CONFERENCIA
 

VICENTE BELTRAN ANGLADA

 

[edición en curso]
 


 
 

Conversaciones Esotéricas 

La Ley de Periodicidad y el Devachán.

Barcelona, 14 de Diciembre de 1.987
 

"LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZON".

-VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49
 


Conversaciones Esotéricas

La Ley de Periodicidad y el Devachán.


Barcelona, 14 Diciembre 1987.  Conversaciones Esotéricas. La Ley de Periodicidad y el Devachán. La Polaridad Nacimiento_Muerte y el Período de Descanso o Devachán. Los Planos y Subplanos Septenarios. La Línea de Unidad Mental de cada uno que va hacia el Ángel Solar o Antakarana. El Sutratma. Los Planos en el Devachán y la Cumplimentación de lo Deseado. El Contacto definitivo con el Yo_Superior. El Kamaloka y el Avitchi. Relación Alma_Personalidad. Sobre el Mago Negro y la Pérdida del Alma. Relación de la Edad en el Mundo Físico y el Astral. Discípulo y Devachán. Los Deseos cumplidos en el Devachán. El Error del miedo a la Muerte. El encuentro con los Familiares y el Reconocimiento.
 


Vicente. — Una de las grandes leyes universales que el investigador esotérico tiene forzosamente que investigar es la Ley de Periodicidad o de Ciclos. Los más importantes son aquellos reflejados por la dualidad existente por doquier en todas y cada una de las zonas del Universo; por ejemplo, la dualidad: sol–luna, luz-oscuridad, bien-mal, constituyen aspectos de esta ley de periodicidad o de ciclos, o de intervalos, también se puede suponer que hay un intervalo siempre entre dos polaridades. Pero, existe una polaridad que es la que va del nacimiento a la muerte, de un espacio intermedio que constituye un gran misterio a desarrollar por el discípulo o por el esoterista: es la ley del intervalo, o la ley del descanso, que vemos reflejado también por doquier. Entre un Mahamanvántara, o ciclo de expansión de un Universo o Sistema Solar, y su extinción, cuando ya el Universo ha dado ya cuanto tenía que darle al Logos para su expansión cíclica, penetra en otra zona que ya no es actividad, al menos una actividad reconocida objetivamente, que es el gran Pralaya. Existe un periodo de actividad universal, y luego existe un periodo de descanso que también forma parte de la gran dualidad cósmica.

En el hombre también se realiza un periodo de descanso entre dos encarnaciones o entre dos existencias, porque, bien mirado, el nacimiento y la muerte son aspectos muy parecidos por no decir iguales. Se principia por ejemplo el nacimiento a la vida física, pero la muerte es otro nacimiento que va hacia la vida espiritual en el sentido de que se va a un plano que ya no es enteramente físico, que es más sutil. Pero en el periodo abarcado entre dos encarnaciones existe un periodo de descanso que es la réplica en el hombre del gran Pralaya Solar que llamamos el Devachán o el cielo de los cristianos. El objetivo del Devachán es una de las maravillosas aportaciones de la gran compasión logoica hacia el género humano, incluso se ha llegado a decir que dentro de las almas grupales existen periodos de Devachán, para los propios animales, plantas o minerales; para decir a ustedes que estamos tratando un tema realmente cósmico que abarca desde los grandes arcángeles hasta los más humildes átomos, siendo por tanto un trabajo de recopilación constante de todas las fuerzas, de todas las energías, de todo cuanto hicimos, de todo cuanto podemos hacer, y que queda integrado dentro de un concepto digamos filosófico, que queda circunscrito dentro de este yo que todos conocemos y que constituye nuestra expresión física.

La muerte, que tanto aterra a la gente, es el principio de otra vida más serena, más brillante, más diáfana; es el terminar un ciclo y entrar en otro ciclo, digamos, de expansión en otros niveles. Cuando sobreviene la muerte del yo en el plano físico, automáticamente se entra en un plano distinto cuyo objetivo es reducir el yo a su más mínima expresión. Todos los siete subplanos del plano físico están subdivididos en otros tantos subplanos inferiores en razón de siete, porque el siete es el número del Universo, y estos siete subplanos inferiores están subdivididos en otros siete subplanos hasta llegar al infinito. De modo que esto constituye una red realmente maravillosa – para los que tengan clarividencia – que tiene como objetivo un proceso de eliminación de todo cuanto constituye un peso específico de la personalidad, entendiendo que gravitación es un efecto derivado del karma, cuanto más karma más pesa el yo, más hundido en la materia; entonces, niveles y subniveles divididos en otros tantos subniveles, no es sino una red tupida que tiene que cribar todo cuanto el yo físicamente ha hecho durante su periodo de existencia. Se les llama a estos subplanos, tanto físicos, astrales o mentales, los grandes planos de eliminación o de filtración. El yo se va filtrando de manera que lo que pesa se queda en cada uno, digamos, alvéolos, de esta gran red que circunscribe todos los planos, entonces, el yo está pasando por un proceso, digamos, de purgatorio, que es tal como la Iglesia suele decir. Un plano el purgatorio, otro plano, y aquí hasta donde pueda llegar el yo. (Vicente va explicando sobre un dibujo en la pizarra) De manera que, ¿qué es lo que va ascendiendo hacia arriba con el yo? Aquello que no tiene peso, las cualidades distintivas del yo, el bien realizado, aquello que carece de gravedad; esto es lo que va ascendiendo, recopilado esto en forma de síntesis penetra en el átomo permanente; el átomo permanente condensa entonces en síntesis todas las cualidades del yo, los defectos quedan siempre en los niveles de filtración.

