CAPÍTULO VII
LA INVERSIÓN DE LAS LEYES DE LA POLARIDAD
Analizando profundamente
los principios de la Magia, hemos logrado descubrir que el
alma espiritual tiene un principio numérico o matemático en
virtud de la energía de los Rayos, y los cuerpos materiales un
principio netamente geométrico de acuerdo con las influencias
astrológicas del Zodíaco. En la manifestación del alma a
través de cualquier tipo de forma, el aspecto matemático y el
geométrico se complementan perfectamente.
La Magia, como principio de creación y como un medio de
establecer contacto con la Divinidad, ha sido practicada desde
tiempos inmemoriales. Los hombres sabios de todos los tiempos
fueron magos o videntes, capaces de invocar conscientemente
las fuerzas ocultas de la Naturaleza y de aprovecharse de sus
dones. La Magia es tan vieja como el hombre, pues con el
hombre y con el descubrimiento de su poder espiritual surge la
Magia, la posibilidad de comunicarse con Dios a través de las
fuerzas invisibles de la Naturaleza.
APOLONIO DE TYANA fue uno de los más grandes Magos de la
humanidad. Según la tradición oculta de los Misterios, fue
iniciado en la India, siendo su Maestro, Introductor e
Hierofante, el Rey HIARCHAS, Quien está sorprendentemente
relacionado –si no es la misma Entidad– con el Santo patriarca
HIRAN ABIF, tan conocido en los misterios ocultos de la
Masonería, de Quien se dice ocultamente que recibió del propio
Rey SALOMÓN el Cedro del Líbano (símbolo del conocimiento
superior) y el Oro de Ofir (que es el símbolo de la
Intuición). Son datos que habrá que tenerse en cuenta en el
supremo estudio de la Magia organizada, utilizada como poder
bienhechor para contrarrestar las nefastas actividades de los
Magos negros planetarios –que siempre los ha habido– y de las
personas egoístas, incultas e irreflexivas.
MOISES fue también un sorprendente Mago que había adquirido
sus conocimientos a través de BATRIA, la esposa del Faraón y
madre de la princesa egipcia TERMUTIS, la cual, según el
Antiguo Testamento, le habría salvado de las aguas del Nilo
convirtiéndose en el vehículo kármico que le permitió recibir
aquellas necesarias iniciaciones que le convirtieron en un
perfecto Mago. Hay que deducir de ello que todo verdadero Mago
ha de haber sido previamente iniciado en alguna de las
Escuelas de Misterios de la Gran Fraternidad Blanca, siendo
tales Misterios los que confieren realmente el poder mágico.
Para los iniciados en esta Ciencia el propio cuerpo humano es
considerado como un exponente perfecto de la Magia divina,
pues cada uno de los órganos que lo componen son reflejos de
mundos y de constelaciones siderales. De ahí el porqué
nuestros venerables antepasados adquirieron las primeras
nociones de medicina, astronomía y astrología, aprendiendo a
leer primero el mensaje de los órganos del cuerpo, sabiendo
intuitivamente que éstos eran proyecciones o reflejos de las
imponentes masas de los cuerpos estelares del firmamento en
perpetuo movimiento de expansión cíclica.
Afortunadamente, las auténticas verdades acerca de la Magia y
las reglas exactas que han de regir su expresión en el mundo
fenoménico a través de los seres humanos, se han perdido o
fueron quizás transitoriamente salvaguardadas en los recintos
lniciáticos por las inquebrantables leyes herméticas del
silencio. De la misma manera se perdieron o fueron
salvaguardadas desde hace siglos, las verdaderas medidas
áureas o solares, aquellas reglas matemáticas de las divinas
proporciones que obtuvieron los artistas de la antigüedad de
mano de los grandes Devas, Señores de los cánones secretos que
rigen la expresión de los soberbios arquetipos causales en la
vida de la naturaleza. Sólo fueron parcialmente revelados a
alguno de los grandes artistas, pintores y escultores en la
era inigualable del Renacimiento...
Con respecto a las sagradas medidas áureas, de la más elevada
proporcionalidad, sólo hay que decir que los insignes
geómetras a cuyas órdenes fueron construidas las gigantescas
pirámides de Egipto, utilizaron creadoramente los sagrados
poderes de la Magia. Hay que hacer mención al respecto a lo
que nos revela la tradición esotérica a través de “El Libro de
los Iniciados”: “...En aquellos memorables tiempos las
estatuas de piedra o de mármol eran modeladas por los
espíritus del aire, de acuerdo con las sabias medidas
matemáticas y proporciones arquitectónicas que proyectaban los
arquetipos superiores de la evolución planetaria”.
