LOS ÁNGELES EN LA VIDA OCULTA DE LA NATURALEZA
Todos los fenómenos realizados en la vida de la Naturaleza son
de carácter eléctrico y en su base oculta se halla como
siempre la misteriosa e incomprensible actividad dévica. Tales
fenómenos son de dos clases principales:
a. Geológicos, como las erupciones volcánicas, los
terremotos, los desprendimientos de tierras, etc.
b. Atmosféricos, como las lluvias, el viento, el rayo, el
trueno, etc.
Examinemos esotéricamente cómo se producen:
Erupciones volcánicas
Se trata de una triple actividad dévica en la que intervienen
tres principales tipos de devas:
a. Agnis del Fuego.
b. Devas Oscuros de la Tierra.
c. Silfos del Aire, habitantes de las regiones semietéricas
del suelo.
La actividad volcánica obedece a la presión del Fuego Central
de KUNDALINI en dirección a la superficie del planeta
venciendo la resistencia de los sucesivos estratos geológicos,
fundiendo a su paso toda clase de minerales y originando una
potentísima concentración de gases, los cuales crean las vías
de acceso a la superficie quebrantando la resistencia de la
corteza terrestre en ciertos definidos puntos del planeta,
“señalados con gran sabiduría y precisión kármica”. La salida
al exterior del fuego, de los gases y de los minerales
fundidos origina cráteres, los cuales constituyen las vías
naturales de liberación del fuego central del astro. Visto
clarividentemente, KUNDALINI aparece como una inmensa bola o
esfera de fuego y, tal como esotéricamente se nos dice, en
esta esfera de fuego radica el principio de la vida física o
material en nuestro mundo. Se nos dice también que KUNDALINI
viene a ser como el corazón físico planetario, siendo las vías
naturales de acceso a la superficie algo parecido a la
circulación de la sangre en los organismos de los seres
humanos y animales.
La contemplación de la superficie de la luna utilizando
prismáticos de una relativa potencia nos muestra gran cantidad
de cráteres volcánicos, los cuales son un indicio de la
capacidad de vida que tuvo nuestro satélite en un remoto
pasado en el que una esfera central de Fuego, o de KUNDALINI,
vivificaba todo su contenido y le imprimía, además, el
movimiento de rotación del cual hoy carece y que significaba
la actividad creadora de una Entidad Logoica que utilizaba la
Luna como vehículo físico de manifestación. Ahora bien, desde
el ángulo esotérico no es imposible separar el Fuego de
KUNDALINI de sus naturales promotores, los Grandes AGNIS o
ÁNGELES DEL FUEGO. En antiquísimas referencias ocultas y
místicas pueden extraerse grandes significados acerca del
Fuego promotor de la vida en nuestro planeta. Veamos: “...
Unos grandes Ángeles procedentes del COSMOS, rojos como la
sangre ([32]) y liberando Fuego a través de sus auras
radiantes, fueron convocados por el Gran Señor (El Logos
Solar) en el centro de la Tierra y crearon una bola de Fuego
que infundió vida y movimiento al astro. Desde aquel momento
el Señor de las Formas (el aspecto Espíritu Santo de la
Divinidad) pudo establecer allí Su Morada y preparar la morada
de todos los hijos del Señor que hubiesen decidido vivir en la
Tierra.”. Esta narración eminentemente mística y simbólica
descubre en cierta manera las causas de la vida planetaria y
la actividad del Tercer Logos, utilizando el Fuego dinámico de
la Vida Creadora del Logos Solar para vitalizar todas las
formas existentes en el seno omniabarcante de la Naturaleza.
