Conferencia
Vicente Beltrán Anglada
[edición en curso]
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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.
[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]
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Conversaciones Esotéricas
El Misterio del Más Allá
Barcelona, 11 de noviembre de 1978
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Barcelona, 11 Noviembre 1978. — Conversaciones Esotéricas: El Misterio del Más Allá. El paso de la Muerte al Nacimiento, y viceversa o la Rueda de Samsâra. "La Liberación es la Meta Suprema de la Vida". El Arte de Morir. Fases del proceso de la Muerte y Nacimiento. La Dificultad de manejarse en otros Planos. El Asiento de los Recuerdos. Sobre la Reencarnación. Los Transplantes. La Fase Postmortem. La Muerte y la afinidad Discípulo/Maestro. La Regulación de las especies en los Siete Reinos. Relatividad del Libre Albedrío. La Obra de los Logos, Maestros y su Perfección. Sobre las Muertes por Accidente. El Suicidio. La Renuncia al Libre Albedrío. La Iniciación y la presencia del Guardián del Umbral y el Ángel de la Presencia. El Desapego y la Muerte. Reencarnación y Entidades Superiores.
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Vicente.— En nuestra conversación del pasado mes analizamos la idea de la muerte desde un ángulo de vista más asequible a las oportunidades de esta nueva era. Habitualmente la muerte causa pavor, es algo misterioso que intriga a las gentes, precisamente – yo creo – debido a las enseñanzas tradicionales acerca de la muerte que han brindado las distintas religiones del mundo, que han situado la muerte en un plano casi diría que de aniquilación del yo, en un plan dentro del cual el ser humano quedaba pendiente de unas leyes universales que aparentemente no podía controlar. De acuerdo, no obstante, con la presión de los tiempos, hemos de considerar la muerte como un elemento vital del proceso de vivir, o de la vida, habida cuenta que anteriormente habíamos concebido la muerte como la oposición o antítesis al nacimiento. Para mí, la muerte y el nacimiento forman un círculo sin fin, no sabes dónde empieza el nacimiento, no sabes dónde termina la muerte, o viceversa, pero, desde el ángulo de vista esotérico, la muerte y el nacimiento existen por doquier, son los fenómenos principales de la vida, es decir, que nacer es prepararse para morir, y morir es prepararse para nacer, así que todo el problema queda circunscrito al gran axioma hermético: “Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba.” Igual es el nacimiento que la muerte, igual es la muerte que el nacimiento, solamente es un efecto de perspectiva, y es esta perspectiva la que debe tratar de descubrir en su justo valor y significado el hombre inteligente de nuestros días.
Espero que tengamos muchas ideas acerca de la muerte, pero empezando de un nuevo punto de vista, desde una perspectiva superior, no contaminada por la hipnosis de la tradición, no contaminada por todo cuanto sabemos acerca de la muerte a través de las creencias religiosas de todos los tiempos. Ustedes saben que el nacimiento es un proceso de absorción de materia a través de las cuatro edades – me refiero al ser humano – que lleva por finalidad un cumplimiento kármico de la vida. Todos estamos tratando de descubrir las necesidades psicológicas a través del karma, yo creo que la nueva psicología estudiará estas cosas como materias principales, yo diría como artículos de fe. Estamos empezando de nuevo, partimos de cero, y la idea de la muerte debe ser considerada, pues, como un elemento de vida. Hay que desterrar de la conciencia el temor, el miedo, la desconfianza, el sentido de soledad que la muerte causa en nuestro corazón. Estamos tratando entonces de ver las cosas en su justa dimensión, y al proceso de absorción de materia que desde el momento del nacimiento hasta la edad madura está trabajando, dotando al individuo de toda clase de vehículos necesarios para su evolución, hasta el momento en el que empieza un movimiento natural de restitución de todo cuanto la naturaleza nos entregó en custodia y para que sirviese de manifestación a nuestra Alma. Así que, analizaremos ante todo lo que dijimos el mes anterior, es decir, que hay un punto de paso que va entre el nacimiento y la muerte, porque el nacimiento proviene del plano astral y la muerte vuelve al plano astral, y si pudiéramos percibir aligar estas cosas veríamos que en el plano mental sucede exactamente lo mismo, hay una segunda muerte, y una tercera muerte, hasta que el individuo penetra en una zona misteriosa – que tocaremos de paso – que es el Devachán, el Devachán del ser humano.
El tema de hoy tiene como temática principal el Misterio del Más Allá. ¿Qué es el más allá? Si nos atenemos al dictado hermético de ley de analogía, igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba, tenemos que el plano mental, el plano astral y el plano físico están compenetrados, y lo que pasa aquí pasa allí, y arriba pasa lo mismo. Y cuando, por ejemplo, Cristo hablando con Pedro le estaba diciendo: “Lo que tú atares en la Tierra será atado en el Cielo, y lo que tú desatares en la Tierra también será desatado en el Cielo”, se estaba refiriendo a esta ley cósmica, esta ley de analogía que hace que igual sea arriba que abajo e igual sea abajo que arriba.
Bien, esto quizás sea muy filosófico, y ustedes quizás querrán algo más práctico, algo más sustancial donde afirmar el intelecto. Hay materias espirituales en las que el intelecto poca cosa puede hacer, solo observar, estar atento. La atención es básica para estos asuntos - metafísicos por excelencia - en los cuales el ser humano queda, por así decirlo, desguarnecido de todos los poderes y facultades psicológicas hasta aquí adquiridos. Cuando el individuo, por ejemplo, en el proceso de restitución – que está en todos los planos - debe dejarlo todo a la naturaleza, implica aquello que debe dejar no solamente los elementos físicos o moleculares que constituyen su organismo, sino que tiene que dejar sus más queridas ilusiones, sus más acendrados afectos, sus más potentes estímulos del deseo, y significa también que tendrá que dejar los pensamientos, porque es una materia inútil desde un punto de vista esotérico. El pensamiento ayuda a conquistar el plano mental inferior, pero a partir de aquí prácticamente no nos sirve. Cuando se desarrolla la intuición, prácticamente desaparece todo el contexto del pensamiento, el pensamiento queda reducido a cero, y una mente reducida a cero, en este pensar negativo se halla la más elevada forma de pensamiento, y esto es lo que se consigue a fuerza de nacimientos y a fuerza de muertes, la Rueda de Samsâra, la rueda del karma a través de las cuatro edades del individuo, la que va de la infancia a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud, de la juventud a la edad madura y de la edad madura a la vejez, y a partir de aquí a la muerte, es un paso obligado en el cual se están desarrollando los capítulos principales de la vida del hombre. De ahí que cuando una persona está en el trance de la agonía, cuando prácticamente está restituyendo a la naturaleza su cuerpo físico para que vuelva a la madre Tierra, es cuando empieza el proceso de recopilación, el proceso más interesante desde el punto de vista esotérico, porque está creando los núcleos de lo que será en la posterior reencarnación. Conocemos de la conciencia solamente los elementos que conoce la ciencia psicológica, conocemos la mente, conocemos en sus diversos significados las emociones, y tratamos de averiguar qué es lo que se puede hacer con todo ese contenido para liberarnos. La liberación es la meta suprema de la vida. Entonces, la liberación empieza por un conocimiento exacto de las reglas de la muerte, el arte de morir, o la ciencia de morir debe tener para nosotros una importancia capital, desvaneciendo el temor y cogiendo la muerte como el principio de una nueva vida, más amplia, más profunda, más incluyente. Y ahí se ve el proceso, ¿por qué se habla de un proceso de recopilación en el momento de la muerte?, cuando el alma está embargada por todo cuanto fue, y lo que fue está reproduciéndose y conectándose con la memoria cósmica que está en nuestros tres átomos, el átomo permanente físico que recoge todas la experiencias físicas del hombre a través del tiempo, el átomo permanente astral que recoge todos los recuerdos de todo aquello que se sintió, de todos los deseos inconsumados, de todos los deseos que hubiesen querido consumarse y que no lo fueron por falta de oportunidades, todo esto está condensado aquí: esperanzas, deseos y temores; y después el átomo permanente mental, todas las conquistas del conocimiento humano, todo cuanto el hombre adquirió a través del tiempo está condensado en