Dice la noble tradición esotérica que las enormes piedras con
las que se construyeron las grandes masas cúbicas de las
pirámides, eran transportadas “por el aire y emplazadas
perfectamente en sus bases de asentamiento”, de acuerdo con un
procedimiento mágico conocido sólo por los sacerdotes y los
geómetras, mediante el cual eran extraídas del aire (o del
éter que compone el Espacio) las energías necesarias para
poder llevar a cabo aquellas obras prodigiosas, que son unas
verdaderas maravillas del mundo. Tales conocimientos
iniciáticos que permitían invertir las leyes de la polaridad,
son prácticamente desconocidos en la era actual, y pese a los
grandes adelantos científicos y asombrosos medios técnicos
alcanzados, sería imposible mover alguna de aquellas enormes
piedras sin recurrir a la utilización de gigantescas y
sofisticadas máquinas y a un considerable número de obreros. A
la Ciencia actual le falta la cualidad esencial de la Magia
que poseían los antiguos Iniciados, la de la inversión de las
leyes de la polaridad, que exige un extraordinario
conocimiento del éter y un inteligente control de las
entidades dévicas moradoras del Espacio, sin cuyo concurso es
imposible realizar obra mágica alguna.
El proceso de inversión de las leyes que rigen la polaridad y
las fuerzas de la gravitación, apreciado desde el ángulo
oculto aparece como consecuencia de haber sido aplicada una
simple regla matemática basada en las leyes que rigen la
electricidad común, aunque elevada a zonas de indescriptible
actividad mágica. Bastaría –teóricamente hablando– crear un
“vacío”, o un espacio neutro dentro de la piedra entre las dos
fuerzas que constituyen su polaridad, la de la propia masa
gravitatoria y la de su irresistible tendencia a expansionarse
hacia el exterior, para lograr que esta piedra por enorme que
fuese perdiese totalmente su peso sin perder por ello la forma
geométrica que adopta en el Espacio. Este fenómeno de
agravitación producida por el Mago mediante el control
obtenido sobre las fuerzas dévicas que operan en el interior
de la piedra, es idéntico al que sufre cualquier cuerpo –sea
cual sea su peso– cuando sale del campo gravitatorio de la
Tierra. El peso es CERO, sin embargo la forma geométrica del
cuerpo no ha sufrido variación. Tal como podemos observar
científicamente, cuando un cuerpo abandona las zonas
gravitatorias del planeta y penetra en zonas neutras en donde
no existe gravitación, se pierde el peso pero no el volumen...
Esto nos viene a indicar dentro de la más pura lógica
científica, que el poder de expansión hacia afuera o fuerza
centrífuga del cuerpo es aparentemente superior a la fuerza
centrípeta de la gravitación terrestre, produciéndose por tal
motivo el fenómeno de la levitación, o pérdida de fuerza
gravitatoria en el Espacio. Este fenómeno fue frecuentemente
observado en los grandes místicos del pasado y puede
observarse también actualmente en los yoguis y fakires de los
pueblos orientales. Denota en todos los casos una abstracción
completa de la conciencia en los mundos internos, la fuerza
hacia el Espacio, y una liberación transitoria del principio
de la gravitación terrestre que constituye la fuerza material
que domina y controla el karma humano... Igual fenómeno de
levitación o de “agravitación” puede observarse en aquellas
formas o cuerpos llamados sutiles, pues la ley de la expansión
cíclica y la de la gravitación operan en todos los planos y
niveles en la vida de la Naturaleza. Podemos considerar así
desde el ángulo oculto que para el hombre sabio o para el
Mago, no hay necesidad de abandonar el planeta para producir
el fenómeno de la levitación o pérdida total del peso de los
cuerpos materiales, siempre y cuando se posean las virtudes
espirituales necesarias y los necesarios conocimientos mágicos
que permitan crear zonas neutras o vacías en el interior de
los cuerpos.
Por lo tanto, el Mago no hace sino adecuar su voluntad a las
sabias leyes de la Naturaleza. Así, de acuerdo con las ideas
que vamos emitiendo, las ingentes moles pétreas con las que
fueron construidas las pirámides de Egipto “eran fácilmente
transportadas por el aire a sus lugares de emplazamiento”. Una
vez situada la piedra en el lugar previamente señalado, se
limitaba el Mago o grupo de Magos a retirar su atención de la
zona neutra producida dentro de la misma y automáticamente
recobraba ésta su natural gravitación, su polaridad o su peso.
Aclarando más todavía el significado del vacío o espacio
neutro dentro de la piedra, habrá que tener en cuenta la ley
del equilibrio que domina perfectamente el alto Iniciado,
instruido sabiamente en las leyes de la polaridad eléctrica,
pues lógicamente el vacío producido será siempre el resultado
de haberse producido dentro de la piedra un perfecto
equilibrio entre la electricidad positiva que crea la
gravitación, la fuerza que predomina en la piedra, y la
electricidad negativa actuando como irresistible tendencia a
la expansión hacia el éter circundante. Es en virtud de tal
equilibrio que se produce el vacío o un espacio totalmente
neutro dentro de cualquier cuerpo, en virtud del cual y
observando el proceso clarividentemente, se observa la
actividad fusionada de los devas que constituyen ambas fuerzas
o tipos de electricidad con la consecuente liberación de una
tercera fuerza, la fuerza neutra del Espacio, que es el
principio y el fin de todas las cosas y no tiene todavía
registrado un nombre científico, pero que los ocultistas de
todos los tiempos definen bajo el término mágico de ALKAHEST,
la esencia vital de la Creación.
