Conferencia
Vicente Beltrán Anglada
[edición en curso]
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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.
[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]
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Conversaciones esotéricas
El retorno a las fuentes
Barcelona, 10 de Diciembre de 1977
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Barcelona, 10 diciembre 1977.― Conversaciones Esotéricas: El Retorno a las Fuentes. Sobre lo que son los Mitos y su analogía en el campo de la Evolución del Hombre. El Mito de Adán y Eva. Sobre la Liberación de la Materia, y el Misterio de la Ascensión. Disciplinas y Liberación se contradicen, “cada uno debe encontrar su propio yoga”. Adán y Eva, la Polaridad y la Creación. El Paso del Plexo Solar al Intelecto. El Concepto de lo que es la Verdad y la “Verdad Absoluta”. Concepto sobre el Bien, el Mal, y la Verdad. La Verdad viene sólo a través de la Atención. Simbología de la Serpiente. El Corazón y el 2º Rayo. Sobre la Memoria y su Conservación, o Memoria Cósmica. Sobre los diversos Niveles de Conciencia.
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Vicente. — Vamos a iniciar como de costumbre nuestra conversación esotérica correspondiente a este mes. Si ustedes recuerdan, en nuestra conversación del mes pasado nos referimos exactamente al tema, para mí muy interesante, y creo que para ustedes también, que fue de la liberación del destino. Hablar de la liberación del destino en un mundo conflictivo en donde aparentemente solamente existe el caos, el odio, y la destrucción, puede parecer quizá algo muy hipotético, sujeto sin duda a la calenturienta imaginación de un hombre místico dedicado solamente a las cosas del espíritu; pero, hablamos de un mundo social, hablamos de un mundo sujeto a las mil transformaciones que exige la evolución técnica de nuestros tiempos. Estamos viviendo, pues, una era dentro de la cual existe la gran oportunidad y el gran desafío a la conciencia del investigador. Dijimos también que la liberación del destino era un problema espiritual, pero supremamente técnico o científico; todo se refería exclusivamente a la liberación de las leyes de gravitación dentro de las cuales todo cuanto exige peso, medida, y dimensión está sujeto al destino. Cuando la persona agravita, cuando la persona por su propia ley de afinidad espiritual se sacude del peso de los sentidos, del entendimiento y de las emociones, pierde esotéricamente peso, y, por lo tanto, entra en el sendero de renuncia que conduce a la liberación. Esto como primicia y, naturalmente, la liberación es incesante, es un movimiento que está ocurriendo aquí y ahora, no es algo que pertenezca al futuro, que sea hipotético, o que obedezca solamente a las razones de un místico que solamente ve el espíritu en todas las cosas. Hay que ver el espíritu pero dentro de una gran dimensión técnica o científica, y, naturalmente, para esto se le exige al investigador esotérico de nuestros días una mentalidad netamente y profundamente científica a fin de que pueda absorber dentro de sí, no sólo la aspiración superior que tiene que elevarlo hacia las alturas donde prácticamente no existe gravedad, sino que debe estar henchido de una gran intelectualidad, de un gran sistema de valores mentales que le capaciten para ver esta divinidad en todas las cosas de una manera exclusivamente técnica.
Hoy nos vamos a referir a otro tema que se fundamenta en el interior y que quizás es también un tremendo desafío a nuestra condición de aspirantes espirituales de la Nueva Era. Se trata de aquel término eminentemente místico definido como “el retorno a las fuentes”, o si ustedes lo prefieren, “el retorno al paraíso terrenal”. Son conceptos también místicos, pero, el investigador esotérico debe hallar su contraparte científica para que la mente intelectual pueda reconocerla como verdad, y también como el principio para una serie de actividades o de actitudes frente a la vida que deben convertir nuestro mundo de caos en un mundo de orden social.
