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"Que el contenido les sea útil y pueda servirles de inspiración en el intento supremo de sus respectivas búsquedas, es nuestra más humilde y sincera plegaria..." -V.B.A .
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PARTE TERCERA LA INTERVENCION ÁNGELICA EN LA VIDA DEL HOMBRE 3. LOS ÁNGELES Y LA CURACION FISICA DE LAS ENFERMEDADES
Esotéricamente se sabe y se poseen pruebas irrefutables de ello por la calidad de las investigaciones realizadas en los niveles ocultos de la Humanidad por cualificados discípulos mundiales, que todas las enfermedades adoptan en el éter una forma específica y que esta forma -por maravilloso que pueda parecer- detenta una entidad psicológica, es decir, que posee una especie de mente instintiva y una serie de reacciones psíquicas muy parecidas a las corrientemente humanas. La forma psíquica de una enfermedad -tal como puede observarla el investigador esotérico dotado de clarividencia mental-, es el resultado de una lenta cristalización o substanciación de las violentas tensiones emocionales y de la forma incorrecta de pensar. El mal psíquico como cualquier tipo de enfermedad física proceden de muy lejanas edades, algunas de ellas del principio mismo de la Raza, constituyendo lo que en términos bíblicos se llama el "pecado original", o más técnicamente, el Karma, generado en aquellos tiempos en que el ser humano enfrentaba la vida y los acontecimientos con una mente rudimentaria y utilizando inadecuadamente su cuerpo de expresión física y su naturaleza emocional. Estos males, cuyas raíces están profundamente hundidas en lo cósmico, fueron invocados -si podemos utilizar semejante expresión- en la raza lemur y a través de la raza atlante que les añadió poder psíquico, llegaron a nuestra raza actual, la aria, que trata técnicamente de descubrirlos y de extirparlos del karma racial. La técnica, sin embargo, por elevados que sean sus logros y conquistas en el orden científico, sólo servirá como en el caso de las computadoras electrónicas para registrar hechos y examinar críticamente las situaciones que en la vida humana vayan produciéndose. Claro que por si sola, no logrará alterar el curso fatal de los acontecimientos cuando una fuerza tremendamente destructiva como la que maneja la entidad psíquica del cáncer por ejemplo, hace sentir su terrible presión sobre el cuerpo etérico de una persona y a través del mismo introduce en su cuerpo físico algunos de sus repugnantes tentáculos, produciendo una alteración o desequilibrio celular y asentando en ciertos puntos definidos del organismo las bases de la enfermedad, que convenientemente desarrollada por las incorrectas formas de vida llevará fatalmente a la muerte. Esto que decimos con respecto al cáncer puede aplicarse igualmente a todas las enfermedades conocidas. Un axioma proveniente del lejano pasado y popularizado dice así: "La Medicina alivia pero no cura". ¿No será este axioma la expresión evidente de que la Ciencia médica no ha penetrado todavía en el mundo de las causas determinantes de las enfermedades? Hasta el momento presente tal ha sido la triste verdad debido a que no existen enfermedades puramente físicas, sino que la potencia radioactiva de cualquier dolencia, es decir, su poder de expansión y su grado de intensidad dependerán siempre de las reacciones mentales y psíquicas de los seres humanos de acuerdo con su contenido kármico o genético, de su constitución psicológica y, muy singularmente, del grado de evolución espiritual. La angustia, el temor y las grandes tensiones individuales y comunales constituyen el semillero de toda clase de enfermedades. Las personas predominantemente emocionales o psíquicas así como las muy irritables están predispuestas al cáncer de hígado, del bazo y también a la diabetes. Las de tipo acusadamente mental suelen contraer enfermedades de tipo nervioso y cardiovasculares. La presión general de la vida moderna, el creciente imperio de la técnica que crea excesivo confort y reduce progresivamente la actividad física, la utilización del sistema de la velocidad como un método científico de vencer al tiempo y que obliga al ser humano a unos intensos y frecuentes cambios de ritmo de vida, la creciente contaminación ambiental que ha alterado casi por completo el equilibrio ecológico de la Naturaleza