Derivada de las ideas que estamos considerando acerca de la
“agravitación”, surge a nuestras investigaciones otra de las
grandes aplicaciones de la Magia organizada en nuestro mundo,
la que en términos familiares llamamos Magia de Curación. Esta
Magia tiene que ver también con lo que podríamos llamar
“liberación del conflicto de la polaridad”, y en el estado de
equilibrio producido entre dos polaridades eléctricas
distintas dentro de cualquier cuerpo o vehículo de expresión
humana, se halla la base de la armonía integral, de la salud y
del bienestar que la humanidad tan ardientemente busca.
Los verdaderos maestros de la Medicina operaron siempre en sus
curaciones sobre el cuerpo etérico de sus pacientes,
determinando vacíos o espacios neutros allí donde existían
conflictos de polaridad lo suficientemente poderosos como para
producir trastornos orgánicos, dolencias o enfermedades. A
esta Ciencia mágica del equilibrio orgánico, que puede
extenderse a los vehículos emocional y mental, puede
definírsela ocultamente como taumaturgia en el caso concreto
de Curación, de restablecimiento de la salud –vía el cuerpo
etérico– de cualquiera de los vehículos de expresión humana
aquí en la Tierra, la restitución de la armonía integral de
las funciones operativas en cada uno de los cuerpos. Hay que
contar para ello con el concurso y ayuda de ciertas entidades
dévicas que manejan increíbles fuerzas magnéticas.
En la antigüedad la química, la medicina y el magnetismo
natural eran ciencias mágicas inspiradas por los Devas y se
enseñaban en las escuelas iniciáticas. Fueron aplicadas por
HIPÓCRATES, Padre de la Medicina, cuyo juramento –del cual
sólo se conocen las claves objetivas– era una verdadera
invocación mágica de las potentísimas fuerzas invisibles de la
naturaleza, que se convertían así en atentos y solícitos
colaboradores de los Magos de Curación. ESCULAPIO y GALENO
participaron también de la obra mágica de curación, pues ellos
fueron discípulos espirituales que recibieron entrenamiento
científico en aquellas escuelas ashrámicas o iniciáticas.
Los vehículos físico, astral y mental de los seres humanos son
considerados místicamente como Tabernáculos del Verbo, del
Alma espiritual. PABLO DE TARSO los llamó Templos del Espíritu
Santo y en ambas definiciones se comprueba la gran
preocupación jerárquica por preservar tales cuerpos de
elementos negativos y mantenerlos vitalizados
convenientemente, para que puedan cumplir su función kármica
de albergar al Verbo, o alma humana, en el obligado trayecto
de la evolución espiritual.
La Ciencia de la salud, o Ciencia de Curación, se basa en el
equilibrio entre dos fuerzas opuestas, y ocultamente sabemos
que las vibraciones magnéticas que surgen de cualquier zona
neutra o espacio vacío detentan un extraordinario poder, ya
que son la suma de las dos fuerzas de la polaridad cuando han
llegado ambas a una zona de perfecto equilibrio. El Mago
utiliza inteligentemente este poder para crear zonas neutras o
de armonía en aquellos sectores orgánicos donde existen
conflictos de polaridad, con la consecuente falta de salud y
de vitalidad.
De acuerdo con esta idea habrá que suponer que el Mago, el
Curador o Taumaturgo, ha de haber establecido dentro de sí
zonas neutras lo suficientemente amplias como para poder
introducir la energía que generan, a través de su mente
organizada, en aquellas partes de los vehículos de los
pacientes afectados por el desequilibrio producido por “el
conflicto de la polaridad”. Utiliza muy sabia y definidamente
la energía neutra, suma de las polaridades.
El principio de la energía neutra puede aplicarse así tanto
para curar dolencias orgánicas, como para aliviar tensiones
emocionales y dificultades mentales. La única función del Mago
es mantener constantemente dentro de sí zonas neutras lo
suficientemente potentes que le permitan introducir energía
neutra en el interior de dos zonas moleculares antagónicas en
las que prevalece excesivamente una polaridad por encima de la
otra creando el natural desequilibrio, un área de dificultades
y tensiones que fatalmente ha de crear enfermedades físicas,
complejos emocionales y falta de adaptación mental.
Una de las grandes virtudes del Mago será sin duda la de
percibir clarividentemente estas zonas de tensión negativas
físicas, astrales o mentales para poder irradiar sobre ellas
el poder de su aura eléctrica, pura y sin tensiones.
IRRADIACIÓN es la palabra que justifica en todos momentos la
actitud del Mago, ya que su potencial magnético surge
creadoramente de los espacios neutros o vacíos de su alma,
libres de toda dificultad humana, y se expande en ondas
concéntricas a su alrededor, creando aquellas zonas magnéticas
que curan, estabilizan y armonizan los vehículos de las almas
con las que se pone en contacto.
El Taumaturgo, el Mago de Curación, ha de ser pues una persona
pura, sencilla y henchida de amor a Dios y llena de caridad
para el prójimo. De estos dos elementos mágicos surge la más
potente de las fuerzas de la naturaleza al alcance del hombre,
el sentimiento de COMPASIÓN... El verdadero Taumaturgo cura
por la infinita compasión de su alma. La Compasión se oculta
siempre en el misterio de los espacios vacíos, aunque siempre
llenos de plenitud, de la vida del Mago. Es un resultado de la
armonía entre el amor a Dios y la caridad hacia los demás
seres en la vida de la naturaleza, expresándose como
sensibilidad al Bien. Es un desbordamiento constante de las
energías que fluyen constantemente de las zonas libres del
alma del Mago, henchida de amor inmortal hacia todo lo creado.
