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Los Angeles en la Vida Social Humana
CAPÍTULO II
LOS DEVAS Y LA IMAGINACION HUMANA
Según decíamos al principio del capítulo anterior la Geometría
es el Andamiaje de la Imaginación. Según esta declaración, la
imaginación humana ha de basarse necesariamente sobre
estructuras geométrica definidas si ha de objetivar figuras,
ideas o pensamientos, teniendo en cuenta que la calidad de las
creaciones de la imaginación dependerá lógicamente de la forma
geométrica en que se fundamenta dicha actividad, circulares
para las formas superiores de la imaginación relacionadas con
propósitos de carácter espiritual, triangulares cuando se
trate de expresar cualidades psicológicas y cuadrangulares
cuando se trate de expresar únicamente formas objetivas
relacionadas con el mundo físico. De acuerdo con estas tres
figuras geométricas fundamentales y con la actividad creativa
que compete a cada una de ellas se realiza el entero proceso
de la imaginación en la vida humana, pudiendo ser añadido que
ningún ser humano carece de imaginación, sea cual sea el nivel
espiritual o psicológico en que se mueva, debiendo recordarse
que existe una norma general o corriente para aquilatar el
valor de las imaginaciones:
a. Los individuos de escasa evolución
espiritual imaginan formas basadas en la figura geométrica del
cuadrado.
b. Los aspirantes y discípulos basan sus imaginaciones en la
figura geométrica del triángulo equilátero.
c. Los seres muy evolucionados y los Iniciados fabrican sus
imaginaciones partiendo de la figura geométrica del círculo,
la forma arquetípica del Sistema solar.
Si analizamos los tres tipos de imaginación
humana con la actividad dévica o angélica, tendremos la
siguiente relación:
a. Los hombres involucionados utilizan en sus
imaginaciones la energía que proviene de ciertos devas
constructores a las órdenes de los Angeles AGNISCHAITAS,
integradores, en multiplicidad de jerarquías, del plano
físico.
b. Los aspirantes espirituales y discípulos utilizan en sus
imaginaciones la energía que dimana de los Angeles AGNISURYAS
del plano astral, o psíquico.
c. Consecuentemente, los seres humanos de alta cualificación
espiritual y los Iniciados, fundamentan la actividad de sus
imaginaciones en la energía que transmiten los Angeles
AGNISVATTAS, Señores del plano mental.
De estas relaciones expuestas no deberemos
establecer naturalmente conclusiones demasiado rígidas ni de
orden autoritario. Hay que tener en cuenta sobre esta
cuestión, que cada plano del Universo contiene siete subplanos
y aún que cada uno de tales subplanos está dividido en otras
tantas subdivisiones, siguiendo un orden armónico que permite
todas las extensiones posibles en cada uno de los niveles de
la vida de la Naturaleza. Tengamos presente, sin embargo, que
hay líneas naturales de acceso que comunican entre sí a planos
y subplanos y que existe una pluralidad infinita de
extensiones dentro del espacio vital que ocupa el ser humano
en el orden social de la vida y lógicamente no podemos
circunscribirle dentro de una esfera conceptual constante,
sino que hay que admitir que dentro de sí se opera una
alquimia de carácter espiritual que le obliga a extenderse
constantemente y que, por tanto, las imaginaciones -que son
una constante en su vida- estarán sujetas sin duda a
innumerables e insospechables cambios de ritmo en el devenir
de espacio y tiempo, deparándole esta circunstancia campos de
expansión imaginativa cada vez más dilatados, es decir, que
las imaginaciones meramente físicas evocarán condiciones
emocionales o particularidades psíquicas y que el campo
emocional, a su vez, despertará ecos mentales que sugerirán en
ciertas ocasiones experiencias espirituales de alta
trascendencia.
Podríamos decir, esotéricamente hablando, que el campo de la
imaginación es absolutamente neutro, ya que las imágenes que
surgen o son invocadas durante el proceso imaginativo no son
sino energías dévicas circunstancialmente substanciadas que
prestan su concurso en los fenómenos psíquicos generados por
los sucesivos estados de conciencia humanos. Podríamos
deducir, pues, de acuerdo con estas conclusiones, que la
imaginación es la expresión un estado de conciencia hecho
objetivo por la actividad de aquellas energías angélicas
o dévicas, misteriosamente Vívidas y dinámicas en cada porción
íntima del espacio o del éter que constituye la esencia de sus
vidas. Se tratar en todo caso, de una actividad sincrónica
humanodévica mediante la cual el hombre utiliza mecánicamente,
la mayoría de las veces, la substancia creadora que surge de
sus estados de conciencia y el ángel o deva se limita a
registrarlos en el éter en forma objetiva, visible y
conceptuable, creando en el espacio infinito las condiciones
apropiadas que armónicamente dispuestas y conjuntadas
producirán:
a. Los ambientes individuales
b. Los ambientes familiares
c. Los ambientes profesionales
d. Los ambientes grupales
e. Los ambientes sociales de las naciones
El estudio de cada uno de estos ambientes o efectos psíquicos
creados por la entidad humana, nos deparará una idea más
concreta del significado intimo de la imaginación y de sus
consecuencias en la evolución planetaria en su conjunto.
Veamos:
Los Ambientes Individuales
Son la base estructural de la sociedad humana en su conjunto.
Se sustenta en la capacidad que posee el hombre de IMAGINAR,
es decir, de elaborar estados de conciencia y de transmitirlos
al éter o substancia etérica que lo envuelve, cualifica y
vivifica. Tales estados de conciencia dependen, tal como vimos
anteriormente, de la evolución espiritual de los seres humanos
y cada uno de ellos los elabora a partir de un determinado
nivel, físico, emocional o mental siguiendo las leyes
universales de vibración. La vibración cualificada, es decir,
surgiendo de un centro de conciencia individual, explica
científicamente el fenómeno de la imaginación. Es interesante
reconocer al respecto que la imaginación es una facultad
inherente a la raza humana que el hombre utiliza
constantemente, sin que se dé cuenta de ello la mayoría de las
veces, pero deberemos admitir que esta facultad
inteligentemente aplicada podría constituir la base angular en
la creación de los ambientes psíquicos correctos de la
humanidad y las grandes avenidas para un nuevo orden social.
