¡Bienvenidos!

Ciudad: Hora  Día

 

 

 

Tres siglas, dos en posición vertical (V y A) y una en posición horizontal (B). El trazado recto de la B sirve para demarcar dos ideogramas. [seguir enlace]

Vicente Beltrán Anglada


"Que el contenido les sea útil y pueda servirles de inspiración en el intento supremo de sus respectivas búsquedas, es nuestra más humilde y sincera plegaria..."
-V.B.A
.


 

Devas

Conferencias

Triple
Proyecto

Agni Yoga

 



CAPÍTULO XV
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA MAGIA
 

Es un hecho para el investigador esotérico que a los devas, o moradores del Espacio, a través de los cuales se realiza la obra mágica de creación y estructuración de todo tipo de formas, hay que invocárseles mediante sonidos, palabras o mántrams, ya que el proceso mágico gracias al cual evolucionan depende del grado de “expectación” que hayan logrado desarrollar en el supremo arte dévico de “escuchar los sonidos” que se elevan de todos los niveles en la vida de la Naturaleza, desde el humilde canto o voz de un insecto hasta el potente e incomprensible Mántram emitido por el más glorioso Adepto espiritual.

De ahí que en los Ashrams de la Jerarquía se les enseña a los discípulos el arte supremo de emitir voces o sonidos mágicos, correctos y apropiados para “invocar” a los devas de los niveles físico, astral y mental a los cuales su evolución individual les permite acceder y recibir las adecuadas respuestas y enseñanzas.

Como vimos oportunamente, los vehículos inferiores del ser humano, es decir, la mente concreta, el vehículo emocional y el cuerpo físico, son unos compuestos moleculares de energía provenientes de los diversos subplanos de los tres planos inferiores del sistema solar. Nuestro trabajo mágico debe iniciarse aquí, pues todas estas energías son agrupaciones dévicas de distinta vibración que se sienten atraídas al centro de conciencia corporal correspondiente por ley de atracción magnética o de afinidad química, pues no hay que olvidar que todos los vehículos, sea cual sea su sutilidad, son moleculares y que extraen sus componentes atómicos del gran océano de energías surgidas de las infinitas e indescriptibles profundidades del Espacio.

No podríamos ir muy lejos en nuestro estudio de la Magia Organizada, ya se realice a través del hombre, de un planeta o de un sistema solar, sin tener en cuenta a la realidad Espacio, como contenedor de todos los elementos necesarios para cualquier tipo de creación, desde la más sutil a la más densa. La densidad o la sutilidad de los elementos segregados por las entidades dévicas que intervienen en el noble ejercicio de la Magia, dependerán lógicamente de la calidad invocativa del Mago y de los fines que persigue en sus invocaciones.

En los Ashrams de la Jerarquía se enseña en forma práctica el arte o la ciencia de la Magia, primeramente mostrándoles a los discípulos –a través de un eventual desarrollo de la clarividencia– los distintos tipos de devas que constituyen el infinito Centro de Luz, llamado ocultamente Akasa y es el Manto que recubre la indescriptible pureza del Espacio. Utilizando esta sutil visión en los mundos ocultos, aprende el discípulo a diferenciar perfectamente a los devas inferiores o lunares de los devas superiores o solares. Los reconoce e identifica por el color característico de sus auras magnéticas, el cual suele dar una noción segura e incontrovertible del nivel del cual proceden y de la calidad del éter que utilizan en sus actividades. Los colores resplandecientes, sutiles y de indecible belleza, y transparencia, informan inmediatamente sobre los devas habitantes de los subplanos superiores de cada plano; por el contrario la visión de los devas cuyos colores identificables sean densos, opacos u obscuros, indican claramente que aquellos devas proceden de los niveles inferiores. Cada una de estas agrupaciones dévicas, subdivididas en varias jerarquías, poseen lógicamente una sensibilidad apropiada a los mántrams o voces invocativas que se elevan consciente o inconscientemente del mundo de los hombres, de la singular esfera de “los aprendices de Mago”. Los mántrams mediante los cuales son invocados los Devas superiores han de ser muy distintos de los que atraen la atención de los devas inferiores. La sutilidad, el orden musical, la pureza de intención y la carencia de móviles egoístas constituyen la esencia de los mántrams superiores... El sonido musical se eleva raudamente al Espacio y crea a su alrededor un núcleo dévico que responde a las intenciones del Mago y las secunda dócilmente realizando el trabajo que aquel Mántram le sugiere o le ordena. Lo mismo puede decirse con respecto a los mántrams utilizados por aquellos otros Magos, cuyas intenciones e ideas son diametralmente distintas y cuyo poder invocativo atrae fuerzas dévicas opuestas al desarrollo evolutivo de la creación. Estos mántrams, o sonidos invocativos, son broncos, ásperos y rudos, ya que han de atraer la atención de devas poco evolucionados y de naturaleza muy primaria, que secundan ciegamente los móviles y las intenciones de los Magos negros, egoístas y carentes de principios éticos o morales.

