|
Estructuración Dévica de las Formas
Capítulo IV
EL INCREIBLE MUNDO DE LAS FORMAS
Tal como dijimos en el primer libro de este Tratado, nuestro
Universo es esencialmente físico y cada uno de sus siete
subplanos son sutilizaciones físicas que van de lo más denso
en el Reino mineral a las sutiles e inconcebibles regiones
espirituales que en terminología mística llamamos el Reino de
Dios. En cada uno de tales planos, subplanos y niveles de la
vida del Creador existen FORMAS, ya sean sólidas, liquidas,
gaseosas, etéricas, astrales, mentales, etc. Estas formas
están condicionadas al valor cualitativo o grado de sutilidad
de los elementos geométricos que las integran y sirven de
envolturas o cuerpos de expresión a determinadas especies de
almas espirituales o conciencias en proceso de evolución.
Interesa lógicamente, pues, que establezcamos clasificaciones
tan concretas como nos sea posible acerca de los cuerpos o
vehículos que en la actualidad y desde el punto de vista
humano constituyen Formas definidas, tal como ocurre con el
cuerpo físico, el vehículo etérico y el cuerpo astral, en
menor medida con el vehículo mental y muy tenuemente con el
cuerpo búdico. La estructuración de las formas sigue, sin
embargo, un proceso muy similar en todos los casos debiendo
advertirse que los Devas que trabajan con los cuerpos físicos
y astrales de los hombres manipulan energías etéricas en forma
de cuadrado. Los que estructuran los cuerpos mentales lo hacen
con energía etérica condensada en forma de triángulos y los
exaltados Devas que construyen los vehículos búdicos de los
seres humanos muy avanzados extraen de los éteres inmortales
del espacio energías condensadas en forma de circulo. DE ahí
la importancia que se les asigna en simbología oculta a las
figuras geométricas del cuadrado, del triángulo y del circulo,
tal como examinábamos en el capitulo anterior, pues, desde el
ángulo oculto, poseen un poder tremendamente mágico y su
cuidadoso estudio puede ayudar muy positivamente en el trabajo
de integrar cada uno de nuestros vehículos periódicos de
manifestación, tal como es realizado por medio de ciertos
ejercicios ashrámicos de visualización de estas figuras
complementándolos con la pronunciación adecuada y en
determinado tono del mántram solar O.M. Estas ideas, como
podremos apreciar, son una ampliación a lo dicho
anteriormente, pero lo más importante desde el ángulo de
nuestro estudio es que induce a introducirse conscientemente
en los mundos dévicos, para cuyo logro será evidentemente
necesaria la integración del triple vehículo de manifestación
del alma y del vehículo etérico de relación de las energías
sin cuyo concurso resultaría imposible toda comunicación de
los distintos niveles entre si, y la creación de un definido
tramo del gran Puente de ARCO IRIS o Antakarana solar que ha
de unir nuestra pequeña vida con la Vida de algún elevado
Deva, Quien, conociendo las leyes sagradas de la construcción,
puede ayudarnos en nuestras pesquisas acerca del proceso de
estructuración de las formas. Podemos decir muy humilde y
honestamente que este Tratado Esotérico sobre los Ángeles no
hubiera logrado salir a la luz a no ser por las indicaciones
ocultas de cierto número de Devas en distintos niveles que nos
ayudaron positivamente durante el curso de nuestras
investigaciones. Utilizando la intuición espiritual y
observando clarividentemente el proceso de estructuración de
las formas, fuimos conscientes del espíritu de fraternidad y
de sincera colaboración de los Ángeles. En la mayoría de los
casos activaron nuestras dotes de percepción oculta y nos
permitieron acceder a ciertas zonas de registros akásicos que
proyectadas en la luz astral a nuestro alcance revelaron
"escenas históricas, esotéricas y místicas" pertenecientes a
eras muy alejadas de la nuestra actual. Tal fue el caso, solo
por citar uno, de la visión que tuvimos del Cáliz Atlante al
cual hicimos referencia en nuestro libro anterior, de la
singularidad del Recinto sagrado donde se estaba realizando
una Ceremonia oculta y del grupo de asistentes a la misma, así
como de la grave majestad del Sacerdote Iniciado que dirigía
aquella espiritual liturgia. Eran unas imágenes muy positivas
y reales traídas del seno infinito de la Memoria Cósmica de la
Naturaleza cuyo objetivo único era demostrar que la raíz de
todos los cultos religiosos de la humanidad se halla siempre
en el Misterio del Cáliz y del Verbo, siendo el Cáliz el
hombre y el Verbo la propia Divinidad, tal como intentamos
explicar en el capítulo referente a "la Ceremonia Mágica de la
Iniciación ([8]).