Podríamos deducir, por analogía, que todas las imaginaciones
humanas, correctas o incorrectas, deseables o indeseables,
constituyen un poder psíquico que envuelve a nuestro planeta y
le da su carácter ambiental, el cual, examinado desde el
ángulo oculto y utilizando la visión clarividente, aparece
como una verdadera ENTIDAD PSIQUICA, cuya estructura molecular
-si podemos decirlos así- se nutre de las imaginaciones
humanas, o sea, de sus estados de conciencia. La comprensión
de esta idea orienta la visión hacia los mundos invisibles o
subjetivos, de los cuales tan poco sabemos, en el sentido de
aceptar como lógica la idea de que la forma psíquica de esta
ENTIDAD es una construcción planificada realizada por los
Devas superiores de cada uno de los tres primeros planos de la
Naturaleza, secundados en Su labor por un increíble número de
entidades dévicas menores, las cuales se apropian de las
moléculas químicas del espacio afectadas por determinados
tipos de vibración humana, las convierten en formas etéricas y
las introducen bajo la dirección de los grandes Devas
constructores en la estructura molecular de la gran ENTIDAD
PSIQUICA PLANETARIA que es el centro místico de todas las
imaginaciones humanas.
La persistencia de esta ENTIDAD PSIQUICA creada conjuntamente
por las imaginaciones humanas y las actividades dévicas,
constituye un aspecto definido de la regulación del karma de
la humanidad, siendo el intermediario causal entre el destino
de los hijos de los hombres y la Voluntad inquebrantable del
Señor del Mundo y utilizado, por tanto, por los Señores del
Karma, Quienes ajustan la balanza de la vida planetaria y de
cada uno de los seres humanos de acuerdo con la cualidad de
las aportaciones psíquicas segregadas por la imaginación y
energetizadas por la actividad prodigiosa de los devas que
viven, se mueven y tienen el ser en cada uno de los estratos o
niveles que constituyen los vehículos de la Vida de Dios en el
seno de la Naturaleza. Hay, por lo tanto, una gran analogía
entre la imaginación humana y el cumplimiento del karma,
teniendo en cuenta que la imaginación obedece a estados de
conciencia y que el karma es la medida exacta o representación
Vívida de los mismos. Ahí, en este punto, hay una explicación
racional, lógica y científica del hecho oculto de que el KARMA
es JUSTICIA y de que expresa en todo momento la bondad
exquisita de un principio de luz que trata de revelarse en el
tiempo, propiciando cada vez más nobles cualidades dentro del
corazón humano. Los problemas sociales surgidos del choque de
sus estados de conciencia contra el plan organizado de la Vida
y formulados en forma de imaginación, podrán ser solucionados
un día con solo utilizar creadora y conscientemente la
facultad representativa, utilizando para ello la fuerza
mística del corazón -tal como esotéricamente se dice- para
provocar en el ambiente planetario todos los cambios positivos
que exige un adecuado y correcto orden social. Es a partir de
este punto que puede ser comprendida la idea expuesta hace
siglos por Pablo, el Apóstol iniciado, cuando decía: el hombre
es tal como piensa en su corazón, no mencionando aquí para
nada a la mente como centro de las imaginaciones humanas, sino
al corazón, el lugar sagrado en donde la justicia divina tiene
su secreto santuario y desde donde evoca y ordena
misteriosamente a las infinitas huestes dévicas para que
produzcan todos los ambientes necesarios para la correcta
evolución del hombre.
Aún cuando al principio de este interesante tema
clasificábamos a la imaginación como física, emocional o
mental, no lo hacíamos en el sentido de conceptuarla como
creaciones en cada uno de estos niveles, sino para establecer
una diferencia de niveles entre los estados de conciencia
humanos, es decir, entre grados de evolución espiritual dentro
del conjunto planetario de la humanidad. De ahí que al
considerar esotéricamente como neutra a la imaginación la
incluíamos dentro de un orden completamente nuevo desde el
ángulo psicológico, es decir, de canalizadora de estados de
conciencia humanos siendo estos los que determinaban vía al
corazón lo que técnicamente definimos como imaginaciones.
Pero, prescindiendo en todo caso de estos grados de conciencia
evolutiva, deberemos considerar que cada hombre será,
psicológicamente hablando, según sean sus particulares estados
de conciencia, es decir, sus imaginaciones, hasta llegar a la
lógica conclusión de que cada cual imaginará o efectuará
espontáneamente sus representaciones subjetivas u objetivas
del ambiente, de acuerdo con sus naturales tendencias
psicológicas y aptitudes innatas. Al llegar a este punto hay
que tener presente que existen siete definidas
particularidades psicológicas, marcadas por un determinado
tipo de Rayo
[Los Siete Rayos son corrientes de vida encarnando las
cualidades características de la Divinidad, expresadas por
medio de Siete Logos planetarios y a través de los Siete
Planos de la Naturaleza],
de acuerdo con el patrón arquetípico del Universo del cual
nuestro planeta forma parte. Estas particularidades
psicológicas determinan los siguientes tipos humanos:
1er Rayo : El Político, el Líder, apto para gobernar.
2do Rayo : El Religioso, el Educativo que ayuda a desarrollar
la conciencia humana.
3er Rayo: El Filósofo, que responde a la ley oculta de las
formas subjetivas de la Vida.
4to Rayo: El Artista, que cultiva la belleza como base de la
armonía.
5to Rayo: El Científico, que experimenta concretamente en las
cosas objetivas de la Naturaleza.