Utilizando creadoramente la imaginación puede ser precisada
inequívocamente la actividad de los Devas que intervienen en
el proceso ígneo de una erupción volcánica, buscando su
analogía a través de los efectos que en la misma se producen.
a. FUEGO. De incalculables proporciones, actualizado desde el
centro mismo de la Tierra por la presión de unos poderosos
AGNIS cuya misión es ascender hacia la superficie
“vitalizando a su paso” todas las capas geológicas y
ofreciendo en todo momento la imagen de aquel principio ígneo
que esotéricamente definimos como FUEGO POR FRICCION. Esta
fricción es constante y permanente y tiene su base en la
resistencia que ofrecen los Espíritus de la Tierra al paso de
los AGNIS. En estas palabras hay un indicio de la tremenda y
constante lucha que tiene lugar ocultamente en el seno del
planeta Tierra para que sea posible en el mismo la vida
material de las Formas y de la cual no hacemos conciencia,
pero que cíclica o periódicamente se demuestra por la
terrible actividad de una erupción volcánica.
b. LAVA. Es el resultado objetivo y altamente material de la
fricción entre los AGNIS del Fuego y los Espíritus de la
Tierra, irrumpiendo en la superficie en forma de minerales
fundidos y liberándose a través de los cráteres abiertos de
los volcanes. Es una demostración de la tremenda
potencialidad del FUEGO POR FRICCION.
c. CENIZA. Los residuos gaseosos de la tremenda combustión
generada en las capas geológicas del planeta entre AGNIS y
Espíritus de la Tierra son liberados hacia el exterior por la
actividad de un grupo particular de Espíritus del Aire que
tienen sus habitáculos naturales en las regiones etéricas de
la periferia del globo central de KUNDALINI. A estos
Espíritus se les denomina ocultamente “los Liberadores del
Fuego”, y una vez que han cumplido con su misión de arrojar el
gas enrarecido al exterior del cráter se sumergen nuevamente
en su interior continuando su obra en tanto dure el fenómeno
de una erupción volcánica, sea cual sea su importancia.
Intervienen activamente también en el desarrollo subsiguiente
de los terremotos y maremotos, y en colaboración con una
especie particular de Espíritus de las Aguas y de los AGNIS
del Fuego dan origen a los “Géisers”, es decir, a la
liberación del agua planetaria de los ríos subterráneos
convertida en gas a través del fuego.
La CENIZA es, pues, “gas enrarecido” arrojado por el cráter
junto con el fuego y la lava durante la actividad de una
erupción volcánica. Sin embargo, y utilizando la
clarividencia, se aprecia también otro muy interesante desde
el ángulo oculto: “el del Caldeamiento de la Atmósfera”. Una
vez que las nubes de ceniza han dejado caer los residuos
minerales y otros procedentes de las reacciones químicas de la
combustión interna del planeta, el gas enrarecido se convierte
en “aire caliente”, el cual es almacenado -si podemos decirlo
así- en determinadas regiones del éter por la actividad de los
Silfos del Aire. Estas regiones etéricas las hemos denominado
“espacios intermoleculares” en otras partes de este Tratado y
en el caso que nos ocupa tienen asignada la misión de “liberar
el aire caliente” cuando el planeta, siguiendo su inexorable
curso alrededor del Sol, se introduce en ciertas áreas
celestes cuya ausencia de calor podrían alterar sensiblemente
el proceso de la vida de las formas en la superficie de la
Tierra. Estas últimas palabras deben ser atentamente
consideradas, pues encubren el misterio de la “supervivencia
cósmica”. El ser humano poseerá un día la clave esotérica del
proceso que da vida a los volcanes y del secreto místico del
Fuego por Fricción.
Terremotos
Además de la presión de los gases hacia la superficie del
planeta “haciendo estremecer” sus capas geológicas, los
Terremotos son provocados también por la actividad de unos
poderosos Devas de la Tierra llamados esotéricamente “Señores
de la Faz Oscura”. Estos Devas son de cualidad semietérica y
poseen gran fuerza material. Son muy parecidos a los Devas
ASURAS, a los cuales hicimos referencia en capítulos
anteriores, pero poseen más poder sobre los éteres
enrarecidos de las capas profundas del suelo y están
misteriosa y kármicamente enlazados con la obra de la
Jerarquía. Así, por un procedimiento mágico que escapa a
nuestra comprensión, “cavando inmensas galerías subterráneas
en distintos niveles geológicos de la Tierra”. Según hemos
podido apreciar esotéricamente, estos grandes túneles y
galerías tienen por objeto facilitar la respiración del
gigantesco cuerpo del planeta, considerando a éste como un
organismo vivo en proceso de evolución, constituyendo -si
pudiésemos llegar a imaginarlo- sus alvéolos pulmonares. La
construcción y localización de tales pozos, túneles y
galerías, algunas de las cuales son de tales proporciones que
casi atraviesan ocultamente el planeta de parte a parte,
surgiendo luego al exterior por grandes cuevas y profundas
depresiones terrestres, representan para nuestro mundo lo que
los alvéolos y bronquios para nuestros pulmones, de la misma
manera que los canales de erupción del Fuego de Kundalini a
través de los Señores AGNIS tienen su correspondencia en las
venas y arterias vinculadas con la actividad del corazón
humano.