el átomo permanente mental. Pues bien, el proceso de recopilación, técnicamente descrito, es cuando el alma está memorizando, son aquellos momentos en que deja el cuerpo, cuando está atravesando este punto fatídico donde la nave de Caronte se acerca a él para llevarle a la dirección astral, es cuando el hombre está en unos momentos de silencio que siempre son perturbados por las personas que rodean al moribundo. Ustedes se darán cuenta que cuando hay una persona que está muriéndose todo el mundo está gimiendo, está allí gritando y haciendo mil cosas que no debería hacer, porque el alma está en aquellos momentos recordando, porque si no recordase, no podría llevarse al átomo permanente todo cuanto fue durante aquella existencia. Todo cuanto fue, lo conseguido, lo adquirido, deja su impronta en el átomo permanente, y esto va subiendo después y se refugia en el Ángel Solar, en el Yo Superior, simbolizado en estos tres puntos, y aquí quedan depositados hasta una nueva encarnación. El proceso es idéntico; cuando el alma llena de recuerdos asciende hacia el Yo Superior venciendo la inercia de los planos y pasando por sucesivas cribas o modificación de conciencia hasta el Devachán. El Devachán se ha presentado, como ustedes saben, como el cielo, como el lugar de delicias, tiene su fundamento, porque todos los recuerdos quedan condensados, pero el alma en sí cuando asciende tiene que dejar en cada uno de los planos aquello que pertenece al plano. Hay siete subplanos en cada uno de los planos de la naturaleza; el hombre, en su aspecto físico ocupa el primer subplano, tiene que ir ascendiendo, mediante el proceso de recopilación, todos estos subplanos hasta llegar al plano astral, y hay un proceso místico de recopilación astral que hace posible, plano, subplano, más subplano, hasta llegar al lugar donde los ángeles del silencio le cogen y le pueden ayudar en la penetración de este tamiz que lleva al plano superior de la mente y se refugia en el Devachán, allí donde solamente pueden entrar las cualidades del alma, allí donde no puede penetrar nada que pertenezca a los tres mundos, solamente penetran las cualidades, y estas cualidades son las que configuran el “Yo”, son lo que es el Yo, y el Yo se perpetua a través de la memoria, entonces, el átomo permanente físico está aliado con la memoria cósmica de la naturaleza física del Creador desde el principio de los tiempos. El átomo permanente astral está aliado con el cuerpo astral del Creador desde el principio de los tiempos, está recopilando constantemente aquello que fue Dios, y el hombre tiene que demostrarlo, y cada uno de los átomos permanentes es el depósito de aproximación al gran depósito universal, las pequeñas memorias de todos los seres humanos, la memoria instintiva de la naturaleza, la memoria de los ángeles, la memoria de todo cuanto está en la naturaleza constituye en su totalidad el recuerdo de Dios, el enlace con la memoria cósmica. Por lo tanto, el problema de la recopilación es supremamente importante desde el ángulo esotérico, porque en la recopilación del átomo permanente deben surgir tres puntos básicos de interés, tres puntos en el plano físico que tienen una importancia capital como datos para crear el nuevo cuerpo el día de mañana. Igualmente ocurre con el átomo permanente astral. El átomo permanente astral debe recoger mediante el proceso de recopilación tres puntos clave en la vida emocional del alma que hacen posible la estructuración del cuerpo astral en un período ulterior. Y de la misma manera, el átomo permanente mental debe registrar tres puntos de luz en la conciencia que serán aquellos que posibilitarán la entrada en el nuevo campo mental, más cualitativo también dentro de un período posterior. Por lo tanto, cuando esotéricamente se nos dice que el nueve es el número del hombre, tengan en cuenta que se refiere exactamente a los tres períodos de recopilación del átomo permanente físico, tres que pertenecen al átomo permanente astral y tres que pertenecen al plano mental en relación con el átomo permanente. Y también se dice que el nueve es el número de la iniciación, precisamente porque la purificación de estos tres puntos en un momento cumbre de la vida del ser humano posibilita la entrada en las grandes iniciaciones de la Jerarquía primero y después en las Jerarquías Solares del Universo, hasta que el hombre se convierte en cósmico, que es el arquetipo del ser humano, el hombre cósmico.
Bien, si han seguido atentamente el proceso, verán cuán fácil es el proceso en el que el alma memoriza todos los puntos claves y se refugia toda su memoria en la conciencia del Yo Superior envuelto en su cuerpo causal, pero dense cuenta que los átomos permanentes y, por lo tanto, la estructura de todos los cuerpos, pertenecen al ser espiritual por excelencia, al espíritu, como decía Pablo de Tarso, el espíritu, el alma y el cuerpo son los tres espacios vitales en donde el ser humano realiza su expansión psicológica y su evolución, entonces, al descender esta línea que se llama el sutrama esotéricamente, a partir del espíritu penetra en el átomo permanente físico. El aspecto budhi, el aspecto amor universal, a través del átomo permanente se convierte en el “yo” astral, en el cuerpo psíquico de emociones, y manas, se convierte a través también del cuerpo causal y del Yo Superior en la mente humana tal y como la conocemos. Tenemos ya entonces un proceso de recopilación y un refugio de los átomos en el Yo Superior a la espera de una nueva oportunidad de manifestación; tenemos también un Yo Superior invariable, puesto que es el mecanismo superior de la conciencia que está más allá de la vida y de la muerte, es – para aquellos que hayan leído el Bhagavad Gita - Krishna, siendo Arjuna esta parte que reencarna, observada desde arriba por la fuerza invicta de Krishna, el Yo Superior, más allá de esto está también más allá de nuestras concepciones humanas, pero sabemos que si ascendemos rectamente por esta vía de los átomos permanentes, siendo conscientes de la memorización cósmica que debe producirse en el momento de la muerte, y que para este momento ya nos vamos preparando con la atención que depositamos en las cosas vitales de la existencia, llegará un momento en que todo esto desaparecerá, solamente quedará un espacio vital, el espíritu en cuerpo de manifestación, se manifestará el alma sin necesidad de nada más que su propio espíritu vital. El alma prácticamente se habrá liberado, y a esto se le llama liberación. Cuando se refiere el esoterismo de todos los tiempos a la liberación, se refiere a aquel momento cumbre en que el hombre ha liberado los átomos permanentes de la capacidad de recordar, todo está resuelto, el ser superior, el Logos penetra en el gran Pralaya, el hombre penetra en el Devachán. ¿Qué es el Devachán? Todo cuanto el hombre quiso alcanzar en la vida, todo aquello que queriendo alcanzarlo no lo pudo realizar, todo aquello que el hombre deseó ardientemente sin poder conquistarlo constituyen las pruebas decisivas en el Devachán. Allí está la potencialidad máxima del individuo, el individuo se revela tal cual es, tal como piensa se le reproducen las cosas, está libre de karma, porque dense cuenta ustedes que a medida que el alma encarnada va subiendo hacia arriba, atraviesa la nave de Caronte, o Caronte con su barca le lleva del plano físico al plano astral, que ha dado motivo a la tradición de que es un demonio que lleva al individuo del plano físico al plano astral, lo cual no es verdad, es solamente un símbolo de que hay unas individualidades psíquicas, psicológicas, o como ustedes quieran, el nombre que quieran, especializadas en ayudar a los seres que mueren, no estamos nunca faltos de ayuda en el momento de la muerte, no sólo los familiares que nos vienen a ver, a recibir, sino las fuerzas máximas a las cuales se refirió Mdme Blavatsky cuando hablaba de los protectores invisibles, son aquellos protectores que a partir del momento de la muerte te están ayudando a surgir a la nueva vida. Bien, se reproduce esto al llegar al segundo subplano del plano astral, en el cual existe otra recopilación, que es lo que recoge el átomo permanente, está refugiada aquí, entonces, los ángeles del silencio, una reproducción superior de la nave de Caronte, ayudan al ser humano a atravesar el punto que va del plano astral al plano mental, y aquí empieza para el alma la gran aventura de la conciencia, porque por primera vez empieza a reconocerse como es, tal como es, y en contacto con el Yo Superior, si existe la suficiente elevación espiritual, o cuando menos con alguno de sus aspectos y atributos en cualquier tipo de alma, incluso el alma de un salvaje, sin ningún afán peyorativo, estoy buscando el sistema de la evolución, hasta llegar un momento en el que el hombre penetra en el Devachán, todo cuanto