1. FORMAS ETERICAS
Vamos a dividirlas o clasificarlas en orden a nuestro estudio
por su grado de evolución, que, lógicamente, se extenderá de
lo más denso a lo más sutil dentro del infinito campo de
substanciación del Eter:
a) Las Formas Etéricas de los Devas, cuyas vidas constituyen
misteriosamente los Cuatro Elementos básicos de la Naturaleza,
es decir, la tierra, el agua, el fuego y el aire.
b) Las Formas Etéricas, o doble etérico, de todos los Reinos
de la Naturaleza.
c) Las Formas Etéricas de las Entidades Dévicas de mayor
desarrollo evolutivo que los devas o elementales constructores
de los cuatro elementos de la Naturaleza, designados
esotéricamente "los Poderes Aglutinantes de la Energía".
d) La Forma Etérica de los Ángeles AGNISHCHAlTAS, o Devas
superiores del Plano Físico.
e) La Forma Etérica de los Devas que construyen los cuerpos
físicos de los seres humanos.
f) Las Formas Etéricas de los Devas, Señores de los Reinos
Mineral, Vegetal y Animal.
g) La Forma Etérica del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano
Físico.
a) Las Formas etéricas de los Devas, cuyas vidas constituyen
misteriosamente los Cuatro Elementos básicos de la Naturaleza
Estas formas fueron examinadas en el primer libro sobre este
Tratado y clasificadas en orden a: Gnomos, o espíritus de la
tierra; Ondinas, o espíritus del agua; Salamandras, o
espíritus del fuego, y en Silfos o Sílfides, los espíritus del
aire, teniendo en cuenta que cada uno de estos cuatro tipos de
espíritus elementales posee infinidad de especies o variantes
en el sentido de las formas que pueden ser perceptibles a la
visión etérica. Hemos seleccionado intencionadamente algunas
de las formas más corrientes de estos tipos de devas,
advirtiendo al lector que cada deva posee una característica
definida de acuerdo con la calidad del elemento dentro del
cual vive, se mueve y actúa. Los espíritus de la tierra están
especializados en el trabajo de mantener la cohesión en el
Reino mineral, debiendo tener presente que existen espíritus
de la tierra o elementales constructores en materia densa
cuyas características son casi desconocidas aún para el
investigador entrenado en el arte oculto de la observación
dévica, y deben ser percibidos utilizando la clarividencia
mental enfocándola en las capas más profundas del suelo. Son
apreciadas así en ciertas especiales circunstancias unas
extrañas criaturas, de no muy agradable aspecto, que habitan
en las grandes y profundas simas planetarias, en los
insondables e insólitos abismos subterráneos y en los oscuros
laberintos situados en las capas más hondas del suelo. La
misión de tales elementales, algunos de ellos de forma casi
humana, aunque de gigantescas proporciones, es permitir "la
aireación" del vasto cuerpo de la Tierra. Cuando se hunde
alguna de estas inmensas cuevas subterráneas se originan los
terremotos y los maremotos, las precipitaciones de tierra, los
aludes, etc., y los daños que originan en la superficie y las
pérdidas de vidas humanas nos informan de una ley kármica
sabiamente manejada por Aquéllos que son los Responsables
Augustos del destino planetario. Estas criaturas dévicas de
las grandes profundidades manejan un extraordinario poder en
el nivel etérico en donde actúan. Sus cuerpos están
construidos de materia semidensa y trabajan -buscando aquí su
analogía más sencilla de acuerdo con nuestros conocimientos- a
la manera de los topos, es decir, construyendo cuevas,
galerías, subterráneos y profundísimas grutas. Puede
percibírseles en grandes grupos o concentraciones trabajando
intensamente en aquellos "lugares del planeta" donde por
"presión kármica" deben producirse grandes cambios o reajustes
en su superficie. Como he dicho anteriormente, algunos de
tales Devas son de gran tamaño y, al parecer, constituyen una
Jerarquía que comanda o dirige a otras fuerzas menores en la
labor de ajustar el proceso kármico a las necesidades
evolutivas del Planeta, el cual, como sabemos, es el Cuerpo
físico del Logos planetario de nuestro Esquema Terrestre.