Lo que se dice con respecto al plano físico se puede decir igualmente sobre el plano astral. El yo, después de morir, está pululando – depende de su elevación – en los niveles precisos. Sabemos que en el nivel puramente físico, en los siete subplanos conocidos, tenemos un físico-denso; tenemos líquido, gaseoso, y cuatro éteres; estos cuatro éteres constituyen para cada ser humano la materia con la cual fue creado el cuerpo etérico de cada uno de los seres humanos, entonces, estos cuatro niveles – cuatro niveles etéricos – son aquellos que han dado una forma vital al cuerpo físico que acaba de fallecer. Entonces, todo cuanto asciende del cuerpo físico, aquello que se purificó del cuerpo físico, queda encuadrado en uno u otro nivel etérico del plano físico-denso, al ascender se está convirtiendo, igual que pasa con el humo de una chimenea, que cuando surge es muy tupido, pero a medida que se va extendiendo llega un momento que se confunde con el propio espacio, ya no existe, ¿verdad?... Esto es la misión de los subplanos, reducir lo denso a lo etérico, y aquí reducir lo denso del plano astral a lo inmaterial del plano astral, o lo más sutil.

Y lo mismo ocurre con el plano mental. ¿Qué sucede entonces? Primero, este proceso de eliminación, o si ustedes lo prefieren, de recapitulación o sueño del Alma en cada plano, es lo que hace la criba entre defectos y cualidades; aquí quedan en cada subplano los defectos, las cualidades volátiles ascienden, constituyen parte de la fuerza que tendrá el átomo permanente físico y, entonces, va ascendiendo el mismo proceso al plano astral, hasta llegar a ciertos niveles definidos, que yo he definido niveles devachánicos, que son cuatro, situados en el primer nivel – el más descendido – del plano mental, el segundo, el tercero y el cuarto. Al llegar al tercero, que es donde está la vida del Ángel Solar, hay un proceso alquímico que sólo realizan los grandes discípulos o las personas muy mentales, personas experimentadas que realizan el trabajo de crear una unificación entre cada uno de los niveles mentales donde está inscrito, hasta el Ángel Solar; teniendo en cuenta que el átomo permanente mental está en el subplano superior, es decir, en el plano atómico, por decirlo de alguna manera, del plano mental, existiendo entonces una línea de relación entre la capacidad mental de cada persona en los cuatro subplanos, es un plano devachánico, aquí hablamos de otra cosa, aquí hablamos de la mente.

La unidad mental del hombre cambia con su propia evolución, de manera que tenemos cuatro tipos de personas que están utilizando la unidad mental como centro o como chakra, para tener contacto con el Ángel Solar, y a esta línea que va de la unidad mental de cada uno con el Ángel Solar se le denomina Antakarana. La línea que va desde los niveles superiores hasta llegar al nivel físico es el Sutratma o el hilo de la vida, pero cuando hablamos del Devachán estamos hablando del Yo revestido de sus propias cualidades; no hablamos del Ángel Solar sino del Yo revestido de aquello que no tiene peso y, entonces, de acuerdo con la propia evolución, en consonancia siempre con la unidad mental – el desarrollo mental del hombre – el Devachán de una persona puede estar en el primero, segundo, tercero, o cuarto subplano del plano mental, y aquí realiza la tarea específica de dar vida a otras formas de existencia interna, a algo que no ha podido desarrollar en el cuerpo físico en aquella encarnación. De manera que el Devachán es un Cielo, porque todo cuanto el hombre ha logrado a través de todas sus vidas se concentra en el Devachán, y en el Devachán el hombre que dejó su cuerpo, que pasó el purgatorio de tantas eliminaciones, queda circunscrito dentro de una esfera que él mismo ha creado; y dentro de esta esfera – que puede estar situada en esas cuatro regiones devachánicas – vive aquello que hubiese deseado vivir; la persona que sufre ya no sufre más; aquí, por primera vez en su vida, el hombre se encuentra sin karma, queda sujeto a la ley de sus propias cualidades, y estas cualidades engendradas a través de su propia vida física quedan dentro de esta esfera creada por el yo con sus cualidades como un estado de conciencia, no un lugar, un estado de conciencia que puede durar cientos de años, viviendo solamente al amparo de la ley de la paz, de la fraternidad, de la justicia, del gozo, de la felicidad suprema, la felicidad que está al alcance de cada una de las conciencias que forman parte o que han creado el Devachán.

