxito en Venus se decidió implantar
el sistema iniciático en nuestro Esquema terrestre, dada la estrecha
vinculación kármica entre nuestro Logos planetario y el Logos del
planeta Venus. No es ajena a esta vinculación la procedencia venusiana
de SANAT KUMARA, regente de nuestro mundo, y de los Señores de la
Llama, así como de la jerarquía de “devas azules” que participan muy
activamente en las Ceremonias de la Iniciación, tal como se administran
en nuestro planeta Tierra.
Comprendo perfectamente que estas
conclusiones escapan por sus características al orden establecido para
estas Narraciones Esotéricas, cuya base se apoya en la historia de unos
hechos concretos, pero, por otra parte estoy seguro de que las ideas
expuestas vendrán a ser como una confirmación de las dificultades que
como aspirante espiritual, en los comienzos de mi tarea ashrámica más
inmediata hasta la confirmación de mi vinculación más íntima con el
Maestro, tuve que vencer para poder llegar a establecer dichas
conclusiones basándome en la seguridad de la experiencia más que en una
acumulación más o menos extensa de conocimientos esotéricos.
3.03 La Conciencia Pura de Identidad Espiritual
La
relación consciente e ininterrumpida con mi Maestro no se realizó de
inmediato. Desde que R... me presentó ante El por primera vez hasta que
me fue posible recobrar el recuerdo permanente de mis experiencias
ashrámicas dentro de mi cerebro físico, pasaron como les dije
anteriormente a Uds. bastantes años. Sin embargo, un tremendo reajuste
dentro del Ashrama por efecto de ciertas decisiones jerárquicas me
permitió adquirir de improviso la conciencia de mi verdadera identidad
espiritual y una virtual y clara memoria del pasado. Así, dentro de un
maravilloso despliegue de valores históricos pude recordar todos los
hechos anteriores a mi ingreso en el Ashrama, con el preliminar
contacto con el Maestro y también todos aquellos otros que tuvieron
lugar posteriormente en los niveles internos. La explicación de este
hecho mayor registrado dentro de mi conciencia tenía sus raíces en
ciertas áreas cósmicas, difícilmente contactables en situaciones
normales. El Maestro nos había advertido de la importancia jerárquica
de este hecho mayor producido dentro del Ashrama, el cual tenía lugar
inicialmente en la conciencia del Logos planetario y afectaba muy
profunda y radicalmente la vida interna de todos los Ashramas de la
Jerarquía, distribuidos por todas las áreas espirituales del planeta.
No puedo revelar el aspecto oculto de este hecho virtualmente cósmico y
registrado en la conciencia del Gran Señor SANAT KUMARA, el Guía
espiritual de nuestro mundo y encarnación del Logos planetario. Puedo
afirmar, sin embargo, que tal acontecimiento provocó las siguientes
situaciones ashrámicas:
a. Una poderosa corriente de energía del
primer Rayo procedente de la Constelación de la Osa Mayor y regulada
convenientemente desde SHAMBALLA, se introdujo en la vida espiritual de
los discípulos aceptados, provocando grandes crisis de reajuste en sus
vidas kármicas, pero deparándoles al propio tiempo un poder espiritual
adicional que pudo ser utilizado de inmediato dentro de sus ambientes
grupales y áreas de servicio.
b. Esta potente “invasión” de
energía del primer Rayo incidiendo sobre la Jerarquía, suscitó de ésta
una respuesta muy intensa y definida. Como efecto de ello muchos
discípulos en el Corazón del Maestro recibieron la primera Iniciación
jerárquica y “habiendo sido rasgados convenientemente los éteres del
espacio” -tal como era previsible dada la tremenda potencialidad de las
energías que entraron en juego- muchos otros discípulos, singularmente
del segundo Rayo, pudieron observar las perspectivas del futuro del
mundo, con el cuadro de situaciones preliminares que debían ser
establecidas a fin de que las óptimas perspectivas que ofrecía este
futuro no fuesen malogradas.
c. Se ofreció al mundo desde los
niveles internos el instrumento que debía realizar este experimento
creador de traer el futuro al presente y crear una nueva y más
armoniosa situación planetaria. Este instrumento fue el AGNI YOGA, el
Yoga del Fuego, o Yoga de Síntesis. La expresión correcta de este Yoga
por parte de los discípulos mundiales y posteriormente de los hombres y
mujeres inteligentes y de buena voluntad del mundo, debía preparar el
Camino del Avatar de la Nueva Era el Cual, desde los niveles internos,
se halla presto para retornar al mundo de acuerdo con las disposiciones
de SANAT KUMARA y a las óptimas posiciones celestes que ofrecerá el
cielo a principios del próximo siglo.
No voy a entrar en
detalles naturalmente acerca de tales acontecimientos, tal como se
produjeron dentro de los Ashramas, ya que ellos fueron debidamente
explicados en mi libro "Introducción al Agni Yoga" (Editorial Cárcamo
-Madrid). Lo único que me permitiré señalar es que desde aquel momento
se inició una nueva etapa en la vida de todos los discípulos mundiales
ubicados dentro de uno u otro de los Ashramas de la Jerarquía. Hubo
grandes trastornos de carácter kármico provocados por las energías
cósmicas de precipitación, hasta que una vez recuperado el ritmo
ashrámico cada cual con su equipo kármico completamente renovado inició
un definido trabajo jerárquico, tal como lo había delineado el Señor
del Mundo de acuerdo con la previsión y el ritmo que exigían los nuevos
tiempos.
Como resultado del impacto producido en mi vehículo
mental por efecto de las grandes precipitaciones de energía espiritual
producidas en el Ashrama, me hallé inesperadamente con un equipo
psíquico muy sensibilizado y al propio tiempo muy controlado por la
mente superior. A esa etapa corresponden los contactos dévicos
producidos fuera del cuerpo y el inicio de mi tríptico “Un Tratado
Esotérico sobre los Ángeles” (Editorial Eyras - Madrid) y mi
“reencuentro” con el señor Josep Gumi i Cardona, el excelente pintor
que ilustró aquel Tratado. Las energías cósmicas de precipitación le
habían afectado también a él muy profundamente, habiendo desarrollado
por efecto de ello sus mecanismos técnicos de percepción etérica y
obteniendo la clarividencia en los mundos invisibles. Así, cuando el
señor Gumi, después de habernos “reencontrado” en el plano físico, me
mostró los extraños dibujos que estaba realizando en aquellos momentos,
me di cuenta inmediatamente de que “aquello” era el complemento exacto
y obligado de mi obra sobre los Ángeles, los excelsos Moradores de los
mundos invisibles. Del señor Gumí i Cardona son todos los dibujos
insertos en aquel Tratado Esotérico sobre los Devas y puedo asegurar,
tal como lo afirmo en cada uno de los tres libros que lo componen, que
tales grabados, finamente realizados, corresponden enteramente a la
realidad angélica tal como yo suelo percibirla en mis investigaciones
sobre los mundos ocultos. Debo necesariamente citar estos datos, porque
forman parte inseparable de un proceso histórico y no simplemente
anecdótico de mi trabajo jerárquico.
En general todos los
discípulos espirituales del mundo y muchos aspirantes inteligentes y de
buena voluntad, fueron potentemente estimulados por las energías de
precipitación del primer Rayo, desarrollando posteriormente algunos
chacras definidos que les ayudaron en sus propósitos sinceros de
liberación. Se produjeron también algunos casos -afortunadamente muy
pocos- de “regresión al pasado” por parte de aquellos aspirantes que no
habiendo podido resistir las pruebas del fuego de SHAMBALLA e incapaces
de ascender a las alturas espirituales exigidas, se sintieron
proyectados hacia abajo, hacia las regiones inferiores del propio ser
en donde deberán “quemar”, a su debido tiempo, las escorias kármicas
que les impidieron ascender a las regiones místicas del Alma y
“reemprender el camino marcado luminosamente por el propósito
espiritual”.
3.04 Las Energías Cósmicas de Precipitación
Las
energías de precipitación cósmica -tal como fueron definidas en el
Ashrama- fueron una adición especial de fuego creador en la vida de los
discípulos mundiales. Cada cual acusó el impacto sobre su aura etérica
y sus chacras específicos, de acuerdo con su tipo de Rayo y grado de
evolución. Afortunadamente -y salvo en algunos casos, muy pocos, en los
que los aspirantes espirituales no pudieron resistir la tremenda
presión kármica- los demás discípulos pudieron utilizar posteriormente
este fuego adicional para cumplimentar algún definido trabajo
ashrámico. En una reunión extraordinaria en el Ashrama, el Maestro nos
facilitó toda la información necesaria correspondiente a la actividad
de estas energías ígneas de precipitación. Esta se reducía a tres
principales puntos, que constituían a su vez tres absolutas
interrogantes:
a. ¿De dónde provenían las energías cósmicas proyectadas sobre la Tierra?
b. ¿Cuál era su principal propósito u objetivo?
c. ¿Cuál sería la utilidad práctica para el desenvolvimiento espiritual de la humanidad?
Estas fueron las respuestas del Maestro a tales preguntas:
a.
Inicialmente estas energías procedían de la Constelación de la Osa
Mayor, tal como yo les había ya anteriormente reseñado. Eran
canalizadas por una indescriptible Entidad cósmica, que en nuestros
estudios esotéricos denominamos “el AVATAR DE SINTESIS” y transmitidas
al Centro místico de SHAMBALLA, Morada del Señor del Mundo, y desde
allí, convenientemente reducidas de su inicial tensión vibratoria,
proyectadas sobre el centro de la Jerarquía para uso inmediato de todos
los Ashramas diseminados por el mundo.
b. Esta poderosa
precipitación de energías tenía como virtual objetivo preparar el
Camino del Avatar, Quien ha de galvanizar con Su Presencia los éteres
planetarios y provocar un gran despertar espiritual en toda la
humanidad. El Avatar de Síntesis, canalizando las energías del primer
Rayo procedentes de la Osa Mayor, el Espíritu de la Paz -una
extraordinaria Entidad cósmica de segundo Rayo- transmitiendo unas
energías muy poderosas y de carácter extrasolar provenientes de la
Constelación de las Pléyades y el Señor Budha, representante místico de
las energías del tercer Rayo que surgen de la Vida de nuestro Logos
planetario, constituyen un Gran Triángulo de Fuerza que ampara y
protege la Obra mística del Avatar, del Instructor del Mundo, de “Aquel
que viene” -tal como se le describe en los libros esotéricos.
c.