piensa lo tiene en realidad, todos los deseos están consumados, y como han entrado solamente cualidades en el Devachán, solamente cualidades revela el alma, aquello que realmente quiso en un mundo espiritual reconocido para poder conquistarlo. Bien, cuando llegamos al Yo Superior, cuando hemos ya recopilado toda la experiencia en el Devachán, llega un momento en el que el deseo es consumado, los pensamientos desaparecen y el alma entra en el trance, digamos, de un sopor profundo, en un sueño profundo que es la antesala de un nuevo nacimiento. ¿Cuánto dura el Devachán? Depende de lo que la persona haya vivido en el cuerpo físico, cuanto más extenso es este círculo, más tiempo está en el Devachán, cuanto más se ha vivido, más deseos ha tenido el individuo, más tiene que consumar, más tiene que aprender. Las personas que prácticamente viven poco tienen poco Devachán, no porque el Devachán sea algo que se les sea negado, sino porque no tienen mucho que consumar en el Devachán, simplemente están cierto tiempo en el plano astral y después reencarnan cíclicamente. Y la reencarnación – que es a dónde vamos - pasa también por aquí, una vez del plano mental, del Devachán, vienen los ángeles del silencio y en un proceso distinto – no contrario, distinto - cogen el alma y la vuelven a colocar en la rueda esta de nacimiento y muerte que lleva a la manifestación, vuelve a penetrar en este plano, y hace así, y vuelve a nacer, y entonces, ¿qué es lo que pasa?, primero de todo, el alma, el gran pescador, lanza el anzuelo, lanza un átomo permanente al plano físico y mediante un mantram específico del alma este átomo empieza a vibrar, y al vibrar atrae por condensación del éter todos aquellos elementos moleculares del plano físico que le sirven para crear un cuerpo de manifestación, y el hombre va creando progresivamente su cuerpo. Ustedes saben el misterio que está en el átomo permanente porque es precisamente el átomo permanente el que vence en la gran lucha, la lucha titánica de los gérmenes masculinos para penetrar en el óvulo femenino, uno es el que debe vencer, el que vence es el que lleva el átomo permanente, los ángeles han depositado el átomo permanente en aquel que tiene que vencer, el más capacitado, aquel vence y se produce el misterio de la concepción. A partir de aquí, la concepción, como místicamente a través del sutrama el espíritu está dando vida al cuerpo, aquel átomo empieza a latir, y este latir, el sístole y el diástole del corazón del Sol, empieza a agitar todos los éteres y están creando alrededor del átomo permanente todo el cuerpo molecular preciso para crear el organismo kármico que precisa aquella alma. Lo mismo ocurre con el átomo permanente astral, lo mismo ocurre con el átomo permanente mental, están imbuidos por la fuerza de atma, budhi, manas, el amor universal, la mente universal y el cuerpo universal, entonces llega el momento de la salida al plano de la sociedad de un ser humano tal y como lo reconocemos, cada cual con sus cualidades, con sus defectos, con sus virtudes, con sus tradiciones, con todo cuanto actúa este individuo, que no es ni más ni menos que el producto de las vidas registradas como recuerdos en los átomos permanentes. Y al llegar aquí todo el proceso que podamos explicar son relaciones que tienen que ver con la manifestación monádica, con la manifestación espiritual y con la manifestación física, lo que decía Pablo de Tarso: “el hombre es un compuesto de espíritu, alma y cuerpo.”, podríamos decir: “es un compuesto de espíritu, de individualidad y personalidad.”, es lo mismo; pero, en todo caso, todos cuantos estamos aquí - ahí está la gracia - hemos vivido, hemos nacido y hemos muerto muchísimas veces: por lo tanto, hay que recordar, hay que empezar a memorizar para cuando estemos en este momento crucial en el cual la mente tiene que rememorar todo su contenido para crear el campo de expresión de su conciencia posterior, debe empezar a activarla ahora, de ahí que Platón a sus discípulos les enseñaba el arte de la recopilación, “tienes que recordar todo cuanto hagas cada día”, no lo hacía por un simple recreo de la mente sino que lo hacía precisamente porque el individuo recordando los datos que hace cada día, le es más fácil en el momento de la recopilación final darse cuenta exacta de su situación, en realidad está preparando la recopilación, el fenómeno del recuerdo después de la muerte, lo que llamamos el fenómeno post mortem. Al pasar de aquí, el individuo se siente desalentado, no sabe qué camino tomar, y dense cuenta de que desde el momento en el que el alma deja el cuerpo entra en un campo de situaciones completamente distinto a todo cuanto conoce, y que por lo tanto hay un desacierto, hay un desconcierto total, por cuanto piensa, está, como que no tiene el peso del cuerpo viaja a una velocidad de vértigo, va de un lado a otro sin darse cuenta, de ahí que hay que ayudar a los difuntos, a los que llamamos difuntos, que están viviendo más intensamente que nosotros, hay que estar atentos a su problema, porque es una problemática, porque se encuentran como los astronautas, tienen que empezar a caminar. ¿Ustedes han visto lo aparatoso que es vivir un hombre en la Luna, que no sabe cómo moverse?, pues mucho más difícil es el campo astral, por cuanto un pensamiento te lleva donde piensas. Un pensamiento y otro te lleva donde está él, si no tienes un control, ¿qué pasará entonces? Hay que buscar estos puntos de interés, porque si no es práctico lo que decimos no tiene importancia capital, y para mí el esoterismo es la ciencia más práctica que existe, porque encuentra una explicación correcta a todas las cosas. Si la mente hurga en lo desconocido, si no tiene temor a lo desconocido, si ama el misterio y quiere revelar los secretos y los misterios que existen en el corazón de cada cosa y de cada ser viviente.
Bien, me parece que la idea tal y como la quería desarrollar en síntesis es esta, prefiero que sean ustedes los que con sus preguntas permitan ampliar este comentario.
Vicente. — Has hablado del pánico que les coge a la familia cuando está con el muerto, yo ahora quiero preguntarte si el muerto se da cuenta que ha dejado su materia, [el vivo] sí, exacto, el vivo, entonces, esto que se hace de dejarlos en el depósito un día o dos sin enterrar, esto, ¿qué impresión debe causar a la persona que se va?
Vicente. — Ninguna, ninguna, al contrario. Yo abogaría porque cuando la persona fallece, deja el cuerpo y su “yo” desaparece del plano de la existencia física, que se dejara en paz, ¿por qué?, por lo que digo, porque está sujeto a un proceso, no está pendiente de su cuerpo, está pendiente de recopilar, porque es una ley de la naturaleza. ¿Cómo si no tendría para el día de mañana la potencialidad de todo cuanto constituye su experiencia, si no fuese mediante la recopilación? Recopilación es esotéricamente el punto clave de la vida, y todos deberíamos recopilar, todos deberíamos morir un poquito cada día, pero, conscientemente, es decir, en el proceso de restitución, restituyendo algo constantemente a la vida, es decir, restituyendo algo completo a la vida porque la vida tiene necesidad de la conciencia, si no, no puede manifestarse. Y el espíritu, por elevado que sea, si no tuviese todo este conglomerado de cosas no se podría manifestar, ¿de qué sirve un Dios si no puede manifestarse?, o, dicho de otra manera, si tenemos la felicidad y no somos conscientes de ella, ¿para qué queremos la felicidad? ¿Se dan cuenta? El misterio de la felicidad es la manifestación, es como si Dios se contemplase en un espejo, es como si nosotros nos contemplásemos, y así lo hacemos en un espejo, nos damos cuenta de quiénes somos. ¿Qué pasaría si no hubiese un espejo? No sabríamos quien somos, ¿verdad? ¿Qué pasa cuando escuchamos nuestra voz por magnetofón? Parece que sea una persona distinta, porque no conocemos la parte oculta de nuestra vida, otra persona nos conoce mejor en cierto punto, en cierto aspecto, que nosotros mismos. Pero, en el proceso de recopilación la persona se va auto reconociendo, no es solamente reconocerse. Yo reconozco que estoy hablando con ustedes, pero al propio tiempo me doy cuenta de que ustedes me reconocen a mí y hay una mutua reconciliación, por lo tanto hay auto conciencia en ustedes y hay auto conciencia en mí también, y ese es el proceso máximo, que sería un proceso casi virtual de recopilación también.
Interlocutora. — Esto que ha dicho usted ahora me ha traído a la mente una pregunta. Usted ha dicho que cada día hay que recopilar, entonces ¿es posible que una persona si lleva cada día recopiladas las experiencias, las sensaciones, etc., cuando le llega el momento de la muerte ya no tiene necesidad casi de pasar ni por el astral, ni por el mental…? [pasar tiene que pasar], pero, rápido, sin quedarse allí.