Bien, si ustedes analizan el proceso místico y esotérico de la vida, me refiero a los grandes investigadores del espíritu que ustedes pueden interpretar muy bien, (me refiero) a los grandes mitos de la historia mundial que han venido segregados a través de los múltiples pensamientos de los grandes filósofos, de los grandes artistas, de los hombres, en fin, que lo dieron todo por la humanidad. Estos hombres escribieron con símbolos en arte, en ciencia, en religión, en todas partes y, por doquier, aquello que significaba una aclaración de lo que realmente era el hombre, de lo que el hombre pretendía, y cuál era el supremo objetivo del hombre, y así, al introducirnos en los grandes mitos universales, debemos forzosamente prestar nuestra atención a todos aquellos que por su naturaleza tienen un orden universal, como pueden ser los que están escritos en el Génesis, como por ejemplo en los puranas del Vishnú, porque todos ellos, cada cual dentro de su temática, ideas, o simplemente de sus puntos de vista, pueden aclarar para el observador inteligente lo que el hombre busca, lo que el hombre realmente es, y adónde el hombre se dirige. Esto, como inicio de la conversación en la cual participaremos todos. ¿Qué es exactamente un mito? Un mito es siempre una verdad presentada de una manera velada y solamente para uso de personas inteligentes, investigadores de la verdad, de personas que han hecho de su vida una investigación y que, por lo tanto están dentro de este proceso matemático de la vida que conduce a la redención. El mito mayor, el que con mayor intensidad conocemos aquí en Occidente, es el mito relacionado con el ser humano en sus orígenes, hablándonos del paraíso terrenal, hablándonos de Adán y Eva, hablándonos del pecado original, y hablándonos del árbol de la ciencia del bien y del mal, cuyas contrapartes esotéricas hallamos en cualquier religión del mundo con la suficiente garantía de verdades porque fueron escritas por grandes hombres, de hombres que sabían lo que se decían porque habían sabido interpretar justamente las leyes universales que regían el Cosmos y que, por lo tanto, pudieron expresar aunque en forma simbólica las grandes verdades universales. Así, a través del tiempo, y durante estas conversaciones esotéricas mes tras mes, hemos considerado estos mitos, o estos símbolos legados por la tradición y por la historia, de una manera científica y tratando de comparar con todo cuanto sabíamos intelectualmente para que nuestra mente no rechazase verdades que son realmente el fruto, la experiencia de los hombres que vivieron en tiempos anteriores a nosotros. El misterio de la creación, como dijimos en una de nuestras conversaciones, se refiere exactamente a los días de la creación, que después nos dimos cuenta que eran edades, edades cíclicas dentro de las cuales se movía el Espíritu de Dios sobre las aguas, como se lee en todos los grandes libros sagrados del mundo, y tratando de poner orden en todo cuanto existía y en todo cuanto todavía no existía como fórmula para garantizar el proceso de la evolución. Cuando, por ejemplo, al hablar de la genealogía de nuestro universo nos referimos a conjunciones cósmicas trascendentes, las cuales por su propia elevación trascienden el entendimiento del hombre, pero que la ciencia está incorporando prácticamente, día tras día, en el contexto de sus averiguaciones, nos dimos cuenta de que realmente podía ser así, de esta manera, y no de otra. Así que el nacimiento de nuestro universo, aparentemente algo solamente en la mente calenturienta de un observador de poesía pura o de música abstracta, como puede ser, por ejemplo, la unificación de dos constelaciones entre sí, representando cada cual un principio masculino o femenino para crear, a la manera que lo hace el ser humano, un universo, como el hombre y la mujer crean otro nuevo elemento dentro de la especie, y poder de esta manera seguir adelante tratando de medir los conceptos y las verdades de acuerdo con estos conocimientos, quizás tendríamos que darnos cuenta y vivir de acuerdo con esta realidad, y aceptar lo que nos dijeron los escritores orientales o los grandes iluminados con respecto a la Osa Mayor y a las Pléyades, y lo que se nos dice con respecto a todos los mitos solares, aquellos que reencarnan cíclicamente para demostrar al mundo la razón de ser y la razón de existir de una soberana Entidad a quien reconocemos como Dios, pero que en su esencia no es más que el ser humano elevado a una enésima potencia más allá de las dimensiones conocidas, pero que actúa y reacciona psicológicamente como nosotros, y que, naturalmente, para un Logos, o para un Dios, como ustedes prefieran denominarle, existe también la ley de la evolución, y un Logos evoluciona como evoluciona un átomo de materia. Todo está dentro de la ley de la evolución, y cuando nos referimos al mito de Adán y Eva nos estamos representando genéricamente