Conferencia
Vicente Beltrán Anglada
[edición en curso]
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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.
[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]
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Conversaciones EsotÉricas
La LiberaciÓn del Alma
Barcelona, 12 de Abril de 1980
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Barcelona, 12_Abril_1980. —Conversaciones Esotéricas: La Liberación del Alma. Comentarios previos sobre la Muerte, sobre el proceso de Recapitulación y el de Iluminación. Las Tres etapas de Coordinación de Memorias o Tres días Sagrados. La Memoria y los Átomos Permanentes. El Paso del Plano Físico al Astral (La Nave de Caronte), y el aprendizaje necesario. Desconexión del Cuerpo Etérico del Físico y la Recapitulación. La Muerte y el contacto con los seres queridos. El Tiempo en el Plano Astral. Percepción del Átomo Permanente. Sobre el Correcto Tratamiento a los muertos. Muerte y búsqueda de la Continuidad de Conciencia a través de la Atención. El riesgo de la Invocación a los Difuntos y el Karma adquirido. El Trabajo al despertar del Sueño Nocturno. Diferencia entre Vacío Creador y Continuidad de Conciencia. Sobre los Niños Prodigio. Sobre la Mente Abstracta.
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Vicente.— Como recordarán Uds., el mes pasado nos introdujimos en la temática acerca de la curación esotérica, uno de cuyos aspectos descriptivos es precisamente el que se relaciona con la muerte, la muerte física, aunque existen otras muertes de las cuales hablaremos más adelante. Esta ley, técnicamente está definida como la Ley de Restitución, es decir, que cuando el ser nace a la vida empieza a acumular y empieza a adquirir poderes, se está individualizando. Corresponde a la infancia y a la juventud, después existe un período de restitución y el Alma va dando a la naturaleza todo cuanto la naturaleza le dio para poder manifestarse. Este período de restitución tiene su culminación en aquel centro en donde aparentemente la muerte y el nacimiento son la misma cosa, es aquel punto redondo en donde se cruzan dos circunferencias; desciende la oleada de vida individual, se va individualizando, da una vuelta completa al círculo y, entonces, se vuelve a marchar por el mismo sitio donde penetró la naturaleza.
El nacimiento y la muerte son la misma cosa, aparentemente distintas, pero es el paso que va de lo oculto a lo físico y de lo físico a lo oculto, pero, en todo caso, lo interesante es darse cuenta de que hay algo que persiste, y esta es la vida, la vida que triunfa del nacimiento y de la muerte, y quisiera que todos estuviésemos persuadidos sobre este punto y que la muerte para el esoterista no existe, existe un cambio de forma constante, existe un proceso de renovación de la naturaleza, y a esto se le llama técnicamente: Vida; esta Vida que se renueva totalmente en cada proceso de nacimiento, vuelve a su punto de origen, da una vuelta a un círculo más amplio y vuelve a penetrar por el mismo sitio, vuelve a nacer y así hasta la consumación de las edades.
Dijimos también, que la muerte y el sueño son aparentemente la misma cosa y que cada noche virtualmente morimos, dejamos el cuerpo descansando y la conciencia desaparece, el cuerpo físico tiene la misión de canalizar las energías causales de nuestra individualidad, pero, existen otros niveles donde funciona la individualidad, o la conciencia después de dejar el cuerpo físico, y hay mucho que decir acerca del sueño, lo que hace la conciencia en estos estados más allá del cuerpo físico, el cuerpo físico está descansando, no así la conciencia que nunca descansa porque está aliada a la conciencia de la vida y solamente cambia de percepción, cambian las imágenes, las formas, pero no el contenido esencial, la vida nunca cambia. Entonces, lo único que hay de diferencia entre la muerte y el sueño es que el Sutratma, técnicamente descrito, o el hilo de la vid; desaparece virtualmente, totalmente del cuerpo físico en el momento de la muerte, en cambio, durante el sueño persiste el hilo de la vida dentro del corazón individual y se va extendiendo en el tiempo y en todas las dimensiones hasta que vuelve después del descanso al cuerpo físico a emprender sus tareas cotidianas. Por lo tanto, damos quizá demasiada importancia a la muerte, demasiada espectacularidad, démonos cuenta que cada día morimos un poco, y la conciencia de la vida, que es la que debe presidir toda nuestra conciencia en toda su integridad, es la que debe darnos la pauta para las posteriores procesiones internas de las que seamos conscientes para poder llevar adelante el proceso místico de la vida.
Otra de las ideas que sometí a la consideración de Uds., es la que la muerte, a igual que las enfermedades y a igual que los estados de conciencia, son entidades psicológicas. Es así, la muerte que tanto tememos, es una entidad psicológica dependiendo directamente de los Señores del Karma —hablo muy esotéricamente en estos momentos— una entidad del 1º Rayo, del rayo de destrucción, cuya misión es destruir las formas gastadas de la naturaleza para proveer en un ciclo posterior de vida el proceso de renovación, que es el símbolo del Ave Fénix, que siempre resurge constantemente de sus propias cenizas, es la vida triunfante, es la vida que quiere liberarse constantemente de todas las formas. Cuando la forma se ve incapaz de poder resistir la potencia de la vida, la potencia de la conciencia, experimenta un desgaste, experimenta una eclosión de facultades hasta que estalla, por así decirlo, y entra en el proceso místico de la muerte, la muerte que es liberación y al propio tiempo es renovación.
Dijimos también, que hay tres lugares apropiados en el cuerpo etérico para que salgan las energías vitales del cuerpo físico, tanto en el momento del sueño como en el momento de la muerte, y son: uno, para las personas de condición instintiva inferior, y muchos estamos en este estado de conciencia todavía, el lugar apropiado de salida o el orificio etérico donde salen los alientos vitales en el momento de la muerte o en el del sueño es el plexo solar, que se rasga y sale el Alma o la Conciencia, sea en el momento del sueño, sea en el momento de la muerte. Las personas de tipo devocional, las personas emocionales, astrales, por así decirlo, polarizadas en el mundo de las emociones, habitualmente surgen de un orificio etérico que está muy cerca del corazón, y muchas personas se darán cuenta cuando se duermen que sienten como un desgarrón en el pecho. Las personas mentales, la mayoría quizá de nosotros, surgen en el momento del sueño o de la muerte por un orificio que está cercano a la glándula pineal. Estos tres orificios o puntos de salida constituyen lo que esotéricamente decimos: El anclaje de la Trinidad en el hombre, de la Trinidad divina, me refiero.
Están también las causas de la muerte. Hay una causa espiritual y una causa de tipo material, o varias causas en un mismo caso. En el caso espiritual la persona muere cuando se cumple el karma, cuando técnicamente ha dado el circuito a esta vuelta completa de las edades y llega al punto en el que se rompe el cordón; pueden comparar esto con un reloj, póngale aquí la aguja y las horas, y llega un momento en que la aguja señala una hora astrológicamente marcada por los Señores del Karma y, entonces, se produce la circunstancia que provoca la muerte. Bien, entonces, todo aquel proceso de la causa de la muerte, además del cumplimiento del karma, es que automáticamente se dispara un dispositivo interno en que la conciencia deja de prestar atención al cuerpo, en este momento cesa el impulso de vida y, entonces, los alientos vitales, por cada orificio según la persona, desaparecen del cuerpo físico, entonces, se produce el fenómeno de la muerte, un fenómeno natural y en cuya estancia en el plano astral es mucho más, digamos, más extenso que cuando vamos a dormir.
