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CAPÍTULO XII
LA GRAN INVOCACIÓN UN MANTRAM DE LA NUEVA ERA
Este capítulo tiene por objeto aclarar ciertas dudas acerca de esta plegaria
mundial analizando sus tres particularidades esenciales: procedencia,
significado y finalidad. Nos ha sido preguntado muy frecuentemente cuál era
nuestra opinión acerca de este Mántram y si lo considerábamos eficaz como
sistema de ayuda en un mundo aparentemente desquiciado en sus valores morales y
en creciente caos psicológico y social, en vez de emplear técnicas concretas de
ayuda internacional, tal como las que emplea la Cruz Roja o las Naciones Unidas,
a través de sus Departamentos de Servicio, U.N.E.S.C.O., O.M.S., F.A.O.,
U.N.I.C.E.F.,.... etc. o el servicio espontáneo y desinteresado individual o
grupal en momentos de grandes crisis mundiales, tales como aquellos en que se
abate sobre la Tierra alguna espantosa calamidad provocada por los propios
hombres o por los elementos geológicos.
Podríamos decir y esto puede afirmarlo cualquier persona sensata, que practicar
el bien en el nivel que sea siempre es bueno y es una expresión del espíritu de
fraternidad y solidaridad. Sin embargo, cuando hablamos de Mántrams o de
Invocaciones, nos referirnos a una nueva técnica de servicio en el área extensa
de necesidades dentro de la humanidad. Podríamos definir científicamente esta
técnica como "el poder creativo de la mente removiendo los éteres planetarios
por el impulso de la buena voluntad". Esta frase define el alcance del proceso
que, como observarán, engloba simultáneamente el poder de pensar y la capacidad
de amar. En una síntesis de equilibrio natural ambos aspectos constituyen la
base de toda posible creación. Aplicada esta creación a los éteres planetarios
tenemos en marcha un proceso de "redención de la substancia" constituyente de
dichos éteres. Y si tenemos en cuenta que es a través de los éteres que circula
toda forma posible de energía dentro del Universo espiritual y físico en que
vivimos sumergidos, comprenderemos también la importancia de "remover
creativamente los éteres", invocando energías de tipo superior.
Nos hemos referido a "redención de la substancia". En esta frase aparentemente
sin sentido reside la explicación del misterio de nuestra procedencia divina y
de nuestro destino creador. Más adelante explicaremos el significado de esta
idea. Por el momento nos atendremos al hecho práctico que se destila de nuestro
juicio analítico sobre el aspecto invocativo que ha de producir "revulsión en
los éteres" y determinan en los mismos una gran "catarsis redentiva" que pondrá
en circulación un tipo de energía cada vez más sutil, potente y resolutiva. La
técnica de la Invocación es eminentemente mental y por lo tanto científica en
todos sus aspectos expresivos. Hemos considerado oportuna esta pequeña
introducción debido a que en forma acrecentada los seres humanos responden al
aspecto mental de su naturaleza psicológica y van introduciéndose
progresivamente en un campo propicio a la actividad
creadora.
Cuando hablamos de Invocación como de una técnica mental, nos estamos refiriendo
también a una oportunidad de nuestros tiempos sin parangón alguno en la historia
del planeta. La oportunidad nos la brinda la Constelación de Acuario con sus
inmensas posibilidades de desarrollo mental y técnico y también por la infusión
del gran Misterio de Paz, consecuencia directa de ciertas fuerzas cósmicas que
maneja el Señor de Acuario y que transmite a los espacios siderales a través de
las esplendentes estrellas que constituyen sus centros cósmicos de actividad. No
vamos a adentramos, sin embargo, en consideraciones sobre esta cósmica grandeza
sino a referirnos sólo al aspecto más asequible a nosotros y que podemos
centralizar en la palabra "oportunidad".