Hay también otros espíritus de la Tierra de carácter
benevolente y de muy agradable aspecto que cuidan del proceso
de vivificación del Reino vegetal mediante la creación o
substanciación, en unión de cierto grupo de Ondinas, de
aquella misteriosa substancia alquímica técnicamente definida
como SAVIA. La SAVIA es el licor de la Vida para el Reino
vegetal, fraguándose en las profundidades del suelo, y cada
una de las especies vegetales, sea cual sea su evolución,
sensibilidad o naturaleza, posee su propia SAVIA. Deberemos
referirnos aquí, por tanto, a los múltiples y diferenciados
espíritus de la tierra que trabajan para cada especie de
árbol, de vegetal o de planta, así como al considerable grupo
de Ondinas especializadas que cooperan con aquéllos para
producir el determinado jugo vital, merced al cual se
estructura la totalidad del Reino. Cuando una planta, un árbol
o una simple hierba han surgido a la superficie,
maravillosamente impelidas por la fuerza atractiva del Sol, el
único y verdadero Dador de Vida en la Naturaleza, entran en
actividad los Silfos, o espíritus del aire, los cuales, de
acuerdo con las distintas especies, "pigmentan las flores y
sazonan los frutos" y contribuyen así a la obra mágica, aunque
de orden natural, mediante la cual la vida infinita del
Universo queda substanciada para cumplimentar el destino de
cualquier especie evolutiva en los inconmensurables confines
de aquella Alma Grupo que en su totalidad llamamos el Reino
Vegetal. Ahora bien, la Fuerza impelente que provoca el
desarrollo de las simientes y el crecimiento de no importa qué
tipo de árboles o de plantas es debida a la suprema actividad
de ciertos definidos espíritus del fuego, misteriosamente
conectados con la incesante presión oculta del esotéricamente
llamado "Fuego de KUNDALINI", el cual asciende desde el centro
mismo del planeta hacia la superficie en forma de ondas
concéntricas, vitalizando a su paso todas las capas geológicas
y a todas las criaturas dévicas o espíritus de la tierra que
en cada una de ellas tienen su morada, incluidos aquellos
estratos que corresponden a los mundos submarinos o
profundidades oceánicas.
Las ondas concéntricas proyectadas desde el centro místico del
planeta a un ritmo constante y persistente son vivificadas por
los grupos especializados de Agnis, o Señores del Fuego
planetario, los Cuales “viven, se mueven y tienen el ser” en
las misteriosas e inescrutables regiones del Fuego Creador de
la Divinidad, llamado místicamente la obra mágica del Tercer
Logos o del Espíritu Santo. Los Agnis, sea cual sea su
evolución, constituyen la esencia natural del Fuego de la
Naturaleza y su poder es realmente ilimitado desde el ángulo
de vista de los seres humanos, en tanto que el Logos
planetario mantenga Su infinita Atención invariablemente
mantenida hacia este Foco de Fuego Central y origine a través
del mismo el movimiento de rotación del planeta Tierra,
símbolo invariable de vida en todo cuerpo celeste. Hay en
estas últimas palabras unas profundas significaciones que el
aspirante espiritual debe tratar de comprender y de asimilar.
La actividad del Fuego planetario, sea cual sea su poder y
grado de expansión. es siempre una obra de los Señores Agnis,
denominados también "Señores de las Salamandras", siendo las
salamandras en su multiplicidad de especies los elementales
constructores que están en la base de toda actividad ígnea en
la Naturaleza; desde el humilde fuego del hogar hasta el más
terrible y poderoso incendio. Los Silfos del aire colaboran en
la expansión del Fuego. Son aparentemente indispensables en la
propagación de un incendio en la superficie del suelo o en la
gigantesca concentración de Agnis que provocan una erupción
volcánica. De ahí que muchas veces las explosiones volcánicas
vienen precedidas de terremotos, es decir, por la presión de
los gases liberados en las profundidades planetarias. El aire
en movimiento es el auxiliar del fuego, y hay que imaginar por
analogía que los elementales del aire y los del fuego guardan
potentes líneas de afinidad en sus distintas jerarquías. Lo
mismo puede decirse en relación con los elementales del agua y
de la tierra, los cuales trabajan aparentemente siguiendo
ciertas definidas líneas de afinidad visando en su conjunto la
evolución natural del contenido del planeta Tierra. Estas
líneas de afinidad son particularmente evidentes en los
estudios astrológicos, constituyendo la base de los signos que
marcan las Constelaciones, es decir, de tierra, de agua, de
fuego y de aire. Lo mismo puede ser dicho en orden a los
temperamentos humanos, siempre en armonía con las fuerzas de
los elementos naturales.
Veamos:
Estas pequeñas analogías informarán al lector
de cómo los cuerpos humanos están constituidos, tal como hemos
considerado ya en otras ocasiones, por concentraciones de
fuerzas elementales, o devas constructores, los cuales en cada
uno de los niveles etéricos realizan una ordenada selección de
las energías físicas, astrales o mentales que deben ser
substanciadas como base de los vehículos o mecanismos de
conciencia que han de utilizar los seres humanos.
Las formas de las Ondinas y de las Sílfides
son muy parecidas, pese a que unas se manifiesten como el
elemento agua y las otras se muevan en el aire. En general,
son transparentes y de vivos colores y ciertas especies en
ambos grupos son de gran belleza. Hicimos ya algunas
referencias a las Ondinas y a las Sílfides o Silfos en el
primer libro de este Tratado. Estos espíritus de la Naturaleza
son definidos también con otros nombres, tales como: hadas,
ninfas, neptas, agaptas, etc., de la misma manera que los
espíritus de la tierra, o los Gnomos, toman también, según a
la familia a que pertenezcan, los nombres de faunos, dríadas,
nereidas, etc. Debido a esta complejidad de especies es
difícil establecer tipos comunes. Hay que decir, sin embargo,
ya que hemos podido comprobarlo en varias ocasiones, que la
forma típica que se halla en la base de cada especie y de cada
familia de espíritus elementales es la humana, con las
naturales diferenciaciones que el tipo de misión encomendada a
cada grupo de tales espíritus exija o requiera. Por las
figuras que sometimos a la consideración de ustedes en el
primer libro de este "Tratado Esotérico sobre los Ángeles", se
darán cuenta de estas formas esenciales o de base, inspiradas
arquetípica o geométricamente en la figura de la estrella de
cinco puntas.
