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CAPÍTULO IV
LA ESTRUCTURA MÍSTICA DE SHAMBALLA
La ISLA BLANCA, es decir el emplazamiento geográfico elegido
por los Señores de la Llama cuando instituyeron la Gran
Fraternidad de SHAMBALLA aquí en la Tierra, es un misterio
iniciático de alta trascendencia espiritual, basado en la
geometría esotérica, pues nada externo, salvo las
indescriptibles radiaciones magnéticas, podrá revelarle al
investigador cualificado este maravilloso Centro espiritual
del que surge la Luz del mundo. Últimamente se ha escrito
bastante sobre SIIAMBALLA “el Oasis perdido en el Desierto de
Gobi”, pero las narraciones novelescas basadas a veces en
hechos rigurosamente ciertos, desarrollaron a extremos
exorbitados la imaginación de los profanos y destilaron quizás
un poco de luz o de tenue certeza en las mentes de los
aspirantes espirituales del mundo. Sin embargo, ocultaron
frecuentemente mejor que descubrieron los inmensos tesoros
espirituales que se ocultan allí envueltos en hálitos de
misterio y escondidos en los profundísimos arcanos de la
Sabiduría de las Edades.
Lo que sí puede afirmarse con toda seguridad, lógica y
realismo espiritual, es que el Centro de SHAMBALLA constituye
en su totalidad un Misterio indescifrable al que sólo pueden
acercarse los grandes Iniciados del planeta, después de
haberse preparado para ello durante una multiplicidad de
existencias, a medida que fueron recibiendo merced a Sus
méritos espirituales, las sucesivas Iniciaciones.
Un indicio de este gran Misterio lo tenemos en la expresión
bíblica: “LA CIUDAD DE LAS SIETE PUERTAS”, cuyas llaves de
acceso van conquistándose tras cada una de las siete
Iniciaciones planetarias, para poder penetrar conscientemente
en las siete Esferas de SHAMBALLA.
El condicionamiento es real y el grupo de misterios no puede
ser revelado de inmediato, por ávido que esté el investigador
esotérico, de conocimientos más profundos. Existen reglas muy
estrictas -impuestas por el SEÑOR DEL MUNDOque han de ser
acatadas y son de tal naturaleza, de acuerdo con la ley
oculta, que “son muy pocos los elegidos de los muchos que son
llamados”, capaces de acatarlas. Y si estas reglas y
disposiciones de carácter iniciático son tan difíciles de
seguir por los mejores exponentes de las altas virtudes de la
Raza... ¿cómo podrán los demás, los profanos, por elevados que
sean sus conocimientos intelectuales, descubrir el exacto
emplazamiento místico de SHAMBALLA, aun cuando se les haya
dado ciertas nociones informativas acerca de su emplazamiento
geográfico?
La lógica esotérica se impone a cualquier otro comentario, y
razones no le faltan al investigador realmente cualificado,
cuando habla del “oasis perdido en el Desierto de Gobi”, como
de un lugar eternamente inexplorado. Pero este oasis, esta
Isla Blanca en el árido desierto, más que un lugar geográfico
en donde se desarrolla un drama histórico, es UN ESTADO DE
CONCIENCIA del LOGOS PLANETARIO, expresado objetivamente para
los Iniciados a través de SANAT KUMARA, el SEÑOR DEL MUNDO y
nadie, absolutamente nadie, podrá penetrar en recinto alguno
de este prodigioso Reino, sin haber obtenido previamente “la
Palabra de Pase”, o Mántram específico que permite descubrir
algunas de sus Puertas de Entrada y acallar la Voz de los
ASURAS.
El Reino de SHAMBALLA abarca la totalidad del planeta y se
extiende mucho mas allá de los límites de la esfera
gravitatoria o “círculo-no-se-pasa” de la Tierra. Es decir
que, cuando hacemos referencia a SHAMBALLA como emplazamiento
magnético, estamos tratando de localizar un Centro de
conciencia desde donde la luz, la vida y el amor de este
desconocido, trascendente y exaltado Ser que llamamos Logos
planetario, puedan ser proyectados sobre el mundo a través de
SANAT KUMARA. Tengamos muy presente, sin embargo, que pese a
Su infinita trascendencia, el Señor del Mundo es sólo la
representación objetiva de aquella increíble Entidad cósmica
que desde niveles totalmente inaccesibles al entendimiento
humano gobierna internamente la estructura total de SHAMBALLA,
con sus siete Esferas gravitatorias, algunas de ellas
directamente relacionadas con el ambiente cósmico a través de
elevadas y misteriosas Vidas extraplanetarias...