La utilidad práctica de esta enorme proyección de fuerza cósmica que
precede a la Venida del Avatar es extraordinaria, si tenemos en cuenta
que se precipita sobre los Ashramas y constituye una reserva permanente
de energía a la disposición de todos los verdaderos discípulos
mundiales, siendo éstos, en definitiva, los que deberán utilizarla
creadoramente en los ambientes sociales del mundo, de acuerdo con su
sentido práctico y su probada experiencia espiritual.
“Pero, en
definitiva -nos dijo el Maestro- todos habéis salido renovados de esta
prueba de fuego extrasolar y os habéis beneficiado de un proceso oculto
y enigmático dentro de la vida de nuestro Logos planetario, para
determinar grandes y positivas transformaciones dentro de vuestro ser,
al extremo de recibir en vuestros centros etéricos unas energías
especiales que sólo son adquiridas por medio de la Iniciación. -Sonrió
afectuosamente y prosiguió-: Sois virtualmente unos Iniciados, pero
tendréis que demostrarlo en las incidencias de vuestro cotidiano vivir.
Hoy más que nunca es necesaria la participación activa de los
discípulos mundiales en la obra de regeneración espiritual del mundo.
Habéis obtenido la fuerza, pero ahora deberéis adquirir la
responsabilidad, el poder que debe equilibrar nuestra fuerza en el
mundo de relaciones humanas, a fin de que la perspectiva futura de
vuestra vida sea la Iniciación, pero consciente y efectiva, es decir,
con el pleno reconocimiento de la Gran Fraternidad Blanca y de Su
excelso Guía, el Señor del Mundo...”
3.05 La Conciencia del Ashrama y el Antakarana
Fue
lógicamente siguiendo un lento proceso de integración interna que
llegué un día a ser plenamente consciente del Maestro, del Ashrama y
también de mis compañeros de grupo, algunos de los cuales se hallan muy
estrechamente vinculados a mi vida kármica en esta presente fase de mi
existencia. Aunque las ideas y enseñanzas místicas relativas al Ashrama
constituirán los temas necesarios para un libro posterior dedicado
exclusivamente a este fin, puedo asegurar que la conciencia ashrámica
se desarrolló mayormente porque simplifiqué muchísimo las condiciones
básicas en que se sucedían las alternativas personales en mi vida de
discípulo y porque me esforcé por comprender el sentido íntimo de mi
propósito espiritual el cual me llevaba, sin que yo le ofreciese
resistencia, por sendas de virtud y de creciente entusiasmo.
La
conciencia ashrámica -por decirlo de alguna manera- vino
progresivamente, lo mismo que la autoconciencia astral, y fue
estabilizándose dentro de mi ser a medida que yo iba construyendo el
Antakarana. El Antakarana - como muchos de Uds. sabrán- es el hilo
luminoso creado por la conciencia inferior del aspirante espiritual
sinceramente lanzado a la búsqueda de lo que místicamente llamamos “los
bienes inmortales” y que es, esotéricamente hablando, la propia Vida
del Ángel Solar, el Guía espiritual de nuestro destino como seres
humanos. Este hilo misterioso del Antakarana, denominado poéticamente
“el puente de Arco Iris”, conecta la mente inferior o concreta del
aspirante con la mente abstracta o superior de su naturaleza
espiritual, siendo definitivamente el lazo de unión de la personalidad
integrada con su Alma superior, Ángel Solar o Yo trascendente.
Las
fases de creación de mi Antakarana fueron sucediéndose progresivamente
deparándome la oportunidad de nuevos estados de conciencia. Me di
cuenta en el devenir de esta tarea de construcción, que aquel hilo de
luminosa luz era una proyección viva de mi propósito espiritual y que
en cada una de las etapas era gentilmente ayudado por unos radiantes
Devas los cuales, al parecer, utilizaban la fuerza mística de mi
propósito interno para crear un camino de luz en los éteres. Mirando en
cierta ocasión mi cerebro físico -a indicación del Ángel Jesazel- vi
que una actividad simultánea de carácter físico se iba desarrollando a
medida que proseguía en los planos internos la creación del Antakarana.
La luz de la mente introducida en el cerebro creaba así un camino
luminoso que surgiendo del centro Ajna se dirigía hacia el centro
Coronario. Las células del cerebro por donde místicamente era creado el
camino eran reactivadas de tal manera que parecían hallarse en
ignición. Pude comprender entonces la causa de mis frecuentes e
intensos dolores de cabeza, así como el grado de integración de mi
conciencia, pues el grado de evolución espiritual de cualquier
aspirante se mide precisamente por “aquel punto”, dentro de la cabeza,
que marca la situación exacta y el punto de partida hacia nuevas zonas
de interés espiritual... Vi también que paralelamente a este proceso,
aunque en un nivel más oculto y trascendente, una luminosa línea de luz
azul índigo partía del centro Ajna en dirección al centro del Corazón,
por lo que me fue posible comprender que en la vida del discípulo de
cierto grado de integración, ha de construirse un triángulo de energías
que unifique los tres centros superiores del hombre: del corazón, del
entrecejo y del coronario, representaciones místicas de los tres
grandes centros planetarios, de la Jerarquía, de la Humanidad y de
Shamballa.
Expongo estas razones mayormente para indicar a los
impacientes aspirantes espirituales de nuestros días, que la llamada
conciencia astral con el desarrollo de los poderes psíquicos no podrá
ser auténticamente alcanzada si no se ha creado con anticipación un
conveniente y robusto Antakarana que haya rebasado al menos las dos
terceras partes del recorrido entre el centro Ajna y el centro
Coronario, o sea, entre la glándula pituitaria y la glándula pineal,
pues al llegar a este punto se supone que el aspirante puede controlar
ya eficazmente y en una buena medida su naturaleza astral. De no ser
así, mejor le sería abstenerse de desear adquirir facultades psíquicas,
pues resulta sumamente peligroso “despertar el fuego dormido” en la
base de la columna vertebral, a “la serpiente ígnea” de Kundalini. Tal
como nos ha sido mostrado históricamente en el Ashrama, reviviendo los
sucesos akásicos a la luz de la conciencia astral, la vida del
discipulado se halla jalonada de muchos y dolorosos fracasos a causa de
la impaciente curiosidad por desarrollar facultades astrales o poderes
psíquicos sin haber adquirido previamente un gran control de la
naturaleza emocional. La regla ashrámica acerca de esta cuestión se
halla implícita en las palabras de Cristo, que jamás perderán su eterna
fragancia por cuanto proceden de los niveles más ocultos de la
Naturaleza:
“Buscad primero el Reino de Dios y lo demás (los poderes
psíquicos, los bienes materiales, etc.) os será dado por
añadidura”.
Esta
es una regla que acepté inmediatamente y sin esfuerzo antes y después
de mi ingreso en el Ashrama. Así, todas las narraciones esotéricas que
componen el texto de este libro son una recopilación histórica de
experiencias realizadas en diversos niveles suprafísicos, sin haber
sido previamente deseadas o estimuladas por efecto de un ánimo ardiente
o fervoroso de espectaculares poderes psíquicos. Mi realización
espiritual -si puedo decirlo así- vino come resultado de mi impersonal
actitud con respecto a tales facultades o poderes y de un sereno
enfoque mental que me permitió crear el puente de luz del Antakarana.
El éxito en tal sentido trajo como consecuencia mi experiencia
espiritual, mística y esotérica, de todo aquello, en fin, que el Señor
concede “por añadidura”...
3.06 La Visión Objetiva del Antakarana
Otra
experiencia de visión del Antakarana tuvo lugar asimismo durante mi
proceso de integración espiritual. Recuerdo que estaba meditando en una
templada mañana de otoño. Me había levantado más temprano que de
costumbre y había un gran silencio a mi alrededor. Al iniciar mi
delineamiento meditativo y pronunciar los requeridos mántrams (el
sonido OM en varios tonos), me sentí proyectado hacia arriba en
dirección a la cúspide de la cabeza, la atravesé de parte a parte y me
hallé fuera de la misma a una altura desde la cual podía contemplar el
funcionamiento de mi equipo meditativo. Vi el centro Ajna, del
entrecejo, matizado intensamente de dos radiantes colores, azul índigo
y amarillo oro. Una línea de luz de este último color ascendía hacia el
centro Coronario atravesando la parte etérica o nádica del cerebro,
llegando a bordear en la cúspide de la cabeza las indescriptibles
radiaciones luminosas de un vivísimo e inmaculado blanco azulado que
surgían de este centro superior... Regresé muy rápidamente a mi
conciencia física y tuve desde entonces la certeza de que mi trabajo
espiritual sobre el Antakarana se hallaba muy avanzado y que me
esperaban grandes acontecimientos en el devenir de mi existencia
kármica...
En otra ocasión, estando también meditando, tuve la visión
de mi Maestro.
Aun cuando tardé todavía muchos años en
establecer contacto consciente con El, Su visión me deparó un
extraordinario sentimiento de integración espiritual.
