CONFERENCIA
VICENTE BELTRAN ANGLADA
[edición en curso]
Conversaciones Esotéricas
LA TRANSMUTACIÓN DEL HOMBRE.
Barcelona, a 3 de Junio de 1.981
"LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZON".
-VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49
Conversaciones Esotéricas
LA TRANSMUTACIÓN DEL HOMBRE.
Nos hemos reunido aquí bajo el lema de nuestras conversaciones esotéricas, en un intento de extraer de nosotros mismos algo que habitualmente está encerrado en el misterio. Todas las personas, evidentemente, aman el misterio, pero descubrir el misterio y desvelarle, tal como es la condición esotérica, esto es muy difícil de realizar. Hemos procurado que toda nuestra conversación esotérica tuviese un aspecto genuinamente práctico, porque si el esoterismo se convierte en un simple conocimiento, más o menos profundo, a la larga va a fracasar, porque es la mente la que trabaja con el conocimiento pero la acción siempre queda limitada a esta capacidad que tiene el hombre de entender las cosas, es decir, que entre el entender una cosa hasta su augusto cumplimiento hay un vacío, un tremendo vacío y es para salvar este vacío que interesa que la persona de un paso hacia delante, venciendo la inercia de la acción, tratando de ser consecuente de todos y cada uno de sus actos, y en esta capacidad de acción es posible que se descubra el misterio que encubre toda vida humana.
Hoy vamos a hablar —aunque parezca una cosa muy utópica o muy metafísica— de algo que es tan absolutamente práctico que les rogaría a Uds. que se fijasen mucho en los términos y en lo que se va a decir, por cuanto el conocimiento esotérico de estas cosas, avalado por el conocimiento que se tiene de las mismas dentro de la conducta social o dentro del contexto social donde vivimos inmersos, puede depararnos una salida realmente hacia el exterior trascendente, al cual nos hemos referido tantas y tantas veces, es decir, entre el sentido inmanente y el trascendente hay un vacío, ¿con qué vamos a salvar este vacío? El deseo de Dios no es el cumplimiento de Dios, como el conocimiento del misterio no es la revelación de tal misterio, por lo tanto, es al individuo que piensa, que siente y que intenta buscar al ser genuino dentro de su interior, siendo cada vez más singular y original en cada una de sus reacciones es cuando podremos descubrir el misterio. El tema sobre el que vamos a conversar hoy es el de hermandades planetarias, blancas y negras. Como segundo punto, vamos a hablar sobre la alquimia transmutadora de la acción; y finalmente buscaremos cómo hallar la piedra filosofal, es decir, la piedra filosofal —Uds. ya lo saben— es el descubrimiento de sí mismo.
El mundo está dividido siempre entre dos grandes voces, ha sido siempre así desde el principio de los tiempos, porque desde el principio mismo de los tiempos cuando nuestro planeta empezó a ser ya hubo un movimiento de introducción del espíritu en la materia y otro de la introducción de la materia en el seno del espíritu, y a través de esta dualidad se han creado todas las situaciones posibles, todos los ambientes sociales y todo cuanto ocurre en la vida de la naturaleza; por lo tanto, cuando hablamos de hermandades planetarias o si Uds. lo prefieren, cósmicas, nos estamos refiriendo precisamente a esta dualidad existente y que el ser pensante, el ser civilizado con un aspecto inferior muy desarrollado, está tratando de vencer. Cuando les digo que hay que traspasar el gran vacío que separa las dos orillas de la vida humana, la inferior y la superior, me estoy refiriendo a este intento del ser humano de penetrar dentro de la trascendencia de sí mismo; es decir, hablando muy concretamente, cada uno de nosotros debe convertirse en un Caballero del Santo Grial, entendiendo que el Santo Grial siempre es la sede del corazón y cuando se nos habla del Santo Grial, siempre se nos está refiriendo a esta cualidad interna de caracteres trascendentes que el hombre está constantemente tratando de descubrir y de realizar. Contra la actividad de los Caballeros del Santo Grial que, como digo, no se refiere únicamente a la actividad de los Señores de la Tabla Redonda, ni del Rey Arturo, ni de todos aquellos esforzados paladines que quisieron ir tras el secreto oculto de la Divinidad, sino que es un hecho cósmico que el ser humano inteligente debe tratar de interpretar adecuadamente, para convertir una acción práctica en la vida diaria, porque, como decimos, el misterio del Santo Grial, del corazón, o Shamballa, si Uds. prefieren un nombre mas esotérico, están dictándonos constantemente a que descubramos este misterio, pero no a través de un conocimiento más o menos exacto de la realidad, sino a través de un aspecto muy práctico en la vida cotidiana; es decir, cuando hablamos de la iniciación —yo creo que hablamos demasiado de la iniciación— con referencia al ser humano, estamos tratando de descubrir que es lo que podemos hacer en la acción cotidiana para que finalmente seamos introducidos en la Cámara de los Misterios, y ahí está el trabajo del esoterista, del buscador, del investigador. Désele el nombre que se le dé, siempre es esta entidad planetaria, esta entidad ultrasocial, por así decirlo, que saliendo de la nada de sí mismo está buscando el todo de Dios, o que el todo de Dios intenta penetrar en la esencia de aquella pequeña parte inmanente.