Nos referimos aquí, naturalmente, a seres humanos que realizan la Magia invocativa de manera consciente, sean cuales sean sus móviles ocultos, egoístas o altruistas, en el sentido del bien o en el sentido del mal. Los seres humanos corrientes, que frecuentemente no tienen ni la más remota idea de lo que es la Magia, utilizan sin embargo la Magia en todas y cada una de sus expresiones psicológicas, cuando piensan, cuando sienten, cuando hablan... Afortunadamente y para el bien del conjunto de la Raza, sus expresiones mentales son muy débiles y no tienen poder suficiente para invocar a los devas ígneos del plano mental, los cuales exigen un pensamiento claro y potentemente organizado para sentirse impelidos a secundar las decisiones mentales del Pensador, del Mago. Por el contrario, los deseos humanos son por lo general tan intensos, densos y apremiantes que los niveles astrales correspondientes, están prácticamente rebosantes de aquellas legiones dévicas que, en su totalidad, constituyen el deseo en todas sus expresiones. Cuando este deseo es muy intenso en el hombre y el cuerpo físico posee un doble etérico potentemente organizado, tenemos ante nosotros a aquella expresión mágica técnicamente descrita como Magia Sexual. Esta Magia suele ser de carácter inconsciente en la mayoría de los casos, pero, a veces, la utiliza el Mago negro para dominar a sus víctimas, a las cuales lleva fácilmente por sendas de abyección, de envilecimiento y de negación completa de las facultades superiores del Espíritu.

Examinado el ser humano a través de la facultad clarividente, se le ve sujeto a las limitaciones propias de su estado evolutivo, las cuales determinan por irradiación magnética las acumulaciones de entidades dévicas que forman sus ambientes individuales, familiares y sociales. Se relaciona mayormente con dos agrupaciones dévicas, las etérico–físicas y las astrales, subdivididas ambas en varias jerarquías o grados de evolución... Los devas etéricos más en contacto con el ser humano, pertenecen a la jerarquía de los AGNISCHAITAS, denominados esotéricamente “Devas del Séptimo Orden”. Los hay de numerosas clases y especies. Los más esplendentes y más sutilmente cualificados construyen los vehículos etéricos de los Adeptos e Iniciados en encarnación física, así como el del propio SANAT KUMARA, el Señor del Mundo, Quien se expresa físicamente por medio de una Forma indescriptiblemente radiante construida con substancia etérica de la más acrisolada sutilidad.

Otros devas de séptimo orden construyen los vehículos etéricos de los seres humanos en múltiples estados de evolución. Los cuerpos de los animales y de las formas vegetales en sus múltiples especies y gradaciones, son construidos también por agrupaciones dévicas de este orden de Agnischaitas y todas las formas físicas de la Naturaleza, aun las llamadas “inertes”; poseen un aura etérica o campo magnético creado por las jerarquías inferiores de tales tipos de Devas.

