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CAPÍTULO XII
LA INICIACIÓN ESPIRITUAL DEL HOMBRE
La expansión de conciencia en el reino humano, técnicamente
descripta como “iniciación espiritual”, es el mayor de los
misterios de SHAMBALLA y lleva - tal como puede leerse en el
“LIBRO DE LOS INICIADOS”- “…el Sello del propio Dios…”. Es la
culminación de un vasto plan planetario dentro del cual ha de
ser evidenciada la verdad contenida en los textos bíblicos:
“el Hombre es hecho a imagen y semejanza del Creador”. Todo
cuanto vayamos estudiando acerca del proceso iniciático estará
inmerso, por lo tanto, en la intención del Logos planetario,
de ser consciente a través de los seres humanos, de la gloria
infinita de Su propia creación en la vida de la Naturaleza,
pues por sus peculiares características dentro de este
séptuple esquema planetario, el cuarto reino humano ocupa el
centro místico de la evolución, estando situado entre los tres
reinos superiores, el divino o solar, el espiritual o
planetario y el superhumano, y los tres inferiores, el animal,
el vegetal y el mineral.
Pero, antes de emprender el estudio de la actividad iniciática
que se realiza en el Centro de SHAMBALLA, deberíamos
considerar los métodos preliminares o preparatorios a que han
de sujetarse aquellos hijos de los hombres que anhelan
ardientemente convertirse en Hijos de Dios. Resumiremos
brevemente el proceso preliminar que precede a la Iniciación
espiritual de los Hijos de los Hombres, en las tres siguientes
etapas:
a. De OBSERVACIÓN en el AULA DE LA IGNORANCIA o del APRENDIZAJE,
cualificando la etapa del Aspirante espiritual.
b. De ACEPTACIÓN en el Aula del CONOCIMIENTO, que cualifica la
etapa del Discípulo.
c. De VINCULACIÓN en el Aula de la Sabiduría, que determina la
etapa del Iniciado.
En la etapa inicial, definida ocultamente como de preparación
mística, el aspirante espiritual se halla sujeto a la atenta
observación y vigilancia de algún cualificado discípulo
perteneciente a determinado Ashrama de la Jerarquía espiritual
del planeta, con la misión de informar periódicamente al
Maestro que es Guía y Mentor espiritual del mismo, de los
progresos espirituales observados en la vida de aquel
aspirante.
Si el aspirante demuestra voluntad, persistencia y anhelos de
servicio, se le acepta entonces en un Ashrama -el que
kármicamente le corresponde en razón de su Rayo- y allí, en
contacto con el Maestro que constituye un poderoso Centro de
Poder espiritual, aprende ciertos aspectos definidos de la
vida interna o espiritual, los cuales, una vez que han sido
convenientemente asimilados y convertidos en experiencia
personal, le permitirán acceder a las dos Iniciaciones
preliminares, llamadas “menores”, que le introducirán en
ciertos misterios de orden relativos pero que constituirán las
Puertas de entrada al Aula de la Sabiduría, donde “se agitan
gozosos” -tal como dice la tradición hermética”- los Misterios
mayores.
Vamos a examinar ante todo estas dos Iniciaciones menores. Son
la antesala -si podemos decirlo así- de las Iniciaciones
mayores, esotéricamente descritas como jerárquicas. Suelen
impartirse en grupo y en el interior de alguna de aquellas
misteriosas Estancias a las que hicimos anteriormente
referencia, al comentar el contenido histórico y espiritual de
la séptima Esfera de SHAMBALLA.
Puede suceder, sin embargo, que por razones especiales que
sólo conoce el Maestro, estas dos Iniciaciones las reciba el
discípulo en forma individual.
La Estancia iniciática a la que hacemos referencia se
encuentra profusamente iluminada por la luz etérica que
corresponde a aquel definido nivel. Hay en el centro de la
misma una especie de altar de finísimo cristal de roca que
descompone la luz etérica en policromas irisaciones que le
prestan a la estancia un mágico e indecible encanto. En el
momento de impartirse la Iniciación, se hallan presentes tres
Adeptos de la Jerarquía; uno de Ellos de categoría espiritual
equivalente a la de CHOHÁN, ocupa el centro del altar y empuña
un Cetro de poder, de brillante y desconocido metal que
despide áureos resplandores y lleva en su extremo superior un
grueso rubí labrado en forma de punta de lanza. Los otros dos
Adeptos se sitúan uno a cada lado del discípulo que va a
recibir la iniciación -si se trata de una Iniciación de
carácter individual- o a ambos extremos del grupo, si tiene
carácter grupal. En tal caso, el grupo adopta la forma de un
semicírculo alrededor del altar, de manera que en el centro
queda el Maestro Hierofante y a cada lado del grupo los dos
Maestros que actúan como Padrinos de los discípulos que van a
recibir la iniciación.
La ceremonia que se realiza es muy parecida -pues la analogía
rige ocultamente todo el proceso iniciático- a las que tienen
lugar en las Iniciaciones mayores o jerárquicas; la única
diferencia sensible entre unas y otras es la intensidad y
cualidad ígnea de la energía que surge del Cetro de Poder. En
todo tipo de Iniciación, mayor o menor, la regla esotérica se
basa en la fórmula mística “. . .cada cual ha de recibir según
sea su medida”.
En el momento estelar o cumbre de estas Iniciaciones menores,
el Hierofante eleva Su Cetro hacia lo Alto y pronuncia la
fórmula mágica o mantrámica: “SEÑOR, HAGO ESTO EN TU NOMBRE”.
Se abren entonces los éteres ambientales y como prueba de
aquiescencia, aparece fulgida y brillante encima del
Hierofante, la estrella mística de cinco puntas de un intenso
y brillante color azul índigo del BODHISATTVA, el Instructor
del Mundo, Maestro de Maestros, de Ángeles y de Hombres,
Representante del SEÑOR DEL MUNDO, el INICIADOR ÚNICO del
planeta; son estas dos iniciaciones menores y las dos próximas
Iniciaciones, de carácter Mayor o jerárquicas las que
constituyen las Puertas de Entrada dentro de la corriente de
Vida espiritual de la Gran Fraternidad Blanca de la Tierra.
Suelen asistir a estas Iniciaciones menores numerosos
discípulos de los Ashramas de los Maestros, que han sido
especialmente invitados a estas ceremonias. Además, un grupo
específico de Devas superiores del mismo Rayo del candidato o
candidatos, algunos Iniciados de la Jerarquía espiritual, que
aportan Su concurso y colaboración a aquella ceremonia
jerárquica de “preparación para los Misterios mayores” y los
tres Maestros anteriormente descritos. En todo caso, el poder
de SHAMBALLA se halla omnipresente en todas y cada una de las
fases de aquel ritual mágico, flotando como mística esencia de
fuego dentro del recinto iniciático.
Una vez recibidas estas dos Iniciaciones menores o
preliminares, el discípulo podrá penetrar en las
interioridades del Ashrama, en aquellas profundísimas e
ignoradas zonas espirituales que ocultamente definimos como
“El Corazón del Maestro” y empezar a recorrer desde allí la
tercera y última etapa de preparación mística que ha de
convertirle en un perfecto Iniciado y en un verdadero Hijo de
Dios.