Por esta oportunidad única y durante un ciclo de más de dos mil años, el Planeta
Tierra estará bajo la "protección de Acuario". Todas las escuelas esotéricas del
mundo son concientes de esta oportunidad y se prepara intensamente a los
discípulos mundiales para este acontecimiento sin precedentes. La Jerarquía y el
propio Centro de Shamballa están ajustando sus recursos y estableciendo las
requeridas condiciones planetarias para recibir las inmensas y potentísimas
energías que han de producir síntesis espiritual y reajuste de todas las
reservas mundiales en orden a la espiritualidad en todos los departamentos de
actividad humana, culturales, religiosos, políticos, psicológicos, científicos,
filosóficos, artísticos, etc. La catarsis etérica ha empezado ya hace bastantes
años, siendo los grandes avances científicos alcanzados en estos finales del
siglo XX sólo una pequeña muestra de la tremenda potencialidad de las energías
que van penetrando en el planeta Tierra a través de las fisuras que va dejando
en los éteres planetarios la aurora de este nuevo día acuariano que se acerca…
La insistencia general a hablar y a pensar en términos de grupo y de trabajar en
forma mancomunada para resolver problemas y situaciones internacionales, así
como el espíritu de libertad y disconformidad social que vemos por doquier
muestran otra de las formas típicas de Acuario que en un despliegue de valores
absolutos, debe mostrarle al ser humano la verdadera senda de la espiritualidad
y del cumplimiento universal. La técnica invocativa es una técnica individual
del contacto pero al utilizarla en grupo y persiguiendo fines nobles y
cooperativos, se convierte en el más formidable poder en manos de los seres
humanos para producir unidad y síntesis espirituales, las dos grandes Metas de
Acuario, como Vida evolutiva, que constituyen para nuestro Logos Planetario la
oportunidad de realizar en su aura etérica de proyección o de vida, aquella gran
catarsis de redención o purificación a la que todos sin distinción podemos
contribuir concientemente con nuestro esfuerzo y nuestra buena voluntad.
Tengan Uds. presente que ajustándonos a los requisitos previos de buena voluntad
y practicando la técnica de la Invocación, este poder de dirigir mentalmente las
grandes corrientes de energía abiertas a la sagrada distribución planetaria,
estamos cooperando estrechamente con nuestro Logos Planetario, con Aquel que es
nuestra Luz, nuestro Amor y nuestra Vida. La técnica de la Invocación en nuestro
mundo y en el momento presente, se ha convertido en una técnica de servicio y
por medio de ella nos capacitamos para recibir dignamente al Señor dentro del
Cual “vivimos, nos movemos y tenemos el Ser". No existe gloria más grande en
nuestro mundo que cooperar concientemente con El y trabajar espiritualmente bajo
la inspiración de la idea de que bajo sus divinas impresiones y con la ayuda de
Cristo, nuestra tarea ha de ser la más gigantesca aportación a la evolución
planetaria en su conjunto. Con esta requisitoria de base, podemos emprender
ahora el estudio de La Gran Invocación con una nueva fe y con un renovado
espíritu de comprensión.