b) Las Formas Etéricas, o doble etérico, de todos los Reinos
de la Naturaleza
Todo cuerpo físico, animado o inanimado, posee un cuerpo
etérico o Vehículo radiante que permite la introducción de las
energías vitales de la Naturaleza en los centros de fuerza que
desarrollan los numerosísimos grupos, especies o familias de
cada Reino, mineral, vegetal o animal. La calidad de este
vehículo etérico, es decir, su tipo vibratorio, dependerá de
la evolución de los Reinos y de las especies, estando
determinada esta evolución por la capacidad de recibir, acoger
y distribuir en la vida de los mismos el Fuego promotor de la
vida de la Naturaleza, el Fuego de KUNDALINI. Según se ha
podido comprobar por visión clarividente al examinar la vida
mística de los Reinos, en un intento de descubrir sus
capacidades invocativas, el Reino mineral posee un solo Pétalo
desarrollado u orificio de introducción del Fuego de Kundalini
dentro de su densa estructura, el Reino vegetal posee dos, el
Reino animal tres y el Reino humano cuatro. Esta actividad
desarrollada, de acuerdo con la evolución de los Reinos,
repercute lógicamente en la calidad de los elementos ígneos
que entran en la composición de los vehículos etéricos de las
especies o grupos de cada Reino, cualificando así los cuerpos
físicos y dotando a cada uno de distintivas y muy bien
definidas peculiaridades.
Las cosas inanimadas -o quizá seria mejor decir aparentemente
inanimadas-, sean de la clase y naturaleza que sean, poseen
también un cuerno etérico que las circunda e irradian a través
de cada uno de los limites impuestos por su propia forma, una
especie de energía o campo magnético, cuya extensión dependerá
de su mayor o menor estructura física y también de la calidad
vibratoria de los átomos químicos que entran en la composición
de la misma. Este vehículo etérico es, en todos los casos, un
perfecto duplicado de la forma densa; pero hay que insistir,
sin embargo, en el hecho de que el elemento etérico que lo
integra y cualifica vendrá absolutamente condicionado por el
número de Pétalos dentro del gran Chacra en cada Reino, a
través del cual las energías del Fuego de KUNDALINI se
proyectan y circulan vivificando su entero contenido. Al Fuego
de KUNDALINI se lo denomina esotéricamente LA GRAN SERPIENTE,
y podríamos decir que es el Talismán Sagrado que el tercer
Logos, o aspecto Espíritu Santo del Creador, mantendrá en
actividad mágica hasta que el planeta Tierra haya consumado
plenamente su misión kármica en el espacio, como un Chacra
vital, despierto y plenamente desarrollado dentro del Cuerpo
del Logos Solar, es decir, del Universo.
c) Las Formas Etéricas de las Entidades Dévicas de mayor
desarrollo evolutivo que los elementales constructores,
designados esotéricamente “los Poderes Aglutinantes de la
Energía"
Constituyen una familia especial de Devas cuya misión definida
es "aglutinar" la substancia etérica del espacio a fin de
constituir la materia plástica con la cual han de ser
construidos los cuerpos físicos de todos los seres vivientes,
no importa cuál sea su grado de evolución espiritual. Los
elementales constructores trabajan en distintos niveles para
dotar a esta materia aglutinada de la forma requerida por cada
una de las especies dentro de un Reino, teniendo en cuenta que
han de construir los cuerpos apropiados de acuerdo con la
mayor o menor sutilidad de las vibraciones que surgen y se
expanden de cualquier centro de vida y de conciencia en
proceso de evolución. La misión particular de los Devas a los
cuales hacemos referencia exclusiva en este apartado es la de
substanciar los éteres del espacio. Poseen un tremendo y
desconocido poder de compresión de dichos éteres y merced al
mismo "los densifican" al grado requerido de substanciación o
materialización que exigen aquellos centros de conciencia a
través de las irradiaciones de sus campos magnéticos, los
cuales cualifican, colorean o condicionan la extensión del
espacio dentro del cual viven inmersos y en donde lógicamente
han de realizar su particular evolución. Esto presupone,
naturalmente, la existencia de una infinita multiplicidad de
"devas aglutinadores" del éter, tantos como frecuencias
vibratorias procedentes de los Reinos de la Naturaleza se
elevan de cada uno de los centros de conciencia
evolucionantes. Los Devas aglutinadores o substanciadores de
las formas en el Reino mineral tendrán obviamente una
evolución dévica inferior a los que aglutinan la materia
etérica que corresponde al Reino vegetal, siendo los devas
aglutinadores de la materia con que se crean los cuerpos
humanos los más evolucionados dentro de la escala de valores
dévicos. Y aun dentro de la infinita prodigalidad de un Reino,
habrá que hacer una clara distinción entre los devas que
operan con los tipos superiores de cada Raza y de cada
especie.
Como verán ustedes, el tema es muy extenso y complicado debido
a la vastedad infinita del programa de la evolución universal.