La curación se realiza por inducción de esta tremenda fuerza,
desconocida por la mayoría, cuyo poder es tan grande que puede
incluso alterar beneficiosamente las propias leyes del karma,
reducir por efusión de amor el volumen del mismo y producir
ciertos prodigios de orden científico que el vulgo
consideraría como milagros. Pero, el verdadero milagro está en
la propia vida del Mago, quien es Taumaturgo por propia
condición y naturaleza y no se preocupa siquiera del Bien que
realiza, ni aún de los generosos impulsos que surgen de su
aura... Al igual que la flor el mago se delata por su perfume,
no existe glorificación personal alguna en su estado de
armonía.
La pureza de la Intención en el Mago ha de ser tal que el Bien
ha de estar presente en cada una de sus obras, sean éstas del
carácter que sean, curando, beneficiando o instruyendo, pero
sin preocuparse nunca del fruto de sus acciones, del bien que
está derramando por doquier. Vive en inefable y permanente
contacto con los grandes Devas Guardianes de la humanidad y de
Ellos recibe los influjos magnéticos que al pasar por su alma
se convierten en COMPASIÓN, en Magia organizada, magia de paz,
magia de curación, magia de plenitud.
La energía contenida en los espacios intermoleculares es
fuerza celeste manejada por los Devas. En las tremendas e
indescriptibles zonas neutras producidas por el equilibrio
establecido entre dos polaridades, sean humanas, planetarias,
solares o cósmicas, se halla el HOGAR de los Ángeles
Guardianes, de aquellas silentes e invisibles criaturas, cuya
misión es crear zonas de perfecto equilibrio en la vida de
todas las humanidades que pueblan el gran sistema cósmico. Las
relaciones humano-dévicas a las cuales hemos hecho referencia
en otras partes de este libro, constituyen la base mística de
la Magia organizada en nuestro mundo. De ahí la importancia
que le asigna la Gran Fraternidad de SHAMBALLA al incremento
de tales relaciones en estos difíciles momentos de la historia
planetaria, dado que las soberbias estructuras de la verdadera
fraternidad en la Tierra han de erigirse sobre la inteligente
fusión de las dos grandes corrientes de vida, la Angélica y la
Humana.
La comprensión de estos asertos y el esfuerzo redentor que
ellos puedan suscitar en el alma de los discípulos mundiales,
constituyen parte de los grandes proyectos de SHAMBALLA con
respecto a la humanidad de nuestra época. Los ASHRAMS de los
Maestros, sea cual sea su tipo de Rayo, están trabajando en
este sentido desde hace más de cincuenta años y los éxitos
obtenidos han sido apreciables, pues fueron muchos los
discípulos de la pasada y presente generación que a través de
los requeridos entrenamientos, lograron establecer contacto
consciente con Devas de superior desarrollo espiritual y
aprender prácticamente de ellos los aspectos preliminares de
la verdadera Ciencia Mágica, la Ciencia que confiere poder
sobre los elementos naturales y ha de abrir las gloriosas
perspectivas de las Razas del futuro.
Siguiendo adelante con esta idea, vamos a analizar ahora uno
de los puntos más interesantes en nuestra investigación sobre
la Magia organizada en nuestro planeta. Decíamos anteriormente
que hay en la naturaleza una increíble fuerza de origen
cósmico, cuya fuente se halla en el interior de cualquier
centro o vehículo de manifestación en el orden evolutivo de la
vida humana. A la fuente productora de este poder le hemos
asignado el nombre de “zona neutra”, pero si la examinamos
profunda y científicamente, veremos que se trata en realidad
de un espacio realmente “compensado” en donde cualquier tipo
de reacción o de lucha ha prácticamente desaparecido, pero
donde se ha creado una unidad de fuerza o de poder que es la
suma controlada de las dos fuerzas de la polaridad.
Una zona neutra es en realidad un “intervalo creador” en la
vida de la naturaleza, cualquiera que sea el lugar donde éste
tenga lugar. Si lo aplicamos a la vida del ser humano
deberemos lógicamente observarlo en la actitud psicológica y
en las actividades desarrolladas a través de sus vehículos de
manifestación, la mente, el vehículo emocional y el cuerpo
físico. Un intervalo entre dos pensamientos, si es lo
suficientemente extenso o dilatado, determina una zona neutra
o vacía en la mente que permite la afluencia de ideas más
abstractas o más sutiles. Tal es el principio de lo que
ocultamente llamamos inspiración. Sin embargo, y contra el
parecer de algunos pensadores, en la inspiración no hay
esfuerzo. Si para captar una idea superior hay que esforzarse
o poner en movimiento la dualidad mental que crea el
pensamiento, la idea alcanzada no tendrá jamás la eximia
cualidad y pureza de la inspiración. Podrá ser genial, aguda o
profunda, pero carecerá del dinamismo vital de los espacios
intermedios. Este concepto puede ser aplicado a la generalidad
de la expresión del pensamiento, en donde muy rara y
fugazmente afluye la luz de la inspiración, porque la mente
carece de zonas neutras o vacías, sin apenas intervalos entre
la desordenada actividad de los diversos pensamientos.