De manera, que el plano devachánico en su totalidad, para el iniciado que tenga vista mental superior, deberá ser en globos, por decirlo de una manera muy concreta, de distintos colores y distinta extensión, en realidad son esferas del color matizado por el Rayo de la persona que todavía está integrada en un Rayo dentro del Devachán; y en este Devachán, la persona, como digo, está viviendo todo aquello que quiso hacer y no pudo realizar, de todo aquello que quiso vivir y el karma se lo impidió, vive una vida realmente de delicia, de felicidad. Así que, por favor, no teman la muerte, sean teósofos convencidos, porque realmente la muerte no existe, solamente cambia la conciencia de estado, no de lugar. El esoterista solamente acepta un lugar cuando hay una cosa concreta, como el cuerpo físico por ejemplo ocupa un lugar, lo demás es mucho más difícil, porque si aquí podemos percibir a través de la autoconciencia un yo físico que ocupa un lugar en el espacio, si no tienen ustedes vista astral no podrán concebir un cuerpo astral, ni tampoco mucho menos un cuerpo mental. De ahí que cuando el iniciado va ascendiendo por la ruta de su unidad mental y llega al cuarto subplano del plano mental, es cuando ya está en la iniciación tercera, segunda y tercera, primera, el segundo subplano del plano mental, y aquí realiza la tarea, y al ascender constantemente por la línea del Antakarana, ¿lo ven? Hay cuatro tipos de Antakarana, de acuerdo con la calidad de la persona, en este momento no hablamos del Devachán, hablamos de este principio mental, de la unidad mental que no está en todos los hombres en el mismo sitio o en el mismo nivel. La unidad mental en cada cual es su propia expresión, su propio pensamiento, sus propias ideas, su modo de concebir la historia, su potencia memorial, todo cuanto constituye un arsenal de cosas lo tiene cada cual en su unidad mental, los datos de aproximación en las cosas, los datos de aproximación en los seres, los datos de aproximación a todo cuanto puede ser un conocimiento esotérico, hasta llegar a un punto en que realmente “Cristo en ti, esperanza de gloria”, como dijo Pablo de Tarso, se convierte en una realidad, uno se convierte en el propio Ángel Solar; así, desde este nivel establece contacto con el Yo superior, ya es permanente. La unidad mental solamente es un reflejo, no es un esfuerzo, hasta aquí la unidad mental ha servido solamente para ascender hasta el Yo, y a medida que se sucedían las iniciaciones, iba integrándose cada vez más con el Ángel Solar, hasta que llegó a la Estatura del Cristo, como se dice en los textos bíblicos, y se convirtió en un Iniciado de la Buena Ley.

La tercera iniciación es la que culmina donde la unidad mental, el Ángel Solar y el mundo abstracto, constituyen un solo bloque, entonces, el iniciado tiene poder sobre todos los elementos, luego va alcanzando los demás niveles hasta llegar al nivel de un Adepto. Pero, lo que quería decirles a ustedes, además de que la idea de la muerte es una idea que el esoterista no la ha tenido en el concepto que se ha venido enseñando a través del tiempo, para dar una idea de que realmente esta ley de descanso cíclico opera en todos los planos, y que cuando hablamos del Logos Solar y de su gran Pralaya, estamos hablando de un Devachán de un Logos Solar, donde vive por anticipado todas aquellas cosas que no pudo actualizar en el presente Universo, o en el pasado Universo y que, por lo tanto, la ley se cumple porque tal como decía Hermes Trismegisto, “Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba” y que, por lo tanto, todo está encuadrado dentro de las mismas leyes y de los mismos principios.

Cuando hablamos de dormir, el descanso, tienen ustedes una idea exacta del Devachán, dura solamente unas horas, pero ustedes ¿qué están viviendo en el Devachán?, el Devachán del sueño. Muchas veces aquello que hubiesen deseado hacer y no pudieron realizar, la ventaja del Devachán es que allí no hay resistencia kármica y ustedes al pensar están viviendo o al sentir están viviendo. El cuerpo físico es una ilusión, no existe el cuerpo físico, existe una apariencia, la apariencia sintetizada de todo cuanto afluyó a través de los tiempos. Pero, las circunstancias del yo, su ambiente, las personas con las cuales se rodea el Devachán, son creaciones mentales del yo que está en el Devachán, no libre del karma. Si fue despreciado el yo por alguien, allí aquella persona lo ama intensamente en virtud del poder que tiene el yo de hacer suyo aquello que quiso desear. Y así tiene que ser, porque si no llevaríamos en cada nueva vida el peso de aquello que no pudimos realizar en vidas anteriores, y el Devachán tiene el poder de hacernos vivir por anticipado aquello que ya podemos vivir más adelante.