Pero ¿qué nos va a aportar el que nos erijamos como Caballeros del Santo Grial o, tal como se nos está diciendo, los días en la noche oscura? De la misma manera que hay fuerzas negras que trabajan para el mal, porque es la ley, y solamente cuando se establezca un perfecto equilibrio entre el bien y el mal es cuando el mundo marchará a su pleno ritmo de perfección, por cuanto en el equilibrio se haya el ritmo y en el ritmo se haya la perfecta autonomía de la acción del Logos Planetario, entonces, nos veremos obligados a realizar un esfuerzo en contra de los que llamamos “los consejeros del diablo”; es algo muy místico ¿verdad?, pero existen “consejeros del diablo”, y cada vez que nosotros nos comportamos inadecuadamente en el culto con la acción social somos “consejeros del diablo” o, hasta cierto punto ahora que lo sabemos, porque es la acción cotidiana, es la acción fecunda, llevada por un propósito espiritual de ser y de realizar, pero no en un hipotético futuro sino aquí y ahora, estamos juntos tratando de desvelar un secreto o de descubrir un misterio, por cuanto, evidentemente, todos en el fondo llevamos dos seres: uno puede ser el Parsifal y otro puede ser el Klingsor del propio Parsifal, que se revela siempre contra los Caballeros del Santo Grial; es una cosa simbólica pero es que es también una realidad práctica, psicológica en nuestra vida, en nuestra vida de investigadores, porque en nuestra era científica, en nuestra era técnica, en nuestra era dinámica debemos preocuparnos más de la acción que del simple conocimiento; el conocimiento es abundante, Uds. lo saben ¿verdad?, pero la acción siempre es pobre. Según se nos decía hace medio siglo, la guerra que se inició en el año 1.914 y que continuó hasta el año 1.945, hubiera podido ser evitada si los investigadores esotéricos hubiesen cumplido adecuadamente con su misión, si hubiesen participado íntegramente, sin miedo, con audacia y con valor, dentro de las oscuras tenebrosidades de sí mismos y hubiesen decidido luchar abiertamente contra aquellas fuerzas que galvanizaban el aura etérica del planeta y que provocaron desgraciadamente aquella guerra tan nefasta, que como digo, no terminó en el año 1.918 con el Tratado de Versalles, sino que continúo propagándose por los niveles ocultos una lucha de voluntades opuestas de los hombres entre sí, hasta que finalmente en el 1.939 empezó otra vez a rebrotar esta sangre o esta herida tremenda de la humanidad.
No estamos interesados en manera alguna de explicar lo que es una epopeya guerrera, ni los terribles cataclismos por los que ha pasado la humanidad hasta llegar al momento presente. Todos somos conscientes de que hemos llegado aquí por un proceso de lucha entre el bien y el mal, y nos encontramos al final del Siglo XX y continúan los mismos estados de cosas; Parsifal por un lado y Klingsor por el otro tratando de usurparle al Señor del Mundo la gloria de la acción creadora, por lo tanto, no es un problema jerárquico simplemente, tampoco es un problema de Shamballa para los esoteristas, se trata de un problema simplemente humano, y es porque tengo conciencia de que es un aspecto completamente humano el por qué voy a referirlo aquí, sabiendo que Uds. comprenderán, y si Uds. comprenden es fácil que rectifiquen, y que Parsifal internamente, el Alma humana, el verdadero Augoeides espiritual de la vida, el ser trascendente que está en nuestro propio ser es el que debe triunfar, de no ser así yo creo que nosotros no estaríamos aquí, estaríamos en otra parte seguramente. Pero el hecho de estar aquí y ahora es porque tenemos deseos de convertirnos, de una u otra manera, en Caballeros del Santo Grial. El Santo Grial, repito, no es un mito ni una leyenda simplemente, es la historia del ser humano tratando de buscar la vida espiritual, venciendo toda oscuridad dentro de su vida personal y estableciendo contactos cada vez más sinceros y profundos con sus semejantes, y tratando de relegar, si es posible, el aspecto intelectual a un lado y que triunfe la intuición por el otro, porque, dense cuenta, que en la mente existe también el conflicto que encontramos en Parsifal y en Klingsor, buscando únicamente a ver quien puede vencer, y dense cuenta también, que la guerra siempre es una lucha de voluntades, voluntades opuestas, naturalmente; voluntades, semivoluntades que tratan de completar una voluntad en un sentido u en otro, en el bien o en el mal; de ahí que tenemos siempre el mito del ángel y del demonio, y naturalmente si esto lo hacemos objetivo en nuestras vidas veremos que no es un mito simplemente sino que es una realidad, porque todos podemos rectificar nuestras acciones, porque en todos y en cada uno de nosotros existe la guía de la conciencia. Es esta conciencia inalterable que rige el proceso de la vida, la que realmente está solicitando de nosotros que nos arriesguemos a traspasar ese gran vacío de inseguridad que existe entre una u otra de las dos orillas de separatividad de nuestra vida humana. Naturalmente, para llegar a este punto deberemos efectuar aquello que técnicamente se llama transmutación.
