|
AAB-DK:
La Revelación de la Visión.
[Iniciación Humana y Solar]
La próxima importante
revelación es la de la Visión, pues ha llevado al individuo a
enfrentar a Aquél con quien ha tenido que ver durante
incontables épocas, despertando en él la comprensión
inquebrantable de la unicidad de la vida fundamental, al
manifestarse a través de las vidas menores. La primera
revelación concierne a lo indefinible e inimitable y es (para
la mente finita) infinito en su abstracción y absolutismo. La
segunda revelación concierne al tiempo y espacio, e involucra
el reconocimiento por el iniciado -mediante el sentido de la
visión oculta recientemente despertado-, de
[i120]
la parte que ha desempeñado y debe desempeñar en el plan y
posteriormente la parte del plan mismo, en lo que concierne a
a. su Ego,
b. su grupo egoico,
c. su rayo grupal,
d. su Logos planetario.
En esta cuádruple captación está descripto el
conocimiento gradual que corresponde al proceso de las cuatro
iniciaciones que preceden a la liberación final.
En la primera iniciación
se da cuenta definidamente de la parte poco evidente que le
corresponde en su vida personal durante el intervalo desde la
revelación hasta la segunda iniciación. Esto puede requerir
una o varias vidas. Sabe la dirección
[e105]
que debe tomar; conoce algo de su participación en el servicio
de la raza; ve el plan como un todo, en lo que a él concierne,
como un pequeño mosaico dentro del diseño general; adquiere
conciencia de cómo puede servir -con su particular tipo de
mentalidad, su conjunto de facultades mentales o de las otras,
y de sus diversas capacidades- y lo que debe realizar antes de
poder hallarse de nuevo ante la Presencia y recibir una amplia
revelación.
En la segunda iniciación
ve la parte que su grupo egoico desempeña en el esquema
general. Llega a ser más consciente de las distintas unidades
de grupo con las cuales está intrínsecamente asociado; las
reconoce por sus personalidades, si están encarnadas, y en
cierto modo ve cuáles son las relaciones kármicas entre él,
los grupos y los individuos; obtiene la visión interna del
propósito específico grupal, y de su relación con otros grupos.
Entonces puede actuar con mayor seguridad y su intercambio con
otros individuos, en el plano físico, será más firme; puede
ayudarlos y ayudarse a sí mismo a ajustar el karma y, por lo
tanto, acercarse más [i121]
rápidamente a la liberación
final. Las relaciones grupales se consolidan, y los planes y
propósitos pueden impulsarse más inteligentemente. A medida
que prosigue esta consolidación de las relaciones grupales,
produce en el plano físico esa concertada acción y unidad
inteligente del propósito, que da por resultado la
materialización de los ideales superiores y la adaptación de
la fuerza para el sabio desarrollo de los fines de la
evolución. Cuando esto llega a cierta etapa, las unidades que
forman los grupos han aprendido a trabajar juntas y a
estimularse mutuamente, de manera que pueden adquirir un mayor
conocimiento, que dará como resultado mayor capacidad para
ayudar.
En la tercera iniciación
se le revela al iniciado la finalidad del subrayo del rayo al
cual pertenece su ego. Todas las unidades egoicas pertenecen a
algún subrayo del rayo monádico. Este reconocimiento se le
otorga al iniciado, a fin de capacitarlo para encontrar
oportunamente por sí mismo (siguiendo la línea de menor
resistencia) el rayo de su mónada. El subrayo lleva en su
corriente de energía muchos grupos de egos y no sólo tiene
conciencia de su grupo egoico y de su inteligente finalidad,
sino de muchos otros grupos similares. Su energía se dirige
conjuntamente hacia un objetivo claramente definido.
Habiendo aprendido algo sobre las relaciones grupales y
desarrollado la capacidad de trabajar con unidades en
formación grupal, el iniciado aprende el secreto de la
subordinación del grupo al bien del conjunto de grupos. Esto
se manifiesta en el plano físico como capacidad para trabajar
sabia, inteligente y armónicamente
[e106]
con distintos individuos, colaborar en grandes planes y
ejercer una amplia influencia.
Se le revela una parte de los planes del Logos planetario
y esta visión incluye la revelación del plan y del propósito
en lo que al planeta concierne, aunque todavía la
[i122]
visión sea confusa respecto a esos planes, en su relación
planetaria. Esto lleva al iniciado, por medio de una serie de
graduados conocimientos, a los portales de la
cuarta iniciación.
Con la total liberación del iniciado de las ataduras en los
tres mundos y la ruptura de todas las ligaduras de las
limitaciones kármicas, amplía enormemente la visión y puede
decirse que por primera vez se da cuenta de la amplitud del
propósito planetario y del karma en el esquema. Habiendo ya
ajustado su karma personal, relativamente de poca importancia,
puede dedicarse a agotar el karma planetario y también
abocarse a desarrollar los planes de largo alcance de esa gran
Vida que incluye a todas las vidas menores. No sólo alcanza el
pleno reconocimiento del propósito y los planes de toda la
evolución en su propio esquema planetario, la Tierra, sino que
incluye en su radio de conocimiento, ese esquema planetario
que es el complemento o polo opuesto de nuestra Tierra.