Es decir, que se trata de unas ideas que nos han sido explicadas desde el principio de la Teosofía, con todos los datos concretos, históricos, tal como dice Leadbeater, o Besant, por ejemplo, cuando escribieron sus libros a través de la clarividencia, que pudieron percibir viendo los anales del tiempo y, tal como puede entrar un discípulo en un ashrama dirigido sabiamente por el Maestro, que puede saber lo que es el Devachán, puede ver el Devachán, contemplar un Devachán de otra persona, siempre elevándose, porque si tiene usted que contemplar el Devachán de esta persona, usted tiene que situarse aquí, pues si no, en aquella longitud de onda ustedes no verían nada, porque están en la misma situación devachánica. Para comprender lo que pasa en el Devachán de una persona en este nivel, tiene usted que estar aquí. Igualmente para saber lo que pasa aquí hay que atender aquí; dicho de otra manera, para que ustedes puedan ser conscientes de la tercera dimensión, con su volumen, no solamente con su superficie, ustedes tienen que ascender a la cuarta dimensión, es el mismo principio, y si tienen que ser conscientes de la cuarta dimensión, o autoconscientes en la cuarta dimensión, ustedes tendrán que ascender a la quinta dimensión del espacio, y efectuar allí las correspondientes analogías y aspectos descriptivos o aspectos analógicos, o aspectos de estudio. Es decir, que tenemos la suerte – me parece a mí, el buen karma, podíamos decir – de tener ciertas ideas relativas al futuro del hombre, el futuro del hombre que es muy idéntico al futuro de un Logos, solamente que el Logos se expresa en una magnitud y en una situación espacial muy distinta de nosotros, pero la ley igual es para un pequeño planeta como el nuestro, como la más gigantesca y esplendente galaxia, siempre es el mismo proceso, luz, sombra, reposo, movimiento, la oscilación de los extremos se queda compensada en el centro, podíamos decir, entonces, que entre un periodo de movimiento y uno de descanso está el Devachán siempre, que es algo que está por encima de estos dos aspectos, igual que la dualidad, el polo positivo y el polo negativo en conjunción constituye una tercera fuerza, la tercera fuerza que digo que es la dinámica del Universo.

Y ahora podemos discutir esto con más amplitud si ustedes preguntan.

 

Interlocutor. — Si pudiera explicarnos un poco, ya que ha hablado del Devachán que existe entre dos vidas, entre este periodo de vida y muerte, si pudiera hablarnos un poco del Kamaloka.

Vicente. — Entre un nacimiento y otro nacimiento.

 

Interlocutor. — Y, entonces, ¿el Kamaloka no interviene en…?

Vicente. — Sí, el Kamaloka naturalmente es el Purgatorio. El Kamaloka siempre está en los niveles astrales, siempre verá estos niveles en el Kamaloka, el Kamaloka para nosotros, Avichi para los magos negros, es el Kamaloka, es el Purgatorio, ahí tienes que purgar por eso he hablado de los planes de eliminación.

 

Interlocutor — Que son estados de conciencia.

Vicente. — Exacto, no hay un lugar, son estados de conciencia.

 

Interlocutor. — Avichi, es estado infernal ¿no?

Vicente. — Un estado infernal; Avichi es el Kamaloka de los magos negros. Hay que tenerlo en cuenta porque no hay que confundir una cosa con la otra, siendo lo mismo, ahora, que el Avichi está mucho más descendido. Lo pongo para que tengan una idea. Un mago negro, que solamente pesa porque acumula mal, que es material y egoísta y dolor contra los demás, forzosamente tiene que haber un infierno para él. El Kamaloka es un purgatorio, pero para el mago negro es un infierno, y lo será hasta el final de su trabajo.

 

Interlocutor— ¿Cómo escapa de esta situación?

Vicente. — No puede escapar. Bueno, no puede escapar en el sentido…, si rectifica su conducta, sí.

 

Interlocutor— Blavatsky nos habló de la muerte del Alma del mago negro.

Vicente. — Exacto, sí, es que muere hasta cierto punto. Supongamos que lo que se salva es solamente la Mónada que es inmortal. Lo que fenece es el ego.

 

Interlocutor — La Mónada es lo que se salva siempre.