Tal como dijimos hace unos momentos el proceso de
estructuración de las Formas es muy similar en todos los casos
y sólo deben ser resaltadas la sutilidad de los materiales
dévicos utilizados y la calidad de las vibraciones emanantes
de cualquier centro de conciencia en la vida de la Naturaleza.
Un tipo especializado de Devas construye el cuerpo físico de
todos los seres existentes, otra especie, o familia,
estructura el vehículo astral de la sensibilidad de los mismos
y un tercer tipo o especie crea los vehículos mentales de los
seres humanos, el único ser en la Creación que posee
autoconciencia o alma individual... Más allá de la mente y
conforme el observador va penetrando profundamente en la
misma, quebrantando la resistencia de los elementos etéricos
que condicionan los vehículos, nota con sorpresa que sus
pensamientos pierden concreción, objetividad y consistencia,
como si se diluyeran en el espacio, y penetra entonces en una
zona de indecible quietud y recogimiento místico que le da
razón y le orienta acerca de una especie de Ángeles cuyo
divino cometido es "llenar de paz y armonía el corazón de los
hombres". Son llamados esotéricamente "Los Ángeles del
Equilibrio". El silencio de palabras, de deseos y de
pensamientos logrado cuando hay una perfecta integración de
los vehículos inferiores del ser humano es aparentemente el
medio de establecer contacto con tales Ángeles, los cuales
están muy íntimamente vinculados con una jerarquía de Devas
habitantes del cuarto subplano del Plano búdico, solamente
visibles a los discípulos que hayan obtenido la segunda
Iniciación. La forma más directa de ponerse en relación
consciente con los Ángeles del Equilibrio es la práctica
continuada del Silencio, algo aparentemente muy fácil, pero
increíblemente difícil para los aspirantes espirituales en
esta Era de transición que estamos viviendo, en la que hay que
construir los andamiajes del Gran Antakarana Cósmico que la
humanidad desarrollará en forma de Conciencia Social y que
permitirá establecer las bases de la fraternidad espiritual
aquí en la Tierra.
Llegados a este punto, la pregunta general que nos haremos
todos seguramente será ésta: "¿cómo trabajan los Ángeles?".
Pues, evidentemente Ellos no poseen Manos como nosotros y
seguramente nuestra mente está tratando de imaginar el proceso
de estructuración dévica de las formas basándose quizá en la
manera de trabajar de los hombres cuando levantan un edificio
o cuando construyen una máquina. Hay una sutil referencia al
trabajo de los Ángeles en las palabras de Pablo, el Apóstol
Iniciado, cuando con respecto al Cuerpo de Luz o Causal dice:
"... no es un Cuerpo creado por las manos de los hombres",
pudiendo ser añadido esotéricamente: "... sino por los
gloriosos Devas AGNISHVATTAS que construyen los vehículos
superiores del ser humano
El proceso de estructuración de las Formas debe ser
considerado desde el ángulo de vista del ETER, o de la
"materia radiante" sin forma aparente alguna, pero que a la
visión espiritual aparece como totalmente integrada por una
infinita concentración de puntitos de luz, o vibrantes
criaturas dévicas mucho más pequeñas que los átomos, las
cuales viven agrupadas en familias y especies, realizando cada
cual una determinada función en el proceso de construcción de
todos los cuerpos geométricos de la Naturaleza, a partir del
infinitamente pequeño elemento etérico denominado
esotéricamente ANU. Para dar una ligera idea de la pequeñez
del ANU bastará considerar que el más ligero de los átomos
químicos conocidos, el hidrógeno, posee dieciocho de tales
ANUS, animado cada uno de ellos por una refulgente vida
dévica.