El magnetismo indescriptible que emana de SHAMBALLA se
extiende por el mundo, siguiendo ciertas definidas líneas de
fuerza, creando vórtices o puntos de proyección a través de
los cuales es dinamizado el entero cuerpo del planeta. Estos
centros o vórtices de fuerza están sabiamente distribuidos de
acuerdo con ciertas posiciones celestes marcadas por ciertas
constelaciones, soles y planetas, kármicamente vinculadas con
la evolución de la Tierra.
Podríamos decir, por lo tanto, que desde que los Señores de la
Llama (SANAT KUMARA y Sus exaltados DISCÍPULOS VENUSIANOS)
vinieron a nuestro mundo para instaurar el Reino Espiritual de
SHAMBALLA, han sido creados muchos de aquellos centros
magnéticos, canalizadores vivos de fuerza cósmica, y antes de
que fuesen construidas las pirámides de Egipto y el conjunto
pétreo de Stonehenge en Inglaterra, ya habían existido muchos
miles de años atrás, otras construcciones mágicas similares,
en Europa, América y Asia. Los dólmenes, menhires y otros
parecidos monumentos de piedra, algunos de ellos
verdaderamente gigantescos, no fueron sino expresiones vivas
en determinados períodos de la historia del planeta, del poder
extraordinariamente magnético de SHAMBALLA, irradiando desde
las edades más lejanas su tremenda fuerza espiritual en
beneficio de la totalidad del planeta y, muy particularmente,
para facilitar el desarrollo del cuarto Reino de la
Naturaleza, el Reino humano, sobre el cual -tal como rezan las
más antiguas tradiciones místicas- “… tiene depositado el
SEÑOR todas Sus infinitas Complacencias”.
Al hablar del centro de SHAMBALLA, nos referimos
intrínsecamente a la historia viva del planeta, a todas las
fuerzas y energías planetarias conscientemente dirigidas hacia
los reinos de la Naturaleza desde un CENTRO vital de
irradiación, tremendamente dinámico y proyector de energía
cósmica. SHAMBALLA es la síntesis de todas las actividades
planetarias, la centralización “…en un momento específico del
tiempo y en un definido lugar del espacio” -tal como puede
leerse en el antiquísimo “LIBRO DE LOS INICIADOS”- de tres
grandes e indescriptibles Entidades cósmicas: el LOGOS SOLAR,
el LOGOS PLANETARIO y SANAT KUMARA, el SEÑOR DEL MUNDO,
constituyendo un conjunto triangular geométricamente ideal
para poder invocar constantemente sobre el planeta Tierra, las
energías de las doce Constelaciones del Zodíaco, las de otras
no menos esplendentes Constelaciones siderales, kármicamente
afines, y las que provienen de cada uno de los esquemas
planetarios del Sistema solar.
Este conjunto geométrico se refleja íntegramente en el
triángulo planetario constituido por los tres principales
Centros espirituales: de SHAMBALLA, la jerarquía planetaria o
Gran Fraternidad, y la Humanidad, la Raza de los hombres, los
cuales, vistos desde los niveles superiores del esquema
terrestre, aparecen como los Chakras Coronario, Cardíaco y del
Entrecejo del Logos planetario en el vehículo etérico de SANAT
KUMARA.