lo que es el hombre, el principio masculino y el principio femenino que están dentro del ser humano, y que cuando actúa con mayor profusión se convierte en hombre o en mujer. Es el símbolo de lo que fueron los primeros pobladores del planeta, partiendo de un paraíso donde existe el andrógino, donde no hay sexo naturalmente, pero que al ir condensándose, al ir diversificándose, estaban creando los polos positivo y negativo y dando con esta polaridad el principio de la vida organizada tal como la conocemos a través de todas las especies conocidas. Naturalmente, no podemos comprobar que el hombre fue andrógino en sus orígenes, pero si analizamos el contexto mundial en el presente estamos viendo claro cómo existe un proceso de bipolarización de los principios, que un hombre se puede convertir científicamente en mujer o que una mujer se pueda convertir científicamente en un hombre, esto está aquí delante de nosotros y aquí en este momento. Por lo tanto, en el principio del paraíso terrenal y la despedida de Adán y Eva del paraíso terrenal una vez cumplido el principio de polaridad que ha dado vida a todas las cosas, no es ni más ni menos que la representación exacta de la manifestación del Universo, y todos nosotros somos universos que estamos proyectándonos a través del tiempo y del espacio, y el pecado original, o si ustedes que saben de esoterismo le asignan el nombre de karma, es lo mismo, en todo caso vemos que es algo realmente científico como puede ser la propia ley de gravedad, hay un peso y ese peso desciende a lo más hondo y hay algo que se eleva incesantemente desde la materia buscando el espíritu, ya tenemos la ley de involución. La ley de evolución, o el principio de gravedad centrípeta, o el principio de gravedad de la fuerza centrífuga. En todo caso, estamos monopolizando, estamos actualizando, estamos reproduciendo incesantemente términos científicos porque tal es la Ley. Esta es una era científica y, por lo tanto, hay que presentar las cosas a la manera científica. Por lo tanto, si ustedes examinan, por ejemplo, el caduceo de mercurio, que ustedes verán en todas las farmacias, es el símbolo de la medicina, verán la serpiente, la doble serpiente enroscada en un caduceo, y al final hay dos alitas dispuestas a volar, lo que no es más ni menos que el símbolo de la naturaleza esencial del hombre buscando a su Creador, ascendiendo por la serpiente a través del árbol del edén buscando la transformación de la materia en espíritu, de la misma manera que descendiendo del paraíso terrenal el espíritu se convierte en materia. Se trata solamente de polarizar la atención hacia todo cuanto conocemos; lo desconocido es solamente la incapacidad que tiene el hombre de reconocer una verdad. Y, naturalmente, no es por el sistema de verdades que trata el intelecto que podemos descubrir estas zonas tremendamente importantes en nuestra vida que tienen que conducirnos a la liberación. En todo caso, hay que distinguir que liberación es la consumación del espíritu, o cuando la materia se ha deificado hasta convertirse en luz, lo cual ha sido aseverado con la explosión atómica. Todo cuerpo de sustancia se puede convertir en luz mediante una fuerza que está dentro de la propia materia y, ¿cuál es la fuerza que está en la propia materia? La cantidad de espíritu que puede contener esta materia en forma de alma y que se puede describir como el alma de todas las cosas. Todos tenemos un alma y todo tiene un alma, solamente el grado de substanciación, si podemos decirlo así, es lo que separa el hombre del Dios, o el hombre del mago. El espíritu está en todas las cosas. Entonces, el proceso de manifestación cíclica de un universo, o de un sistema de universos, o de cualquier tipo de galaxia, no es ni más ni menos que una cantidad especial de espíritu dentro de una cantidad especial de substancia, y el espíritu que trata de buscarse como esencia, y la esencia o el espíritu que se está buscando como substancia, están creando el alma y con ello toda la evolución, y ustedes se preguntarán, porque es lógico que lo hagan, ¿por qué, entonces, la evolución si existe la perfección?, ¿para qué existe entonces la manifestación? Pero es que existe una ley de necesidad que es igual para un hombre que le obliga a reencarnar a través del tiempo, y la misma ley de necesidad que obliga a un Logos a manifestarse cíclicamente a través de un universo, de una galaxia o de un sistema de constelaciones, se trata de un proceso alquímico dentro del cual la materia tiene que transformarse en espíritu liberando karma, entonces, el karma, el dolor, todo cuanto existe, el peso, la gravedad, son cosas del destino, el destino de un dios, el destino de un hombre, el destino de cualquiera, es un proceso que lo podemos hacer científico a nuestra discreción siguiendo el proceso, digamos, analógico, tal como lo escribió Hermes Trimegisto: Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba. Solamente