Interesa, por tanto, introducimos en la actividad de tales
Devas utilizando la regla hermética de la analogía y
considerando la actividad y forma de los más cercanos a la
humanidad, es decir, a los que manipulan y substancian las
energías etéricas que finalmente convierten en "ectoplasma"
especifico a ciertos grados de condensación, que han de
constituir la materia física de la cual extraerán los Devas
constructores los elementos básicos para el proceso de
construcción de los cuerpos requeridos para las incontables
individualidades que constituyen en su totalidad la gran
familia humana.
La forma de tales Devas es muy parecida a la de los
elementales constructores. Recordemos al efecto que la forma
humana es el prototipo de la Creación y que salvo ciertas
diferenciaciones de base afectando la misión de los Devas en
sus infinitas jerarquías, éstos suelen adoptar -desde el
ángulo de la clarividencia- ciertas formas y determinadas
actitudes que recuerdan siempre, aunque a veces sólo
vagamente, la figura humana. Las diferenciaciones de base en
lo que hace referencia a los "Devas aglutinadores" aparecen
cuando se les observa en el devenir de su trabajo o de sus
actividades naturales, un trabajo que aparentemente realizan
con gran placer y deleite, no en la forma como realizan sus
trabajos los seres humanos, siempre pendientes de sus horas de
inactividad o descanso. Aquí, en este punto, aparentemente tan
insignificante, reside parte de la idea o del principio
místico admitido por muchos investigadores espirituales en el
sentido de que "los Ángeles no tienen Karma". Lo único que
podríamos decir al respecto, ya que todo deber y todo trabajo
en la vida de la Naturaleza constituyen un aspecto kármico en
la Vida del Creador, es que el Karma de los Ángeles o Devas es
muy distinto al de los seres humanos.
Observado un Deva substanciador del éter utilizando la
clarividencia etérica, aparece bajo una forma vaporosa, de
apariencia lechosa, "entrando y saliendo del éter" -por
explicar el proceso de alguna manera- llevando cada vez una
porción de substancia etérica entre sus diminutos brazos, una
especie de miembros superiores en forma curvada y con manos
-sí es que debemos utilizan esta expresión- en forma de
espátula. Examinando el proceso de introducción del Deva en el
éter o en las zonas subjetivas del espacio, por lo cual la
percepción habrá de elevarse al tercer subplano del plano
astral, se le ve "acumulando por absorción" o por succión,
mediante una actividad muy parecida a la de las abejas cuando
liban en el cáliz de las flores, cantidad de éter. el cual,
conforme va entrando en contacto con la energía del Deva
aglutinador, va adquiriendo plasticidad y consistencia
material. Cuando el deva “surge o reaparece" del éter lleva
consigo una cierta cantidad de esta materia plástica, la cual
va depositando, al igual que las abejas, en el lugar
previamente elegido por Devas superiores para la realización
de algún trabajo específico. En lo que al ser humano se
refiere, esta materia es acumulada alrededor del átomo
permanente físico ([10]), constituyendo la materia densa y
orgánica que utilizará el Elemental Constructor, un Deva de
evolución superior, con la misión de construir mediante diseño
solar el cuerpo físico del alma en proceso de encarnación
cíclica.
d) La Forma Etérica de los Ángeles AGNISHCHAITAS, o Devas
superiores del Plano Físico
Las formas de los Devas, a medida que avanzan en el proceso de
su evolución, tienden a parecerse cada vez más a las de los
seres humanos, pues Ellos, al igual que "los hijos de los
hombres", deben realizar el Arquetipo solar, o forma esencial
del Universo, el cual, visto desde el ángulo cósmico, aparece
bajo la Forma Humana. Entendámoslo en el sentido de que el
hombre y el Angel adoptan esta Forma porque tal es la forma
del Sistema Solar visto desde el Sistema Superior o
Constelación al cual nuestro Sol con todo su contenido
pertenece. De ahí que el grado de perfección de un Angel se
demuestra por esta Forma, aunque con una increíble y
maravillosa multiplicidad de colores y matices que el cerebro
humano es incapaz todavía de percibir ni de imaginar.
La Forma de los AGNISHCHAITAS es sutilísima, ya que está
construida con substancia del primer nivel etérico-físico, el
llamado "atómico". Son los directores en funciones de todas
las actividades dévicas realizadas en el Plano físico. Se les
denomina ocultamente "Las Huestes de la Voz", habida cuenta de
que parte de Su trabajo es convertir en sonidos o "mandatos"
las proyecciones arquetípicas procedentes del Plano mental.
