CAPÍTULO V
LOS PROYECTORES DE LA MAGIA ORGANIZADA
La utilización correcta de la Magia Organizada en nuestro
mundo deberá basarse lógicamente sobre el estudio de los
medios o métodos a través de los cuales se realiza o se
complementa la obra mágica.
Si examinamos el proceso mediante el cual es efectuado
cualquier tipo de creación consciente, veremos que el Mago
utiliza sus tres vehículos de expresión, mental, astral y
físico como proyectores de sus intenciones, sus ideas y sus
actividades mágicas. Podemos asegurar pues desde este ángulo
de vista, que los tres vehículos o –dicho en términos mágicos–
los tres Devas constructores de tales vehículos, son los ejes
de proyección de la Magia organizada, ya que a través de sus
peculiares radiaciones magnéticas es “atraída” al campo
invocativo del Mago, la increíble cantidad de devas mentales,
astrales o etéricos que sean precisos para iniciar,
desarrollar y culminar cualquier operación mágica. Son, por
decirlo de alguna manera, una extensión de la voluntad, las
ideas y las actividades del Mago en las zonas libres del
Espacio elegido como campo de actividad mágica.
Sin embargo, el ADEPTO, confinado voluntariamente en ciertos
misteriosos y elevados niveles terrestres, aun cuando no posee
vehículos de expresión en los tres mundos del esfuerzo humano,
le es posible emitir unas radiaciones magnéticas de tipo
espiritual tan increíblemente potentes que su influencia
afecta considerables zonas de los niveles mental, astral y
etérico en donde corrientemente se mueve la inmensa mayoría de
la humanidad, promoviendo diversos tipos de respuesta a
aquellas radiaciones y determinando por efecto del poder
evocativo que poseen todos los seres humanos, grandes
transformaciones espirituales y sociales en la vida evolutiva
de los pueblos de la Tierra.
Los proyectores de la Magia son, en tal caso, los vehículos
periódicos utilizados por los seres humanos, quienes reflejan
por simpatía vibratoria las radiaciones espirituales a su
alcance que surgen de la vida del ADEPTO en los planos
superiores del esquema planetario.
En determinadas ocasiones, cuando hay que realizar ciertas
definidas actividades mágicas, se hace imprescindible para el
ADEPTO la utilización de aquel “cuerpo de luz”, denominado
esotéricamente MAYAVIRUPA (cuerpo de MAYA) que Él crea por el
poder de Su voluntad y mediante el dominio que tiene sobre
ciertos grupos de devas que habitan en el plano mental, para
mantenerlo vívido y coherente en tanto dure el trabajo mágico
que ha decidido llevar a cabo.
Las razones específicas que inducen al ADEPTO a crear el
MAYAVIRUPA, así como los detalles de su construcción,
constituyen un gran desafío para el investigador esotérico ya
que, de acuerdo con la analogía hermética, le informan de la
presencia en el hombre de un poder creador innato, semejante
al de la propia Divinidad creadora del planeta, un poder que
es utilizado conscientemente por aquellos benditos seres que
alcanzaron la Liberación espiritual de su vida en los tres
mundos y pueden, por lo tanto, manipular creadoramente la
substancia material con que fueron construidos los mundos del
sistema, para “crear a semejanza de su Creador”, nuevos
cuerpos, nuevos ambientes y nuevas situaciones en la vida
evolutiva de los reinos.
Bastará decir, simplificando la idea, que cuando el ADEPTO ha
decidido crear el cuerpo de luz que precisa para el desarrollo
de Su obra mágica, que es la Obra de la Gran Fraternidad,
emite una idea conteniendo la forma y características de aquel
cuerpo y utilizando el poder de Su extraordinaria voluntad,
ordena a los devas que han de intervenir en el trabajo de
construcción que inicien su tarea. Tales devas son invocados
mediante la pronunciación del sonido mantrámico OM y no del
AUM, pues el OM es el mántram causal mediante el cual son
invocados los grandes devas solares y el AUM es el sonido que
está relacionado con la substancia material de los tres
mundos, y a este sonido responden mayormente los devas
lunares, constructores de los vehículos de expresión humana.
Hay que hacer esta obligada distinción para evitar confundir
el trabajo mágico de un ADEPTO con el de un Mago especializado
en la invocación de los devas de los tres mundos y en el
trabajo mágico que se realiza a través de ellos.