La tercera etapa, definida técnicamente como de “Vinculación
en el Aula de la Sabiduría”, revela con total claridad las
posibilidades del discípulo de penetrar más profundamente en
el Cuerpo de Misterios del Logos planetario, a través del
Corazón de su Maestro, Quien durante toda esa etapa asumirá la
responsabilidad directa del discípulo, preparándole
individualmente en el seno del Ashrama para que pueda dar los
pasos necesarios que han de llevarle ante el Portal de las
Iniciaciones mayores, un Portal que sólo se abre ante los
verdaderos Discípulos espirituales que han pasado el fuego de
la prueba y son fieles intérpretes en el mundo, de aquel
insigne propósito redentor “que los Maestros conocen y
sirven”.
El Maestro instruirá a este discípulo o al grupo de discípulos
“dentro de Su Corazón”, de manera muy directa y particular,
pues los últimos pasos del discípulo en su recorrido en el
difícil Sendero que conduce ante el Portal de las grandes
Iniciaciones, suelen ser los más espinosos y resbaladizos. En
el devenir de los mismos, el discípulo ha de descender a las
cuevas místicas donde se halla escrita la historia del planeta
y extraer de allí la gran experiencia del tiempo, recorriendo
con ayuda de la percepción clarividente y de la psicometría
(circunstancialmente desarrolladas), todo su pasado kármico.
Entonces, con ayuda de su potente decisión y aspiración
intensa, “borra” los estigmas del mal que pudo producir a
través de las edades y de sus múltiples ciclos de
encarnaciones, sin sentirse tentado ni magnéticamente atraído
por los incidentes kármicos que los produjeron ni por los Egos
que formaron parte de su entorno familiar o social en aquellas
épocas, más o menos lejanas.
Este descenso místico a las cuevas históricas del planeta está
muy bien descrito en las palabras del Evangelio: “Jesús
descendió a los Infiernos y después subió a los Cielos” y
tiene por objeto robustecer la voluntad del discípulo y
dotarle de la coraza del desapasionamiento y del desapego
hacia las obras del tiempo, a fin de que, convenientemente
templada y llena de virtud espiritual, pueda penetrar
definitivamente en la corriente de vida iniciática que lleva a
lo eterno.
La primera Iniciación Jerárquica
Cuando el discípulo ha recibido las dos Iniciaciones menores y
responde sintónicamente y en todo momento a la vibración
superior del Ashrama al que pertenece -lo cual repercute en un
correcto y adecuado cumplimiento de sus deberes kármicos
sociales en el mundo- entonces es propuesto por su Maestro,
para la primera Iniciación jerárquica. Esta propuesta es hecha
formalmente al BODHISATTVA o Instructor espiritual del mundo,
Quien decidirá si aquel discípulo está convenientemente
preparado para recibirla... En caso afirmativo -y siempre
suele serlo, ya que los Maestros conocen perfectamente las
almas de los hombres- se convoca a un cónclave jerárquico al
que asistirán diversos y cualificados Miembros de la Gran
Fraternidad Blanca. En él se someterá a votación la propuesta
del Maestro con respecto al candidato, analizando sus virtudes
y cualidades ashrámicas y sus aptitudes para el servicio al
Plan, decidiéndose entonces por UNANIMIDAD, que aquel
discípulo se halla convenientemente preparado para la
Iniciación. Se trata de unos trámites al parecer innecesarios,
habida cuenta de que los Maestros poseen la suficiente visión
espiritual como para no equivocarse en la elección de los
candidatos. Sin embargo, tales cónclaves, aparte de significar
lo que hay que entender en el mundo por una verdadera
“democracia”, tiene por objeto atraer la atención del SEÑOR
DEL MUNDO sobre el candidato pues, tal como esotéricamente se
sabe, la visión de SANAT KUMARA atraviesa todas las barreras
impuestas por el tiempo y el espacio dentro del
“círculo-no-se-pasa” planetario y vive en lo más profundo del
corazón de todo ser viviente: de ahí que Su asentimiento a la
propuesta formulada por el Maestro para el candidato a la
Iniciación, confirmará siempre la confianza que Aquél depositó
en Su discípulo y el profundo conocimiento que tiene del
corazón humano.
Se eligen entonces dos Maestros para que actúen como Padrinos
del candidato y lo conduzcan ante el Hierofante Iniciador. Uno
de Ellos es, lógicamente, su propio Maestro; el otro puede ser
cualquier otro Maestro de la Gran Fraternidad, pero vinculado
al candidato por ciertos lazos de simpatía vibratoria en razón
del Rayo o por razones kármicas. Ambos Maestros han de
constituir la polaridad eléctrica positivo-negativa de la
fuerza ígnea que brotará del CETRO de Poder en el momento de
ser conferida la Iniciación. La energía que surgirá del CETRO
pasará primero por los Cuerpos sutiles del Hierofante y
después se transmitirá a uno de los Maestros, Quien la
cualificará con Su vida para pasarla seguidamente al otro
Maestro que, una vez realizada idéntica operación mágica, la
hará pasar a los centros etéricos del discípulo a fin de que
efectúe allí -convenientemente reducida su tensión eléctrica
inicial- las necesarias transmutaciones dentro de tales
centros. La energía así reducida y transmutada “según la
capacidad o medida espiritual del discípulo” -que viene
condicionada por su evolución y por el grado de desarrollo de
sus centros etéricos o chakraspasará seguidamente al corazón
del candidato. Allí se realiza verdadera obra iniciática, la
apertura de uno de los pétalos de Amor que llenará su vida de
un nuevo e indescriptible sentimiento de compasión hacia la
humanidad, sin el cual es imposible que cualquier discípulo
pueda ser un verdadero servidor y un eficiente instrumento de
la Gran Fraternidad en el mundo de los hombres...
La marcada diferencia existente entre la energía cósmica
transmitida en el momento de la Iniciación, de un
indescriptible voltaje -si podemos utilizar un término tan
científico- y la energía humana contenida en el corazón del
candidato, cuya tensión es muy reducida, es salvada por la
aportación de la energía espiritual de la Gran Fraternidad a
través de los dos Maestros que lo apadrinan, quienes, al
convertirse en “Señores de la Mística Polaridad” -tal como son
definidos en términos jerárquicos- reducen la increíble
tensión de la energía cósmica y la sitúan al nivel de
resistencia natural del candidato. Como se irá observando,
estamos utilizando términos muy científicos para hacer
comprensibles estas ideas relativas a la Iniciación, un
Misterio que podrá ser asimilado intelectualmente por los
aspirantes espirituales, utilizando la clave segura de la
analogía.
A este principio de polaridad utilizado durante el proceso de
la Iniciación, se le designa también jerárquicamente, “Ley de
los Intermediarios Celestes” y actúa en cualquier zona del
espacio cósmico, formando parte del gran Misterio de la
Iniciación. Es así como VISHNU (el HIJO), el segundo aspecto
de la Divinidad, situado entre SHIVA (el PADRE), el primer
aspecto del Dios creador, y BRAHMA (la MADRE o el ESPÍRITU
SANTO) el tercer aspecto de la Deidad, posibilita eternamente
el inefable Drama de la Creación cósmica, solar o planetaria.