Vicente. — O quizá en un proceso rápido, pero, advierto de una singularidad sobre esto de la recopilación, la persona cuando recopila se está adhiriendo a aquello, y lo que se recomienda esotéricamente es que la persona contemple el proceso aparte de sí misma. Cuando vemos una película caemos en el error de identificarnos con los personajes, y no gozamos íntegramente porque nos identificamos. Cuando hay dolor nos identificamos con el dolor, no podemos curar a nadie estando identificados con el dolor, pues bien, pasa lo mismo cuando el pensamiento, la mente entrenada nos lleva a considerar los datos que hemos hecho durante la vigilia, hay que procurar verlo a distancia, como si perteneciesen a otra persona, porque si no, estamos identificados. Una persona a quien le aconsejé esto mismo me dijo en cierta ocasión que no lo podía hacer porque un día le había mordido un perro, y cuando en el proceso de recopilación había estado pensando en el perro había sentido el mordisco del perro en su mano, entonces estaba identificada, no estaba observando, estaba identificándose, que no es lo mismo. Por lo tanto la recopilación la puede todo el mundo emplear, utilizar ahora mismo, pero teniendo en cuenta que es muy difícil. Aparentemente es fácil, es difícil porque nos adherimos, nos identificamos, vivimos aquello, y no se trata de eso, se trata de observarlo. Y aquí tenemos el fenómeno del recuerdo. ¿Se han preguntado ustedes alguna vez – como muchas veces me lo he preguntado yo – dónde está el asiento de los recuerdos?, ¿por qué el individuo puede recordar un hecho? Ahí lo tienen ustedes, si no estuviese registrado en una parte remota del ser, no podríamos recordar, no podríamos perpetuar nuestra conciencia psicológica a través del tiempo, seríamos algo, no alguien, ¿se dan cuenta? Pues bien, el fenómeno de autoconciencia es éste, que nos demos cuenta de nosotros mismos y al propio tiempo seamos conscientes de los demás, lo cual no ocurre. O bien, somos conscientes de nosotros mismos, con un tremendo egoísmo hacia los demás, o bien somos conscientes de los demás prescindiendo de nosotros mismos, lo cual es adaptación, una adaptación ciega, porque nos adherimos, nos identificamos, y cuando el individuo se identifica automáticamente deja de pensar, deja de ser, el Yo prácticamente ha desaparecido, y hay que mantener el Yo por todos los medios posibles, porque el Yo es la garantía de la liberación. Si no estamos atentos al Yo, con todas sus reacciones psicológicas, con todas sus ilusiones, sus esperanzas, incluso sus temores, pero siendo siempre nosotros, siendo activos en este pensamiento autoconsciente, llegará un momento en que sin darnos cuenta estamos recopilando, estaremos recordando constantemente, no habrá necesidad de arrepentirnos, porque el arrepentimiento, ¿de qué sirve?, es la acción; una vez un acto se ha hecho, en bien o en mal, ya está hecho. Como decía el otro día, no podemos dejar la palabra a merced de los vientos, hay que ser conscientes de todos y cada uno de los actos, el pensar, el sentir, el actuar, la palabra, hablada y escrita, una vez se ha vertido allí queda, para siempre, ¿verdad? Se trata de esto, simplemente.
Leonor. — Te paso una pregunta que Gloria quiere que te la haga así. Se trata de que si viene a una vida, como consecuencia de algo anterior, cuando deja este cuerpo y luego recopila todo el pasado de esta época, de esta existencia, ¿no llega algún momento en el que pueda recordar, o hay algún motivo para que pueda recordar la síntesis de las otras vidas anteriores?
Vicente. — Puede, pero, resulta que cuando la naturaleza pone un velo, por algo será, ¿verdad? Hay muchas personas que por alguna práctica ignota o maravillosa de yoga pueden recordar el pasado, me pregunto de qué les sirve. Si la persona está atenta al presente, está recordando el pasado. Pero, no estamos nunca recordando, estamos siempre viviendo al amparo de la tradición.
Leonor. — El pasado de otras vidas.
Vicente. — Igual. Cuando llega la persona a estar libre de esto tiene la memoria cósmica; mientras tenga necesidad de los átomos permanentes, cuando tenga virtualmente necesidad de manifestación, tendrá que recordar constantemente, porque el recuerdo es la base de la nueva vida, es la base del renacimiento, es la base de la encarnación, es la base del karma, y yo creo que existe un karma colectivo entre nosotros que nos unifica aquí, mes tras mes, por lo tanto, hay algo en nosotros que viene del pasado quizá y que nos junta en este momento del tiempo, ¿quién ha creado esta circunstancia? La similitud de recuerdos, la similitud de circunstancias, la identidad de principios, la comprensión de ciertas leyes y el propósito de realizarlas. Esto es exactamente lo que ocurre, es un fenómeno colectivo de conciencia, estamos aquí por una situación definida, y esta situación definida está marcada precisamente por estas leyes. No hay edad para esto, se trata de comprensión; cuando comprendemos exactamente y virtualmente este proceso, empieza para nosotros el proceso de la liberación, no antes.
Interlocutor. — ¿Es posible reencarnar en varios cuerpos físicos? Si es posible, ¿en qué sentido de “yo soy yo”, se pierde la noción de individualidad, o se tiene noción de colectividad? Y si no es posible, entonces, ¿por qué nace más gente que muere?
Vicente. — Bueno, aparentemente nace más gente que muere pero es que resulta que aquí cuando hablamos del plano astral hablamos de un mundo ignorado, está en una cuarta dimensión, por así decirlo, ¿y qué conocemos de la cuarta dimensión?, solamente sistemas analíticos, pero, ¿conocemos realmente lo que vive en el plano astral, o lo que está viviendo en el plano etérico? No podemos calcular en número si entran más o entran menos, hay una compensación vital que desconocemos, pero existe un equilibrio en la Naturaleza. Yo digo que ningún Logos – vamos a hablar familiarmente de los Logos porque es la única manera de comprenderlos –, que Ellos también tienen la necesidad de memorizar. Esta memorización, si la situáramos en un plano psicológico humano, quizá fuésemos nosotros, cada uno de los recuerdos del hombre forma parte de la memoria cósmica, entonces somos parte de la memoria de Ellos, y cada uno de nosotros lleva una parte de Su memoria, una memoria que está en el plano físico, más o menos, otra está en el plano astral y otra en el plano mental, sin contar que hay otros planos que desconocemos, y que por tanto no los mencionamos: existe el plano búdico, el plano átmico, el monádico y el ádico, pero, ¿para qué, si nuestro campo de batalla, el Kurushetra, por así decirlo, está aquí? Y si no sabemos lo que hay aquí, ¿cómo vamos a ir al plano átmico, o al plano búdico?, ¿y cómo podemos hablar, por ejemplo, del estado de Samadhi?, ¿o cómo podemos hablar de la paz universal? Estamos teorizando constantemente, vamos a empezar por el principio. Lo interesante es que nos demos cuenta que los Señores del Karma, a los cuales aludimos en la conversación anterior, están relacionados con las edades del hombre. Si la edad es muy rápida solamente actúan los Señores del Karma, el caso de los niños que mueren jóvenes. Pues todo esto es una cosa que está establecida según leyes y principios de la naturaleza cósmica, más allá del concepto intelectual, más allá del análisis de la mente, más allá de las ilusiones humanas, por lo tanto, todo cuanto esté en el plano astral, si desconocemos totalmente el plano físico…, ¿qué conocemos del plano físico?, lo sólido, lo líquido y lo gaseoso, ¿y qué pasa al llegar al etérico?, ¿qué sabemos del plano etérico?, que son estos: sólido, líquido, gaseoso, etérico, subetérico, subatómico y atómico…, ¿qué conocemos del plano subatómico?, no conocemos prácticamente nada, es la materia radiante mediante la cual se crean las auras etéricas de los Señores que están viviendo más allá de la vida humana, los Iniciados, los Maestros de Compasión y Sabiduría, incluido el Señor del Mundo, que no puede manifestarse más que con materia de este subplano. Y bien, a través de la evolución, a medida que se desgasta nuestra memoria, a través del tiempo se desgasta la memoria, llega un momento en el que el átomo permanente físico está blanco, puro, rutilante, ha desarrollado sus siete espirillas, es decir, sus siete sentidos capitales, automáticamente se refugia en el átomo permanente astral, el cual por este mismo proceso llega a una purificación total, y el plano mental, y entonces, cuando esto ha desaparecido, ¿para qué tiene que vivir esto, si no hay necesidad de recuerdos? Es la memoria cósmica en el individuo, o la conciencia cósmica, como ustedes quieran. Entonces, lo que hay que hacer, nuestro trabajo es solamente éste: tratar, primero que todo, recopilar integralmente todos nuestros recuerdos, es decir, siendo íntegros en el pensar, en el sentir y en el actuar. Dense cuenta de algo: ¿por qué es interesante la atención en los actos?, porque cuando el observador y la cosa observada son la misma cosa ha desaparecido el recuerdo, no hay karma, ¿verdad?, solamente existe karma en el recuerdo. Cuando ustedes están en un estado de placidez, en paz consigo mismos, verán como no tienen pensamientos, están viviendo como en otra vida, y entonces no crean sentido de memorización. Y cuando les hablaba entonces de que hay que morir un poco cada día, les estaba advirtiendo de la necesidad de que cada día tuviésemos menos carga específica, o menos gravedad en cada uno de los vehículos relacionados con el átomo permanente, es decir, el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental, porque al pasar aquí, Caronte realizó el trabajo en tres días, y no durante tres siglos, como es el caso a veces, porque hay personas que como quieren pasar este punto crucial con todo cuanto han conseguido en sus vidas, no pueden pasar. De ahí viene que es más difícil que penetre un rico en el reino de los cielos que un camello por el ojo de una aguja. Se refiere a este punto crucial el Cristo, ¿por qué?, porque es difícil que la persona pase con todas sus posesiones, ¿y qué es una posesión?, no es simplemente una cuenta en el banco, o tener un coche, o tener una casa, es la multiplicidad de pensamientos, la multiplicidad de deseos, el sentido competitivo de valores psicológicos que rigen nuestro… (corte de sonido)
Interlocutor. — Hoy en día la cirugía realiza trasplantes de órganos provenientes de cadáveres; el que le quiten un órgano y lo trasplanten a otro individuo, ¿puede repercutir en el proceso del alma?
