Símbolo Nueva Era

El Observatorio de Shamballa

 

La Ciencia de la Meditación

 

El diccionario de la Real Academia Española define “meditar” como “pensar atenta y detenidamente sobre algo”. También define “contemplar” como "poner la atención en algo material o espiritual" y “atender” como "aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible".

Éstas son buenas descripciones de las formas efectivas que puede tomar la meditación moderna. La meditación va más allá del método místico que consiste en buscar el éxtasis de la unión con lo divino o con Dios para sí mismo. La meditación trasciende el objetivo de muchas prácticas modernas que ponen énfasis en "apaciguar la mente". La separación de la mente de todas sus funciones normales a menudo provoca, en vez de paz, una sensación de parálisis mental que hace a la mente incapaz de registrar, de interpretar y de aplicar.

Estas tres palabras probablemente dan la definición más exacta de meditación creadora –registro, interpretación y aplicación. Implican actividad mental, incluyendo causa y efecto, contacto con la fuente de inspiración, y la capacidad consiguiente de usar y aplicar los frutos de la meditación.

Existe un método que se aprende y que se puede poner en práctica para obtener la concentración y el alineamiento de la conciencia vuelta hacia la fuente primera de la inspiración espiritual – el alma. Todo comienza por la actividad mental, entendiendo que la mente contiene tres aspectos: el inferior o la mente concreta, el superior o la mente abstracta, y el punto intermedio que denominamos el alma o punto focal de la conciencia.

La mente inferior representa la facultad de análisis y dirección. La meditación creadora procura encauzar la mente inferior, dirigiéndola conscientemente, en alineamiento con la mente superior y el alma. Un "pensamiento-simiente", contemplado a la luz del alma --iluminación mental-- produce nuevos pensamientos que la mente inferior interpreta y pone en práctica.

La meditación, como un proceso de receptividad mental, es esencialmente una manera de canalizar energía. Los científicos modernos coinciden en el hecho de que "todo es energía" – un aforismo ocultista fundamental. La fuente que mantiene viva toda manifestación es la energía; la conciencia, infundida por los corazones y las mentes humanas, es la respuesta a esa energía de vida.

El pensamiento dirigido claramente en la meditación, con la mente permaneciendo firmemente en la luz del alma, es un método científico de entrar en contacto con esos aspectos mayores de la energía de la vida que llamamos la Luz, el Amor y el Poder, de interpretarlos correctamente, y de dirigirlos, en forma de ideas y planes, en una actividad específica.

La meditación es una técnica científica fiable si se practica con cuidado y precisión. Aunque las técnicas de meditación pueden ser enseñadas y aprendidas, la manera de aplicarlas varía de un individuo a otro. Cada uno debe encontrar su propia vía, pues la experiencia es la que permite convertirse en experto en el uso correcto de la mente, alinear la conciencia con la luz del alma y aprender a cómo dar una expresión correcta a los abundantes recursos espirituales disponibles para el servicio.

PLEGARIA Y MEDITACIÓN

 

La plegaria y la meditación son dos métodos distintos de acercamiento a la realidad. Ambos son igualmente legítimos y útiles. La plegaria se basa en el concepto de Dios Trascendente, más arriba y más allá del mundo de los quehaceres humanos. En cambio la meditación, apela a aquellos que reconocen a Dios Inmanente, actuando en el interior de Su creación. Cuando rezamos, hablamos con Dios; cuando meditamos, escuchamos a Dios, o dejamos que Dios hable con nosotros.

Las diferencias fundamentales entre plegaria y meditación son la motivación y el medio. La plegaria se basa en el deseo personal y sus resultados dependen del fervor y la intensidad emocional; mientras que la meditación debe estar motivada por el servicio al Plan y el bien mayor para toda la humanidad. La meditación utiliza la mente disciplinada para entrar en contacto con el alma y conocer la voluntad de Dios.

Tanto la plegaria como la meditación son de naturaleza invocadora. Ambas apelan a las fuerzas espirituales para la liberación de energías en respuesta a una demanda expresada, y ambos métodos funcionan. Los dos son necesarios porque la mayor parte de la humanidad todavía está centrada en el plano emocional.

