ESTRUCTURACION BASICA DE LAS FORMAS
Los Ángeles, tal como esotéricamente hemos podido comprobar,
no son únicamente "los Alados Mensajeros del Señor", a los que
hacen referencia las tradiciones religiosas y místicas de la
humanidad, sino que SON esencialmente los Artífices de la
Creación Universal. Obedecen indistinta y naturalmente al
Mandato sagrado A.U.M., ¡Hágase la Luz! de la Divinidad
creadora, mediante cuyo Verbo son movilizadas unas increíbles
huestes y jerarquías dévicas que se extienden desde los
poderosos Arcángeles Regentes de cada uno de los Planos del
Universo hasta las pequeñísimas criaturas etéricas
involucradas en el proceso de construcción de cualquier
insignificante átomo de materia física. Hay que advertir, en
todo caso, que la corriente de Vida que origina las sucesivas
fases de construcción de todas las formas de la Naturaleza
emana de Fuentes cósmicas y que desciende de las más elevadas
regiones del Universo, en donde aparentemente no existen
estructuras moleculares, hasta coincidir en el átomo de
hidrógeno. Deberemos admitir, por tanto, que la llegada de la
corriente u oleada de Vida divina al más simple y ligero de
los átomos sólo ha sido posible por la intervención de cierta
jerarquía de Devas, cuyo principal objetivo es la
SUBSTANCIACION del ETER. Sin embargo, el proceso de
Substanciación no termina aquí, sino que, a través de una
agrupación ordenada, sistemática e inteligentemente dirigida
de átomos de hidrógeno, son constituidos todos los elementos
químicos de la Naturaleza. Estos elementos, como todos
sabemos, varían en orden de densidad y peso, siendo estos dos
aspectos los que cualifican a todas las formas en términos de
SENSIBILIDAD. Así, el Reino mineral es el más denso, más
pesado y, por tanto, menos sensible de la Naturaleza
constituyendo, tal como esotéricamente se dice, "la Osamenta
del Planeta". Démonos cuenta, de acuerdo con estas ideas, que
la constitución de la materia sólida tal como físicamente la
conocemos es solamente "una suma de átomos de hidrógeno",
cualificando la cantidad de esta suma el orden de densidad de
los elementos químicos que entran en su composición. Por
ejemplo, el átomo de helio consta de dos átomos de hidrógeno,
el de oxígeno de ocho, el de uranio de noventa y dos, el del
laurencio de ciento tres, etc. Ahora bien, cuando hagamos
referencia a la vida de los Ángeles, estas energías
individualizadas de la Naturaleza, deberemos sutilizar el
átomo de hidrógeno a extremos insospechables y llegar a un
punto en el cual los elementos atómicos, tal como
científicamente los conocemos, han desaparecido prácticamente.
Los Devas trabajan -por decirlo de alguna manera- "de menos a
más", es decir, que surgen del éter más puro y diáfano y lo
materializan o substancian hasta volverlo objetivo y tangible.