Entonces, existe un proceso que muchas personas que se han encontrado ante un gran peligro de muerte lo han experimentado dentro de sus cuerpos sutiles, que es el fenómeno denominado de recapitulación. La recapitulación no es un fenómeno de tipo individual, es un fenómeno de carácter cósmico, dense cuenta que, cuando morimos, si no existiese un proceso de recapitulación de la conciencia los hechos de toda la vida desaparecerían absorbidos por la vorágine de la muerte y no habría posibilidad alguna de recuerdo, y si no hay recuerdo no puede haber una manifestación, una nueva orientación vital del individuo. Por lo tanto, este proceso de recapitulación que se produce en el 4º Subplano del plano físico, en el 2º Subplano del Plano Astral y en el 3º Subplano del Plano Mental, tienen por objeto crear unos puntos de conciencia iluminada que permitan al Alma ser consciente en aquel momento del tiempo de todo cuanto ha realizado en la vida pasada física, mental y emocionalmente, entonces, éstas tres cúspides automáticamente que se refugian como un gran triángulo con una base muy potente, muy espesa, muy solidificada, van ascendiendo hacia arriba y solamente queda la esencia de todos aquellos hechos mentales, astrales o físicos, y quedan refugiados en este átomo que todos tenemos físicamente, y que llamamos Átomo Permanente Físico; existe la rememorización por recapitulación emocional que hace lo mismo en el cuerpo emocional, todos los recuerdos emocionales quedan absorbidos dentro del Átomo Permanente Emocional, y lo mismo ocurre con el cuerpo mental, la recapitulación de la conciencia en este momento, automáticamente después de la muerte, repercute en el cuerpo mental, entonces, existe un proceso de memorización, de recapitulación, y la esencia de todos los recuerdos mentales quedan archivados en el Átomo Permanente Mental, en éste momento el Alma ya desaparece, entonces entra otro proceso, es el proceso de iluminación, no de iluminación espiritual sino el contacto con la Luz, que crea un poco de iluminación en aquellos momentos en donde existe gran turbación en el Alma, porque es un paso que va de una conciencia supeditada a los valores temporales a una conciencia libre en el tiempo, porque el tiempo siempre existe solamente en el plano físico y en la conciencia que hacemos del plano físico en el sentido del tiempo, éste tiempo es una ilusión. En el momento en que estamos con paz con nosotros mismos o que estamos bien, que nada nos molesta, el tiempo no pasa, es que no existe; cuando estamos en un proceso caótico, cuando nuestra vida está dentro de las fuerzas del ambiente, cuando sufrimos por efecto de enfermedades, por efecto de inquietudes o de traumas de tipo psicológico, el tiempo se hace interminable, todos sabemos esto, entonces, la liberación del tiempo es uno de los efectos que se experimentan en el plano físico en el momento de la muerte, existe un proceso de recopilación más un proceso de iluminación sugerido por las fuerzas ambientales en el lugar donde nos ha situado la vida en aquellos momentos, existe un proceso de acumulación de valores, pero, en este momento de la muerte todo esto va desapareciendo, hay que restituir, y si la persona no restituye se encuentra automáticamente ligado a los afanes, a los deseos y, entonces, no puede ascender, no pierde gravedad, no pierde peso, su conciencia queda esclavizada a las cosas, son personas que están muertas pero están viviendo todavía en el plano físico, o en los primeros niveles del plano emocional, entonces, esto es un dolor para ellos porque se encuentran precisamente dentro de esta acumulación de valores que los atrae, que los llama por su propia materialidad, por su propia —permítanme decirlo— substanciación, la energía se solidifica, se cristaliza, y entonces, esto constituye un proceso muy doloroso; son aquellos tres días de los que nos habla el Génesis, son aquellos tres días que corresponden a tres etapas —no son días precisamente— son las tres etapas de coordinación de memorias, coordinación de recuerdos, para que el Alma pueda coger toda conciencia y refugiarse en el Alma misma en su propio plano de visión; y todo este proceso está marcado siempre por lo que técnicamente o esotéricamente llamamos: Los Tres Días Sagrados, no son como los días conocidos de día-noche, día-noche, etc., sino que se trata de tres estados de conciencia típicos que pueden durar mucho tiempo, por lo tanto, el valor de los Tres Días Sagrados es que el Alma se de cuenta para que realice el proceso de recapitulación o de memorización conscientemente. Estas son las tres crisis, porque en el momento de recapitular el Alma lo que más le atrae la atención, ya sea en el nivel físico, en el nivel emocional o en el nivel mental, es aquello que más afectó su existencia física, lo que más poderosamente le impulsó hacia delante, lo que más motivó una conmoción de tipo espiritual y, entonces, hay una relación entre la memorización y los puntos de crisis que son tres: un punto de crisis pertenece al mundo físico, otro al mundo astral o emocional, y otro al mundo mental y, entonces, todas estas crisis quedan archivadas aquí y constituyen la materia —esta esencia de crisis— para confeccionar en el proceso del nuevo nacimiento lo que serán los cuerpos físicos, astrales y mentales de las personas que fallecieron.
Bien, y entonces hay ya para terminar lo que dijimos el mes pasado, que solamente falta insistir sobre el valor de los átomos permanentes, naturalmente los átomos permanentes son permanentes porque hasta que el ser es perfecto continuarán existiendo dentro del Alma para poder extraer de la misma la capacidad de experiencia que necesita. ¿Se han dado cuenta o se han preguntado alguna vez, por qué recuerdan? Naturalmente, que nunca se nos ha explicado que el recuerdo es una entidad, una entidad que puede estar, digamos, materializada en el átomo permanente; pensamos por acumulación de recuerdos, y solamente los seres creadores pueden sacudirse del peso de los recuerdos y crear a voluntad algo que no está contenido en su contenido memorial, pero, son los genios, son los seres que se han librado de las memorias acumuladas en el tiempo, y esto es lo que hay que tratar de hacer esotéricamente; pero darnos cuenta en este momento que si tenemos la facultad de recordar o de memorizar es porque todo aquello que hicimos a través del tiempo desde que tuvimos la noción de las cosas, desde que la inteligencia empezó a actuar en nuestra vida, que es en virtud de aquello que queda archivado en una dimensión ultradimensional donde todo está en un minúsculo átomo contenido en la cuarta, quinta y sexta dimensión, en el cual todo queda acumulado, y el estimulo de una necesidad hace que los recuerdos por succión —si me permiten esta palabra— vienen a nosotros y podemos entonces recordar, podemos memorizar. Otro día hablaremos de la función de la imaginación para liberarse de los recuerdos, pero pertenece, ya digo, a otra conferencia.
Bien, hoy vamos a hablar de una manera muy directa sobre lo que hay que entender por “La Libreación del Alma”, porque naturalmente al dejar el cuerpo físico no es que el Alma quede libre, depende en todo caso de la evolución del Alma, de su capacidad de librarse del contenido ambiental, de la capacidad de ascender por la Ruta de los Dioses, por decirlo esotéricamente, por la capacidad de sacudirse de la ley de la gravedad que sustancia la conciencia. Más allá de esta particularidad, existen zonas o estados de conciencia desconocidos que nos permiten ver, programar, proyectar o recordar hechos, que pertenecen no a la memoria del hombre, sino a la Memoria Cósmica. Primero, se refleja en la luz astral de los acontecimientos, más adelante va ascendiendo por esta ruta misteriosa antakaránica que el meditador, el hombre consciente, está creando para llegar a un punto de síntesis, ésta síntesis libera del tiempo, libera al hombre del estigma del deseo o del apego a las cosas para cifrar toda su inteligencia, todo su poder en el Reino de los Cielos.
Bien, el primer punto que vamos a tocar es el paso que va del plano físico al astral. Naturalmente, debiera existir una preparación técnica de la muerte tal como existe una preparación técnica para el nacimiento. Las personas no están preparadas para la muerte, de ahí que la muerte siempre se presenta con miedo y con dolor, desde el momento en que no tenemos una noción exacta, racional, científica y concreta de lo que es la muerte, siempre subsistirá el temor y el ansia de seguridad, porque siempre el temor y el ansia de seguridad, o el temor a la soledad, son un fenómeno conexo. De ahí, que si en vez de prepararnos únicamente par un buen nacimiento preparásemos la mente de las personas para el momento de la muerte, la muerte sería algo familiar, no algo espantoso, no la silueta que ha creado la imaginación del hombre, es decir, el esqueleto con la guadaña, nada más apartado de esta imagen respecto de lo que es realmente la muerte. Para aquellos que son clarividentes y pueden enfrentar claramente y directamente a la entidad de la muerte, como pueden enfrentar de la misma manera a la entidad enfermedad, la que sea, cada cual con su propia característica. Y se presenta la muerte bajo dos características siempre, bajo dos figuras; primero, la figura real de este, digamos, deva de la justicia kármica, o de lo que es esta imagen que ha creado una legión de pensadores, de imaginadores entorno de esta espantable figura, de esa silueta que surge siempre de la negrura de nuestros pensamientos temerosos, como un esqueleto con una guadaña que no existe. Hay videntes que me han confesado que han visto precisamente a la muerte de esta forma, yo les digo que lo que han visto no es la imagen de la muerte, han visto la imagen segregada por las imaginaciones de todos los seres humanos a través del tiempo, es como si Uds. tienen la capacidad de imaginarme a mí, o a otra persona, que es muy diferente lo que todos piensen de mí a mi propia realidad, no tiene nada que ver, una cosa y la otra no son lo mismo. La muerte, tal como es y tal como la pensamos es muy diferente, y todos adolecemos siempre de este defecto, creemos que la muerte es tal y como nos la han pintado a través de la tradición, midiendo el tiempo, sí señor está midiendo el tiempo, pero, ésta espantable silueta tendrá que desaparecer. Según se nos dice esotéricamente, la muerte es un ángel, es el Ángel de la Justicia, simplemente, pero no tiene nada de tenebrosa, al contrario. Las personas que han tenido la experiencia de la muerte sin morir, sin dejar el cuerpo, se han dado cuenta que empieza primero un proceso de recapitulación y automáticamente terminado esto, porque dura brevísimos momentos —de los que conocemos físicamente—, sobreviene una inundación de luz, se les abren las compuertas de la conciencia y se encuentran mejor que nadie que quisiera volver al cuerpo físico, entonces, es una ilusión de los sentidos la muerte tal y como la conceptuamos y la imaginamos. Es decir, que hay que pasar de la imagen creada por la humanidad a su verdadera esencia real, pero para ello necesitamos perder muchos de los estigmas del pasado, de la herencia de la tradición religiosa y de todo cuanto hemos ido aprendiendo a través del tiempo.