La meditación es practicada por aquellos que reconocen que la divinidad – el "Reino de Dios" – está en el interior, y que la realización de Dios es un proceso natural. La utilización disciplinada de la mente, combinada con el servicio a los demás, es la manera de alcanzar esta realización. "Cristo en vosotros, esperanza es de gloria", es una realidad para quien medita.

REDEFINICIÓN DE LA VIDA ESPIRITUAL

 

La idea de desarrollo espiritual ha sido asociada casi exclusivamente a las religiones del mundo. Realizar un trabajo "espiritual" significaba convertirse en sacerdote, rabino o pastor, o entrar en una orden religiosa de un tipo u otro. La iglesia, más que el alma humana, se convirtió en el guardián de la vida espiritual. Hoy el individuo es el guardián de su propia vida espiritual y está en proceso de espiritualizar su vida material.

Mientras que el religioso postula que Dios está en todas partes, el científico ha descubierto que la energía está en todas partes. El principal problema que resulta de esta división relativamente moderna entre espíritu y materia concierne a la condición humana misma. Cuando la espiritualidad no está relacionada con la vida diaria corriente, los valores inferiores, materiales tienden a mantener el dominio; mientras que para conseguir unas mejores condiciones mundiales, el bienestar humano y unas relaciones humanas correctas, las energías espirituales deben condicionar los valores y la vida material.

La palabra "espiritual" se refiere a las actitudes, las relaciones, el avance de un nivel de conciencia a otro. Está relacionada con adquirir una nueva visión y ver nuevas y mejores posibilidades. Se refiere a todos los efectos del proceso evolutivo que conduce al hombre a extender progresivamente su sensibilidad; describe las expansiones de conciencia, las actividades que conducen a nuevas formas de desarrollo. Los descubrimientos de la ciencia, o la composición de alguna gran obra en el campo de la literatura o del arte, son otras tantas evidencias del desarrollo espiritual como las experiencias del místico o lo que registra el discípulo en contacto con su alma.

El reconocimiento de su propia naturaleza espiritual permite al individuo reconocer la divinidad en los demás y en todas las formas de vida. Al aprender a pensar en los demás como almas, empezamos a actuar en consecuencia. Cuando cada uno progresa y adquiere una comprensión más incluyente y compasiva, ayuda a elevar a la familia humana y a acercarla a su destino espiritual – el establecimiento del Reino de los Cielos en la Tierra.

EL PLAN DE AMOR Y DE LUZ

 

El Plan es la expresión de la Voluntad de Dios (el Logos Solar), encarnado como el Propósito redentor de nuestro Logos planetario (la Tierra) y formulado en términos de luz y de amor por la Jerarquía espiritual de Maestros de Compasión y de Sabiduría.
El Padre Nuestro es una de esas formulaciones que han revelado el Plan a través de los siglos y que aún continúa vigente. Otra formulació, más reciente, se denomina La Gran Invocación.
LUZ + AMOR + VOLUNTAD = BIEN + PAZ

LA MEDITACIÓN: UNA DISCIPLINA ESPIRITUAL

 

Dado que la palabra "espiritual" se aplica virtualmente a todos los campos de la vida, describe todo lo que conduce a una mayor visión, comprensión, e integración con las variadas formas que toma la vida. La espiritualidad implica una esfera de influencia y responsabilidad en constante expansión.

Una palabra clave en el desarrollo espiritual es la disciplina. El alma puede contar con una vida mental, emocional y físicamente auto-disciplinada. Los primeros contactos ocasionales entre el alma y la personalidad, propiciados por la meditación, pueden aumentar en duración e intensidad cuando la personalidad disciplinada ofrece un canal preparado para ser utilizado por el alma. Una disciplina cuidadosa y exenta de fanatismo de los vehículos o estados de conciencia de la personalidad egocéntrica establece una relación de trabajo entre la personalidad y el alma, conduciendo la vida personal al alineamiento con la intención del alma.

La disciplina de la meditación diaria como medio para entrar en contacto con el alma y para desarrollar la conciencia y la fusión con el alma, es uno de los principales medios para espiritualizar la vida en este planeta y para ayudar a la exteriorización del Reino de Dios.