6to Rayo: El Devoto, o místico, que en todas las cosas de la
Naturaleza ve la mano del Señor.
7mo Rayo: El Organizador, o Mago, que trata de apropiarse del
Orden creado que se halla oculto en la base del Universo
cíclico.
Tengamos presente, al examinar estas definiciones, que cada
Rayo es una entidad Dévica que pone en movimiento una
corriente definida de Vida universal y que esta corriente de
Vida es, al propio tiempo, la expresión psicológica de alguno
de los Siete Logos planetarios, Señores de los siete planetas
sagrados, los cuales personifican en tiempo y espacio una u
otra de las Siete Cualidades Espirituales del Logos Solar,
considerando a ESTE, pese a su excelsa naturaleza cósmica,
como una Entidad Psicológica en proceso de evolución. Será
lógico admitir así, por analogía, que las energías dévicas de
los Siete Rayos afectan muy particularmente a la humanidad
definiendo los tipos psicológicos humanos, de la misma manera
que éstos afectan la cualidad distintiva de sus particulares
imaginaciones. El hecho de que nuestro Tratado tenga que ver
muy especialmente con las vidas angélicas, impide extendernos
demasiado acerca de otras muy importantes peculiaridades de
los Rayos. Para nuestras investigaciones nos será más
necesario establecer una directa relación entre las Siete
Jerarquías Angélicas del Universo, portadoras de las energías
de los Rayos, e identificarlas con las cualidades psicológicas
de cada tipo de imaginación humana, para determinar finalmente
la gran hegemonía que existe entre los Angeles y los hombres y
establecer, de esta manera, las bases de una gran fraternidad
de relaciones entre las dos corrientes místicas de la
evolución solar y planetaria. Tales bases deberían sustentarse
lógicamente en los siguientes puntos:
1. El reconocimiento de la fraternidad humano-dévica y de los
puntos de contacto marcados por la ley de la evolución Solar.
2. El establecimiento de los adecuados sistemas de
acercamiento de ambas corrientes de vida divina, a través del
estudio de los Rayos.
3. El desarrollo de un proceso mediante el cual la imaginación
se convierta en una forma psíquica adecuada a la evolución de
los seres humanos, constituyendo lo que técnicamente definimos
los valores sociales del ambiente.
4. La comprensión de que cualquier ambiente, individual,
familiar, grupal y social es esencialmente una creación
humana.
De ahí el conocido axioma esotérico: El Karma o destino es una
creación del hombre.
El estudio analítico de estos puntos deberá aproximarnos cada
vez más al mundo de los Devas y reconocer como válida y
substancial la constante psicológica que guía nuestro Tratado,
en el sentido de considerar que la energía sigue a la
imaginación, de la misma manera que anteriormente afirmábamos
también que la energía sigue al pensamiento, aunque
estableciendo la diferenciación de que el pensamiento
organizador y culto de la humanidad es el factor dinámico que
debería conducir la imaginación por el sendero de la rectitud,
del orden y de la realización espiritual.
Lo interesante a ser remarcado en nuestra investigación
esotérica es el deliberado intento de hallar los puntos de
confluencia de las actividades psicológicas humanas con las
corrientes de energía de los Devas y establecer, a partir de
ahí, todas las relaciones posibles en orden a la claridad y
objetividad científica de la cuestión. Habida cuenta de que un
ambiente social dentro de la humanidad es el resultado de la
suma de muchas imaginaciones humanas substanciadas -por
decirlo de alguna manera- por las energías etéricas manejadas
por los Devas, vamos a ver ahora la manera como estas
relaciones son efectuadas:
a.Por similitud de vibraciones, o gama de sonidos
espirituales, establecidas entre los hombres y los Devas.
b.Por radiación cromática, es decir, por los efectos del color
en la creación de los ambientes particulares y sociales del
mundo.
c.Por la belleza de las formas geométricas de la imaginación,
la cual condiciona la estructura psíquica de las formas
ambientales.
Como veremos, nos hallamos aquí de nuevo con los tres vértices
del gran Triángulo de la Creación Universal, la cual se basa
en:
A El Sonido = Voluntad Creadora
U El Color = Amor Incluyente
M La Forma geométrica = Inteligencia
Activa
que hemos ido considerando en varias fases de nuestra
investigación oculta. El sistema hermético de establecer
analogías nos permitirá seguir adelante con este Tratado
Esotérico sobre los Angeles y percibir cada vez más claramente
en nuestras vidas individuales, la acción espiritual del Señor
del Universo.
La acción particular del hombre en el lugar que ocupa
kármicamente en la vasta esfera de la Creación está matizada
por el poder espontáneo de la imaginación, por la cualidad del
Rayo distintivo de su evolución espiritual y por la calidad
del ambiente que sea capaz de crear a su inmediato alrededor y
que, de una u otra manera, constituye su aportación -buena o
mala- dentro del contexto social del que forma parte,
familiar, local, grupal, etc. El ser humano, sea cual sea su
particular evolución, contribuirá siempre con sus expresivas
realidades a crear el ambiente social del mundo, en todos
momentos será un creador capacitado por sus innatas aptitudes
y capacidades imaginativas para embellecer la vida en términos
de realización, o para afearla y destruirla de acuerdo con las
motivaciones provenientes de su arraigada naturaleza inferior.
Los Ambientes Familiares
La familia es la base de la convivencia social. Mediante ella
el ser humano se capacita para profundizar cada vez más dentro
de sí, siguiendo las directrices marcadas por el amor, la
responsabilidad y el deseo de bien para los seres allegados.
Se basa inicialmente en la ley de polaridad y el hombre y la
mujer que la representan en espacio y tiempo constituyen
dentro de la humanidad el principio unificador de la familia.