Idéntica misión intermediaria le es confiada al Ángel solar,
el Yo superior de los seres humanos, situado a medio camino
entre la Mónada espiritual y la Personalidad en los tres
mundos. En el momento de la Iniciación se realiza este
Misterio inefable, tan místico y al propio tiempo tan
científico y absolutamente dinámico, en que el Hierofante
constituye simbólicamente la Mónada del candidato, y los dos
Maestros que lo apadrinan, aquella polaridad eléctrica
positivo-negativa, que es la característica específica del
Ángel solar que es negativo con respecto a la Mónada
espiritual del candidato a la Iniciación y positivo con
respecto a su personalidad, constituyéndose así en el gran
Intermediario que facilita la introducción de vida cósmica en
el corazón humano.
La Iniciación, sea cual fuere su importancia desde el ángulo
de la jerarquía espiritual, es un proceso de CONTINUIDAD
RÍTMICA que una vez puesto en marcha, ya jamás podrá
suspenderse o paralizarse. A este proceso se le denomina, en
terminología oculta, “entrada en la corriente”, una corriente
que siendo la Vida del propio Dios, eleva al hombre desde los
niveles más densos e inferiores hasta las más altas cumbres de
la Complacencia cósmica.
Una vez elegidos los Padrinos que han de presentar el
candidato al Iniciador y ayudarle durante el proceso de
recepción de energía eléctrico-cósmica, se señala finalmente
la fecha más oportuna para la Iniciación, siendo el
BODHISATTVA Quien se encargará de ello, escrutando los Cielos
y eligiendo aquella en que los astros y las condiciones
psíquicas le sean más favorables al candidato de acuerdo con
su tipo de Rayo y experiencia kármica actual. Sin embargo, una
de las fechas preferentemente elegidas debido a la alta
concentración de fuerza cósmica, es la de la Luna llena de
Tauro, definida esotéricamente como FESTIVAL DE WESAK, durante
la cual y merced a la intercesión del Señor BUDA, son
canalizadas con destino a la Tierra ciertas energías
espirituales de alta trascendencia cósmica. El FESTIVAL DE
WESAK constituye un misterio iniciático de amplísimas
repercusiones planetarias, mediante el cual BUDA -a Quien la
Gran Fraternidad Blanca considera un gran Intermediario
Cósmico y lo denomina con razón “UN MENSAJERO DE LOS DIOSES”,
lo mismo que al Logos del planeta Mercurio- derrama sobre la
Tierra la Bendición del Logos solar y del Logos planetario...
Volviendo al tema de la primera Iniciación, habrá que señalar
que lo que se pretende en la misma es preparar el alma del
candidato para que establezca una definida línea de enlace
entre su conciencia física y la conciencia astral cuyas
actividades deberá inteligentemente controlar. La mente del
iniciado ampliará también enormemente su poder ensanchando de
manera considerable el puente de luz o Antakarana que ha de
unir progresivamente la mente inferior, concreta o
intelectual, con la mente superior o abstracta. La expansión
de conciencia en el alma del Iniciado será notoria después de
la Iniciación, y la luz de los Altos Lugares brillará mucho
más intensamente en su corazón iluminando perfectamente su
existencia kármica y volviéndole cada vez más apto para el
servicio creador de la Logia.
Ahora bien, prescindiendo del grado de Iniciación conferida y
por tanto, de la inevitable jerarquía espiritual de los
integrantes del proceso iniciático, las Entidades que
intervienen en el desarrollo del mismo y en el siguiente orden
jerárquico son:
1º El HIEROFANTE INICIADOR, que puede ser un cualificado MAESTRO en
las dos Iniciaciones menores o preliminares, el BODHISATTVA,
en las dos primeras iniciaciones jerárquicas y el SEÑOR DEL
MUNDO, SANAT KUMARA en las Iniciaciones sucesivas. Entiéndase,
sin embargo, que SANAT KUMARA es el INICIADOR ÚNICO en el
planeta y sea cual fuere la Iniciación, la Estrella de SU
AQUIESCENCIA ha de brillar sobre el Hierofante Iniciador, para
que esta Iniciación sea absolutamente válida de acuerdo con el
plan jerárquico de la Tierra.
2º Los dos ADEPTOS que apadrinan al candidato, cuyo rango y
jerarquía espiritual dependerán de la cualidad o grado de la
propia Iniciación y de la evolución y desarrollo místico del
candidato a la misma.
3º El Candidato, que puede ser el discípulo consagrado que aspire a
la primera Iniciación o el más prestigioso y relevante ADEPTO
de la gran Logia Blanca que enfrenta las más elevadas
Iniciaciones del Sistema.
4º Los Miembros constituyentes de la Jerarquía espiritual o Gran
Fraternidad planetaria, que contribuirán con Su presencia a la
efectividad y magnificencia de la Ceremonia Iniciática.
5º Un numeroso grupo de entidades dévicas estarán presentes desde
el principio hasta el fin de la Ceremonia Iniciática, siendo
los factores mágicos que cualificarán con su presencia ígnea y
radiante, el ambiente del Recinto lniciático (el cual varía
también de acuerdo con el grado específico de la Iniciación
impartida) y cuya localización, en una u otra de las Esferas
de SHAMBALLA, dependerá lógica-mente de la importancia de la
propia Iniciación.
En esta primera Iniciación jerárquica le serán revelados al
candidato ciertos conocimientos ocultos respecto de claves de
sonido y sistemas de invocación de fuerza espiritual, que le
serán muy útiles en el devenir de su futuro desenvolvimiento
espiritual y en las actividades prácticas de la vida de su
personalidad kármica, porque acrecentarán considerablemente
sus capacidades de relación y de servicio creador en el campo
social, familiar e individual. Ciertas claves de sonido,
denominadas “PALABRAS DE PASE” le permitirán introducirse
conscientemente en grupos esotéricos internos donde podrá
aprender la técnica de desplazamiento astral y recuperar los
“poderes atlantes” que había dejado “arrinconados” en el
Umbral del Santuario del ASHRAMA, para poder desarrollar más
rápida y eficiente-mente sus poderes mentales del
discernimiento y la discriminación. Utilizando siempre aquella
“PALABRA DE PASE”, podrá introducirse asimismo en ciertas
Estancias de la séptima Esfera de SHAMBALLA en donde se hallan
registrados los hechos históricos del Logos planetario,
especialmente vinculados con la época LEMURIANA, y extraer
grandes y positivas consecuencias espirituales de aquel gran
pasado kármico del Señor de nuestro planeta. Adquirirá
consecuentemente una gran experiencia de conocimientos
esotéricos que, lógicamente, no se hallan escritos en los
libros y que debe “extraerlos de los anales akásicos” o
Memoria cósmica del Logos del esquema terrestre, lo cual
desarrollará enormemente su intuición y le permitirá acceder
conscientemente a un determinado nivel de la Esfera búdica
planetaria y empezar a trabajar con ideas abstractas más que
con pensamientos concretos o intelectuales. Y, por vez primera
en su vida de discípulo, sabrá por experiencia individual y no
por conocimiento mental, el significado íntimo del término
“SERENA EXPECTACIÓN”, que tan repetidamente había escuchado de
labios del Maestro, en el Ashrama y que contiene la clave del
Silencio creador la más directa expresión en la mente humana
de la experiencia búdica.