hay que saber medir las circunstancias y la acción; las circunstancias para saber dónde debemos depositar la fuerza creadora del intelecto, y la acción porque exigirá disciplina para desarrollar fortaleza, la fortaleza que necesita el sabio para introducirse en las grandes verdades, estas verdades que están por encima del entendimiento humano y que el hombre está constantemente tratando de conquistar, porque esta conquista es precisamente la liberación. Y los dramas del paraíso terrenal que se pierde para Adán y Eva, o se pierde para toda la familia humana, quedan compensados al final por la liberación del hombre en el seno del Nirvana. Hay una analogía entre el paraíso terrenal, o el paraíso perdido, como dijo Milton, dentro del cual existe la garantía de una acción universal en el ser humano, y el hombre debe ser consciente de esta verdad para poder acometer con paso firme y brazos diestros, inteligencia activa y corazón sano, este sublime reto de las circunstancias que estamos viviendo. Estamos inmersos en un mundo social, y si la conversación esotérica sirve únicamente para recrear nuestro intelecto demostraremos que no aceptamos el desafío de los hechos. Hay que vivir de acuerdo con realidades, los mitos de la historia deben transformarse en realidades, algo que podamos depositar en el ejercicio noble de la acción, algo que exige dinamismo, que exige una audacia suprema, y como tenemos miedo estamos siempre incapacitados. Sí, hay que liberarse del intelecto, no para dejarlo para siempre, sino porque el intelecto tiene unos límites, unas fronteras, unas fronteras que, traspasadas, existe, quizás, un nuevo mundo de significados, pero como el intelecto por su propia esencia es conocimiento, se extiende constantemente en forma horizontal, abarcando el campo de los sentidos, del entendimiento y de las emociones humanas. No es lo mismo buscar a Dios hacia las alturas, buscando o eligiendo el camino más difícil que es el de máxima resistencia, vertical, ascendiendo por esta línea creadora que llamamos antakarana, o puente de arco iris, que debe traspasar este foso inmenso que existe entre el Alma y su Creador, entre la Substancia y la Esencia, entre Arjuna y Krishna, ya estamos con los mitos de nuevo. Adán y Eva son un símbolo de generalidad, un símbolo de emancipación del paraíso para ingresar en una forma dual de vida dentro de la cual existe la lucha, el conflicto y el dolor en oposición al tremendo esfuerzo que está desarrollando dentro de la propia substancia para crear dentro del individuo las requeridas condiciones que han de convertirlo en un creador –ya estamos hablando del hombre– del individuo, no del ser gregario unido a otros seres gregarios que constituyen una gran parte de nuestro mundo social, y conste que no tengo afán peyorativo cuando hablo de esta cuestión, es analizando fríamente un estado de cosas, y me pregunto si se han dado cuenta que el paso que va del conocimiento a la sabiduría es el que va de lo gregario a lo individual, el que va de Arjuna a Krishna, del hombre a su Creador, de lo que va del Alma humana al Ángel Solar. Otro mito que está aquí y ahora actuando en tanto estamos en esta mística reunión tratando de comprender el sentido de la vida.
Bien, creo que la cuestión para mí es sencilla, y para ustedes también lo será, de que si existe unción, si existe devoción hacia lo superior, si existe realmente un impulso tremendo de acción que surge del corazón y se extiende a las más lejanas perspectivas, esto es indicio de que Arjuna ha visto el camino que conduce a Krishna. El espíritu encerrado, el Dios inmanente dentro del corazón ha visto el camino que conduce a la gran trascendencia divina, y se apresta para la lucha, y cuando el individuo lucha, lo hace para alcanzar su máximo grado de efectividad dentro del concepto individual, no dentro de un concepto gregario, no dentro de los límites impuestos por la tradición o por la historia que llegan siempre falseadas a nuestros oídos, es para darnos cuenta exactamente de que estamos viviendo horas solemnes y hay que vivir de acuerdo con estas horas. Se nos habla –ustedes lo saben muy bien– de la Nueva Era, se nos habla de Acuario, se nos habla de sus oportunidades magníficas y, naturalmente, como se nos dice que Acuario es una era supremamente técnica todos pensamos que hay que adoptar algún tipo de técnica para hallar el significado real de lo que estamos tratando de realizar. ¿Es esto realmente así? Dense cuenta de que les estoy hablando del individuo que busca la verdad, no del individuo que busca una técnica, y hoy día el mundo está más lleno, más embebido a las técnicas que al amor a la Verdad. Así que todo el mundo tiene multiplicidad de caminos a elegir, pero solamente hay un camino que conduce a la verdad, y este camino que conduce a la verdad es el de la propia singularidad individual, y no existe otro camino