Los hijos que nacerán serán la representación genuina del
segundo aspecto de la Divinidad, siendo esencialmente su
misión la de establecer una armonía constante en el orden dual
en que se basa tal polaridad. Que esto se realice o no en el
seno de la humanidad en que vivimos, dependerá del grado de
evolución del contexto familiar, debiendo tener presente que
las familias del futuro -cuya meta reconocida desde el ángulo
esotérico es el ser ANDROGINO- deberán pasar previamente por
una fase prolongada de perfecta convivencia familiar, dentro
de la cual, y a igual que en el proceso de la creación
universal, el hombre asumirá la representatividad del
Dios-Padre, que la mujer será una digna y perfecta
representante del aspecto Madre-Espíritu Santo en la vida de
la Naturaleza y que los hijos, sin distinción alguna de sexos,
serán genuinas representaciones del equilibrio estable de la
Creación que en la cualidad incluyente del Amor, el aspecto
Hijo de la Divinidad, tiene en la vida del Universo su
expresión más sensible y perfecta.
Bien, todo esto lo sabemos ya y no es necesario insistir sobre
el principio de la Trinidad universal, que en el
establecimiento de la familia como modelo social de vida tiene
su más acabada expresión en el seno de la humanidad. Sin
embargo, bueno será que examinemos esta idea desde el ángulo
oculto y que tratemos de descubrir la actividad de los Angeles
en el desarrollo del proceso social que llevan adelante los
seres humanos por medio de la familia. El hacer referencia a
la misma desde el ángulo esotérico nos obligará a analizar el
proceso desde el campo de observación del individuo y a
considerar las circunstancias kármicas que coinciden
fatalmente -al parecer- en la unión de un hombre y una mujer
sobre la base del matrimonio y en la numerosísima secuela de
hechos concatenados que llevan irremisiblemente a aquel punto
crucial en la vida de dos seres humanos. Deberemos considerar
también, la actividad de los devas que intervienen en el
proceso que culmina en una unión matrimonial sin necesidad de
remontarnos a causas precedentes que provienen a veces de muy
alejadas épocas de la vida planetaria y que, al parecer,
constituyen unas constantes dentro de la acción familiar o
proceso kármico mediante el cual y sin que aparentemente
juegue papel alguno, o quizás sólo muy poco importante, la
decisión individual, los hechos y las circunstancias de la
vida se suceden de tal misteriosa manera que el matrimonio se
convierte en un hecho casi totalmente social y no simplemente
un acto de decisión particular del individuo.
En mi libro
La Jerarquía,
Los Angeles Solares y la Humanidad
(Editorial Kier, de Buenos Aires), relato un caso leído en la
luz astral de los acontecimientos planetarios, en el cual
aparecen dos seres humanos unidos tan entrañablemente desde el
ángulo espiritual que renacieron juntos muchas veces a través
de las épocas, constituyendo la mayoría de las veces uniones
matrimoniales tan perfectas desde el ángulo de vista social,
que en su vida particular eran genuinas representaciones de la
trinidad espiritual que rige el Universo. Estos casos
naturalmente no son generales y, tal como podremos apreciar en
la consideración del ambiente social que nos rodea, la vida
familiar es muy imperfecta todavía ya que existen en el seno
de la misma muchas tensiones emocionales y grandes
divergencias de opiniones. Los ambientes modélicos de vida
familiar con respecto al ambiente general o social,
constituyen fenómenos muy aislados y se hallan todavía en una
muy alejada fase de integración en la vida de la humanidad y,
desde el ángulo oculto, esta inadaptación a la expresión
correcta de la vida familiar constituye un semillero de
discordias, desavenencias e incomprensiones humanas que
fatalmente y por un proceso de espontánea imaginación son
llevadas al éter circundante y convertidas mediante la
actividad dévica, a la que anteriormente hacía referencia, en
una nube psíquica, obscura y desagradable que se convierte
fatalmente en ambiente social. Ahora bien, cuando hagamos
referencia a los ambientes familiares del mundo, deberemos
tener en cuenta los siguientes factores:
a. Participación kármica de dos seres humanos en la
elaboración de un hecho social.
b. La calidad espiritual de los devas que secundan aquellas
decisiones.
c. La importancia de una misión social -considerada desde el
ángulo oculto- que aquellos dos seres humanos tienen el deber
de realizar.
Cada uno de estos tres factores arranca de un tronco común que
bien podríamos definir como el karma de la humanidad, al cual
cada ser humano agrega su pequeña parte. Uno de los aspectos
más substanciales del proceso kármico es el matrimonio en el
mundo físico, basado en el sentimiento de amor y no en los
inútiles convencionalismos humanos. Este sentimiento genera
espontáneamente el ambiente familiar ideal. Siendo así,
resulta interesante observar desde el ángulo oculto la
concatenación de hechos que lleva a dos seres a unir sus vidas
en matrimonio y a generar hijos los cuales, a su vez, serán
continuadores de idénticos procesos de vida social.
Con respecto a la intervención angélica o dévica en la
elaboración de las circunstancias que rodean aquel hecho
principal, deberemos tener en cuenta constantemente su
capacidad de crear situaciones sociales de acuerdo con estados
de conciencia humanos y la manera impersonal y armónica
mediante la cual ajustan los estados de conciencia o
imaginaciones y un proyecto vital previamente señalado por los
Señores del Karma después de una cuidadosa lectura de los
registros akásicos de la Naturaleza. Las huestes angélicas en
multiplicidad de jerarquías y funciones cumplen con su deber
secundario de elaborar situaciones sociales de acuerdo con
aquella voluntad kármica que acatan implícitamente, pero que
sólo los Angeles superiores son capaces de comprender. En
otras partes de este Tratado se ha hecho referencia a una
categoría especial de Angeles que rigen la plasmación de los
Arquetipos -o formas ideales de las razas, especies y Reinos
de la Naturaleza. Pues bien, dependiendo de éstos y en una
categoría muy específica también, hay unos Devas que registran
en sus vidas los arquetipos de los hechos y de los ambientes
sociales de la humanidad y que mediante un proceso de ajuste
realmente incomprensible para nosotros, dignifican en una
considerable parte las relaciones humanas entre jóvenes de
ambos sexos preparando sus conciencias para aquel tipo de
ambiente familiar que preludie un matrimonio perfecto,
establecido de acuerdo con el principio del amor y de la recta
convivencia.