El proceso técnico de recapitulación y el proceso de entrar en la luz son las primeras antesalas del plano físico, y la preparación técnica es la que preconizaba el gran filósofo Platón a sus discípulos, les decía:“Cuando vayais a acostaros pensar que os vais a morir, y entoces recapitulad todo cuanto habéis hecho durante el día”. Y no existe ninguna escuela filosófica o esotérica que no recomienden para preparar el Alma para la muerte, y lo que hacen durante el día, a fin de que vayan aprendiendo la técnica y aprendan también a desconectar ellos la conciencia en su plan de observador de los acontecimientos que son la cosa observada. Sin darse cuenta el proceso técnico de recapitulación hace que la conciencia se separe un poco de sus actos, entonces, automáticamente queda un vacío, es el vacío tenebroso al que todo el mundo teme, y es lo que menos deberían temer porque es el punto en donde la vida y la muerte se abrazan siempre, y no existe ningún canon esotérico, ningún canon realmente místico en donde en sus comunicados internos no preconicen el proceso de recapitulación, no sólo como una técnica sino como necesidad.
La técnica de la iluminación, la que os pone en contacto con el Ángel de la Justicia o con el Ángel de la Luz, o con el Ángel de la Faz Resplandeciente —tal como se cita en la Doctrina Secreta—, es lo que precisamente ahora, en estos momentos debiera de realizar la humanidad. Primero, recapitular, preparación técnica para la muerte, y después meditar, es introducir luz dentro de la mente, preguntarse siempre el porqué de las cosas, no conformarse con lo que vemos, sino tratar de ver el trasfondo de todas las cuestiones y, entonces, aprenderíamos a ver el propósito de la vida en cada acontecimiento y no solamente el acontecimiento en sí, veríamos no sólo el propósito sino las cualidades de que vienen coloreados los propósitos de los seres humanos, y también veríamos la parte de la experiencia, pero, una cosa es sucedánea o comienzo de la otra. En la primera parte aprendemos a establecer un vacío entre nosotros y nuestros actos, hay una desconexión, hay un vacío, pero este vacío es creador, ya no tememos el vacío, la soledad que produce este vacío, tenemos amor por este vacío porque vemos paz en él, que es el vacío que más tarde sabemos que es la muerte; y por otro lado, la persona que establece un vinculo de dominación a través de su mente con su propia Alma inmortal sabe de las delicias de la luz, o tal como místicamente se dice, aprende a montar sobre el potro domado del tiempo; y la conciencia astral es consecuencia, precisamente, de esta entrada por parte del hombre en esta luz astral, en la luz de los acontecimientos astrales, hasta aquí los acontecimientos astrales solo fueron imágenes fugaces que el cerebro no podía retener, porque no todas las personas pueden recordar todo cuanto realizan durante el sueño, no existe esta capacidad todavía, o existen pocas personas con capacidad astral, entonces, todo el proceso de la meditación que tiene que traer la iluminación, también tiene como consecuencia la iluminación astral, la iluminación de los sentimientos, ya que el sentimiento va desde el deseo en los más bajos niveles astrales hasta el sentimiento de integridad y de belleza de los grandes artistas creadores en el subplano atómico de cada plano, no son un sueño son posibilidades. A través del tiempo hemos visto a seres humanos que han logrado dar este paso, que han traspasado las fronteras de la muerte, por así decirlo, y que se han hecho creadores, lo cual significa que han saltado sobre el vacío que va de la mente concreta a la mente abstracta y han creado el puente te arcoiris que llamamos técnicamente Antakarana.
Ahora bien, vamos a analizar las consecuencias de la muerte física, y a todos nos interesará seguramente saber qué es lo que nos va a pasar en el momento de la muerte. Yo creo que existe una norma general para todos, ante todo existe la desconexión del cuerpo etérico del cuerpo físico, existe lo que decíamos, un desplazamiento del doble etérico, se desplaza hacia afuera del cuerpo físico y, automáticamente, al entrar en este nivel físico, empieza a recapitular todos los hechos físicos vividos; más allá empieza la recapitulación emocional, y más adelante —tal como dijimos— recapacita todas sus vivencias mentales, y ahí empieza todo el proceso técnico de la recapitulación; primeras consecuencias pasada esta zona de recapitulación, entra en una zona en la cual cesa completamente el dolor físico, por dolorosa que haya sido la enfermedad por la cual hayamos muerto o hallamos fallecido, automáticamente sucede otro estado de conciencia en el cual se pierde el contacto con el sentido de gravedad, lo que dificulta mucho la conciencia astral partiendo de una conciencia física es que no tenemos gravedad, queremos marchar y nos desplazamos y no sabe la persona que ya no tiene cuerpo, que ha fallecido muchas veces no lo sabe, y está en un proceso, digamos, caótico, en el cual sufre enormemente, oye a las personas, piensa en una persona y ya está allí, mira o piensa en una cosa y ya está allá, porque no existe tiempo, no existe gravedad, y esto es desconcertante. Entonces, hay que empezar ahora a perder peso, y ¿qué entendemos por perder peso? No es una cuestión de dieta sino de algo más sutil, se trata de ir perdiendo peso en todas las cosas que existen en la vida, todo aquello que atrae nuestra atención crea gravedad, todo cuanto existe en la naturaleza que atrae los sentidos nos crea siempre una atracción, una gravitación constante. Los amores humanos también crean gravedad porque se trata de amores basados en la reciprocidad o en el temor de perderse mutuamente, o en el egoísmo, o en el temor a la soledad, hay una gravedad también en los amores, por lo tanto, naturalmente existe esta tendencia en el hombre a quedar preso en algo, y esto es técnicamente gravedad.
Existe también una pérdida constante del sentido del contacto con las personas que ama, recupera en un momento dado del tiempo la conciencia de todas aquellas personas que fallecieron con anterioridad; existe un nivel muy curioso en el tercer nivel del plano astral, en el cual existe una toma de contacto con los valores que son técnicamente astrales, y es de donde entresacan sus inspiraciones los médium, se le denomina técnicamente, el Nivel de la Comunicación Mediúmnica; pero, más allá de esto, existe el momento cumbre en el cual el Alma se encuentra con todas aquellas personas que están aguardando desde hace tiempo a las personas que todavía están en el cuerpo físico. Parece un sueño, parece una utopía, pero es que es verdad, es que damos tanta importancia a esto que no nos damos cuenta de que existen niveles superiores, niveles de afección que no se han perdido. Si la persona ha amado intensamente a otra, éste amor no ha muerto, porque no se basa en el recuerdo simplemente físico sino que se basa en reacciones de tipo emocional o de tipo astral, y esto es lo que hay que considerar, que existe en este nivel aquel abrazo fraterno de las personas fallecidas, de aquellas que nos amaron, y naturalmente no es un sueño, existe la experiencia de las edades, y no es que quisiera que todo el mundo ahora empezara con la técnica de invocación, porque esto no sólo es inapropiado sino que es negativo.