y las tensiones ambientales producidas por los impactos de las energías acuarianas al chocar con el aura etérica de nuestro mundo, profundamente pisceano, han provocado una potentísima activación de todas las enfermedades potenciales en el seno oculto de la Naturaleza. También han propiciado el desarrollo de algunas otras enfermedades de carácter psíquico, más difíciles de localizar, que producen estragos en la vida mental y afectiva de los seres humanos. Hoy, más que nunca, en que la presión de las fuerzas psíquicas planetarias sobre la Humanidad es casi total y abarca todos los sectores de la vida organizada, interesa fundamentalmente penetrar en las zonas ocultas del Planeta y localizar allí las verdaderas causas de las enfermedades, los motivos sutiles que trascienden de aquellos centros de poder radiactivo en los bajos estratos mentales y psiquicos de nuestro mundo y las terribles consecuencias de su poder cuando han llegado a contactar directamente con cualquier órgano físico o determinadas áreas psicológicas del ser altamente sensibilizadas. Como siempre, el hombre enfrenta todavía hoy, en este siglo de grandes oportunidades espirituales, el terrible dilema de la acción correcta, el único remedio aparente para descubrir en la mente y en el corazón, y finalmente en el éter, la causa de todos sus problemas, sus tensiones y sus dificultades. Al inicio de este capítulo hemos hablado de "entidades psíquicas" al referirnos a cualquier tipo de enfermedad, pero la mente se resistirá quizás a considerar a la enfermedad como "alguien" después de tantos siglos de admitirla y reconocerla como "algo". Sin embargo, ésta es la verdad, y el estudio del problema de la enfermedad desde este punto de vista puede propiciar el descubrimiento de los métodos profilácticos directos y efectivos para destruirla. La investigación ha de pasar por consiguiente del método analítico o deductivo al método intuitivo, utilizando los descubrimientos técnicos, singularmente en el campo de la electrónica, como puntos de partida para una futura profilaxis de orden general. Tal como decía un conocido Adepto de la Jerarquía a un grupo de discípulos en Su Ashrama:
El hecho de que las enfermedades tengan sus causas o raíces en
el Espacio, tal como dice el Maestro, nos obliga
esotéricamente a "penetrar" en el Espacio y descubrir allí, en
la zona correspondiente, a la
Entidad psíquica que
centraliza en si a las semillas o gérmenes nocivos
correspondientes a determinado mal o enfermedad y
estudiar
después
inteligentemente y científicamente la manera de destruirlos.
Pero, hay que tener en cuenta también, ya que ello constituye
la parte más importante del proceso de curación, "el enlace
directo o kármico' de un grupo determinado de personas con un
grupo específico de enfermedades y considerar de qué manera y
hasta qué punto la Entidad psíquica representativa de una
enfermedad es "alimentada" por las reacciones psíquicas de los
seres humanos.
Descubrir y localizar en los mundos ocultos una "enfermedad
individualizada" es una cosa, cortar los hilos o lazos
psíquicos que ligan esta enfermedad a un grupo de seres
humanos, es otra. Lo
más importante, la verdadera profilaxis deberá iniciarse
fundamentalmente en los pensamientos y voluntades de los
hombres.
Las considerables fuerzas invocativas utilizadas por las mentes y corazones de los seres humanos conscientes y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo, crearán progresivamente unas nuevas Formas Psíquicas representativas del Bien Cósmico y basadas en el amor al Bien, tal como puede actualmente comprenderlo el alma humana de una cierta evolución espiritual, que irán contrarrestando paulatinamente la nefasta actividad de las poderosas Entidades Psíquicas que desde los mundos ocultos y desde tiempos inmemoriales, promueven y determinan toda clase de dolencias físicas, tensiones astrales y dificultades mentales. Los Ángeles de Curación, los Ángeles del Equilibrio y los Ángeles Solares, a través de sus correspondientes y compactas huestes de devas menores y de elementales constructores serán, como siempre, los fieles amigos del hombre, los Testigos del Bien Cósmico y los realizadores de la Paz Universal.
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[Cáncer 1999] VBA 1.0: 1999-07-05 |
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