Vicente. — La Mónada es el principio de vida. Lo que pasa es que la Mónada ha quedado completamente... bueno, ¿podemos borrar eso?; más o menos se ve. Hablamos del mago negro, ¿eh? No es que me guste mucho esto, pero hay que hablar un poco también. Entonces, la Mónada, el ego y la personalidad. Si las tendencias... todo el mundo tiene las mismas posibilidades: (Vicente lo representa en un dibujo), Mónada, digamos, Alma, digamos, personalidad, digamos, un Alma en encarnación. La personalidad es el Alma en encarnación, el Alma en su propio plano es el Ángel Solar, pero si una persona normal con el transcurso del tiempo hace contacto con el Alma y después el Alma desaparece para ingresar en su propio plano, porque el Ángel Solar nos está ayudando desde hace muchos millones de años, mediante el Ángel Solar tuvimos mente y ahora el Alma nuestra es autoconsciente, y antes no se conocía esto. Por ejemplo, en el período lunar no existía el Ángel Solar, no existía todavía el Plan de la Jerarquía, la Jerarquía no existía todavía, entonces, todo el proceso era un proceso automático, se iba realizando, entonces, la persona ascendía y ascendía y llegaba aquí a través de muchos millones de años, y llegaba un día a hacer fusión con la Mónada y, entonces, esto constituye un sólo cuerpo, una sola expresión. Pero, supongan ustedes que la personalidad a través de su existencia llega un momento en que el peso de la materia es tan fuerte por el mago que está ejecutando, por las razones kármicas que sean – porque esto es muy difícil de interpretar, es un misterio, cada persona es un misterio – que la misma gravedad de la materia atrae este hilo, este hilo aquí se rompe, porque el Alma no puede avanzar al tercer nivel del plano mental, ¿se dan cuenta? A medida que tira hacia abajo la personalidad pierde el ego, ¿qué sucede entonces?... el Alma, sin que haya fracasado, tiene que retornar al Nirvana o esperar en el plano del ego, esperando otra oportunidad de servicio y sacrificio. No ha fracasado el Alma, al menos según tenemos nociones nosotros – es muy difícil de especificar esto – ha fracasado la personalidad que no ha sabido integrarse con el Alma y, entonces, ha quedado a medio camino, por decirlo de alguna manera, se ha roto el equilibrio y, entonces, el Alma desaparece y la Mónada queda en su propio plano, la Mónada no puede fracasar, el espíritu divino no puede fracasar nunca, han fracasado los vehículos.

 

Interlocutor. — La única cosa que se salva es la Mónada.

Vicente. — Siempre, siempre. El ego desaparece porque queda sin ego, ¿qué sucede entonces?, queda la personalidad que puede perdurar cierto tiempo, pero como que la fuerza de la materia, física, astral y mental son tan potentes por su propia gravedad, entonces queda sumergido parte de este yo en el plano elemental, digamos, sustancia elemental astral, física y mental, ya queda todo reducido a nada y, entonces, la personalidad que es como un puntito que a través de las edades, digamos, edades, pueden pasar muchos millones de años, hablo de un mago negro, de aquellos que practican el mal por propio convencimiento y que han obrado así durante décadas o cientos de años, miles de años quizás. Esas personas pierden el Alma y son las almas perdidas, han perdido su Alma, no solamente la materia sino que ha perdido su Alma, y queda solamente esto que se va desintegrando, llegando a formar parte de la materia de la cual fue su compañera, compañero inseparable de la materia, más o menos es así ¿eh? En cambio el proceso normal es esto: la personalidad hace contacto con el Alma a través de las Iniciaciones y, finalmente, establece contacto con la Mónada. Un Maestro, por ejemplo, tiene la Mónada y el cuerpo físico, si es que lo necesita, pero tiene el poder de integrar siempre que quiera una personalidad a su justa medida, porque puede crear su propio cuerpo de expresión, su Mayavirupa, por decirlo de alguna manera más…

 

Interlocutor. — Antes nos hablabas, en el proceso de filtración, o sea, lo que es la esfera devachánica, que solamente está constituida de las mejores cualidades humanas, ¿tiene alguna relación esta esfera con el cuerpo causal del ser humano?