Cuando de acuerdo con el proceso kármico de la evolución
planetaria es necesario destruir alguna de aquellas galerías,
coincidiendo siempre con ciertas posiciones astrológicas de
los astros del Sistema Solar, afectando determinadas regiones
de la Tierra, los poderosos Devas de la Faz Oscura que las
construyen y mantienen en sólida conservación, dejan de
sostenerlas y se producen entonces los naturales
derrumbamientos y resquebrajamientos del terreno, originando
seísmos, terremotos o maremotos, como efecto del rebote de la
onda expansiva del aire encerrado en las galerías y
subterráneos al chocar violentamente contra el suelo y tratar
de liberarse a través de otros conductos el poder expansivo
de los Devas etéricos del Aire, que realizan su evolución en
las capas profundas del suelo planetario.
Esta explicación aparecerá como muy ingeniosa o quizá como
muy pueril al rígido análisis intelectual, pero sobre la
misma habrá que tenerse en cuenta que el proceso de la
investigación oculta que estamos realizando es seguido “muy
científicamente”, utilizando capacidades de visión mucho más
sutiles que las corrientes. Ellas nos permiten descubrir y
analizar el trabajo que realizan en los éteres aquellas
invisibles entidades dévicas cuya vida y actividades
constituyen lo que corrientemente definimos como “los cuatro
elementos naturales”, es decir, el aire, el fuego, el agua y
la tierra, sintetizados -como esotéricamente se sabe- en el
ETER, cuya esencia lo llena todo. Ahora bien, todos sabemos
de los cuatro elementos naturales que entran en la
composición de todas las formas conocidas, incluida la que
abarca la potente estructura del Universo, pero sólo el
estudio oculto de la estructuración dévica de las formas puede
deparar una comprensión realmente clara, científica y
determinante del proceso místico de la Creación. Los Ángeles,
en todas sus expresiones, no olvidemos este detalle esencial,
son “Fuego Eléctrico” en actividad etérica. Esta afirmación
implica la idea de que “Ellos gobiernan la substancia” en
todos sus posibles estados, desde la que constituye el más
pesado elemento químico a la más sutil expresión de la vida
espiritual. De ahí su misteriosa capacidad de Síntesis.
Lluvias
De la misma manera que las galerías, cuevas y subterráneos
construidos por los poderosos Devas de la Tierra tienen por
objeto facilitar la respiración del gigantesco cuerpo del
planeta, las lluvias en todas sus posibles expresiones, desde
las más finas a los más espectaculares aguaceros que preceden
a las grandes inundaciones, tienen como finalidad la
irrigación de la superficie del suelo con vistas a conservar
en el aura planetaria el suficiente grado de humedad para
poder contrarrestar los peligros de una atmósfera demasiado
seca para los seres vivientes, tal como ocurre, por ejemplo,
en los desiertos y en las zonas tórridas del planeta,
realmente inhóspitas y en donde el agua o la humedad se hacen
realmente imprescindibles si ha de existir una remota
posibilidad de vida vegetal, animal o humana.