Estos razonamientos podrán aparecer como románticos o
fantasiosos; sin embargo, nosotros los calificaríamos como de
muy lógicos, por cuanto resuelven de alguna manera el dilema
de aquel gran acontecimiento social mediante el cual dos seres
humanos deciden unir sus vidas y vivir juntos en el seno de la
sociedad organizada que les rodea.
Con respecto a la calidad de la misión especial que ambos
seres humanos deben realizar, la visión exacta de la misma y
la capacidad de llevarla a cabo dependerán naturalmente de la
evolución espiritual de los mismos, de la calidad de sus
estados de conciencia y de su perfecta adaptabilidad a la
manera de ser del otro. Debemos decir al respecto que esta
calidad espiritual llevada al matrimonio y al plan familiar
son tan importantes desde el ángulo de apreciación de la
Jerarquía planetaria, que desde hace unos años se ha tratado
de vincular el karma individual de muchos discípulos
espirituales del mundo a fin de que coincidiendo en el tiempo,
bajo la forma física de hombre y de mujer, pudieran efectuar
uniones matrimoniales correctas que constituyesen un estímulo
oculto en el orden social y ayudaran, con su ejemplo, a la
creación de unos nuevos vínculos familiares más de acuerdo con
la sensibilidad espiritual de la Nueva Era.
Los Ambientes Profesionales
En anteriores capítulos de este Tratado nos habíamos referido
ya a los Angeles de las Profesiones. Desde tiempos
inmemoriales tales Angeles han regido un karma específico de
la humanidad, el que tiene que ver con la forma como un ser
humano desarrolla sus facultades en el plano físico en el
sentido del trabajo o de las actividades cotidianas de
carácter lucrativo o aquellas otras realizadas como placer o
deleite. Algunas de tales facultades provienen del recuerdo
subconsciente de vidas pasadas y vienen suministradas por la
vibración de los átomos permanentes, físico, emocional o
mental; otras se corresponden con ciertas declinaciones
astrológicas y manifestadas como habilidades técnicas, en una
u otra profesión. Otras, finalmente, son el resultado de un
duro esfuerzo contra las tendencias innatas en la lucha por
adquirir ciertas habilidades o capacidades profesionales y,
desde el ángulo esotérico, constituyen la línea de máxima
resistencia impuesta a un ser humano en el devenir de su
destino kármico.
He ahí, pues, que las facilidades o dificultades que pueda
encontrar un ser humano en el ejercicio de una profesión
determinada es el resultado de ciertas previsiones cósmicas de
carácter kármico que han de cumplirse radicalmente en la vida
social de la humanidad. Es verdaderamente contrastante
contemplar al ser humano en el ejercicio de una profesión
determinada mediante la cual debe ganarse el sustento, desde
el ángulo esotérico. El ambiente psíquico que crea a su
alrededor una persona que está a gusto con su trabajo, porque
se trata de una declinación astrológica favorable o porque
está ampliamente capacitada para ejercerla, contrasta
notablemente con el de aquella otra que trabaja a disgusto y
sin estímulo alguno de carácter interno. Si consideramos
íntimamente ambos casos, nos daremos cuenta de cómo actúan en
todos los niveles los Señores del Karma a través de la
actividad de los Angeles de las Profesiones, facilitando la
tarea a algunos y dificultando enormemente la de otros, para
llegar a la consecuencia de que existe algo en la vida de todo
ser humano que le facilita o, por el contrario le dificulta,
el éxito en el logro de la estabilidad personal, social y
económica.
Si se contempla este panorama desde el ángulo de vista
puramente externo, hay motivos suficientes para sentirse
terriblemente oprimido al considerar estas tremendas
diferenciaciones humanas en orden a oportunidades, capacidades
y actividades contradictorias en el aspecto social de las
profesiones y habrá muchos que pensarán sin duda que Dios no
es la Justicia, tal como pregonan aún distinción alguna todas
las religiones del planeta, y que habrá suficientes motivos
para dudar de su Bondad infinita al contemplar el deprimente
panorama de las injusticias humanas que pueden ser observadas
desde el ángulo de vista social. Esta concepción externa de la
vida ha dado lugar a través del tiempo al fenómeno de
conciencia reconocido como ateísmo y las personas que piensan
de esta manera tienen su absoluta razón ya que al percibir las
cosas desde el plano de las apariencias objetivas y externas,
no pueden concebir a una Divinidad de Justicia que otorga a
unos lo que les quita a los otros.
Sin embargo, desde el ángulo oculto, las cosas varían
enormemente ya que no sólo se acepta el principio de las
causas subyacentes y le reconoce al ser humano un tremendo
poder de decidir y de actuar y aún de crear situaciones
individuales, familiares y comunales, sino que recorriendo la
línea desconocida y secreta del pasado humano que no todo el
mundo puede recordar, se puede percibir la memoria oculta de
las almas y se asiste, a veces, al curioso espectáculo de ver
que el mendigo de hoy fue rico anteriormente y no supo
aprovechar dignamente el poder de sus riquezas, que el
ignorante que vemos aprender con dificultad los conocimientos
prácticos impartidos en la infancia, fue en un remoto pasado
un inteligente hombre de ciencia que utilizó egoístamente y
sólo para beneficio propio sus notables conocimientos
científicos y que un hombre que en el devenir de su vida
profesional es un fracasado fue también en procesos anteriores
de vida un notable ejecutor profesional al cual le son
aparentemente negadas en el presente ciertas habilidades
técnicas, a fin de que desarrolle otras nobles capacidades de
acción profesional y social.