La Naturaleza creada, sujeta a otras leyes, trabaja de "más a
menos", ya que la corriente infinita de la evolución la lleva
a ser cada vez más simple, diáfana y menos substancial, y los
elementos químicos de que están compuestos todos los cuerpos o
formas creadas tienden a sutilizarse constantemente, siguiendo
el impulso de una irresistible tendencia que los lleva hacia
el átomo de hidrógeno simple y original y a penetrar desde
este punto de base, en las regiones etéricas del planeta en
donde los Devas realizan su obra arquetípica de dinamizar los
éteres y dotarles de consistencia objetiva. Resumiendo el
proceso, podríamos decir que el átomo de hidrógeno constituye
el centro de evolución de las formas. Sumándole por sí mismo
tantas veces como sea posible, los Devas construyen todos los
elementos químicos conocidos de la Naturaleza; restándoles
poder e intensidad a dichos elementos construidos los vuelven
cada vez más sutiles y livianos, haciéndoles retornar a su
centro de procedencia, el átomo químico de hidrógeno, y
sometiendo a éste a un inimitable proceso de transmutación
alquímica, de la que son hábiles y consumados maestros,
construyen los mundos ocultos y los planos invisibles de la
Naturaleza, astral, mental, búdico, átmico, etc. Yendo
esotéricamente al fondo de la cuestión podríamos decir que los
reinos subhumanos, el mineral, el vegetal y el animal son
creados a partir del átomo de hidrógeno hacia abajo y que los
Reinos superiores se estructuran desde el átomo de hidrógeno
hacia arriba. El hombre, como siempre, se halla situado en el
centro místico del proceso de la evolución planetaria, y es a
él a quien le corresponde la universal tarea base de la
verdadera transmutación alquímica, en lo que al cuerpo físico
se refiere, de convertir todos sus átomos pesados en átomos de
hidrógeno, alejándose así de toda posible gravedad terrestre y
entrando progresivamente en la corriente infinita de vida
iniciática que lleva al Misterio de la Ascensión. Hablando muy
esotéricamente, podríamos decir que el cuerpo físico de un
Adepto o de un gran Iniciado está totalmente construido con
átomos o moléculas de hidrógeno, y si incidentalmente o por
las características especiales de Su trabajo carece de cuerpo
físico denso puede creárselo a voluntad, utilizando el poder
que tiene sobre los éteres y las infinitas huestes de
criaturas dévicas que los componen. Tal es el llamado
ocultamente: Lingasarira, el cuerpo físico objetivo y tangible
mediante el cual se presenta en determinadas ocasiones a sus
discípulos.
La analogía, como podrán apreciar, es perfecta en todos los
detalles, aunque lógicamente deberemos consentir ciertas
lagunas en nuestro proceso de investigación oculta, para dejar
mejor clarificados los conceptos y las ideas. Bastará un
simple ejemplo: El átomo de hidrógeno, el más simple y más
ligero de los elementos químicos conocidos y que hemos tomado
como base de nuestras explicaciones sobre el proceso de
estructuración dévica de las formas, aunque científicamente
admitido, consta solamente de un protón central, de un
electrón y de un neutrón, posee sin embargo en su interior
otros dieciocho cuerpos menores radiantes como pequeños soles
y perceptibles únicamente a la visión oculta, que
esotéricamente llamamos ANUS, átomos ultérrimos o esenciales.
Ustedes reconocerán, no obstante, que el estudio de estos
"átomos ultérrimos", pese a ser realmente interesantes desde
el ángulo de apreciación esotérica, habría hecho quizá
demasiado complejo nuestro estudio, el cual, tal como hemos
dicho en otras ocasiones, debemos encauzar lo más técnica y
científicamente que nos sea posible.
Aclarado este punto y volviendo a la idea básica de
Substanciación del éter por parte de las Entidades Dévicas
correspondientes deberemos considerar, de acuerdo con las
enseñanzas esotéricas, que las sucesivas oleadas o corrientes
de vida provenientes de los más elevados Planos del Sistema
solar y atravesando todos los niveles imaginables llegan a
coincidir y a manifestarse ostensiblemente en el mundo físico
y a establecer allí, en lo más hondo, un anclaje seguro para
la Vida de Dios. A la impresionante magnitud de este infinito
movimiento se le puede definir técnicamente "Proceso de
Estructuración de las Formas", un proceso que no es
simplemente físico y orgánico, sino que abarca todas las
dimensiones del Espacio vital en donde nuestro Universo "vive,
se mueve y tiene su razón de ser". Habrá que admitirse, pues,
en orden a la lógica y al buen sentido esotérico, que hay
FORMAS en todos los niveles de manifestación solar, desde las
más acusadamente densas a las más increíblemente sutiles,
abarcando la grandiosidad de los Planos, de los Reinos y de
todas las especies vivientes. Habrá que aceptarse también como
lógica la existencia de infinidad de jerarquías angélicas o
dévicas en cada plano o en cada dimensión natural del ESPACIO
y de que son tales huestes o jerarquías las que llevan
adelante con inimitable acierto el proceso de Construcción de
todas las Formas que es, esotéricamente comprobado, el destino
creador de sus vidas radiantes. Tal destino es de cumplimiento
universal, una tarea sagrada que diligentemente y con todo
amor tratan de cumplir todos los Ángeles, sea cual sea su
jerarquía espiritual dentro de los indescriptibles arcanos de
sus maravillosos mundos.