En las llamadas regiones templadas la humedad del suelo es
necesaria para la buena marcha de los cultivos y para
mantener un adecuado nivel de fecundidad terrestre, la cual
es técnicamente humedad, es decir, la labor mancomunada de
los espíritus de la tierra y de los devas del agua. La
lluvia, como fenómeno natural, es, como todos sabemos, el
resultado de la evaporación del elemento liquido planetario
proveniente de los mares, de los ríos, de los lagos, etc. Sin
embargo, visto esotéricamente, este fenómeno obedece a la
interacción de los devas del agua y del aire, de las ondinas y
de los silfos, así como de los agnis, operando conjuntamente
para evaporar el agua y mantenerla en suspensión en ciertos
niveles de la atmósfera, hasta que apropiadas condiciones
provocadas en la superficie de la tierra por los espíritus
dévicos, que en el suelo tienen su vida y razón de ser,
determinan la liberación del agua mantenida en suspensión en
forma de nubes y se produce la lluvia.
Cuando las partículas de agua suspendidas en la atmósfera se
hallan en zonas muy elevadas, el frío allí reinante las
congela y en vez de caer en forma de lluvia lo hacen en forma
de nieve o de granizo. La congelación es un misterio
geométrico en manos de una especie particular de Silfos
habitantes de las regiones más elevadas de la atmósfera.
Poseen el secreto de las líneas de fuerza del agua, las cuales
atraviesan con arte mágico, de manera similar a como los Agnis
del Fuego atraviesan los espacios vacíos que dejan los devas
del aire en el espacio para que puedan proyectar el rayo. Al
atravesar aquellos caminos acuosos, utilizando un poder
especial que les es inherente, los Silfos de los altos
niveles, a quienes esotéricamente se les denomina “Señores
del Frío”, congelan el agua mediante un indescriptible
proceso mágico que consiste en “dibujar etéricamente” en el
seno de la misma aquellas formas geométricas, de inimitable
belleza, que pueden ser observadas al examinar un copo de
nieve o una partícula de granizo. Esta explicación aparecerá
como muy vaga y nebulosa a las personas que no poseen todavía
clarividencia etérica, pero el examen de un copo de nieve al
microscopio podrá darles una idea de la calidad impresionante
del grupo de artistas invisibles actuantes en niveles ocultos
de la Naturaleza a la vista de la bella y delicada estructura
de las formas geométricas que lo componen.
Ahora bien, siguiendo el curso de nuestro estudio deberemos
considerar que las inundaciones, las peligrosas trombas
marinas, las tempestades en los océanos, etc., indican
siempre una interacción entre los Señores del Agua y del
Viento, siguiendo las líneas marcadas por los Ángeles
superiores del Plano físico que comandan los elementos
etéricos que lo integran. Hay que darse cuenta, sin embargo,
que la Ley del Karma preside el entero proceso de la vida en
la Naturaleza y reconocer humildemente que esta Voluntad
Kármica está más allá y por encima de los deseos humanos y no
puede ser quebrantada ni evitada, a menos que se posea un
elevado grado de poder sobre los elementos etéricos que
integran la vida de los reinos y de las especies. La
evolución actual del ser humano, en los distintos estratos
sociales de la humanidad, le impide comprender el alcance
infinito de tal ley y “contrarrestar creadoramente” los
efectos de la actividad kármica, de la cual los Devas son los
directos mensajeros y ajustadores. Sin embargo, hombres de
elevada integración espiritual y dotados de poderes mágicos
pueden manejar adecuadamente la parte de Voluntad de Dios que
les corresponde y verificar, si tal es su voluntad y
albedrío, el prodigio de la lluvia o del viento, indicando con
ello el poder que tienen sobre cierto grupo de devas del agua
y del aire. El conocimiento esotérico de la Magia y el sabio
cumplimiento de la. Ley pueden actuar inteligentemente sobre
los éteres y obtener adecuadas respuestas de parte de sus
moradores, los Devas. No existen, en este caso, lo que el
vulgo denomina “milagros”, sino única y exclusivamente el
conocimiento científico de las causas que producen
determinados efectos o “fenómenos”. En todo caso habremos de
volver una y otra vez al aspecto invocativo al que hicimos
referencia en otras partes de este Tratado, ya que toda
corriente invocativa a través de la mente atrae la atención
de los devas, siendo prácticamente evidenciado así el
conocido aforismo esotérico “La Energía sigue al
Pensamiento”.