Bien, quizás se diga que estas razones son pueriles y que en
sí mismas no constituyen argumentos válidos para persuadir a
un convencido ateísta. Nosotros, en todo caso, no intentamos
convencer a nadie, sólo estamos emitiendo ideas.
Esotéricamente hemos investigado el pasado de muchas almas y
personalmente estamos convencidos de la justicia del Karma,
siendo el Karma desde otro ángulo de apreciación la Mano del
Señor trazando el destino del Universo, sin preocuparse
demasiado -y esta afirmación no niega en absoluto nuestro
convencimiento de Su Bondad y Justicia infinitas- de lo que
ocurre en el seno de la sociedad humana. Es la misma santa
indiferencia que adoptamos nosotros en relación con los
insignificantes átomos que constituyen nuestro organismo
físico. Esta indiferencia no es sin embargo falta de amor o de
justicia en nuestro ánimo con respecto a nuestro conjunto
celular, ya que nadie mejor que nosotros está interesado en
que nuestro cuerpo en la totalidad de sus funciones
fisiológicas se comporte lo más armónica y correctamente que
sea posible. Estamos seguros de que si el átomo tiene
conciencia tal como se asegura ocultamente- más de una vez se
sentirá ateísta con respecto a nosotros.
Las imaginaciones que surgen de los estados de conciencia
humana en torno a las profesiones ejercidas, constituyen
técnicamente los ambientes profesionales, o lo que
esotéricamente definimos como el espíritu de una profesión.
Tal espíritu, en su totalidad, es un Angel capacitado técnica,
psíquica y astrológicamente para realizar un arquetipo de
perfección a través de los seres humanos más hábiles y
capacitados. Así, cualquiera que sea el tipo de profesión que
un hombre ejerza en la vida y por adecuadamente que la
ejercite, siempre será susceptible esta profesión de un
mejoramiento técnico o de una creciente perfección en sus
cualidades expresivas. Tal es, en efecto, la labor de los
Angeles de las Profesiones y su obra en la vida social de la
humanidad a través del tiempo, la vemos reflejada en la
creación de los Gremios, hermandades y comunidades humanas
basadas en idéntica profesión y sabiamente dirigidas desde los
niveles ocultos por los Espíritus de las Profesiones.
Los Ambientes Grupales
Cada profesión, en el orden comunitario de gremios y
hermandades -actualmente los definimos Sindicatos de Ramo-
están regidos por unos Devas o Entidades ocultas, los cuales,
de manera misteriosa, constituyen el aspecto técnico de la
misma. Esta idea nos presenta a los profesionales destacados
de cada gremio u oficio como personas sensibles en tales
aspectos capaces de recibir instrucción oculta de parte de los
Angeles de las Profesiones. Elevando sin embargo nuestra
medida conceptual sobre las comunidades profesionales, nos
hallamos con el primer hecho social importante en la vida de
la humanidad. Ya no se trata de individuos aislados, por muy
bien cualificados que estén dentro de sus respectivas
profesiones, sino de la suma total de los mismos inmersos en
una parcela particular dentro del campo absoluto de las
profesiones. Estos núcleos de poder activo dentro de los
ambientes sociales de la humanidad, son puntos de contacto
dévico, anclajes perfectos de energías espirituales llevando a
los seres humanos un dinamismo vital e integrador que promueve
en ellos grandes transformaciones internas. La importancia de
las hermandades y de los gremios de carácter profesional es
evidente para el esoterista, quien no solamente aprecia el
aspecto económico de las profesiones que los seres humanos
ejercen para atender su subsistencia vital y la de sus
familiares, sino que las considera esencialmente como unos
fecundos sistemas de acercamiento humano en el intento natural
y social de establecer rectas relaciones entre individuos que
ejercen idéntica profesión y entre los distintos gremios y
hermandades. La profesión de un ser humano -vista desde el
ángulo oculto- es un incentivo creador en su vida, un punto de
enfoque de sus naturales aptitudes o un centro de desarrollo
de sus capacidades innatas, y si bien el karma individual no
siempre da facilidades en tal sentido ya que no todos los
seres humanos ejercen una profesión a la medida de sus deseos,
tendencias y capacidades, la lucha que ha de sostener el
individuo para adaptarse a un tipo de profesión que no le
gusta o para la cual no está debidamente capacitado, comporta
siempre un sutil problema de adaptación o de integración
social. Esta lucha es kármica y desde el ángulo oculto tiene
que ver con la necesidad de que los hombres establezcan
contactos con devas de distinta vibración a la de aquellos que
por orden de Rayo, de tendencias internas o de signo
astrológico debería corresponderles. Ahora bien, analizando
más profundamente esta idea acerca de las profesiones, vemos
que todas las corporaciones, sociedades y núcleos humanos
persiguiendo idénticos fines u objetivos, ya sea en el campo
de la religión, de la política, de la ciencia, de la
filosofía, del arte, de la enseñanza, del deporte, etc., son
esencialmente campos profesionales dentro de los cuales cada
cual hallará el adecuado cauce para las energías internas, sea
cual sea el nivel de las mismas, siendo el Karma, gran regente
del destino humano, el que otorgará la medida necesaria de
integración humana en cada profesión y el grado de
capacitación o de jerarquía dentro de la misma, debiendo tener
en cuenta al respecto cuanto dijimos en el segundo volumen de
este Tratado, en el capítulo VII -Los Angeles Representantes
de las Profesiones Humanas: “. . .todo tipo de profesión,
desde la más humilde a la de Jefe de Estado de un país, está
regido por determinadas Jerarquías de Angeles Guardianes”,
siendo Estos los Agentes místicos de los Señores del Karma,
los que exteriorizan la Voluntad de la Mónada y los que
promueven desde los éteres más sutiles los ambientes grupales
de la humanidad.
