A estos enviados solares puede llamárseles con toda justicia los "embajadores"
de la Gran Fraternidad Solar o Logia espiritual del sistema en todos los
planetas de nuestro universo. Se trata de una excelsa corporación de Grandes
Ángeles de la estirpe de los llamados "comunicadores" y de los gloriosos Adeptos
solares cuya misión es transmitir las comunicaciones del Logos del sistema
planetario a todas las Logias espirituales de los distintos planetas. En cierta
ocasión me dijo Jezasel que incluso algunos de los asteroides entre Marte y
Júpiter tienen sus pequeñas logias y que también reciben de vez en cuando la
visita de algún enviado solar o del planeta Júpiter, pues tales asteroides
-y aún ciertos cuerpos celestes correspondientes a nuestro universo, que aún
cuando todavía no han sido catalogados como planetas pertenecen a la obra del
sistema solar- reciben debida atención de parte del Logos.
Tal es la ley de "comunicación" vigente para
todos los cuerpos celestes de no importa que sistema, constelación o galaxia.
Podemos admitir pues, sin esfuerzo, que las Logias espirituales de los distintos
planetas del sistema sostienen también estos lazos de comunicación entre sí
mediante el intercambio de "embajadores", o sea, de Ángeles e Iniciados
planetarios que vienen a ser la representación espiritual de un Logos planetario
en la sede de otro Logos planetario.
Tal como hemos aprendido en el Ashram, los cuerpos celestes incluidos dentro del
"círculo-no-se-pasa" del sistema solar no son sino "chacras" mayores ó menores
dentro del gigantesco cuerpo del Logos Señor de nuestro universo, que están
cumpliendo una misión muy concreta y definida en el interior del mismo. Cada uno
de estos centros está dirigido por una Entidad espiritual, a la que ocultamente
llamamos Logos Planetario u Hombre Celeste, pero que no son sino instrumentos
eficientes de la Entidad Solar que utiliza el gran cuerpo del Universo como
expresión de Su Voluntad de Ser y de Realizar.
Estos centros solares son la analogía superior de los "chacras", mayores o
menores, a través de los cuales se expresa la entidad humana. Sabemos
ocultamente de los chacras etéricos y de los chacras astrales o mentales en
correspondencia con aquéllos. Sabemos también que estos chacras están muy
estrechamente relacionados entre sí y que la evolución de un chacra específico,
por motivo de su propia situación en el esquema corporal humano, exige la
participación activa de los demás centros o chacras.
Igual sucede en relación con los demás cuerpos celestes del sistema con los
cuales nuestros chacras están misteriosamente vinculados. Cuando un planeta
dentro del gran cuerpo solar necesita un estímulo espiritual trascendente, o
realizar un desarrollo superior, recibe la ayuda de los demás planetas o chacras
a través de la Voluntad de los Logos planetarios, siguiendo las instrucciones
del Logos solar. Esto es lo que realmente sucedió con la estrecha vinculación
Venus-Tierra que originó la venida de los Señores de la Llama para instaurar la
Gran Fraternidad Blanca en nuestro mundo y, posteriormente, la gran invocación
cósmica que trajo a nuestro planeta a los Ángeles solares que fueron los
progenitores de nuestra humanidad terrestre.
Cuando en un planeta determinado, sea cual sea su grado de evolución, se ha
creado una Logia espiritual y empieza a regirse por las sagradas leyes de la
Fraternidad, se hace necesaria la creación de un cuerpo celeste de embajadores
con la suficiente inteligencia y grado de evolución cósmica para poder
representar dignamente a la Entidad espiritual representativa, o Regente de
aquel planeta. Lógico es suponer que la calidad del embajador, y el grado de
evolución del intermediario celeste, dependerán de la evolución del Logos
planetario de Quién es eficaz colaborador.
El Señor Buda, por ejemplo, es un embajador del Logos planetario en la Gran
Logia solar y una de Sus atribuciones principales es relacionar el centro
místico de Shamballa con otros centros planetarios, especialmente con las Logias
espirituales de Venus y Júpiter. Podríamos decir -hablando en un sentido
genuinamente político tal como lo conocemos en la Tierra- que el Señor
Buda es un embajador plenipotenciario que goza de toda la confianza del Regente
espiritual de nuestro mundo, el bendito Señor Sanat Kumara y otra de sus
actividades es "traer" cíclicamente a la Tierra energías de tipo cósmico, tal
como lo ha venido haciendo desde hace muchos siglos durante el Festival místico
de Wesak que tiene lugar durante el plenilunio de Tauro de cada año en ciertas
ocultas regiones del gran macizo del Tíbet. Este "sacrificio anual" de Buda no
sería posible si no tuviese el "derecho celestial" de hacerlo en virtud de Su
cargo -si podemos decirlo así- de embajador plenipotenciario que el
Logos planetario de nuestro esquema le ha concedido en virtud de Su excelsa y
esplendente evolución espiritual.
Estas ideas -aprendidas en la Escuela de Analogía del Ashram- hacen
entrever lo que hay que entender realmente por "Doctrina de los Avatares", pues
un Avatar -por poco que lo analicemos- no es sino un embajador de
cualquier Logos, planetario o solar, dentro del "circulo-no-se pasa" de un
sistema o de un esquema o más allá de este círculo, para "traer ayuda"
espiritual a planetas menos desarrollados y a humanidades más necesitadas. Tal
es la Ley de Fraternidad que rige el destino de cualquier ser viviente en el
marco del Cosmos absoluto.