Quisiera que se diesen cuenta de que dejar el cuerpo es como dejar un vestido, pero quedan con la parte principal, que es la conciencia permanente, que es el Alma que está en todas las cosas, y a partir de aquí empieza la gran aventura de la búsqueda espiritual, va ascendiendo el Alma, porque tiene que peregrinar hacia lo más alto. Es interesante que nos demos cuenta, sólo como un dato iluminador, y para que no temamos tanto a la muerte. La muerte no es dejar una habitación confortable, iluminada, sino que es buscar la iluminación en otro nivel, no es entrar en un lugar oscuro e inhóspito, no es la aniquilación, no hay aniquilación jamás en la vida; existe un contacto consciente con otras dimensiones, simplemente esto; y me pregunto: ¿Por qué no empezamos a establecer un nexo de unión con las dimensiones más sutiles del espacio? Ahora, la ciencia empieza a considerar al individuo con todas sus repercusiones psicológicas, como una entidad múltiple y no sólo como un efecto físico, sino que tiene niveles en los que el técnico-psicólogo no puede llegar a penetrar, porque están más allá de su alcance, pero que cada cual por vía interna puede taladrar este misterio, puede penetrar, puede extraer conocimiento, puede vivir más allá de este tiempo que conocemos, este tiempo que nos condiciona, y permite que establezcamos puntos de interés colectivo y que tengamos la humanidad que conocemos con sus tensiones y sus conflictos.
Ustedes me preguntarán también el tiempo de permanencia del Alma en el plano astral. El Alma permanece en el plano astral desde unos pocos meses hasta muchos años, depende en todo caso de la actitud de la conciencia, de su polarización astral, de su apego a los valores materiales, y además, lo más interesante —y esto hay que decirlo con toda honestidad— por las invocaciones que provienen del plano físico de aquellas personas que aman a los que desaparecieron y que con sus invocaciones mantienen el Alma en la incertidumbre de dos mundos, no pueden penetrar raudamente en el plano astral, porque existe algo que les atrae poderosamente y que son las constantes invocaciones a los difuntos, ésta práctica que hacen los espiritistas y, que me perdonen, pero esto es horroroso, es kármico, está creando una gran confusión en el mundo, y por otra parte, tenemos que el Alma no puede descender a aquel plano porque no tiene cuerpo físico, es decir, que el Alma está viviendo en la inseguridad de dos mundos; y que lo mejor que podemos hacer cuando alguien ha desaparecido, es dejarle en paz y será un Alma que se ha liberado. Es decir, que la humanidad reacciona a la inversa de cómo debiera hacerlo, se alegra cuando un Alma penetra en la reencarnación, cuando nace un ser, que es cuando penetra en la presión de la materia, pero sufre cuando el Alma se libera después del ciclo de independencia kármica. Habrá que pensar mucho en estas cosas, porque precisamente estas cosas son las que deben iluminar el sentido de lo que es la muerte, de lo que hay que entender por vida post-mortem, lo que es la eternidad, lo que es el tiempo, lo que es la paz, cuál es el sentido místico de la soledad, cual es el temor a la inseguridad, porque la muerte no ofrece nada sino una inseguridad pavorosa y todo el mundo teme penetrar esta pavorosa silueta de la muerte o penumbra de la muerte para penetrar en el silencio que crea. Y hay que hablar mucho de la muerte en un sentido de vida y apoyar un razonamiento siempre sobre algo sólido, sobre algo que podamos conceptuar como lógico, como algo que está en nuestros sentidos, en nuestro entendimiento y en nuestra razón, algo que debe convertirse en un proceso de investigación constante, visualizando siempre las cosas dentro de la más profunda simplicidad, porque la simplicidad de vida siempre trae como consecuencia una pérdida absoluta de gravedad.
Cuantas más cosas poseamos más tiempo estaremos aquí, en aquel punto que va del plano físico al plano astral, o de aquello que antes decíamos, el paso que va del plano físico al plano astral, es simbólicamente descrito como La Navede Caronte, estamos en la inseguridad, no acabamos de traspasar las fronteras, los velos, y esto produce gran sufrimiento. Es decir, que si la persona automáticamente perdiese el temor a la muerte, la vida florecería con una nueva canción, el arte sería más depurado, porque todas las creaciones humanas están siempre dentro del módulo del temor o de la inseguridad, es decir, que la persona no se deja llevar por el impulso de la vida y ve a la muerte según el punto de vista de la tradición; la tradición, que ha atraído las almas, las ha frenado en su impulso de liberación y ha constituido núcleos negativos para muchos seres humanos, que quizá estarían navegando por el cielo de la libertad y ahora están condicionados por el peso de la religión, la tradición religiosa con todos sus errores a través del tiempo, con el temor a la muerte y con todo lo que se especula con ese temor que existe naturalmente, como la persona no puede responderse a lo que existe más allá busca un apoyo aquí, y este apoyo puede ser la religión, una creencia cualquiera, un afecto, la cuestión para el Alma es estar aferrada a algo, porque teme la inseguridad, porque teme la soledad. Yo digo, que en tanto exista inseguridad, en tanto exista este temor, no habrá libertad.
Podemos iniciar un diálogo sobre estos asuntos, advirtiendo que pueden preguntar sobre todo cuanto dijimos en meses anteriores porque todo está encadenado, y quizá con las preguntas de Uds. podemos penetrar más profundamente en lo que ocultan estos grabados. (Vicente dibuja en estas conferencias dibujos que clarifican lo hablado)
Leonor.— ¿Podría explicarnos un poco sobre la simbología que utiliza para dibujar los tres colores del átomo permanente?
Vicente.— No, no, no tiene mucha importancia, pero quizá se basará en los tres colores básicos; quizá el mental será azul, amarillo quizá el mundo emocional y el físico rojo, no sabemos exactamente. El átomo permanente es un átomo que solamente pueden percibirlo los grandes clarividentes de la historia o los Maestros de Compasión y de Sabiduría, los Grandes Iniciados. Yo digo, que siendo un reflejo de la Trinidad, deberán ser estos colores así, el azul, el amarillo y el rojo, no sé en la dirección que irán pero serán estos.
Interlocutor.— Me ha parecido entender antes que en el momento de la muerte había dos puntos importantes que fluían hacia el corazón, uno parece ser que provenía de la parte de los genitales, debajo de la columna, y otro que provenía del Ajna y, entonces, se juntaban en el corazón y es de aquí de donde salían.
Vicente.— Bueno, pero es que hablamos del hombre corriente, del hombre emocional. Habría que establecer tres divisiones de personas, y lo hacemos porque estamos en un plan de estudio e investigación, pero, habitualmente, el hombre es astral, y por tanto, hay un lugar que está muy cerca del corazón y el plexo solar, por aquí se desgarra o está un orificio por donde sale el Alma después de la muerte. Pero no todos los seres salen por ese orificio emocional, los iniciados, los grandes pensadores, los hombres mentales o con gran mentalidad no pueden salir por aquí, salen por un lugar muy cerca, tampoco es la glándula pineal, que es donde recibimos la iluminación espiritual, sino que los fluidos vitales, por así decirlo, se escapan por estos dos centros. Un hombre de tipo muy instintivo no llega tampoco al corazón, entonces, sale por el plexo solar y a veces por el bazo. Es decir, que hay que buscar la evolución de las personas, y la Trinidad naturalmente tiene que ver con los tres puntos de crisis, tiene que ver con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, o, la mente, la emoción y el cuerpo, que es la representación objetiva del hombre. Pero, en todo caso, siempre existen a través de la analogía los puntos de contacto. Cuando hablamos de la Trinidad siempre aludiremos a la figura del triángulo, cuando se representa la Divinidad se coloca un triángulo encima para representar su naturaleza, digamos, triple, es decir, que de hecho, el triángulo y Dios en el centro, irradiando a través del vértice, que es Padre o Voluntad, el Hijo es Amor y el Espíritu Santo, que es la Inteligencia Creadora, pero, ésta representación en el cuerpo físico a través de los átomos permanentes, son los cuerpos conocidos, el Mecanismo del Alma, como se dice ocultamente.
Interlocutor.— Bien, ya está, lo que tenía duda es que le había entendido es que, digamos, el lugar más elevado de salida tendría que ser Ajna o no lo sé.
Vicente.— Bien, hay que considerar otra cosa, existen dos corrientes de vida viniendo de la parte causal, hay una corriente de vida que penetra en la cabeza y en la conciencia, y otra, a la que nos hemos referido porque el tema de hoy es la muerte, que penetra en el corazón y que es el hilo Sutratma. Hay el Sutratma y hay el Antakarana, que no es la misma cosa, es decir, que son dos hilos, uno da conciencia el otro da vida; es decir, que una persona puede tener vida y no tener conciencia, porque ha desaparecido brevemente el hilo que está conectado con el cerebro; y también puede ser que exista conciencia y no exista vida, pero, hay muy pocos seres en esta circunstancia. Siempre es la conciencia, o desaparece simultáneamente conciencia o vida, no existe una pérdida total de la conciencia en el caso de personas que han perdido la razón en el momento de la muerte, y entonces, todavía el corazón sigue latiendo durante días y la conciencia, prácticamente, el Alma ha desaparecido, tienen una conciencia instintiva, la de las células, que todavía se van reproduciendo hasta que llega un momento final que se cumple la hora exacta de la muerte física.