Ambientes Sociales Nacionales
Habida cuenta de que todo tipo de ambiente social, ya sea
particular, familiar, profesional, grupal o nacional, es un
producto de la imaginación humana expresada en forma de
estados de conciencia, podríamos afirmar con todo sentido de
lógica, que cada nación de la Tierra es psíquicamente y desde
el ángulo del ambiente social, la suma de los estados de
conciencia de todos sus ciudadanos, pudiendo colegir también
de acuerdo con esta idea que habrá una Entidad psíquica de
carácter dévico, que utilizando creadoramente las
elaboraciones físicas, psíquicas y mentales de todos los
ciudadanos de aquel país, determinará lo que técnicamente
definimos como su Espíritu Nacional, es decir, su
idiosincrasia particular, su singularidad psicológica, su
manera típica de pensar y de enfrentar situaciones, así como
la riqueza o pobreza del lenguaje que condiciona su grado de
civilización y de cultura. De manera muy sutil y de acuerdo
con unas significaciones ocultas que escapan por completo a
nuestra ponderación mental, el Deva protector de un país -si
podemos clasificarle de esta manera- es responsable también de
la forma geométrica del territorio dentro del cual se
circunscribe o crea sus fronteras, de la riqueza o pobreza del
suelo nacional, de sus productos agrícolas o ganaderos y del
desarrollo de la ciencia y de la industria en relación con
otros territorios y naciones, no siendo tampoco ajeno dicho
Deva a la estructuración de la forma de política o de gobierno
que rige la vida de sus ciudadanos, los cuales, desde el
ángulo oculto y de acuerdo con la ley del karma son la
representación genuina de las verdaderas necesidades de los
pueblos. Esta afirmación aparecerá sin duda como muy dura y
arbitraria al superficial examen y quizás creerá el lector que
estamos justificando de una u otra manera la actitud de los
gobiernos despóticos, crueles o deshonestos con respecto a las
naciones que por el dictado de una ley cíclica y kármica les
ha tocado gobernar. No se trata de esto naturalmente, por
cuanto todo ser inteligente y de buena voluntad reconoce de
manera clara e incontrovertible la acción correcta o
incorrecta, moral o inmoral dado que posee lo suficientemente
desarrollado el sentido cualificativo del Bien y del Mal. Sin
embargo, debo reiterar una vez más que el investigador
esotérico suele ver las causas ocultas de los ordinarios
acontecimientos externos y si bien por ética y acrisolados
sentidos humanos experimenta una irresistible tendencia hacia
el Bien y lucha con todas sus fuerzas para establecer sus
leyes aquí en la Tierra, reconoce igualmente que en la vida de
un ser humano, de una comunidad o de cualquier país, se está
cumpliendo inexorablemente un destino de Justicia que los
hombres deben tratar constantemente de reorientar, de
comprender y de mejorar en todas las fases de su cumplimiento
y desarrollo. El investigador esotérico acepta naturalmente
frente a cualquier hecho y circunstancia la actitud impersonal
que surge al considerar sus raíces kármicas, pero aún y
admitiendo el destino de justicia que ha de cumplirse, su
sensibilidad interna y su sentimiento íntimo de comprensión
humana profundamente arraigados en su corazón, se entregará
con todas sus fuerzas y capacidades a la noble tarea de
remediar los males provocados por la incorrecta manera de
gobernar un país, un sentimiento que surge triunfante de su
corazón por efecto de sus contactos internos con SHAMBALLA,
morada del Señor del Mundo y el verdadero centro de la
Justicia y del Bien planetario. Bien, estas derivaciones, como
comprenderán, son consubstanciales con la idea básica de
llegar al fondo de una investigación oculta, que ha de
llevarnos necesariamente a considerar la vida evolutiva de su
Angel regente y a las misteriosas relaciones de Este con el
Gran Señor planetario dentro de cuya aura magnética se mueven,
viven y tienen su razón de ser todas las naciones de la
Tierra.
Deberemos admitir también, de acuerdo con lo que acabamos de
decir, que habrá una extensa, singular y cualitativa jerarquía
oculta entre los numerosísimos Angeles que personifican las
voluntades de los ciudadanos de cualquier país, en orden a su
desarrollo evolutivo y constituyen lo que técnicamente hemos
definido como su espíritu nacional, el carácter peculiar y
psicológico de las gentes que habitan normalmente en sus más o
menos extensos territorios. El ambiente psíquico de un país
-lo hemos dicho ya en otras varias ocasiones- es eminentemente
subjetivo, pero su efectos considerados desde el ángulo de la
substancia etérica que manipulan los devas son tan objetivos,
que toda persona medianamente sensible es capaz de captar el
espíritu nacional de un país cuando por cualquier razón ha
debido desplazarse al extranjero. Este efecto es también
notorio, aunque en grado menor, cuando en virtud de un viaje
por el interior del país propio le es posible contactar el
espíritu comarcal o territorial de las ciudades y pueblos que
lo componen, con sus particulares tipismos psicológicos,
artísticos y culturales, así como el especial matiz con que
cada porción de territorio diversifica las inflexiones o
sonidos del lenguaje común o idioma propio. Estas
particularidades tienen naturalmente sus raíces en el alma
oculta de los pueblos o Deva familiar que los integra, cuya
misión especial es captar todos y cada uno de los estados de
conciencia de los individuos que constituyen tales comunidades
nacionales, regionales o comarcales y darles adecuada forma
psíquica, creando así los ambientes característicos de las
naciones y pueblos de la Tierra.
Podemos hablar por tanto de ALMA -en su sentido más estricto y
oculto- cuando hagamos referencia a las comunidades humanas,
pues allí donde se halle un cierto número de individualidades
capaces de pensar y de sentir y con capacidades para emitir y
proyectar estados de conciencia, allí se hallará sin duda el
correspondiente Deva familiar, regional o nacional que cuidará
de crear las necesarias condiciones psíquicas para que aquel
contexto subjetivo se haga objetivo, íntimo y familiar.