El aprendizaje de este silencio creador, precursor de todos
los posibles estados de conciencia superiores, empieza
realmente con la primera Iniciación jerárquica. En sus mágicas
profundidades aprende el discípulo el significado oculto del
VERBO o de la Palabra Santa, a través de la cual el Ángel
solar le comunica Sus sabias enseñanzas, empezando a
comportarse entonces como lo que es, como un verdadero
Iniciado, desarrollando en su vida social y en sus actos
individuales aquella experiencia mística de contacto con el
Verbo mediante el cual, en todo momento y sabiendo el valor
mágico de las palabras, NO DICE TODO LO QUE SABE SINO QUE SABE
TODO LO QUE DICE.
Si utilizamos la analogía que surge de la comprensión de la
experiencia de esta primera Iniciación jerárquica, veremos que
en cada una de las Iniciaciones sucesivas hay un desarrollo
específico dentro del chakra cardíaco en donde se registran
los éxitos de los Trabajos de Hércules, el Iniciado perfecto,
que permiten acceder a uno, a varios o a la totalidad de los
subplanos de la Esfera búdica de SHAMBALLA. Veamos esta
analogía:
Iniciación...Relacionada con...Esfera Búdica
Primera........................Primer subplano
Segunda........................Segundo subplano
Tercera........................Tercer subplano
Cuarta.........................Cuarto subplano*
Quinta.........................Quinto subplano
Sexta..........................Sexto subplano
Séptima........................Séptimo subplano**
*(Corazón místico del Logos
planetario)
**(y con la totalidad de la Esfera Búdica)
Hay que tener presente, sin embargo, que al
recibir la tercera Iniciación y al ser consciente el Iniciado,
del tercer subplano de la Esfera búdica -lo cual certifica que
ha controlado perfectamente sus tres vehículos inferiores,
mental, astral y físico- comienza a desarrollar su conciencia
en el primer subplano (siempre empezando contar desde abajo)
de la Esfera átmica. La intercomunicación de las energías
mentales del Iniciado con los sucesivos niveles del Plano
búdico puede, en muchos casos, no adaptarse íntegramente a la
analogía o regla anteriormente señalada. No obstante y en
todos los casos, cada Iniciación repercute íntegramente en el
corazón del Iniciado, haciendo vibrar síntónicamente los
pétalos correspondientes de Conocimiento, de Amor y Sacrificio
que cualifican e integran el centro cardíaco, desarrollándose
dentro de su conciencia la intuición espiritual y adueñándose
en forma progresiva de su vehículo búdico, como una cálida
promesa de los Bienes inmortales de la Mónada Espiritual.
La segunda Iniciación Jerárquica
Esta iniciación marca el predominio del alma del discípulo
Iniciado sobre su cuerpo astral o de las emociones. Es una
continuidad del esfuerzo realizado en la etapa anterior en la
que disciplinó hasta un elevado grado su cuerpo físico,
imprimiéndole un nuevo y más alto ritmo y sensibilizándole o
haciéndole receptivo a superiores corrientes de energía de
vida. Obtuvo así, cierto dominio sobre las corrientes de
energía etérica provenientes del aura planetaria y aprendió a
respirar de acuerdo con determinados ritmos, pasando
gradualmente del “ritmo lunar” - utilizado por la mayor parte
de la humanidad- al “ritmo solar”, a través del cual el prana
inhalado es mucho más puro y más poderosamente energetizado,
circunstancia ésta que, en forma misteriosa, provocó dentro
del cuerpo físico denso una gran catarsis, una trascendente
alquimia que determinó que una considerable cantidad de
células físicas se hiciesen “radiactivas”, propiciando al alma
del discípulo Iniciado para el contacto consciente con el
vehículo astral y creando en los centros o chakras de aquel
cuerpo las condiciones requeridas que llevan progresivamente a
la segunda Iniciación jerárquica.
Esta Iniciación se caracteriza por una intensificación de las
energías astrales -por imposición del CETRO iniciático- pero
al propio tiempo, impulsan la mente del Iniciado a las
omnincluyentes regiones del entendimiento superior desde las
cuales puede obtenerse el control sobre la mente concreta y
sobre el vehículo astral. El Iniciado pasa de esta manera de
Kama-manas -la mente condicionada por el deseo- al Manas
superior -el nivel abstracto de la mente atravesando así
aquellas abrasadoras regiones del plano astral esotéricamente
descritas como KURUKSETRA, que hasta ese momento habían
constituido su principal campo de batalla. Consecuentemente
liberó las energías contenidas en el plexo solar, el receptor
de las energías astrales y las elevó simultáneamente hacia el
centro del corazón y al centro de la garganta, construyendo un
triángulo de energías ígneo-eléctricas circulantes que lo irán
capacitando para mantener el equilibrio interno o serena
expectación, que es precursor de las más altas
realizaciones...
Esta segunda Iniciación se denomina místicamente “el Bautismo
del Agua”, teniendo absolutamente que ver con el elemento
acuoso de la naturaleza solar o con “el Agua de Vida” a la que
se refirió con tanta frecuencia Cristo. La lenta evaporación
del agua -tal como puede leerse también en el “LIBRO DE LOS
INICIADOS”- lleva al Iniciado del Jordán -donde Juan bautiza
con Agua- a la Región del Fuego, donde los poderosos AGNIS
transfiguran la Vida del Iniciado y lo convierten en “Señor de
los Tres Mundos”. Es precisamente en esta Región del Fuego
donde se imparte la Tercera Iniciación, técnicamente descrita
como de la TRANSFIGURACIÓN.
En la segunda Iniciación, el Hierofante -al igual que en la
primera- es el BODHISATTVA o Instructor del Mundo, ateniéndose
en todo momento al proceso general descrito para la primera
Iniciación, variando tan sólo en el desarrollo de la ceremonia
iniciática, la magnitud espiritual de las Entidades
planetarias humanas y angélicas que asisten a la misma y
participan de la integridad espiritual del misterio que va a
ser administrado. El valor del conocimiento oculto transmitido
y la terrible responsabilidad de los secretos revelados,
aumentan también considerablemente con cada nueva Iniciación.
Los mántrams y “PALABRAS DE PASE” tienen asimismo un poder más
incluyente, ya que, en esta segunda Iniciación, serán los
vehículos de comunicación y de control sobre unas huestes
dévicas de gran poder espiritual, a quienes, en lenguaje
oculto, se les denomina “El Agua de Vida”. Son los Agentes
místicos del Arcángel Señor VARUNA, el Regente de la Esfera
astral del esquema y Su poder es enorme en esta fase actual de
la evolución humana, habida cuenta de que un ochenta y cinco
por ciento de la humanidad es definidamente astral y realiza
preferentemente su evolución psicológica en esta Esfera.
Al serle aplicado el CETRO de poder en el momento cumbre de la
iniciación, cuando el Fuego -simbólicamente hablando- ha
evaporado una gran cantidad de agua de su vehículo astral, el
Iniciado aprende fúlgidamente que la medida del entendimiento
superior es inversamente proporcional a la intensidad de vida
astral y que sólo la purificación del deseo -sea cual fuere la
índole del mismo- puede redimirle definitivamente de la lucha
en el KURUKSETRA y elevarle también por siempre a las áureas
regiones de la razón pura y de la intuición espiritual.