EL ALMA Y LA PERSONALIDAD

 

La ciencia de la meditación se fundamenta en el hecho de que el ser humano es esencialmente una entidad espiritual, el alma, que ocupa la forma de una personalidad. La meditación tiene como objetivo la utilización correcta y el control de los vehículos de la personalidad, su integración en un todo unificado y coordinado, y, finalmente, la fusión de la personalidad integrada con el alma.

La personalidad está compuesta de cuatro vehículos: el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo etérico y el cuerpo físico denso. Cada uno de los vehículos de la personalidad es el agente de un tipo particular de energía y experiencia, proporcionando a la vez un mecanismo de percepción y un medio de expresión.

La mente, o cuerpo mental, distingue lo verdadero de lo falso, evalúa los hechos y sopesa las opiniones e ideas de los demás. La mente planifica y decide; es esencialmente un mecanismo creativo.

El cuerpo emocional es el componente de la personalidad que percibe y expresa sentimientos –amor, odio, deseo, aspiración, ira, o la gran cantidad de otras emociones.

El cuerpo etérico es el vehículo de energía, que compenetra la materia física densa y la condiciona con el tipo y cualidad de la energía que fluye a través de los canales etéricos. El cuerpo etérico es el medio de contacto y de respuesta al océano de energías en el que vivimos.

El vehículo físico denso funciona principalmente como un autómata, respondiendo a los pensamientos y sentimientos que fluyen, como energías, a través del cuerpo etérico, motivando las actividades físicas.

El trabajo de la meditación es necesario para armonizar las facultades de pensar y de sentir, para coordinar e integrar los cuerpos mental y emocional en un todo coherente, evocando el flujo de energía que emana del alma. Con los cuerpos mental, emocional y físico, bajo la guía del propósito espiritual, los conflictos internos son resueltos y la personalidad integrada se convierte en un vehículo puro para la expresión del alma, un medio de liberar una gran luz y más amor en el mundo de los asuntos humanos.

LA NATURALEZA DEL ALMA

 

Cada forma de cualquier tipo, se trate de un átomo, un ser humano, o un planeta tiene – o es – un alma. El alma es el principio de la conciencia, individualizada, como en el ser humano, o colectiva, como en los otros reinos de la naturaleza.

El alma humana tiene tres aspectos: la inteligencia iluminadora, el amor sabio y compasivo, y la voluntad de sacrificio. El alma es la voluntad-al-bien del amor sabiamente expresado.

El alma es el punto focal de la vida espiritual a través del cual pueden realizarse los planes de Dios. Aunque es idéntica en naturaleza en todos los seres humanos, cada alma tiene una cualidad propia y se encuentra en diferente grado de desarrollo y de expresión en cada ser humano.

El alma es la sede de la conciencia, aquello que media entre la vida espiritual y su expresión material. El alma, como punto focal de la conciencia que observa, es el verdadero servidor, el discípulo. El término "discipulado" define el esfuerzo de vivir una vida de servicio con sus inevitables expansiones de conciencia.

El estudiante de meditación necesita una fuente de enseñanzas prácticas en las que tenga confianza y que pueda poner a prueba y aplicar a sí mismo. Cada expansión de conciencia, siempre iniciada por el individuo mismo, le permite expresar la conciencia del alma cada vez más clara y más exacta.

Existe una "cadena" jerárquica, en relación con la vida del alma, que relaciona a todos aquellos que son capaces, en cierto grado, de expresar las cualidades y principios de nuestra vida planetaria en evolución. Todo está interrelacionado y es interdependiente, de la unidad a la totalidad, y la realización de cualquier individuo afecta profundamente a la totalidad.

El alma humana incluye, pero no está limitada por la personalidad a través de la cual se expresa la vida. Por la meditación y la contemplación, y por el propósito sostenido del discípulo, el alma ilumina la mente e inspira el corazón, que a su vez transmite comprensión y sabiduría al cerebro. La psique o alma, el sujeto que percibe o pensador, es la chispa inmortal, imperecedera de divinidad, el Hijo de Dios, la inteligencia espiritual que es el ser humano real.

LA MEDITACIÓN COMO PUENTE

ENTRE EL ALMA Y LA PERSONALIDAD

 

El reconocimiento de la dualidad en la naturaleza humana provoca, con el tiempo, la intención de construir un puente o enlace entre la personalidad y el alma, puesto que el alma siempre busca la unión consciente con la personalidad, que es su expresión. Mientras que la aspiración puede proporcionar el motivo, el trabajo real en la construcción del puente se lleva a cabo en el nivel mental, basado en la capacidad de controlar la mente por medio de la disciplina de una meditación regular.