La inspiración espiritual es la máxima obra mágica en la vida
de los seres humanos. No es fácil encontrar en el mundo “seres
humanos inspirados”. Los ambientes sociales de la humanidad
están llenos de tensiones, de luchas y dificultades y no queda
lugar para el intervalo creador... Sin embargo, la Nueva Era
asistirá al nacimiento de momentos estelares de paz y de
armonía en el corazón de muchos seres humanos, debido a que en
las postrimerías de este siglo XX y a principios del
siguiente, surgirán en el mundo como resultado de previos
intentos jerárquicos, discípulos iniciados, entrenados en la
Ciencia de los Intervalos, discípulos que pasaron la mayor
parte de su vida disciplinándose ocultamente como base de un
programa cósmico, para producir en sus vehículos de
manifestación “zonas neutras” lo suficientemente profundas y
dilatadas como para convertirse en agentes mágicos de aquel
proceso cósmico en la Tierra en beneficio de la humanidad. La
existencia de tales discípulos, cuyo número va en aumento, es
una garantía de la paz del mundo y un testimonio vivo del Bien
inmortal que ha de triunfar definitivamente de la pasión y del
egoísmo acumulados en las almas de los hombres a través de las
edades.
El Mago ha de saber controlar y utilizar eficazmente la
energía que surge de las zonas neutras de su propia vida
espiritual, rebosantes de intención dinámica, con las cuales
ha de llenar progresivamente de energía asimismo neutra –si
podemos decirlo así– cada uno de los compuestos moleculares de
sus vehículos expresivos, produciendo en ellos inspiración
mental, regeneración astral y redención física, tres formas
distintas de aplicación en cada cuerpo de las silentes y
misteriosas energías que surgen de los espacios vacíos, puros
e incontaminados de la vida espiritual y controlada del Mago.
Esta idea puede aplicarse al átomo, al hombre, al planeta o al
sistema solar, pues la Ciencia de los Intervalos es absoluta y
hay “zonas neutras” por doquier. El descubrimiento de tales
espacios vacíos o zonas neutras y su aprovechamiento
inteligente forma parte integrante e ineludible de la vida del
Mago, así como de los discípulos de los Ashrams de la
Jerarquía, cuyo entrenamiento espiritual se basa
fundamentalmente en la Ciencia de los Intervalos. El Intervalo
–la pausa creadora como dice nuestro gran Maestro KUT HUMI– es
el resultado del vacío provocado en cualquier vehículo de
manifestación por efecto de la proyección sobre el mismo de
las energías espirituales, pero es un vacío en el que no ha
intervenido el esfuerzo personal sino la intensidad mística
del propósito. Esto será quizás difícil de comprender por el
aspirante espiritual y casi imposible de ser asimilado por
muchas de las mentes científicas de nuestros días, pues siglos
y siglos de esfuerzos, de reglas y de disciplinas, han
sobrecargado el ánimo y los vehículos de manifestación de tal
manera que resulta fatigoso y complicado ver claramente la
sencillez del procedimiento... Pero, la experiencia de un
espacio vacío o de una zona neutra dentro de nuestra
conciencia o en alguno de nuestros cuerpos, si bien efímera o
extraordinariamente veloz, es un fenómeno del cual quizás
todos hayamos participado y que dejó transitoriamente invadido
nuestro ánimo de una desconocida e inexplicable paz interna.
Lo que hace realmente el Mago –tal como decíamos al principio–
es extender a extremos insospechables aquellas zonas de
excelsa quietud y bienestar de donde el alma extrae la paz, el
más formidable poder existente en la vida de la naturaleza y
del ser humano.
Un espacio vacío lo suficientemente dilatado en la mente del
sabio, produce la inspiración o la iluminación. Un intervalo
apreciable entre el campo de actividad de dos deseos produce
la regeneración del cuerpo emocional, pues introduce en sus
compuestos moleculares el sentimiento de paz, de integridad y
de belleza que surge del plano búdico planetario, y un espacio
o intervalo entre la actividad de dos respiraciones produce
con el tiempo la redención de los compuestos moleculares del
cuerpo físico. Investigar la Ciencia de los Intervalos, sea
cual sea su punto de aplicación en la vida expresiva del alma,
es descubrir la pureza y la belleza de la Creación, y la
manera inteligente de aplicarla caracteriza la obra y la
misión del Mago blanco.
Con respecto al intervalo físico entre dos respiraciones, hay
que hacer lógicamente mención a la Ciencia del Pranayama,
cuyas disciplinas constituyen uno de los aspectos
característicos sobre los cuales se basa la actividad del
Hatha Yoga. De ahí que enseñar a respirar forma parte de tales
enseñanzas o disciplinas. Hay que tener en cuenta, sin
embargo, que el ser humano es muy complejo en sí mismo y muy
distinto a los demás en muchos aspectos; de ahí que señalar
sistemas respiratorios de tipo estandarizado o de orden
general resulta no sólo inadecuado, sino también peligroso por
su repercusiones físicas.