En esta segunda Iniciación, como en todas las demás, le es
confiada al Iniciado aquella definida “PALABRA DE PASE”,
mediante la cual podrá acceder en conciencia al remoto pasado
de la Raza... En el segundo Recodo del Gran camino, tal como
es descrita a veces ocultamente la según da Iniciación, la
Palabra de Pase confiada permite penetrar en los recónditos
secretos históricos de la Raza ATLANTE y, merced a ellos,
puede descubrir el Iniciado el papel que jugó como ser humano
en el desarrollo de los grandes acontecimientos históricos que
tuvieron lugar en aquellas alejadas épocas planetarias. Este
conocimiento lo dotará de un tremendo sentimiento de
responsabilidad frente a su propio karma actual, propiciándole
la rotura de las grandes barreras astrales que le impiden
adueñarse del íntimo y eterno secreto de la mente y
permitiéndole entonces penetrar en más profundas y dilatadas
zonas de silencio creador que le mostrarán, indefectiblemente,
el Sendero de Redención progresiva que lleva a la tercera
Iniciación.
Con respecto a la “PALABRA DE PASE” que le confía el
BODHISATTVA al Iniciado en ciertos momentos cumbre del proceso
iniciático y que le permitirán leer en los anales akásicos el
pasado histórico de la Raza, podríamos decir que constituye la
clave del proceso de RECAPITULACIÓN causal, muy semejante -
aunque bajo otro aspecto- al que tiene lugar cuando se ha
producido el fenómeno de la “muerte física” y a partir de ella
ha de efectuar el alma o conciencia en los tres mundos, una
triple RECAPITULACIÓN física, astral y mental de todos los
acontecimientos históricos vividos durante el proceso de la
encarnación física. Esta triple recapitulación constituye la
base kármica de los acontecimientos futuros para el alma
humana, pues el pasado, el presente y el futuro son
indivisibles y forman parte del equipo psicológico de
cualquier Entidad cósmica, planetaria o humana. Y, desde el
ángulo esotérico, hay que tener en cuenta también que al
Iniciado se le considera como “Uno que muere en la vida de la
Materia para renacer en la vida del Espíritu”, siendo cada
nueva Iniciación una muerte en el sentido psicológico, con su
inevitable proceso de RECAPITULACIÓN... De ahí deriva la
alegoría del AVE FÉNIX, que renace constantemente de sus
propias cenizas. En el corazón del Iniciado muere
constantemente el pasado - simbólicamente hablando- para poder
observar en profundidad el presente que contiene la llave del
futuro y con ella, la visión perfecta de los pasos que hay que
dar para poder llevar a cabo la obra de la Gran Fraternidad,
de la cual se ha convertido en un Agente juramentado. Las
redes quiméricas del tiempo abonan así para el Iniciado, la
gloria de las esplendentes realizaciones del futuro. Podríamos
considerar entonces, que el proceso de Recapitulación para los
Iniciados, que van muriendo en la vida de la materia, y que se
abre con la pronunciación correcta de la conveniente PALABRA
DE PASE, tiene la siguiente
analogía:
a. En la primera Iniciación, el Iniciado recapitula el pasado
LEMUR.
b. En la segunda Iniciación, el Iniciado recapitula el pasado
ATLANTE.
c. En la tercera Iniciación, el Iniciado recapitula el pasado ARIO.
La Palabra de Pase va dirigida a una Hueste específica de
Devas -activos en todas las Esferas de SHAMBALLA- a quienes la
tradición esotérica asigna el nombre de “Ángeles del
Recuerdo”. Son los Agentes, en cada nivel de la vida de la
Naturaleza, de aquel Señor del KARMA, ocultamente definido
como MEMORIA CÓSMICA o SEÑOR DE LOS REGISTROS AKÁSICOS.
La tercera Iniciación Jerárquica
Se la denomina ocultamente “la TRANSFIGURACIÓN” o “el BAUTISMO
DE FUEGO”, siendo ambas definiciones la afirmación de un
Misterio que se realiza en la vida del Iniciado y deriva de
los hechos siguientes:
1. De la integración perfecta de sus vehículos expresivos en los
tres mundos, el mental, el astral y el físico. Esta
integración viene representada en los Evangelios cristianos
por Cristo en la cumbre del Monte Tabor y los tres discípulos
dormidos a Sus pies. La Transfiguración de Cristo en Moisés y
Elías “en la cumbre del Monte y resplandeciente de Luz” es la
representación simbólica de la TRÍADA ESPIRITUAL. Los tres
discípulos “dormidos a Sus pies” son asimismo la
representación simbólica de los tres cuerpos temporales,
físico, astral y mental del Iniciado, que han sido finalmente
vencidos y sojuzgados...
2. Del contacto consciente y permanentemente establecido con el YO
superior. La afirmación de Pablo de Tarso “…Cristo en ti,
esperanza de Gloria”, constituye una experiencia práctica en
la Vida del iniciado y no un simple conocimiento intelectual.
3. De la percepción consciente,
en ciertos niveles de la tercera Esfera de SHAMBALLA, de los
Arquetipos mentales que corresponde actualizar en el mundo y
en cuyo desarrollo y manifestación puede el Iniciado colaborar
eficazmente.
4. Del contacto establecido y conscientemente regulado por el
Maestro, con ciertas poderosas entidades dévicas de la
jerarquía de los AGNISVATTAS o SENORES DEL FUEGO, cuya
radiación “ígnea fue preparando progresivamente sus vehículos
sutiles para poder resistir adecuadamente y sin peligro, las
terribles y dinámicas energías del FUEGO ELÉCTRICO que se
desprenden del aura del SEÑOR DEL MUNDO y del DIAMANTE
FLAMÍGERO en el momento de serle conferida la tercera
Iniciación.
5. De la visión que obtiene el Iniciado sobre el pasado ARIO, leído
a la luz de los anales akásicos y la adecuada interpretación
de aquellos hechos históricos en los que kármicamente
intervino. La Recapitulación de este proceso histórico, cuya
extensa panorámica le fue abierta merced a la Palabra de Poder
que le había sido confiada, abarca el larguísimo período desde
su remoto comienzo hasta la quinta subraza Aria actual. Esta
recapitulación, efectuada con entera impersonalidad, dota al
discípulo Iniciado, de una experiencia suprema de asimilación
de hechos que está más allá de todo inútil sentimiento humano
de arrepentimiento, tras el cual se escuda siempre el alma del
timorato.
6. De la entera sumisión de sus particulares puntos de vista y
opiniones personales, a las decisiones de su grupo espiritual
-el Ashrama del Maestro- habiendo aprendido por la experiencia
extraída de su místico silencio, que toda opinión, idea y todo
pensamiento personal, deben someterse siempre a la directa
supervisión del Alma o Yo superior. A partir de aquí, el
aforismo esotérico “SERENA EXPECTACIÓN”, empieza a regir
prácticamente la vida del Iniciado, de quien se dice que en
esta etapa “piensa más con el corazón que con la mente y
“siente más con la mente que con el corazón”. Este es
evidentemente uno de los grandes Misterios ocultos en esta
tercera Iniciación de la Transfiguración.
7. Del incrementado desarrollo de la intuición espiritual que surge
como consecuencia de la actitud serenamente expectante, lo
cual le dotará de una especial capacidad de visión del
porvenir con sus inmensas capacidades de servicio creador a la
Raza.
8. Del desenvolvimiento de ciertas facultades psíquicas superiores:
telepatía, clarividencia, clariaudiencia, psicometría, así
como del poder de trasladarse conscientemente por medio de sus
vehículos astral y mental, convenientemente entrenados, a
cualquier lugar del planeta donde sus servicios puedan ser
requeridos en nombre del Maestro, para bien de la humanidad y
por los intereses de la Gran Fraternidad.