El MAYAVIRUPA construido por los devas solares es un proyector
de las energías espirituales que el ADEPTO ha decidido
introducir en los tres niveles inferiores, vía el cuerpo
causal de Sus discípulos, o del de aquellos discípulos
pertenecientes a otros Ashrams, que estén en sintonía con la
vibración de la nota OM emitida por el ADEPTO. El trabajo
mágico se lleva a cabo así por “inducción” de las energías
causales, las cuales descienden grado a grado y nivel a nivel,
a través de la mente iluminada, el cuerpo emocional
estabilizado y el radiante vehículo etérico de aquellos
discípulos, hasta coincidir finalmente en la expresión
objetiva de la intención del ADEPTO. El MAYAVIRUPA es, desde
este ángulo de vista, el más elevado exponente de la Magia
Organizada en nuestro mundo.
Otras veces, cuando el ADEPTO es de la categoría espiritual de
un BODHISATTVA, puede impresionar directamente la conciencia
de los hombres utilizando los vehículos de algún cualificado
discípulo, lo suficientemente purificados como para contener
Su vibración espiritual. No hay necesidad en este caso de
crear ningún vehículo especial o MAYAVIRUPA. En la historia
mística de la humanidad, tenemos el caso del Maestro JESÚS
ofreciendo Su triple vehículo purificado para que pudiese
utilizarlo CRISTO, el Instructor del Mundo, en determinado
ciclo histórico de Su elevado ministerio espiritual.
Volviendo al MAYAVIRUPA, vemos que se trata de una
construcción causal llevada a cabo por Devas solares. El
ADEPTO lo utiliza como proyector de luz hacia los planos
inferiores del esquema, pero también como un “escudo
protector” para salvaguardar a la humanidad de las constantes
invasiones de energía negativa que provenientes de su propio
seno o procedentes del ambiente extraplanetario, son un
peligro para su evolución espiritual. Durante el curso de la
contienda bélica que enfrentó a las fuerzas aliadas con las
fuerzas del Eje, fueron utilizados muchos de estos “escudos
protectores”. Ello evitó mayores daños para la humanidad y
propició la victoria de las fuerzas de la luz sobre las
fuerzas que encarnaban el mal en aquellos momentos históricos
tan trascendentes para la futura evolución de la humanidad
planetaria.
Hay que tener en cuenta al respecto que los adeptos, de la
magia negra planetaria, suelen utilizar frecuentemente también
para llevar adelante sus pérfidas intenciones e innobles
deseos, ciertos cuerpos psíquicos, creados por el poder de su
voluntad y utilizando el dominio que tienen sobre los devas
lunares que vivifican la substancia material de los tres
mundos. A ese tipo de cuerpo se le llama ocultamente
“kamarrupa” (cuerpo del deseo) y los magos negros lo utilizan
para mantener vívidos y coherentes los espantables “Egregores”
que procedentes de las más alejadas épocas planetarias,
continúan ejerciendo su maléfica influencia sobre las almas de
los hombres. Este cuerpo de “sombras” –si podemos decirlo así–
es construido de substancia inferior procedente de los bajos
niveles mentales, astrales y etéricos físicos y detentan un
gran poder en los tres mundos de la evolución humana. De ahí
la necesidad –que se hace imperiosa a veces– de que los
grandes ADEPTOS de la Gran Fraternidad construyan MAYAVIRUPAS
solares para contrarrestar la nefasta influencia de los
kamarrupas lunares.
Como podremos observar, siempre deberemos enfrentar durante el
curso de nuestra investigación esotérica sobre la Magia, los
dos extremos de una polaridad manifiesta que podríamos
describir con las más sencillas y conocidas de las palabras:
Bien-Mal, Luz-Sombra, Amor-Odio, etc. por todos muy bien
conocidas, pero que son la expresión de una lucha constante
que tiene lugar en los tres mundos del esfuerzo humano.
Sin embargo, las razones fundamentales que guían el destino
mágico de la Gran Fraternidad Blanca se sintetizan en la
revelación del justo equilibrio de todas las cosas, muy al
contrario de los Magos negros, empeñados mayormente en cargar
de peso aquel extremo de la polaridad que han elegido como
campo de sus actividades y que llamamos corrientemente Mal, el
apego a las sombras y el incentivo del odio que ensombrecen y
endurecen los niveles mental, astral y etérico de la humanidad
con sus potentes y egoístas radiaciones.