El cuerpo físico denso de cualquier entidad espiritual manifestada es, en realidad, una concreción o substanciación de la energía etérica y ha sido construido asimismo por increíbles legiones de vidas dévicas pertenecientes a la gran familia de los Agnischaitas... Así, cuando se observa el cuerpo físico del hombre desde el ángulo de la clarividencia, se le observa constituido por diversos tipos de substancia vibratoria, densa y etérica. Al igual que sucede con los siete estados de materia componentes del plano físico del sistema solar, el cuerpo físico del hombre es séptuple en su expresión y contiene todos los elementos substanciales generados y gentilmente ofrecidos por los Devas Agnischaitas.

La obra más densa corresponde naturalmente a los devas etéricos que trabajan y manipulan la substancia sólida, líquida y gaseosa del plano físico. A tales devas se les define ocultamente “elementales constructores” y los hay de distintas gradaciones dentro de una misma familia o especie. Podríamos decir, que en cada una de las siete gradaciones que componen la totalidad de los Agnischaitas, o Devas de Séptimo orden, hay devas que trabajan en los niveles superiores de cada especie y otros que lo hacen en los niveles inferiores. Sin embargo, cada cual ocupa su lugar y realiza el trabajo que le ha sido encomendado por sus Guías superiores y trata de hacerlo de la mejor manera posible, pues de la calidad y efectividad de su trabajo depende su propia y necesaria evolución, lo mismo que ocurre en el mundo de los hombres.

La séptima gradación dévica de los Devas de séptimo orden es lógicamente la más cercana al mundo físico objetivo, y a algunas de sus huestes se las suele denominar “espíritus de la Naturaleza”. Poseen muy diversas y variadas formas. El prototipo, sin embargo, lo proporcionan aquellos diminutos elementales llamados comúnmente “gnomos”, o enanitos de los bosques, los cuales, en su increíble variedad, llenan de formas la vida de la Naturaleza, desde el átomo físico de hidrógeno, base de la estructuración química del universo, hasta las más bellas y resplandecientes piedras preciosas... Cada gnomo conoce perfectamente su misión y la realiza de acuerdo con las instrucciones que le vienen facilitadas por métodos que escapan a nuestra percepción por sus Guías dévicos superiores, siguiendo unas líneas de trabajo realmente maravillosas. De ahí que sus creaciones, salvo en muy contadas excepciones, pueden ser consideradas perfectas. No se trata naturalmente de la perfección de un modelo o arquetipo, sino de las innumerables o increíbles fases de un trabajo particular que contribuye a la perfección de un arquetipo. Este arquetipo, ya sea de una flor, de un pájaro o de una piedra preciosa, viene a representar la culminación de un trabajo de equipo o de grupo, cuyas fases o etapas están encomendadas a diversas y bien cualificadas jerarquías de espíritus de la tierra.

Tenemos también a los diminutos espíritus de las aguas, ocultamente llamados “ondinas”, cuyo trabajo se realiza en el interior de toda expresión acuosa en la vida de la naturaleza. Allí donde se halle presente el elemento agua, ya sea en cualquier arroyo, en el más caudaloso río o en la inmensidad de los océanos, se hallará siempre la causa vital de tal elemento, la prodigiosa multiplicidad de las pequeñas ondinas o de los gigantescos neptunos. La misión de estos espíritus acuosos es mantener el planeta Tierra con el suficiente grado de humedad que permita “refrescar el ardor de sus profundas entrañas inflamadas” (Libro de los Iniciados), haciendo referencia al Fuego de Kundalini, cuya ardiente y terrible expresión es el resultado de una infinita acumulación de poderosos AGNIS, o Espíritus del Fuego, cuya misión es mantener el calor central de la tierra mediante el cual son vitalizados todos los cuerpos vivos del planeta, sea cual sea su grado de evolución. El Fuego, como elemento vitalizador, existe en distintas jerarquías o intensidades y los espíritus etéricos que lo integran y cualifican, cumplen perfectamente la misión que desde niveles superiores les es exigida, estando presentes por lo tanto, en toda expresión ígnea en la vida de la naturaleza, desde el pequeño fuego de una vela, hasta el más pavoroso incendio y las terribles erupciones volcánicas.