Sin embargo, dada la naturaleza septenaria del Logos
planetario, habrá que suponer que aquel trascendente vehículo
etérico del SEÑOR DEL MUNDO estará integrado también, como en
el caso del ser humano, por otros cuatro chakras o centros de
distribución de la energía de los Rayos. Utilizando la
analogía, podríamos establecer, aunque con la debida reserva y
considerando la evolución actual de los centros planetarios en
esta cuarta Ronda, las siguientes relaciones:
Chakra............. Reino...... Rayo
Coronario...........SHAMBALLA...1
Cardíaco............JERARQUÍA...2
Entrecejo...........HUMANIDAD...4
Sacro ..............DÉVICO......5
Laríngeo ...........ANIMAL......3
Plexo solar.........VEGETAL.....6
Base de la
Columna Vertebral...MINERAL.....7
Según se nos dice ocultamente, los elevados RISHIS que
trascendieron el Karma de la Tierra ven este conjunto
septenario como una fulgurante estrella de seis puntas con un
punto todavía más brillante en el centro de la misma, el cual
corresponde al centro sintetizador de SHAMBALLA. Sobre este
punto central convergen todas las líneas de fuerza
provenientes de los Rayos del Sistema, y esta estrella -cuya
figura geométrica sólo puede percibirse desde los planos
superiores- irradia una luz definida y emite un sonido
característico que son las emanaciones naturales del Logos
planetario. Así, cuando en los profundos tratados místicos se
nos habla de la “Luz cósmica” o de la “Música de las Esferas”,
se nos está informando en realidad de una Entidad psicológica
de infinitas proporciones que está manifestándose kármicamente
en el seno de una familia cósmica y en un ambiente social de
Dioses. Así, uno de los grandes secretos a revelar en la
Iniciación -de la cual nos ocuparemos oportunamente- es el de
iluminar la conciencia sobre la íntima y misteriosa
vinculación existente entre aquel ambiente social de dioses y
el ambiente social humano y sobre las formas geométricas a que
da lugar el principio de Jerarquía Espiritual sobre el cual se
fundamenta la ley de evolución... Las formas geométricas
observadas surgen siempre como un efecto de los inmediatos o
lejanos contactos kármicos que los Dioses o los hombres
establecen entre sí, con la particularidad lógica de que las
jerarquías mayores incluyen siempre dentro de sus fronteras
cósmicas a las jerarquías menores. Podríamos decir por lo
tanto, de acuerdo con este principio, que el reino vegetal
incluye dentro de sí al reino mineral pero que, a su vez, se
halla incluido dentro del reino animal, el cual se nutre de
todas sus esencias vegetales. El reino humano incluye a los
tres reinos subhumanos, mineral, vegetal y animal y, de manera
misteriosa, constituye el centro de atención del Logos
planetario en esta Cuarta Ronda por el hecho de constituir el
centro místico de la evolución planetaria, ya que participa
indistintamente de la substancia material de los tres reinos
inferiores a los cuales incluye y de la esencia espiritual de
los tres reinos superiores, dentro de los cuales se halla
incluido. Esta cíclica coincidencia, en relación a la
expresión de las Jerarquías Espirituales, da origen en el caso
de la humanidad, a una profunda y acentuada aproximación del
Logos del esquema terrestre, lo cual explicará razonadamente a
todos los aspirantes espirituales que “tengan ojos para ver y
oídos para escuchar”, por qué fueron implantadas en la Tierra
las técnicas iniciáticas, después de aquella tremenda efusión
de fuerza venusiana que dio como resultado la Venida de los
Señores de la Llama y la consiguiente Instauración de la Gran
Fraternidad Espiritual en nuestro planeta. Todas estas ideas
se mueven, como ustedes podrán observar dentro de aquella gran
razón cósmica que esotéricamente llamamos “Ambiente Social de
Dioses”.
Ahora bien, todas las jerarquías planetarias, angélicas y
humanas, todos los reinos de la naturaleza y todo cuanto vive,
se mueve y tiene el ser dentro del orbe del planeta, hasta
llegar a las fronteras del “círculo-no-se-pasa” del mismo, se
hallan bajo el poder controlador y ejecutor del SEÑOR DEL
MUNDO, Quien desde Su centro sintetizador ejerce Su influencia
sobre todas las Esferas de Shamballa, de la misma manera que
el ser humano ejerce poder -o cuando menos trata de hacerlo-
sobre sus centros etéricos o chakras.
