Conferencia
Vicente Beltrán Anglada
[edición en curso]
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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.
[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]
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Magia Organizada Planetaria
La Ciencia de los Intervalos
Barcelona, 27 de diciembre de 1984
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Barcelona, 27 diciembre 1984. — Magia Organizada Planetaria: La Ciencia de los Intervalos. Intervalo, respiración y discipulado. Analogía con la Astrología.
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Vicente.— Hoy podríamos discutir conjuntamente uno de los temas más difíciles de comprender en esoterismo; esotéricamente se llama la Ciencia de los Intérvalos. De la misma manera que la música es un silencio entre dos notas, debe haber un silencio, una pausa, entre dos respiraciones. Entre la inhalación y la exhalación debe haber una pausa de silencio. Ya sabéis que respirando se inhala prana por la fuerza vital del ambiente, que constituye el aura etérica del planeta y, por lo tanto, también del Sistema Solar. El prana está constituido por una serie impresionante de elementos dévicos que se manifiestan como protones, electrones, como neutrones, como esta energía del ambiente. La muestra de que respiramos es una composición de distintos tipos dévicos, los devas que constituyen el oxígeno, y los devas que constituyen el nitrógeno. Por lo tanto, estamos hablando de cosas conocidas. Si miráis el cielo azul un día muy soleado, si estáis muy atentos, veréis que surgen de la atmósfera unos pequeños puntos luminosos que aumentan o disminuyen según la carga ambiental, o según el grado de calor del ambiente, se manifiestan por fricción y son la base constitutiva del prana. Pues bien, cuando estamos respirando, cuando estamos inhalando esta atmósfera cargada de prana, nos limitamos a aquella persona que come sin digerir, sin masticar, por lo tanto, no se adquiere de la atmósfera, o del prana, toda la potencia eléctrica que contiene, porque lo que llamamos, digamos, la ciencia de los intervalos que da, por ejemplo, la música, que es un silencio entre dos notas, y que se puede aplicar en todas las ocasiones y oportunidades en la vida del ser humano, en la respiración toma una importancia capital, porque hay una gran semejanza, una gran analogía, entre el silencio entre dos pensamientos y el intervalo entre dos respiraciones, o sea, entre la inhalación y la exhalación, y entre la exhalación y la inhalación. Cada período respiratorio consta de una inhalación, una pausa, una exhalación y otra pausa. Esto, esotéricamente es paladear el prana, es como si masticásemos el prana. El prana penetra, no sale rápidamente, sino que se queda dentro del organismo, vivificándolo, transformándolo, rejuveneciéndolo. Por esto, cuando se dice esotéricamente que el hombre no sabe respirar –al ser humano, me refiero– está enseñando el gran misterio de los intérvalos que no son utilizados por los seres humanos.
Hay que aprender a respirar convenientemente para, de esta manera, por analogía, llegar al silencio. Hay que tratar de experimentar estas pausas. Me acuerdo que, en uno de los grados superiores de la Escuela Arcana, se da una importancia muy especial a este paladeo pránico o a este intervalo que existe entre dos períodos respiratorios. Llega un momento en que la pausa es más grande que la inhalación y que la propia exhalación. Cuando una pausa es muy prolongada, y esto viene con el hábito, con el tiempo, entonces, con menos cantidad de aire, vivimos, pero el ser humano está constituido de una manera específica, que tiene que agotar una serie de respiraciones antes que llegue el período, digamos, de la restitución o de la muerte. Si vamos ahorrando esta energía –y esto lo hace el iniciado– entonces, este gran espacio que existe entre dos respiraciones, en que quedan suspendidas casi por completo las facultades de la respiración, como en el caso de Samadhi, por ejemplo, en que el intervalo entre dos respiraciones es tan grande que prácticamente el yogui no necesita inhalar. Entonces, se sucede un milagro de orden dentro del organismo del iniciado, es que absorbe el prana por todas las partes de su ser, como si su ser fuese transparente o tuviese mil bocas orientadas hacia el Cosmos. Así, el prana penetra íntegramente el organismo del iniciado, rejuveneciendo sus células, poniéndolas incandescentes. La incandescencia de una célula tiene su contraparte en aquello que llamamos un planeta sagrado, que por la respiración logoica, por un gran intervalo logoico, se sucede esta pausa tan grande que produce la substancia mística del Sistema, la evolución del propio Sistema. Y nosotros estamos aprendiendo las leyes cósmicas en las pequeñas cosas; es decir, estas pequeñas cosas a las cuales no asignamos demasiada importancia, porque son tan insignificantes ¿verdad?