La meditación establece la relación entre el alma y la personalidad. Es una relación de cooperación, conduciendo finalmente a la fusión del alma con la personalidad. El trabajo está basado en la simple premisa de que la energía sigue al pensamiento y se conforma a éste. El uso correcto del poder de la mente puede lograr cualquier propósito, bueno o no tan bueno. La meditación ocultista implica una mente enfocada, la capacidad de visualizar, la habilidad para construir formas mentales y utilizar la imaginación creadora, además de una exacta comprensión del propósito del alma.

Este tipo de meditación eleva la calidad de vida. Crea un camino iluminado de relación y comunicación entre el dominio subjetivo del alma y su expresión objetiva, la personalidad. A medida que la personalidad se adapta y se subordina al dominio del alma como Yo real, es, a su vez, redimida por la luz y la energía del alma, y todos los aspectos de la vida en el plano físico son irradiados y elevados.

EL ALINEAMIENTO

 

La meditación es, o debería ser, una experiencia profundamente espiritual que conduce a una correcta relación con Dios y a las correctas relaciones humanas en la vida cotidiana. Esencialmente es el medio por excelencia de establecer un alineamiento entre los diferentes aspectos de la vida planetaria que, desde el ángulo de la conciencia y de la forma, parecen estar separados.

La meditación creadora comienza con un ejercicio de alineamiento y da como resultado un alineamiento más profundo, más extendido y más sostenido entre el meditador y todo lo que le circunda. El alineamiento pone los diferentes niveles y estados de conciencia en "línea" unos con otros, o los ajusta correctamente los unos en relación con los otros.

En la meditación el alineamiento afecta al cuerpo mental -la mente; a la naturaleza emocional sensible -el corazón; al cuerpo etérico o energético y al cuerpo físico. Cuando estos componentes están integrados en una unidad, pueden alinearse, entonces, con el alma misma, el Yo espiritual. Con esto se crea un canal de comunicación que vincula el cerebro, el corazón, la mente y el alma; de este modo, la energía vital del alma, con su poder para iluminar e inspirar, puede pasar rápidamente a la actividad, afectando a cualquier aspecto de la vida diaria.

En este proceso, la mente es el principio activo. La mente ve, visualiza, concentra la energía necesaria y enfoca la actitud requerida. Sin ser necesariamente consciente de los resultados obtenidos, la mente puede actuar triunfalmente como si el alineamiento necesario hubiera sido creado. La repetición constante y la atención enfocada proporcionan los materiales de base para la construcción.

Una vez creado en la conciencia, el alineamiento esencial está siempre presente, necesitando tan sólo un momento de pensamiento dirigido para ser actualizado como un elemento activo en la relación entre la vida interna y externa.

LA MEDITACIÓN: UNA MANERA DE VIVIR

 

La meditación ofrece una alternativa a los valores puramente materiales de la vida moderna. Es un medio de armonizar o resolver el aparente conflicto entre los aspectos material y espiritual del vivir. La meditación no es una huida de la realidad, sino un sendero para descubrir el Yo verdadero, el ser espiritual, el alma.

El objetivo básico de la meditación es capacitar a la persona para llegar a ser -en su manifestación externa- lo que es en su realidad interna. La meditación conduce, a lo largo del sendero del devenir, hacia la capacidad espiritual de ser, de conocer y de hacer. Por consiguiente, la meditación comprende toda la expresión de la vida, subjetiva y objetiva. Tiene como objetivo la utilización de la mente por el alma a fin de llevar a cabo acciones en conformidad con el Plan establecido para la humanidad.

Dentro de este proceso centrado en el Plan, la mente en meditación es estimulada e iluminada, y se le presenta la verdadera oportunidad de contribuir a la evolución planetaria con la riqueza individual que cada uno contiene en potencia. La verdadera meditación ocultista se practica como un servicio a la raza humana.