Podríamos deducir entonces, que la Magia Organizada en nuestro
mundo – y seguramente en todos los mundos y sistemas– no es
sino una actividad vital ejercida por dos tipos de Magos,
detentores cada cual de una identidad o polaridad reconocida.
Así el Bien y el Mal, o sus sinónimos más conocidos en la vida
mística de la humanidad, el Ángel y el Demonio, actuando en el
centro de un constante antagonismo, se disputan el predominio
de las almas de los hombres para adueñarse con tal predominio
del control de ciertas áreas de expresión en la vida de la
Naturaleza y de los reinos.
Pero, esta lucha incesante que tiene lugar en todas las
esferas expresivas del planeta es, en realidad, el nervio vivo
de la evolución y todo ser humano por elevada que sea su
evolución espiritual –a menos que haya recibido la quinta
iniciación planetaria que lo convierte en un ADEPTO– se halla
sujeto a esta lucha, la cual se centraliza en la dualidad
establecida en cada uno de sus cuerpos o vehículos,
proyectores de su Yo espiritual. Pues, él es un alma solar y
los cuerpos son –si podemos decirlo así– almas lunares; de ahí
la lucha que ha de sostener constantemente con sus cuerpos,
cada cual con sus propias tendencias e inclinaciones, hasta
hacer triunfar finalmente aquella Luz inmortal que surge del
equilibrio de los opuestos en una determinada y bien definida
fase de su evolución humana.
La propia luz eléctrica que nos alumbra no es, tal como
generalmente se cree, una reacción provocada entre los dos
polos, positivo y negativo de la electricidad, sino más bien
un equilibrio producido entre ambos. Utilizando la analogía
podríamos deducir que la “iluminación espiritual” no es sino
una expresión del equilibrio establecido entre el alma humana
y su triple vehículo de expresión, mental, astral y físico,
con la consiguiente introducción de luz búdica en el interior
de los compuestos moleculares de dichos vehículos. Esta
introducción de luz determinará aquel fenómeno de radiación
magnética que esotéricamente llamamos “redención de la
materia” o purificación del Espíritu Santo.
Estos son, como se verá, unos términos muy singulares y quizás
otra forma más científica de explicar los fenómenos psíquicos
y etéricos que tienen lugar en las zonas conflictivas de la
personalidad humana, hasta haber alcanzado el requerido nivel
de equilibro estable. No se trata, por lo tanto, de que
triunfe definitivamente el Bien sobre el Mal en las áreas de
lucha de los seres humanos. Se trata más bien de hallar dentro
de sí aquella zona perfectamente neutra, estable y armoniosa,
en donde el Bien y el Mal, la Luz y la Sombra, el Ángel y el
Demonio, están debidamente compensados y equilibrados... La
Paz, que trasciende toda comprensión, configura la expresión
de esta dualidad sin conflicto, de este vivir en toda su
plenitud la gloria inefable de la existencia. Y, lógicamente,
de este centro de paz, armonía y equilibrio ha de surgir una
actividad mágica que supera las ideas más profundas y las más
fértiles imaginaciones de los hombres de la Tierra.
Es, podríamos decir, un retorno a las puras fuentes de
procedencia místicas, un volver a la Casa del Padre, el Reino
del Espíritu, después de haber equilibrado el alma y la triple
forma, el fuego solar y los fuegos lunares, el Ángel de la
Presencia y el Morador del Umbral, y haber penetrado en las
zonas de Luz inmortal más allá de los conceptos de bien y de
mal, pues en estas elevadas regiones de luz la bondad humana
es sólo la polaridad extrema de la maldad que anida en los
corazones de los hombres. Esta idea, como verán, precisa de un
profundo discernimiento. La comprensión resultante nos
indicará que la intención espiritual está más allá y por
encima del entendimiento o de la ignorancia de los seres
humanos.