¿Qué es técnicamente transmutación? Los alquimistas decían que era convertir el metal vil, el plomo, el hierro o el cobre, en el oro perfecto, en el oro puro de las perfectas emociones, y realmente puede ser así, porque la transmutación siempre tiene que ver con una realidad trascendente que se introduce dentro de nuestro compuesto orgánico, psicológico y psíquico, y trata de convertir cada una de nuestras células en radioactivas, ¿se dan cuenta del proceso?, ¿y cómo podemos realizar esta alquimia transmutadora?, pues si la mente es la guía de la acción, entonces, la transmutación debe empezar aquí, en nuestra pequeña mente y seguir adelante descubriendo nuevos horizontes, y cuanto más dilatados sean estos horizontes mejor captaremos el sentido de la transmutación; una transmutación que tiene que ver con una transmutación de átomos físicos, una transmutación de átomos astrales —si me permiten el término, o psíquicos— y una transmutación que afecta a la mente. Más allá de estos elementos existe un movimiento natural que es la propia vida en manifestación, pero, el trabajo lo debe realizar el hombre aquí y ahora, cuando comprende que su vida está marcada por un destino que no puede variar, y aquí nos enfrentamos con el problema del karma. Y el karma, naturalmente, no puede ser reducido, no puede ser vencido, porque el karma no es ni más ni menos que una alquimia que no acaba de producirse, es decir, vemos una cosa, nos parece buena y la aceptamos; y esta cosa que nos parece buena hoy, al cabo de cierto tiempo ya no sirve, pero nosotros nos aferramos a aquello porque es más fácil adquirir algo que ya conocemos que una cosa que nos es desconocida, porque en el fondo del corazón siempre hay un temor hacia lo nuevo, hacia lo desconocido; y si queremos efectuar la transmutación alquímica que exige nuestra naturaleza trascendente deberemos variar tan radicalmente nuestras actitudes, que forzosamente nuestra acción tiene que variar completamente; y esta transformación social es la que puede producir un estado de paz en un mundo de agonía o crear un orden en este siglo de caos.
A mi entender esto es lo que hay que realizar, realizarlo noblemente, realizarlo con plena conciencia de la acción, realizarlo incluso prescindiendo de los conocimientos que poseemos acerca de cualquier actitud del hombre en la vida, psicológica, psíquica o mental. Estamos tratando de producir una catarsis, todos estamos interesados en producir una catarsis, siendo esta catarsis, precisamente, el sentido íntimo de esta transmutación; y les aconsejo a Uds. si se deciden a realizar esta transmutación que no se dejen llevar por los resultados pasajeros, por la espectacularidad del proceso, muy al contrario, todo acto de transmutación provoca una crisis, y esta crisis está, precisamente, trabajando en nosotros desde hace muchos siglos, no acaba de producir una catarsis, sino que está dando vueltas a crisis sobre crisis, y la evolución del mundo es una serie infinita de crisis que no han sido trascendidas, que no han sido transmutadas. La transmutación no afecta a la pequeña entidad que somos nosotros como seres humanos, afecta a todo contexto social dentro del cual vivimos inmersos, y si no es por este método el mundo continuará en las sombras, y siempre veremos que Klingsor, el que lucha siempre contra las fuerzas del bien va a tener un predominio, precisamente, sobre las fuerzas del bien, y las fuerzas del mal nunca serán vencidas. Y he de decirles a Uds. que es el temor a la crisis a veces, y más cuando están dentro de una crisis y la soslayan, la resisten, no se dejan penetrar por esta crisis sino que constantemente están produciendo cosas nuevas para evitar esta crisis, pero la crisis existe, Uds. sufren ¿verdad?, este sufrimiento indica que no hay transmutación, porque la transmutación produce el goce de vivir, produce armonía, produce equilibrio y, finalmente síntesis espiritual, entendiendo por síntesis aquel punto infinito dentro de la vida de cualquier ser en que la inmanencia y la trascendencia han llegado a formar un todo unido, un todo sin composición alguna, son la misma cosa, la misma esencia, no hay ningún cambio pero existe un perfecto equilibrio y existe paz; esto es lo que hay que buscar: paz, la paz que viene siempre de la transmutación. Es como si dijésemos que la Copa del Santo Grial debe ser purificada al máximo para que la fuerza del Verbo, de la trascendencia, pueda penetrar dentro de este recipiente místico que es nuestro corazón. Cada vez que Uds. oigan hablar del Santo Grial, no crean simplemente que es la Copa donde fue vertida la sangre de Cristo en el Gólgota, sino que es un misterio que el hombre debe pasar en cada una de las fases de su vida social si quiere progresar en el sendero, si quiere ascender raudamente por las líneas de la trascendencia.
Ya digo, la tradición con sus mitos, con sus simbologías, tiene su razón de ser; el hombre debe descubrir lo que hay tras el misterio, tras el mito, tras la simbología. De la sangre que, según se nos dice históricamente recogió José de Arimatea del costado de Cristo y llenó la Copa del Santo Grial y que luego esta Copa fue guardada en un misterioso lugar y que todos los Caballeros del Santo Grial que se esforzaron en su búsqueda nunca la pudieron encontrar fuera de ellos mismos, era un simple símbolo; allí está dentro del corazón la verdadera alquimia transmutadora, la que debe purificar la Copa, pues el Corazón es la Copa del Grial, siendo, si hablamos simbólicamente, la Hostia Sagrada que penetra dentro de la Copa, el centro Sahasrâra iluminando toda nuestra vida.