Poco a
poco mí mente se iba sensibilizando a las influencias espirituales
superiores y la técnica meditativa seguida hasta aquí cambió de
repente. Ya no hallaba placer alguno en la tarea de “descubrir más
definidas y diversas cualidades al pensamiento simiente escogido como
centro de mis meditaciones”. Por el contrario, al pensamiento simiente
-fuese cual fuese su naturaleza- empecé a considerarle como un freno
limitador a las exigencias de mi alma, por cuanto me exigían un
esfuerzo intelectual y concreto que mi mente se negaba a realizar... Mi
actividad meditativa se elevó entonces del mundo de los significados
concretos al de las realidades abstractas y a partir de ahí me fue
posible establecer contacto con el plano causal y recibir directa
iluminación de parte del Ángel Solar. A esa etapa corresponden las
experiencias realizadas teniendo como centro de inspiración a este
elevado exponente del Bien cósmico. Aprendí en aquella importante época
de mi vida a meditar “sin pensamiento simiente”, a enfocar mi atención
en los niveles mentales más subjetivos, y como fruto de este nuevo
enfoque meditativo ultimé los últimos tramos del Puente de Arco Iris
del Antakarana. Pude contemplar -tal como decía hace unos momentos- el
Antakarana en su proyección horizontal, observándolo desde arriba y
desde el punto más elevado de la cabeza y, en ciertos momentos, llegaba
a prescindir incluso del propio Antakarana, una experiencia
trascendente que ha de efectuar todo discípulo juramentado en su viaje
espiritual sin retorno que conduce a la Iniciación..., una experiencia
de tan elevadas perspectivas que permite adentrar la conciencia en el
plano búdico y obtener claras y directas percepciones de lo que hay que
entender esotéricamente por la unidad espiritual de los seres humanos y
por fraternidad espiritual.
3.07 Experiencias Espirituales en el Plano Mental
Las
experiencias realizadas conscientemente en el plano mental tienen un
interés mayor para los aspirantes espirituales, los cuales intentan
organizar sus vidas controlando adecuadamente sus reacciones astrales y
tratando de enfocar su atención en los niveles superiores. Sabido es
esotéricamente que ningún problema de la índole que sea, psicológico o
social, puede ser resuelto favorablemente en el mismo nivel en donde se
haya producido, sino que debe ascenderse en conciencia al nivel
inmediato superior y tratar, desde allí, de verlo en su justa y
verdadera proyección y dimensionalidad. Las reacciones emocionales y
los problemas psíquicos no pueden ser favorablemente clarificados desde
el propio nivel astral donde se están gestando o produciendo, ni
hallarles por tanto una adecuada y efectiva solución práctica. Hay que
remontarse a los niveles mentales, observarlos con mucha atención y
utilizando el sentido común y la razón lógica, orientarlos debidamente.
Lo mismo ocurre -enfocando el tema desde un ángulo superior- con los
problemas del pensamiento, cuando las furtivas ilusiones y los
indebidos enfoques lo desvían del sabio plan del Pensador, o cuando
existe una manifiesta incapacidad para controlarlas reacciones
mentales, ya sea hacia el mundo de las ideas personales o hacia el de
las propias cualidades mentales... Claro que Uds. dirán que no todas
las personas tienen problemas de pensamiento, habida cuenta que la
mayor parte de las gentes obran de acuerdo con sus potentes reacciones
emocionales. Bien, ésta es la verdad, pero hay que darse cuenta de que
cuanto digo en este libro de Narraciones Esotéricas, va muy
especialmente dirigido a los aspirantes espirituales, los cuales
lógicamente han de tener problemas de adecuación al mundo mental o
tienen dificultades de percepción o de control en dicho nivel. Tales
problemas deben ser convenientemente tratados ascendiendo en conciencia
al nivel superior de la mente, definido esotéricamente el plano causal
y, desde este nivel, una vez alcanzado cierto grado de integración
espiritual, esforzarse por hallarles justas y adecuadas soluciones. La
técnica para ascender del plano astral al plano mental y de éste al
nivel causal toma el nombre genérico de meditación y hay un número
impresionante de tales técnicas para utilización de los aspirantes
espirituales del mundo, siendo estos en definitiva los que deben elegir
inteligentemente la más apropiada a su condición y estado espiritual.
La
meditación -tal como yo la practiqué durante años- me ayudó mucho en el
desarrollo espiritual de mi vida y facilitó enormemente mi ingreso en
el Ashrama. Recuerdo perfectamente cada uno de los estadios que me
llevaron hacia allí, desde el momento en que ya desde muy joven
realizaba simples ejercicios de concentración mental hasta que pude
gozar de la inmensa plenitud de la contemplación, utilizando la línea
luminosa del Antakarana que yo había construido en el devenir incesante
de las etapas de la meditación reflexiva o analítica y que me había
transportado a los niveles causales.
Una de las experiencias
meditativas más interesantes y de la que guardo un profundo recuerdo,
tuvo lugar cierta noche durante el periodo de descanso y apreciada bajo
forma de sueño claro, es decir, guardando plena conciencia del
desarrollo de dicha experiencia... Yo me hallaba situado en un nivel de
percepción desde el cual veía a mi cuerpo físico en la cama durmiendo,
a mi cuerpo astral a una mayor altura y a mi vehículo mental en la
cúspide del proceso de integración que desde hacía años se estaba
realizando. Yo, plenamente consciente al parecer del proceso, dirigía
las actividades del triple equipo personal tendientes a la integración
desde los niveles causales y era muy consciente, en aquellos momentos,
del reajuste particular que precisaba cada uno de mis cuerpos para que
aquella integración fuese perfecta. La claridad de las percepciones era
perfecta y durante todo el tiempo que permanecí situado en el plano
causal, me esforzaba por dirigir mi conciencia hacia el cerebro físico
tratando de impresionarlo debidamente para que recordase perfectamente
la experiencia.
3.08 La Conciencia del Corazón
La experiencia
que voy a relatarles ahora tiene una expresión enteramente distinta,
aun cuando en el fondo viene a ser una reafirmación de los conceptos
vertidos anteriormente. Veamos: En mis contactos ashrámicos con algunas
Entidades del Reino dévico tuvo uno muy importante, tanto desde el
ángulo de vista de mi trabajo jerárquico como del de mi propia
evolución espiritual. Hacía muy poco tiempo que había establecido
relación consciente con el Ángel Jesazel. El contacto magnético era
todavía muy deficiente y el trabajo con Él progresaba muy lentamente.
Un día me dijo: “Debes desguarnecer por completo tu mente. Está
demasiado llena de cosas y por ello no puedes sintonizarme debidamente
ni comprender a veces cuanto trato de decirte. Esta circunstancia te
impide percibir la realidad del mundo oculto que es donde deberías
estar trabajando.” Le respondí que estaba de acuerdo y que realmente me
molestaban mucho todavía los “ruidos” que procedían de mí mente y me
impedían establecer contacto con El. Jesazel me contestó
inmediatamente: “Tu puedes, si quieres, limpiar tu mente y escuchar
luego con más atención. Atiende lo que voy a decirte”. Sus palabras
llegaron entonces directamente dentro de mi corazón y las sentía
resonar allí con un potente eco que al llegar al cerebro lo
tranquilizaban por completo. “En lo sucesivo escúchame desde aquí y
deja a la mente en paz -prosiguió Jesazel- y atiende con cuidado esta
reorientación necesaria de la facultad de la atención en tu nueva fase
de integración espiritual”. Así traté de hacerlo y el experimento de la
atención en su nuevo y definido enfoque dejó mi mente tranquila y
serenamente expectante. Las relaciones establecidas con Jesazel y con
otros Devas -asimismo de alta evolución espiritual- se hicieron desde
aquel momento más fáciles, correctas y efectivas.
Les relato
esta experiencia -que lógicamente deberán Uds. aceptar únicamente como
una simple hipótesis mental caso de que la intuición espiritual no se
la confirme plenamente- para afirmar una vez más el sentido íntimo del
Agni Yoga, o Yoga de Síntesis, mediante el cual el corazón adopta para
el aspirante espiritual una importancia mayor en el devenir de esta
Nueva Era, tan profundamente marcada por acontecimientos de carácter
cósmico. La serena expectación mental y no la potencialidad discursiva
de la mente, será el instrumento esencial de los discípulos del mundo
para poder ser admitidos en el seno de los Ashramas y prepararse
activamente para la Iniciación. En tal trabajo de preparación -según
habrán Uds. podido observar- la mente actuará como un centro permanente
de iluminación espiritual y no como un simple depósito de recuerdos y
de variados pensamientos.
3.09 El Reconocimiento de mis Hermanos de Grupo
Dentro
de la serie de experiencias de carácter espiritual y trascendente, más
allá de los simples acontecimientos de orden psíquico, pueden ser
citadas todas aquéllas que guardan relación con el reconocimiento y
contacto consciente del alma del discípulo con otras almas afines que
recorren el Sendero de la filiación espiritual con el Maestro y que,
conjuntamente, constituyen un grupo definido de actividad esotérica en
el plano físico.
La presión de los nuevos tiempos, cargados de
energía cósmica, se hace sentir maravillosamente en el mundo incidiendo
sobre el aura etérica de los discípulos y volviéndoles “radioactivos”,
magnéticos y singularmente atrayentes. Vemos así, en este presente
orden mundial, a una cantidad impresionante de discípulos, los cuales
mantienen a su inmediato alrededor a un gran número de aspirantes
espirituales y hombres y mujeres de buena voluntad, deseosos de
conocimientos espirituales y llenos de voluntad de servicio. El
dinamismo de la acción radiante de los discípulos es un fenómeno
ashrámico del cual es enteramente responsable el Maestro, Quien, con
infinita sabiduría y exquisito tacto, regula la distribución de las
energías necesarias para el correcto desenvolvimiento de los grupos
creados en el mundo y enlazados por medio de tales discípulos al centro
radiante de la vida del Ashrama.
Una de las condiciones básicas
para el discípulo en ciertos definidos estadios de su desarrollo
espiritual, es el reconocimiento de las almas que en el plano físico
han de colaborar en la labor ashrámica que le ha confiado el Maestro.