El Alma Territorial
Bien, el tema del alma de los pueblos es complejo aunque
profundamente excitante, pues nos da una idea muy ajustada de
lo que hay que entender por karma o destino nacional. En todo
caso, Alma indica conciencia, dirección inteligente y
capacidad de síntesis y no hay parcela alguna de la superficie
o del interior del planeta, por pequeña que sea, en donde el
investigador esotérico no pueda contactar un alma, es decir, a
un pequeño o Gran Deva que en la multiplicidad de sus
funciones no sea un representante directo de la justicia de
los Señores del Karma. Podríamos hablar así de los pequeños
ambientes de la Tierra, creados por las congregaciones
psíquicas o las comunidades sociales de las abejas y hormigas
y otros animales profunda y misteriosamente comunitarios y de
los grandes ambientes planetarios, universales y cósmicos. En
su fondo hallaremos siempre la actividad maravillosa de un
Deva o de un increíble número de Devas cuya misión es crear
Alma o manifestación de Alma, con vistas al desarrollo de un
misterioso Plan evolutivo. Podríamos hablar, asimismo, de la
participación psíquica de los animales domésticos en la
creación de los ambientes familiares de los seres humanos, de
la misma manera en que yendo más al fondo de la cuestión
podríamos incluir a ciertos Devas muy próximos a la gran
familia humana, los cuales intervienen muy activamente en la
estructuración de los ambientes familiares por cuanto
manipulan creadoramente los estados de conciencia de los
integrantes de cada familia y según el grado y calidad del
potencial psíquico que desarrollen, matizarán o colorearán
aquellos ambientes. Podríamos afirmar al respecto que los
Devas familiares son a la familia lo que los Espíritus
nacionales son para una pequeña o gran nación. La analogía
siempre será perfecta en todos sus detalles ya que igual es
arriba que abajo e igual es abajo que arriba. Extremando la
idea cabria igualmente asegurar que existen ambientes
territoriales, es decir, aquellos que cualifican todos y cada
uno de los lugares de la Tierra, los cuales dependen de la
evolución de sus particulares Angeles regentes o Espíritus
nacionales, pero que pueden ser conectados si se posee la
adecuada sensibilidad psíquica para registrarlos. Estos
ambientes territoriales son creados por los devas de la
tierra, del agua, del fuego y del aire en su interdependiente
actividad de substanciar o de darle forma psíquica a las
reacciones comunales de las miríadas de especies minerales,
vegetales y animales que evolucionan por doquier y
constituyen, desde el ángulo esotérico, la faz oculta o
mística de la Tierra.
Es decir, que lo que técnicamente definimos como la flora y
fauna de un país es el resultado de la evolución de todas las
especies vegetales y animales que allí tienen su vida y razón
de ser, es decir, las motivaciones distintas regidas por la
Ley del Karma que se expresan de acuerdo con la singularidad
propia de aquel país.
Sobre este punto deberíamos ser enormemente críticos y ver
hasta qué punto la inclinación del eje de la Tierra en
relación con la eclíptica o movimiento alrededor del Sol,
afecta el karma de ciertas regiones o áreas del planeta,
favoreciendo a unas y perjudicando a otras, siempre desde el
ángulo de apreciación humana, como ocurre por ejemplo en la
evolución de las especies vivientes, incluidos los seres
humanos, en las zonas tórridas, templadas o glaciales, cuyas
condiciones de vida serán tanto más difíciles cuanto más
afectadas estén por los ángulos de inclinación terrestre en
relación con el astro solar. Bien, éstas pueden ser unas ideas
muy interesantes y dignas de tener en cuenta al tratar los
ambientes territoriales del planeta, inhóspitos unos,
acogedores y hasta singularmente benignos otros, lo cual
-aparte de la idea implícita del Karma gravitando sobre
aquellos territorios- nos muestra la singularidad de ciertos
Devas regentes de los mismos y que cubriéndolos con su manto
de luz etérica, como se dice esotéricamente, confeccionan las
condiciones ambientales y psíquicas que constituyen sus
particulares almas territoriales.
El tema de los ambientes territoriales es inmenso y no puede
ser abarcado en su totalidad ya que atañe a todas las unidades
de vida en ellos inmersas, desde los elementos químicos que
evolucionan a través de la materia organizada del planeta
hasta el más esplendente Deva realizador y constructor del
ambiente que caracteriza a un extenso Continente planetario.
Lo que mayormente nos interesa en el estudio de este Tratado
Esotérico sobre los Angeles es percibir el significado intimo
del término ambiente, a fin de que captando por intuición, por
discernimiento o por simple análisis intelectual, la idea de
que toda unidad de vida y de conciencia crea su propio
ambiente psíquico y que la suma de todas estas unidades,
independientemente de sus particulares evoluciones, crea en el
éter las modificaciones sensibles que llamamos ambiente
colectivo, nuestra actitud psicológica frente a la sociedad o
comunidad social de que formamos parte, ya se refiera a la
familia, al gremio profesional al que pertenezcamos o al lugar
del planeta en donde hemos nacido y en el que iniciamos
nuestro destino humano, será sin duda la de los verdaderos
aspirantes espirituales, es decir, de cooperación consciente
con los Devas que en multiplicidad y diversidad de especies y
jerarquías, pueblan los éteres del espacio y crean los
distintos ambientes psíquicos de la Tierra convirtiéndolos en
los anclajes de las energías planetarias de los Señores del
Karma, teniendo presente, de acuerdo con el principio de
Bondad y de Justicia que Ellos representan, que todos los
ambientes de la Tierra pueden y deben ser mejorados,
dignificados y ennoblecidos de acuerdo con la voluntad
inteligente del ser humano. Así, obrando en tal sentido, la
ley del Karma será tanto más benigna cuanto con más interés se
aplique el hombre a la tarea creadora de gobernar sus propias
actitudes personales, de modificar sus impulsos emocionales de
acuerdo con la ley de fraternidad y de expresar bondad y
comprensión en todas sus relaciones sociales.
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