Procedencia
La Gran Invocación es un Mántram Solar proyectado para reorientar las energías
actuantes en nuestro mundo y preparar las mentes y los corazones de los hombres
para el advenimiento de la Nueva Era. En un Concilio planetario celebrado en el
año 1943, después de una gran crisis dentro de la Jerarquía y cuando todo
parecía indicar que Alemania iba a ganar la guerra, lo cual hubiese significado
en aquellos momentos de tensión planetaria el triunfo del mal sobre el bien,
estuvieron presentes "unos Enviados Celestes", representativos del Poder Cósmico
del Gran Señor de nuestro Universo, Quienes llevaban el Mensaje de aliento y de
renovada fe en el Bien supremo y la garantía del triunfo de la bondad y la
justicia sobre la maldad y el desorden. La intercesión solar afirmó el poder de
Shamballa y de la Jerarquía y aquel mismo año “... cuando el Sol progresaba
hacia el norte", se tuvo la seguridad de que el mal había sido ya vencido pese a
los espectaculares triunfos de Alemania y de sus aliados de Italia y del Japón y
que ya nada podía detener la victoria de las "huestes del bien". Esta expresión
"Fuerza Solar" tuvo tres amplias vertientes: 1ª, Los cerebros de los científicos
alemanes que trabajaban para producir la bomba atómica fueron etéricamente
desconectados del mundo de los significados mentales en donde se hallaba la
fórmula final que aplicada científicamente debería producir la "fisión del átomo
y el control de la energía nuclear". 2ª, Se aumentó la potencialidad de las
fuerzas aliadas en Europa. La participación de Norteamérica en la contienda fue,
como Uds. saben, decisiva e implicó la derrota de Alemania. 3ª. Se diseñó un
Mántram Solar de potencia superior a la que desarrolló el Padrenuestro en la Era
de Piscis pero de carácter netamente mental y, por tanto, volitivo y
preponderantemente invocativo. Si bien este Mántram no se dio a la humanidad
hasta el año 1945, una vez finalizada la guerra y utilizando como canal propicio
"el potentísimo y angustioso clamor invocativo de la Humanidad pidiendo ayuda y
alivio a tantas tensiones y a tantos sufrimientos pasados", su poder fue
utilizado de inmediato por la Jerarquía, por los Iniciados y por los discípulos
mundiales en contacto con aquella. Uno de estos grandes discípulos, la señora
Alice A. Bailey, tuvo el honor de recibir telepáticamente el texto de La Gran
Invocación a través de uno de los Grandes Seres allegados a Cristo y a Su Obra,
el Maestro Djwal. Khul, más conocido en nuestros estudios esotéricos bajo el
sobrenombre de "El Tibetano". Este Adepto había trabajado ya en el pasado
utilizando Sus portentosos conocimientos acerca de la Vida Cósmica inspirando a
la señora H. P. Blavatsky, en unión con otros Adeptos, la gigantesca obra,
cumbre de toda posible sabiduría esotérica, denominada "La Doctrina Secreta"
[Cuya clave psicológica se halla en el libro "Un Tratado sobre Fuego Cósmico",
de Alice A. Bailey], así como contribuido con su personal aportación al
establecimiento de la Sociedad Teosófica.
La transmisión del texto fue telepática, según dijimos anteriormente y su futuro
análisis e interpretación por parte de Alice A. Bailey y sus inmediatos
colaboradores de la Escuela Arcana (Escuela Esotérica proyectada inicialmente
por Mme. Blavatsky), fueron netamente intuitivos y aunque en un principio había
causado cierta extrañeza y alguna desorientación, conforme se fueron estudiando
analíticamente las ideas universales que contenía y comprobando sus efectos en
los éteres, se llegó a la conclusión de que realmente La Gran Invocación era un
Mántram Solar, gestado en fuentes cósmicas con la bendición del Señor del Mundo
y que antes de ser transmitido al mundo, Cristo lo había dinamizado con el
Infinito Amor de Su Corazón y depositado en manos del Maestro D. K.,
aprovechando la afinidad de la mente de este Adepto con la de la señora Bailey,
lo cual hacía posible la transmisión telepática sin errores, desviaciones e
interferencias.
Resumiendo el proceso de La Gran Invocación en relación con sus fuentes de
procedencia, podemos decir que su gestación tuvo un origen cósmico debido a una
gran necesidad mundial, a una crisis dentro de la Jerarquía y a la invocación
planetaria del Señor del Mundo con respuesta solar, es decir, del propio Logos o
Dios del Universo. El término de la guerra mundial en el año 1945 con la
victoria de las fuerzas Aliadas (que en aquellos momentos históricos
representaban a las Fuerzas del Bien) y la transmisión de La Gran Invocación son
hechos consubstanciales que hay que tener en cuenta cuando examinemos el
significado esotérico de la misma.
Significado
Veamos primero el texto de La Gran Invocación, conocido seguramente por muchos
de Uds.:
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya Luz a las mentes de los hombres.
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya Amor a los corazones de los hombres.
Que Cristo retome a la Tierra.
Desde el Centro donde la voluntad de Dios es conocida,
Que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres.
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la Raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder
restablezcan el Plan en la Tierra.