De mi parte puedo asegurar que en el momento presente llevo
virtualmente reconocidos ya a varios de los discípulos consagrados que
en el pasado estuvieron asociados con el trabajo específico del Maestro
en servicio de los planes de la Jerarquía... Aun cuando no poseen
todavía “conciencia ashrámica”, ellos están siendo muy atentamente
observados por el Maestro y cada cual es preparado, según su tipo de
karma y estado evolutivo, en el trabajo permanente de acomodar las
situaciones sociales del mundo, tal como pueden percibirlas desde sus
atalayas de acción combinada, para el advenimiento del Avatar
espiritual o Instructor del mundo y la Instauración de la Jerarquía
aquí en la Tierra.
La conciencia ashrámica no presupone que se
haya establecido una mayor evolución espiritual, sino simplemente que
ciertas células del corazón o del cerebro hayan sido virtualmente
desarrolladas y puedan recordar fácilmente las experiencias ashrámicas.
Un discípulo puede pertenecer durante años a un Ashrama de la Jerarquía
y no tener conciencia física de ello. Pero, esta circunstancia no tiene
valor fundamental o básico apreciada desde el ángulo del servicio que
tal discípulo puede estar realizando en el plano físico, pues esta
conciencia ashrámica sólo indica que hay una vinculación de los planos
internos con el cerebro físico, deparando la sensación de recuerdo.
Nada más que esto. Por ello, cuando en mis narraciones cite a mis
compañeros de grupo, afiliados al mismo Ashrama, tengan en cuenta que
mis observaciones acerca de ellos son muy impersonales y que la
locución “conciencia ashrámica” no presupone -igual que sucede con los
poderes psíquicos- mayor espiritualidad, sino el desarrollo de ciertas
cualidades de percepción y de recuerdo. El verdadero desarrollo
espiritual se demuestra siempre como “impersonalidad” y escapa
sutilísimamente de la ostentación y de la espectacularidad. Por
ejemplo, el Maestro trabaja siempre desde los niveles ocultos. El que
mundanamente obtiene reconocimiento es el discípulo, el testigo
objetivo y concreto del trabajo a desarrollar aquí en la Tierra. Para
él es la gloria y también el fracaso. El Maestro, desde los niveles
subjetivos se limita a inspirar y observar. En la Jerarquía se
prescinde, por tanto, de los absurdos prejuicios sociales, los cuales
quedaron atrás, muy atrás, borradas sus huellas por la humildad del
servicio y por la responsabilidad del Plan...
3.10 Las Condiciones del Trabajo Ashrámico
El
vínculo espiritual que enlaza entre sí a los diferentes discípulos de
un Ashrama en el desarrollo específico de un trabajo insinuado por el
Maestro, es la simpatía atrayente, la amistad sincera y la cordialidad
jovial del trato. Constituyen una especie de gran familia, dentro de la
cual se le asigna un valor especial a la impersonalidad y a la
realización del trabajo en el cual todos se hallan empeñados. Todos los
discípulos espirituales del mundo -tal como dice frecuentemente el
Maestro- “son guerreros curtidos en mil batallas” y su reencuentro en
el mundo dentro de sus grupos respectivos no se debe al azar, sino que
es el testimonio de una acción perfectamente organizada de acuerdo con
las oportunidades que ofrecen las incidencias kármicas en la vida de
cada discípulo. Hay que comprender que los discípulos espirituales,
dignos de este nombre, vienen a la encarnación física en grupos
definidos... Algunos de tales discípulos conocieron ya al Maestro en
vidas pasadas y quizás colaboraron con Él en el desarrollo de ciertos
trabajos jerárquicos. Ahora el lazo espiritual es mucho más firme que
en el pasado en orden a la evolución alcanzada por dichos discípulos;
ellos soportaron quizás las pruebas que preceden a alguna definida
Iniciación y el Maestro sabe que puede contar con su sincera y eficaz
colaboración en el desarrollo de ciertas tareas jerárquicas, cuya
realización tiene carácter inmediato y se basa en estas dos importantes
y trascendentes premisas:
a. La preparación espiritual del mundo en orden a la Venida del Avatar.
b. El trabajo, definidamente ashrámico. de instaurar la
Jerarquía espiritual, o Gran Fraternidad Blanca, aquí en
la Tierra.
Se
trata de dos tareas esenciales que los discípulos del mundo acogieron
con gran fervor y actitud disciplinada. A su realización contribuyeron
eficazmente los numerosísimos grupos de aspirantes creados en torno de
algún definido discípulo, sobre el cual y siguiendo las reglas
jerárquicas, gravita muy especialmente la fuerza espiritual del Maestro
y de sus hermanos de grupo en el Ashrama. Hay que contar, además, con
la adición de las poderosas energías del primer Rayo procedentes del
Centro místico de Shamballa y las del séptimo Rayo que han irrumpido
últimamente en el planeta, canalizadas desde la Constelación de Acuario
por el planeta sagrado Urano. En virtud de tal unificación de fuerzas y
energías el discípulo mundial se siente “más reconfortado” y asistido
que lo fueron quizás los discípulos de la Era de Piscis. Hay que hacer
notar, sin embargo, que en la Era pisceana, la cual va siendo muy
rápidamente trascendida por los sinceros aspirantes espirituales del
mundo, no se pretendía la meta del Servicio como en la era presente,
sino la búsqueda de la paz y de la personal realización. Los grupos
esotéricos y místicos de la Nueva Era, dentro de los cuales se van
integrando muchos discípulos del pasado, tienen como divisa “El
Servicio por medio de la Alegría” y sus técnicas de aproximación
individual al grupo son la sincera amistad, la jovialidad y el
rebosante optimismo en el orden de las relaciones. Tal como señalé
anteriormente, los discípulos integrados en grupo constituyen una
verdadera familia espiritual, siendo la alegría del contacto la que
marca la pauta del servicio coordinado y la acción grupal.
A tal
respecto nos dice el Maestro que “la verdadera acción coordinada no
debe partir de la influencia de un líder, sea cual sea su cualidad
espiritual, sino que debe surgir intuitivamente del fondo místico del
grupo. No hay que asignarle por tanto un carácter esencial a los
líderes, ya que su espíritu de los tales se halla anclado todavía a los
conceptos tradicionales de la era pisceana. La acción grupal coordinada
es un impulso jerárquico hacia el cual debe estar orientada
constantemente la atención del grupo y no hacia la autoridad de aquél a
quien se considera virtualmente con capacidades de líder. El término
mágico que debe unificar creadoramente el grupo es AMISTAD, una amistad
sincera y radiante que trasciende los prejuicios estáticos del
liderazgo. Dicho de otra manera, cada miembro constituyente del grupo
ha de sentirse potencialmente un líder dispuesto a recibir inspiración
espiritual de la Jerarquía y eventualmente de Shamballa”. Estas
consideraciones del Maestro constituyen una seria advertencia hacia
todos aquellos aspirantes espirituales, que creyéndose más capacitados
que los demás se instituyen personalmente en líderes, contraviniendo
con ello las disposiciones jerárquicas para la Nueva Era y creando a su
alrededor una atmósfera de confusión espiritual que inutiliza la
realización del plan de trabajo más correctamente organizado. En
definitiva, hay que afirmar esotéricamente -tal como expresa la ley
jerárquica que conduce a la Iniciación- “que no es Líder quien quiere,
sino quien puede”, siendo la Iniciación, o jerarquía interna de cada
individuo, quien guía el proceso y no la pequeña voluntad humana.
3.11 La Verdadera Conciencia Espiritual
Estas
advertencias ashrámicas van especialmente dirigidas a todos aquellos
aspirantes espirituales que habiendo adquirido intelectualmente gran
cantidad de conocimientos esotéricos, adoptan la actitud de líder sin
estar capacitados jerárquicamente para ello. Ya en mi anterior libro.
“Introducción al Agni Yoga”, hice referencia a esta actitud irreflexiva
hacia “el liderazgo”, en el sentido de que el líder espiritual, digno
de este nombre, utiliza mayormente sus capacidades intuitivas, dejando
atrás y bajo el umbral de la conciencia -tal como esotéricamente se
dice- los residuos memoriales del conocimiento intelectual...
Recuerdo
que en cierta ocasión el Maestro nos había dicho: “El conocimiento no
es un fin en si mismo, sino una simple etapa. Hoy día, la memoria
intelectual del discípulo va siendo reemplazada activamente por la
intuición. - Sonrió al decir estas palabras y continuó : Las
computadoras electrónicas serán en un próximo futuro vuestra memoria,
es decir, el depósito acumulativo de todos vuestros conocimientos
intelectuales. Las verdades espirituales, claves de la sabiduría, os
vendrán por asimilación magnética, sin necesidad de esfuerzos mentales,
ya que es precisamente este esfuerzo el que crea, fija y perpetúa la
memoria de los conocimientos intelectuales que vais asimilando”.
Medité
mucho sobre las palabras del Maestro hasta que personalmente pude
comprobar su íntima realidad, ya que siempre será la experiencia propia
la que dará fe de la Verdad; sea cual sea el nivel en que se
manifieste. La experiencia del Conocimiento perfecto que presagia el
mar inmenso de la Sabiduría, vino sin que yo mismo me diese cuenta...,
por inducción magnética -tal como oportunamente nos había enseñado el
Maestro. Se trata de un Conocimiento que rebasa la actividad
intelectual y viene al alma más allá de la mente, extraído sin esfuerzo
del océano inmenso de la Sabiduría intuitiva. Tal es mi caso y así debo
testificarlo, mas no para afirmar un estúpido sentido de
autoglorificación, sino para aclarar lo que hay que entender por
conocimiento íntimo espiritual, un conocimiento que jamás podrá
conquistarse utilizando la mente intelectual como instrumento de la
búsqueda interna, por cuanto ella se halla anclada en los resecos
suelos de las memorias ancestrales. Se trata de un Conocimiento nuevo e
inédito que deberá ir afirmándose en las conciencias de los aspirantes
espirituales del mundo, si de veras anhelan penetrar en la corriente
interna que conduce a la Iniciación. Sobre tales puntos he tratado
detalladamente en mi libro “Introducción al Agni Yoga” (Editorial
Cárcamo-Madrid).