Entonces, todo este proceso, buscando la redención de la sustancia, buscando la redención mental, buscando la redención emocional, no es otra cosa que la búsqueda de la Piedra Filosofal. La Piedra Filosofal es la consecuencia de haber purificado el Cáliz, de haber introducido dentro del Cáliz el Verbo de revelación. Así que, cuando el rey Argos buscaba el Vellocino de Oro, buscaba lo mismo que Parsifal, buscaba la Piedra Filosofal, que es la piedra de la inmortalidad, es decir, el contexto sagrado, trascendente dentro del ser y dentro de ese contexto descubrir los misterios escalonados que han sido producidos, descubiertos y desarrollados hace siglos, y no lo han sido por esta inercia de la mente humana, del corazón humano, de interpretar los valores ocultos de la naturaleza y decidirse por la acción social, la verdadera y más pura de las acciones.
Bien, vamos a tratar de buscar dentro de nosotros la Presencia radiante. Démonos cuenta, pues, que cada una de las simbologías expuestas a nuestra razón inteligente debe tener su punto de aplicación práctica para ser efectiva. La acción del hombre es vital, la mente orienta, el corazón asiente, pero la acción, la conducta es lo más interesante. Es la acción, la actitud de cada día frente a cualquier hecho que se presente a nuestra acción lo que nos está iniciando, es la que nos está introduciendo en la Cámara de los Misterios. No esperemos ser iniciados en los misterios de la Divinidad, en los misterios de la Jerarquía, o en los misterios de Shamballa, si no somos iniciados por nosotros mismos en las pequeñas pruebas de cada día, sin reacción, sin esperar otra cosa que una vida de trabajo, una vida de acción, en la cual la mente tiene su singularidad propia, verdad, donde cada uno de los vehículos tiene su función apropiada, pero lo más interesante de todo es guardar fidelidad a la acción, esta acción social a la cual tenemos que referirnos tan oportuna y frecuentemente.
Quisiera antes de terminar esta pequeña disertación, para dar paso al coloquio, que fuésemos conscientes una vez más, de que cuando hay buena voluntad, cuando hay un deseo muy intenso de descubrir los valores permanentes del espíritu, cuando realmente estamos tratando de organizar nuestra vida en términos de realización estamos produciendo un milagro a nuestro alrededor, nos convertimos en seres radiantes, en aquellos que están luchando dentro del contexto social para lograr una sociedad más justa y equilibrada, es decir, que si el iniciado debe medirse solamente por los conocimientos, cualquier persona intelectual y erudita sería un iniciado. Afortunadamente no es así, porque lo que se exige en los misterios, lo que debe revelar el Parsifal que hay en cada uno de nosotros es, precisamente, la acción correcta, no la cantidad de conocimientos, ni aún la calidad de los mismos, sino la calidad de la acción o si la acción es cálida y tiene calidad podemos formar a nuestro alrededor un mundo de armonía, que será un peligro para todas las fuerzas del mal que puedan existir en todos y cada uno de los niveles de nuestro sistema planetario. Esto es, como Uds. verán, no solamente una explicación racional más o menos esotérica, más o menos científica, sino un desafío a nuestra auténtica virtualidad de investigadores de la verdad.
Interlocutor.- Yo creo que usando la ley de analogía podemos ver que el ciclo que de alguna manera se produce en el ser humano, en cuanto hay un desequilibrio, en cuanto el Morador en el Umbral o el Ángel de la Presencia, de alguna manera, provocan esta fricción, esta crisis en un individuo cualquiera, o sea, a través de su evolución se han producido estas crisis y se han ido enfrentando y se han ido transmutando, de alguna manera, alquímicamente y se ha producido una evolución en este individuo. Usando esta misma analogía, y por los datos que nos son conocidos, vemos que Krishna y después Cristo usan prácticamente también las mismas frases, para decir que cuando la moral, la ley, etc., etc., estén por los suelos, Él volverá, es decir, de alguna manera, parece ser, supongo, que esta crisis está provocada desde los planos de la Jerarquía para que la humanidad se vea arrastrada, impelida, porque generalmente podemos decir que la masa es inconsciente de este proceso, entonces, arrastrados por esta condición planetaria pueda progresar conjuntamente y alcanzar este grado, por decirlo así, de transmutación alquímica de lo que hasta ahora había ido sufriendo, de lo que hasta ahora había venido acumulando, entonces, podemos ver que esta nueva aparición del Cristo, que se espera sea pronto, también es debido ni más ni menos que a otra ley cíclica, entonces vemos que prácticamente se va cumpliendo que cada dos mil años, más o menos, viene una crisis de estas dos entidades, de la logia blanca y de la logia negra en sus respectivos planos que están luchando para que la humanidad pueda transmutar toda esta serie de energías que hasta ahora se han estado acumulando en el planeta, o sea, a escala macrocósmica o en el hombre, dentro de su propia escala microcósmica.