a) Substanciación del Eter y Estructuración de las Formas
Cómo y de qué manera trabajan los devas en sus innumerables
huestes, jerarquías y funciones es un Misterio de carácter
iniciático, pero la comprensión del mismo puede hallarse quizá
en la debida interpretación del proceso técnico de
SUBSTANCIACION, mediante el cual las cualidades etéricas de la
naturaleza sensible de Dios sufren tremendas modificaciones,
ya que por sucesivas fases de compresión, el Eter del Espacio
llega a convenirse en una especie de materia gelatinosa de
cuyas cualidades maravillosas se nutren todas las Galaxias
para producir el milagro permanente de creación de los
infinitos Universos, cualidades cuya expresión más
técnicamente conocida es la Nebulosa, una increíble masa de
materia etérica condensada y cuya forma geométrica en espiral
constituye el centro de la atención de no importa qué Logos
creador en proceso de manifestación cíclica. Alrededor de
dicho centro de atención logoica, los grandes Ángeles
Substanciadores van agregando cada vez más contenido etérico
substanciado o ectoplásmico -utilizando aquí un conocido
término parapsicológico- hasta llegar a aquel supremo grado de
saturación en el que el centro de gravedad de la atención
divina ha logrado atraer la suficiente cantidad de materia
etérica condensada como para poder iniciar el proceso creador
de las Formas, máxima preocupación o Necesidad de su Vida
radiante.
Como anunciábamos en el prefacio de este libro, este es el
principio de actividad del proceso de FORMACION. Se trata de
un proceso cualificativo mediante el cual las unidades de vida
"mantenidas en expectante espera" en el omniabarcante seno de
la Intencionalidad de Dios empiezan a vibrar exigiendo una
Forma adecuada que sea representativa de todos los poderes y
facultades adquiridas en un proceso anterior de vida o en otra
fase de existencia. En respuesta a tales vibraciones, las
cuales no son más que simples modificaciones del Mántram solar
A.U.M., surgen de las oquedades infinitas del espacio aquellas
misteriosas Entidades dévicas cuya misión es construir todas
las formas posibles de la Naturaleza, y utilizando los dos
poderes mágicos de la Vida divina: la Voluntad de Ser y el
Deseo de Existir, dinamizan la substancia etérica condensada
y, actuando posteriormente "a manera de hábiles alfareros",
modelan y construyen todas las formas imaginables, desde la
del simple átomo químico hasta aquellas soberbias e
indescriptibles estructuras que constituyen los Cuerpos o
Moradas de los Logos planetarios y aun del propio Logos solar,
es decir, los planetas y el Sol, centro del Universo. Se trata
de un proceso que habrá de seguirse teniendo en cuenta la
regla exacta de la analogía hermética, sin cuya reconocida
clave seria imposible aprehender el significado oculto de
estas trascendentes ideas. Tenemos frente a nosotros una
panorámica de extraordinarias perspectivas que deberemos
tratar de abarcar lo más ampliamente que nos sea posible, pero
teniendo en cuenta de que al llegar a cierto elevado punto de
tensión espiritual deberemos dejar a un lado nuestra mente
intelectual y avanzar en mística soledad, completamente
desnudos, por estas fértiles tierras de prodigalidad angélica
en las que sólo la intuición espiritual puede brindarnos
algunos leves indicios de Verdad y de reconocimiento.