Comprende la interrelación existente entre los dos esquemas y
se le revela el vasto propósito dual. Se le demuestra que este
plan debe convertirse en un solo plan unido y de allí en
adelante dedica todas sus energías a colaborar en forma
planetaria, a medida que el plan se desarrolla, mientras
trabaja con las dos grandes evoluciones en nuestro planeta, la
humana y la dévica, y a través de ellas. Esto concierne al
establecimiento de los reajustes y a la aplicación gradual de
la energía para estimular los diversos reinos de la naturaleza
y, mediante la fusión de todas las fuerzas de la naturaleza,
acelerar la interacción de la energía entre los dos esquemas.
De este modo los planes del Logos solar pueden consumarse a
medida que se desarrollan por medio de los dos Logos
planetarios. El manejo de la energía solar, en pequeña escala,
es ahora privilegio del iniciado, pues no sólo se lo admite en
la cámara del concilio de su propia Jerarquía, sino que se le
permite asistir cuando otros agentes planetarios están
[i123]
reunidos con el Señor del Mundo y los
dos grandes dirigentes departamentales.
En la quinta iniciación
la visión le otorga al iniciado una perspectiva más amplia y
ve un tercer esquema planetario que, con los otros dos, forma
uno de los triángulos de fuerza, necesarios en el desarrollo
de la evolución solar. Así como toda manifestación prosigue
por medio de la dualidad y la triplicidad, para retornar a la
síntesis eventual, así estos esquemas, que sólo son centros de
fuerza en el cuerpo de un Logos solar, actúan primero como
unidades separadas que viven su propia vida integral,
[e107]
luego como dualidades, por el
intercambio de fuerza a través de dos esquemas, pues en esta
forma se ayudan, complementan y estimulan mutuamente y,
finalmente, como un triángulo solar, que hace circular la
fuerza de un punto a otro, de un centro a otro, hasta que la
energía es fusionada y sintetizada y los tres actúan en forma
unida.
Cuando el adepto de la quinta iniciación puede actuar de
acuerdo con los planes de los tres Logos implicados,
colaborando con ellos cada vez con mayor capacidad a medida
que transcurre el tiempo, está preparado para la sexta
iniciación, que lo admitirá a cónclaves superiores. Así llega
a participar no sólo de los propósitos planetarios, sino
también de los solares.
En la sexta iniciación
posee la más maravillosa visión de toda la serie. Ve el
sistema solar como una unidad y recibe una breve revelación
que abre ante su asombrado entendimiento los propósitos
fundamentales del Logos solar, viendo por primera vez el
conjunto de planes con todas sus ramificaciones.
En la séptima iniciación
su visión penetra más allá del "círculo no se pasa" solar y
puede ver lo que ha conocido como fundamental hecho teórico,
que nuestro Logos solar está implicado en los planes y
propósitos de una Existencia superior y que el sistema solar
es sólo uno de los numerosos centros de fuerza y por su
intermedio se está expresando una Entidad cósmica mucho más
grande que [i124]
nuestro Logos solar. En todas estas
visiones subyace un gran propósito: la revelación de la unidad
esencial y el descubrimiento de esas relaciones internas que,
una vez conocidas, tenderán, en forma cada vez más plena, a
impulsar al iniciado a servir abnegadamente y lo convertirá en
un trabajador de la síntesis, la armonía y la unidad
fundamental.
La ceremonia de la Iniciación, donde se le abren los ojos
al iniciado para ver y comprender, se divide en tres partes,
que no obstante son un solo proceso:
1. El pasado
se despliega ante él; se ve a sí mismo
desempeñando muchos papeles, comprendiendo que sólo
constituyen la gradual conducción de sus fuerzas y
facultades hasta el punto en que pueda servir a su grupo y
con el grupo. Se ve y se identifica -según la iniciación-
a. con él mismo, en muchas vidas
anteriores,
b. con su grupo, en anteriores
grupos de vida,
c. con su rayo egoico, mientras
afluye a través de muchos cielos, con su Logos planetario,
cuando actuó en el pasado, a través de muchas evoluciones
y reinos en todo el esquema,[e108]
y así sucesivamente,
hasta que se identifica con el pasado de la Vida una, que
fluye a través de todos los esquemas planetarios y
evoluciones del sistema solar, lo cual despierta en él la
resolución de agotar karma y de saber (al ver las causas
del pasado) cómo debe realizarlo.
2. En el presente, se le revela el trabajo específico
que debe realizar en el cielo menor inmediatamente implicado.
Esto significa que no ve tan sólo lo que le concierne, en
determinada vida, sino que reconoce la
[i125]
parte inmediata del plan -quizás
implique varios de sus pequeños cielos llamados vidas- que
el Logos planetario trata de ver consumado. Entonces puede
decirse sin lugar a dudas, que conoce su trabajo y puede
dedicarse a su tarea con clara comprensión de por qué, cómo
y cuándo.
3. En el futuro, se le concede, a fin de estimular al
iniciado, una visión de la consumación final, de un
esplendor más allá de toda descripción, con destacados
puntos que indican los pasos principales para llegar a esa
consumación. Durante un breve instante ve cómo será el
esplendor y ese sendero de radiante belleza que fulgura cada
vez más hasta el día perfecto. En las primeras etapas ve la
gloria de su perfeccionado grupo egoico y, posteriormente,
la radiación de un determinado tipo y color, que fluye del
rayo que lleva en su seno a los perfectos hijos de los
hombres y, aún más tarde, obtiene una vislumbre de la
perfección de ese gran Ser, que es su propio Logos
planetario, hasta que finalmente se le revela la perfección
de toda belleza y la radiación que incluye a todos los otros
rayos de luz , el sol brillando en toda su fuerza, el Logos
solar en el momento de la consumación del propósito.
[
VBA: Los Misterios de
Shamballa
]
2006-09-28
|