Los Vientos
Los Vientos, desde el dulce céfiro y la ligera brisa a los
grandes huracanes, son siempre “aire en movimiento”, estando
determinadas su rapidez e intensidad por la calidad y
cantidad de las fuerzas dévicas que se hallan en su base, es
decir, de los Silfos del Aire. El aire que respiramos es
esencialmente éter, aunque modificado para que pueda
convertirse en substancia etérica, portadora de vida pránica
para nuestro organismo físico. Deberemos volver aquí a cuanto
dijimos anteriormente acerca de las leyes de polaridad que
gobiernan el mundo y el Universo entero, en el sentido de
considerar nuestros pulmones como receptores de la energía
positiva y negativa del aire que respiramos, siendo los
movimientos de inhalación y exhalación sus expresiones
físicas o sensibles, en tanto que las pausas o intervalos
entre los períodos de inhalación y exhalación constituyen el
aspecto neutro o armonizador de la actividad respiratoria
([33]). Como podremos observar, la polaridad se halla por
doquier, singularmente cuando examinamos el cuerpo físico del
hombre, el cual es un fiel exponente de dicho principio,
siendo un verdadero acumulador de fuerza eléctrica, mental y
psíquica que desgraciadamente no siempre sabe aprovechar.
Retornando al fenómeno del viento como un resultado del
movimiento del aire, deberemos insistir en que la vida de la
Naturaleza está regida por la actividad de los cuatro
elementos conocidos de tierra, agua, fuego y aire, más el
elemento esencial o etérico que los cualifica y unifica. Tales
elementos están ocultamente integrados por una prodigiosa
cantidad de pequeñísimos devas, los cuales pueden ser
observados clarividentemente en el ejercicio de su labor en el
interior del particular elemento etérico que constituye su
morada, o cuando trabajan conjuntamente con los devas de los
demás elementos para producir determinados fenómenos
geológicos o atmosféricos. El viento, ocultamente considerado,
es creado por el desplazamiento de los silfos del aire, y
cuando se produce un gran vendaval, un huracán o un tornado de
gigantescas proporciones pueden ser observadas incalculables
concentraciones de Silfos, pero también grandes y poderosos
Devas del Aire, Agentes de los Señores del Karma, que
“imprimen voluntad kármica” al proceso de liberación de
energías que está llevándose a cabo. Una tromba marina es un
fenómeno atmosférico realizado por los Devas del Océano,
esotéricamente denominados Neptunos, y Silfos del Aire, y si
un huracán o un tornado vienen precedidos por grandes
descargas eléctricas es indicación de que intervienen también
en aquella actividad los Agnis del Fuego. Lo mismo puede
decirse con respecto al fenómeno de una lluvia torrencial con
descargas eléctricas y viento huracanado, en el que es posible
percibir ocultamente la acción mancomunada de los Devas del
Agua, del Aire y del Fuego. La presencia de Grandes Devas en
el desarrollo de un fenómeno de la Naturaleza es siempre
indicación de que a través del mismo se exterioriza parte de
un proceso kármico que fatalmente ha de cumplirse. Así, y
visto el proceso desde el ángulo esotérico, nos equivocamos
cuando a raíz de las dolorosas consecuencias de un fenómeno
geológico o atmosférico decimos: “... fue provocado por las
fuerzas ciegas de la Naturaleza”. No existen fuerzas ciegas
dentro del orden natural establecido por las sabias leyes de
la Creación. Seria mejor, en orden a nuestro estudio, que en
lo sucesivo reemplazásemos dicha locución por la de “fuerzas
desconocidas”. Además, ¿qué es lo que sabemos acerca del karma
planetario, afectando a veces la totalidad de una Raza, de un
Reino, de una definida especie o de un extensísimo continente?