La respiración tiene una importancia capital, esotéricamente hablando, porque hay una relación entre el período entre dos respiraciones y la ausencia de deseos y de pensamientos. Se produce el milagro dentro del organismo, que es la evolución del ser encarnado dentro de este organismo. El hecho de que un iniciado pueda vivir cientos y cientos de años sin perder su jovialidad, sin perder fuerza y energía, simplemente porque está aprendiendo del Logos a respirar correctamente, y con menos gasto de energía sustenta un organismo que las pasiones humanas, de demasiados pensamientos, demasiadas palabras, llegará un punto en que agotan la reserva y el ser vive menos, porque es la ley, porque cada minuto el ser humano tiene un coeficiente de dieciocho respiraciones. Una persona cuando está en ansiedad, en un minuto está gastando una cantidad increíble de unidades de tiempo. En lugar de hacer una sola respiración, la ansiedad, puede ser un ciclo de treinta y seis, o setenta y dos, o como sea, no puede el cuerpo humano entonces resistir, debido a que está calculada a una frecuencia determinada, asimilar todo este prana que es como aquella persona que come mucho y no digiere, y lleva por concepto, naturalmente lógico, a destruir su cuerpo por la enfermedad. Es decir, os daréis cuenta, y aquí siempre trato de buscar relaciones, que cuando estáis muy atentos apenas respiráis. Daos cuenta cómo se enlazan las ideas. Cuando estáis fatigados, corriendo, el cuerpo necesita más respiraciones para la cantidad que demanda el organismo para sostenerse, pero esto no sería nada en comparación con la energía pránica que se gasta inadecuadamente, cuando hay una gran tensión emocional, porque cuando sentís una gran tensión apenas podéis respirar, o respiráis en forma desacorde, con aquél cúmulo de perfección con que Dios dotó al cuerpo físico del hombre, y hace que no pueda seguir el ritmo de lo natural, de lo impuesto por la propia naturalidad de Dios, porque estamos hablando de la Divinidad y de la cosa perfecta, y nosotros que somos el ser más perfecto de la creación, físicamente hablando, porque reflejamos la imagen del propio Logos, resulta que como cualidades, las cualidades de la comprensión, las cualidades del entendimiento, las cualidades del control, no las poseemos a aquella altura dentro de la cual nosotros podemos hacer como Dios, una armonía en nuestra vida, tratando de armonizar los pensamientos con los deseos y los deseos con la intención, lo cual se realiza fácilmente si se aprende a respirar. Diréis: esto lo puede hacer cualquier yogui o cualquier mago negro, pero es que el mago negro conoce la ley, y llega a un estado de Samadhi que no es el Samadhi búdico, pero es un Samadhi astral que posee, que le da una vitalidad, y el mago negro en este caso está casi a la misma altura del mago blanco, salvando los niveles, porque el Samadhi es búdico y el estado de Avitchi, como se llama esotéricamente del Adepto de la magia negra, que penetra en ciertos lugares recónditos del plano astral y tiene un cobijo que se ha ganado a fuerza de respirar correctamente. Sucede, sin embargo, una cosa, que así como los átomos luminosos, por decirlo de alguna manera, que absorbe el yogui perfecto de la magia blanca cuando está respirando, está introduciendo en su organismo energía búdica a través de átomos de hidrógeno muy especializados, sin carga de anus; quiere vivir correctamente desde el plano búdico como una bendición de Dios. No es lo mismo que lo que está anhelando el mago negro en el plano astral, merced a un régimen disciplinario de respiración, merced al cual tiene una gran vitalidad para conservar su cuerpo físico, pero no la capacidad mental que posee el mago blanco, ni la capacidad de sentimiento creador que también tiene el mago blanco, sino que el cuerpo físico puede perdurar un ciclo determinado, pero el cuerpo astral llega a destruirse, debido a que en ciertos niveles del plano astral el mago negro no puede penetrar, como tampoco puede penetrar en el nivel abstracto de la mente, sino que tiene que trabajar con materia, digamos, de los desechos de la humanidad, los pensamientos corrosivos, gastados por las generaciones que nos precedieron, está utilizando material muerto, marchito. Pero como el hombre en cierta manera, el ser humano, su vida no está de acuerdo con la ley, está siguiendo el impulso de las emociones incontrolables del ambiente, su pensamiento es inconstante y falto de fluidez, por lo tanto, lo que da al ambiente el ser humano actual es un deplorable efecto que el iniciado clarividente puede observar, viendo su