Tienen el poder de impresionar los éteres de todos los niveles
físicos y saben hacerse comprender -por cuanto poseen el
secreto de la Voz o del Lenguaje- por todas las jerarquías
dévicas del Plano físico, desde el nivel atómico al físico más
denso. Son de gran belleza y sus auras son maravillosamente
resplandecientes de un color dorado, símbolo de la energía
solar, realmente indescriptible. Poseen un tremendo magnetismo
y utilizan el Fuego de KUNDALINI para energetizar la materia
física en todas sus infinitas combinaciones y densidades para
crear los organismos apropiados a cada Raza y a cada especie
evolucionantes en el Plano físico. Son llamados también "los
Señores de las Formas", ya que es en el nivel físico en donde
las formas son más apreciables, más densas y objetivas. Según
la calidad de su misión o la cualidad específica del nivel
físico en donde ordinariamente trabajan, siempre desde un
sentido altamente jerárquico, los colores, las auras o "los
ropajes" -para decirlo de alguna manera- que les caracteriza o
personifica, y mediante los cuales pueden ser reconocidos,
dependerán siempre de las necesidades dévicas de aquellos
niveles, teniendo presente al respecto que los ángeles o devas
menos evolucionados se sienten "atraídos" a la autoridad del
Deva mayor o AGNISHCHAITA por el brillo, luminosidad e
intensidad magnética de los colores que irradian, por la
suprema majestad de su Presencia, indescriptiblemente poderosa
y radiante. Para poder percibírseles hay que contar de
antemano con su aquiescencia y beneplácito, pues nadie como
ELLOS poseen en el Plano físico el Secreto de la Magia del
Séptimo Rayo y fácilmente pueden hacerse invisibles a voluntad
a la percepción de la más perfecta clarividencia o inducir a
errores de interpretación o de observación a los
investigadores del mundo oculto, por muy capacitados que estén
en el arte de la visión de los mundos invisibles. Sin embargo,
dentro de un Plan de perfecta hermandad que Ellos practican
por ser esencia de Sus propias Vidas, les es sumamente fácil
"mostrarse" a aquellos cuya mente es sencilla y su corazón
puro y que "a fuerza de amar" -tal como rezan los antiguos
comentarios místicos acerca de los Ángeles- se han hecho
accesibles a la excelsa grandeza de sus mundos de armonía, de
radiación y de cumplimiento planetario... Se les aparecen
entonces en toda su Serena Majestad "e inmarcesible Gloria" y
el contacto, siquiera fugaz y rápido como un relámpago, marca
para siempre la vida del ser humano y ya jamás se borrará de
su mente y de su recuerdo la imagen radiante y
maravillosamente resplandeciente de aquel Angel AGNISHCHAITA.
e) Forma Etérica de los Devas que construyen los Cuerpos de
los Seres Humanos.
Ese tipo de Devas son los más parecidos al ser humano, ya que
guardan grandes líneas de semejanza con el "cuerpo" que estén
construyendo, el cual, a su vez, es el resultado de un proceso
kármico que el Deva constructor intuye, aunque de manera muy
difícil de comprender para nuestra mente humana, ya que lo
recibe a través de un Arquetipo de Luz proyectado por el Señor
AGNISCHAITA, del que jerárquicamente depende, y transmitido a
través de los éteres inmortales a un increíble ritmo de
simultaneidad. Los Devas constructores del cuerpo físico de
los seres humanos basan el proceso de dicha construcción en
los siguientes factores:
- Las cualidades causales que el alma humana ha desarrollado y
que vienen transmitidas por las vibraciones naturales del
"átomo permanente físico".
- La intervención directa de los Señores del Karma, quienes
vierten `Su contenido de JUSTICIA en aquellas vibraciones,
estableciendo contacto con aquellos seres humanos en el plano
físico que han de cumplir con la misión de ser "los padres", o
generadores del cuerpo o mecanismo que el alma humana ha de
utilizar durante el proceso de encarnación o de manifestación
física.
- La línea de comunicación establecida entre el "átomo
permanente físico", el alma que va a encarnar y que "se halla
gravitando" -en su plena aceptación científica- alrededor del
cuerpo que está siendo estructurado y el ANGEL SOLAR, el Yo
superior del hombre en el Plano Causal.
Más allá de estas líneas de actividad es realmente difícil
apreciar otras razones viables para nuestro intelecto en el
sentido del trabajo específico del Deva Constructor. Nos
limitaremos a remarcar solamente "la extrema devoción" que
experimenta este Deva hacia el alma espiritual cuyo cuerpo o
mecanismo físico está construyendo. Hay que puntualizar, sin
embargo, que su labor empieza desde el preciso momento -el
instante cósmico, podríamos decir- en que el germen de vida
masculino se ha introducido en el santuario de la vida
femenina realizando el acto sagrado, mágico y de infinitas
repercusiones causales que técnicamente conocemos bajo el
nombre de CONCEPCION.
Por la calidad de su trabajo y por su contacto con los
hombres, ese tipo de Devas constructores son perceptibles a
los niños que no han abandonado todavía "la gracia de la
inocencia" y poseen todavía un notable desarrollo en materia
etérica de la Glándula Pineal. Son perceptibles también
durante el proceso de gestación, rodeando a la futura madre, a
la cual, sin que ésta se dé cuenta, están colmando de
"increíbles atenciones", visando la obra que en el seno
material de la misma están realizando... Es realmente
conmovedor verles ante el lecho de los niños enfermos y
atendiéndoles más solícitamente que lo haría "ninguna madre
del mundo". Un Angel, aun de la categoría espiritual de los
Devas constructores, posee un tipo de sensibilidad que todavía
no ha desarrollado la Raza humana, sumida en la complicación
de sus erróneos sistemas de vida y siempre en pos de ilusiones
pasajeras. De ahí, aquella permanente solicitud y sincerísima
devoción, llena de incomprensible delicadeza que les anima en
su trabajo.