Todas las grandes obras de construcción se inician en sus
bases o cimientos, debiendo ser estas bases tanto más sólidas
cuanto más potente sea la estructura que ha de sostener su
mole arquitectónica. Pero, con respecto al trabajo de
construcción que realizan los Devas en cada uno de los niveles
de la Naturaleza, tales bases se fundamentan en la simplicidad
del átomo, el cual, pese a su aparente insignificancia, es la
pieza fundamental de la arquitectura cósmica y constituye la
pieza clave del proceso básico de la Creación. Así, los puntos
de luz y de actividad creadora latentes en el interior del
gran océano de la substancia etérica condensada, al vibrar,
hacen "un hueco" dentro de dicha substancia y crean una
especie de oquedad en su interior en donde un deva o un grupo
de devas, según los casos, empiezan a trabajar, ya sea con
respecto al insignificante vacío creado por la vibración del
punto de luz o de conciencia que ha de habitar dentro de la
estructura geométrica de un átomo o de cualquier elemento de
materia química, o aquellos tremendos vacíos abismales dentro
del infinito espacio molecular del Cosmos donde debe habitar
un trascendente Logos, teniendo en cuenta, sin embargo, que
las más elevadas y complejas estructuras universales o
planetarias son el resultado de la unión de un infinito número
de elementos químicos dotados del poder de elegir sus propios
campos de expansión y círculos magnéticos de acuerdo con
determinados sonidos vibratorios.
Si analizamos profundamente esta idea quizá lleguemos a la
conclusión de que el espacio es mucho más denso de lo que
nuestra mente tridimensional pueda llegar a figurarse y
reconocer que los cuerpos sólidos conocidos, incluido el del
propio Universo, con todos sus planetas, satélites y demás
cuerpos celestes, no son sino ESPACIOS VACíOS en el interior
de una materia más sólida todavía que en su esencia es ETER
substanciado por la vida de los Ángeles. No hay que
extrañarse, pues, al leer en algunos de los más viejos
tratados esotéricos de la Jerarquía acerca de la Creación del
Universo estas enigmáticas y misteriosas palabras: "DIOS CAVA
AGUJEROS EN EL ETER". Tal es asimismo el significado místico
del "GRAN KOYLON" esotérico, el cual, siendo virtualmente
Espacio, es de tal naturaleza que para habitarlo hay que
introducirse en su interior "cavando agujeros", hechos a la
medida de nuestra intencionalidad creadora o a nuestro grado
de evolución.
El trabajo de los Ángeles es adaptar el Espacio molecular
creado por la substanciación del Eter a las necesidades
universales de construcción, hasta que "el agujero" cavado por
cualquier centro de vida contenga todas las condiciones
requeridas para poder emitir ondas vibratorias de acuerdo con
su naturaleza peculiar y recibir recíprocamente ondas
vibratorias de respuesta por parte de todas las demás vidas
evolucionantes. Hay aquí, en este punto, un delicado motivo de
atención, pues la correcta interpretación del mismo puede
orientar nuestras pesquisas a lo más profundo y secreto de
nuestro ser. Somos esencialmente puntos de conciencia
sumergidos en un espacio intermolecular en donde aparentemente
tiene lugar el drama kármico de nuestra vida, el dilatado
escenario en donde los devas, utilizando cada uno de nuestros
pensamientos, sentimientos y acciones, construyen panoramas,
ambientes y circunstancias cada vez más apropiados para que
nuestras particulares motivaciones, ideales o sueños, hallen
en todo momento la posibilidad infinita de manifestarse.
b) La Sensibilidad del Reino Vegetal
La misión de los Ángeles, sea cual sea su elevación espiritual
o jerárquica, es embellecer la vida de la Naturaleza y dotarla
de sensibilidad. Se nos dice esotéricamente al respecto que el
Reino vegetal es el más bello y sensible de la Creación. Esta
afirmación tiene una explicación muy lógica desde el ángulo
oculto si se tiene en cuenta que este Reino constituye en su
totalidad la máxima expresión de la Sensibilidad Cósmica en lo
que a nuestro planeta se refiere, debido a que la sensibilidad
es una radiación proveniente de aquel Centro de Vida Universal
que llamamos esotéricamente "EL CORAZON DEL SOL" y que es a
través de los éteres dinamizados del Espacio que estas
energías del Amor de Dios se transmiten al Universo entero,
constituyendo los anclajes permanentes de la Vida divina en el
centro místico de todas las formas conocidas. La imponderable
belleza del Reino vegetal, el más evolucionado desde el ángulo
de vista de las formas arquetípicas que ha logrado
desarrollar, es producto de la incidencia sobre la Entidad
Angélica que le da Vida a este Reino procedente de aquellas
energías altamente sensibilizadas que crean belleza y armonía.