3.12 El Proceso de Interpretación Interna
En
el pasado, para cada una de mis conferencias esotéricas solía llevar
apuntes, o un pequeño resumen, de lo que pensaba decir. Pero, en cierta
ocasión, cuando iba a iniciar mi plática vi que el papel que había
sacado del bolsillo como guía de las ideas implícitas en la misma, se
hallaba completamente en blanco. No podía contar pues con aquel resumen
de apoyo intelectual... Silencié pues todas mis actitudes mentales y
enfoqué mi atención sobre las personas sentadas frente a mí que
asistían regularmente a aquellas disertaciones. Sentí en aquellos
momentos una sensación extraña -que ya después fue haciéndose familiar-
de que el grupo reunido me estaba interpelando hacia una dirección
completamente distinta a la que yo había establecido en las notas de mi
resumen. Siguiendo el hilo de tal interpelación me sentí lanzado hacia
un nuevo orden de ideas, con el beneplácito de todos los asistentes con
los cuales establecí una perfecta interpenetración interna.
La
experiencia del papel en blanco en lugar del papel mecanografiado no
había sido evidentemente un fenómeno mágico, sino que obedecía a una
simple distracción mía al salir de casa y meter en el bolsillo de mi
americana una cuartilla sin apuntes. El efecto de tal distracción tuvo,
sin embargo, grandes repercusiones en mi experiencia como orador, pues
desde entonces antes de empezar a hablar estoy en silencio unos
momentos mirando al público, tratando de evocar de éste la más adecuada
y positiva interrogante o interpelación espiritual. He logrado
establecer así una virtual comunicación interna con mis oyentes, los
cuales, dadas las características de mis conferencias, suelen ser
personas muy sensibles e inteligentes.
Como Uds. verán, y ahí se
halla la afirmación de un sentido esotérico que muchas personas están
desarrollando actualmente, los asistentes a las conferencias de
carácter interno, oculto o místico, “saben perfectamente lo que
quieren” y poseen una estructura psicológica lo suficientemente
desarrollada como para poder imprimir al ambiente de una reunión
determinada, las cualidades anímicas, positivas e incluyentes que le
“inspiran” al orador o al conferenciante el “pensamiento simiente” que
éste debe desarrollar como nota clave de la disertación. Por esta
razón, la mayoría de las veces las más elaboradas ideas y el programa
más inteligentemente proyectado suelen fallar, por hallarse de una u
otra manera en desacuerdo con “la programación espiritual del grupo”.
Una fuerza viva, coherente e inspirativa con la cual deberá contarse
cada vez más como el nervio vivo de una acción creadora y de un
fenómeno natural de interpenetración interna.
El potencial
magnético desarrollado por “el espíritu de una reunión” constituye
subjetivamente una fuente de inspiración para el orador esotérico si
éste es capaz de controlar eficientemente su vehículo astral en el
momento místico de silencio con el cual debería iniciar todas sus
disertaciones. Para ello será preciso preparar debidamente sus
vehículos de impresión mental y si bien el conocimiento intelectual de
tales oradores esotéricos suele ser muy extenso, hay que tener en
cuenta que no siempre los temas elegidos encajaran perfectamente con
“el espíritu de la reunión”. Siempre debe estar dispuesto el orador en
el dominio de los temas ocultos desviar la ruta de sus ideas, si siente
dentro de si este sentido de inspiración grupal. De ahí también la
necesidad de poseer una mente muy bien provista de datos y referencias,
siempre y cuando no apoye fundamentalmente sus argumentos sobre la
misma. Hay siempre “un lugar dentro del corazón” -tal como nos dice el
Maestro- desde el cual la llama de la inspiración puede iluminar la
senda de la acción, sea cual sea su dirección y las características de
su recorrido. Es debido a ese espíritu de impersonalidad en la vida del
orador o conferenciante esotérico, marcado precisamente por la
experiencia mística del Ashrama, que a todas mis disertaciones y
conferencias las designo bajo el título genérico de “Conversaciones
Esotéricas”. Así, las posibilidades espirituales que entran en juego
son realmente importantes, positivas y a veces trascendentes...
3.13 La Conciencia Telepática
Esta
conciencia o facultad mental fue desarrollándose progresivamente en mí
a medida que iba asimilando las técnicas del entrenamiento ashrámico.
En un principio los mensajes telepáticos recibidos desde el Ashrama
eran registrados muy débilmente dentro de mi cerebro físico, como los
balbuceos de un recién nacido. Poco a poco los mensajes transmitidos
hallaron un mayor eco dentro de mi conciencia, hasta que un día llegué
a percibir nítidamente dentro de mí la Voz del Maestro con Su
inconfundible sonido musical y pude captar claramente cuanto El quería
decirme. A partir de aquel momento mi receptibilidad telepática se hizo
casi perfecta y podía distinguir perfectamente la voz característica de
mis compañeros del Ashrama. La voz -o la interpretación por parte mía
del pensamiento del Maestro, de R... o de mis compañeros de grupo-
venía a mí en forma natural, sin previo esfuerzo de concentración. Tal
como nos había aconsejado oportunamente el Maestro “la receptibilidad
telepática era un resultado de nuestro trabajo de silenciación mental”.
“Cuando vuestra mente sea enteramente vulnerable -nos decía- y su
actividad natural sea la serena expectación, entonces seréis realmente
telepáticos, no sólo para recibir mensajes mentales, sino también para
consciente y adecuadamente transmitirlos”.
Un mensaje telepático
es una corriente de energía mental que va de mente a mente, la una la
proyecta y la otra la recibe. Un buen telépata -y todos los discípulos
espirituales deberían serlo- es a la vez una central de recepción y
distribución de las corrientes de energía conteniendo algún mensaje
procedente del Ashrama al que pertenece, las cuales se transmiten a una
longitud de onda o frecuencia vibratoria muy definida en el dilatado
mundo de las impresiones mentales, de ahí que la mente del discípulo
convenientemente sintonizada con tales frecuencias ondulatorias
-utilizando aquí locuciones técnicas perfectamente aplicables- jamás
será afectada por corrientes de energías inferiores a aquéllas que
provienen de los niveles ashrámicos. Esta es la salvaguarda de su mente
muy profundamente sensibilizada y exquisitamente vulnerable. Fuera de
este nivel su mente posee un perfecto control de todas las corrientes
de energía que cruzan las dilatadísimas zonas del plano mental,
inferiores al nivel natural de su propia sintonía.
Los ensayos
telepáticos producidos científicamente en niveles inferiores no poseen
“la salvaguarda dévica” y las personas que los realizan pueden ser
fácilmente afectadas e inducidas a error por parte de energías
indeseables procedentes de los planos mental o astral... Sólo los
discípulos espirituales de cierta integración dentro de uno u otro de
los Ashramas de la Jerarquía, están capacitados para recibir ayuda del
mundo angélico, ya que son precisamente los Ángeles del plano mental en
sus distintas huestes y jerarquías, los que crean, mantienen, coordinan
y transmiten las distintas corrientes telepáticas que circulan a través
de los misteriosos éteres del espacio mental, uniendo las mentes de los
miembros de la Jerarquía y de los discípulos de los diferentes Ashramas
por luminosas líneas de actividad causal. Los Ángeles, o Devas, son los
augustos Señores de los Ritmos del espacio, los que rigen todas las
corrientes de energía - sea cual sea el nivel en donde se manifiesten-,
los que regulan la expresión de los “tatwas” o pequeñas corrientes
psíquicas de vida ambiental y los que presiden los grandes ciclos
cósmicos afectando a galaxias, constelaciones, sistemas solares y
planetas.
Comprendo perfectamente que la referencia al cuadro de
dificultades que puede enfrentar el aspirante espiritual que ha
decidido ser “telepático”, puede resultar un tanto desalentador, pero
es la misma advertencia que se le ha de hacer a la persona acusadamente
psíquica que de una u otra manera se ha convertido en “médium” de
corrientes astrales de orden inferior y atrae hacia sí grandes
dificultades personales y no pocos problemas de orden kármico. Ser
telepáticos es hacerse conscientemente sensibles a las corrientes de
energía mental que circulan por los éteres, teniendo en cuenta que
existe una gran diversidad de estas corrientes, desde las que se
originan en el plano causal por medio del Yo superior o Ángel Solar y
pueden ser canalizadas por medio del puente de Luz del Antakarana
durante el proceso superior de la meditación, hasta las que cruzan los
bajos niveles del plano mental -definidas técnicamente kamamanásicas- y
pueden causar perturbaciones de orden psíquico cuando la mente
deficientemente controlada del aspirante espiritual las contacta y
asimila.
El contacto telepático de los miembros del Ashrama
entre sí se realiza en el cuarto subplano del plano mental y la de los
“discípulos consagrados” o “discípulos en el Corazón del Maestro”, se
efectúa en los subplanos tercero y segundo del plano mental, el plano
del Alma superior, Ángel Solar o Yo causal, y a veces, cuando el
mensaje tiene carácter definidamente jerárquico y no simplemente
ashrámico, la relación telepática se realiza entre el corazón del
discípulo y el de su Maestro desde algún definido subplano del plano
búdico. De ahí la conocida expresión esotérica -que define un
particular estado de conciencia en la vida del hombre verdaderamente
espiritual- de “discípulo en el Corazón del Maestro”, dentro del cual
existe una verdadera compenetración de auras y fusión del propósito
creador.