Los espíritus del aire son denominados “silfos” o “sílfides” y dentro de su ingente y maravilloso grupo se cuentan los grandes Señores del Viento, que dirigen y controlan toda expresión de aire en la vida del planeta, desde la tenue brisa hasta el más potente huracán, desde la atmósfera que respiramos hasta los gases más nocivos que se gestan en las más profundas entrañas de la Tierra. Son los devas más sutiles en orden a la densidad etérica y suelen ser los aliados del Mago cuando invoca a las “fuerzas el Espacio” para producir ciertos fenómenos ambientales, pues tales devas en sus múltiples y variadas jerarquías constituyen uno de los aspectos planetarios de aquella rara substancia y maravillosa energía que llamamos “Electricidad”.

El Mago trabaja generalmente con una energía eléctrica, más sutil que la conocida, que invoca de las profundidades del Espacio mediante la concentración, la meditación y la pronunciación de los mántrams adecuados. La electricidad extraída del Espacio es fuego, aunque un fuego muy distinto que el que solemos utilizar en nuestros hogares o del que surge o emana de las entrañas místicas del planeta bajo el nombre oculto de Kundalini, que mantiene viva la llama de la vida física de la Tierra.

La electricidad o “fuego del espacio” es la energía más potente y más sutil que desarrolla y manipula el Señor del Mundo en la evolución del planeta, y es la energía que invoca el Mago blanco para producir los resultados de luz que han de enriquecer el mundo social de los hombres. Mediante su hábil utilización puede invocar el fuego de Kundalini, elevándolo hacia las regiones espirituales de su propio ser y purificando con su ascensión todo el complejo molecular de sus cuerpos expresivos, y a su paso por los espacios intermoleculares de los mismos, clarifican el cuerpo etérico y redimen la substancia que lo compone. Todo en la Naturaleza se alía y complementa. Los Devas, sea cual sea su gradación y su especie, trabajan al unísono. Los elementos constitutivos de la tierra, del agua, del aire y del fuego son piezas fundamentales en la creación del universo. El factor común que los integra y unifica es el éter, la substancia primordial de la creación. Los devas, o espíritus elementales, que al manifestarse en el plano físico denso crean la materia sólida, líquida y gaseosa y viven en el seno de los elementos, son nuestros colaboradores inmediatos en el aprendizaje del arte mágico de la creación. Ellos nos facilitan los materiales precisos y nos ayudan en todo momento si somos capaces de invocarles correctamente... El Mago utiliza a todas estas jerarquías dévicas de la Naturaleza que construyen los elementos vitales del mundo físico, operando mágicamente sobre ellos y atrayendo el favor y la amistad de los Devas superiores que son sus guías y gobernantes, mediante rectitud de conducta y sabias invocaciones. La ley de la Naturaleza es siempre de “acción coordenada” y la amistad entre los grandes reinos es la base angular donde se apoya el soberbio edificio de la Magia organizada.

Cada grupo dévico, sea cual sea su especie o jerarquía o el elemento que integra y dentro del cual realiza su evolución, está controlado y dirigido internamente –tal como decíamos en páginas anteriores– por Devas más evolucionados. Cada uno de estos Devas reúne a su alrededor a un determinado grupo de elementales constructores, enfocando a través de ellos determinados propósitos y actividades. Vemos así que el Silfo de categoría dévica superior controla y dirige su propio grupo de pequeños silfos, que un Agni del fuego mantiene bajo su gobierno y control a un grupo específico de salamandras, que una Ondina evolucionada gobierna asimismo a un grupo más o menos numeroso de pequeñas ondinas y que un Deva de la tierra dirige las actividades de un numeroso grupo de espíritus de la tierra o gnomos, incitándoles a la construcción de las formas más densas de la Naturaleza.