entorno, su aura etérica, o su aura magnética, como queráis definirlo, y que, por lo tanto, con ciertas prácticas, surgiendo siempre de una correcta intención, podíamos prolongar nuestra cuota vital, rejuvenecernos para mejor trabajar para la humanidad. No es para ser mejores físicamente, para que la gente diga: “esto es un ejemplar”, macho o hembra de la raza humana. No se trata de esto, se trata de tener un cuerpo físico tan especializado para recibir ondas búdicas, que forzosamente habrá que trasformar de una u otra manera, este organismo que lo tenemos gastado, queda sujeto por completo a la enfermedad, y la enfermedad son átomos nocivos agrupados en torno de una figura central que llamamos un elemental constructor. Pues lo mismo que sucede cuando nacemos a la vida física, a través de un elemental físico que provee de átomos a su cuerpo físico, que sucede lo mismo con la construcción de nuestro cuerpo astral, con la adición, con la incorporación alrededor del átomo permanente astral de todos los átomos astrales que están en calidad y consonancia magnética con aquella fuerza del átomo permanente que es parte de nuestra vida, o con la serie de pensamientos que van y vienen por la mente impulsados por una corriente de sintonía producida por el elemental que ha construido nuestro cuerpo mental, que constituye todo el secreto de la magia organizada en el planeta, y que lleguemos a la conclusión, partiendo de una buena intención, una correcta intención, de que para servir a la humanidad, para servir en el contexto familiar, en el contexto social, en el contexto profesional, precisamos de un organismo lleno de salud, vibrante, a través del cual se pueda manifestar un aura etérica capaz de inundar de paz nuestro ambiente. Por esto, no para perdurar la vida hasta extremos inauditos o indecibles, sino simplemente para mantener un cuerpo, desde que nacemos hasta que morimos, libres de la enfermedad, libres de contextos provenientes del ambiente que se introducen en forma dévica a través de la respiración inadecuada. La respiración se hace necesaria siempre para vivir, para sostener el cuerpo; pero existen etapas de respiración a través de los intervalos, mediante las cuales se puede ascender por los niveles que constituyen los planos de la naturaleza física, la naturaleza astral, la mental, etc., etc., porque el cuerpo físico aunque no sea un principio es el recipiente de todas las energías que están pululando por el ambiente, y que se manifiestan a través de la mente o a través del cuerpo emocional, a través del deseo. Así que daos cuenta que cuando hablamos de silencio lo hacemos en sentido genérico, no el silencio físico, de no hablar, de estar en reposo, sino un silencio mental, un silencio emocional que participe de la gloria búdica y que, para conseguir esto precisamos, precisamente, de establecer un silencio o un intervalo entre dos notas respiratorias, y nos demos cuenta al respirar que estamos creando música, que en este momento estamos reflejando la gloria del Dios manifestado en el cuerpo físico, que es lo que decíamos el lunes pasado, la gloria del Cristo que nace. Tiene que nacer y renacer muchas veces para llegar a la perfección y que, por tanto, los conceptos de historia, que son muy distintos de los conceptos místicos, tienen que cambiar de objetivo por completo, porque estamos viviendo una época en la vida humana en la cual se nos exige un esfuerzo superior al que se exigía a las razas del pasado, porque los tiempos son llegados, porque estamos llegando a final de siglo, muchos de vosotros lo veréis y muchos de vosotros oiréis hablar del Cristo resucitado o del Cristo que ha nacido de nuevo dentro de la humanidad, y hay que prepararse para este evento. Y esto para mí es un trabajo de servicio dentro de un ashrama, dentro de un grupo esotérico, que merece la atención, porque imprime un ritmo a nuestra vida que está de acuerdo con lo que está viniendo desde las zonas cósmicas del planeta, enlazado con constelaciones de las cuales no tenemos ni remota idea, pero que está ahí tratando de abrirse paso a través de un éter caldeado por las pasiones de los hombres. Está hendiendo, agujereando este éter para llegar a nosotros y, naturalmente, ¿quién realiza esto?, solamente puede hacerlo el discípulo, o el aspirante espiritual, el hombre y la mujer de buena voluntad en el mundo, capaz de taladrar en cierta manera esta capa nebulosa que nos envuelve, y continuar laborando constantemente para que esta hendidura que hemos creado en el éter sea cada vez más ancha, para que más rayos cósmicos puedan llegar a nuestra vida.