Sólo conocemos, y aún muy imperfectamente, las incidencias que
se relacionan con nuestro pequeño karma personal; desconocemos
todavía y casi por completo a “los agentes kármicos” de la
Naturaleza, es decir a las infinitas legiones de seres
invisibles poblando los inconmensurables espacios que son los
agentes kármicos de la vida planetaria. Y tales agentes
kármicos son los Ángeles, los Devas, los Señores del Eter y
los grandes Amigos del hombre si éste puede llegar a
comprender un día la grandeza de la Ley y el amoroso destino
que a todos tiene reservado. Las líneas maestras de este
Tratado intentan demostrar que la única y verdadera misión del
ser humano en la vida es establecer las bases de la
Fraternidad aquí en la Tierra y que los Ángeles en todas sus
posibles huestes y jerarquías le ayudarán siempre en el
cumplimiento de este sagrado objetivo. Tal es la Ley y el
Destino que ha de cumplirse.
El Rayo
Es un fenómeno atmosférico relacionado con la actividad de los
Señores AGNIS, siendo descritos éstos esotéricamente como
“los Descargadores del Fuego”. En dicha actividad no
intervienen las salamandras, o devas ígneos en contacto con
los fuegos que se originan en la superficie de la tierra. Los
Señores AGNIS de las altas zonas de la atmósfera manejan tal
tremendo e inconcebible poder que les seria fácil destruir en
un momento todas las creaciones humanas y aun las de la
propia Naturaleza. Son “la Serpiente Ignea”, o contraparte de
KUNDALINI en el Aire, a la cual se refieren algunos tratados
místicos de la más lejana antigüedad, siendo una Fuerza
misteriosa controlada por la propia Divinidad y que se
muestra creadoramente activa en el proceso de la Iniciación.
Su poder es utilizado para descargar el aire de las partículas
del Fuego que lo dinamizan y para purificar la atmósfera
planetaria en momentos determinados y en regiones
especialmente reconocidas como kármicas. Las descargas
eléctricas son el resultado de una polaridad existente en las
altas zonas del aire que libera su contenido cuando existen
las condiciones apropiadas (por ejemplo, durante el curso de
una tempestad en la que intervienen devas acuosos de tipo
positivo y otros de tipo negativo). Entonces las descargas
eléctricas son inevitables, quedando localizadas en ciertas
áreas de la atmósfera o cayendo sobre la tierra, allí en donde
exista alguna polaridad lo suficientemente activa como para
servir de vehículo para tal terrible fuego. El relámpago es
una chispa del Rayo, de la misma manera que el alma es una
chispa del Espíritu, siendo el trueno el resultado de la
fricción entre las dos fuerzas de la polaridad determinando
fenómenos acústicos. En realidad sólo existe el Rayo, la
Fuerza liberadora del Fuego existente en cada partícula
molecular del aire, por lo que cabe deducir una mancomunada
acción de los Devas del Aire y de los Agnis del Fuego en cada
uno de los fenómenos eléctricos de la Naturaleza. En todo
caso, siempre resulta terriblemente impresionante contemplar
una tormenta de agua con gran aparato eléctrico, tal como
corrientemente se dice, desde el ángulo oculto, cuando los
Señores del Fuego, portando cada cual su particular cetro de
poder, descargan sus energías siguiendo las líneas de una
“inducción kármica” ([34]) señalada por “los Grandes Señores
del Viento”, los cuales hacen un vacío en el aire, que es su
Vida, para que el Fuego llegue a su destino. Los Señores del
Agua vienen a ser los espectadores silenciosos del proceso,
limitándose a actuar como mediadores, siendo el elemento Agua
que movilizan la garantía de dicha mediación, o elemento
“neutro” que facilita la acción coordinada del Aire y del
Fuego. En todo proceso fenoménico en la vida de la
Naturaleza, y en orden a la actividad de la vida oculta tras
los elementos, hay que tratar de ver “constantemente las
Manos del Señor”, modelando el destino de la humanidad y de
cada uno de los Reinos. El poder del Rayo está directamente
vinculado con las energías del Primer Rayo, una energía que un
día será controlada por las mentes de los hombres,
constituyendo las bases de una prodigiosa civilización humana
que obtendrá la energía eléctrica directamente del aire, de