Tenemos así, en la base de los elementos conocidos, a cuatro órdenes de entidades dévicas, las cuales mantienen bajo control y dirigiendo con incomprensible maestría a la ingente cantidad de elementales constructores. Dentro de cada uno de estos órdenes establecidos hay una profusión de huestes y jerarquías que operan bajo los impulsos de un poder dévico central, cuya conciencia abarca la extensión o “círculo-no-se-pasa” del plano físico. A este Poder central o a este Deva superior que abarca a todas las huestes y jerarquías dévicas del plano físico, se le llama ocultamente SEÑOR KSHITI (También es conocido ocultamente como YAMA) y según se nos dice ocultamente, es el ARCÁNGEL regente del plano físico en su totalidad, el Constructor, sustentador y organizador de todas las formas existentes en la vida física de la Naturaleza, diseñadas por el Logos planetario de acuerdo con patrones o arquetipos provenientes de las esferas superiores del esquema.

El plano físico planetario, que se expresa dentro del plano físico solar, está dividido en siete subplanos, cada uno de los cuales se halla bajo la regencia de un Ángel o Deva de gran evolución, aunque dependiente siempre del poder central del Mahadeva KSHITI... De acuerdo con su particular evolución y a la obra que han de llevar a cabo en su particular y respectivo subplano, a estos Devas suele llamárseles los grandes ARQUITECTOS del mundo físico. Actuando sobre una cantidad prodigiosa de devas de todas las jerarquías, estos grandes Ángeles controlan la ENERGÍA técnicamente definida como de SUBSTANCIACIÓN. Así, por un incomprensible sistema de COMPRESIÓN DEL ÉTER –una idea seguramente muy difícil de captar– substancian o condensan la energía etérica más sutil y crean aquel compuesto material mediante el cual serán construidas todas las formas existentes, desde las más sutiles en el orden etérico hasta las más densas, como pueden ser las que evolucionan en el reino mineral. Nuestro cuerpo físico, que ha sido calcado y proyectado desde los niveles etéricos correspondientes a nuestro grado de evolución, es el recipiente de toda clase de energías, mentales, astrales y etéricas. Más allá de estos tres niveles no ha sido formado todavía un núcleo creador capaz de aglutinar substancia búdica. Para la mayoría de los seres humanos, el cuerpo causal formado por las energías abstractas del plano mental no ha sido completado todavía... Por tal motivo, las energías que actúan más allá del nivel mental concreto sólo son accesibles a los seres humanos muy evolucionados. Así, al referimos a los Devas que constituyen los planos superiores del sistema solar, lo haremos en un sentido meramente descriptivo o informativo y sólo como un estímulo espiritual para los aspirantes.

Podríamos decir, por lo tanto, que la Magia, como poder creativo, opera de acuerdo con la evolución espiritual del Mago o del Discípulo y, en lo que al ser humano respecta, sus actividades mágicas tienen lugar preferentemente en los tres niveles inferiores de la manifestación, físico, astral y mental concreto. Ello quiere significar que además de dominar y controlar a los devas del plano físico, o a cierta categoría de Agnischaitas, deberá controlar también a ciertos grupos de devas de los planos astral y mental para terminar con éxito su aprendizaje en el difícil arte mágico de la creación.

Los Devas de sexto orden, llamados ocultamente AGNISURYAS, son los más potentes en esta cuarta ronda debido, tal como esotéricamente se sabe, a la casi completa polarización astral de la humanidad, a la intensidad y desenfreno de sus deseos y sensaciones y a la importancia asignada a sus ideas instintivas. Estos Devas están divididos también en siete vastas jerarquías y cada uno de estos siete niveles está gobernado por un Ángel Agnisurya de gran evolución, que a su vez depende del poder omnipotente central del Gran Mahadeva, Señor VARUNA, llamado ocultamente “el Señor de las Aguas”, Quien es el Regente del plano astral del sistema en su totalidad. Igual que sucede con el entero proceso de la Magia, los niveles superiores del plano astral son utilizados preferentemente por los Magos blancos, cooperando con las fuerzas del Bien, y los inferiores y más densos constituyen las zonas de actividad de los Magos negros quienes, en tales niveles, desarrollan tanto o más poder que los Magos blancos, ya que éstos, por su propia condición y naturaleza desdeñan a veces descender a estas zonas para desarrollar su obra mágica.