Los Devas constructores de los cuerpos físicos de los seres
humanos permanecen al lado de la criatura hasta que ésta ha
llegado a la edad cíclica de los SIETE años. A partir de este
momento los Devas quedan libres de la presión kármica que los
enlazaba al aura etérica del cuerpo construido y tal como
esotéricamente se dice, "siguen el rastro infinito de las
nuevas almas que quieren reencarnar" para cumplir con su
destino cíclico y kármico, a fin de prepararles el Tabernáculo
que deberán utilizar. Tal es la obra constante de los Devas
constructores de los cuerpos físicos humanos. Pero, al
observar la larguísima trayectoria de la evolución humana,
hemos podido apreciar mediante la ayuda gentilmente ofrecida
por ciertos Devas Superiores del Plano de la Mente, quienes
"descorrieron para nosotros, plasmándolos en la luz astral,
algunos acontecimientos históricos relacionados con la obra de
los Ángeles constructores". Nos fue posible observar así
algunas entrañables vinculaciones establecidas entre hombres y
devas constructores que persistieron a través del tiempo y
que, vida tras vida, "estuvieron juntos" durante el proceso de
construcción de tabernáculos físicos necesarios para la
extinción de toda la serie de karmas contraídos por el ser
humano y que el Angel compartió con cada vez más indecible
fidelidad y renovador amor..., llegando a establecer entre
ellos unos lazos kármicos cuya trascendencia escapa a toda
nuestra comprensión humana. Según hemos podido leer en algunas
de las viejísimas páginas de "El Libro de los Iniciados", a
través de la luz astral de los acontecimientos planetarios hay
unas muy sutilísimas referencias a estos incomprensibles lazos
de amistad establecidos entre ángeles constructores y seres
humanos. Veámoslas: "He aquí que te seguiré siempre, edad tras
edad, ciclo tras ciclo, rastreando en los éteres inmortales la
estela de tu inconfundible Luz, ¡oh alma amada!, preparando
para ti túnicas sagradas cada vez más luminosas y radiantes,
hasta llegar juntos un día al Puerto de Destino que el Señor
de la Eterna Inseguridad ha situado frente a nosotros como
meta de nuestras vidas..." Esotéricamente descrito, el enorme
e incalculable significado de estos viejísimos textos nos
habla indudablemente de un MOMENTO CUMBRE en el TIEMPO en el
que el alma humana, convertida en un Logos Creador, y el Deva
Constructor en un Glorioso Arcángel, comparten juntos la
responsabilidad de algún desconocido Universo, perdido en la
inmensidad del Cosmos...
f) La Forma Etérica de los Devas, Señores de los Reinos
Mineral, Vegetal y Animal
Conforme avanzamos en nuestro estudio acerca de las formas de
los Devas, vamos introduciéndonos en ciertas regiones secretas
en donde el elemento dominante es el éter sublimado de los
subplanos superiores del Plano físico, de ahí que cada vez
sean más sutiles y gloriosas las formas que surgen de las
profundidades místicas del Espacio y, naturalmente, más
difíciles de ser OBJETIVIZADAS por parte del observador.
Cuando hagamos referencia a las Formas de los Grandes Devas
que dirigen el proceso de evolución de los Reinos de la
Naturaleza, deberemos tener en cuenta que la dificultad es
todavía mayor debido a la Grandeza de su propia evolución y a
la dificultad humana de interpretar adecuadamente los
"sonidos, colores y formas geométricas" que surgen en forma
potentísimamente radiante de Sus Auras Magnéticas. Según se
nos dice esotéricamente, su evolución espiritual corresponde a
la de los CHOHANES de RAYO de nuestra Jerarquía Planetaria con
los cuales guardan aparentemente estrechísimas vinculaciones
en orden al trabajo de sintetizar las energías de los Rayos y
de los Reinos, visando el cumplimiento del Plan general de la
evolución del Universo.