que la expresión del individuo que se va segregando del contexto social gregario para constituir un nuevo mundo social. Se trata de reproducir en nuestros días, aunque con las mismas palabras, lo que dijo Cristo de que “hay que vivir en el mundo sin ser del mundo”. ¿Podemos hacerlo? ¿Seríamos capaces de hacer como Krishna, que contempla la obra de Arjuna, sin preocuparse, diciendo, “después de llenar el Universo con un pequeño fragmento de mí mismo, Yo persisto?” Yo prosigo mi tarea, estoy más allá del tiempo y del espacio, más allá de la tradición, más allá de los límites impuestos por el entendimiento intelectual y, por lo tanto, estoy entrando en zonas de alta sabiduría, de alta frecuencia. Estoy, por así decirlo, –me refiero a un ser humano que está buscando la verdad– perdiendo peso, porque el peso está en todos los planos del Universo, no solamente es algo que pertenezca al plano físico. De los siete planos del Universo solamente sucede que en unos hay más peso que en otros, por lo tanto, hay más sutilidad y al haber más sutilidad, al ir ascendiendo, nos estamos introduciendo en el misterio de la ascensión, lo cual puede ser demostrado hoy día con el fenómeno físico de la levitación, estamos hablando también de otro mito que se convierte en algo realmente científico, algo que puede ser incorporado a nuestra vida cotidiana. Me preguntaba un señor el otro día cómo podía levitar y, naturalmente, le dije que perdiendo peso, y me dijo, “¿pero es que tengo que adelgazar, tengo que hacer algún régimen especial?” “Usted no ha comprendido lo que le he dicho, se trata de que todos los cuerpos deben perder peso, no solamente el cuerpo físico, usted tiene una mente llena de pensamientos, llena de tradiciones y de prejuicios, y tiene usted un cuerpo emocional lleno de sentimientos y de emociones, más o menos puras, más o menos violentas, eso depende de su karma, de su destino, de su propia jerarquía espiritual”. Entonces, no se trata de perder peso físico, pero hay que perder peso en todos los niveles del ser, precisamente es esta la cuestión. Y esto podemos hacerlo todos, porque el acto creador, que consta de tres fases como, por ejemplo, es una de ellas la introducción de luz en la substancia de los cuerpos. El segundo aspecto constituye el llegar dentro del contexto del ser llevando consigo el tremendo impulso original del propio Arjuna buscando a su Creador, y después la reconciliación de Arjuna con Krishna, lo cual significa liberación. Entonces, el principio y el fin, el alfa y el omega, todo cuanto existe en la naturaleza que busca su superación, está escrito en oro en las tablas de la Ley, está escrito en el corazón del hombre, y es en el corazón del hombre donde hay que buscar la verdad y no en el intelecto. Y entramos ya en la fase creativa por excelencia. Hay que buscar la verdad en el corazón y no en la mente; la mente siempre queda limitada en la acción, pero el corazón se propaga por todo el Universo, por todo el Cosmos. Pero, naturalmente, nadie ejercita el corazón, solamente ejercitamos la mente y cargamos la mente de conocimientos, y cuando el pensamiento está cargado de prejuicios o de ideas, entonces tiene que decidir forzosamente. Yo creo que fue Balmes quien dijo que los ángeles ascienden y vuelan porque no tienen peso; yo creo que en el corazón de todos los hombres existe un ángel que exige redención. Por lo tanto, como ya voy a dar por finalizado este preámbulo, para que ustedes sean quienes tomen la palabra, vamos a decir, por último, que todo cuanto estamos realizando en bien del mejoramiento personal sin adoptar un género de disciplina para llegar a esta mejora, sino por la fuerza misma del espíritu creador que está en nosotros, y cuando aceptamos noblemente el desafío de los acontecimientos, de los hechos y de las circunstancias, y cuando empezamos a ver a todas las personas como seres humanos igual que nosotros y a reconocernos como almas y no como entidades separadas, entonces se da la posibilidad de que Krishna se reúna con Arjuna y lo tome de su brazo y le acompañe a la acción creadora, existe la posibilidad de que la substancia que está creando nuestros mecanismos de expresión estén integrados, sin peso, llenos de luz, y existe la posibilidad de que ascendiendo, ascendiendo, volvamos de nuevo al paraíso terrenal. Por eso estamos aquí, me parece a mí, ¿verdad?
Interlocutora. — Así, podríamos pensar que esta era acuariana la podríamos interpretar como liberación, liberación de substancia, incluyendo –hablando un poco de astrología– las energías de Urano como verdad y como liberación, como justicia. Entonces, nosotros en este aspecto, ya visualizando siempre que nuestra meta ha de ser liberación, liberación, es el trabajo me parece a mí actual y más preciso y más dinámico, podríamos decir, del esoterista: liberación, liberación de substancia, liberación de karma, de destino, liberación total.