Interlocutor.— Bueno, entonces deduzco que estas agonías que a veces nos han explicado con tanta angustia y todo esto, debe ser la poca preparación que tenían estas personas para morir, solamente esto. Por otro lado, también, me gustaría saber cuando se nos van nuestros seres queridos, no el pensamiento para agarrarlos como usted ha explicado, porque yo esto lo entiendo muy bien, que es a nivel Alma que piensas en ellos y tal, pero entonces, ¿las visitas a los cementerios y las misas en el recuerdo, todo esto perjudica?
Vicente.— No nos damos cuenta de que existe una justicia divina, unas fuerzas; cuando la persona desaparece no se queda sola, existe otro mundo de armonía que desconocemos y, nosotros, con las invocaciones o las misas o con las visitas a los cementerios, estamos dando énfasis al cuerpo y no a la conciencia, porque lo que estamos queriendo para nosotros es el cuerpo, lo que está enterrado no es el Alma, es el cuerpo, no existe el cuerpo. La conciencia está funcionando a veces en el Devachán, casi en el plano búdico, y sin embargo, está todavía creyendo la gente que el difunto está aquí, sin darse cuenta de algo de lo que tenemos que hablar en otro momento, de que existe aquello que llamados cascarones astrales, de cómo una persona que ya ha cumplido su tarea en los tres mundos —los mundos inferiores: el físico, el emocional y el mental— desaparece, aún las invocaciones, las misas o todas esas cosas, esos pedidos de las personas que las amarran, las visitas a los cementerios, vitalizan los cascarones, aquello que es una forma sin vida, y a veces estos cascarones pasan a ser habitados por devas inferiores que les dan consistencia plástica, que los substancian, y la mayoría de estos cascarones son los que se manifiestan en las reuniones espiritistas de invocación, y naturalmente, tienen la silueta, la forma misma de la persona que murió, pero que el Alma no existe allí, existe una forma vitalizada por éteres que corresponden a éstos bajos niveles del plano astral o plano psíquico, y entonces, existe siempre este tremendo despliegue de poderes psíquicos que están en los mundos astrales inferiores, que están gravitando sobre los ambientes sociales de la humanidad. Estamos viviendo entre cosas muertas, es decir, que en lugar de aprender la técnica de morir cada día, estamos alimentando cadáveres por las invocaciones, por nuestros modos erróneos de concebir la vida, y ahí esta el peligro, y mucha parte de lo que estamos diciendo es para evitar estas cosas, porque a la persona que hemos amado, nuestro amor será porque se ha liberado, el sentido de alegría que puede causamos el que su Alma se haya liberado, pero no, queda un vacío en el interior, y ¿con qué llenamos este vacío?, con la invocación, entonces, hacemos padecer a la persona y sufrimos nosotros, porque no nos damos cuenta de su sufrimiento y creemos que está sufriendo, pero la causa del sufrimiento somos nosotros mismos, además, la invocación de los difuntos es kármica, ya que un pensamiento para alguien que falleció, cuanto más impersonal, cuanto más universal, cuanto más amoroso y tierno sea mucho mejor, pero el interés egoísta por retener los valores ilusorios, por querer que el Alma penetre nuevamente en las prisiones del cuerpo, esto es karma. Y muchas de las personas —y muchos hemos practicado eso seguramente— que practican la invocación como sistema de comunicación con los fallecidos, están quebrantando la Ley de Dios, permítanme decirlo así, no dejan que la persona viva su propia vida, y estamos haciéndola retroceder en el tiempo, y esto es doloroso y además tiene también su castigo de acuerdo con la Ley de Karma.
Interlocutor.— Quería preguntarte si cuando una madre u otra persona, cuando se le muere un hijo y está excesivamente preocupada por el destino del mismo, que puede a lo mejor no ser del todo normal si puede ser causa de retraso en el devenir en el otro mundo, o en el más allá y causar perturbación a las personas de la familia que crean que debían cuidar de esta persona.
Vicente.— Seguramente que sí, aquí tratamos casos generales. Habrá casos en los que una persona se sienta vinculada a otra, pero cuando son cosas familiares donde existe siempre el apego a los valores sensorios o a la soledad que crea dentro de uno la desaparición de un ser querido, sin darnos cuenta o sin que esta persona sé de cuenta preocupándose excesivamente por las personas que dejaron el plano físico, esto naturalmente va contra la evolución, evita que se deslicen en el tiempo; tiene una conciencia de tiempo como nosotros que aún estamos aquí en cuerpo físico todavía, por lo tanto, el karma siempre es igual en una dirección que en otra. El apego a los valores trascendidos crea karma porque tiene un sentido de gravedad, o gravedad en el sentido gravitatorio, el peso de los sentidos, el peso de las emociones, el peso de los propios pensamientos, al no ser realmente integrado espiritualmente (el tiempo) desaparece completamente, no tiene razón de existir, el tiempo debe desaparecer fundido en los mares del espacio, como decía el poeta.
Interlocutor.— ¿Y cómo podemos ayudar cuando sabemos que un familiar se nos va, cómo podemos ayudarle?
Vicente.—Si una persona está enferma hay que cuidarla, naturalmente, no vamos a dejar que muera porque creamos que vamos a liberarla, desde este punto de vista una guerra sería correcta. Se trata de que una persona hace todo cuanto puede dentro de los limites de lo natural para mantener en vida a otra. Por eso, aclare usted la pregunta si acaso.
Interlocutora.— Si vemos que se va, en el momento en que se va, ¿cómo podemos ayudarle para dejarle desencarnar libremente?
Vicente.—¿Y cómo sabemos que se va? Entonces, existen otras leyes que desconocemos, la Ley de Karma es una de ellas. Yo digo, que si hay dentro de nosotros una gran paz que irradia a nuestro alrededor, seguramente que ayudaremos a las personas en el nivel que estén para ayudarlas a liberarse, o para curarlas, esto es una cosa natural. Existe un principio de buena voluntad en el mundo, afortunadamente, no está en todos los corazones en la misma intensidad, pero existe. Yo siempre digo que tengo una gran confianza en la humanidad. La humanidad no ha dado todavía su última palabra, todavía tiene grandes reservas en su corazón para derramarlas en favor de los demás, y es curativa esta buena voluntad, más allá de las enfermedades y quizá más allá de la muerte.
Leonor.— Estoy de acuerdo con esto de que no hay que llamar a los que se van, dejarles su vía libre creo que es lo mejor, pero que en algunos lugares algunas personas hayan invocado, o haya invocadores a veces para orientarse por las contestaciones que reciben o creen recibir, lo encuentro más o menos lógico naturalmente debido a la educación que hemos definido de tantos siglos, pero también hay una cosa, si en el Akasha está todo registrado, creo que muchas veces la contestación viene velada a través de..., por cada cosa que se ha sustentado durante largo tiempo por afecto o por otras condiciones, creo que reciben un egregor, entonces, esto que podemos llamar esta capa o cascarón envuelve un egregor de nuestros conocimientos con ellos, con esos contactos, y puede haber muchas veces una respuesta exacta, aunque sabemos que el egregor existe allí, pero esto es lo que puede equivocar a muchos, en este caso hay que comprender también, comprenderlos, porque quieren muchas veces respuestas acertadas creo yo, no he estado nunca en... pero lo sé por intuición, a veces he obtenido respuestas acertadas, repito, si en el Akasha está todo registrado no es extraño que muchas veces las tenga, pero, lo que tenemos que repetir es esto, que no hay que hacerlos trabajar, no hay que hacer este movimiento, tan solo porque esto enrarece la atmósfera del planeta, la atmósfera astral. Ahora bien, en lo de acompañar a los que se van, naturalmente, hay que estar completamente seguro de que se va, y todo este proceso de enfermedad tiene que ir acumulándose, yo creo que no hay que pensar en ayudar en el momento en que se vaya sino que es una ayuda constante, antes de que se vaya,... (se produce un corte de sonido).