La Materia Radiante
Vamos a clarificar ahora nuestra idea acerca del Eter, cuya
substancia se halla en la base de toda posible construcción de
forma, adaptándola a ciertas expresiones que son habituales en
nuestros estudios esotéricos, tales como el prana, la energía
vital, la substancia ectoplásmica, la materia radiante, etc.
Para una mejor comprensión del sentido de nuestro estudio,
vamos a utilizar el último de estos términos, es decir, el de
"materia radiante", siempre que hagamos referencia a la
substancia etérica tal como es manipulada por los Ángeles o
Devas durante el incesante proceso de estructuración de las
formas. Según nuestras observaciones, tanto el prana, como cl
ectoplasma, como la energía vital emiten unas radiaciones
magnéticas y brillantes de carácter positivo en relación con
las formas que surgen de sus maravillosas e infinitas
combinaciones, por efecto del trabajo de construcción de los
devas. Así, el cuerpo etérico de cualquier cuerpo, mineral,
vegetal, animal o humano, emite radiaciones y posee un tipo
definido de electricidad o magnetismo que atrae de las zonas
invisibles del espacio "la cantidad y calidad de Eter"
cualificado que precisa para que sea construida o estructurada
la forma objetiva adecuada a su proceso de evolución. Los
Devas, en sus infinitas especies, son los grandes
intermediarios de este proceso y utilizan sabiamente los
materiales básicos que suministran las radiaciones etéricas,
astrales o mentales de la infinita multiplicidad de
conciencias en evolución para crear el vastísimo océano de
todas las Formas, objetivas unas y subjetivas otras. Observado
cualquier cuerpo desde el ángulo oculto, utilizando la
clarividencia, aparece circundado por una aura o halo de luz o
de irradiación magnética, cuyo color y brillo varían de
acuerdo con la calidad de los componentes etéricos o materia
radiante. El vehículo etérico, o doble etérico, de los seres
humanos va del color azul difuso hasta el color dorado de
vividos resplandores como el de los rayos solares, indicando
tales matices la calidad de los elementos que integran dicho
vehículo etérico y el grado de expansión de su campo
magnético. Por tanto, la materia radiante es el principio
integrador de toda posible forma expresiva. Viene infundida de
vitalidad ígnea y forma parte del AURA SOLAR, o CUERPO ETERICO
DE LA DIVINIDAD, siendo su irradiación o proyección magnética
la obra de un exaltado grupo de Devas cuya evolución se
realiza en los más elevados niveles del Plano físico,
constituyendo lo que científicamente podríamos definir "el
Campo Magnético del Universo
Del seno infinito de esta "materia radiante", de ese éter
dinamizado o prana, surgen todas las posibles manifestaciones
universales "cubriendo con su manto de luz -tal como está
escrito en un bello y místico poema oriental- las Decisiones
del Señor", es decir, los sagrados impulsos de vida y de
existencia que se elevan del más diminuto centro de conciencia
hasta el más glorioso Hombre Celestial. Una de las expresiones
esotéricas que más positivamente pueden clarificar nuestra
mente acerca de la forma de trabajar de los Ángeles es la de
"Tejer en la Luz", ya que observados clarividentemente, se les
ve realmente tejer con hilos de luz etérica de todas las
sutilidades posibles el destino de toda forma o de todo cuerpo
en la vida de la Naturaleza. Hay que tratar de imaginar al
respecto que estos "hilos de luz" son originados por aquellas
diminutas vidas dévicas a las que anteriormente hacíamos
referencia, al moverse por el espacio etérico a increíbles
velocidades portando cada una de ellas una cierta cantidad de
la "materia radiante" dentro de la cual viven, se mueven y
tienen el ser. Así, el hábil investigador esotérico que sigue
profundamente atento el desarrollo de la acción misteriosa que
se realiza en los éteres, percibirá en el centro de la
actividad principal de construcción de cualquier tipo de forma
la figura radiante de un Deva constructor de la categoría de
los AGNISHVATTAS, AGNISHSURYAS o AGNISHCHAITAS, según que el
proceso de construcción de las formas tenga lugar en el plano
mental, en el astral o en el etérico-físico, quien, con rara
habilidad y maestría dirige todas aquellas diminutas vidas
dévicas al objetivo común de estructurar la requerida forma
que precise cualquier tipo de vida o de conciencia en proceso
de encarnación o manifestación. Las órdenes de este Deva
Constructor son captadas a través del Eter por estas
pequeñísimas criaturas dévicas que se hallan en la base de
cualquier tipo de expresión de forma, y si el observador
esotérico posee clarividencia mental podrá percibir en los
éteres astrales y físicos una infinita serie de signos
geométricos luminosos que aparecen y desaparecen con
extraordinaria rapidez constituyendo, al parecer, indicaciones
específicas de cómo ha de ser realizado el trabajo de
estructuración o de construcción. En un capitulo precedente
nos referimos ya al lenguaje de los Devas cuando tratan de
impresionar a la mente humana, pero el lenguaje cálido y
vibrante de los Devas cuando "conversan entre si o del que
preside un proceso determinado de construcción es mucho más
rápido, ya que no existe de parte del Deva la intención de
reducir la velocidad del mismo como ocurre, por ejemplo,
cuando desea establecer "una conversación" con un ser humano.