Vicente. — Si el alma está, ha pasado este punto, no importa lo que pase debajo. Lo que hagan con sus órganos es cuestión de la ciencia y de los hombres, pero, hay un problema aquí, que los órganos de este individuo están capacitados para cierto tipo de vibraciones psicológicas que no se adaptarán al complejo psicológico de la persona a la que trasplanten cierto órgano. No puede existir una identificación de ciertos órganos a ciertas personas si no hay una identidad espiritual, una identidad astral y una identidad física, dense cuenta del problema. Con el tiempo se verá que no basta que la persona esté sana para transportar un órgano a otro cuerpo, sino que será necesario un campo de afinidades, o un campo magnético muy parecido al de la persona fallecida. De no ser así, habrá un fracaso constante. Y esto es una de las cosas de la ciencia; la ciencia en vez de transportar órganos de un sitio a otro sería mejor que viese el alcance de la verdadera medicina, que tratase de curar de una manera normal, corriente. Ya hablamos de la curación de enfermedades en otra conversación anterior. Por lo tanto, yo digo que si estamos atentos al proceso de la vida, muchos de esos pequeños problemas mentales que causa la confusión científica en los momentos actuales, desaparecerán, se verá claramente una situación, ya sea psicológica o médica, o ya sea psíquica o psicológica. Llegará un momento en que la persona se dará cuenta realmente de que aquello no le conviene o compete, y, ¿cuál será la orientación del verdadero camino? Hay que enseñar a los niños estas cosas, en vez de enseñarles el complicado mundo de la historia que cada cual escribe a su manera, ¿se dan cuenta? Cada régimen tiene su propio tipo de historia, y la lega a la humanidad, y la humanidad está estudiando la historia que quisieron los hombres, no una historia que sea un reflejo de los hechos tal y como ocurrieron. Pues bien, hay mucho que hacer antes que entrar en este camino que va a la cuarta dimensión, y no obstante estamos viviendo constantemente en la cuarta dimensión, solamente que somos conscientes de la cuarta dimensión, pero no autoconscientes. Registramos hechos, pero no nos damos cuenta de cuál es el mecanismo que registra estos hechos, nuestra mente no está capacitada todavía para entrar en este campo suntuoso de posibilidades, en cada uno de los subplanos del plano astral, para que se pongan en contacto directo con los ángeles del silencio antes de llegar a este punto fatídico, a esta gran criba del alma, este tamiz que separa un plano de otro, y que impide que las personas que por jerarquía no les corresponde pasar a un plano, no puedan pasar. Hay un campo magnético que separa a unas personas de otras, ahí está el grupo de afinidades, estamos aquí por grupo de afinidades ¿verdad que se encuentran mejor aquí que en otra parte, donde hay más densidad? Bien, la densidad es esto, son los subplanos, estamos aquí seguramente en algunos de esos subplanos astrales, y buscamos ya el plano superior de la mente. Hay que aprovechar este momento, pues.
Interlocutor. — Sobre el mecanismo de la identificación, quisiera simplemente aportar una experiencia que tengo que me parece que confirma esto. Estuve en una secta en París y me parece que desde el primer momento intuí el peligro. La mayoría de los que llegaban allí, de procedencia internacional a los pocos minutos se identificaban con el “maestro” de allí. Yo, como soy quizás un poco cartesiano, o crítico, entonces después de las sesiones más cálidas – este hombre, era búlgaro y tenía un don de impactar a la gente muy grande -, entonces yo para sustraerme un poco al peligro de identificación que veía, después de las sesiones públicas me iba a París a mezclarme con la gente para intentar sustraerme de este peligro, no sé si esto corresponde exactamente a lo que planteas sobre el problema de identificación. Conozco a muchas sectas donde existe ese peligro, esa tendencia a identificarse con el gurú, y entonces ya son seres más o menos amorfos, que no piensan, que no tienen autonomía.
Vicente. — Exacto, quizá lo matice un poco más, porque no había hablado de la afinidad del discípulo con su Maestro. Cuando hablamos esotéricamente del contacto de un discípulo con su Maestro, estamos hablando de algo más que un simple problema de afinidad, estamos hablando de un problema de jerarquía espiritual, y un verdadero Maestro no acoge a la generalidad de las personas, sino que los elige. Ve la luz en la cabeza, como esotéricamente se dice. Dice: “Este será mi discípulo, puede serlo, está capacitado.” No cogerá a toda una masa de personas, como ocurre frecuentemente, sobre todo cuando es un maestro de yoga que coge la generalidad, y a cada cual imparte el mismo principio o disciplina yóguica, y ¿qué ocurre?, que alguno lo aprovechará, pero a la inmensa mayoría no les corresponde aquel tipo de instrucción. Por lo tanto, un maestro de yoga, cualquier tipo de gurú, si no es un Iniciado, fracasará, y tiene una grave responsabilidad, por las leyes de la naturaleza, porque está alterando el mecanismo de los átomos permanentes, está introduciendo recuerdos que no le corresponden, ni la necesidad de que conozcamos el temperamento psicológico, que conozcamos el tipo de Rayo, que conozcamos el temperamento a través de las glándulas endocrinas de la persona, que conozcamos toda su vivencia interior y exterior, ¿y quién sino el Maestro, o el Iniciado, puede hacer estas cosas?
Leonor. — Mi pregunta ahora está un poco desfasada de todas estas cosas, pero es que hablábamos de la densidad de poblaciones, por ejemplo, que suponemos que la naturaleza tiene su equilibrio, y que tenemos que pensar que no nacen más que mueren, porque hay miles y miles de kilómetros cuadrados en los que no hay ni una persona, además sólo son las capitales las que se llenan. Y luego, que hace sólo treinta y cinco años escasos, o quizá no tantos, en los que han muerto más de cuarenta millones de personas, en esta última guerra, y las que van muriendo entre cataclismos y terremotos. No, solamente una cosa: cuando el ser humano esté un poco más civilizado, en líneas generales más íntegro, seguramente no tendrán que morir tantos, pero es que sólo nacerán los hijos deseados, y entonces habrá un equilibrio también en la naturaleza, porque ahora mueren muchos, pero nacen muchos, ¿por qué?, porque no son deseados la mayoría, pero cuando el ser esté más integrado en todos sus conceptos, entonces nacerán sólo los hijos deseados, y quizá no habrá tantos cataclismos ni habrá tantas guerras. O sea, yo creo que desde todos los planos habrá una nivelación de la naturaleza, como ahora lo hay, aunque sea de manera desgraciada. Yo no creo que haya aumentado la población en conjunto.