3.14 En el Corazón del Maestro
Las experiencias
espirituales en orden al proceso meditativo y telepático me llevaron
progresivamente al Corazón del Maestro. Como les decía en un apartado
anterior, ya en cierta ocasión y siendo todavía muy joven había tenido
la visión de Su radiante Presencia durante una de mis meditaciones.
Pero, una cosa es percibirle utilizando un cierto desarrollo de
clarividencia mental y otra el sentirse dentro de Su propio Corazón,
sentirse fundido en Su infinita aura de Amor y poder pensar y sentir a
veces de acuerdo con las espirituales motivaciones de Su inefable
propósito creador.
Les relaté en páginas anteriores mi primer
contacto directo con el Maestro, acompañado de R..., un Iniciado hindú
muy probado desde siglos en el trabajo jerárquico. Les he narrado
también de manera sencilla y sin aparato técnico alguno cómo un ser
humano con aspiraciones espirituales, sinceras y humildes, va
polarizándose en conciencia desde los niveles astrales -donde suelen
tener lugar la mayor parte de las experiencias psíquicas- hasta los
niveles espirituales más elevados en donde se perfila muy claro y
definido el Sendero iniciático que ha de convertir al ser humano en un
Miembro consciente de la Gran Fraternidad Blanca del planeta, marcado
para siempre por el inconfundible sello de las influencias cósmicas
trascendentes. El recorrer de este inefable Sendero, la estabilización
natural del ser en estados de conciencia no comunes y por tanto
solitarios e incomprendidos por la inmensa mayoría de las gentes y la
propia experiencia iniciática..., son etapas espirituales de un orden
muy elevado, significativo y valioso para poder ser afrontadas sin
ayuda por parte del discípulo espiritual. La conciencia del corazón
latiendo ocultamente en la sintonía del corazón del Maestro, la
seguridad de Su Presencia en momentos decisivos y trascendentes y la
inspiración recibida en instantes cumbres de indescriptible expectación
mental, hacen posible que la labor del discípulo pueda realizarse con
plena seguridad y confianza...
3.15 El Entrenamiento Iniciático
Voy
a brindarles a Uds., siquiera brevemente, una noción de los pasos
decisivos que van desde el nivel del discipulado consciente hasta la
Iniciación. La corriente de vida ashrámica actúa potentemente en el
alma del discípulo, fortaleciendo su corazón y disciplinando su mente.
El fervor de los primeros pasos dentro de la senda del discipulado, con
sus apremiantes impulsos y deseos de orden emocional tienden a ceder y
a hacerse más discretos y controlados. Se establecen así unos lazos
permanentes de contacto entre el discípulo y el Ashrama y, de vez en
cuando, se siente una especie de fuego purificador dentro del corazón,
como una serena invitación al sacrificio del yo personal en favor de
los intereses comunales del Ashrama y de la propia humanidad. A esa
etapa se la denomina de “iluminación del campo de servicio”. Yo, a
igual que todos los fervorosos aspirantes espirituales que fueron
admitidos dentro del Ashrama, estaba siempre muy inquieto y nervioso
preguntándome cómo, cuándo y dónde debería prestar mis servicios
ashrámicos, pues aparentemente no hacía nada realmente útil y práctico
en favor de mis hermanos de grupo o en mi campo social de relaciones.
Un día en que como siempre me estaba haciendo la eterna pregunta acerca
de mi servicio ashrámico, me sentí telepáticamente inspirado por el
Maestro, Quien me dijo: “...Estás malgastando tus energías en vano al
preguntarte constantemente acerca de tus disposiciones de servicio y
del futuro campo de tus actividades ashrámicas. Atiende el hecho de que
pertenecer a un Ashrama de la Jerarquía es ya de por sí una actividad
manifiesta de servicio, por cuanto tu aura magnética se va haciendo
cada vez más radiante y, sin proponértelo siquiera, estás impregnando
los ambientes sociales donde desarrollas tus múltiples actividades
kármicas con las energías de la buena voluntad que proceden del
Ashrama. Si bien el servicio es una condición natural en la vida del
discípulo, tal servicio ha de venir precedido de una serie de trabajos
y disciplinas sobre tus vehículos de expresión kármica, los cuales han
de ser perfeccionados en muchos aspectos. El hecho de que estés
vinculado a la vida mística del Ashrama e incidentalmente en contacto
Conmigo, no te abre automáticamente el campo del servicio ashrámico, el
cual es sólo una pequeña parte del propósito jerárquico, sino que
deberás esforzarte en adquirir poderes y facultades adicionales de las
cuales actualmente careces. Esto no quiere significar que tu trabajo
preliminar no sea apreciado y que no sean reconocidas las dificultades
que tuviste que vencer antes de ingresar en el Ashrama. Pero, atiende
que el verdadero servicio es una flor del corazón, dentro del cual
deberás desarrollar alguno de sus más importantes pétalos, pero esto lo
lograrás solamente cuando tu mente turbulenta deje de inquietarse por
el servicio en el devenir de tu existencia kármica. Deja pues de
atormentarte y sigue como buen discípulo la regla de oro del silencio
que allega humildad y buen criterio. En el fondo de tus intensos
anhelos de servicio puede hallarse oculta la serpiente de la soberbia
espiritual, el deseo egoísta de ser reconocido como un discípulo que ha
conquistado éxitos espectaculares en su vida espiritual. Analiza bien
tus estados de conciencia a partir del sentimiento de humildad y
prosigue tu camino silenciosamente, sin pensar en otra cosa que en el
bien del conjunto espiritual del que formas parte y en el trabajo
permanente de pulir tus instrumentos de manifestación cíclica...”.
Las
palabras del Maestro que yo sentí resonar dentro de mi conciencia
fueron atendidas con toda reverencia y ya, desde aquel momento, dejé de
pensar en mi posible campo de servicio y de preocuparme acerca del
destino particular de mis futuras actividades ashrámicas en el mundo.
Avancé así mucho más rápidamente y sentí acrecentarse dentro de mi los
poderes de la intuición, los cuales me fueron “advirtiendo
silenciosamente” -tal como me había preconizado el Maestro- de los
pasos sucesivos que debía dar para ir afirmando dentro de mi corazón y
con caracteres indelebles la conciencia del servicio que debía llevarme
a la INICIACIÓN.
3.16 El Proceso Iniciático
Aquel día el
Maestro inició Su plática a los miembros reunidos del Ashrama con estas
palabras: “No puede ser recibida la Iniciación si el discípulo no es ya
de hecho un Iniciado, ya que la iniciación se realiza internamente y no
es virtualmente el resultado de una ceremonia mágica. La ceremonia
-prosiguió- viene a ser como el reconocimiento oficial de Shamballa al
esfuerzo individual del discípulo a través de las edades y que ha
merecido de parte del Señor del Mundo el derecho a ser admitido entre
los Miembros de la Gran Fraternidad Blanca del planeta. Tal
reconocimiento, cuando el discípulo es ya internamente un Iniciado y
vive más para el bien de la humanidad que para sí mismo, implica
asimismo la liberación del Karma y el poder de expresar a través de su
vida el propósito insigne del Señor del Mundo. Después de esto el
discípulo Iniciado es admitido en la Cámara de los Misterios, o Recinto
Iniciático, y se le reconoce públicamente en el seno de la Gran
Fraternidad mediante una Ceremonia de carácter mágico y
trascendentemente mística, el derecho a pertenecer a esta Sagrada
Corporación de Almas Liberadas”.
Las palabras del Maestro se
introdujeron silenciosamente en nuestros corazones y nos permitieron
ver claramente cuál era nuestro verdadero destino espiritual,
induciéndonos ya desde aquel momento a vivir como auténticos iniciados,
pues a pesar de los inevitables fallos y defectos de nuestra
personalidad, que surgían como efecto de la reacción de nuestros
vehículos kármicos a las poderosas energías de Shamballa, la intención
espiritual o propósito interno era cada vez más potente y efectiva y
nos causaba a veces la impresión de que realmente estábamos
representando dignamente nuestro papel como iniciados...
3.17 Un Sueño Revelador
Siendo
muy joven soñé una noche que me hallaba como varado en el centro del
Universo y que todo el firmamento, soles, estrellas y planetas,
oscilaba a mi alrededor. El espectáculo era realmente maravilloso; sin
embargo, no me satisfizo su visión. Años más tarde, comentando un día
con el Maestro este sueño me lo descifró en este sentido: “Todo el
Universo se halla en movimiento y todo ser que consciente o
inconscientemente trata de detenerse, embarrancando en el seno profundo
de las cosas, sufre de la crisis de resistencia impuesta a la
oscilación o movimiento general o universal. De ahí el sentimiento de
implenitud que experimentabas, aun cuando te encontrabas fuera del
cuerpo y contemplabas parte del gran secreto cósmico. En aquélla época
perseguías tú una meta muy rígida e inamovible y pese a tus buenas
intenciones, las cuales siempre fueron reconocidas, equivocabas el
sistema de relación y de contacto y, sin darte cuenta, detenías dentro
de ti el movimiento del corazón, verdadero centro espiritual de toda
criatura humana, que te impelía incesantemente hacia el movimiento
universal”.
Los años transcurridos desde entonces fueron
jalonados de grandes experiencias, tanto espirituales como psíquicas,
pero jamás olvidé el sentimiento de soledad y de implenitud que me
embargaba al sentirme aislado, varado y estático dentro del incesante
movimiento del sistema cósmico. Aquel sueño no fue por tanto un simple
sueño, sino que tuvo carácter de revelación. Las palabras posteriores
del Maestro tuvieron para mí el valor inapreciable de la experiencia
consumada y trascendida.