Pues bien, una manera muy fácil de abrir esta hendidura en la estructura etérica del planeta es la respiración. No podéis estar en silencio respirando como estabais respirando –me lo aplico a mí mismo– sino que tendréis que trabajar de una manera tan intensa en el sentido de la respiración que empezaréis a ver claro el sentido místico de la magia. La magia se basa en la respiración, la magia se basa en el silencio –que es el control de los vehículos–, la magia se basa en la palabra, cuando la palabra surge de este silencio, de este intervalo que surge cuando el hombre ya no piensa que respira, sino que respiran los devas a través de su organismo. Esto es muy importante, y si hacéis la prueba os daréis cuenta que la mente funciona con más profundidad, que los deseos podéis controlarlos mucho mejor, los deseos, naturalmente, que nos convengan-, que os estáis llenando de aspiración superior solamente por respirar correctamente: inhalar, un intervalo, exhalar, otro intervalo y, así, aprendiendo la técnica del iniciado, la técnica mística de la respiración, del pranayama cósmico. El intervalo que existe entre dos respiraciones del Logos crean aquel espacio que llamamos el Gran Pralaya. El Gran Pralaya es la música de las esferas, es la música que surge del silencio prolongado, es el Samadhi de los Dioses. Pues, entonces, veremos que el Universo, aunque se nos diga que tiene solamente un Pralaya, y un período de actividad, de hecho son cuatro actividades desconocidas para la mayoría de esoteristas, es una respiración, un intervalo, y en la exhalación surge el Universo. El Universo queda pendiente de la intención del Logos; el Logos, entonces, solamente posee intención, no respira, intención solamente. Vuelve a surgir, vuelve a coger aquello que conviene dentro del cuerpo universal, lo lleva hacia dentro, otro intervalo, y en aquél intervalo las partículas moleculares del Universo que han sido succionadas por la respiración del Logos se vuelven incandescentes porque se alían con el prana del Dios cósmico. Vuelve a exhalar y vuelve a inocular dentro del Universo que ha creado unas formas, unos arquetipos que están más de acuerdo con la ley. Que es lo que tenemos que hacer nosotros en nuestra pequeña vida humana, que es un reflejo de la Divinidad, que es el microcosmos del gran macrocosmos, que es la ley personificada, aunque no nos demos cuenta, que estamos asistidos por ángeles de categoría superior en este período de prueba transitoria en el cual estamos encarnados. De ahí surge la teoría de los Ángeles Guardianes, a los cuales tendremos que hacer mucha referencia porque fueron parte de la gran ley cósmica.