Hoy día, el alma de la humanidad está en vías de tomar el control del modo de vida de la personalidad. Se ha iniciado el largo proceso que conduce a la infusión del alma de la raza. La práctica de la meditación puede servir ahora para acelerar y llevar a cabo el proceso en el planeta como un todo. En el pasado, la cooperación con el ritmo planetario de meditación fue, por un tiempo, el servicio reservado a unos pocos pioneros; hoy día, puede convertirse en un modo de vida para muchos.

LA MEDITACIÓN CREADORA: UN SERVICIO PLANETARIO

 

La técnica de la meditación gobierna todas las expansiones de conciencia, incluyendo todo el proceso de desarrollo evolutivo del planeta. Es la técnica de contacto espiritual, el medio de fomentar la evolución de la inteligencia humana, la capacidad de amar y la habilidad de poner la voluntad personal en alineamiento con la voluntad divina.

La meditación es el medio más efectivo para trascender el sentido restrictivo de separación y de aislamiento que aprisiona la conciencia humana haciéndola fútil. Es el principal agente creador en nuestro planeta. La meditación, en estos tiempos, tiene el poder de cambiar las condiciones, invocar las potencias espirituales superiores, trabajar con concentración -tanto vertical como horizontalmente- en el mundo humano y en el Reino de Dios. Es esta actividad vertical y horizontal la que contiene el secreto de la meditación creadora.

La intención de servir a la humanidad es el motivo esencial para toda meditación verdaderamente creadora. La expansión de la mente humana se basa en la capacidad de amar y servir al prójimo. El resultado final en la conciencia del hombre es la iluminación, la sabiduría y la voluntad hacia el bien, más una capacidad creciente para cooperar en propósitos creadores y redentores de nuestra vida planetaria. La meditación, como servicio planetario, es tan práctica como efectiva.

PROTECCION DE LOS PELIGROS EN LA MEDITACIÓN

 

El camino de la meditación es muy parecido a cualquier otro camino en el que se sigue una trayectoria para alcanzar una meta. Y, como ocurre en cualquier otro sendero, al viajero se le pueden presentar ciertos escollos. La meditación no es perjudicial en sí misma, pero si es mal utilizada o se practica imprudentemente, puede crear problemas personales al meditador.

La mejor protección durante la meditación es el simple sentido común, y una actitud equilibrada. El sentido común desplaza todo exceso de entusiasmo y de fanatismo, así como cualquier concentración demasiado rígida sobre la meta, que pueda conducir a la fatiga física o mental. El sentido de equilibrio permite comprender que el desarrollo de la conciencia es un progreso gradual a largo plazo, y que, por lo tanto, los cambios no suceden de la noche a la mañana. Esto evita el desaliento que sufre el neófito cuando las grandes revelaciones no llegan tan pronto como él desea.

Uno de los mayores escollos en la meditación y también uno de los mejor conocidos, es el caso del individuo que llega a perderse tan profundamente en su propio mundo subjetivo que tiende a apartarse de la realidad física. La meditación debería conducir a una bien determinada expresión de la vida. Un esfuerzo mental demasiado fuerte o una sobre estimulación pueden ser corregidos por la expresión de las experiencias mentales en hechos de orden físico. Esto puede realizarse intentando traducir las visiones e ideas más elevadas en algún proyecto o actividad que pueda beneficiar a otros.

Un segundo peligro posible en la meditación es el de la sobre estimulación emocional. La meditación trae a la vida del meditador un creciente flujo de energía que tiende a acentuar tanto las cualidades positivas como las negativas, llevándolas a la superficie donde pueden ser claramente percibidas. Cada meditador es responsable de manejar esta mayor afluencia de energía, debiendo descubrir sus propias debilidades emocionales y esforzarse por mantener un foco armonizador de atención en el plano mental.

El estudiante de meditación debería proceder lenta y cautelosamente. Cualquier cosa que valga la pena requiere tiempo y esfuerzo. Los resultados que se obtienen de un lento proceso de construcción, serán probablemente más duraderos que los resultados de un trabajo realizado precipitadamente con la esperanza de un éxito inmediato. El estudiante debería también procurar ser regular en la meditación. Veinte minutos de trabajo diario es mejor y más seguro que cuatro horas seguidas de trabajo realizado una vez al mes.