Es precisamente en este Reino donde pueden ser apreciadas en
su máximo esplendor las formas geométricas que han de
constituir en un lejano futuro las nobles bases de un más
prometedor orden social para la humanidad, cuando los seres
humanos hayan desterrado definitivamente de su corazón los
gérmenes del odio, de la lucha y de la destrucción que
actualmente los mantienen divididos entre si.
El ser humano posee también un centro de sensibilidad que le
pone en comunicación, si asilo siente y desea, con el Centro
de Amor divino. Nos referimos a su vehículo emocional mediante
el cual le es posible acercarse a los demás seres de la
Naturaleza en forma mucho mas directa y profunda que a través
de los elementos de juicio mental, el cual, sujeto a la
refracción de los sentidos internos, todavía en proceso de
estructuración, distorsionan y falsean las cosas. El ser
humano utiliza parte de esta sensibilidad como elemento
embellecedor del deseo y como motivo de acercamiento al
corazón de todo ser viviente, pero todavía no ha sido
desarrollado en su aspecto más sublime: el del contacto con
los Ángeles o los Devas, estos maravillosos centros de
sensibilidad que desde los mundos invisibles están tratando de
establecer un acercamiento cada vez más vivo y más profundo
con los seres humanos. Hay una indudable relación entre los
Ángeles del Equilibrio, en el Cuarto Subplano del plano
Astral, el Reino Vegetal y el Vehículo Emocional de los seres
humanos a través de la medida universal de la Sensibilidad
Cósmica. No queremos indicar con ello que los demás Reinos de
la Naturaleza carecen de Sensibilidad, sino que tratamos de
explicar el porqué los Ángeles y los hombres hallan su más
virtual zona de atracción mística en el Reino vegetal, pues el
Señor Deva Regente del mismo está en más íntimo y directo
contacto con la Divinidad debido a los vínculos de Amor
establecidos en muy alejadas épocas de nuestra vida planetaria
entre nuestro Logos solar y aquel exaltado Deva... La
necesidad que hace que los Ángeles y los hombres establezcan
un mutuo y espiritual contacto en la vida de la Naturaleza es
debida precisamente al hecho fundamental de que la
sensibilidad de Dios se halla más particularmente
centralizada, ya que ello forma parte de Su propia y exaltada
Evolución, en la vida y actividades del poderosísimo Angel
Regente del Reino Vegetal, la más bella expresión del Amor de
Dios en la vida de la Naturaleza, y en el corazón místico de
la humanidad, el cual es un centro viro de sensibilidad que
constantemente trata de explayarse y fundirse en el Cosmos.
La SENSIBILIDAD emocional es aparentemente una ley en nuestro
Universo de Segundo Rayo, pero podríamos hacer referencia a
otros Universos dentro de nuestra misma Galaxia, en los cuales
el AMOR, tal como humanamente lo conocemos, es prácticamente
desconocido o, a lo sumo, constituye sólo un aspecto adicional
dentro del Centro atractivo mayor que origina la Vida en
aquellos Universos. Nuestra intención en este Tratado es abrir
unos nuevos cauces de comprensión y entendimiento de la Vida
de Dios en nuestro planeta, haciendo un énfasis especial sobre
el espíritu vivificador de SENSIBILIDAD que se expresa a
través de nuestro Sistema solar y sirve de vehículo de
relación e intercomunicación de todos los seres vivientes,
dioses, ángeles y hombres, constituyendo aquel supremo lazo de
indefinible unidad espiritual que llamamos corrientemente
"Fraternidad", el sentimiento más elevado de integridad
interna a que puede aspirar el ser humano aquí en la Tierra.