igual manera que se obtienen del aire todas las posibles ondas
eléctricas conocidas, como las de la radio, del teléfono, de
la televisión, etc., y no habrá así necesidad alguna de
alterar el orden ecológico de la Naturaleza tan profundamente
afectado hoy día por la combustión de las substancias
energéticas que constituyen la base de la energía eléctrica
utilizada por la humanidad. La Fuerza del Rayo, mantenida en
“expectante suspensión” en determinados estratos de la
atmósfera, puede constituir evidentemente una tremenda Fuente
de energía natural al servicio del hombre cuando la humanidad,
como un todo, responda a ciertas claves de armonía en su
corazón y pueda invocar “cosas más grande" que las que
actualmente conoce, manipula y ejercita. Así, de que este
Tratado esotérico sobre los Ángeles otea audazmente el
porvenir, pero siempre dentro del orden cualificador de las
energías que ya de inmediato puede ejercitar el hombre como
base de futuras y más esplendentes realizaciones. El
reconocimiento de las vidas dévicas o angélicas es el primer
paso; siempre insistiremos sobre este “leit motiv”,
trabajando constantemente en el sentido oculto del
establecimiento de relaciones normales y naturales con los
Devas más afines con nuestra particular naturaleza psicológica
y tratar, finalmente, de atraer la amistad de algunos de ellos
en particular para que Estos, “vencidos por el poder de
nuestras plegarias -tal como decía el gran filósofo Porfirio-
desciendan a la Tierra y nos enseñen mejores caminos”. Tal es
la Ley.
Notas:
[1] véase "Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza", Tratado
Esotérico sobre los Ángeles. Edit. Eyras, Madrid.
[2] Téngase en cuenta que apreciadas desde la cuarta dimensión
todas las formas geométricas son poliédricas y no se aprecian
en su plano sino en su volumen, por lo cual las figuras
reales, tal como las observa el clarividente en el caso que
nos ocupa son las del hexaedro, la pirámide y la esfera.
[3] Hay un poderosísimo MANTRAM, legado por la Jerarquía a los
verdaderos discípulos mundiales, en una de cuyas sagradas
estrofas se afirma: "YO, el TRIANGULO DIVINO, CUMPLO LA
VOLUNTAD DE DIOS DENTRO DEL CUADRADO y sirvo a mis semejantes"
Otra aseveración más de la importancia de los símbolos
geométricos en la vida espiritual del ser humano.
[4] La relación de tal experiencia está más detalladamente
expresada en el libro "La Jerarquía, los Apgeles Solares y la
Humanidad", de Editorial Kier, 5. A., Buenos Aires.
[5] Ese tema será tratado ampliamente en el capítulo V.
[6] Véase capítulo V: "El Increíble Mundo de las Formas".
[7] El chacra Muladhara.
[8] Primer volumen de "Un Tratado sobre los Ángeles", "Las
Fuerzas Ocultas de la Naturaleza", Editorial Eyras, Madrid.
[9] El Nombre oculto del Deva Constructor que las comanda y
dirige.
[10] véase "Las Ángeles y las Atamos Permanentes Físicas",
primer volumen de este Tratado.
[11] Utilizamos intencionadamente esta expresión por cuanto el
Universo en su totalidad está compuesto por ETERES en
distintos grados de sutilidad o calidad vibratoria, pudiendo
decirse así que cada Plano está compuesto por una especie
particular y definida de ETER.
[12] Los sátiros y las ninfómanas son personas esclavizadas
por alguno de tales potentes devas inferiores y el deseo de
placer sensual de las mismas es realmente inextinguible.
[13] ver: "Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza", pág. 109.
"Los Ángeles Y Curación Física de las Enfermedades", Editorial
Eyras, Madrid.
[14] Por cuanto se trata de la preparación para un Nuevo
Nacimiento, octava superior del nacimiento físico del hombre y
los dos padrinos son absolutamente necesarios para
contrarrestar la potentísima presión de las energías que el
Hierofante transmite a través del Cetro Iniciático.
[15] Según estudios del profesor Carmelo Silva (1900-1971
m.Bs.As. Argentina) el cristal muy puro de color verde cura el
cáncer y otras enfermedades que, como ésta, se producen por
degeneración celular. (N. del E.)
[16] "Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza". Capítulo "Los
Ángeles y los Atomos Permanentes", pág. 136. Editorial Eyras.