Vicente. — Si la naturaleza se dejase a su libre albedrío no habría necesidad de regular las especies como intenta hacer el hombre, porque el promotor del desequilibrio en la naturaleza es el ser humano, por el hecho principal de que el ser humano ocupa en los reinos de la naturaleza el cuarto lugar: primero es el mineral, después es el vegetal, viene el animal, y después el reino humano, y después viene el celestial y el superhumano. Son siete reinos que hay que desarrollar, como siete virtudes capitales, ¿verdad? Entonces, todo el proceso bien estructurado de acuerdo con ciertas normas y principios naturales; y el individuo debe tratar de regular su propia vida porque si regula inteligentemente su propia vida está regulando de una manera inconsciente, si podemos decirlo así, todo cuanto le está rodeando. Hay personas que aman las plantas, una planta cuidada con amor no es lo mismo que una planta que se deje al azar, hay en todo una comunicación entre el hombre y los reinos subhumanos, como hay también una relación de simpatía inmensa entre los seres avanzados del cuarto reino con las unidades de conciencia del quinto reino, aquel que técnicamente se denomina la Jerarquía Espiritual o la Jerarquía de Almas Liberadas. Es lógico, si hay siete planos hay siete reinos, hay siete colores, hay siete virtudes, hay siete vicios capitales, y todas estas cosas, por lo tanto, si el número de la naturaleza es el siete, pues también hay que contar que el ser humano, que ocupa el cuarto, que es el que tiene que llevar adelante el proceso vital de la existencia, y más adelante, cuando tengamos la mente más capacitada y el corazón sea más abundante, que tenga más amor por los demás, cuando entremos en el momento místico de la iniciación, nos daremos cuenta de la importancia que tiene el corazón en nuestra vida, nos daremos cuenta realmente de cuán poco hemos utilizado el corazón durante el tiempo que hemos vivido, solamente la mente competitiva ha trabajado, el corazón ausente. Yo digo que siendo el corazón, dentro del plano del cuerpo, el que ocupa el centro, también hay que aplicar sobre el corazón la máxima atención y la máxima importancia, porque es una manera de decir que cuando el chacra cardíaco de la humanidad esté trabajando a un pleno rendimiento, los demás reinos de la naturaleza estarán equilibrados, lo cual no ocurre actualmente. Muchas de las plagas que existen en la naturaleza, de orden vegetal o de orden animal, desaparecerán con tal que el hombre se aplique al principio de buena voluntad, desarrolle el corazón y cumpla la tarea que tiene encomendada en la naturaleza el cuarto reino, el reino humano. Es una responsabilidad, ¿verdad?
Interlocutor. — Respecto al fenómeno de la muerte, el trance que hay de la vida a la muerte física, dices que no hay debe haber quejas ni lamentaciones. Ahora, podemos ayudarles, ¿esa ayuda puede ser en el lenguaje mental?
Vicente. — Si somos impersonales sí, pero si al enfocar nuestra mente lo atraemos, no. Por eso decía que hay que entrenarse, hay que entrenarse en el sentido de que la persona debe estar atenta al proceso pero sentirse al propio tiempo parte del proceso.
nterlocutor. — Sin pasión.
Vicente. — Exacto. Si una persona que queremos ha fallecido, más vale que no pensemos porque entonces toda nuestra mente estará cargada del mecanismo de la tradición, que hace que pensemos que lo hemos perdido para siempre, no es verdad. Estas cosas deben ser olvidadas completamente, por lo menos desde un ángulo de vista racional, tiene que desaparecer el pánico a la muerte, la muerte es el principio de una nueva vida más abundante, hay que empezar a partir de este punto, el peligro está solamente en quedarnos detenidos en este punto. Y si tanto queremos a las personas que fallecen, a nuestros deudos, hermanos, personas queridas, dejemos que recopilen en paz, irá más rápido, se creará aquel campo magnético que solamente dura tres días. Cuando Jesucristo descendió a los infiernos tres días, estuvo entre los muertos, se refiere precisamente a este momento crucial que hay aquí de tres días que el hombre puede eternizar en su loca manía de querer penetrar aquí en este punto, en este ojo de la aguja con todo cuanto ha adquirido a través del tiempo, con todas sus posesiones. ¡Y cuántos fantasmas no corren por aquí que son aquellos que no pueden penetrar!, porque están atados a todo cuanto dejaron aquí, y como nosotros contribuimos a este malestar, estamos cargando el ambiente de aquello que técnica y esotéricamente llamamos cascarones, y el mundo está lleno de cascarones, y una de las facultades que tienen aquellos que trabajan con Caronte – el símbolo del demonio, pero es un ángel - es destruir los cascarones, es el trabajo de los esoteristas de nuestra era, destruir los cascarones, no crear cascarones. Y, naturalmente, no voy a decir nada peyorativo contra toda clase de mediumnidad, o contra todas las personas que están practicando la mediumnidad, pero sí les advierto del peligro de que están reteniendo aquí por invocación a personas que podrían estar ya en el plano astral y en el Devachán inclusive, y mantienen por el amor que dicen, no es más que una sensiblería tonta, no hay sensibilidad ni sentimiento, están atrayendo a su poder reactivo por el egoísmo personal, la liberación de una persona, lo cual es atentar contra las leyes de la naturaleza.
Interlocutor. — Antes se ha mencionado el libre albedrío, entonces, yo pregunto: ¿el libre albedrío es relativo o es absoluto? Basándome en cuestiones que me he puesto a meditar, he llegado a considerar que el libre albedrío del hombre está obedeciendo a una influencia de leyes cósmicas, o sea, en realidad este libre albedrío para mí no existe, pregunto: ¿qué es lo que significa todo esto?
Vicente. — El libre albedrío es muy relativo. La persona solamente tiene libre albedrío cuando está aquí dentro, cuando está en la encarnación, una vez ha pasado la encarnación y ha entrado en el Devachán, no está sujeto a la gravitación del yo, ha perdido por completo el libre albedrío. ¿Qué es lo que ocurre entonces?, precisamente porque el átomo permanente físico está puro y limpio, no tiene sedimentos de recuerdos, el átomo permanente astral asimismo está equilibrado armoniosamente, flexible, no contiene ningún deseo, y el átomo permanente mental ha dejado de registrar imágenes y pensamientos, ¿dónde está el libre albedrío? Cuando no existen recuerdos, ¿dónde está el libre albedrío? Ha desaparecido prácticamente, ¿verdad? Solamente existe recuerdo cuando hay libre albedrío, cuando el hombre está sujeto a la ley cósmica ha dejado prácticamente de pensar en sí como entidad separada, entonces la propia realidad es el Ser superior o logoico, ¿y para qué quiere entonces el libre albedrío, si está bajo la influencia de la voluntad de Dios? ¿Se dan cuenta del proceso? Pues bien, el proceso de recordar, si se hace técnicamente, siguiendo el impulso realmente espiritual y esotérico, no debe dejar ninguna huella en la mente, salvo mientras la persona tiene algo que saldar con la naturaleza y se ve obligado a reencarnar cíclicamente, se ve obligado a recordar, porque el recuerdo es la conciencia, no podemos concebir una conciencia sin una perpetuación de recuerdos a través del tiempo. Entonces, hay una identidad de principios entre el recuerdo, la conciencia, el “yo”, y el libre albedrío, y cuando el libre albedrío, el “yo”, el recuerdo y la expresión ha desaparecido, ¿para qué se quiere libre albedrío? Estamos en la voluntad suprema, somos realmente entonces, no hay ninguna separación entre el espíritu y nosotros en el plano físico, es lo mismo, ha desaparecido el intermediario, han desaparecido los átomos permanentes, ha desaparecido el recuerdo personal, pero al propio tiempo estamos navegando por los grandes océanos, incalculables, insondables, indescriptibles de la memoria cósmica, de Dios mismo, somos el recuerdo de Dios, que es lo que hacen los Maestros, son la expresión de la Divinidad, son el recuerdo constante de la Divinidad, y están expresando la Divinidad, y el proceso empieza aquí y ahora. Llegamos siempre a esta gran verdad: aquí y ahora, un aquí y ahora que se perpetua constantemente en cada uno de los pensamientos y actitudes es la gloria de la liberación. El día que nos demos cuenta de que realmente el “yo” liberado está en nosotros, y que el deseo de perpetuación, el deseo de ser algo en el tiempo, el deseo de crecer espiritualmente es un arañazo del yo inferior para perpetuarse en el tiempo, entonces sobrevendrá por ley el misterio de la iniciación, o si ustedes quieren de la liberación. El hombre será más allá de la mente, pensará más allá de la mente, sentirá más allá del corazón, vivirá más allá del mundo de las palabras, es ficticio, y si habla, siempre su palabra será sabia, será un exponente crítico de lo que es la ley.