Vicente. — Pero, hay que darse cuenta de algo también, que la liberación no se obtiene a cambio de una disciplina impuesta al yo personal, que es lo que fatalmente ocurre en nuestros días. A la persona se le ha dicho que Dios le exige un trabajo específico para darle a cambio el placer de la unión, y todo el mundo está afanosamente buscando una disciplina mediante la cual pueda encontrar a su Creador. Para mí, esto será real solamente para aquellas personas que están dentro de un contexto, digámoslo así, corriente. Todas las personas que están aquí yo creo que pueden adquirir el poder de trabajar directamente sobre las circunstancias sin buscar un sistema de disciplinas, salvo el que exige el propio proceso de vivir. No sé si ustedes se dan cuenta de lo que trato de interpretar. La mayoría de las personas están más empeñadas en ejercitar sus vehículos, que no en sutilizarlos. Para mí, cuando un vehículo –la mente, la emoción y el cuerpo– está sujeto a determinada disciplina está siendo coaccionado en su acción libre, están creando una barrera entre dicho vehículo y la oportunidad divina que es la verdad en cada vehículo, y que un yoga debe ser elegido individualmente y no de forma estandartizada como ocurre en nuestros días, porque cuando hay necesidad de liberación no sólo viene la promesa redentora por un Supremo Avatar sino (también por) los miles y miles, quizás, de individualidades que poseyendo una pequeña verdad encerrada en su corazón que tratan de instruir creando disciplinas en el ánimo de las gentes, y hoy estamos viviendo esta era de imposición técnica de disciplinas, y se habla muy poco del corazón y de la verdad, que para mí es la esencia suprema de la vida. Dense cuenta únicamente de algo que pueden comprobar, cuando ustedes están siguiendo atentamente, con toda la intensidad del ser, cualquier circunstancia – esto es una circunstancia– el yo se libera, el yo desaparece, la mente queda vacía, creadoramente vacía, el corazón casto. No piensan, no sienten, están atentos simplemente, esta atención es perfecta sabiduría y está en el corazón, no es la comprensión intelectual de una verdad, es el regocijo de haber descubierto la verdad. ¿Se dan cuenta? Y lo están realizando constantemente aparte de toda disciplina impuesta por la razón o el intelecto. Si se dan cuenta de esto, forzosamente tendrá que existir un cambio drástico de actitud con respecto a todo cuanto nos rodea y con respecto a nuestras pequeñas concepciones de la verdad. No podemos limitar la verdad condicionándola a una disciplina porque tal como hemos dicho en varias ocasiones, “donde hay disciplina no hay pureza y donde hay pureza no existe disciplina”. Es algo consustancial con el anhelo supremo del Ser de realizar, de vivir descubriendo constantemente a Dios en todas las cosas. Y ahí está el lío misterioso de la verdad que al hombre lo convierte en un ser fraternal. Ahí está el principio y el fin, el alfa y el omega, es la serpiente que se muerde la cola, Krishna y Arjuna son la misma cosa, solamente les separa el velo del tiempo, y si ustedes pierden de vista el tiempo, ustedes son Arjuna y ustedes son Krishna. Están realizando la suprema obra creadora del Universo, se están convirtiendo realmente en ángeles, como decía el poeta.
Interlocutora. — Entonces, Adán y Eva son el símbolo de nuestra dualidad, la esencia y la substancia, la materia y el espíritu, la lucha.
Vicente. — Adán y Eva son el principio de creación, no puede existir creación si no existe dualidad. No es realmente que el uno sea el espíritu y el otro la materia, sino la conciencia que trata de despertar el espíritu en todas las cosas y, naturalmente, tiene forzosamente que dividirse la unidad para crear el campo de diversificación que hace posible todo cuanto existe. Estamos dentro de campos de polaridad, estamos creando campos magnéticos constantemente, y cuando la persona encuentra un campo magnético parecido al suyo siente regocijo, y cuando encuentra algo que no está en su ley lo rechaza inconscientemente, y esto pertenece tanto al contexto del hombre como al de la mujer. Adán y Eva solamente son el símbolo de la generación de las especies, no solamente de los seres humanos, sino de todas las parejas del Universo, incluidos los insectos y los más pequeños átomos, todo obedece a la ley. Lo que se precisa solamente es que nos demos cuenta de que la polaridad que lleva consigo aparejada toda la manifestación de luz que llamamos Universo. Llega un día dentro del corazón humano –hablo de corazón en términos místicos– que nos lleve de nuevo hacia arriba, hacia el paraíso perdido: “ya estoy yo de retorno a las fuentes, o de retorno al paraíso terrenal”. La serpiente ha cumplido su obra, ya no está enroscada en el árbol sino que está mordiéndose la cola. El principio y el fin, el alfa y la omega están equilibrados, y cuando la ciencia se dé cuenta de esta realidad, porque el esotérico es un visionario, percibe las altas verdades, pero quien debe aplicarlas son los científicos, cuando los científicos se den cuenta de que la luz –este misterio– no es el resultado de un choque sino de un perfecto equilibrio ya estarán en camino de descubrir sus causas fundamentales, lo cual todavía no ha sido posible.
