Puedo decir que hay receptibilidad telepática sólo cuando ha quedado expedito el
camino de fuego que va de la mente concreta o intelectual a la mente abstracta.
Entre ambas se sitúa un tercer factor -al que podríamos denominar factor
de equilibrio- que es, técnicamente, VOLUNTAD espiritual. En este proceso
de equilibrio, la mente queda prácticamente vacía de substancia mental inferior
y el Pensador espiritual, el Alma en su propio plano, puede utilizarla para
proyectar Su intención o Su voluntad a través de los éteres.
Hemos hablado en páginas anteriores que los Ángeles o Devas son los reguladores
de la actividad telepática. Son los agentes ígneos de la Voluntad del Pensador
que, a través de Ellos, envía Sus instrucciones al alma en encarnación, a la
personalidad humana que evoluciona en los tres mundos -físico, astral y mental.
En tal caso, el vehículo telepático es de la misma substancia que la del
Antakarana que construye el alma en encarnación, ayudada siempre por aquella
estirpe de Devas que llamamos místicamente "guardianes de la humanidad".
En el caso de un discípulo que recibe entrenamiento superior en un Ashram de la
Jerarquía, el enlace telepático se realiza por efecto de la Voluntad del Maestro
y de la exquisita receptividad mental del discípulo. Los Ángeles o Devas
continúan siendo los transmisores de las energías de la Voluntad del Maestro,
pero al finalizar el "mensaje telepático", el enlace magnético es disuelto en
los éteres y sólo el Maestro y el discípulo conocen realmente la cualidad del
mensaje. Los Ángeles se limitan a crear el camino telepático en los éteres. Esta
es su verdadera función y, al igual que los Iniciados, respetan las fórmulas y
archivan los secretos, vengan de donde vengan en las dilatadísimas entrañas del
Espacio, en el Akasa universal.
Esto no quiere decir que los Ángeles sean ajenos
al Mensaje, o a la totalidad de los mensajes telepáticos transmitidos entre el
Maestro y sus discípulos, entre los discípulos entre sí y entre el Ashram y
otros Ashrams de la Gran Fraternidad a través de los agentes telepáticos. La
clave de la analogía hay que aplicarla en todos los momentos. Sólo hay que
añadir al respecto que los Ángeles superiores que se dignaron a integrar en un
Ashram cualquiera de la Jerarquía por efecto de una aproximación superior de
Rayo o por efecto de su devoción espiritual al Maestro, CONOCEN arquetípicamente
el valor de los mensajes, porque ellos deben desglosarlos cuando surgen de la
mente del Maestro e integrarlos en la mente del discípulo. Hay que decir al
respecto que la cualidad de vida de los Ángeles es un verdadero misterio para
los discípulos, a menos de haber recibido la segunda iniciación Jerárquica y que
su mundo es un maravilloso crisol donde se gesta la tremenda alquimia de la
Creación.
Crear en los éteres es la parte más importante de la misión dévica, siendo la
comunicación telepática, como medio de vinculación espiritual de los discípulos
con sus respectivos Ashrams, una de sus actividades más corrientes. Ellos
utilizan los éteres, los dinamizan con su fuego y eligen el medio más rápido de
comunicación para establecer lazos de amor y de amistad entre los seres humanos.
El alma de las personas que se aman muy real y profundamente están unidos
también entre sí por los lazos del principio de amor del segundo Rayo, a través
del sentimiento dévico.
Todo en la vida del universo es "relación", lo mismo entre las células físicas
que entre las almas de los hombres. Varía únicamente la calidad de estas
vinculaciones y el grado de aproximación causal entre las entidades humanas con
sus respectivos Rayos causales -un antakarana perpetuo podríamos decir-
o la de la relación sintónica de estas mismas entidades con aquéllas otras a las
que por misteriosos efectos kármicos o de simples corrientes de sentimientos
afines, los Ángeles mantienen estrechamente conectados entre sí a través de los
éteres.
Sin embargo, cuando hablamos de comunicación telepática -que no es tan
frecuente como se cree- nos referimos a la creación de una substancia
mental muy sutil y de cualidad ígnea y radiante que destilan los Ángeles
superiores de sus auras magnéticas para producir el estímulo de los éteres y un
"misterioso vacío" en los mismos, que determina la clara y rapidísima
transmisión del mensaje telepático. No hay que confundir este mensaje con la
misteriosa relación de las personas a través de la línea del sentimiento, del
afecto o de las vinculaciones familiares. Tal como dijimos anteriormente, cuando
las almas se quieren, y no simplemente se desean, hay entre ellas una
comunicación de tipo sentimental, muy estimable. Sin embargo, la mente en tales
casos no interviene. Es el sentimiento de unión desvelado por los grandes
afectos terrenales.
En el estudio que se hace en los Ashrams sobre el "misterio de la comunicación"
aparecen los Ángeles como los verdaderos integradores de los enlaces
telepáticos. Por lo tanto, a estos Ángeles, a través de los cuales nos fue
desvelado el misterio, podemos considerarles los Señores de la Mente, los
creadores del impulso ígneo y los transmisores de la Voluntad, el poder que
desarrolla el discípulo y le vincula perpetuamente con el corazón del Maestro.