Como Uds. se darán cuenta, en esta Invocación se tienen en cuenta tres absolutos
factores o cualidades psicológicas: la Luz, el Amor y el Poder, es decir, la
inteligencia, el sentimiento y la voluntad, y tres grandes Centros planetarios a
través de los cuales tienen adecuada expresión: la Humanidad o Raza de los
hombres, la Jerarquía, Centro planetario del Amor, con Cristo como inspiración y
Guía y Shamballa, el Centro en donde la Voluntad de Dios es conocida. Vean, por
favor, algunas de sus analogías planetarias:
Algunas de sus analogías cósmicas son:
Como comprenderán, estas referencias no pueden ser demostradas y tendrán que
apelar ustedes al principio hermético de la analogía o al juicio certero de la
intuición, que es la sublimación de toda lógica concebible. Les rogamos, sin
embargo, que analicen estas analogías planetarias y extraplanetarias teniendo en
cuenta lo dicho en el capítulo "Buda, el Espíritu de la Paz y el Avatar de
Síntesis".
Lo que interesa evidenciar a través de todos estos comentarios acerca de La Gran
Invocación es la actuación constante de la Gran Ley de Fraternidad que rige en
todos los mundos y en todos los Sistemas planetarios dentro del Cosmos Absoluto.
Esta Ley de Solidaridad hizo posible La Gran Invocación que, al ser recitada
oral o mentalmente por muchos seres humanos, pone en vibración ciertos elementos
dévicos dentro de los éteres, capaces de transformar el mundo en términos de
realización. Tales elementos dévicos, de increíble sutilidad, ponen en relación
las mentes de los hombres con la Mente de Dios a través del Señor Buda, punto
iluminado y Centro de iluminación dentro de la Humanidad.
El amor de los hombres, la voz de su corazón, se pone asimismo en contacto con
el Amor de Dios que fluye del Centro Solar conocido esotéricamente como "El
Corazón del Sol", a través de Cristo, punto de Amor Infinito y Centro de
redención dentro de la Humanidad.
Las pequeñas voluntades de los hombres desarrollan así progresivamente su
propósito espiritual en virtud del poder que emana del Gran Centro de Shamballa,
en donde Sanat Kumara, depositario del Gran Propósito de la Deidad Solar para
nuestro mundo, va introduciendo lenta pero inexorablemente las energías
dinámicas de la Voluntad de Dios dentro de aquellas pequeñas voluntades que se
agitan en el seno de la humanidad.
La Meta final de este triple proceso es el "Restablecimiento del Plan de Dios en
la Tierra", lo cual sólo será posible si se "sella la puerta donde mora el mal".
El triunfo del Bien constituye el Fuego mismo del Propósito de la Divinidad y la
evolución planetaria en todos los niveles, desde el material más denso al
espiritual más elevado y sutil, responden a ese Propósito esencial con la
reafirmación constante del poder ígneo que arde en sus misteriosas entrañas y
constituye la garantía del éxito final, venciendo todos los obstáculos y
"enderezando constante y persistentemente los caminos del Señor".
La Gran Invocación contiene un poder de tipo cósmico por sus directas relaciones
con la Nueva Era de Acuario, de la cual se ha convertido en eficaz y positiva
introductora. Utilizarla es poner en vibración ciertas energías "dormidas"
todavía en los éteres planetarios de los distintos niveles y poner en estado de
suprema expectación otras fuerzas de origen solar que, agitándose en los niveles
etéricos cósmicos, están prestas a intervenir cada vez que el Principio del
Bien, de la Paz y de la Armonía cósmica sea invocado.
Vean Uds. pues que la gran tradición hermética espiritual tiene su continuidad
en nuestros días a través de este Mántram Solar que estamos considerando, de
reconocida potencia y eficacia. Si se deciden a estudiar esotéricamente su
significado después de haber seguido las líneas luminosas de esta gran tradición
que estuvieron presentes cuando fue confeccionado, serán concientes de la Gran
Ley de Fraternidad a la que constantemente hacemos referencia, así como de la
seguridad de que ningún llamado invocativo realizado con buena voluntad y deseo
de bien quedará sin respuesta por parte de los Responsables Augustos del Plan
planetario, solar y cósmico.