c) La Concreción de las Formas
El tercer aspecto del proceso de construcción de las Formas
por parte de los Devas podría ser descrito técnicamente como
de CONCRECION. En el devenir del mismo han de ser construidos
los elementos internos dentro de los organismos físicos
mediante los cuales la entidad central dentro de no importa
qué tipo de forma puede establecer contacto con su propio
vehículo de manifestación. Esta parte del trabajo de
construcción viene encomendada a una especie particular de
Agnis, o Devas del fuego, los cuales tienen el poder de
extraer del centro mágico de la materia substanciada en
proceso de estructuración constante ¡os más seleccionados y
sutiles átomos de materia etérica para constituir con ellos
las delicadas fibras de los tejidos nerviosos de los cuerpos o
de las formas- más evolucionadas, así como aquellos que
constituyen la radiante estructura magnética, o doble etérico,
de la cual todo tipo de forma viene revestida, sea cual sea su
grado de evolución. A este proceso contribuye necesariamente
el propio aliento vital del alma o conciencia, la cual, desde
las zonas más profundas, está tratando de proyectarse hacia el
exterior en un intento supremo de aproximación a los demás
seres y a las demás cosas existentes. En el Reino mineral,
aparentemente dormido y sin conciencia, hay también un centro
de actividad relacionado con los espíritus o elementales del
fuego que no puede ser percibido ni surgir raudamente al
exterior debido a las misteriosas leyes impuestas por la
Divinidad al Señor Deva que guía los destinos de aquel Reino.
El Reino mineral, deberemos repetirla de nuevo, constituye en
su totalidad "la osamenta del planeta", es decir, la base
sólida sobre la cual se erigirá la noble estructura de los
demás Reinos de la Naturaleza. Pero podemos asegurar que pese
a su inaudito grado de solidez, o de acumulación de elementos
químicos, no está absolutamente desprovista de Sensibilidad.
Examinada una tosca piedra, de la clase que sea, utilizando la
clarividencia mental, aparece -tal como lo hemos dicho ya en
otras ocasiones- como una estructura viviente surcada por una
profusión de líneas ígneas de energías, las cuales están
conectadas con el centro místico o vital de la piedra donde,
esotéricamente hablando, se halla la conciencia de la piedra y
desde donde actúa la misteriosa fuerza que científicamente
llamamos "gravedad" y de la cual es responsable en su
integridad el poderoso Deva Regente del Reino mineral, quien,
según se nos ha enseñado ocultamente, es un precioso Agente
del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano Físico en su
totalidad.
El centro místico de una piedra o de cualquier otro mineral es
un asiento secreto del Fuego de Kundalini, pero éste no ha
lograda todavía constituir un aspecto recognoscible o
perceptible en la vida de la Naturaleza, por carecer del
suficiente número de pétalos en la vida causal de este Reino
([6]) y del necesario sistema de comunicación del fuego
interior latente en la piedra o en los minerales, pera que un
violento choque o fricción externa puede hacer aflorar a la
superficie, tal como ocurre con la piedra pedernal y con
ciertas metales. Este fuego, técnicamente descrito como "de
Fricción", es la base de la radiactividad que puede apreciarse
ya en muchos elementos minerales en la vida de la Naturaleza
cuando las unidades de vida y de conciencia que los integran
se hallan en una muy elevada fase de su evolución en la vida
del Reina mineral. Esta es una forma de afirmar que las
piedras, el elemento natural aparentemente más tosco, poseen
sensibilidad aunque apropiada a su propia condición y
naturaleza evolutiva.