Esotéricamente y de acuerdo con la ley del desarrollo rítmico
que preside la evolución en la vida de la naturaleza, han sido
establecidas ciertas bases de entrenamiento espiritual en
todos los Ashrams de la Jerarquía. Siguiendo el principio
oculto de que la redención humana en todas sus fases, va de lo
universal a lo individual o particular y que hay que “mirar
primero hacia arriba antes de obrar hacia abajo”, se enseña a
los discípulos sujetos a tales entrenamientos ashrámicos que
la respiración en todas sus etapas ha de realizarse primero en
la mente, a través de los intervalos producidos entre la
actividad de dos pensamientos, los cuales, una vez
convenientemente establecidos, determinarán zonas neutras o
espacios vacíos en el cuerpo emocional hasta que finalmente,
cuando la extensión del intervalo llega a contactar el cuerpo
físico, observa el discípulo que “ya no respira como solía
hacerlo antes”, sino que entre las fases de inhalación y
exhalación se producen espontáneamente unos intervalos, cada
vez más prolongados, comprendiendo entonces por experiencia
personal y no por seguir regla respiratoria alguna, que al
dejar de preocuparse por las actividades respiratorias, la
sabia Naturaleza desde arriba le introdujo en la verdadera
Ciencia de la Respiración, cuyos maravillosos intervalos le
dieron la clave de la redención física y el descubrimiento del
verdadero “Elixir de Vida”, tan ardientemente buscado por los
filósofos y alquimistas de todas las edades.
La Naturaleza entera sumergida en los planes y proyectos de
Dios, se ajusta perfectamente a la Ciencia de los Intervalos.
El día y la noche en el planeta vienen armoniosamente
compensados por las auroras y los crepúsculos, siendo la
función de estos espacios intermedios el establecimiento del
necesario ritmo entre la luz y la obscuridad. La Naturaleza es
sabia en todos sus procedimientos; sólo el ser humano escapa a
la ley de armonía que rige el Cosmos absoluto, de ahí sus
problemas, sus tensiones, sus conflictos. Siendo así, el único
remedio a tal situación es investigar la manera de producir
consciente y deliberadamente estos espacios vacíos o zonas
neutras entre compuestos moleculares de los cuerpos físico,
astral y mental. Sólo el descubrimiento de los espacios
intermoleculares en mente, corazón y ánimo podrán depararle al
hombre la paz, la plenitud y la armonía que tan ardientemente
busca desde el principio de los tiempos.
Habremos de interrogarnos pues muy seriamente sobre la forma
de producir tales espacios neutros dentro de uno mismo,
partiendo de la base de que nuestros vehículos de
manifestación no son simplemente cuerpos u organismos, sino
que son realmente entidades espirituales a las cuales les ha
sido confiada la misión de servir de intermediarias entre
nosotros y el complejo mundo social que nos rodea. No hay que
“interferir”, por lo tanto, en la labor que están realizando,
tal como lo hacemos corrientemente buscando a .veces a través
del Yoga o de otros procedimientos dichos de entrenamiento
espiritual, un substitutivo a las funciones naturales que
tales entidades dévicas realizan en el dilatado campo de su
propia evolución como grupo o como reino. Por el contrario, el
verdadero Yoga consiste en secundar inteligentemente su
trabajo, proyectando sobre estas maravillosas entidades la
energía de nuestro propósito espiritual. Nuestra actitud no ha
de ser la del guerrero que quiere ganar una batalla
considerando a los cuerpos como unos enemigos a los que hay
que vencer, o como “sedes del diablo” como los han presentado
erróneamente muchas de las iglesias llamadas cristianas, sino
como unos generosos aliados con los cuales hay que establecer
una fraternidad sincera y una armoniosa relación.
Cada uno de los cuerpos se alimenta de esencia elemental en
distintos grados de sutilidad, pero lo que mayormente favorece
su evolución y su final redención es el sustento espiritual
que podamos suministrarle desde los niveles superiores, desde
las zonas realmente libres de nuestra existencia causal, pues
la fuente productora de los espacios neutros o intervalos
creadores –en lo que a nuestros vehículos de manifestación
respecta– es el YO superior o ÁNGEL SOLAR, recipiente de la
energía búdica y manantial eterno de paz, serenidad y armonía.
Así, nuestra obra mágica más importante desde el ángulo de
vista de la evolución, es tender un puente de armonía entre
nuestra personalidad humana y el divino ser causal, extrayendo
de sus inefables y radiantes regiones, compuestos moleculares
cargados de esencia búdica, y proyectarlos luego sobre
nuestros vehículos temporales. Esto producirá en los mismos un
considerable estímulo de luz, la cual se mezclará con los
compuestos atómicos constituyentes de los cuerpos,
determinando el fenómeno magnético de RADIACIÓN solar. Este
fenómeno de Radiación solar –que místicamente toma el nombre
de REDENCIÓN– al igual que la respiración correcta ha de
realizarse espontáneamente, sin que la voluntad personal
intervenga en el proceso... Pero, en todo caso, en el fondo
místico de tal proceso de redención observaremos siempre la
actividad de las energías puras e incontaminables que surgen
raudamente de los espacios vacíos, de las zonas neutras y del
seno profundo de los intervalos creadores que como almas
espirituales, como Magos en potencia o como discípulos en un
Ashram, seamos capaces de descubrir y de actualizar.