Cada Era de la humanidad ha tenido sus propios Mántrams e invocaciones solares
que caracterizaron, precisamente, las exigencias y oportunidades de dicha Era en
relación con el Plan o Propósito de la Deidad Creadora. En la Era pasada en
trance de desaparecer o Era de Piscis, se dio a la Raza de los Hombres y a
través de Cristo, el Mántram o Invocación conocida como el Padrenuestro. Las
cualidades principales de este Mántram, debido a la oportunidad de los tiempos y
a las constelaciones dominantes, así como el estado evolutivo de la humanidad,
debían desarrollar la conciencia individual y despertar en los seres humanos el
sentido creativo del amor. La Gran Invocación a la que nos referimos en este
estudio, recoge aquel sagrado legado histórico y le añade la conciencia de grupo
y la cualidad de Síntesis que es el poder ígneo de la voluntad espiritual más
elevada, ejercida con amor y aplicada con inteligencia. Con estas últimas
palabras podemos introducirnos ya en el aspecto final de nuestro pequeño estudio
acerca de La Gran Invocación.
Finalidad
La finalidad de La Gran Invocación es "Restablecer el Plan de Dios en la
Tierra". Esta frase tiene un absoluto significado y no hay que esperar una
rápida comprensión del mismo a menos que se posea una intuición muy
desarrollada. El término "restablecer" introduce la idea de una humanidad
anterior a la nuestra (la infancia etérica de nuestra propia humanidad) en la
que la Ley y el Orden divino, simbolizados en la confraternidad humano-dévica,
estaban plenamente integrados. Al descender una oleada de Vida cósmica tendiente
a la involución o materialización de los principios espirituales, aquella
humanidad ideal fue desapareciendo lentamente absorbida por las exigencias del
Plan y el Espíritu, paulatinamente despojado de sus sutilísimas envolturas
etéricas, fue adquiriendo ropajes de “carne” o de materia cada vez mas densa,
hasta llegar a lo mas hondo y converge a través de los larguísimos ciclos del
tiempo, en aquel punto en el que se define la primera de las grandes Razas
humanas, de la cual tan poco sabemos. No vamos a hablar definidamente de esta
Raza a la cual hemos prestado una atención particular en el capítulo "Razas y
Yogas" y cuya forma estructural no tenía nada de humana si la relacionamos o
comparamos con los cuerpos que poseemos actualmente. Bastará decir que dicha
Raza y aún algunas otras que aparecerán más adelante, sólo tenían "conciencia de
forma". La estrella monádica sumergida en aquellos cuerpos pesados y disformes
de gigantesca estructura, sólo percibía densidades dentro de aquel ambiente
hostil del cual formaba parte. Por la aspiración espiritual y por el recuerdo de
su pasada plenitud (véase el relato bíblico sobre el Edén), aquella Raza fue
progresando hasta llegar, venciendo la imposición del tiempo, a poseer
auto-conciencia (La Venida de los Ángeles Solares). La aspiración es la
conciencia monádica operando desde el centro de la forma y retornando a sí misma
a través de los distintos estadios evolutivos; el recuerdo es la seguridad
intuitiva o memoria viva, latente en lo más profundo del ser, de un estado ideal
de vida dentro del cual y en una época perdida en lo insondable y misterioso de
la historia planetaria, “se habían afirmado los valores espirituales en su plena
integridad y no era conocida todavía la gran herejía de la separatividad” que
debía borrar de la conciencia de aquella Humanidad andrógina, la visión de los
grandes Arquetipos que constituían el Misterio de su propia felicidad y absoluta
dicha.