Vicente. — El Alma, incluso en el Devachán, tiene contacto con el Ángel Solar; están ligadas por un Antakarana, por un hilo finísimo. Vemos, por ejemplo, (vuelve a dibujarlo), estamos hablando de cosas que pertenecen a la quinta dimensión y hay que representarlo en espacio de dos dimensiones, así que no esperemos ver una cosa muy espectacular. Pero, darse cuenta, esto es un globo, un globo…, un globo de esos redondos por casualidad, que es una esfera devachánica, si la persona que tiene clarividencia, ustedes ven un punto luminoso que es el Alma de la persona que está en el Devachán; pero, si se tiene clarividencia en unos niveles causales, se ve esto: Yo Superior o Ángel Solar ¿eh? Hay una línea de luz que va del Yo devachánico al Ángel Solar, que con el tiempo... hay que insistir en esta relación, porque cuando tengamos que nacer de nuevo, este hilo con los átomos permanentes servirán para crear un cuerpo físico, porque si tenemos la capacidad de crear un cuerpo físico nuevo, con nuevas cualidades, nuevos aspectos, es porque tenemos un registro, digamos, akásico, porque el átomo permanente es un pequeño registro akásico como en todas las buenas y malas cualidades, porque dense cuenta lo que es el karma, porque al descender por la línea las cualidades están dentro del yo atesoradas ya, pero ¿qué pasa ahora?, vamos a descender a la manifestación, entonces, al pasar por los planos de filtración, tenemos que recoger aquellos defectos que no pudimos salvar durante el proceso del purgatorio. De manera, que no solamente cualidades, sino que al descender al plano de manifestación, la vibración del yo a través de los átomos permanentes crea un campo magnético, por decirlo de alguna manera, que atrae materia afín a la calidad del ego que va a encarnar. Así que tenemos un cuerpo físico, un cuerpo astral y un cuerpo mental de acuerdo a lo que fuimos en el pasado, más aquello que hemos aprendido en el Devachán. Así que siempre llevamos más “haber” que “debe”, más cualidades que defectos; ahí está la evolución. Pesamos menos, por decirlo claramente, que antes, por lo tanto, ascendemos de nivel a través de las edades, hasta que llegamos, como llegaremos, a la liberación.

 

Interlocutor. — Nos hablabas de la media física una vez, que era de una media de setenta y dos años, si no recuerdo mal ¿Se podría comparar este periodo de vida físico con el periodo de vida astral y mental, o ha de quedar siempre a la medida cuerpo...?

Vicente. — Depende de la densidad, sí, sí, porque setenta y dos años se dice que es la edad media de toda la Humanidad. Hay personas que viven ciento y pico de años y hay personas que mueren al cabo de meses de nacer, pero la equivalencia cósmica de la edad del hombre, sus aspectos de edad por ejemplo, sus cuatros yugas, sus pequeños yugas, están encuadrados de una manera especial que en su totalidad, si la vida es normal, son setenta y dos años, dividido en periodos de dieciocho años, que van de la niñez a la adolescencia: adolescencia-juventud, juventud a edad madura y edad madura a vejez. Son cíclicos, aspectos cíclicos, también es una esfera, el yo está en el centro, y hay cuatro edades, nacimiento, vean nacimiento aquí y muerte aquí también. Nace, los ciclos de las edades, el yo en el centro y pasa a la muerte y entra en otro campo dimensional, pero aquí está el yo con la edad. Y el Logos tendrá sus yugas superiores, sus grandes yugas como nuestro Logos Terrestre tiene sus yugas también, sus edades cíclicas, muchos yugas acumulados constituyen la edad de un Logos. Muchas edades que configuran al hombre que llega hasta la vejez configuran, digamos, la edad de su yo en aquella encarnación. Y hay que decir al respecto que en el yo devachánico no existe edad. Así que una persona que haya muerto a los ochenta años, por ejemplo, lo contempla usted en el Devachán y tiene dieciséis, que es donde él quiso vivir algo y está viviendo. Y también se ve dentro del Devachán un yo que pasa por una serie de años, consumando aquello que no pudo consumar en la edad que le correspondía y, cuando llega a los ochenta años, es curioso, esto se va reduciendo hasta que no existe, la esfera devachánica se va reduciendo y, cuando llega a un límite de la edad, donde ya no tiene que consumar... pifff y, entonces, queda en lo que se llama esotéricamente la silenciosa espera y el nuevo nacimiento y, entonces, vienen factores cósmicos que obligan a encarnar. Siempre hablamos de personas corrientes, no hablamos de los Iniciados, que se escapan por ley de todas las leyes conocidas para los hombres corrientes, como, por ejemplo, el Devachán de un discípulo. El discípulo puede o no puede gozar del Devachán, depende, y habitualmente el discípulo pide al Maestro reencarnar enseguida para trabajar en servicio de la Gran Fraternidad. Jinajarasa decía a un amigo mío, cuando estuvo aquí en Barcelona en un congreso, dice: “Señor, yo quiero iniciar el Devachán”… Dice: “¡Ah!, espérese, espérese. Si siente un poco de delicia del Devachán, usted ya no lo suelta ¿eh?” Porque la felicidad que siente en el Devachán es tan distinta a lo que estamos viviendo que realmente la persona ordinaria dice yo me quedo con el Devachán, como la persona que tiene un accidente y pasa transitoriamente de un plano al otro, lo ve tan distinto y se siente tan feliz, tan desahogado, que no quiere volver al cuerpo y tienen que venir los Señores del Karma y decir: “Metete al cuerpo, que todavía no te ha llegado la hora”. Y es verdad, esto sucede realmente ¿eh?

 

Interlocutor. — De todas maneras el Devachán debe ser una creación nuestra.

Vicente. — Sí, exacto.

 

Interlocutor — Y después debe ser temporal, no debe ser un cielo eterno.