Habrá que decirse al respecto que los CHOHANES transmiten las
energías de los Rayos procedentes de determinados Centros
Cósmicos "utilizando la virtud" de ciertos Devas
especializados, los Cuales, de manera maravillosa e
incomprensible, constituyen las cualidades y características
de tales Rayos. Los Grandes Ángeles, Señores de cada uno de
los Reinos de la Naturaleza, acogen o reciben estas energías
de Rayo mediante un CETRO DE PODER representativo de la
Jerarquía Espiritual que ostentan y la hacen circular por toda
Su omniabarcante naturaleza, la dinamizan con su peculiar
magnetismo y la distribuyen después, de acuerdo a unos muy
bien definidos flujos vibratorios, por la extensión infinita
de Sus Reinos a todas y a cada una de las especies que en el
mismo tienen su vida y su razón de ser. Cada Reino recibe
asilas energías apropiadas a su grado de evolución dentro del
conjunto planetario, teniendo en cuenta, sin embargo, ya que
en esta afirmación va encubierto alguno de los grandes
secretos de la Iniciación, que cada Angel, Señor de un Reino,
posee un CETRO DE PODER, o TALISMAN SECRETO, mediante el cual
le es posible "recibir y transmitir" las energías de los
Rayos, constituyendo este CETRO la correspondencia del eje de
la Tierra, polarizado hacia energías cósmicas que escapan a
nuestra razón y entendimiento o el Canal SUSUMMA en el
Vehículo etérico del ser humano, es decir, la Columna
Vertebral del Reino. EL CETRO DE PODER que utiliza el Señor
Deva del Reino Mineral posee un solo PETALO desarrollado u
orificio de entrada para la energía de los Rayos y para el
desarrollo del Fuego de KUNDALINI, es decir, de entrada en la
vida del Reino de aquellas tremendas energías de la
Naturaleza. Según se nos dice esotéricamente la sede natural
del FUEGO DE KUNDALINI es un globo ígneo de incalculable poder
y de potentísimas irradiaciones situado en el centro mismo de
la Tierra, el cual origina la vida física del planeta en su
conjunto. Debido a que el Cetro de Poder del Deva Regente del
Reino Mineral posee un solo orificio de entrada, las formas en
este Reino son las más densas, toscas y pesadas. Los Cetros de
Poder de los grandes Regentes de los demás Reinos guardan una
estrecha y mágica analogía, aumentando el número de pétalos u
orificios de entrada de las energías de los Rayos y del Fuego
de Kundalini -véase aquí la analogía entre Rayos y Fuego- de
acuerdo con las líneas de la propia y singular evolución,
siendo lógicamente ésta la relación de analogía que existe
entre los Reinos, los Rayos y el número de Pétalos que se
halla en la base mística de los Cetros de Poder de los Reinos
Angélicos. Veamos:
El Reino humano constituye una Indescriptible
Entidad Causal llena de unidades autoconscientes o de Almas
individualizadas. No depende, por tanto, de ningún Alma grupo,
como ocurre con los Reinos subhumanos. La energía de los Rayos
le llegan al hombre a través de siete centros de energía
alojados en su vehículo etérico, llamados esotéricamente
CHACRAS, y el Fuego de Kundalini penetra en su organismo a
través de cuatro Pétalos u orificios de entrada situados en el
Chacra MULHADARA, en la base de la columna Vertebral. Podemos
decir así, aplicando íntegramente la analogía, que la Entidad
humana, sea cual sea su grado de evolución, posee un cetro de
Poder, la columna vertebral, el cual debe utilizar cada vez
más sabiamente para que pueda penetrar energía espiritual o de
Rayo cada vez más sutil y de más potente radiación. El Chacra
MULHADARA, con sus cuatro pétalos, representa a través de la
Cruz, o forma geométrica de los cuatro pétalos, el símbolo
místico del Karma, del Cuaternario inferior: mente concreta,
sensibilidad emocional, vehículo etérico y cuerpo físico, pero
también su enlace con el Cuarto Rayo de "la Armonía a través
del Conflicto" y con la inefable Cuarta Jerarquía Creadora,
los ÁNGELES SOLARES o los Prometeos del Cosmos...
Más allá del Reino humano, seria inútil tratar de extendernos
en averiguaciones. Podríamos únicamente señalar, siempre de
acuerdo con la analogía, que los cinco Pétalos dé poder que
corresponden al Quinto Reino, el Espiritual, constituyen la
Estrella mística de las Cinco Puntas, símbolo perfecto del
Alto Iniciado, del Adepto, del Maestro de Compasión y de
Sabiduría, cuya esplendente Vida constituye la Meta espiritual
de los hombres avanzados de la humanidad. No vamos a
introducirnos, pues, en la desconocida y trascendente Vida de
los CHOHANES o Señores de Rayo, a cuyas órdenes se hallan
sujetas increíbles concentraciones de vidas dévicas
constituyentes de las cualidades de los Rayos, ni tampoco en
la de los Grandes Devas que secundan con su específica
participación la entrada en el planeta Tierra de las energías
cíclicas de los Rayos y mueven, con singular y divina
maestría, los grandes acontecimientos de la historia.
Como ustedes podrán imaginar, resulta casi imposible percibir
la forma de los Devas Regentes de los tres primeros Reinos de
la Naturaleza. Las características de dichas formas, aun
aceptando la hipótesis de que de acuerdo con el Arquetipo
universal han de poseer definidas líneas de semejanza con la
forma humana, escapan por completo a nuestra visión y
percepción. Sin embargo, ayudados por Ángeles superiores que
se dignaron ilustrarnos sobre estos extremos, para los cuales
nuestra imaginación carece total y absolutamente de medida,
nos mostraron objetivamente reflejándole etéricamente la FORMA
DEL DEVA REGENTE DEL REINO MINERAL. Apareció así ante nuestras
maravilladas percepciones una gigantesca e incomprensible
ENTIDAD, llena de gravedad e impresionante Misterio,
atendiendo la vida del Reino y comandando con indiscutible e
impenetrable AUTORIDAD la evolución de cada una de las
especies del Reino, desde el simple átomo químico hasta la más
elevada forma mineral dotada de radiactividad, la cual, según
nos enseñaron los Ángeles Mentores, era prueba de la evolución
alcanzada por la vida del propio Reino y demostrada a través
del fenómeno de RADIAClON que lo distinguía perfectamente de
los objetivos definidos de los demás Reinos. Esta
incomprensible ENTIDAD DEVICA parecía sumida en un
indescriptible e impenetrable SILENCIO. Aparentemente no se
movía, pero a través de su hierática, grave y solemne
expresión se adivinaban potentísimas expansiones de energía
que surgían de su SER en forma de fulgidas irradiaciones de un
intensísimo color violeta que se introducían en la calma
infinita de aquel Reino en evolución cuya misión especifica
-tal como gentilmente nos explicaron nuestros excelsos
Mentores- "es ENTERRAR LA SIMIENTE DE LA VIDA DIVINA PARA QUE
A SU DEBIDO TIEMPO PRODUZCA LOS ANHELADOS FRUTOS DE LA
PERFECCION COSMICA".