La clave del lenguaje de los Devas se halla en el plano búdico
y su interpretación parcial por parte de los investigadores
esotéricos del pasado permitió crear las notas universales de
la MUSICA. Así, las pequeñísimas criaturas dévicas que son
invocadas por el Nombre o Sonido oculto de sus grupos
respectivos ([9]) y en orden a sus especies y jerarquías
trabajan a una rapidez impresionante e inconcebible, ya que la
percepción e intención del Deva director, la organización de
los elementos del proceso de construcción y la capacidad de
trabajar de tales minúsculos devas constituyen un fenómeno
único de simultaneidad y la estructura de las formas va
haciéndose así perceptible en materia radiante primero, y
finalmente en materia física densa, a través de un trabajo
incesante de "acumulación de átomos químicos" de todas las
necesarias densidades hasta llegar a constituir cuerpos u
organismos perfectamente organizados, formas objetivas llenas
del eterno dinamismo de la Vida.
"Tejer en la Luz" implica, por tanto, el extraordinario
movimiento que va de lo puramente etérico a la más densa
acumulación de materia física, transportando "materia
radiante", o éter dinamizado, hábilmente moldeada por el Deva
constructor de la Forma por medio de la increíble
concentración de aquellas criaturas dévicas que "viven, se
mueven y tienen su razón de ser" en el seno del conglomerado
etérico, ectoplásmico o nebulósico -si nos permiten ustedes
esta última expresión- que constituye el principio básico de
estructuración de todas las posibles formas universales, la
verdadera substancia cósmica puramente simple, cuya progresiva
densificación o solidificación a través de planos, dimensiones
y niveles constituye el Universo físico.
Después de este necesario preámbulo, vamos a introducirnos
ahora tan concreta, objetiva y científicamente que nos sea
posible en el misterio infinito que se oculta tras la
apariencia objetiva de toda forma conocida, analizando todas
aquellas que nos fue posible observar durante el curso de
nuestra investigación esotérica sobre el mundo de los Ángeles
y de los Devas Constructores de la Naturaleza. Debido a la
increíble sutilidad que algunas de dichas formas adoptan en el
espacio o éter cualificado, que constituye su elemento natural
de vida, nos hemos visto obligados a establecer unas
inevitables comparaciones con aquellas que son más asequibles
a la comprensión de nuestro cerebro físico, inmerso todavía en
un espacio tridimensional, estando plenamente persuadidos que
la imaginación creadora de cada uno de ustedes les aproximará
intuitivamente a la calidad sensible, mística o espiritual que
la percepción de tales formas exige. Para una mejor adaptación
al proceso de estructuración, base angular de este libro,
circunscribiremos nuestras investigaciones y el orden de
nuestro estudio a tres grandes grupos de Formas:
1. FORMAS ETERICAS,
2. FORMAS ASTRALES,
3. FORMAS MENTALES,
constituyendo cada uno de estos grupos un definido capitulo de
este segundo libro de "Un Tratado Esotérico Sobre los
Ángeles".
[8] Primer volumen de "Un Tratado sobre los Ángeles", "Las
Fuerzas Ocultas de la Naturaleza", Editorial Eyras, Madrid.
[9] El Nombre oculto del Deva Constructor que las comanda y
dirige.
[
Libros ]
|