A medida que el ser humano vaya evolucionando a través de las
edades, se dará cuenta de que el Espacio, con su multiplicidad
de soles, constelaciones y planetas, es un verdadero y
perfecto mapa astronómico, confeccionado según las más
elementales reglas de la geometría y que todo el Inmenso e
indescriptible Contenido espacial -visto cósmicamente no es
sino el CUERPO EXPRESIVO de UNA ENTIDAD SUPREMA, cuyo poder y
absoluta grandeza sobrepasa la visión de los más elevados y
esplendentes RISHIS... Este absoluto e inmenso conjunto
estelar condiciona todo tipo de visión, a medida que la
entidad espiritual evolucionante va desarrollando sus poderes
de percepción. Podríamos considerar este misterioso e
indefinible conjunto estelar desde tres principales campos de
observación: humana, planetaria y cósmica:
a. Desde el ángulo de la percepción humana. En su presente
estado de desarrollo, cuando el hombre observa el firmamento
estrellado, sólo aprecia puntos brillantes de distintos
resplandores que son las refulgentes estrellas y planetas,
cíclicamente organizados de acuerdo con la ley del Karma y que
constituyen la maravillosa estructura de los Cielos. Este tipo
de percepción le permite al observador humano contemplar una
serie infinita de figuras geométricas, basadas en el principio
científico de la perspectiva. Surgen así las engañosas formas
geométricas creadas por los infinitos ángulos de enfoque de la
visión humana, sujeta a las deformaciones geométricas de la
relatividad objetiva y condicionada por la inclinación del eje
de la Tierra con respecto a la elíptica.
Este tipo de visión ha constituido hasta aquí el fundamento de
la Astrología convencional o Astrología científica, con
respecto al destino de los hombres. Desde el nivel puramente
físico, viendo el firmamento como una superficie plana, no
puede percibirse otra cosa que las formas y situaciones
geométricas aparentes, creadas por los cuerpos estelares en el
espacio infinito. El destino del ser humano, enmarcado desde
el ángulo de la perspectiva visual y de la posición física de
los astros, aparece únicamente como una condición fija e
inalterable. Desde este punto de vista, nada puede detener el
curso inflexible y rígido de los astros y “…las estrellas
inclinan y obligan”. Tal es el principio de perspectiva que
surge de la contemplación bidimensional del espacio.
b. Desde el ángulo de la percepción causal, utilizando los
poderes de la clarividencia en los niveles más elevados de la
mente. Esta visión contempla el universo estrellado, el
refulgente conjunto de soles y planetas, desde una dimensión
más completa e incluyente. Los cuerpos celestes, sea cual
fuere su importancia, aparecen como centros luminosos con vida
propia y habitados por Entidades cósmicas de inenarrable
grandeza y evolución, constituyendo entre sí misteriosas y
enigmáticas figuras geométricas, poliédricas, transparentes y
de una extraordinaria belleza.
El espacio cósmico no aparece aquí como una superficie plana,
como en el caso anterior, sino en su aspecto
cuatridimensional, es decir, en volumen y de manera
transparente, viéndose las composiciones geométricas
poliédricas por fuera, por dentro, a través y desde todos los
ángulos. Ya no se escuchan únicamente las notas
particularizadas de cada cuerpo estelar sino que el oído del
observador, insuflado del aliento cósmico, se extasía con la
sinfonía creada por un inmenso conjunto orquestal, formado por
todas aquellas gigantescas agrupaciones estelares que
arrastran raudamente sus composiciones geométricas, que son
las ideas de los Dioses a través del espacio infinito. Esta
visión “en volumen” y en exquisita e indescriptible
transparencia del Cosmos se fundamenta en realidades causales
y utilizando un tipo de luz o de percepción absolutamente
desconocido todavía por los hombres de la Tierra, pero que
utilizan sabiamente los Iniciados, para descubrir los grandes
secretos cósmicos, el misterio de los Rayos y el oculto
destino del alma humana.
Si pudiésemos asignarle un nombre científico a ese tipo de
visión y al conocimiento que se extrae del mismo, el más
apropiado sería sin duda el de “Astrología Esotérica”. Este es
el campo de observación de los Adeptos de la Gran Fraternidad
Blanca del planeta, cuando tratan de leer el destino causal de
las naciones, el de los conjuntos sociales humanos y el de los
discípulos espirituales del mundo que más adelante serán los
Iniciados de la Jerarquía. Como ustedes irán observando -si
siguen atentamente el proceso- estamos utilizando la regla
esotérica de la analogía, cuando investigamos los distintos
ángulos de percepción geométrica del Cosmos.