Vicente.- Esta alquimia y la lucha entre el bien y el mal, como decía, ha existido siempre; lo que sucede es que hay ciclos en los cuales hay más fuerza y esta fuerza es la que puede hacer variar la conducta de los hombres. Ahora, por ejemplo, estamos saliendo de la influencia de pisceana y vamos siendo ya invadidos por una fuerza superior que llamamos la fuerza de Acuario, acuariana, pero claro tampoco dice gran cosa a una persona, porque siempre son fuerzas no malas en sí, sino que son fuerzas que están reemplazando a otras que están gastadas por el uso, o que ya son inservibles; entonces, el esoterista puede decir, por ejemplo, vamos a dejar todo lo de Piscis y coger solamente lo de Acuario, es decir, como si lo de Piscis fuera por ejemplo algo que pertenece a Klingsor o a las fuerzas del mal, y no a Parsifal.
Yo digo que todas las épocas tienen cosas buenas y malas; buenas en el sentido de que se creado un arquetipo social o un arquetipo en algún reino de la naturaleza, y cuando hay más introducción de energías el hombre siente sobre sus hombres la precipitación kármica, es entonces cuando se producen misterios y se revelan secretos. Dense cuenta que en plena época de oscurantismo aparente en la Edad Media, aparece la gloria del Renacimiento, siendo el Renacimiento un punto de equilibrio que, dentro del arte, dentro de la tradición más esotérica, ha dado un impulso a la humanidad como jamás se había dado en la historia del planeta, pero fue un impulso proveniente de energías que estaban preparadas en forma de avatar sobre algunos cualificados investigadores. Si Uds. analizan la vida del Renacimiento, toda su proyección cultural y artística se darán cuenta de los hombres que interpretaron este análisis decisivo del bien y del mal, por decirlo de alguna manera, y crearon arquetipos en arte y en belleza; no puede ser superado el Renacimiento viendo lo que vemos ahora en arte o en música, no puede ser, lo estamos viendo constantemente, si tenemos un sentido crítico de valores, si somos honestos con nosotros mismos veremos la diferencia del arte del Renacimiento del arte actual, entonces, ¿por qué se produjo este milagro? Según se nos dice esotéricamente, fue un ensayo de la Jerarquía para iniciar en grupo a una serie de discípulos del 4º Rayo: Rafael, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y todos los grandes pintores que aparecen juntos como una pléyade fueron iniciados por Shamballa, precisamente para redimir un contexto de la humanidad de aquellos tiempos, y aparentemente, la ignorancia se adueñaba de la mente y del corazón de los hombres. Pero esto es algo que sucede en todas las épocas. Otro suceso dentro de la Era de Piscis es el Nacimiento de Cristo, es el paso más trascendente dentro de la vida de la humanidad y se ha producido dentro de la Era de Piscis. Entonces, cada época tiene sus cosas buenas, sus cosas admirables y sus cosas mediocres, pero no depende de la propia era ni de las propias energías provenientes de los rayos y de las constelaciones, proviene simplemente del espíritu humano, o de los seres que están viviendo aquella época, de la calidad de las personas. Por lo tanto, cuando hablamos de que hay que tener calidad, es como si dijésemos que estamos preparados para recibir una fuerza de otro rayo, de otra constelación, que produzca en nosotros y dentro de la vida social un grado positivo como el que produjo el Renacimiento. Es decir, que hay que ser conscientes de la historia y conscientes, también, de lo que hay más allá o detrás de la historia, de lo que subyace dentro de los repliegues de cada uno de los acontecimientos del tiempo, para darnos cuenta después, de que realmente son fenómenos que no solamente tienen que ver con la producción o la proyección de ciertas energías, más o menos dinámicas, más o menos influyentes, sino de la capacidad de recepción del ser humano en un momento dado del tiempo. Así que no hay épocas buenas o épocas malas sino que dentro del corazón del hombre, según sea su estado, acogerá lo bueno o lo malo y, entonces, continuará la lucha y, entonces quizás, se producirá un nuevo milagro dentro del proceso, en cualquier momento cíclico que no sea provocado por la decisión del propio Señor del Mundo; tal como sucedió con la Atlántida, en la cual se atentaba contra la vida del planeta y fue sumergida en los océanos, y Uds. eso lo saben porque lo han leído en esoterismo. Entonces, fíjense en la diferencia que hay entre el hundimiento de la Atlántida o la proyección de este milagro del Renacimiento, y vayan viendo lo que podemos hacer, que es lo que estamos diciendo siempre, que podemos aquilatar los valores del espíritu, podemos cualificar nuestra vida, podemos convertirnos en auténticos creadores y no quedar sumidos en la mediocridad de lo que es cotidiano, de lo que es vivir simplemente dentro de la acción rutinaria. Se precisa acción, y la acción siempre viene precedida por una gran decisión individual, entonces, hay que decidir, aquí y ahora, ¿por qué esperar? Si podemos introducirnos, con audacia, sin temor en la Cámara de Misterios del Corazón y surgir triunfantes de allí, aunque sea sangrando, y los sacrificios a los cuales también se sujetan los Dioses creadores, por lo tanto, nosotros que somos mucho menos, deberemos acatar la ley también y seguir audazmente este trazado de los grandes Seres.