Todos los verdaderos Magos utilizan en sus operaciones esta
esencia natural de toda substancia que ocultamente llamamos
ALKAHEST. Pero... ¿Qué es realmente el ALKAHEST? Es el Espacio
puro, si nos es posible dar una definición sintética de esta
idea. Se nos habla de esta esencia como de “un disolvente
universal” increíblemente mágico, que contiene en sí el germen
de todas las substancias conocidas y es el principio natural
de todos los elementos atómicos que realizan su evolución en
el dilatado seno de la Naturaleza. Se trata de “éter
primordial”, puro e incontaminado, tal como existe en el
Espacio virgen y, de acuerdo con la enseñanza oculta, esta
esencia es el único elemento, substancia o esencia dentro de
cualquier zona espacial o intermolecular que está realmente
libre de Karma.
El ALKAHEST se halla “suavemente recogido” –según el LIBRO DE
LOS INICIADOS– en estos espacios puros, siendo en realidad la
esencia de Vida de la que surge la substancia en todas sus
posibles modificaciones y en la extensísima gama de sus
infinitas cualidades. Cuando en el devenir de la Creación sea
cual sea su naturaleza, tipo o grado, se produce una
modificación sensible o se revela alguna cualidad logoica, el
ALKAHEST aporta su esencia incluyente y de acuerdo con la
evolución espiritual del Logos que actúa como centro de
conciencia invocativa, así será la cadena de elementos
químicos y compuestos moleculares que originarán la expresión
de aquellas cualidades logoicas bajo forma de planos, esferas
y dimensiones. Estos planos y estas esferas de manifestación
que surgen del centro creador son en realidad modificaciones
del éter primordial o ALKAHEST. Lo único que diferencia los
compuestos atómicos o las formas geométricas componentes de
los planos de expresión del ALKAHEST, es que ellos
desaparecerán una vez haya finalizado la experiencia de este
Logos tras la consumación de Su Mahamanvántara, o ciclo
universal de manifestación, en tanto que el ALKAHEST
permanecerá eternamente inmutable, invariable en su fluir, sin
sufrir alteración ni cambio alguno en el seno de sí mismo, tan
puro e inmaculado como cuando surgió de las profundidades del
Espacio por la potencia invocativa del Centro creador.
En el transcurso de la evolución de un sistema, sea cósmico,
solar o planetario, el ALKAHEST APARECERÁ COMO SUMERGIDO EN EL
ESPACIO, invisible por completo a la vista de los
investigadores esotéricos, pero la aguda y penetrante visión
de los altos Iniciados que atraviesa todos los velos de la
forma percibe en el seno profundo de todo tipo de substancia
un punto de luz inmutable, constante e incluyente a partir del
cual surge la infinita cadena de todos los elementos básicos
de la Creación. De ahí que los grandes investigadores
iniciados hayan llegado a la conclusión de que este punto de
luz que delata al ALKAHEST es, en realidad, la propia chispa
monádica introducida dentro de la forma y obligando a ésta a
sujetarse a las leyes soberanas de la evolución que, en lo que
al aspecto Materia se refiere, debe culminar en aquella
transmutación dentro de la misma que en términos de magia
organizada definimos bajo el nombre de Redención. Esta es una
idea que nos moverá seguramente a considerar muy seriamente
aquella afirmación entresacada de “EL LIBRO DE LOS INICIADOS”
que, con respecto a las incomprensibles y misteriosas leyes
que regulan la relación hombre-Espacio, dice: “La Mónada
espiritual del hombre surge esplendente del Espacio puro,
siendo al igual que el Espacio, pura e incorruptible”.
Actuando sobre el ALKAHEST, sobre este inmaculado punto de luz
en cualquier tipo de substancia o por medio de la chispa
monádica, el Mago puede operar sobre la substancia y producir
cualquier tipo de Creación, y vencer a voluntad la inercia de
la Materia, modificar sus elementos constituyentes y
transmutar los metales. La Magia y la Alquimia son ciencias
consubstanciales, ya que actúan sobre el mismo principio
creador de la Materia. El verdadero alquimista puede
transmutar el plomo en oro o efectuar cualquier otro prodigio
en el seno de los elementos químicos de la Naturaleza con sólo
aislar una infinitesimal partícula de ALKAHEST o esencia
monádica.
Dada la infinita pureza del ALKAHEST es de suponer que el
verdadero Mago ha de ser asimismo una persona muy pura, ya que
la pureza es el vínculo de comunicación entre el Mago y el
ALKAHEST. “…Aislada esta partícula y depositada como el huevo
místico de la Creación en un determinado espacio neutro en el
corazón del Sabio, puede ser utilizada mágicamente para
producir, como un verdadero Talismán solar, cualquier obra
benéfica que el Mago considere necesaria para bien de la
humanidad” (EL LIBRO DE LOS INICIADOS).
Dentro del corazón actúa asimismo como “Elixir de Vida” y es
la verdadera “piedra filosofal” tan afanosamente buscada por
los sabios y alquimistas de todas las épocas. Sus radiaciones
activan la luz de vida de las células, cooperando en la
evolución espiritual del Mago, cuyas fuentes de energía
principales son el plano búdico y los niveles mentales
superiores.