Los Devas de quinto orden, o Devas AGNISVATTAS, son los más poderosos y cualificados con los cuales puede establecer contacto y recibir inspiración espiritual el hombre muy evolucionado de nuestros días. Para los seres humanos corrientes, estos Devas constituyen todavía “una zona prohibida e inviolable”. Únicamente los devas inferiores de esta jerarquía dévica de quinto orden les son más o menos asequibles y, merced a ellos, les es posible, pensar, razonar o recordar, pues tales Devas constituyen el fuego mental que anima todas y cada una de sus creaciones mentales, pensamientos y propósitos. Cuando analizamos ocultamente el conocido axioma esotérico “la energía sigue al pensamiento”, vemos que el hombre piensa y que al hacerlo invoca del espacio estas energías dévicas que le permiten concretar y objetivar sus pensamientos y actividades mentales. En todas sus huestes y jerarquías los Devas Agnisvattas constituyen la energía ígnea del Pensamiento, así como el fuego que dinamiza la Voluntad del Pensador. De ahí la importancia que tiene para el Mago blanco establecer contacto consciente con estas fuerzas ígneas del Espacio, ya que su fuego energetiza todas las operaciones mágicas de su pensamiento y le permite controlar a los devas inferiores de todos los niveles, astral, etérico y físico denso.

El Mago negro utiliza también para llevar a cabo ciertas operaciones mágicas a la estirpe inferior de devas Agnisvattas. A través de ellos le es posible controlar y subyugar el pensamiento de los seres humanos no suficientemente evolucionados y obtener dominio sobre sus ambientes y circunstancias, entorpeciendo así –tal como es su propósito– los planes y proyectos de los agentes del Bien planetario.

Afortunadamente para la humanidad, la Magia operativa de los magos negros sólo puede alcanzar los niveles inferiores de los seres humanos, fomentando allí los gérmenes de la discordia, del odio y de la ambición, pero debido al egoísmo y sordidez de sus móviles, les es imposible acceder a los niveles superiores del plano mental donde actúan los potentes AGNIS que infunden vitalidad a todas las fuerzas de la Naturaleza y a las actividades más elevadas y sublimes de los hombres.

El Mago negro sólo puede establecer contacto consciente con los niveles quinto, sexto y séptimo del plano mental, los cuales están muy estrechamente vinculados con idénticos subplanos del plano astral. De ahí que su poder en esta cuarta ronda sea tan potente todavía debido a la intensa y casi completa polarización astral de los seres humanos, lo cual influye en los desastrosos efectos registrados en la vida social y comunitaria de la humanidad.

El ejercicio de la Magia exige el inteligente gobierno de las fuerzas internas. Tanto el Mago blanco como el Mago negro se caracterizan por la fuerza de voluntad que imprimen a sus decisiones, pero tal como hemos tenido interés en señalar en diversas fases de nuestro estudio práctico de la Magia, el conocimiento oculto de las reglas y condiciones exigidas, sólo se centrará en el Bien y en el apoyo decidido a los planes y proyectos de la Gran Fraternidad Blanca del planeta. Hemos establecido claramente los dos tipos de Magia. Esperamos ahora, después de haber definido a los tres principales órdenes de Devas que operan en los espacios etéricos planetarios, que el aspirante o el discípulo consagrado estudiará convenientemente a las fuerzas dévicas con las cuales –y en orden a la particular evolución– ha decidido colaborar de acuerdo con el sagrado anhelo de Bien que surge de lo más profundo del corazón y es el verdadero resorte y la única clave de la Magia organizada en nuestro mundo.

 

[ Libros VBA ]


2008-03-03

 

 

 

Meditaciones Diarias
( La meditación de hoy corresponde al )

Lunes | Martes | Miércoles | Jueves
Viernes | Sábado | Domingo

|
Solilunios |
 

 

 


 Búsqueda  de Conferencias y Charlas VBA en línea

 
Google
   En toda la red internet       En www.vicenteba.org
     Si usa la copia "en caché" aparecerán resaltadas las palabras que busque
   
 
[Cáncer 1999]
VBA 1.0: 1999-07-05


[Leo 2003]
VBA 2.0: 2008-03-03