3.18 Las Enfermedades de Tipo Vibratorio
La
madre de M... uno de los miembros más jóvenes del Ashrama, había
fallecido de cáncer. M..., no se lamentaba. Como buen discípulo acataba
como es de ley, serenamente y sin dramatismo psicológico, aquel
acontecimiento kármico. Comentando el hecho con algunos de los
compañeros del Ashrama, M..., se lamentaba únicamente del hecho de que
casi a finales del siglo XX, la humanidad se hallase todavía indefensa
ante tan peligrosa enfermedad.
En aquella ocasión el Maestro, que conocía todos y hasta los más ocultos
pensamientos de los miembros de Su Ashrama, eligió como tema de enseñanza
ashrámica las enfermedades de tipo vibratorio.
“Entre ellas -nos explicaba- podrían citarse el
cáncer, que constituye el mayor de los azotes planetarios, la diabetes,
las embolias cerebrales, el reumatismo y las enfermedades
cardiovasculares, las cuales no sólo son la expresión de un karma
mundial, sino que indican además la presencia singularmente activa en
los éteres planetarios, de potentísimas radiaciones cósmicas
coincidentes con la peculiar posición de la Tierra en relación con
ciertas Constelaciones siderales de extraordinaria potencia vibratoria,
así como con ciertos planetas específicos del propio Sistema solar. En
tales períodos de emergencia cósmica dentro del espacio etérico
planetario, se producen ciertas circunstancias cíclicas o kármicas, o
ciertos hechos históricos que en períodos normales de incidencia
hubiesen tardado muchos siglos en producirse”. Advirtiendo el Maestro
que alguien de entre nosotros iniciaba una sutil interrogante acerca de
Sus últimas palabras, sonrió benévolamente y prosiguió: “Esta
precipitación de energía cósmica sobre nuestro planeta no altera en
manera alguna la ley del Karma, sino que acelera el proceso de su
desarrollo y cumplimiento, no sólo en el seno de la humanidad sino
también en todos los demás Reinos y especies vivientes. Esta
aceleración del ritmo de evolución planetaria implica que grandes
sectores humanos se vean arrastrados en la vorágine de este proceso de
precipitación, la cual actuará ya sea sobre sus cuerpos físicos,
todavía indefensos para esta clase de lucha, o sobre sus vidas
espirituales, marcándoles el devenir de un nuevo ciclo de luz”.
Dirigiéndose muy particularmente a M..., y abarcando dentro de Su aura
de Amor al joven discípulo, dijo concretamente: “El cáncer es una
simple reacción del organismo físico contra una modificación muy
particular del equipo vibratorio psíquico bajo los efectos de las
radiaciones cósmicas. Todos los seres humanos -y debido a pasadas
deudas kármicas contraídas por la humanidad- poseen en latencia dentro
de sus organismos físicos los virus que provocan el cáncer. Sólo las
particulares condiciones de sus existencias kármicas determinan, sin
embargo, que tales virus pasen del estado de latencia al de potencia o
de actividad manifiesta. Las corrientes vitales del alma humana,
intensificadas por las energías de precipitación cósmica, producen una
serie de reacciones físicas, cuyas consecuencias, ya sean inmediatas o
lejanas, pero siempre dentro de un plan de aceleración del proceso
kármico, producen un notable aumento de enfermedades dentro del
vehículo físico. Unas pueden ser curadas en un plazo más o menos largo,
otras, como el cáncer, no tienen todavía curación en el plano físico,
aunque sí en el plano psíquico que es donde inicialmente se producen
las reacciones y donde se hallan las verdaderas causas de todas las
enfermedades. Es allí en donde deben trabajar los discípulos y los
Iniciados, preparando ‘el antídoto’ que hará posible, quizás antes del
final de este siglo, que las enfermedades consideradas actualmente como
“incurables’ sean extirpadas definitivamente del seno de la Raza.
Profundizando
algo más en el orden de tales comentarios, el Maestro continuó Su
plática diciendo: “Las radiaciones cósmicas, de las cuales ya empieza a
ocuparse la Ciencia, no sólo modifican los ambientes físicos y
psíquicos de la humanidad a través de los éteres ambientales, sino que
penetran a grandes profundidades del subsuelo, mezclándose con las
radiaciones íntimas y particulares del propio planeta, o corrientes
telúricas, acentuando su natural potencia y produciendo los grandes
cambios geológicos que modifican sensiblemente la faz de la Tierra”.
“Las
corrientes telúricas, intensificadas por las potentes invasiones de
energía cósmica e incidiendo en determinados niveles del subsuelo,
marcan los grandes hechos y acontecimientos planetarios en el aspecto
geológico con sus tremendas repercusiones sobre la humanidad. Voy a
citaros un ejemplo, todavía muy fresco en la Conciencia de la Gran
Fraternidad Blanca ‘el Hundimiento de la Atlántida’, en cuyo
acontecimiento las fuerzas cósmicas y las fuerzas telúricas
convergieron para acelerar la eliminación de un pesado karma racial
afectando la armonía de todo el planeta... La historia bíblica que hace
referencia a la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Nínive y Babilonia
obedecen a las mismas causas, así como las terribles erupciones
volcánicas, los terremotos, las grandes inundaciones, etc., que se
caracterizan por su espectacularidad y hondo dramatismo... En sus bases
iniciales, tales acontecimientos representan la actividad de las
radiaciones cósmicas operando sobre las corrientes telúricas que
circulan por el interior de la Tierra, de la misma manera que el aire
de la atmósfera planetaria circula a través de los pulmones...”.
La
plática del Maestro continuó por estas ideas, extendiéndose luego en
conclusiones muy íntimas de carácter ashrámico. Sin embargo, el hecho
principal que había motivado que el Maestro nos hubiese platicado
acerca de aquel tema tan profundamente subjetivo e interesante, había
sido la conversación sostenida por algunos miembros del Ashrama con el
joven M... Recuerdo perfectamente que al terminar su plática y después
de despedirse afablemente de nosotros, había abrazado al joven
discípulo y le había impartido Su especial bendición. Hay casos en el
plano físico dentro de los cuales el discípulo espiritual -aun en sus
fases más avanzadas- acusa profundamente algún hecho kármico de su
vida. La pérdida de una madre, por ejemplo, deja siempre un gran vacío
en el corazón. Yo que perdí a la mía siendo todavía muy joven puedo
atestiguar este hecho. Fue debido quizás a esta razón que el Maestro
abrazara al joven M..., al despedirse y de que le dispensara el alto
favor de Su bendición la cual, a no dudarlo, le habría comunicado la
gracia infinita de su paz y alegría radiantes...
3.19 La Experiencia Mística del Ángel Solar
Durante
el curso de mi existencia kármica y en orden a la ley del discipulado
he debido pasar -tal como Uds. habrán podido apreciar a través del
curso de estas narraciones- por grandes experiencias, de carácter
psíquico algunas, otras que podemos calificar de dévicas o angélicas y
también otras de carácter trascendente y definidamente espirituales,
mediante las cuales me fue posible establecer contacto con mi Yo
superior, el Ángel Solar de mi vida. En muchos de mis escritos he hecho
referencia a este bendito Ser, Señor de Compasión y de Sacrificio,
cuyas actividades desde el plano causal del Universo, son las de ayudar
a los seres humanos a liberarse de sus condicionamientos materiales y
elevarse al reino espiritual. El Ángel Solar es el intermediario
celeste cuya misión “voluntariamente aceptada” es permanecer al lado de
los hombres, desde que adquieren autoconciencia y son dotados de mente
hasta que ascienden a las elevadas cumbres de la cuarta Iniciación.
Las
experiencias espirituales en tomo a este esplendente Ser, alma de los
Misterios celestes y gran intermediario cósmico, suelen ser de carácter
profundamente místico y difícilmente relatables, ya que uno de los
principales requisitos que presiden el contacto consciente del hombre
con su Ángel Solar son la discreción y el silencio, cualidades ambas
muy poco desarrolladas todavía en el ser humano. Sin embargo, la
técnica de contacto de los seres humanos con este glorioso Iniciado que
es el Ángel Solar, es de orden general y pertenece a todos los hombres
y mujeres inteligentes y de buena voluntad que hayan decidido
realizarla en sus vidas. No es por tanto un inviolable secreto dicho
contacto, pero el Misterio que rodea a esta Vida espiritual
trascendente, centro de nuestras más elevadas aspiraciones, está en
relación con ciertos aspectos de la ley del Karma difícilmente
comprensibles para los seres humanos.
Ordinariamente, y de
acuerdo con las técnicas precisas del Raja Yoga, se crea una línea
luminosa de substancia mental que arranca del cerebro físico y culmina
en el plano mental superior. Las técnicas del Raja Yoga en sus
múltiples vertientes, pueden ser descritas genéricamente en términos de
meditación. El proceso meditativo, desde sus primeras fases llamadas de
concentración y pasando por las fases intermedias de discernimiento
reflexivo, culmina en las altas cimas de la contemplación. En este
punto de integridad causal la mente ha quedado profundamente
silenciosa, “enteramente vacía de si misma” -tal como suele describirse
en términos filosóficos- y es en tal estado que el hombre puede
establecer contacto directo y consciente con el Ángel Solar.
Nunca
he sido una persona de mente meditativa -tal como suele decirsesino más
bien tendiente a la contemplación, o sea, que empecé a construir la
estructura de mi edificio espiritual desde arriba, desde los aspectos
superiores y no desde sus bases o cimientos intelectuales. Esta
circunstancia me había preocupado mucho en el pasado, cuando veía a mis
compañeros condiscípulos en las distintas Escuelas por las que tuve que
pasar, incluida la Academia militar de Guerra en la que ingresé por
razones propias del karma nacional de España, tan fácilmente adaptables
a los estudios concretos que exigían una buena memoria y un alto grado
de concentración, al contrario de mí que debía realizar grandes y a
veces penosos esfuerzos para poder albergar adecuadamente tantos datos
y conocimientos dentro de mi cerebro. Mi mayor facilidad era “abstraer
mi mente” y reducirla voluntariamente al silencio y esto parecía
constituir una de las especiales características de mi vida espiritual.