Interlocutor. — Has dicho una frase muy densa que a ver si la recuerdo, has dicho que nadie en el planeta hasta que el chacra cardíaco no funcione a pleno rendimiento, entonces, me parece que esto está incidiendo en uno de los problemas, por lo menos a mí en mi instrucción católica anteriormente, y creo que a mucha gente, yo conozco concretamente amigos míos que les atormenta, es la visión de tipo histórico, que es que el Logos Solar cuando vino aquí, al chacra cardíaco, a este Sistema, por lo menos provisionalmente parece que fracasó, porque la impresión que Él dejó no… [corte de sonido]
Vicente. — Es el fracaso de los hombres, un Dios no puede fracasar. Es decir, que estamos de acuerdo en las leyes que rigen la vida en todas sus dimensionalidades, y para el mismo Logos está rigiendo el mismo proceso. El hombre está siguiendo un proceso universal, pero el Logos Solar, al cual usted se refiere, está siguiendo un programa cósmico, no es el mismo caso, porque según se nos dice esotéricamente, nuestro Logos Solar es solamente el cuerpo físico – dense cuenta - de una Entidad cósmica que se manifiesta a través de siete sistemas solares. Por lo tanto estamos hablando de un plano físico, y aún dentro del plano físico-cósmico, que es nuestro Sistema solar, existe el estado de Samadhi, existe la iniciación, existe la purificación, existe el sistema de redención angélica, existe una serie de pormenores que nos hablan de la grandeza de este cuerpo físico-cósmico. No hay un fracaso. Se puede hablar de un fracaso jerárquico, ¿fue así? Por ejemplo, Cristo se dice que fracasó porque vino y lo crucificaron, ¿es realmente así? ¿fracasó Cristo, o fracasó la humanidad, que no lo admitió? El proceso está aquí. Él venía con el propósito definido de establecer en la Tierra los principios del chacra Cardíaco, del amor, siendo una expresión directa del Logos Solar, que es de 2º Rayo, el Rayo de Amor y de Sabiduría. Entonces, predicó al mundo, estuvo trabajando, ustedes lo saben bien, con los esenios, estuvo preparando todo su mensaje, y cuando el gran ser, el enviado celeste, Cristo, descendió a través del misterio del Jordán, entonces se produce aquello que llamamos realmente la solución del problema temporal del Cristo, porque alguien le ofreció su vehículo temporal para que lo manifestara, entonces Jesús y Cristo se unificaron, Jesús preparando el tabernáculo y Cristo llevando el Verbo. Se unificaron, y durante tres años se dio un mensaje, el mensaje de Cristo durante tres años no fue un fracaso de Cristo, fue la humanidad que no aceptó aquel mensaje de amor, y por eso fue crucificado. De ahí que la garantía del éxito de parte de la Jerarquía viene por los discípulos mundiales, no fracasó el Cristo como dato, digamos, esotérico, como dato cósmico, fracasó el cúmulo de iniciados que rodeaban a Cristo, ellos fracasaron, de ahí que hay que mirar todos aquellos que sientan dentro de sí arder la llama del discipulado que procuren no fracasar en tiempo y espacio para que no fracase Cristo, porque Cristo es la representación humana, no lo olviden ustedes.
Interlocutor. — Cuando el paso de la vida a la muerte es súbito, es por accidente, todo este proceso ¿cómo se sigue? ¿es el mismo?
Vicente. — Es muy rápido.
Interlocutor. — Es muy rápido, pero, ¿es el mismo?
Vicente. — El mismo, porque la persona cuando se siente en necesidad, sea un accidente, ustedes no saben con qué rapidez registran los átomos permanentes toda la vida filmada de la persona, queda registrado. Lo que pasa es que queda un cierto tiempo porque ha sido algo que no es natural, por lo tanto, hay un proceso de descompresión de toda la actividad psíquica que rodea al alma que ha perecido a causa de un accidente. Entonces, siendo el mismo el proceso, hay ciertas variantes, no podemos hablar de karma de una persona que se suicida, un suicida pasará mucho tiempo aquí, porque tiene que saldar una ley con la naturaleza, y tendrá que volver a empezar. Por lo tanto, hay que matizar siempre. Estoy hablando de una cosa que es universal, que es para todos. Hay casos particulares, y como ustedes saben no hay ninguna regla sin excepción, hay siempre algo que contradice aquello que es general para todos, lo que aparentemente es distinto. El proceso de una persona que muere (por suicidio), éste puede continuar mucho tiempo aquí, sintiendo las influencias astrales y manifestándose a través del cuerpo etérico sin poder pasar al otro lado, está haciendo, tic, tac, tic, tac, pero, no acaba de pasar porque ha contradicho las leyes. Aquí hablamos de ir de acuerdo con las leyes de la naturaleza; la persona que las contradice por algo o por alguien, éste tendrá que pasar mucho tiempo aquí.
Interlocutora. — Cuando se muere a las pocas horas de haber nacido, ¿cuál es el proceso?, porque entonces él no puede recordar nada, no ha vivido para recordar.
Vicente. — No, pero tiene en el corazón el átomo permanente, porque lo primero que empieza a dar vida al cuerpo es el corazón, y en cierto lugar remoto del corazón está el átomo permanente que empieza a suministrar la energía. Al principio solamente llevaba la energía de la Mónada que da la vida, y el movimiento de la vida es el tic-tac del corazón del Sol, que está reproduciendo a escala humana lo que es el Cosmos. Por lo tanto, el proceso siempre es idéntico, y el proceso que va, por ejemplo, de la persona que nace hasta que va creando sus organismos de trabajo, o sus expresiones, se deja en manos de ciertas actividades que no toca considerarlas hoy, pero que son energías individualizadas, técnicamente pueden describirse como devas, pero hablaremos en otra ocasión de esto porque es muy largo y complejo, pero todo está dentro de la ley. La importancia del asunto de la muerte considerado esotéricamente es solamente una: que no vivimos realmente integrados, al no vivir íntegramente la vida tenemos temor a la muerte. La persona que ama mucho la vida no tiene temor a la muerte, no tiene tiempo de pensar en la muerte; la persona que tiene un peso en el corazón por algo tendrá temor a la muerte. Pues bien, recordar constantemente lo que acabamos de decir acerca de los átomos permanentes es el principio de una nueva vida, estamos empezando a ser de nuevo, pero con toda la experiencia de un razonamiento claro y profundo de los hechos; estamos tratando de hacer perfectamente y conscientemente aquello que la naturaleza realiza de acuerdo con la ley, y cuando existe el proceso de la iniciación, cuando existe esta aceleración de la actividad que lleva a la vida espiritual, es porque hay un sistema en nuestro planeta que permite que la persona que de verdad quiere integrarse en valores absolutos pueda realizarlo, y a esto le llamamos el camino iniciático. Y a partir de aquí existe el contacto de los aspirantes, los discípulos, los Maestros, los Iniciados superiores y los grandes Logos, es la misma escalera, la eterna escalera de Jacob.
Interlocutora. — A ver si puedes aclararme esto que a mí me han explicado un poco. ¿Tiene, por ejemplo, el mismo lapso de tiempo en reposo o en inquietud, el que se muere por un accidente, o el que lo hace voluntariamente?
Vicente. — No, no.
Interlocutora. — ¿Me permites que te aclare un poco más? [Vicente asiente] Según tengo yo entendido la persona que muere por accidente continúa viviendo el tiempo en ese momento del accidente hasta que le tocaba el momento de desencarnar, y el que se suicida tiene que esperar muchísimo más tiempo a que le den la oportunidad de nacer ¿es así?
Vicente. — Así es exactamente.
Interlocutora. — Eso es lo que quería aclarar.
Vicente. — No es una aclaración particular, pues sirve para todos, ¿verdad? Ya decíamos que no es lo mismo un accidente que un suicidio, y sabe Dios que nos estamos suicidando mortalmente todos un poquito cada día, a través del pensar erróneamente, a través de los grandes impactos psíquicos en nuestro plexo solar, a través de nuestras relaciones sociales y a través de todo cuanto ustedes saben. Estamos muriendo un poco, pero, suicidándonos, ¿eh?
Interlocutor. — He observado que llega un momento que se pierde el libre albedrío. Yo pregunto: si tenemos que llegar, o llegamos a esa situación, ¿podemos conscientemente, en la situación encarnados, renunciar por propia voluntad al libre albedrío?