La autoconciencia abre una era de luz y de esperanza para la humanidad, la cual
empieza a reconocer el valor de cuanto le rodea en relación consigo misma. La
forma, paulatinamente estilizada, empieza a adoptar así la del Arquetipo divino
que la engendró y el ser humano posee entonces un cuerpo físico tal como lo
conocemos actualmente. Más adelante empieza a sentir y a pensar en términos más
amplios e incluyentes y, al llegar a cierto definido estadio de su progresiva
ascensión, la aspiración se hace más viva y más doloroso y punzante el recuerdo.
Sobreviene entonces una era de conflicto y agonía que llega a su culminación en
aquel estado dentro de la individualidad humana que denominamos "de discípulo",
es decir, de un ser humano que empieza a ver la luz espiritual (atracción
monádica) y a ser consciente de sus recuerdos (los del Arquetipo que encarnó en
lejanísimas etapas precedentes con materia etérica de la más sublime
diafanidad). Cuanto se pueda decir acerca del "discípulo" y de su obligado
peregrinaje temporal, venciendo obstáculos, arrastrando adversidades y, tal como
bien se nos dice en "Luz en el Sendero", "lavando sus pies en la sangre del
corazón", así como penetrando constante y persistentemente en las zonas de luz
de su conciencia redimida, puede ser hallado en el relato místico de todos
aquellos "que hollaron el Sendero" dentro de las distintas religiones, así como
en el proceso histórico de la Vida de Cristo. Por lo tanto, no nos detendremos
en el examen de tales relatos o vivencias.
Interesa, sin embargo, que nos demos cuenta de las implicaciones de la palabra
"restablecer", que significa en nuestro presente estudio "`volver a vivir la
existencia arquetípica de las primeras humanidades y compartir nuevamente con
los ángeles el destino divino de perfección que es la meta de ambas
evoluciones". Esta frase ha sido entresacada de "el Libro de los Iniciados". Nos
da la clave exacta del término "restablecer". Nos da también una idea más clara
del por qué en los Ashramas de la jerarquía y en el sistema de entrenamiento
espiritual de los discípulos de esta Nueva Era, se presta atención al estudio de
la vida de los devas [Véase el capítulo VII, "Devi Yoga”].
El restablecimiento del Plan de Dios, que debe fusionar dentro de la conciencia
humana la aspiración monádica (tendencia innata del ser humano de mirar hacia
arriba, hacia la cúspide de la cabeza cuando espiritualmente invoca energías
superiores) con el recuerdo humano (el Arquetipo esencial para la Raza humana),
tendrá en la Era de Acuario un acabado cumplimiento dentro del corazón de muchos
hombres y mujeres de buena voluntad y decidido propósito espiritual que,
conciente o inconscientemente, están hoyando ya el Sendero de la vida interna y
son prácticamente "discípulos" en entrenamiento espiritual.
Al hablar pues de la Era de Acuario, con sus infinitas oportunidades selectivas
y su indescriptible caudal de energías sutiles y tremendamente poderosas que
empiezan a surcar los éteres planetarios, no lo hacemos en forma vaga o
nebulosa, sino en términos concretos de Aquí y Ahora. Si examinamos atentamente
el mundo que nos rodea nos damos cuenta de que esta Realidad más grande que
nosotros mismos, empieza a invadir y a condicionar gran parte de las actividades
humanas.
Para terminar este capítulo quisiéramos añadir todavía otra idea. Se refiere a
lo que hay que entender por "oportunidad selectiva" a la que nos hemos referido
anteriormente. Esta "oportunidad" no confiere ni implica privilegio ni concesión
alguna. El estado de "discípulo" al cual hace referencia el término
"selectividad", está hoy más que nunca a nuestro alcance. No es una primicia
para los esoteristas tradicionales, es decir, de aquellos que hacen del
esoterismo un estudio meramente intelectual, sino que es un legado, fruto de la
experiencia de los siglos, que solamente alcanzarán o recobrarán los sencillos
de mente y puros de corazón, aquellos en quienes la Luz del Misterio brilla en
sus mentes por la fuerza de la aspiración y en quienes la intensidad del
recuerdo, venciendo todas las imposiciones del tiempo, abre las perspectivas
gloriosas del verdadero destino para toda la humanidad.
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