Vicente.—... no se trata del hombre, se trata de la humanidad. Dentro de la humanidad hay una constante, son setenta y dos años, hay quien la sobrepasa, hay quien la evita, existe un equilibrio basado en esta ley de ciclo de fuerza, esto vamos a trabajarlo mucho cuando hablamos de la importancia de los equinoccios y de los solsticios, y cuando hablemos también de química oculta, porque todo está relacionado, porque un átomo es esto, (señala en la pizarra) y si damos importancia a esta figura, que la veremos casi cada vez que nos encontremos, es por la importancia que tiene el símbolo, porque las cuatro edades si se dan cuenta de las dieciocho respiraciones, ¿por qué lo multiplicamos por cuatro?, porque las pulsaciones corresponden a los lados de aquel cuadrado, y la cruz que se crea allí, pero al propio tiempo, éste es el símbolo del chakra Muladhâra —para los que comprendan el yoga— y, por lo tanto, el karma del ser humano principia en el chakra Muladhâra, que es donde está el asiento del Fuego de Kundalini, y aquí empieza la ascensión hacia arriba, y, entonces, esto va dando vueltas y se le llama La Rueda de Samsâra, la Rueda de Muerte y Nacimiento o la Rueda del Karma; la Rueda del Destino, porque nadie puede escapar a este destino.
Interlocutor.— ¿Al hablar de la muerte y de lo negativo que es, cuando por ejemplo se emiten pensamientos positivos hacia un recién fallecido pidiendo por él, esto en ningún caso puede resultar negativo, no?
Vicente.— No, de ninguna manera. Lo que pasa es que cuando nosotros estamos invocando queremos atraerlos aquí, no ayudarlos.
InterlocutorA.— Por ejemplo, pedir luz yo pienso que tiene que ser positivo o algo dentro de este estilo.
Vicente.—Naturalmente que esto ya queda sobreentendido. Lo que decimos aquí es que la persona invoca con apego, es decir, que no invoca para darle luz y para liberarlo sino para atraer a la persona hacia aquí, me refiero a esto. Entonces, la persona que quiera ayudar a otra persona puede hacerlo, con el pensamiento, con la emoción o rezando, pero, una cosa es hacerlo de una manera impersonal o universal y otra hacerlo en forma interesada, porque hemos perdido un ser querido queremos retenerlo, no te vayas, te necesito, y esto es lo que pasa en las meditaciones destinadas a invocar a las personas, a los difuntos.
Interlocutor.— Entonces, como has hablado también, cuando el cuerpo descansa, y entonces, entramos en otras dimensiones, es muy necesario tomar conciencia de estos estados que nosotros podemos penetrar para prepararnos cuando un día podamos dejar el cuerpo.
Vicente.— Naturalmente.
InterlocutorA.— Recordar, porque incluso a veces estás que sueñas que estás llegando.
Vicente.— E incluso, podía decirles que hay una técnica para esto. Una técnica muy natural, muy racional, muy lógica y que todo el mundo la puede utilizar, y es que cada vez que se vaya a dormir no se deje al acaso el pensamiento y se vaya, mantener allí la tensión hasta que vaya haciéndose el silencio y desaparezca el cuerpo astral y vaya a funcionar en otro plano, de esta manera aquí vivimos el poder de ser conscientes en el plano astral, o también en otras dimensiones del Espacio, porque podemos viajar por zonas extraordinariamente sutiles, como puede ser el nivel del Alma en el tercer subplano del plano mental, es decir, el quinto hacia arriba del plano mental donde está el Alma.
Interlocutor.— Primeramente te agradezco esto que nos has aclarado, porque además me ha ratificado en una lectura en la cual decía: El ser humano al ser engendrado y pasar nueve meses en el útero, equivalía a una persona física, pero alguna que no estaba terminada de hacer y moría en el útero, después al nacer al cuerpo físico, al salir del útero, entonces, volvía a otra vida, pero entonces tenía que seguir su ciclo para pasar al plano espiritual, entonces, es una cosa que tú tan magníficamente nos has presentado, que es el sin temor a la muerte, o sea, da a entender que nos hemos despertado para no tener miedo, que es lo que nos han impuesto otros respecto a la muerte física, porque entonces es cuando nosotros estamos pasando aquí, en la vida, todo ese tiempo de superación para pasar al otro estado que es la espiritualidad.
Vicente.— Se ha demostrado aquello de que este punto es un punto de paso, es aquel círculo que está entre las dos circunferencias. La persona sufre porque se quiere llevar todo cuanto ha conquistado en la vida, pero en el Evangelio de Cristo existe algo muy interesante que dice: Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico al Reino de los Cielos; todo aquel que quiere penetrar en el mundo astral llevando todo el peso de cuanto ha adquirido. Y pueden pasar muchos años con su carga acuestas sin poder pasar aquel punto, reviviendo las escenas que acaba de vivir, pero sin nada creador, y con dolor profundo sobre sus hombros, constantemente; por lo tanto, hay que hacer conciencia de la vida para ser conscientes de la muerte. Yo digo siempre, si estamos atentos durante la vigilia —y no lo estamos casi nunca— estaremos conscientes durante el sueño, pero como estamos distraídos no podemos tener conciencia astral, ni conciencia mental, naturalmente, porque el hecho de estar obligados a estar atentos es un esfuerzo psicológico que no queremos emprender, es decir, nos gustan las vías fáciles, acomodaticias, y repudiamos siempre las líneas de máxima resistencia. Aquí estamos atentos seguramente, pero, ¿podemos mantener esta atención las veinticuatro horas del día en una gran parte de nuestra vida?, es una pregunta, es un desafío a la conciencia. Es decir, que entre pensamiento y pensamiento hay un gran vacío, y esto se puede entender de dos maneras, o bien este vacío lo hacemos eterno o bien hacemos una continuidad de conciencia, pero, para que éste vacío entre dos pensamientos sea eterno se necesita una gran calidad espiritual, una gran integración de los vehículos y un gran amor por sus semejantes, y no estamos todavía preparados para esta unción superior. Entonces, en la incapacidad de hacer el vacío creador en nuestra mente procuremos no dejar ningún intersticio entre pensamiento y pensamiento, seamos conscientes en la integridad de nuestro ser, y no simplemente cuando estamos meditando o cuando estamos en un grupo que nos es muy querido, dentro del cual la conciencia está familiarizada y sin esfuerzo, constituyendo un cúmulo de energías a través de un círculo de mínima resistencia, sino mantener la atención, la observación de todos los hechos que suceden dentro y fuera de nosotros, registrarlos en el cerebro, no dejar que pase un momento sin estar completamente apercibidos, y con el tiempo, sin preocuparse pero sin dejar ningún espacio vacío, el pensamiento extrae energías internas del ser y establece una continuidad de conciencia, un puente, que quizá algún día le llevará a la contemplación, al gran vacío creador de la conciencia. Es decir, se trata simplemente de estar atentos, de no estar navegando a la deriva, en todo caso dense cuenta que la mente nunca está completamente parada por el ejercicio del pensador, sino que el pensamiento va y viene con la mente sin que pueda ser detenido, y naturalmente, como no hay un control sobre el pensamiento no puede haber un control sobre el cuerpo astral, y el cerebro físico no puede reflejar todo cuanto hacemos en el momento del sueño cuando estamos funcionando en la cuarta dimensión. Aquello para nosotros es siempre nuevo, estamos realizándolo cada día, se trata simplemente de estar en este estado de serena expectación a lo que pasa, no tiene que estar la mente: ¡Qué pasa, qué pasa!, sino simplemente observando las cosas, porque si Uds. están siguiendo una conferencia y una cosa que no acaban de comprender se quedan parados en aquella cosa que no comprenden, quizá lo que comprenden que van siguiendo les pasará desapercibido, es decir, que la contemplación, y en el último caso, lo que estamos diciendo: la atención serena, es decir, que el observador debe estar muy inteligentemente apercibido de lo que va pasando, es decir, que ve pasar las cosas, que las registre, no que intente comprenderlas de momento, que las registre simplemente, la reflexión viene después de la atención, entonces, hay una acción de la voluntad que dice: “estoy de acuerdo o no estoy de acuerdo”, y para esto hay el ejercicio libre del pensador, del hombre que tiene una conciencia de su mente y de todo cuanto le rodea.
Interlocutor.— Has explicado con toda claridad que hay que dejar los muertos tranquilos. Bien, pero estos hermanos que cada año en forma tradicional hacen tanto fomento públicamente hacia los muertos, ¿qué responsabilidad adquieren?