La protección más segura se encuentra en la vida de servicio. La meditación genera energía e inspiración. Si ésta no se expresa en alguna forma de servicio, puede producirse una congestión o una sobre estimulación. El servicio es el uso correcto de la energía, de la visión y de la inspiración del alma.

LA MEDITACIÓN GRUPAL

 

Aunque la meditación en sus comienzos puede desarrollarse como una actividad solitaria, al igual que cualquier otro campo de interés, el individuo llega, tarde o temprano, a ser parte de un todo mayor del que extrae significado y propósito. A través de la meditación, el ser humano emerge a un estado de conciencia compartido con otros, un estado tan real como la existencia física, aunque caracterizado por diferentes tipos de percepción. El meditador encuentra una comunidad o fraternidad en el plano de la conciencia. Así se adentra en la meditación de grupo.

Esto no significa que haya que meditar juntos en el mismo lugar y al mismo tiempo. El verdadero lugar de encuentro del grupo se encuentra en el plano mental, el plano de la mente.

En términos metafísicos, la meditación tiene lugar fuera del tiempo y del espacio, pero lo que es importante en la meditación grupal es el sentido de un enfoque y de un interés común, de una atención grupal sobre el objeto de la meditación. Las personas que componen un grupo se han unido por una idea y un interés compartidos, y no tanto por una relación personal. Los grupos pueden trabajar juntos y meditar sobre muchos temas diferentes, pero el tema subyacente, en el trabajo de grupo, es el servicio a la humanidad. De este modo, el grupo desempeña su parte en la vida planetaria.

Los grupos pueden trabajar para atraer mayor luz a los asuntos humanos y condicionar la atmósfera subjetiva del planeta. Trabajan con energías tales como luz, amor y buena voluntad, ayudando a liberar estas energías subjetivas en la vida física diaria. Aunque estos grupos pueden estar trabajando para iluminar el entorno humano, no utilizan la fuerza. No intentan, por ejemplo, dirigir la energía hacia la mente de un individuo o de un grupo con la intención de cambiarles o influenciarles. Sin embargo, liberan luz o crean una condición subjetiva en la cual una persona o una nación puede permanecer más fácilmente en la luz de su propia alma.

La participación en el trabajo de meditación grupal produce, a menudo, efectos secundarios sobre las personas implicadas. A medida que uno trabaja en meditación grupal, obtiene gradualmente un mayor discernimiento respecto a los propios asuntos, a los asuntos mundiales y a la naturaleza de la interrelación de grupo. Los meditadores desarrollan un sentido de integración con sus colaboradores, así como un sentido de unidad e identidad con todos quienes sirven a la humanidad. En el proceso, los participantes adquieren un inapreciable conocimiento, es decir, aprenden por propia experiencia que hay una fuerza para el bien en el mundo, que existe un Plan para la evolución humana, y que lo que hacen en sus propias vidas y que contribuye al servicio, genera un cambio.

MEDITACIÓN Y MEDIACIÓN:

EL NUEVO GRUPO DE SERVIDORES DEL MUNDO

 

Existe una gigantesca meditación grupal que obra en diferentes fases sobre nuestro planeta. Todos los individuos en meditación y todos los grupos de meditadores están relacionados unos con otros a través de su propósito espiritual unificado. Ese propósito es el servicio al Plan para el fomento de la evolución humana. En esta meditación, dos centros o grupos planetarios mayores están trabajando en concierto con el reino humano; uno de ellos es la Jerarquía Espiritual del planeta y el otro es el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. La Jerarquía Espiritual es conocida bajo muchos nombres; para los cristianos es el "Reino de los Cielos y de Dios"; en Oriente, es la "Sociedad de Mentes Iluminadas". Ese grupo comprende aquellos hijos de Dios que, a lo largo del sendero de evolución, han viajado más lejos que el resto de la humanidad, habiendo trascendido las limitaciones del estado de conciencia estrictamente humano, y que, sin embargo, continúan sirviendo a la humanidad y al Plan.