La energía que irradia del ALKAHEST es incontaminable y, según
se nos dice ocultamente, es más pura que la luz del sol,
asegurándose además que la luz del sol es sólo una simple
modificación del ALKAHEST. De esta energía suprema deriva la
fuerza de la substancia, formada por una increíble cantidad de
elementos químicos. No es de extrañar, pues, la virtualidad
del perfecto Mago, capaz de realizar cualquier tipo de
prodigios y de maravillosas combinaciones en el seno de la
substancia material que constituye cualquier clase de cuerpo
organizado en la vida de la Naturaleza.
Podríamos decir casi en forma concluyente, que el ALKAHEST, la
esencia primordial de la Creación, solamente puede ser
localizado en los espacios neutros que surgen de la armonía
producida en el centro de cualquier posible polaridad. De ahí
la importancia que se le asigna en Magia a los espacios
neutros y a la potentísima fuerza que se libera a través de
los mismos.
Así, utilizando como siempre el principio de analogía,
podríamos deducir que cualquier elemento químico, o cualquier
átomo de substancia, podría ser integrado o desintegrado
utilizando la increíble potencia mágica del ALKAHEST, la
pureza infinita del Espacio. De ahí surge también, por poco
que lo observemos, la clave mística de la transmutación,
teniendo presente que el Mago ha de haber transmutado
previamente su naturaleza material antes de poder penetrar en
el infinito secreto de la transmutación consciente de los
elementos químicos, transmutando el plomo de sus vibraciones
inferiores en el oro de la realización espiritual. Después
aplicará la ley sobre todo cuanto le rodea, afectando
singularmente su entorno social en virtud del principio mágico
de irradiación. Así curaban el BUDA, el CRISTO y APOLONIO DE
TYANA, por irradiación. De los indescriptibles espacios puros,
absolutamente neutros de Sus vidas, surgía la luz inmaculada
del ALKAHEST, la cual operaba los sorprendentes prodigios de
la curación física, del convencimiento espiritual y del
espíritu de redención del alma humana. El ALKAHEST es un
misterio de luz, de amor y de poder y se revela por grados de
suficiencia en la vida de los Magos, es decir, a través de Sus
sucesivas Iniciaciones. Cuando en el devenir de nuestros
estudios esotéricos hablemos de la “inmaculada pureza de los
Ángeles”, recordemos cuanto hasta aquí hayamos explicado
acerca del ALKAHEST. Quizás hallemos al fin el nexo de unión
que existe entre el principio infinito de la Vida y los cauces
inmaculados de la Forma a través de los cuales surgen los
fértiles elementos de toda posible creación.
No intentamos ser redundantes o reiterativos en nuestro
estudio de la Magia organizada, pero si deberemos hacer un
profundo énfasis sobre el hecho de que existe una gran
afinidad, de acuerdo con el principio de analogía, entre la
voluntad espiritual del Mago y el ALKAHEST. El Mago
espiritual, diferenciándole intencionadamente de otros tipos
de Mago, opera inteligentemente sobre la Materia para
dignificarla, para redimirla y “volverla espiritual”. No
pasará nunca por su mente la idea de transmutar el plomo en
oro, tal como era el afán primordial de muchos de los llamados
alquimistas del pasado. Su preocupación constante, antes de
atreverse a penetrar en los altos secretos de la Alquimia, era
descubrir la esencia pura del ALKAHEST dentro de sí,
determinando en cada uno de los elementos constitutivos de su
triple cuerpo de manifestación, el fenómeno de luz o de
radiación exigido a todo verdadero Mago, hasta llegar a
descubrir en ciertos y desconocidos repliegues de su vida
espiritual el espacio neutro o vacío creador de donde se
escanciaba la energía pura del ALKAHEST, llegando así al
convencimiento de que éste es de la misma esencia de la Mónada
espiritual, raíz de su propia vida. Aparecerán claras entonces
ante sus percepciones las realidades implícitas en las
declaraciones de la gran Maga que fue Mme. BLAVATSKY en “LA
DOCTRINA SECRETA”: “Espíritu y Materia son de la misma
substancia. Espíritu es materia en su más elevado grado de
pureza. Materia es el Espíritu descendido a su más denso grado
de vibración”. Así, todo es puro en su esencia y todo se halla
incluido en el infinito seno de la incompresible y misteriosa
Entidad que llamamos Espacio. El Espacio es la Matriz purísima
de todas las creaciones, en donde el Espíritu creador y el
ALKAHEST viven en un perpetuo estado de reconciliación y
equilibrio.
Harán bien los estudiantes en meditar sobre estas últimas
palabras, pues encierran la explicación lógica de lo que en
términos místicos llamamos “pureza virginal de la Creación” y,
por derivación, una comprensión perfecta del término VIRGEN
aplicado a cualquier expresión divina en la vida de la
Naturaleza. La Naturaleza será siempre esta “Virgen María”,
pura e inmaculada antes y después del nacimiento del Cristo
místico... Todo es Espacio, todo es Espíritu, todo es
ALKAHEST. He ahí la gran verdad que deberán descubrir los
verdaderos investigadores de la Magia organizada en nuestro
mundo.
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