La Sensibilidad del Reino vegetal es notoria y las líneas de
Fuerza que partiendo del Centro místico de las plantas
convergen en la superficie del suelo son expresiones del mismo
fuego de Kundalini, aunque convenientemente manipulado y
dirigido -por cierto tipo de devas del agua y del aire. Estos
devas lo convierten en aquella substancia, base de la vida en
el Reino vegetal que llamamos "SAVIA". Podríamos decir, en
forma muy esotérica, que la SAVIA es el Fuego de Kundalini,
tal como es capaz de expresarlo el gran Arcángel VARUNA, el
Señor de las Aguas y Regente del Plano astral en su totalidad,
a través del poderoso Deva cuya misión es atender las
necesidades del Reino vegetal. En este Reino, y utilizando la
clarividencia mental, es posible apreciar el desarrollo de dos
pétalos o de dos vías de distribución del Fuego de Kundalini,
los cuales en su mutua interdependencia producen la infinita
gama de delicadas formas en este suntuoso y bendito Reino. Es
de notar al respecto a relación de analogía que existe entre
el Reino vegetal, el segundo de la manifestación planetaria,
los dos pétalos del Fuego de Kundalini desarrollados y el
segundo Rayo de Amor y de Sabiduría, expresión esencial de la
Vida de la Divinidad. Las Iíneas de fuerza que rigen la vida
de las formas de las plantas es la obra de los Ángeles que
ordenan el proceso de Construcción en este Reino y su misión
es establecer una definida relación e intercomunicación entre
estas líneas de fuerza con determinados centros de su
estructura geométrica, así como con el sol, el aire y el agua,
siendo vivificadas desde sus raíces por los "espíritus de la
tierra", una especie de gnomos expertos en el arte de extraer
de las profundidades del suelo los elementos semietéricos que
constituyen el alimento de todas las formas de vida del Reino
vegetal, desde la minúscula hierba que cubre de verdor de los
prados y los bosques hasta el más ingente y poderoso árbol.
En el Reino animal, y visto el proceso desde el ángulo de
Concreción de las Formas, se combinan todas las fuerzas de la
Naturaleza y las energías dévicas que constituyen la vida de
los Reinos precedentes. Podríamos decir que tres principales
tipos de Devas constructores intervienen en el proceso: los
que cualifican la potencia de las piedras y de los demás
minerales y construyen la estructura ósea de todos los
animales vertebrados, los que crean la sensibilidad de las
plantas e intervienen asimismo en la construcción del
apropiado sistema respiratorio y sanguíneo de los organismos
físicos que lo precisen y aquellos, más evolucionados, que
crean los delicados tejidos que constituyen el sistema
nervioso de los animales y la contraparte nádica por donde
oportunamente circulará la energía ígnea de Kundalini. En el
Reino animal el Fuego de Kundalini ha desarrollado ya tres
pétalos en la Vida de la Entidad Dévica que rige su expresión
evolutiva. Esto significa, desde el ángulo de la analogía, que
hay una muy directa relación entre el tercer Reino, los tres
pétalos desarrollados, y el tercer Rayo, el de la Actividad
creadora de la Divinidad. La sensibilidad en el Reino animal
ha sido agudizada al extremo de producir lo que podríamos
llamar "una crisis de movimiento", mediante la cual las
infinitas especies pueden desplazarse por la tierra, el mar y
el aire, constituyendo diferentes centros de vida dentro de la
Unidad central, la Vida Dévica animadora de dicho Reino, la
Cual coordina y centraliza en Sí la actividad de los Devas
directores de los dos Reinos precedentes y está directamente
conectada con el trabajo del Gran Arcángel AGNI, el Señor de
todos los Fuegos de la Naturaleza.
d) Sensibilidad Espiritual
El Reino humano constituye el Reino de Síntesis en lo que a la
evolución general de los Reinos subhumanos se refiere, ya que
centraliza y actualiza el poder actuante en todos ellos,
siendo su sensibilidad la obra máxima de la Evolución
planetaria de la cual es su más preciosa joya. Las unidades de
vida correspondientes al Reino humano, a diferencia de las de
los Reinos mineral, vegetal y animal, poseen autoconciencia,
es decir, alma individual. No siguen, por tanto, un proceso
ciego en orden a la intervención de los elementos dévicos
creadores de las formas de la Naturaleza, sino que poseen
Intencionalidad, Memoria y Discernimiento. Aunque en ciertas
alejadas fases de la evolución humana existe todavía un
anclaje de aquellas energías dévicas que intervienen en la
construcción de los cuerpos o de las formas que utilizan los