Hoy día, un número creciente de hombres y mujeres comienzan a ser sensibles al Plan y están trabajando para su despliegue. Todos forman parte de un grupo subjetivamente unificado y conocido por el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo (NGSM). Este grupo representa un éxito en el marco de la evolución, pues, por primera vez en la historia de la humanidad, un número substancial de hombres y mujeres están reconociendo el papel del reino humano en la continuidad de la vida y la conciencia en este planeta. La humanidad permanece como un reino puente entre el Reino de Dios y los reinos inferiores -animal, vegetal y mineral-, y como tal cumple la tarea del divino mediador. El NGSM media entre la Jerarquía y la humanidad, manteniendo un canal vibrante y radiante a través del cual puede fluir la inspiración. Los miembros del NGSM aceptan conscientemente esta responsabilidad para la redención planetaria.

Los miembros del NGSM pueden ser o no conscientes del grupo como un todo o del lugar que ocupan en él. Están vinculados entre sí por su amor a la humanidad, por su constante esfuerzo para mejorar la condición humana y dar forma a las ideas y principios que deben encontrar una aplicación universal. Por medio del uso creador de la mente, esto es, a través de la meditación, esos hombres y mujeres son capaces de penetrar en el dominio del alma y poner de manifiesto esa divina energía de manera que pueda ser utilizada por la humanidad. Perciben y adaptan el Plan para la humanidad y ayudan, con su pensamiento meditativo, a producir ideas prácticas que servirán a toda la raza humana.

En el corazón de este grupo de servicio se encuentran aquellos que utilizan la técnica de la meditación ocultista para alinearse conscientemente con la Jerarquía y, así, revelar el Plan a un mundo necesitado. Todos los hombres y mujeres de buena voluntad pueden participar en este periodo de transición espiritual tan importante. Poco importa el grado de desarrollo espiritual que una persona haya alcanzado; siempre puede ayudar, de alguna manera a crear un futuro mejor y, obrando así, llegar a formar parte del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

MEDITACIÓN DE LUNA LLENA

 

La meditación en el momento de la luna llena es una importante forma de servicio. La luna llena de cada mes es un periodo de intensificación de la energía y de elevada actividad espiritual; un momento de inspiración, de intuición y de mayor oportunidad para servir.

La meditación en el momento de la luna llena es una técnica para establecer contacto efectivo con la luz y el amor actualmente necesarios en los asuntos humanos. En el momento de la celebración de la luna llena, ésta se encuentra en el lado opuesto de la Tierra y alejándose del Sol. Esto permite la relación plena, directa y sin obstáculos entre la tierra y el sol, fuente de nuestra vida, nuestra energía y nuestra conciencia, lo cual simboliza la relación existente entre la personalidad humana y el alma.

El tiempo de luna llena es la pleamar de las energías espirituales, tanto en el planeta como en el mundo del pensamiento humano. Quienes eligen servir de este modo, emprenden el trabajo mental de redención y renovación, transformando e iluminando la atmósfera interna de la conciencia humana.

Es necesario alinearse subjetivamente con el grupo planetario de meditadores, tanto para llevar adelante el trabajo científico de este campo, como para proteger a la persona de una posible sobre estimulación. La participación de gente de muchas naciones aumenta la efectividad de este trabajo de servicio, por medio de la meditación; el grupo es más grande que la suma de sus partes.

En el momento de la luna llena, la afluencia de energía espiritual se acrecienta gracias al pensamiento enfocado de los meditadores en cooperación. Esto produce varios efectos: refuerza la relación subjetiva entre todos los miembros del reino humano; influencia también la relación entre la humanidad y los demás reinos que coexisten en este planeta. Las rectas relaciones humanas son una indicación de una correcta relación entre los seres humanos, y entre la humanidad y Dios; esto, a su vez, aclara el camino para el surgimiento de una calidad de vida más elevada.

Cada mes, durante la luna llena, el sol está alineado con uno de los doce signos del zodíaco. Los signos indican la cualidad de las energías subjetivas disponibles, durante ese mes, para ser transmitidas. En los ciclos anuales, la humanidad como un todo está expuesta a toda la gama de experiencias. Estas energías y cualidades estimulan la evolución de la conciencia humana; las energías zodiacales pueden ser utilizadas por todos los individuos.

El trabajo consciente con estos diferentes tipos de energía espiritual lleva la inspiración y las ideas al alcance de las mentes y de los corazones humanos. La meditación, especialmente cuando se realiza en forma grupal y subjetiva, estimula un nuevo factor en la conciencia humana – una creciente madurez espiritual. Este amplio trabajo planetario de servicio mundial contribuye a la tarea de civilizar espiritualmente el planeta Tierra.