Vicente. — ¿Estando encarnados? [Sí] Sí, pero, es muy difícil. Sí se puede lograr, pero es muy difícil. Solamente está en manos de los verdaderos discípulos que depositan toda su fe en el Maestro, entonces dejan que el Maestro obre por ellos. No es que el Maestro quiera que dejen su voluntad, sino que es un requisito para liberarse del libre albedrío el que la persona muera un poco cada día. Y claro, si morimos un poco cada día, dejamos de registrar hechos porque estamos en otra etapa superior, realmente estamos perdiendo, estamos desgastando el libre albedrío. Es decir, ¿qué hay que entender por libre albedrío? Es la capacidad que tiene el individuo de elegir libremente entre unas situaciones, pero, ¿no está sujeto al error en su elección? Ahora bien, ¿qué pasará si el hombre renuncia voluntariamente -si es posible- a su libre albedrío? Entonces, hay una ley que hace que el sutrama penetre rápidamente, o de una manera instantánea, en la mente de la persona que renuncia a esto que todo el mundo quiere, que es el libre albedrío, y lo deja completamente en blanco, es como las palabras proféticas o las palabras místicas de “Hágase Señor tu voluntad”. Naturalmente, no vivimos en este plan, sino que decimos: “Voy a hacer mi voluntad, y si queda algo de voluntad para Dios le dejaremos un poquito también, para que esté contento”. Como aquella persona que pone velas a varios santos, por si uno fracasa tener al otro. No se trata de esto, se trata simplemente de que la persona íntegramente puede renunciar, renunciar a algo que realmente le compete directamente. Estamos hablando en un terreno social y decimos: “Es que si yo pierdo el libre albedrío me sentiré automáticamente desarmado”, es como aquellas personas que sin pistola no pueden salir a la calle, sienten que les falta algo, ¿se dan cuenta? El libre albedrío viene a ser la pistola, con perdón, del “yo”; cuando deja la pistola en su funda en su casa, entonces va por la vida más desahogadamente, no tiene miedo, solamente tiene miedo la persona que tiene libre albedrío, y ahí está un toque de atención cuando sentimos miedo y no sabemos por qué sentimos miedo, estamos armados con una pistola, y esta pistola es el “yo”, este “yo” inferior que debe desaparecer un día.
Interlocutor. — Quería decir que si el miedo, el temor, ¿no es el Guardián del Umbral también?
Vicente. — Sí, y tanto. Cuando el candidato a la iniciación se sitúa ante el umbral, siempre lo he dicho y lo repetiré siempre, hay dos entidades: una es el Guardián del Umbral, la otra es el Ángel de la Presencia, uno encarna el mal, el otro encarna el bien. Entonces, ¿qué pasa?, si tenemos libre albedrío nos podemos equivocar y diremos: “Este es más majo.”, porque sabéis que el demonio se viste de gala también, y no sabemos quién es el Guardián y quién el Ángel de la Presencia. Entonces, para presentarse y hacer una buena elección ante el umbral, ante la gran puerta, habrá que perder lentamente el libre albedrío. Cuando estemos delante de la puerta iniciática diremos: “Fuera tú, éste.”, y no nos equivocaremos, porque lo que hace a la persona equivocarse es el libre albedrío. “Esto me gusta, o esto no me gusta.”, está siempre en el campo de la polaridad, cuando estoy cansado de aquí, voy al otro lado, o va saltando como la ardilla, de un árbol a otro, y así va la vida.
Interlocutora. — Yo quería decir que para la integridad del ser en esta nueva era, que parece que tendría que haber una técnica para enseñarnos ya también a la muerte, a liberarnos un poco cada día, ¿no es esto casi precisamente el desapego, un principio, en general en todos los sentidos, de desapego?
Vicente. — Exacto, sí, sí. El desapego es básico. Dense cuenta que cuando hablamos del “yo”, hablamos de apego siempre. Es que el “yo” sin apego no puede subsistir, cuando no me apego al “yo”, ¿dónde está el “yo”? Fíjense bien, y ustedes pueden experimentarlo en ustedes mismos, cuando están absortos en algo que les embarga la atención, ¿dónde está el “yo”? Ha desaparecido el “yo”, no están eligiendo, están escuchando, están leyendo, están viviendo, pero no están matizando. Esta es una situación que hay que analizar críticamente, hay que vivir este momento sin matizarlo, ¿es posible esto?, ¿es posible que escuchemos con toda la atención y al propio tiempo no nos escuchemos a nosotros mismos, que creamos una resistencia al interlocutor? Hay que tratar de hacerlo, ¿verdad? Es muy difícil.
Interlocutor. — En relación al discípulo, o sea, la persona, va pasando por la rueda de nacimientos y muertes para conseguir subir las iniciaciones y conseguir la quinta que es la liberación, entonces, yo me pregunto, la relación que existe entre el Logos Planetario y el hombre es muy diferente, porque el hombre necesita vivir y morir muchas veces para conseguir la liberación, mientras que el Logos Planetario puede conseguir esta quinta iniciación que es tan sólo en una encarnación.
Vicente. — Sí, pero este Logos tendrá que morir y nacer muchas veces también en su plano cósmico, es la ley. Es decir, que cuando contemplamos un firmamento estrellado, contemplamos las constelaciones, contemplamos las estrellas y los planetas que nos circundan, estamos viendo una manifestación, y toda manifestación es kármica, ha tenido que haber un proceso de encarnación para que veamos un mundo en el espacio, y todo el mundo tiene esta expresividad, que es una particularidad de su Logos Planetario, este Logos Planetario es básico; esta cosa básica de encarnación, esta ley es la ley, porque incluso los Logos, los Dioses se manifiestan a través de la misma ley, acatan la ley. Y cuando se encuentran los iniciados no se dicen: “hola, ¿qué tal?”, dicen: “tal es la ley.” Y cuando el Maestro se comunica con sus discípulos: “Yo os doy la paz.”, porque no hay albedrío, porque si hay albedrío la paz para mí, y tú… que es un poquito para ti, pero ya verás… Que es lo que pasa a todos, queremos más para nosotros que para los demás, en la comida y en todo, miramos siempre de reojo el plato del otro si está más lleno que el nuestro, eso lo hacemos todos, ustedes lo saben. Bien, pues entonces, empezando por aquí está todo el proceso de la vida manifestada. Si no hubiese libre albedrío, ¿cómo nos daríamos cuenta de que un plato está más lleno que el otro, o si mi mamá quiere más a mi hermanito que a mí… Estamos siempre eligiendo, estamos siempre mirando, pero siempre con el centro en nosotros mismos, y decimos: “quiere más a él, le da más comida a él.” Y siempre estamos dentro de un campo de situaciones conflictivas por el libre albedrío, por la capacidad de elegir las situaciones, por la capacidad de pensar, por la capacidad de sentir. Cuando el hombre sea la facultad de pensar, la facultad de sentir, la facultad de hablar, habrá otro mundo, no es el nuestro, ¿verdad? Tenemos necesidad de tener facultades, pero facultades de acuerdo con el nivel psicológico que hemos creado. Y, naturalmente, viéndonos a nosotros mismos tenemos un fiel reflejo de lo que es la sociedad, y queremos que la sociedad cambie sin que fundamentalmente cambiemos nosotros. Así que hablamos de paz, hablamos de todo lo que ustedes quieran, y se hacen manifestaciones a favor de esto y lo otro, pero, en el corazón, ¿qué hay? Hay un pulso de masas, dense cuenta. ¿Quién será capaz de segregarse en un sentido total, en un sentido de perder el albedrío de las cosas y quedar en el albedrío de Dios, que es la voluntad pura del individuo? Es difícil, ¿verdad? Lo difícil es lo que hay que atacar, precisamente, porque las cosas fáciles son para las personas que no tienen gran importancia espiritual. La persona que sea espiritual y quiera demostrarlo tendrá que atacar la línea de máxima resistencia, no la línea de mínima resistencia, tendrá que atacar los cimientos del “yo”, sin buscar sus frutos apetecibles ni resultados espectaculares. Tendrá que vivir de acuerdo con la ley, y cuando encuentre autoridad dirá: “Tal es la ley, nos hemos reconocido, hermano.”, como hacen los masones, ¿verdad? Pues algo así. Cada cual tiene su propia característica, cada cual es su propio caso, cada cual es su propio ser, pero a menos que se libere la persona de su afán competitivo y el afán de los valores circunstanciales, o de la ética de las costumbres, o del amparo de la tradición, o estas cosas que nos han enseñado ciertas escuelas esotéricas, no daremos un paso por nosotros mismos, y ha llegado el momento, en la 5ª Subraza de la Raza Aria, en que nosotros empecemos a pensar, actuar, sentir y hablar por nosotros mismos, que estemos por encima de las cosas, a ver si es posible un día que desaparezca de los átomos permanentes este sentido de acumulación de recuerdos, que es acumulación de valores, cuando desde el punto central, desde este “yo” que actúa a través de los átomos permanentes ha dejado prácticamente de adherirse o de apegarse, automáticamente empieza un proceso de restitución. La restitución, con la cual terminaremos esta conversación, es la base de la nueva sociedad, hasta ahora hemos estado acumulando, ahora hay que ir restituyendo a la vida aquello que nos molesta, y lo más querido para nosotros es el libre albedrío, es el “yo”, cuando renunciemos al “yo” veremos que no se aniquila el “yo”, sino que el “yo” renace más allá y por encima de las concepciones humanas, en un plan de organización cósmica. Un poco de silencio.
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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
Barcelona
11 de noviembre de 1978
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
08 Agosto 2008
Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
12 Noviembre 2008
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