[17] La Divinidad, al igual que todos los seres de la
Naturaleza de no importa qué grado de evolución, posee un ALMA
mediante la cual coordina sus Decisiones espirituales con sus
expresiones físicas u objetivas. A esta Alma o Conciencia
infinita de la Divinidad Logoica se la denomina esotéricamente
la SUPER ALMA UNIVERSAL.
[18] El Cuerpo de Luz al que se refería Pablo de Tarso,
situado en el tercer subplano del Plano Mental.
[19] Se entiende el quinto subplano a partir de los niveles
inferiores, es decir, de abajo hacia arriba. Contando de
arriba hacia abajo, el quinto subplano se convierte en el
tercero, es decir, el nivel causal en donde mora el Angel
Solar o Yo superior del hombre.
[20] Definidos esotéricamente como ASHRAMAS.
[21] El Adepto conocido esotéricamente como el Conde de Saint
Germain (Príncipe Rakoczy de Transilvania).
[22] Cada religión, creencia o ideal religioso o místico
"crea" sus propios Ángeles, les da una Forma definida y los
mantiene "curiosamente atados o condicionados" a sus
determinados ritos o ceremonias.
[23] Formas psíquicas creadas por los Ángeles utilizando las
energías astrales y mentales proyectadas por los seres
humanos. Tienen un gran poder radiactivo y dinamizan los
éteres del espacio.
[24] Ver apartado dedicado a los Fantasmas.
[25] De ahí su utilización en las actividades de la magia
negra.
[26] En este nivel intermedio entre el plano físico y el
astral, el alma “recopila espontáneamente todos los recuerdos
de su vida pasada y los archiva en su cuerpo causal, vía los
átomos permanentes mental, astral y físico.
[27] No hay que olvidar al respecto, que la Logia Negra del
Planeta también confiere iniciaciones que desarrollan a
extremos inverosímiles los centros etéricos situados debajo
del diafragma.
[28] Estática contemplada desde los Planos superiores del
Sistema; increíblemente dinámica considerada desde el ángulo
de la Materia que constituye la gran estructura universal.
[29] La fuerza que concede la Vida. (N. del E.)
[30] Ver libro “Conversaciones Esotéricas”, del mismo autor.
Editorial Kier, S. A., Buenos Aires. Argentina.
[31] En el cuerpo femenino el orden de distribución de la
energía serpentina es a la inversa, es decir, que por su
pierna derecha asciende la polaridad IDA y que por su pierna
izquierda lo hace la polaridad descrita como PINGALA. Sin
embargo, la polaridad como ley persiste y actúa con todas sus
necesarias consecuencias. Todo el proceso visto naturalmente
desde el ángulo etérico.
[32] Esotéricamente sabemos que el ETER ES LA SANGRE DE LOS
DIOSES.
[33] El estudio y la inteligencia práctica de las pausas o
intervalos respiratorios pueden depararle al aspirante
espiritual la clave de la armonía psíquica.
[34] Ahí, en esta locución hay un profundo motivo de interés
esotérico y nos muestra un aspecto definido de la actividad
dévica o angélica como base de la liberación kármica de
nuestro mundo.
[35] En el primer volumen de este “Tratado Esotérico sobre los
Ángeles”, titulado “Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza”,
llegábamos a la conclusión de que místicamente el 9 era
también, en orden de Rayos actuantes, el número del Angel. Si
reducimos a un número dígito las cifras que constituyen ¡as
edades cíclicas de los Devas, corroboraremos aquella
afirmación. Veamos:
1) 360 años - 3 + 6 = 9
2) 25.920 años - 2 + 5 + 9 + 2 = 18 = 1 + 8 = 9
Esta misma constante de 9 se reafirma al analizar la edad
media de los pequeños devas constructores, o espíritus de los
elementos:
Gnomos -288 años = 2 + 8 + 8 = 18 = 1 + 8 = 9
Ondinas - 360 años = 3 + 6 = 9
Salamandras - 432 años = 4 + 3 + 2 = 9
Sílfides - 504 años = 5 + 4 = 9