LA SÉPTUPLE PROGRESIÓN DEL AMOR DIVINO

 

La ciencia de la meditación se basa en el trabajo con energías subjetivas. El meditador experimentado puede, en su meditación, cooperar con otros para distribuir tales energías, allí donde son más necesarias, por medio del poder del pensamiento. La energía primaria, subyacente a toda vida sobre este planeta, es la energía del amor irradiante de Dios, o Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos el ser.

De la misma manera que el latido del corazón humano establece el ritmo por el que circula la sangre a través del cuerpo, la energía del amor fluye a través de la vida con su propio modo y ritmo. En el caso de nuestro planeta Tierra, el flujo y reflujo del amor emanante del corazón del Sol está indicado por los ciclos de la luna.

El momento de la Luna llena es la marea alta del flujo planetario, simplemente porque la Luna no se interpone entre el Sol y la Tierra, sino que está directamente opuesta al Sol. En los periodos de Luna llena, cada uno puede participar más plenamente en el caudal de amor divino, ya que el flujo de energía se encuentra, entonces, en su punto culminante. Cada luna llena ofrece la posibilidad de ser parte consciente en el gran proceso planetario - la abarcadora corriente de energía, conocida como la séxtuple progresión del amor divino.

Esta progresión comienza simbólicamente en el centro coronario planetario (Shamballa), el centro del propósito y de la voluntad del planeta, el centro donde se origina la voluntad al bien. Esta voluntad al bien es trasmitida como amor esencial. Desde el centro coronario planetario, la corriente de amor fluye hacia el corazón planetario, la Jerarquía espiritual. La Jerarquía es el Reino de las Almas, el quinto reino de la naturaleza o Reino de Dios. Está compuesto por quienes han pasado más allá de la etapa de evolución estrictamente humana, para entrar en lo que podría llamarse estado sobre humano. La Jerarquía es la depositaria del amor y de la sabiduría del planeta, y formula el Plan de luz y de amor para realizar el Propósito de Dios y hacer avanzar a la humanidad.

A medida que este flujo de amor llega a la Jerarquía, se concentra en un punto único, el corazón de amor en el interior de la Jerarquía, el Cristo. Es el Cristo viviente, instructor de ángeles y hombres, el mayor de esta gran familia de hermanos: la humanidad. El Cristo, manteniéndose en el corazón de la Jerarquía Espiritual, es el mismo gran Maestro mundial que las grandes religiones mundiales conocen bajo diferentes nombres.

Desde el Cristo, la corriente de amor divino fluye hacia el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, un grupo de individuos subjetivamente relacionados y que trabajan, cada cual en su lugar y a su manera, para encarnar y dar cuerpo a la luz y al amor en el corazón de los hombres y las mujeres de buena voluntad del mundo entero, aquellos que son sensibles al amor y a la idea de correctas relaciones humanas.

El flujo de amor emerge, finalmente, a fin de encontrar una expresión física, a través de diferentes puntos focales por medio de los cuales puede trabajar el Cristo. Uno de estos puntos focales podría ser, por ejemplo, un centro planetario importante como Nueva York, Londres o Ginebra, o una importante organización mundial como las Naciones Unidas.

Esta es la séptuple progresión del Amor Divino subyacente en toda meditación. Desde 1) el centro donde la voluntad de Dios es conocida, pasando por 2) la Jerarquía Espiritual del planeta y a través del punto del corazón de la Jerarquía, 3) el Cristo; del Cristo al 4) NGSM quienes, a su vez, la dirigen hacia 6) los hombres y las mujeres de buena voluntad por todo el mundo y hacia 7) las actividades humanas en el plano físico externo de la vida.

Cada uno es parte de este proceso viviente. Cualquiera puede llegar a ser un participante consciente en este flujo de amor, en esta realidad planetaria subjetiva que subyace en el mundo externo de las cosas, en Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos el ser.

LA GRAN INVOCACION

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes humanas,
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones humanos,
Que Aquel Que Viene retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades humanas,
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza humana,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.

Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

 

 

Traducido y adaptado de: http://www.lucistrust.org/content/download/27413/345876/file/Science_of_Meditation.pdf

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