Vicente.— Depende de su inteligencia, de su conciencia. Yo creo que si una persona bien apercibida en el sentido mental, sabiendo del peligro de las invocaciones a los difuntos y, sin embargo, continúa reiteradamente invocando difuntos, cae bajo el peso de la ley; aunque existe el mismo peligro para la identidad psicológica del difunto que le invoque una persona con aquel sentido regresivo, entonces, hay que establecer la diferencia entre su buena voluntad y la que no, lo hace con buena voluntad, pero no les exime por completo del karma, están quebrantando la ley, los que no la conocen tendrán menos causa, naturalmente, pero existe un mal físico, no podemos evitar el dolor ni con la invocación involuntaria; pero si nos preparamos ahora pensando en lo que vendrá después, si cada día perdemos un poco de nuestro espíritu regresivo o de ese espíritu materialista hacia las cosas, quizá llegará el momento en que realmente estemos integrados y no necesitemos invocar para poder ayudar. La invocación, repito, no hay duda, hace regresar al Alma, la mantiene siempre aquí en este punto, entre el mundo astral y el mundo físico, suspendida, a caballo de dos planos, y es un sufrimiento que sólo tiene comparación con el suicidio, cuando después de quebrantar la ley se encuentra, y por tiempo indefinido, hasta que la corriente de vida del Ego vuelve a recogerlo, pero pueden pasar muchos años en ese estado.
Interlocutor.— Vemos como todos estos dirigentes fomentan a las personas ignorantes y les inculcan prácticas incorrectas.
Vicente.— Toda persona que quebrante esta ley cae bajo el peso del karma, lo he dicho antes, no hay para mí vuelta atrás, si lo hace con buena voluntad tendrá menos pago ante la ley, no tendrán que pagar otro precio que el que ha surgido de su buena voluntad, bien, ya estamos de acuerdo con lo que Ud. decía, y desgraciadamente hay comunidades que solamente están tratando de invocar a los difuntos, sin darse cuenta que están atrayendo al aura de la Tierra a estas personas que están sufriendo por su causa. Hay excepciones, hay aquellos que he dicho en el mundo de los mensajes astrales en el cual existen personas capacitadas para establecer comunicación con ciertas personas para dar mensajes, pero solamente en este caso no son invocados, ya saben donde tienen que ir, ya tienen una justa orientación psicológica o psíquica, me refiero a todo el trabajo especulativo acerca de los que desaparecieron, los queremos retener en el fondo, hay un egoísmo, y el egoísmo, naturalmente, está dentro del proceso de acumulación de valores en el tiempo, se niega la Ley de Restitución, a la cual nos hemos referido anteriormente.
Leonor.— Yo quería hacer referencia a la cuestión de la tradición. Las personas poco a poco pueden o no desprenderse de una tradición, pero creo que la tradición anual, más o menos, a los cementerios, más bien será una carga para la sociedad que lo ha instituido así, porque individualmente está aquello de que si mi madre, o la interesada que se va fuera a visitar, por ejemplo, sí hay una parte bella. En este caso, que no hay ni buena voluntad ni mala voluntad, creo que más bien el proceso es de la sociedad en general, en este caso quiero decir, que no sé si no se le puede hacer más cargo que a la tradición, a la parte regresiva que tiene el progreso, digamos, pero es que yo quiero dejar el sabor de boca de que una persona porque vaya al cementerio a dar un ramo de flores puede tener una causa kármica, más bien creo que es que perteneciendo a una sociedad, pues, mira forma parte de esta sociedad y omite un poco todo eso si acaso.
Vicente.— Soy consciente que me estoy dirigiendo a un grupo de personas inteligentes, por lo tanto, reafirmo lo dicho, todo cuanto tenga un valor hacia el cuerpo es regresivo, por mucho amor que hallamos tenido a aquella persona que dejó el cuerpo. El hecho de ir a los cementerios es antiestético y desde el punto esotérico antimoral, porque están trabajando con cascarones astrales, están vitalizando formas psíquicas que tenían que haber desaparecido del ambiente planetario hace cientos de años. Cada cual tiene su libre albedrío para comprender los razonamientos y saber establecer lo que es la sociedad y lo que es el individuo. La sociedad puede marchar a su manera pero el individuo es creador, y solamente cuando existan muchos individuos creadores es cuando cambiará fundamentalmente la sociedad, pero no antes. Entonces, si estamos reproduciendo en nuestras vidas, lo que han estando reproduciendo del pasado nuestros abuelos, nuestros padres, estamos simplemente tejiendo nuevamente los hilos de la tradición, estamos manteniendo en pie un gigantesco cuerpo muerto, y aquí hablamos de vida, y estamos hablando de muerte, sin embargo, ¿qué es lo que triunfa en la vida? Entonces, si la vida permanece, si la conciencia permanece, lo menos importante para nosotros es aquello que la conciencia dejó porque no interesaba, porque la ley es justa, cuando una persona deja el cuerpo es porque aquel cuerpo no le favorecía para nada su evolución espiritual, precisamente había consumado el ciclo de experiencia, es como aquella persona que tiene un vestido viejo y porque lo quiere mucho siempre va con su vestido viejo y es el hazmerreír de la sociedad, pues ocultamente pasa lo mismo, esotéricamente hablando con las personas que van a visitar cementerios y se creen que favorecen la evolución de los difuntos, al contrario, están favoreciendo la creación de larvas, de cascarones y de entes psicológicos y psíquicos que están enturbiando la nitidez que tendría que estar en el aura del ambiente social del mundo.
Interlocutor.— Cuando nosotros queremos estar siempre atentos, ha de ser constantemente, o sea, siempre. Cuando nos vamos a dormir hacemos una conciencia de todo lo que hemos estado haciendo durante el día, entonces, yo me pregunto, ¿no es también muy interesante cuando despertamos, en vez de levantarnos cuando suena el despertador y rápidamente nos levantamos y nos largamos, pues esperar unos momentos e intentar hacer conciencia de todo lo que hemos podido vivir durante este sueño e intentar ser lo máximo conscientes en lo que haya podido llegar a este cerebro físico, entonces, meditarlo y empezar el trabajo diario?
Vicente.— Puede ser un buen sistema para algunas personas, yo digo que debe haber una preparación técnica para la muerte como existe una preparación técnica para el nacimiento. Una de ellas es la recapitulación, cuando una persona despierta por la mañana y ha dejado ya la conciencia de funcionar en el plano astral y penetra en el cuerpo físico, si es capaz la persona de memorizar, extraer consecuencias de lo que ha hecho, puede favorecer la conciencia astral, esto mismo favorece la conciencia, y es lo mismo, es la contraparte, que es preparando la mente para el día que empieza. Ahora bien, en el proceso de recapitulación o en el proceso de memorización por la mañana de lo que ha sucedido en el plano astral hay que tener en cuenta el valor sustancial del observador, del pensador, de no identificarse con su creación, con sus circunstancias, con su ambiente, con lo que ha creado, con lo que ha vivido; puede contemplar esto y darse cuenta que hay una separación de él como observador y los hechos, o bien una diferenciación entre el sujeto y el objeto, en el momento en que existe una observación impersonal entre el “yo” y mis actos ya estoy en el camino de la conciencia astral, de la conciencia mental, de la conciencia búdica y de todo tipo de conciencia superior, porque realmente al no hacer conciencia de nosotros mismos ¿qué ocurre?, automáticamente el egoísmo ha desaparecido, es decir, que las cosas no tenemos porque abandonarlas, son ellas que nos abandonan porque no encuentran alimento en nuestra conciencia y, entonces, esta observación impersonal es la clave de la liberación, y hablamos de la liberación del Alma. Para prepararse para la liberación del Alma ahora mismo, es empezar a considerar la vida y los acontecimientos aparte de nosotros mismos. Podemos funcionar en ellos, podemos ser realmente perfectos en nuestra obra nosotros, pero, aquello no somos nosotros, es nuestra realización, y darse cuenta el pensador que no son los pensamientos sino que los pensamientos son algo que emana del pensador o que atrae el pensador, que no es sólo el pensador; y que la persona que siente no son los sentimientos tampoco, sino que los sentimientos están aparte, y que los actos están favorecidos por la actividad de la conciencia y de la voluntad, “hago esto porque yo ordeno que se haga”, es decir, que siempre estamos siendo el centro de un centro impersonal, de esta manera nos cualificaremos para penetrar raudamente —en el momento del sueño o en el momento de la muerte— en la conciencia astral. Hay personas que funcionan astralmente o mentalmente como nosotros funcionamos en el plano físico, con una plena independencia de valores; lo que sucede al individuo cuando pasa al plano astral es que se identifica porque no conoce, y cuando hay identificación no puede existir un registro en el cerebro físico, y entonces, si cultivamos ahora ya la atención impersonal parte de nuestro ser empezará descargándose, sin preocuparnos ni poco ni mucho, es un hecho en la naturaleza, es decir, siendo constantemente impersonales en la actitud favoreceremos la humildad, y la humildad es la negación del centro de gravedad, y cuando no tengamos gravedad habrá una conciencia superior más allá del sentido gravitatorio de las cosas, ya sean físicas, emocionales o mentales, o espirituales también.