Examinemos ahora la obra mágica que se realiza a partir de
este equilibrio estable o armonía sin conflicto y veremos que
se trata de una obra infinita de radiación espiritual, cuyos
puntos focales dentro de la humanidad no serán los propios de
la bondad ejercida por los seres humanos, pues tal como decía
uno de nuestros ilustres ADEPTOS a un grupo de discípulos de
Su Ashram: “Ser BUENO no implica necesariamente ser PURO, en
tanto que ser PURO implica indefectiblemente ser BUENO”. Es
lógico comprender entonces por qué la Gran Fraternidad Blanca
del planeta no admite en sus Ashrams a hombres a quienes el
vulgo considera como “buenos”, sino a hombres puros y de
rectas intenciones, pues estas rectas intenciones mantenidas y
desarrolladas a través del tiempo, producen en determinados
estadios de la evolución, la verdadera obra mágica de
equilibrio y armonía en el centro místico de toda posible
polaridad. Y aquí tendrán también los investigadores del mundo
oculto un indicio de la función universal asignada en la
manifestación del planeta y del sistema solar al cuarto RAYO
de Armonía, al cuarto plano, el plano búdico, y a la
Constelación de LIBRA que, en el concierto de universos que
constituyen nuestro sistema cósmico, realiza las funciones de
Armonía y Equilibrio asignadas al cuarto plano y al cuarto
RAYO. Al igual, aunque en un sentido muy oculto, podríamos
considerar al planeta JUPITER, como el recipiente de las
energías solares de la Armonía sin Conflicto dentro del
“círculo-no-se-pasa” de nuestro Universo.
Estas ideas deberán ser analizadas con una mente muy
impersonal, haciendo abstracción a veces, de cuanto hayamos
leído o estudiado anteriormente, singularmente en el aspecto
astrológico y de los Rayos. No hay que olvidar al respecto que
los astros y las constelaciones cambian cíclicamente de lugar
en el mapa silencioso de los Cielos y que lo que fue verdad
respecto a esta situación astrológica hace siglos, puede ser
ahora una irrealidad comprobada a través de percepciones
espirituales más completas e incluyentes.
Siguiendo con nuestra investigación de la obra mágica
planetaria, deberemos orientar ahora nuestro estudio a zonas
más concretas y objetivas, tales por ejemplo, las que tienen
que ver con nuestros vehículos de expresión, cuerpo mental,
vehículo astral y cuerpo físico, considerando a éstos –hay que
ser reiterativos al respecto– no como unas simples formas
adecuadas a ciertas funciones orgánicas, psíquicas o mentales,
sino como entidades altamente capacitadas e influyentes sobre
el medio que les circunda, como unos representantes genuinos
de los aspectos positivos o negativos extraídos del complejo
mundo del cual forman parte. Como dijimos anteriormente, estos
vehículos son los transmisores de la magia organizada en
nuestro mundo, de ahí que al aprendiz de Mago, al discípulo en
entrenamiento espiritual en cualquier Ashram de la Jerarquía,
se le sugiere el control sobre los mismos a fin de desarrollar
en ellos una capacidad de respuesta al orden superior o
espiritual. La mente ha de estar organizada de tal manera que
pueda ejercer en todo momento un suave control sobre el cuerpo
astral de las emociones y deseos y, a través del mismo, sobre
la trama sutil que etéricamente envuelve al cuerpo físico
denso. Pero, esta organización y el suave control establecido,
no serían posibles si de lo más profundo del alma no surgiese
el glorioso estímulo de la INTENCIÓN pues, tal como fue
insinuado, la INTENCIÓN es espiritual y proviene del plano
monádico. Sólo es apreciada en el alma que empieza a ser
realmente consciente de la lucha o conflicto de las
polaridades dentro de sí y a sufrir realmente “en sus carnes y
en su espíritu” –tal como diríamos místicamente– los dolores y
las luchas entabladas en el seno de dichas polaridades. Hay en
un principio la lucha en el interior de los cuerpos, pero a
medida que progresa la crisis la lucha se extiende a los
cuerpos entre sí, hasta alcanzar una etapa en la que los
cuerpos se armonizan, en la que cesa la lucha en sus ámbitos
respectivos y se establecen recíprocas relaciones de armonía.
Tal es la etapa esotéricamente definida como de INTEGRACIÓN.
Como resultado de ella el triple vehículo se convierte en un
CÁLIZ convenientemente preparado para la Obra mágica y
entonces el VERBO, el Alma superior, puede descender al mismo.
Realizado esto el Iniciado se convierte en un ADEPTO, en un
verdadero MAGO, pues representa entonces la inefable gloria
del SANTO GRIAL, despojado por completo del manto de la
tradición, pues realizado este Misterio trascendente el ADEPTO
cumple las funciones extraordinariamente místicas asignadas al
SANTO GRIAL en todas y cada una de las operaciones mágicas que
realice en nombre de la Gran Fraternidad Blanca, como un
perfecto Testimonio de la luz y como un auténtico Servidor del
Plan.
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