Más
adelante, una vez hube ingresado en el Ashrama, el Maestro me había
tranquilizado con respecto a este punto, cuando en una conversación
particular sostenida con El me había dicho: “... que la meditación
perfecta carece de tiempo y de lugar, siendo por el contrario un
proceso de continuidad de la conciencia dentro del cual el pasado, el
presente y el futuro, o dicho de otra manera, la concentración: la
meditación propiamente dicha y la contemplación se hallan plenamente
integradas y responden enteramente al Ritmo espiritual del Pensador,
del Ángel Solar en su propio Plano”.
Por aquel entonces yo ya
había logrado establecer algunos contactos definidos con mi Ángel Solar
en distintas fases de creación del Antakarana... Me fue posible
comprender entonces que si bien el proceso de la meditación o de
contacto con el Yo superior es de orden general, había muchas y muy
distintas variantes en el desarrollo del mismo, así como muchos niveles
de creación del Antakarana, ya que lógicamente no todos los aspirantes
espirituales se hallan en el mismo grado de integración y se deben, por
tanto, a la ley que regula sus destinos kármicos. Así pues cuando yo
afirmaba anteriormente que mi mente nunca había sido de tipo
meditativo, quizás debería haber agregado que mi mente meditaba o se
hallaba activa en otro nivel, siendo éste de carácter contemplativo y
viniendo avalada tal condición por pasadas experiencias kármicas,
dentro de las cuales había trascendido de una u otra manera los
procesos meditativos que corresponden a la mente concreta. Sea como
sea, debo señalar que la Presencia del Ángel Solar en mi vida siempre
fue evidente y pude contactarle en más de una ocasión antes de que el
Maestro se dignase admitirme en Su Ashrama. Fue precisamente el Maestro
quien me permitió ver claro el proceso de continuidad de conciencia y
la ayuda que merced al desarrollo de la misma pude recibir del Ángel
Solar.
Debo decir al respecto que Su radiante Presencia es tan
íntima que, a veces, la propia e infinita familiaridad del contacto la
hacen casi irreconocible, ya que es muy difícil que se realice el
fenómeno de “interacción” mediante el cual el alma personal reconoce
objetivamente a su Ángel Solar. Sin embargo, a mí me fue posible
realizarlo dos veces y fueron precisamente estas dos trascendentes
visiones las que me permitieron elegir conscientemente la trayectoria
que me llevó a las interioridades del Ashrama y a ser consciente del
Maestro.
La primera vez que percibí al Ángel Solar me hallaba en
meditación y estaba completamente absorto en algún área definida de mi
ser. Me encontraba en la pequeña galería de mi casa, era por la mañana
temprano y todo a mi alrededor se hallaba en calma. De pronto sentí una
sensación desconocida dentro de mi ser, como si de cualquier remoto
lugar del espacio externo una voz muy familiar me llamase por mi
nombre, alejando de mi mente todas las sensaciones habituales, aún las
del propio silencio. Me sentí impulsado a escuchar con la máxima
atención esta Voz tan extrañamente familiar y aparentemente tan lejana.
A medida que lo iba haciendo sentía como si todo mi ser se desplazase a
velocidades enormes hacia aquel punto infinito del espacio del cual
partía el sonido de mi nombre. Perdí por completo la noción de mí mismo
y de improviso me vi enfrente de una Entidad espiritual intensamente
radiante... Me sonreía con gran dulzura y me decía algo aparentemente
muy importante, pero que yo no acababa de comprender aunque trataba de
hacerlo. En un momento dado la Luz de Su aura de un color azul índigo
inenarrable adoptó unos tonos intensamente ígneos. Parecía un ascua
viva de fuego. En aquellos momentos sentí resonar dentro de mi
conciencia y en mi propia lengua materna, el catalán, sus suaves y
profundas palabras. Me indicaban un proceso, una resolución y un
camino. No me señalaban meta alguna como corolario de la línea de
esfuerzos que yo internamente sabía que tenía que desarrollar, pero
intuitivamente sabía que al final de mi Sendero debería volver a
encontrarme frente a El, frente a mi Ángel Solar, el augusto Señor de
mi destino kármico. Después de esta experiencia de tipo causal mi vida
física tuvo una tendencia irresistible a cambiar. Las circunstancias
futuras tuvieron un carácter definidamente esotérico y poco tiempo
después abandoné España para ir a trabajar en la Sede Europea de la
Escuela Arcana, establecida en Ginebra (Suiza).
La segunda
vez que pude percibir objetivamente y escuchar las palabras de mi Ángel
fue precisamente muy poco tiempo antes de regresar a España. Esta
segunda experiencia de contacto con el Ángel Solar la realicé en la
salita de meditaciones de la Escuela Arcana. Era un domingo por la
mañana y no sabiendo dónde ir, pues internamente me sentía muy triste y
abatido, fui a la Sede de la Escuela Arcana y me encerré en la pequeña
sala de meditaciones con unas ansias infinitas de soledad. En esta
salita sólo entrábamos -y siempre con fines meditativos- los miembros
responsables del trabajo de la Escuela Arcana que, en aquel entonces,
éramos Mr. Gerhard Jansen, Mr. Jan Rijn (ambos de nacionalidad
holandesa) y yo.
Cuando me hube sentado, empecé a observar -como
si fuese la primera vez que los viera- todos los objetos que contenía
aquella salita. Cuatro sillas, para nosotros tres y una que siempre
estaba aguardando a un posible visitante de las otras dos sedes de la
Escueta Arcana, ubicadas en Nueva York y en Londres. Enfrente de mí una
mesita en forma de altar, cubierta con un paño blanco de hilo y encima
de éste un talismán mágico que el Maestro Tibetano había entregado a
Alice A. Bailey en la inauguración del centro europeo de la Escuela
Arcana en Ginebra. Según me explicó Mr. Jansen, cada una de las Sedes
tenía su propio talismán sagrado y a través del mismo era posible
mantener subjetivamente la conexión con las otras dos Sedes y
constituía, además un centro de enfoque místico de las energías
jerárquicas, las cuales eran notablemente apreciables en el devenir de
las Conferencias Internacionales que cada Sede celebraba anualmente,
coincidiendo con los Festivales de Pascua, de Wesak y de la humanidad
durante el período de las lunas llenas de Aries, de Tauro y de Géminis.
Contemplaba
absorto el símbolo de la Nueva Era, un cuadro muy luminoso colgado de
la pared encima mismo del talismán.., y me sentía en aquellos momentos
tan profundamente triste que no pudiendo resistir la tremenda angustia
de mi corazón, empecé a llorar amarga y desconsoladamente. Cuando me
hube serenado y parecía que la calma iba penetrando en mi corazón,
sentí resonar de nuevo en mi interior el inconfundible sonido de mi
nombre pronunciado desde las regiones causales. La Voz era la misma
increíblemente familiar y tan supremamente querida de mi Ángel Solar, a
cuyo mágico sonido mi corazón se abrió de par en par a las suaves y
profundísimas vibraciones de la luz espiritual.
Otra vez frente
a mí, sin destellos ígneos pero envuelto en una aura
indescriptiblemente radiante de color azul índigo, dentro de la cual el
espacio y el tiempo parecían fundirse, deparándome unos indescriptibles
motivos de cálida esperanza, se hallaba mi Ángel Solar. Como en la
primera vez que le vi sonreía y me hablaba con indecible dulzura...
Sentía resonar Sus palabras dentro de mi corazón. Me señalaban de nuevo
la apertura de un proceso, me infundían el fuego de una resolución
inviolable y me indicaban las luminosas sendas de un nuevo Camino.
Comprendí exactamente entonces, utilizando la omniabarcante conciencia
de mi Ángel Solar, el significado místico de las palabras de Cristo:
“Yo soy la Verdad, soy el Camino y soy la Vida”, que todo discípulo en
el Corazón del Maestro tiene el ineludible deber de confirmar y
testimoniar. Desapareció luego del campo de mis percepciones, después
de un cordial ademán de despedida o de inefable bendición.
Unos
días después de este contacto causal, sentí la apremiante necesidad de
dejar el trabajo ashrámico que realizaba en la Escuela Arcana y de
regresar a Barcelona, de la misma manera que la visión primera del
Ángel Solar me había abierto las perspectivas del trabajo espiritual
que me llevaron a Suiza para trabajar en la Sede Europea de esta
Escuela esotérica.
Todos los seres humanos tienen su propio
Ángel Solar, su Yo superior o trascendente, el impulsor de sus motivos
espirituales más elevados y el supremo Guía de sus destinos kármicos.
Está muy escondido dentro del corazón, pero siempre acude cuando el
alma se siente terriblemente sola o se halla enfrentando grandes
dificultades... A veces, del fondo de esta indescriptible amargura del
alma se eleva inusitadamente un sentimiento infinito de cálida dulzura
y fulgida esperanza. Es la Voz del Ángel Solar, que en tales momentos
difíciles y de apremiante tensión, nos envía Su mensaje luminoso de
paz, de serenidad y de íntimo consuelo. Quizás la percepción del Ángel
Solar sea sólo posible para las almas que realizaron grandes esfuerzos
espirituales en sus vidas y que Su gloriosa Figura surgiendo raudamente
de los éteres, sea únicamente una experiencia realizable en ciertas
elevadas cotas de mística integración. Pero, sea como sea, El está
siempre aquí con nosotros, dentro del corazón, profundísimamente atento
al devenir de nuestro destino trascendente como Almas, siempre
dispuesto a intervenir para que nuestras vidas se ajusten a la Ley que
regula el Bien Cósmico aquí en la Tierra, siendo Su luz infinita la
verdadera esperanza de gloria de la existencia y la fuente divina de la
que emanan nuestros más íntimos consuelos..., ya que la Ley es justa y
todos participamos de su Justicia.