c. Desde el ángulo de la percepción cósmica, utilizando sistemas de
visión que están más allá de la inteligencia humana y son
accesibles solamente a aquellos Iniciados que alcanzaron
ciertas Iniciaciones fuera del Sistema solar. Ya no se
perciben formas geométricas basadas en las percepciones
físicas ni las transparentes formas geométricas que dieron
lugar a la lectura astrológica causal del destino del Ego y de
los grupos egoicos. Aquí la percepción es multidimensional y
se relaciona con las indescriptibles figuras geométricas
constituidas por las agrupaciones de conjuntos monádicos, de
los cuales los grupos egoicos en los niveles causales de los
planetas no son sino pálidos reflejos. Se trata por lo tanto,
de una visión o percepción del destino monádico de todas las
humanidades existentes en el sistema cósmico del cual nuestro
Sistema solar forma parte, pero que, por analogía, puede ser
extendido al Sistema Galáctico absoluto central del que surgen
todos los espíritus, todas las almas y todas las formas.
Tal es la Astrología de los Dioses, de la cual no se conoce
prácticamente nada, salvo la consideración analógica que se
extiende por su propia e infinita fluidez a regiones siderales
de tal maravillosa y excelsa magnitud, que escapan incluso a
la percepción multidimensional de los grandes Budas
planetarios...
Sin embargo, fue a través de la luz proyectada por esta
Astrología cósmica sobre el campo de la percepción de los
Iniciados planetarios, que surgió a su debido tiempo la
Astrología jerárquica, merced a la cual se confeccionan los
mapas astrológicos correspondientes al destino de los astros
dentro del Sistema solar. Es por tal motivo que a SANAT
KUMARA, el SEÑOR DE SHAMBALLA, se le denomina “El Gran
Astrólogo”, cuando se le menciona jerárquicamente, pues
solamente EL, en la incomprensible soledad de Su augusta
Cámara Secreta, puede medir el paso cíclico de las grandes
Constelaciones y confeccionar creadoramente el destino de la
Tierra. Desde tal punto de vista, el Centro de SHAMBALLA es el
observatorio cósmico desde el cual SANAT KUMARA puede “prever”
el nacimiento de los mundos hermanos que han de aparecer de
acuerdo con las leyes cíclicas del Universo, basadas en la
Geometría esotérica, para cumplir determinada misión kármica
dentro del “círculo-no-se-pasa” solar.
Pero el mapa celeste que se utiliza para tales observaciones
cósmicas sólo podrá ser tenuemente interpretado cuando se haya
recibido la séptima Iniciación planetaria, cuando el gran
Iniciado empieza a prepararse ya activamente para crear Su
propio modelo de mundo, dentro del gran conjunto cósmico.
Además de los grandes centros etéricos planetarios a los que
hacíamos referencia durante el curso de este capítulo sobre la
Estructuración Mística de SHAMBALLA, existen en la Tierra
otros centros menores cuya función es similar o muy parecida,
a la actividad desarrollada por las glándulas endocrinas
dentro del organismo humano y a través de las cuales es
canalizada la energía procedente de los centros etéricos o
chakras del Logos planetario. Algunos de tales centros
menores, esotéricamente reconocidos, son las ciudades de
LONDRES, GINEBRA, NUEVA YORK, TOKIO y DARJEELING en el norte
de la India.
La consideración analítica del establecimiento de tales
centros y la forma como es utilizado el tremendo poder
magnético del SEÑOR DEL MUNDO, a través del Centro de Poder o
Talismán sagrado del planeta, para crear estos centros menores
de poder logoico, serán estudiadas en otro capítulo de este
libro, dedicado exclusivamente a las Iniciaciones planetarias.
Poco nos queda por decir ya acerca de la estructuración
geométrica y mística de SHAMBALLA, ya que se trata únicamente
de vincular este absoluto centro planetario de Síntesis, con
la totalidad del contenido universal y de estudiar las
repercusiones de su omnipotente poder sobre la minúscula
estructura geométrica del ser humano ya que éste, en virtud de
la ley de semejanza cósmica -base fundamental del principio de
analogía- es un verdadero centro de vinculación con todo lo
creado y aun, dentro de las limitaciones propias de su etapa
evolutiva, trata constantemente de revelar en el tiempo aquel
eterno secreto del espacio que un día le convirtió en un
hombre y que, más adelante, le convertirá en un Dios.
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2008-02-24
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