Vicente. —Temporal, temporal. No, nunca es eterno. Tampoco es eterno el Gran Pralaya de un Logos. Cuando el Logos ha revivido todas las experiencias que tiene que revivir en el gran silencio cósmico del Gran Pralaya, entonces, pasarán inexorablemente por las mismas fases de sentirse lanzado otra vez por las leyes del karma cósmico, y tendrá que nacer de nuevo en otro Universo. Y aquí hablamos de Universos como hablamos en orden de cuerpos. Tenemos tres cuerpos y el Logos tiene tres cuerpos, tres Universos; conocemos dos, el primero y el segundo que estamos viviendo ahora, pero queda un tercero del cual prácticamente no sabemos nada, salvo que será la recopilación del primero y del segundo con la expansión, digamos, de las Doce Jerarquías Creadoras.

Es muy interesante esto, y conviene desentrañar el pequeño sentido, las pequeñas cosas, porque son las grandes avenidas de las grandes manifestaciones cósmicas, como las pequeñas crisis son las grandes avenidas de la gran crisis iniciática. De ahí que la persona que vive atento a sus crisis está iniciándose, está viviendo una cierta iniciación en un periodo de emergencia. Y esto lo pasamos todos. Las crisis no deben asustarnos, asusta solamente la indecisión ante una crisis, no la crisis en sí. Es como la fiebre en el cuerpo, nos indica el estado, la situación del cuerpo, lo que debemos hacer con el cuerpo, y el Alma también nos dice lo que tenemos que hacer.

 

Ramón. — ¿El Devachán es individual? Por ejemplo, si una persona desea consumar un estado de felicidad en compañía de un ser querido, con un alma gemela y todo esto, entonces, realmente ¿cómo puede consumarlo si está sólo en el Devachán?

Vicente. — No está solo, está con sus propias imágenes mentales.

Ramón. — ¿Y construye?

Vicente. — Sí, construye. Por ejemplo, tú puedes vivir con tu familia en el plano –bueno, no creo que te mueras todavía... (Risas en la sala) – del Devachán, como todos, iremos solos pero con todo aquello que hemos querido. Primero, que cuando se llega aquí, mucho de lo que hemos vivido desaparece porque no tiene importancia para nosotros, pero, supongamos que tenga importancia una persona determinada o un grupo de personas determinadas, lo llevamos dentro del registro memorial del Alma, que es un registro, digamos, akásico, y cuando estamos en el Devachán vivimos aquellas escenas que no vivimos porque nos faltó la oportunidad, y aquellas personas son creaciones reales en tanto dura el Devachán, más reales que físicas. El físico es más ilusión que el plano devachánico, y la experiencia astral es inferior a la experiencia devachánica, y lo mismo reconocemos de la mente, no tiene comparación, pues la persona que tuvo el afán de componer música y no tuvo cualidades, allí compone música, porque hay los ángeles devachánicos, de eso hablaremos otro día, quizá de los ángeles en el Devachán, que son los que acompañan los pensamientos del hombre siempre. Pero, solamente decirles a ustedes que no les quiero hablar de la muerte porque ustedes se querrían morir por lo bien que se está en el Devachán, pero la mayoría de personas tienen miedo a la muerte. Yo les digo que la muerte solamente aterra a las personas que no son teósofas o que no tienen la conciencia establecida dentro de la Teosofía.

 

Interlocutor. — Eso que da miedo el purgatorio antes de llegar al Devachán…

Vicente. — Bueno, es que estamos pasando un cierto purgatorio, estamos purgándonos aquí en vida, ¿eh? Lo que pasa es que no siempre nos purgamos a fondo. Por ejemplo, hay algunos ya por este mundo que ya nos conocen… (risas). En fin, tenemos que pasar por el proceso de purgación este, o de eliminación. Lo interesante es realmente que estamos dentro de un proceso, yo diría, kármico superior. Las personas que han leído, que han interpretado, que sienten realmente el aspecto esotérico de la vida, llega un momento en que se hacen realmente tan dinámicos en su modo de hacer y de crear que… (corte de sonido)…

 

Interlocutor. —… que ya nos conocen, en el sentido de pasarlo mal, o tener miedo de pasarlo mal en el purgatorio, ya no iríamos, en el sentido del Devachán, nos quedaríamos allí, ¿de dónde nos viene estando los dos polos tan opuestos? En un sitio no queremos pasar porque lo pasaríamos mal, en el otro, al ser positivo menos, al ser positivo porque es el cielo. Usted dice que de allí nos sacan para encarnar ¿no?, otra vez, yo pregunto: ¿de qué estamos hechos…? Pues no, en un sitio iríamos y en otro no nos…