Y todo el proceso que se vaya llevando a cabo en los pequeños grupos esotéricos del mundo, tiene una importancia suprema porque enseña a los hombres cómo comportarse, las leyes de la fraternidad, si no, los ángeles serían imposible de comprenderlas. Es lo mismo que la creación del Universo a través de los grandes Arcángeles, de los grandes Mahadevas que están trabajando bajo la inspiración del Logos, creando el Universo a través de sus respiraciones que son invocaciones de fuerza, pues la respiración es una invocación de fuerza pránica. Cuando existe un remanente pránico dentro del organismo que trabaja ya independientemente de nuestra voluntad, cuando a su conjuro las demás células se hacen radioactivas y empieza, por tanto, el proceso que tantas veces es descrito como de radiación, entonces es cuando los grandes Maestros ven la posibilidad de introducir en la humanidad esta fuerza tremenda que Ellos canalizan desde el Cosmos. Somos importantes en la vida y que, por lo tanto, debemos tener la responsabilidad que nos asigna esta importancia que tenemos ante los ojos de Dios. Acordémonos que somos el macrocosmos para el microcosmos de los reinos inferiores, y aquellas fuerzas ambientales que desconocemos, que dependen de nosotros para su propia evolución, la infinita cohorte de elementos dévicos que están esperando el momento en que nos decidamos a introducirlos dentro del organismo físico, emocional y mental, para que puedan purificar su naturaleza a través de la purificación de la nuestra, para que puedan surgir vivos y rutilantes trazando nuevas estelas y nuevos rumbos dentro de su propio ambiente dévico. La importancia de tener radioactivos los átomos que constituyen nuestro cuerpo, de los compuestos moleculares que constituyen el ambiente, y aprender a ser magos solamente por pequeñas prácticas que desdeñamos, porque, ¿quién se va a preocupar de respirar? La ley ya se preocupa de la respiración, y el hombre ¿qué?, el hombre es el primero que debe acatar la ley. ¿No existen cuatro intervalos en la vida de la naturaleza? ¿No hay una noche y un día, y un crepúsculo y una aurora? ¿No existe la fuerza de las constelaciones que también tienen un movimiento rítmico que consta de cuatro estaciones, también, como el año solar? Pues bien, ¿por qué nosotros tenemos que tener dos movimientos: la espiración y la exhalación?, ¿por qué no introducir dentro de cada espacio respiratorio una pausa de silencio, una pausa de paladeo en el prana, y aprender así a rejuvenecer nuestras células, a rejuvenecer el organismo entero, a cumplir con la ley? Y esto es fácil de realizar, no hay que empezar con fatigas, que os haría daño, porque lleváis una frecuencia de respiración inadecuada desde el momento en que empezasteis a razonar, y al razonar, sin daros cuenta, ya os apartasteis de la ley, hicisteis una ley entre vosotros, y lo que es la ley, tal y como se expresa en la naturaleza.
Pues bien, se puede empezar a trabajar ahora como verdaderos esoteristas, porque el otro día os decía que en el ashrama nos enseñan a callar para poder hablar, nos enseñan a respirar correctamente para poder producir magia, porque la magia constituye el secreto místico de unión del hombre con el deva. Si el hombre invoca correctamente a los devas los hace evolucionar, y de la intercomunicación entre el hombre y el deva surge una luz que desconocemos, como surge la luz dentro de una lámpara, un polo positivo y un polo negativo se han unificado para constituir un tercer elemento. Y esto en la respiración se podrá ver cuando empecemos a respirar de esta manera que os digo, los espacios, el primer tiempo, los intervalos en los primeros momentos serán débiles porque os ahogaréis, y no hay que prolongar más allá de la medida de las fuerzas. Pero, dentro de un año si vais haciendo así veréis que el intervalo que existe entre la inhalación y la exhalación ha determinado en vosotros un paladeo pránico, que os da salud, que os da alegría y potencia vital, que os permite pensar, porque, ¿de qué sirve una mente muy aguda si al compuesto celular del cerebro le falta elemento pránico para poder reaccionar al impulso de esa fuerza que estamos invocando, del prana? Entonces, de la misma manera que cuando estáis muy atentos estáis respirando correctamente, daos cuenta de que cuando estáis muy atentos, cuando estáis muy en silencio, apenas respiráis. Hay que jugar con estos elementos, con el silencio, con la palabra correctamente utilizada y con las pausas respiratorias. Aprended de la música, que es un silencio entre dos notas, y utilizar esta fuerza tremenda de los intervalos para producir la magia organizada en nuestro mundo. Si tenéis alguna duda podíamos discutirlo conjuntamente.
Interlocutor.— ¿El intervalo ha de ser intenso?
Vicente.— Depende de la persona.
Interlocutor.— ¿En el momento de realizar la respiración se ha de llenar los pulmones bastante o normal?