Interlocutor. — Parece ser que hubo una época en el transcurso de las razas humanas, me refiero concretamente a la época Atlante, en que había más (actividad) en el plexo solar más que en la razón, en el intelecto que según los símbolos es el (asesino) de la realidad, entonces, dentro del programa de la evolución de la especia humana, siendo nefasto el papel del intelecto, ¿por qué razón sería?, ¿a qué se debió? –habrá una razón biológica y evolutiva– ¿por qué se dio el intelecto cuando había una facultad captadora de la realidad más perfecta que es el plexo solar?, ¿por qué entonces se le dio el intelecto?
Vicente. — El plexo solar era solamente un punto en aquellos tiempos en donde se manifestaba la fuerza instintiva de la vida, pero la evolución exige ese cambio en el orden de los centros. El centro intelectual era el guardián o la llave de paso que debía llevar las energías que estaban centralizadas en el cerebro instintivo o plexo solar hacia arriba, al intelecto, porque debía producirse una fusión de la luz del individuo con la luz de su creador. El instinto solamente marcó la etapa de los hombres–animales y toda raza o reino animal –el tercer reino de la naturaleza–, en tanto que el individuo, el ser humano, debido –ya lo saben ustedes– al concurso de los Ángeles Solares ascendió la fuerza que estaba creando el origen instintivo de los animales, que sabían exactamente lo que debían hacer, hacia el corazón del individuo, o hacia la vida espiritual y, por lo tanto, el puente estaba en el intelecto, o en el centro Ajna, que es donde inicialmente los Ángeles Solares depositaron sus larvas, así está escrito en el Bhagavad Gita. Bien, entonces el individuo debe ascender a través del corazón y de este el centro a la cúspide de la cabeza donde está el centro intuitivo, que es la respuesta superior del instinto de los animales, pero, el hombre, el ser humano en cierto estado, no va a recibir su vida instintivamente para saber lo que debe comer o cómo debe reaccionar en forma biológica, como ocurre con el reino animal, sino que la misión del instinto humano –hablo en sentido creador– es descubrir la propia verdad de su procedencia, y entonces el paso que va del plexo solar al intelecto es obligado. Aquí se ven las cosas, y aquí arriba (esta) la sabiduría que la santifica, y así el animal desarrolla el plexo solar y la posición del animal es horizontal, dense cuenta. Y el hombre que intelectualiza demasiado también tiene tendencia a particularizar mentalmente sus impresiones y se está perdiendo en el laberinto de las ecuaciones mentales, pero el individuo cuando va trascendiendo progresivamente la ley de los instintos del plexo solar a través del control de la mente y va haciendo que la serpiente enroscada a través de la columna vertebral –que es el árbol de la ciencia del bien y del mal– llegue a culminar arriba en la cabeza y, entonces, se convierte en un ser intuitivo. La intuición, el desarrollo del centro Coronario representa para la humanidad evolucionada lo que representó en los animales la creación del centro instintivo. ¿Me he hecho comprender?
Interlocutor. — Una ecuación, también, geográfica creo, por ejemplo, un día el hombre estaba polarizado por el instinto, por el elemento fusionador con la naturaleza y en cambio... está más polarizado por el intelecto.