Partimos lógicamente siempre, de la base esotérica de que
“antes de recibir la Iniciación” -sea cual fuere su grado o
categoría- el discípulo debe ser ya internamente un Iniciado,
siendo la ceremonia iniciática sólo el reconocimiento por
parte del SEÑOR DEL MUNDO e Iniciador Único del planeta, de la
verdad de este hecho oculto. La aplicación del CETRO de Poder
con su tremenda carga de fuerza cósmica es la más clara
confirmación. Los juramentos exigidos y los secretos revelados
viven ya plenamente en la conciencia del Iniciado. La fuerza
indescriptible del CETRO los hace surgir objetivamente en su
vida. Esta afirmación aparentemente tan sencilla encubre, sin
embargo, un gran Misterio.
Otra de las oportunidades que ofrece esta tercera Iniciación
jerárquica es la de poder penetrar conscientemente, previa la
correspondiente Palabra de Pase, en ciertos definidos niveles
de la tercera Esfera de SHAMBALLA, donde tendrá acceso a
determinados archivos secretos de la Gran Logia planetaria,
que contiene conocimientos ocultos acerca del futuro de la
Raza ARIA, los cuales le mostrarán -asimilados a la luz de la
intuición superior- el trabajo y función que deberá
desarrollar en el devenir de las dos próximas subrazas. Todo
ello visto con ayuda de los Ángeles del Recuerdo, Agentes de
aquel gran Señor del Karma a Quien la Gran Fraternidad
considera como una expresión de la Memoria Cósmica aquí en la
Tierra. Esta Memoria que trasciende el tiempo, abarca
simultáneamente en sus inmensas y misteriosas profundidades no
sólo el secreto del pasado y del presente, sino también el
permanente y vívido secreto del futuro.
La cuarta Iniciación Jerárquica
Después que el Iniciado hubo ascendido al Monte Tabor de la
conciencia y después de haberse “transfigurado” ante Sus
discípulos -que son los símbolos de Sus tres vehículos de
expresión temporal, mental, astral y físico- siente dentro de
Su corazón una potentísima atracción que le acerca al karma
humano. Ha de retornar todavía al mundo de los hombres, para
destruir por medio del amor, la compasión y el sacrificio, los
últimos deseos que le atan todavía a los tres mundos. No son
deseos humanos sino sentimientos divinos, los deseos más
elevados a los que puede acceder el alma humana. Pero, desde
el ángulo oculto, incluso el deseo de Dios puede constituir
una limitación o una barrera que le aparte del propio Dios, ya
que denota todavía una sutilísima separatividad nacida y
desarrollada -pese a su grandeza- dentro de la esfera de
polaridad que rige la vida en los tres mundos. Todo,
absolutamente todo cuanto existe en el plano de la triple
relatividad, se fundamenta en el deseo y en el espíritu de
separatividad, incluso los afectos más sinceros y
aparentemente más nobles y desinteresados y los más elaborados
y exquisitos pensamientos. Por esta razón, el futuro ARHAT ha
de retornar al mundo para extinguir definitivamente de Sí todo
germen de separatividad. Pero ahora vuelve con nuevas armas:
la clara percepción y la razón intuitiva, que forman parte
inseparable del sentimiento búdico de unidad. En virtud de Sus
esfuerzos anteriores, el Iniciado pudo penetrar en ciertos
exaltados niveles de la Esfera búdica de SHAMBALLA y extraer
de allí las simientes vivas de la Resolución final, que fueron
reemplazando en Su corazón a los grandes y más sublimes
afectos humanos. Las palabras de Cristo analizadas más allá de
su sentido histórico son concluyentes al respecto. Al pie de
la Cruz donde agoniza, le dice Cristo a la Virgen: “Mujer he
ahí a tu hijo”. Y a Juan, Su más amado discípulo: “Juan, he
ahí a tu madre”... Renuncia con ello a lo más querido de Su
corazón, a aquellos que -simbólicamente hablando- habían
atraído más Su corazón a la Tierra, el Amor a la Madre,
símbolo del Espíritu Santo, Señor de todas las cosas, y el
amor de Juan, símbolo de la humanidad y de todas las criaturas
humanas, los últimos y definitivos lazos que podrían debilitar
Su inquebrantable fidelidad a la Gran Logia Blanca y a Su
PADRE en los CIELOS, el SEÑOR DE SHAMBALLA.
En esta cuarta Iniciación, el discípulo ha de reproducir en
iluminada conciencia el entero drama místico de la
CRUCIFIXIÓN, el del Hijo en la Tierra a la búsqueda de Su
PADRE en los CIELOS. Así, a esta cuarta Iniciación se la
denomina con justicia “la Gran Renuncia”, pues en cada una de
sus largas y dolorosas avenidas ha de dejar el Iniciado
jirones de Sus múltiples “yoes”, vencidos y redimidos. Debe
afrontar aquel indescriptible estado de conciencia, sin
interpretación posible, que en términos jerárquicos se define
como “ABSOLUTA SOLEDAD”. En un momento de Su vida en el plano
físico llegará a sentirse tan inmensamente solo -pues incluso
sus seres más queridos le abandonarán que el Cielo llegará a
parecerle de bronce, pues ni aun de allí podrá esperar paz,
consuelo o ayuda... Es en aquellos infinitos e indescriptibles
momentos de desconocida SOLEDAD, que surge de lo más profundo
de Su alma el grito desgarrador: “PADRE, APARTA DE MÍ ESTE
CÁLIZ DE AMARGURA”. Es el potentísimo grito invocativo que
surge del GETSEMANÍ de Su alma atormentada, presintiendo
quizás las siguientes pruebas iniciáticas, cuando ya
crucificado en la Cruz del Karma y suspendido entre Cielo y
Tierra, ha de revivir místicamente en Su Corazón todo bien y
todo mal realizado durante el curso de Sus múltiples
existencias y efectuar entonces el definitivo saldo kármico
con un perfecto equilibrio de valores psicológicos dentro de
aquel inconcebible Drama místico. Llega a penetrar entonces en
el indescriptible centro del Bien y del Mal, siendo
precisamente en aquellos momentos de intensísimo dramatismo,
cuando ha de afrontar la angustiosa e incomprensible soledad
del ARHAT. En realidad, todo el proceso se realiza dentro de
Su corazón que, en aquellos momentos, rememora el
Acontecimiento místico de la GRAN RENUNCIA que viene
proyectada desde el cuarto nivel de la cuarta Esfera búdica,
el Centro espiritual del esquema terrestre. En aquellos
supremos instantes “atemporales”, todas las vidas del planeta
están pendientes de Su final Decisión; ha de renunciar para
siempre a todo cuanto posee y ama en los tres mundos. El SEÑOR
DE SHAMBALLA, erguido ante Él y constituyendo el vértice
superior de todas Sus decisiones, empuña el DIAMANTE
FLAMÍGERO. Los tres BUDAS DE ACTIVIDAD, relacionados con la
obra que se realiza en los tres grandes Centros planetarios,
SHAMBALLA, la JERARQUÍA y la HUMANIDAD y los tres BUDAS
ESOTÉRICOS que enlazan las decisiones planetarias con el gran
Designio solar, se hallan también presentes en aquel tremendo
acontecimiento cósmico de la Gran Renuncia y por vez primera
dentro de los procesos iniciáticos que tienen lugar en la
Tierra, se dibuja claramente en el corazón del Iniciado la
CRUZ DE LOS SEÑORES DEL KARMA... Cuando después de unos
intensísimos y dolorosos momentos de indescriptible SOLEDAD,
el Iniciado RENUNCIA al Cielo y a la Tierra, esta decisión
final repercute en todos los ámbitos planetarios y tal como se
dice en lenguaje esotérico: “los Dioses, los Ángeles y los
hombres reconocen el valor del Sacrificio” y se produce
consecuentemente, dentro del Corazón del Iniciado, la Gran
Respuesta Cósmica. El Cielo y la Tierra dejan de luchar, se
armonizan el Bien y el Mal y de aquel augusto Santuario de
Vida que es ahora el Corazón del ARHAT, los SEÑORES DEL KARMA
retiran para siempre la tremenda CRUZ que había tenido que
soportar desde el principio de los tiempos, desde que inició
Su vida como ser humano. Ahora ya todo está decidido, la
pesada carga de los valores humanos del pasado han dejado de
gravitar, el Iniciado se halla SOLO, inmensamente SOLO consigo
mismo y es en estos momentos solemnes, más allá de todo cuanto
pueda concebir el más exaltado entendimiento humano, cuando el
SEÑOR DEL MUNDO, el Hierofante Iniciador, aplica el CETRO de
Poder planetario cargado de fuego cósmico en el centro
cardíaco del Iniciado. Sucede entonces algo extraordinario.