Vicente.— No, no, normal, lo que hay que respirar dulcemente, como si hicieses una obra de arte, con belleza, y al llegar al final de vuestra inspiración, un intervalo. El intervalo depende de la capacidad de retención de los pulmones, que están habituados a vivir sin intervalos, entonces este intervalo es creador, por pequeño que sea. Llegará el momento en que el intervalo será de la misma medida que la inhalación y la exhalación, entonces estaremos en posesión del ritmo lunar –que hay que empezar por este ritmo, primero- cuarto creciente, cuarto menguante, luna nueva y luna llena. Son cuatro intervalos de la Luna, también. Para llegar finalmente a aquella etapa en que existe el día, la noche, más la aurora y el crepúsculo. Los dioses poseen el crepúsculo más largo de todo los seres vivientes, igual que las auroras, porque sus pausas están en orden a las constelaciones del zodíaco y no simplemente al movimiento de la Tierra o a las fases de la Luna. Esto tendrá que aprenderlo mucho el astrólogo moderno, el astrólogo esotérico, porque entonces verá las energías que puede inhalar cualquier persona de no importa qué signo del zodíaco, para coger del signo astrológico al cual pertenezca, la mayor cantidad de energía pránica que precisa para convertirse en el arquetipo que corresponde a aquél signo. Así nació, en su día, el Trabajo de Hércules, que respiró correctamente en cada uno de los signos del zodíaco. Y esto no se dice en los libros, hay que comprenderlo por la intuición, utilizando la analogía hermética, porque como sabemos “igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba”. Todo es lo mismo, depende solamente de la proporción, la extensión, la profundidad de la conciencia que evoluciona, pero la ley es la misma, y los Logos se sujetan a la ley porque ellos forman parte de la ley del espacio, de esta gran entidad desconocida que da a cada cual lo que le corresponde, y que utilizan los Señores del Karma para producir los universos y para producir los planetas, y que hay Señores del Karma allí donde exista siempre la humanidad que evoluciona. Los Señores del Karma nacen con la vida del hombre. Cuando empieza a razonar, el hombre empieza a crear karma, empieza a respirar mal, empieza a hablar mal, y todo lo hace mal porque perdió el ritmo que se le enseñó desde el principio de los tiempos y que forma parte del equipo del Alma. Pero, poco a poco, a medida que avanza la evolución, se da cuenta el ser humano que forma parte del conjunto cósmico y que, por lo tanto, de una u otra manera es consciente que se está apartando del conjunto cósmico, que falta a la ley, que falta al principio, que falta a la armonía, que falta a la música y que, por lo tanto, en tanto exista una humanidad deshumanizada, una humanidad que no comprende, nuestro planeta no podrá ser sagrado, como no podrá ser sagrada una célula dentro de nuestro cuerpo si nosotros no nos hacemos sagrados. La célula, por su parte, si tiene conciencia, yo creo que tiene conciencia la célula, tratará de incorporar su célula luminosa con otras células que no sean luminosas y, de la misma manera que por partición, una unidad se separa en dos mitades, de la misma manera una entidad resplandeciente, una entidad eléctrica desarrollada convenientemente, tendrá el poder de hacer radioactiva otra célula del cuerpo. Entonces, la mente y el corazón funcionarán como deben, no como se hace corrientemente. No existirá el egoísmo y, por lo tanto, no existirá la ansiedad, porque el hombre se conformará con lo que tiene, y no apetecerá más de aquello que puede contener su mísera existencia. Por lo tanto, fijaos bien la relación que existe entre la simplicidad del hombre con la simplicidad de la mente, con la simplicidad de los deseos, con el intervalo respiratorio, con el silencio entre dos notas, o con cualquier cosa de las que estamos discutiendo constantemente, para llegar a conclusiones cósmicas de orden tan profundamente dentro de la ley que, forzosamente, nos vamos a convertir en entidades radioactivas que hablen en silencio, que deseen en silencio, que piensen en silencio. Es decir, que el pensamiento surja de un fondo, de un vacío de silencio, que el deseo surja también de un fondo inoperante de apetencias, y que sea un deseo superior, como es la aspiración, por ejemplo, y que el cuerpo físico respire como debe, para que se aleje forzosamente de nosotros por ley natural el estigma de la enfermedad, que es el preludio de la muerte, porque la persona que vive de esta manera no conoce la muerte, y cuando le llega la muerte viene por un ímpetu de amor y no por las leyes del karma.
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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
Barcelona
27 de diciembre de 1984
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
26 Septiembre 2008
Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
27 enero 2008
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