Interlocutor.- Vemos en el mundo, por ejemplo, que hay personas que cumplen una misión destacada hacia los demás, como fue el mito de Fidias, entonces, ¿es una cosa también kármica que ellos hacen? La hermana Teresa, etc., personas que son una ayuda para la humanidad ante las que todo el mundo queda impresionado, ¿ellos vienen ya esta misión?
Vicente.- Yo creo que todas las personas tienen un destino, lo que yo creo también es que no todos cumplimos con nuestro destino. Fleming, por ejemplo, a igual que los grandes señores del Renacimiento, cumplieron con su destino. Digo Fleming como podría decir cualquier personalidad de la raza que ha producido un descubrimiento o revelado un secreto de la naturaleza en bien de la humanidad. Pero, si buscamos los antecedentes kármicos, leyendo en la luz astral o en los registros akhásicos, veremos que son almas que triunfaron de sí mismas, es decir, que establecieron una línea divisoria entre el bien y el mal y jamás pasaron a la frontera que conduce al mal, y estuvieron trabajando en el bien supremo, recibieron la inspiración del Ángel de la Presencia y no fueron tentados, por así decirlo, por el Guardián del Umbral. Es decir, si sabemos todo esto, que en uno u otro hombre estamos tentados por el demonio y que somos ángeles en el fondo, y que esta lucha continúa desde los tiempos históricos en que se creó la humanidad, solamente hay que vivir muy alerta, muy cuidadosamente, si Uds. me permiten esta expresión, y a partir de ahí empezar a escribir una página nueva de la historia de nuestra vida, una página en la cual la palabra karma o destino no tendrán el significado de fatalidad que le estamos asignando en el presente, es decir, que la acción, lo que decíamos antes, la acción puede quebrantar la ley del karma, es decir, los detritus del karma, perdón; y al quebrantar esta acción que tiene que producirse necesariamente si el hombre sigue la conducta normal o corriente producirá los efectos catastróficos que estamos viendo a nuestro alrededor.
Interlocutor..- Aquí he leído, en los Misterios del Yoga: “Un Rayo es, Uds. lo saben ya seguramente en orden a sus conocimientos esotéricos, la expresión de una cualidad distintiva de la Divinidad, la cual se expresa en este universo a través de siete grandes corrientes de vida cuyo centro de expansión se halla en el corazón o en la mente de algunas de aquellas indescriptibles entidades cósmicas que denominamos Logos Planetarios o Señores de Rayo. Cada uno de estos Señores es el arquetipo de una cualidad distintiva de la Divinidad y en la medida en que el hombre, a través de la meditación, va entrando en su propia línea de Rayo, va definiendo y realizando al propio tiempo el arquetipo espiritual para el cual fue programado y cuyo diseño de luz se halla perpetuamente en el Corazón del Ángel Solar”; o sea, ¿es correcta esta analogía?
Vicente.- Sí, ¿por qué no?
Interlocutor.- O sea, vemos en los estudios esotéricos que las Siete Entidades ante el Trono, son, parece ser, siete tipos de energías, cada una afectando a cierto sector de la humanidad o del cosmos; ahora, que estos mismos Señores sean al mismo tiempo los Logos Planetarios… ¿es correcto?
Vicente.- ¿Por qué no? Vamos a juzgar el tema en términos de energía. Un Rayo, esotéricamente hablando, siempre es una cualidad distintiva de una entidad gobernando un planeta o un grupo de planetas o un sistema de universos. Lo que interesa es que nos demos cuenta a través de la analogía cómo se produce esta acción. Como sabemos o habremos leído quizá, nuestro universo es septenario; la razón es por qué hay una misteriosa vinculación con las siete estrellas de la Osa Mayor y las siete estrellas de las Pléyades, constituyen un conjunto y al afectar a nuestro universo lo colorea en forma septenaria, dense cuenta la importancia del ser humano, tiene siete chakras y siete glándulas endocrinas, por la naturaleza vemos que hay siete sonidos principales, hay siete colores en el arco iris, son siete los días de la semana y siete planetas sagrados, si vamos ascendiendo en la analogía veremos que hay siete Chohanes de Rayo que a través de los planetas sagrados proyectando sus estructura de Rayo, están manifestando sobre todos y cada uno de los siete reinos de la naturaleza. Entonces, esta analogía se puede aplicar por doquier; lo que interesa es que la analogía sea correcta, es que no falla la analogía, falla la mente del hombre porque no sabe establecer analogías, es decir, hay que hacer de una manera u otra, lo que nos enseñó Hermes Trismegisto cuando decía: ”Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba”; es decir, que entre el átomo, el hombre, el Maestro y Dios solo hay diferencia de grado, pero no de esencia, y lo que se hace arriba repercute abajo y lo que se hace abajo repercute arriba, tal como se dice místicamente en los Upanishads. El simple parpadeo de tus pestañas afecta al astro más lejano, es un misterio aparente, pero lo que quiero es darles una noción de esta realidad que todos estamos tratando de descubrir, es decir, que cuando estamos hablando de analogías estamos hablando de la relación que existe entre el ser inmanente y el Dios trascendente, porque como que no hay diferencia de grado sino de esencia, si el hombre crece dentro de su propia inmanencia forzosamente llegará un día en que quebrantará las estructuras de las fronteras que limitan la acción humana y entrará a formar parte de la cohorte divina. Entonces, según dijimos antes, la inmanencia y la trascendencia habrán hecho unión en tiempo y espacio y, paradójicamente, el momento en que se formula este deseo del ser humano en la acción se produce al propio tiempo, la extinción del misterio del tiempo y del espacio, y entonces, se da cuenta el hombre de que lo que él entendió como espacio es la mente de Dios y al no hacer resistencia puede pensar con la mente de Dios y, por lo tanto, se ha convertido en un ser original, en un ser creador, piensa con la mente de Dios, siente con el corazón de Dios. Démonos cuenta de esta acción y vivamos plenamente en la realidad, Uds. pueden argumentar: ¿cuál es esta realidad? Para mi solo hay una: “Aquí y Ahora”, y la conciencia de este aquí y ahora si realmente se aprecia en toda su absoluta integridad, veremos cómo sin darnos cuenta partimos de cero; estamos desatados tanto del pasado como del futuro y, por primera vez en nuestra vida, empezamos a actuar en presente, en el presente más inmediato, es decir en el “Eterno Ahora”, y nos damos cuenta de que todo es un movimiento y que no existen metas reconocidas, porque cuando estamos buscando una meta ya paralizamos la acción del movimiento y de la vida en el interior.