Desde el centro coronario desciende al centro cardíaco la
energía de la Mónada espiritual que contiene el fuego de
FOHAT. Al propio tiempo, y como una inevitable respuesta de la
vida material, asciende rítmicamente desde el centro en la
base de la columna vertebral hacia el centro cardíaco, bañando
ígneamente a su paso los centros etéricos inferiores, el fuego
de la Materia, KUNDALINI... Cuando ambos Fuegos, el que
desciende de la cúspide de la cabeza y el que asciende desde
las regiones inferiores, coinciden en el corazón del Iniciado,
se produce un estallido de luz que lo inunda todo. El Fuego
solar se libera y en su inconcebible expansión destruye el
cuerpo causal, el inefable Cuerpo de Luz que constituía la
Morada del Ángel solar y que desde remotas edades había
constituido el vínculo de unión suprema entre la Mónada
espiritual y el alma humana en los tres mundos... El Iniciado
ha alcanzado ahora “la verdadera estatura del Cristo”, la del
propio Ángel solar. Gracias a esta trascendente alquimia de
los fuegos y como resultado de haberse situado el iniciado a
la misma altura mística del Ángel solar, puede liberarse ÉSTE
del pacto supremo o VOTO INQUEBRANTABLE formulado al Señor del
Universo, “de permanecer con el Hijo del Hombre hasta su
completa liberación de la pesada carga de los tres mundos”
(“LIBRO DE LOS INICIADOS”). En virtud de este pacto, cuyo
misterio sólo se le revela al Iniciado en la tercera
Iniciación, el Ángel solar descendió del Nirvana, tomó forma
humana y dotó de luz y de autoconciencia la vida del hombre
animal de la Tierra. Pero ahora ya todo está resuelto... EL ha
cumplido Su promesa y puede retornar al Nirvana, a Su patria
celestial, habiendo realizado Su misión y cumplido su promesa
cósmica.
Tal es el inefable Misterio de la Cuarta Iniciación, la más
importante -desde el ángulo de vista de los grandes Adeptos-
de todas las Iniciaciones que puedan recibirse aquí en la
Tierra. El retorno del Ángel solar a Su inmaculada Fuente de
procedencia y la destrucción del cuerpo causal del Iniciado,
colorean esta trascendente experiencia mística de todos los
alicientes de carácter cósmico, solar planetario y humano que
nuestra mente sea capaz de captar o concebir.
En el desarrollo de la ceremonia iniciática de la cuarta
Iniciación, y como consecuencia de su valor psicológico,
esotérico y místico, concurren los siguientes factores:
a. Las energías provenientes del cuarto subplano de la Esfera
búdica de SHAMBALLA, con el cual se halla íntimamente
vinculado el centro cardíaco del Iniciado en el momento de
serle aplicado el DIAMANTE FLAMÍGERO del SEÑOR DEL MUNDO.
b. Los SEÑORES DE LA LLAMA, es decir, los Cuatro Kumaras
responsables de la evolución planetaria, SANAT KUMARA y Sus
tres excelsos Discípulos, los BUDAS DE ACTIVIDAD.
c. En los niveles más ocultos actúa otra agrupación cuádruple
constituida por el Logos planetario del esquema terrestre, el
aspecto monádico de SANAT KUMARA y los tres BUDAS ESOTÉRICOS
que enlazan el planeta con el ambiente cósmico. El ÓCTUPLE
SENDERO del BUDA tiene que ver, de acuerdo con la analogía,
con estas ocho insignes y trascendentes Entidades cósmicas.
d. Los Cuatro SEÑORES DEL KARMA, Quienes, en el momento de la GRAN
RENUNCIA retiran definitivamente del Corazón del Iniciado “los
estigmas del Karma”, simbolizados en los cuatro pétalos del
centro MULADHARA que constituyen los cuatro brazos de la Cruz
kármica.
e. Representantes dévicos de tremendo poder dinámico, procedentes
de la Esfera átmica de SHAMBALLA que, secundados por varios
grupos de Devas de la esfera búdica, cooperan en la dispersión
de los elementos substanciales liberados al ser destruido el
cuerpo causal del Iniciado.
f. Un grupo especial, constituido -según se nos dice ocultamente-
por treinta y dos Iniciados, representando la ley del Cuarto
Reino y constituyendo una figura geométrica muy particular de
energía, colaboran eficazmente en el desarrollo de la
Ceremonia iniciática.
g. El centro cardíaco del Iniciado sobre el cual incidirá la
tremenda potencia del Fuego de SHAMBALLA, invocando el
elemento cósmico que ha de reunir en aquel supremo e infinito
Santuario solar, el fuego de FOHAT del Espíritu, del PADRE, y
el fuego de KUNDALINI, de la Materia, de la MADRE... El HIJO,
el Iniciado, “… abierto Su corazón por los cuatro costados”,
tal como puede leerse en el “LIBRO DE LOS INICIADOS”, se
desangra en favor de la humanidad y todos los reinos de la
Tierra se benefician de aquel augusto SACRIFICIO. Convertido
el Iniciado virtualmente en un ARHAT, pronuncia las CUATRO
PALABRAS SAGRADAS o Mantrams de Poder, que le aislarán para
siempre de Su cuaternario inferior: “TODO HA SIDO CONSUMADO”.
h. Un proceso cósmico, relacionado con la Constelación de LIBRA, el
Plano búdico cósmico, tiene lugar también en el momento cumbre
de la Cuarta Iniciación, pero está inmensamente más allá de
las capacidades de comprensión del ser humano.