g) La Forma Etérica del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano
Físico
Tal como apuntábamos en el apartado correspondiente, la forma
del Gran Rajá YAMA sólo puede ser visible a los grandes
Iniciados. Acerca de este excelso e infinito SER únicamente
podemos decir que SU RADIANTE AURA MAGNETICA abarca la
totalidad del Plano físico, dependiendo de Su omniabarcante
Poder todos los Ángeles y Devas que en dicho Plano viven, se
mueven y tienen el ser. El Gran Arcángel YAMA, o Mahadeva
KSHITI, tal como lo definen también algunos tratados
esotéricos orientales, mantiene la cohesión perfecta del Plano
Físico mediante un sostenido e indescriptible proceso de
CONCENTRACION. En los elevados estudios ocultos se nos dice
que Yama es "el Señor del Eter", virtualmente el Promotor de
toda la energía etérica en diversos grados de expresión, desde
las más densas hasta las más incomprensiblemente sutiles y
radiantes. Ejerce AUTORIDAD directa e indiscutible sobre cada
uno de los Ángeles Regentes de los Siete Subplanos del Plano
Físico y es el Agente directo de los Logos Planetarios del
Sistema Solar en el proceso creador de los Mundos o Planetas
que tales Logos utilizan como Cuerpos de expresión. Manipula
con singular maestría las energías del Séptimo Rayo, cuyo
primer Subplano en nuestro planeta constituye el aspecto
cohesivo del Reino Mineral. El Reino Vegetal actualiza las
energías del segundo Subplano, el Reino Animal las del tercero
y así sucesivamente hasta llegar al séptimo y último Subplano,
es decir, el más sutil, con cuyas energías son construidas las
formas etéricas más refinadas, como las que utiliza el propio
Señor del Mundo, SANAT KUMARA, los Grandes CHOHANES, los
gloriosos Adeptos y los excelsos Ángeles superiores del Plano
Físico.
Al inconcebible Señor YAMA se le reconoce fundamentalmente
como "EL CUERPO FISICO DE LA DIVINIDAD a través de los Ángeles
Regentes de cada uno de los Subplanos del Plano Físico,
permite la expresión y reconocimiento físico y objetivo del
Logos Solar, es decir, el Universo. Podríamos decir también,
siguiendo la analogía, que nuestro planeta Tierra es el Cuerpo
físico del Logos Planetario de nuestro Esquema Terrestre; de
la misma manera, y extremando la idea, podemos decir que
nuestro cuerpo físico constituye el Universo de expresión de
nuestra Alma inmortal.
La Forma Física del Señor YAMA está constituida de "luz
etérica" y por medio de este Vehículo puede participar de la
gloria Búdica de Unidad con los demás Planos del Universo.
Posee una Omniabarcante Conciencia de Síntesis y Su misión, en
el presente Universo, es volver RADIACTIVO cualquier elemento
químico integrante de Su formidable Sistema de Expresión
Física y convertir todos los mundos o planetas integrantes de
la Vida de Dios en "PLANETAS SAGRADOS", en verdaderos Soles
resplandecientes que reproduzcan perfectamente la Gloria
Divina del Sol Central Espiritual. Su AURA MAGNETICA se
proyecta por todo el ámbito físico del Sistema Solar
promoviendo en su interior todos los cambios posibles, los
cuales vienen determinados por la evolución constante de Sus
Grandes HERMANOS, los Arcángeles Regentes de los demás Planos
del Universo, Vehículos asimismo en otros niveles de la Gloria
manifiesta del Logos Solar... ¿Podríamos imaginar una soberana
y radiante Figura Humana de incalculables proporciones,
inmersa en la Luz de una Realidad desconocida y eternamente
vibrante y expresando por medio de un indescriptible
despliegue de Energías Luminosas, conteniendo el PRANA VITAL
DEL UNIVERSO, una Radiación infinita que produce Vida,
Dinamismo, Fuerza, Radiación, Conservación y Perpetuación de
toda la Substancia viviente de la que se nutre nuestro
Universo objetivo...? Si alcanzáramos tal posibilidad seríamos
quizá conscientes de algunas de las Cualidades descriptivas en
el sentido de la FORMA que adornan la Vida del Gran Arcángel
YAMA, el Señor del Plano Físico.