Si nos diésemos cuenta de esta realidad nuestra vida tendría un carácter más risueño, entonces, podríamos canalizar correctamente las energías que condicionan nuestro destino, seríamos nuestro propio destino, no el destino creado por el ambiente ni por las circunstancias de un pasado ancestral, y nos sentiríamos tan desligados del pasado que no nos afectaría este pasado por glorioso que hubiese sido. ¡Ahí está el milagro!, verlo todo a partir de cero, ¡aquí y ahora!, ¿se dan cuenta si es sencillo?, la explicación, naturalmente, porque lo que interesa ahora es buscar la acción, con constancia, con práctica.
Interlocutor.- Usted ha dicho, que en este caso llegaría el hombre a romper su destino, o sea, ¿podría ir por encima de la predestinación?
Vicente.- Sí, bueno. Supongamos que la predestinación, lo que llamamos destino, aceptemos el hecho fatalista que deba cumplirse, aceptemos este hecho, pero ¿dónde sucede esto?, en la acción cotidiana; entonces, si observamos como debía ser nuestra acción en forma impersonal, sin adherirnos, simplificaríamos nuestra vida de tal manera que la predestinación no existiría, existiría un eterno movimiento, sin identificación, porque lo que condiciona el karma es el apego hacia karma, o el temor al karma que es una forma de apego.
Interlocutor.- Esto pienso que cambiaria el punto de vista del Plan de Dios.
Vicente.- Sí, pero, ¿quién es Dios, quién es Dios, vamos a ver? Nosotros solamente podemos ver a Dios a través de nuestro juicio, según sea nuestro juicio comprenderemos a Dios, si comprendemos a través de nuestro juicio que podemos vencer el destino lo venceremos porque somos dioses.
Interlocutor.- Tenemos también el libre albedrío, porque, si de alguna manera hemos captado con esta síntesis que nos es innata, en alguna manera, si hemos captado el Plan Divino, entonces, podremos hacer lo que hizo el Cristo: “Señor, hágase tu voluntad y no la mía”, o sea, de algún modo él aceptaba implícitamente su karma a pesar de haberlo reconocido; únicamente veía que su pequeña meta se subrogaba a una meta de índole superior. Si de alguna manera hemos visto esto quiere decir que hemos tenido un pensamiento más allá de nuestro tiempo y que además por otra parte ¿quién soy yo sino el Alma y el Alma es Dios ¿no?
Interlocutor.- Me da la sensación de que si nosotros somos iguales a Dios, o parecidos, podríamos llegar a desdibujar nuestra dimensión porque pienso realmente que no somos capaces ni de escoger el goce de un nacido ni de vivir un minuto más del momento que tenemos que morir. Si no puedo vivir actualmente estas cuestiones fundamentales y puedo llegar a través de la comprensión a un conocimiento intelectual del mundo espiritual necesito, evidentemente, que este Dios se manifieste personalmente para que yo pueda compartirle en vida y no solamente en conocimiento. Entonces, pienso que es diferente a tener que manifestarse este Dios. o sea, Jesucristo, que parece ser que es el Hijo de Dios, que así se manifiesta, por lo tanto, no veo otro camino, otra posibilidad.