La quinta Iniciación Jerárquica. El Adeptado
Esta es la Iniciación con la que finaliza la etapa evolutiva
del ser humano. Desde el momento de la Individualización en el
que las unidades selectivas procedentes del reino animal se
convirtieron en seres humanos, han transcurrido millones de
años y ha sido recorrido un dolorosísimo trayecto lleno de
inmensas dificultades. El Karma ha gravitado constantemente
sobre la entidad humana, exigiéndole ininterrumpidos esfuerzos
de adaptación al medio y una tremenda secuela de sacrificios y
reajustes, para que la esencia espiritual expresada en el
Ángel solar o Yo superior y el aspecto material manifestado a
través de los tres cuernos expresivos en los tres mundos,
constituidos por una mente incipiente, un cuerpo astral en
proceso de estructuración y un potente y gigantesco cuerpo
físico, pudiesen armonizarse a través de continuados y
sucesivos procesos de encarnación o de integración.
Vino después de un período en el que la esencia espiritual
empezó a gobernar al aspecto material y entró el ser humano en
aquellas etapas evolutivas esotéricamente definidas como
Sendero del Discipulado. Sucediéronse tales etapas en ciclos
sucesivos y llegada el alma a cierto punto dentro de la etapa
del Discipulado, entró en aquella nueva fase que en lenguaje
oculto llamamos “corriente iniciática” y empezó a recorrer el
SENDERO de Luz, del cual prácticamente ya no se retorna.
Vinieron después, en inefable secuencia, aquellas expansiones
de conciencia que llamamos Iniciaciones, con la penetración
consciente en ciertas zonas de misterio en el interior de las
cuales la entidad humana iba recogiendo el fruto de la
experiencia en los tres mundos.
En la primera de estas iniciaciones, el alma del discípulo se
hizo dueña y señora de su cuerpo físico, gobernó sus impulsos
y exigencias y redimió progresivamente aquella substancia de
su cuerpo que estaba vinculada con el reino mineral.
Prácticamente inició dentro de sus estructuras densas un
proceso mágico de “radioactividad” y aquellas asombrosas vidas
dévicas que animaban las células de su cuerpo empezaron a
brillar y a emitir radiaciones a su alrededor. A este proceso
de redención que efectúa el Iniciado al operar conscientemente
sobre la substancia dévica que forma su cuerpo físico, se le
denomina técnicamente de “radiación magnética”.
En la segunda Iniciación se hizo señor de su cuerpo astral y
consecuentemente, liberó las unidades dévicas que constituían
su estructura molecular, de su fuente de procedencia mística,
el reino vegetal. Todas aquellas vidas dévicas liberadas
fueron bañadas en el “agua de vida” de los niveles superiores
de la esfera astral y reflejaron entonces el sentimiento vivo
de devoción a la obra divina y la sensibilidad al bien, que
son las energías predominantes en tales niveles. En su
totalidad, representó un proceso místico de redención
espiritual que reveló la sensibilidad espiritual del Alma
superior del Iniciado y Su amor infinito hacia el Plan de
evolución planetaria.
En la tercera Iniciación, el Iniciado integró perfectamente
sus tres cuerpos inferiores, físico, astral y mental y
adquirió control y dominio sobre entidades dévicas de los
reinos mineral, vegetal y animal. El símbolo cristiano de los
tres REYES MAGOS, Gaspar, Melchor y Baltasar ofreciendo Sus
dádivas al NIÑO DIOS (símbolo eterno del alma humana) en la
Cueva de Belén, es muy ilustrativo al respecto, pues
esotéricamente revela la obra del Iniciado en la tercera etapa
iniciática. Esta analogía se verá todavía más claramente si se
asocia la idea de los tres Reyes Magos con los tres discípulos
de Cristo dormidos al pie del Monte Tabor encima del cual
recibe el Iniciado la tercera Iniciación o de la
Transfiguración, a la que hicimos adecuada referencia en
páginas anteriores.
Es así como el iniciado, en virtud de la triple obra, adquiere
control sobre unidades dévicas de las tres esferas de
SHAMBALLA, física, astral y mental, sobre sus tres cuerpos
inferiores y sobre los tres reinos subhumanos: mineral,
vegetal y animal. La integración del triple CÁLIZ propicia la
expresión del VERBO. El Iniciado irradia entonces magnetismo
causal.
En la cuarta Iniciación, el Iniciado eleva su CÁLIZ
purificado, o triple ofrenda, al Plano búdico, a la esfera de
la perfecta unidad espiritual y recibe, a su vez, el pago de
la triple ofrenda, el sentimiento indescriptible de COMPASIÓN
hacia todo ser viviente y la INTUICIÓN espiritual. El Iniciado
se convierte en un TAUMATURGO de la Buena Ley. Puede curar,
sólo por medio de su radiación espiritual, todos los males del
mundo, así como efectuar la redención final de los “últimos
despojos de sus yoes vencidos”. A Sus píes se extiende la
vastísima panorámica del valle trascendido y del largo y
fatigoso camino recorrido. Se siente libre del tiempo. El
espacio de Su conciencia se ensancha a extremos inconcebibles.
Nada le ata a la Tierra, nada le impulsa hacia el Cielo. Se
siente SOLO, infinitamente SOLO, enfrentando el sobrecogedor
VACIO, suspendido entre Cielo y Tierra. Y es ahora, en estos
momentos de inmensa e indescriptible SOLEDAD en los que ha
perdido toda ilusión de vida y esperanza, cuando la Vida y el
Propósito de Dios lo atraen definitivamente, sin resistencia
alguna de su parte, hacia el Seno creador... Ha nacido un
nuevo ARHAT.
La quinta iniciación se caracteriza por la RESURRECCIÓN. Ya
cuando todo se creía absolutamente perdido, cuando el Cielo y
la Tierra desaparecieron del campo de visión del Iniciado,
cuando “todo hubo sido consumado”, es cuando se produce el
gran Milagro de la Resurrección. Entonces, Cielo y Tierra,
Espíritu y Materia, Espacio y Tiempo aparecen ante Su
asombrada visión como formando parte de un sólo y único
Propósito. No se trata de un bello concepto esotéricamente
conocido o de una verdad místicamente hilvanada sino de una
VIVENCIA, dentro de la cual el Iniciado participa íntegramente
de la Gloria de Dios, representada en la figura central de
SANAT KUMARA, el SEÑOR DE SHAMBALLA.
Frente al Iniciador Único y asistido por los tres grandes
Señores planetarios -el MANÚ, el BODHISATTVA y el MAHACHOHÁN,
por los seis BUDAS, tres esotéricos y tres exotéricos, en
representación mística de todos los reinos de la Tierra y
actuando el SEÑOR BUDA, Aquél que en Su última encarnación
física en el planeta ocupó el cuerpo del príncipe SIDHARTA
GAUTAMA, como representante del reino humano- recibe el ARHAT,
aquella Iniciación que le convierte en un Adepto de la Buena
Ley, en un Maestro de Compasión y de Sabiduría. El Iniciado ya
no es un hombre, se ha convertido en un DIOS. Ha resurgido de
la Carne y del Espíritu; ha resucitado. Empieza ahora para ÉL
un nuevo y más esplendente Camino. Forma parte de un nuevo
Destino. Es un perfecto exponente de los Designios de Dios,
del Logos planetario del esquema terrestre, que todo lo
gobierna e incluye dentro de la majestad de Su omniabarcante
Seno y se ha convertido en un fiel y consciente servidor del
SEÑOR DE SHAMBALLA y ÉSTE le glorifica introduciéndole en los
místicos y sagrados Misterios de Su Reino...
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2008-02-25
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