Reinos inferiores, en el transcurso del tiempo y a medida que
el alma humana va penetrando en zonas más profundas e
incluyentes de sí misma, se le desarrolla una marcada
tendencia a "gobernar" inteligentemente el proceso de
construcción de sus vehículos de manifestación "cíclica",
eligiendo entonces deliberadamente los ángeles o devas
constructores que más adecuada y perfectamente pueden
concurrir en el proceso místico de la construcción aportando
las energías etéricas más adecuadas al tipo de sensibilidad
espiritual que haya logrado desarrollar. El Reino humano ha
desarrollado en su conjunto el Cuarto Pétalo del Fuego de
Kundalini. Esta coincidencia le permite andar "erguido"
constituyendo una vertical sobre la horizontalidad del suelo,
diferentemente de las unidades de vida en el Reino animal cuya
constitución ósea les obliga a moverse siguiendo la
horizontalidad del suelo y a estar de esta manera más cerca
del Reino vegetal que les provee de alimento. Hay en todo una
suprema lógica y de la misma se desprende el principio de
analogía, el cual, convenientemente aplicado, permite
descubrir los secretos revelables o misterios menores que
conciernen a la vida de nuestra vieja Tierra. Vemos así, de
acuerdo con la evolución de la sensibilidad, que el Reino
humano posee el más delicado y perfecto de los vehículos de
manifestación cíclica, el físico, más un cuerpo astral sede de
su sensibilidad interna que le acerca misteriosamente por
lazos de oculta afinidad a todos los seres y a todas las cosas
de la Creación, pues en cada unidad de vida, de conciencia y
de forma presiente o intuye un diminuto aunque perfecto
corazón que late al unísono del gran Corazón Solar. Posee
además una mente discriminadora, mediante la cual le es
posible comprender las cosas y efectuar operaciones
trascendentes siguiendo la estela del destino superior que la
propia Divinidad le ha trazado. lodo este conjunto de
expresiones espirituales vienen sustentadas desde sus más
remotas raíces por aquella mística flor de cuatro pétalos que
constituye el centro de recepción del Fuego de Kundalini ([7])
y enlaza misteriosamente al hombre con el Cuarto Rayo, el de
la Armonía a través del Conflicto, con el Cuarto Reino al cual
pertenece, con la Cuarta Jerarquía creadora, los Ángeles
Solares, y con la Cruz kármica que "él debe llevar a cuestas
hasta la quinta iniciación".
Los Devas que trabajan especialmente con el Cuarto Reino son
de una naturaleza especialmente sensible, mucho más
evolucionada que la de los que operan con los Reinos
subhumanos y esto puede significar que los átomos o elementos
químicos que entran en la composición de su total estructura
son más Iivianos o más sutiles que los que entran en el
proceso de estructuración de los demás Reinos, es decir, que
poseen un mayor contenido etérico.
El ser humano posee también un tipo definido de organización
mental que le permite afirmarse en poderes y capacidades de
tipo espiritual, unas facultades que constituyen sólo un sueño
muy lejano en el animal y una remotísima posibilidad en el
vegetal y en el mineral. Estas capacidades mentales exigen de
los devas especializados de la construcción de formas, unos
refinados instrumentos de percepción de carácter etérico; de
ahí que paralelamente a la complicada red del sistema nervioso
que poseen ya algunos animales superiores ha de añadirse la
sutilísima red de los Nadis. Los Nadis son en realidad los
instrumentos de contacto consciente con el mundo de las
emociones y de los pensamientos, que hacen del ser humano un
verdadero centro de creación en la vida planetaria. Se puede
afirmar que el vehículo humano en su totalidad constituye la
más perfecta idea del Logos en el proceso de creación de la
Naturaleza. Habrá quizá en la vida de este Universo en donde
vivimos, nos movemos y tenemos el ser, otros mundos en los
cuales vivirán también humanidades como la nuestra, dotadas de
una mejor o peor organización social y de una evolución
espiritual distinta, pero lo que si puede afirmarse
rotundamente desde el ángulo supremamente esotérico, es que la
forma arquetípica de las mismas será esencialmente la nuestra,
la humana, más o menos refinada y con más o menos sentidos de
percepción desarrollados, pero, en definitiva, la figura
central de la evolución solar y posiblemente de otros sistemas
solares, será la del Hombre Celestial, cuyo símbolo perfecto
ha de hallarse sin duda en la forma geométrica de la Estrella
de Cinco Puntas, la Forma Causal de la propia Divinidad, el
verdadero Arquetipo de Creación de nuestro Sistema Solar...