Vicente.- Bueno, no seamos tampoco muy drásticos con decir que nacemos y morimos cuando el destino dice. No nos damos cuenta de las dimensionalidades de nuestro propio ser, los contactos que hemos podido establecer, aquí y ahora o antes, con el destino trascendente de nuestra vida, dentro del cual hay un juicio que ya no es meramente individual sino que pertenece a la propia esencia de Dios. No es que seamos iguales que Dios, ¡cuidado!, he dicho que somos de la misma esencia, de la misma sustancia, que un átomo es de la misma esencia y sustancia del Creador, pero ¿qué diferencia hay entre la conciencia del átomo a la conciencia del Creador? Ahora bien, si la persona tiene una idea muy estilizada, muy concreta de Dios, es fácil que no comprenda a Dios, porque Dios no es solamente una abstracción, he dicho que la capacidad que tiene el hombre de ver a Dios depende de su capacidad de juicio o de su capacidad de inteligencia o de su capacidad de amor. Lo que sucede es que el hombre quiere intentar comprender a Dios sin haber purificado previamente el corazón, que es donde está el Santo Grial de los misterios al cual nos referimos. Si queremos interpretar la Divinidad, démosle el nombre que queramos, no tenemos que quedarnos con las frases hechas, con la Energía Suprema del universo, con el Creador de todo —porque hay un Creador de todo—, entonces, nuestro razonamiento no será meramente intelectual, habida cuenta de que Dios es como el aire, que no lo puedes coger, más diría que el aire, es más sutil que todos los aires, sino que es de naturaleza que solamente puede ser comprendida por la intuición y vendrá por revelación, ya estamos aquí de nuevo con el efecto del Santo Grial en nuestro corazón, cuando, según palabras de Pablo, el Iniciado: “Cristo en ti esperanza de gloria”, no es de Cristo en la mente esperanza de gloria sino en el corazón está la gloria. No podemos descubrir la Divinidad o la idea más substancial de la Divinidad a través de un concepto intelectual o de un raciocinio por más profundo que sea, sino que será en un momento de solemne quietud cuando, de una u otra manera, nos hemos ido introduciendo en la cámara secreta del corazón y hemos comprendido, y esta es una comprensión de tal naturaleza que no crea imagen. Naturalmente, lo que busca la persona —lo que decía usted— es personificar a Dios, crear una imagen, y al crear una imagen se crea la confusión, porque fíjense Uds. cuantas imágenes hay de Dios, porque la calidad del juicio crea un Dios, como Uds. están contemplando al Sr. Beltrán tendrán seguramente una idea o un razonamiento muy distinto los unos de los otros, y yo no soy aquello, naturalmente, yo no soy el juicio de Uds., entonces Dios tampoco es el juicio que tenga la humanidad o que tengan todos los reinos de la naturaleza; es algo que se escapa más allá de la razón, es algo que se siente más, o que se vive más que lo que se puede producir en la mente; es un sentimiento. Cuando estamos en paz, yo diría: “Bueno estoy con Dios”, y la frase me parece muy acertada, esta paz está más allá de toda comprensión. No es nada intelectual, es simplemente un acto de ofrenda a una acción de la propia Divinidad en mi cuerpo, y esto es realmente lo interesante, es que estamos canalizando las energías de una manera correcta, de una manera completa.
Interlocutor.- A veces la comprensión de la creación y de Dios no podría asemejarse a como si viajáramos en un tren a oscuras y que lo que normalmente hemos visionado siempre como un tren que no fuera un tren, que estuviera cubierto de sábanas y que fuéramos dentro de este tren, y realmente nosotros estamos viajando, nos damos cuenta de que estamos vivos pero no vemos nada en absoluto, estamos rodeados de sábanas, no hay ventanas y, por añadidura, es de noche. Ahora, es posible que dentro del tren exista un maquinista, que este señor sí que vea algo, porque ya ve el camino, aunque sea oscuro y de noche, pero si con el devenir del tiempo y de los años, de las vidas y lo que sea, llega un momento en que salga el Sol y se hace de día, entonces, ya hay un vislumbre distinto y, si encima, estas sábanas empiezan a desaparecer, ya vemos el paisaje y, entonces, entra en nuestro interior una visión muy distinta de la que era antes, que estábamos vivos, pero yo creo que no estábamos seguros porque estábamos viajando en el tren pero no teníamos conciencia absoluta de nada. ¿Esto podría ser algo así?
Vicente.- Sí, el símbolo puede ser muy aceptable, lo cual significa que estamos viajando a ciegas y, naturalmente, el maquinista siempre es uno que puede hacernos ver, es como si dijésemos que donde hay ciegos el tuerto es el rey, pero, de todas maneras lo más interesante es que establezcamos dentro del corazón, no una idea más o menos agradable de la realidad, porque la realidad social que conocemos es desagradable, y Uds. admitirán conmigo en que parte de esta realidad tan desagradable pertenece a nuestra propia conducta, una conducta que puede ser tan estilizada o tan complementada en un momento dado en el tiempo en que pueda producirse una catarsis también. Me pregunto también si podemos producir esta catarsis y podemos vivir orientados hacia esta realidad trascendente. Si vivimos de esta manera, seguramente que el mundo cambiará, porque, según se nos decía bíblicamente, toda persona con buena voluntad, toda persona con recto criterio y toda persona capaz de amar sinceramente a otra es Sal de la Tierra. La Sal de la Tierra. es el símbolo que adjudicó Cristo a sus discípulos: “Vosotros sois Sal de la Tierra”. Pues bien, todas las personas que se atrevan a luchar consigo mismo, prescindiendo del dolor de la lucha y sin buscar resultados espectaculares verán como la acción se complementa de una manera diáfana por dentro y hay mejor visión, hay iluminación y, singularmente, hay paz. Cuando hay paz se puede decir que el hombre empieza a recorrer el sendero iniciático.
Y ahora hagamos un poco de silencio para terminar.
CONFERENCIA VICENTE BELTRAN ANGLADA
Barcelona
03-Junio-1981