La relación entre el sol y el reino vegetal tiene un símbolo muy
revelador en el heliotropismo, ese instinto que orienta siempre
hacia la LUZ. En el reino humano ese instinto de orientación se
puede asociar con la práctica de la INVOCACION.
In-vocar es
literalmente el uso de la voz para atraer la atención de otra
conciencia. La magia del verbo encarnado en la palabra, el misterio
mismo de la esencia humana, se oculta y se revela al invocar.
Invoquemos el Amor y el Bien, a la Luz del Sol, como lo ha hecho
el Helianthu desde los tiempos de nuestros Incas, en ese servicio de
redención planetaria --culto a la Vida-- que conocemos como
"fotosíntesis". Seamos la sustancia verde que reduzca todo lo
anacrónicamente vigente en el mundo --eso que llamamos "mal"-- y
transmutemos cada átomo planetario en sustancia luminosa,
purificando el ambiente... compartiendo, cooperando y
responsabilizándonos... calladamente, profundamente, serenamente.
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