Interlocutor.— No he entendido bien la diferencia entre el vacío eterno y la continuidad de conciencia.
Vicente..— Sí, bueno. Si una persona está capacitada en distensionar su pensamiento a extremos límites, es decir, hablando psicológicamente, si puede reducir su mente a cero, es decir, que por el poder de su equilibrio interior y de su voluntad puede mantener su mente vacía, y este es el vacío eterno o el vacío creador, pero como que no todos estamos en ese estado de poder silenciar completamente nuestra mente, sino que estamos identificados con nuestra mente, con los pensamientos y con las emociones, entonces, ocurre que para evitar la distracción, que es por donde penetran las interioridades astrales o las entidades psíquicas, es crear una particular continuidad de conciencia, es decir, que la mente no esté jamás inactiva, porque una cosa es el vacío creador y otra cosa es la inactividad. Hay personas que están mentalmente inactivas porque no tienen capacidad intelectual o porque no tienen capacidad mental, cuando la persona ha rebasado las fronteras de la mente intelectual, entra lo que llamamos la mente abstracta, está en el 3º Subplano del Plano Mental, y entonces, allí funciona más allá de los pensamientos, entonces ¿qué es lo que subsiste? Subsiste única y exclusivamente la facultad del pensador, más allá del pensamiento, más allá de las emociones, más allá de los actos, existe una integridad de conducta que está viviendo más allá del tiempo, y por lo tanto, no se relaciona con las creaciones temporales, es decir, profundiza en el tiempo y se extiende en el Espacio, creando una intelectualidad nueva, desconocida, o un ser nuevo y desconocido, porque es capaz de crear a voluntad todas las cosas internas, no tiene necesidad de lo externo para poder crear una situación, está más allá y por encima de las cosas. Bien, esto es un vacío creador, la continuidad de conciencia evitando que la mente se paralice es otra cuestión, es la tarea que nos ha sido confiada como personas interesadas en descubrir los secretos internos de la vida, la base está ahí, si podemos evitar que la mente se paralice en cualquier cuestión, en cualquier imagen o en cualquier pensamiento, estableceremos una continuidad de pensamientos, la cual, como decía antes, nos llevará a un punto en el cual seamos íntegros y no precisemos de los pensamientos para poder vivir. ¿Se dan cuenta que estamos pasando la mitad de la vida pensando en cosas que no interesan para nada, gastando energías cerebrales y mentales? ¿Por qué sucede esto? Sucede porque estamos atraídos a puntos o a centros de atención múltiples en la vida organizada de lo que nos rodea. Hay que empezar por aquí, este aparentemente sentido de valores regresivos están en la base de la herencia, en la base del culto a la personalidad y, finalmente, en el egoísmo que corroe los corazones de los seres humanos.
Interlocutor.— Un investigador, un arqueólogo, que ha pasado gran parte de su vida recopilando datos para demostrar sus hipótesis, están también, digamos, acumulándolas.
Vicente.— No, no, es muy diferente la cuestión. Cuando una persona está investigando está atrayendo conocimientos, pero el investigador no se apega a los conocimientos, los tiene suspendidos en el átomo permanente mental; todo cuanto vayamos adquiriendo lo tenemos dentro ya, no tenemos porqué preocuparnos, y cada vez que necesitemos un dato vendrá por el impulso de nuestra voluntad, pero no vamos a querer abrazar los pensamientos y decir: “Eso es mío y me lo quedo”, entonces sí que hay un sentido gravitatorio, porque cuando se muestra un resultado hay una paralización de la mente, lo demás se va sucediendo, hay el interés por descubrir alguna cosa, pero hay que empezar a trabajar con aquella cosa, hay personas que dicen: Yo puedo hacer esto, y ya lo están haciendo, no se han creado un programa, lo están realizando, simplemente, y esto es investigar. La persona que está constantemente investigando sin preocuparse ni poco ni mucho del fruto de sus experimentos realmente está viviendo dentro de esta vida universal, y se nos dice hoy día, que los mejores ocultistas, los mejores esotéricos son los científicos, porque están constantemente investigando, no tienen tiempo de preocuparse por sí mismos, porque están pensando más allá de sí mismos, buscando una investigación cada vez más profunda y más alta. Y podemos hacerlo nosotros también, investigar, no buscar algo definido, sino que siempre este espíritu de investigación que finalmente hará de nosotros unos auténticos creadores.
Interlocutor.— Yo quisiera saber a partir de que edad se les puede empezar a los niños a hablar de estas cosas, pues en los colegios todo sigue igual todavía, entonces, ¿a partir de que edad se les puede hablar?
Vicente.— Yo diría que hay que esperar a que la sociedad cambie fundamentalmente para que podamos instruir a nuestros niños en los valores ocultos, pero, hay un dato muy significativo, cuando nace un ser humano o cuando tiene cierta edad en que se le ven ciertas predisposiciones, yo creo que no hay que intentar acelerar un proceso, sino esperar, cuidar con mucho amor el proceso, llega un momento en que despertará a la luz esta conciencia nueva que quizá nos enseñará muchas cosas, pero, no podemos forzar la marcha de los acontecimientos, porque hay que darse cuenta que los vehículos de un niño no están capacitados, la mente tiene que llegar a un cierto punto para poder reflexionar. Existe el fracaso de los niños prodigio, todo niño prodigio está condenado al fracaso, ¿por qué?, porque han estimulado en forma muy profunda, en forma muy exagerada estas tendencias, sin darse cuenta que un árbol hay que dejarlo hacer, él dará su fruto a su debido tiempo, no hay que preocuparse, hay que regarlo, hay que cuidarlo, simplemente, pero no buscar resultados que nos favorezcan para que digan: “Éste niño es ocultista y tiene solamente diez años”, impulsar esta fuerza en vehículos que no están todavía capacitados para absorber toda la fuente de la sabiduría, aunque esté dentro potencialmente hay que esperar a su tiempo.
Interlocutor.— En un momento dado has hablado del sentido místico de la soledad, ¿querías decir más o menos en todo lo que has explicado, si es la mente abstracta, este vacío o algo así, puedes aclararlo por favor, porque no he cogido nada?
Vicente.— ¿La mente abstracta, la soledad?
InterlocutorA.— El sentido místico de la soledad, en un momento dado has hablado de esto, y si ésta mente abstracta que tenemos que tener, o sea, que a veces tenemos en el sentido de vaciarnos, y esta soledad que parece que sea que está llena, o sea, que nos llena, quería decir si es más o menos este sentido místico de la soledad que esté llena.
Vicente.— Sí, si la soledad no es egoísta siempre trae como consecuencia una paz, ahora bien, cuando buscamos la soledad para huir del ruido no es lo mismo, ahora bien, cuando nace la paz por su propio impulso entonces hace un vacío en el interior, un vacío que no es simplemente expectativo sino que es dinámico, que puede promover un grupo de ideas y de pensamientos, quizá en forma más potencial que un intelectual, porque el intelectual se basa en razonamientos concretos, pero la mente abstracta se basa en ideas, y una idea está capacitada para extenderse en infinidad de pensamientos, igual que un símbolo puede ser desarrollado en muchas explicaciones, en muchos comentarios. Es decir, que la persona que está muy atenta —y creo que aquí lo estamos— sin darse cuenta está creando un vacío. Experimenten este vacío, verán que este vacío está lleno de algo, ¿qué es este algo?, es la plenitud de la vida, es la paz que intenta salir constantemente; ésta experiencia de la atención es la que recomiendo en todos los momentos de la vida, no solamente cuando estamos aquí, porque esto nos recrea el Alma, sino que el Alma está siempre presente dentro de la paz y que, por lo tanto, siendo paz, solamente retirando la atención de los valores superfluos y buscando solamente una adaptación a los acontecimientos, sin negar y sin afirmar nada, siempre seguro, siempre ecuánime, siempre con esta sonrisa a flor de labios, entonces, existe un vacío, algo que está más allá del análisis intelectual. El intelectual —no tengo nada contra los intelectuales— está acumulando, ahora bien, el intelecto es la vía de expresión de lo abstracto y es otra cuestión, puedes tener la paz, la inspiración y, entonces, un intelecto fluido, pero el intelecto es un mecanismo que utilizas como utilizo este vaso para beber, si establecemos esta distinción la paz está en nosotros, y ahora vamos a terminar porque hay un silencio que hay que aprovechar.
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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
Barcelona
12 de Abril de 1980
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
03 Mayo 2006
Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
14 Octubre 2008
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