EPÍLOGO
Este segundo libro de “UN TRATADO ESOTÉRICO SOBRE LOS ÁNGELES”
ha intentado profundizar lo más amplia y científicamente que
ha sido posible la FORMA de los Ángeles y el Sistema de
Estructuración de las FORMAS de la Naturaleza, tal como se
presentan a la visión del observador clarividente, dotado de
gran percepción mental y lo suficientemente sensible como para
captar intuitivamente el significado de las impresiones
espirituales procedentes del mundo dévico.
Al autor no le pasa por alto que algunas de las ideas emitidas
serán difíciles de ser admitidas por los lectores de mente muy
concreta o intelectual. Cree, sin embargo, que si la mente
racional posee lógica y un gran sentido común, lo cual es un
indicio de que en más de una ocasión se habrá preguntado el
por qué de las cosas ante el dilema sometido a su análisis por
algún hecho aparentemente indescifrable físico o psicológico,
aceptará siquiera como una razonable hipótesis mental la idea
de unas entidades angélicas, o simplemente de unas energías
individualizadas, que en los niveles ocultos de la Naturaleza
realizan el “prodigio” de convertir el Éter del Espacio en
Substancia material, un “MAGNUS OPUS” de transmutación sin el
cual no podría existir forma alguna en la vida del Universo.
En la confección del libro se han establecido las bases de una
nueva Ciencia, que podríamos definir de SÍNTESIS, mediante la
cual se acepta como natural y lógica la idea de una
Programación Cósmica abarcando la vida de las más esplendentes
Galaxias y de los más insignificantes átomos químicos, dentro
del marco común de una VOLUNTAD OMNIPOTENTE de naturaleza
totalmente indescriptible, pero de la cual todos participamos
íntegramente, que decide manifestarse cíclica o periódicamente
en Espacio y Tiempo bajo una increíble cantidad de Universos
objetivos o Sistemas Solares que arrastran tras de sí una
interminable secuela de otros cuerpos celestes menores, tales
como los planetas, los satélites y los más insignificantes
asteroides. Sin embargo, en la base común de tales creaciones
universales hallamos siempre la augusta polaridad
ESPÍRITU--MATERIA y la relación entre ambos aspectos bajo la
forma de ENERGÍA. El término ENERGÍA, como sistema de relación
y de contacto cósmico entre el principio espiritual y el
material, puede ser íntegramente aplicado en nuestro estudio a
la vida de los Ángeles, prescindiendo por completo de sus
particulares jerarquías o grados de
evolución.
No pueden ser establecidas las bases de una creación cósmica,
universal o planetaria sin contar con el principio mediador de
la ENERGÍA, la cual, en su aspecto más sutil, la ELECTRICIDAD
DINÁMICA DEL COSMOS, no es sino expresión de la Vida de unas
potentísimas Entidades Angélicas que, de acuerdo con “las
Voluntades Logoicas de Manifestación”, crean las
indescriptibles estructuras del Universo, Sus Planos de
expresión como revelación de atributos creadores de la
Divinidad, y las formas substanciales en infinitos grados de
condensación que constituyen los cuerpos organizados de todas
las vidas y conciencias “que viven, se mueven y tienen el ser”
en el gran océano de Creación Universal.
En el devenir de nuestras investigaciones fuimos gentilmente
ayudados por Ángeles amigos de elevada integración espiritual,
quienes nos permitieron el acceso a algunos de los misterios
ocultos de sus mundos de armonía, introduciéndonos
conscientemente en “zonas intermoleculares”, esotéricamente
descritos como “registros akásicos”, donde pudimos observar la
creación de las formas de la Naturaleza a partir de algún
definido arquetipo causal, o idea divina, y siguiendo el hilo
de luz de una acción dévica que se iniciaba con “la percepción
de una idea” en ciertos niveles de captación o de registro
angélicos y que culminaban en la estructuración de cualquier
tipo de forma en la vida de la Naturaleza. Todo aparecía ante
nuestra vista tan claro y sencillamente que las
investigaciones científicas del hombre moderno llevadas a cabo
con ayuda de los más sofisticados instrumentos de percepción
nos parecieron increíblemente primarios, lentos e inmersos en
el océano de contradicciones que constituye a veces la mente
concreta y especulativa del hombre.
La investigación esotérica llevada a cabo en las “zonas
intermoleculares” del Espacio nos permitió observar también
las maravillosas formas de comunicación dévica, introducirnos
en el secreto místico del lenguaje humano, el cual, según
pudimos darnos cuenta, es un resultado de algunos de aquellos
místicos secretos angélicos revelados en ciertas fases de la
evolución humana, siguiendo el trazado del gran triángulo
causal del sonido, el color y la forma geométrica.
La resolución de algunos de los misterios relacionados con
estos tres elementos nos introdujo en el mundo de los
significados mentales, que hasta aquel momento sólo existía
como una maravillosa hipótesis en las áreas idealísticas del
ser. Fue así que comprendimos el misterio de luz que entraña
el término de ANTAKARANA, que una vez que ha salvado las
barreras de la mente concreta y penetra en las regiones
abstractas por intermedio del Ángel Solar, o Yo superior, ya
no culminará jamás, siguiendo sus indescriptibles rutas
estelares hasta coincidir gloriosamente en el centro de vida
de la Mónada y convirtiéndose potencialmente en un dios, capaz
de crear a semejanza de los Logos Solares.
Únicamente suplico atención al contenido de las sucesivas
fases de este estudio, una atención reverente que no ha de ser
naturalmente hacia el autor, el cual, personalmente, se
considera sólo una pequeña pieza dentro de esta programación
de ideas universales, sino hacia los excelsos Ángeles que
desde los niveles internos guían la evolución de la Raza
humana y son sus más directos instructores en el orden de los
conocimientos sagrados que a través de las edades fueron
impartidos a la humanidad en todos los aspectos de la vida
social y en cada una de las fases de su historia.