Vicente. — Somos muy complejos, estamos hechos de muchas cosas (ríe Vicente), pero lo que interesa es una cosa: Mira, hay dos líneas – y el esoterista lo conoce muy bien –; hay una línea de mínima resistencia que lleva el placer, el deleite físico, el yo está aquí, nuestro yo, la línea de mínima resistencia es la línea de la gravedad hacia la materia, y aquí tenemos todos los deleites, todos lo que “yo quisiera pasarlo bien”, pero, si una persona se lo pasa muy bien, no evoluciona. Si un karma es demasiado bueno, la persona queda estancada, varada en aquella existencia. A veces hay existencias de descanso, la vida, el yo, que está ocupando aquel cuerpo ha vivido intensamente otras vidas y viene a reposar. Y hemos visto esotéricamente vidas de grandes iniciados que han venido a descansar en una vida y no se habla de ellos, están descansando, precisamente no en el Devachán sino en el cuerpo físico, sobretodo cuando ha sufrido mucho físicamente, hay una compensación en la vida. Pero, luego hay la otra parte, la persona que sabe que esto existe y, entonces, también sabe que tiene que buscar la ley de regeneración, la liberación y, entonces, la línea que va hacia la gravedad de la materia, va hacia la antigravitación o agravitación del espíritu. Claro, decimos, espíritu y materia ¿verdad?, y nosotros estamos en el centro del espíritu y de la materia hay que elegir siempre en una dualidad. Hay personas que en la propia vida ya viven una vida de felicidad, una vida devachánica, quizá no es la vida devachánica en sí, pero está trabajando ya para crear un Devachán en esta vida. Las personas que obran bien tienen su propio cielo y las personas que obran mal tienen su propio purgatorio, o su propio infierno en vida, porque son estados de conciencia, no olvidemos que no son lugares, como antes se decía: El cielo es un lugar en la religión católica. Es un estado de conciencia, todo es un estado de conciencia, incluso nosotros somos un estado de conciencia de Dios. Y todo cuanto nos rodea son aspectos materiales de un estado de conciencia de Dios. Cuando Dios dice: “Me voy porque ése Universo ya no me interesa”, todos caeremos dentro del propio Logos, dentro como esencia y lo demás desaparecerá, gozaremos del Gran Pralaya del Gran Señor, de su propio Devachán. Quizás no tengamos la conciencia, digamos, devachánica, como tiene el Logos, pero no habrá problema, habrá una selección entre aquellos que pueden penetrar en el Gran Pralaya, los que tienen que volver a renacer inmediatamente en otro Universo, o en otro Sistema Solar, que sirvamos una galaxia o en otro planeta, eso tiene que decirlo la propia ley.

 

Interlocutor. — Yo quería preguntar, que aquí en el mundo físico todos tenemos nuestra forma, nuestra personalidad completamente distinta quizá los unos de los otros; eso hace que nos podamos reconocer perfectamente, pero ¿qué debe pasar en los planos superiores de la naturaleza cuando perdemos el cuerpo físico, el astral y el mental? ¿Cómo podemos reconocer a nuestros queridos familiares que dicen que nos encontramos en la otra vida?

Vicente. — Sí, sí, sí…, naturalmente que sí.

 

Interlocutor — ¿En qué consiste, qué guía tenemos allí para reconocernos?

Vicente. — Porque tenemos un registro interno de todo cuanto hemos hecho a través del átomo permanente físico, o átomo permanente astral o mental. Hay un reconocimiento entre personas que se hayan visto en otra vida, vemos las antipatías, las simpatías o las atracciones hacia personas determinadas o hacia sitios determinados. Y esto no lo hemos aprendido, está dentro de nosotros. Cuando ustedes pueden recordar un hecho en esta vida es porque hay un lugar en ustedes que aquello está viviendo, si no, uno no puede recordar si no hubiese vida. La memoria, cuando nos acordamos lo que hicimos ayer es porque aquello está viviendo, si tuviésemos una calidad de memoria ultrasensible nos sentiríamos integrados en el ayer con aquello que vivimos porque aquello está viviendo, son imágenes vivientes con sus propias características, sus sonidos, sus perfumes, todo eso está viviendo ya ahí. Por esto, cuando ustedes sienten cualquier... tienen la idea de una persona determinada, porque está dentro del subconsciente. El subconsciente es un gran depósito de memoria esotérica y, cuando tenemos necesidad de recordar personas, solamente pensando en ellas, está, surge a flor aquello que está viviendo dentro. De manera que somos más completos y más perfectos en toda la expresión de lo que podamos suponer.

Vale la pena entregarse al estudio esotérico, porque realmente nos da una visión clara de lo que es la vida, de lo que son las circunstancias, de lo que es el yo y lo que es Dios en nosotros.

Un poco de silencio.   

 


CONFERENCIA VICENTE BELTRAN ANGLADA

Barcelona 
14-Diciembre-
1987

Conferencia digitalizada por el Grupo de Trascripción de Conferencias (G.T.C.)
18 Mayo 2007

Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
7-Noviembre-2007

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