Vicente. — Yo diría que está más polarizado por la intuición que por el simple, digamos, aspecto del plexo solar, lo que pasa es que todos somos hijos de la gran Divinidad que ha creado todo y que, por lo tanto, cada cual tiene la misión de... [corte de sonido]... libera a la mente del intelecto. La mente tiene una porción considerable de intuición, con un sustilísimo hilo conectado con el corazón y otro sutilísimo hilo que va conectado con el centro coronario. Se está creando un triángulo de energías, y este triángulo de energías se hace equilátero cuando la persona está muy atenta. Se produce, entonces, un gran silencio, existe una paz en el interior porque no se especula con la verdad. Se está viviendo, y la persona que está viviendo no está interesada en especular; el que vive la verdad la vive simplemente, ahí está todo. La persona que busca la verdad está teorizando acerca de la verdad, y cuando se habla de la paz pasa lo mismo, solamente teorizan. Nos hablan intelectualmente sobre la paz las personas que no poseen la paz; es como una persona que no es honrada, está constantemente hablando de honradez, es algo que está en la fuerza misma de las cosas. Aquí estamos tratando de descubrir la verdad, no de usar conceptos acerca de la verdad, aunque utilicemos creadoramente el intelecto tratando de revelar la verdad, no ya para descubrirla sino para revelarla, dense cuenta de que no es lo mismo.
Interlocutor. — ¿Cómo se puede asegurar que la verdad de los idealistas es la verdadera verdad?
Vicente. — Yo no sé cuál es la verdad de los idealistas. Si me lo dices.
Interlocutor. — La verdad de la que nos habla Ud.
Vicente. — No, yo no hablo de ninguna verdad. La Verdad es la verdad, no pertenece a una fracción. Si yo ahora estuviese diciendo la verdad es esto, estaría diciendo mi verdad, la verdad de un idealista. Soy un idealista desde luego, pero nunca hablo de la verdad, al menos en términos personales. Hablo de la verdad absoluta, ¡cuidado!, soy drástico en esta cuestión, estoy hablando de la verdad cósmica, no hablo de un sistema de verdades apoyadas en la mente. No hay una verdad para el filósofo, una verdad para el científico, una verdad para el artista, una verdad para cada uno de ustedes. Hay una sola verdad y un solo camino y muchos caminos que conducen a ella, pero cada cual debe elegir su propio camino, y cuando se encuentra la verdad ya no se habla, yo estoy teorizando sobre algo que todavía no está en mi corazón, pero es intuitivo el sentido que le doy. No es que yo sea un idealista que esté presentando un sistema de verdades o les esté hablando de ciertas verdades, estoy tratando únicamente de expresar a través de una persona, de un individuo, aquella verdad que es absoluta, y por esto si la persona consigue la verdad seguramente que nunca hablará de verdad. ¿No sé si me hago comprender?
Interlocutor. — Es que cuando nos habla de un mito, del bien y del mal, el bien es la verdad...
Vicente. — El bien y el mal es la verdad. El nacimiento y la muerte es la vida, no decimos el nacer y el morir como algo separado de la vida. Yo no digo que la verdad sea aparte de otra cosa, la verdad se manifiesta de múltiples maneras y cada una de las personas que asisten aquí, incluido yo, estamos tratando de revelar la pequeña verdad que hemos descubierto, no hay más. Ahora, el mal está cuando la persona que ha conquistado una parcela de la verdad está teorizando sobre ella o está diciendo “mi verdad es la verdad”. Pero si una persona que humildemente, dentro de su comprensión de la verdad, dice, “la verdad está más allá de todo”, entonces no se teoriza acerca de la verdad: está más allá de todo. Es Dios, y el que teoriza sobre esto está creando una imagen muy deformada porque no hace ni más ni menos que traer a Dios al fondo del corazón y decir “es así”, lo cual no es verdad, porque Dios es como es y no como soy yo. Es esto simplemente.
Leonor. — ¿Podrías definir un poco más la palabra mal para que la comprendamos? [inciso, hay otra pregunta]
Interlocutor. — Sí, esto está bien, pero, yo digo “la verdad es así”, pero, ¿qué me puede llevar a mí a la verdad superior a mi verdad?
Vicente. — ¿Qué te puede llevar?
Interlocutor. — Sí, a comprender una verdad superior a la mía, o sea, a mi verdad.
Vicente. — Solamente el hombre es capaz de descubrir la verdad. Nadie puede llevarnos a una verdad más grande que la nuestra porque en nosotros está toda la verdad, y si alguien tiene que darnos una verdad más grande que la nuestra es que negamos la propia Verdad. La Verdad, Dios, Cristo, está en el corazón, ¿verdad?, que es lo místico, entonces, la imagen que nos da de Cristo cualquier religión para mí será una negación si Cristo en la totalidad está dentro de mi corazón, empleando un término místico, en tanto que si la persona descubre un día que Cristo, o Dios, o la verdad, está en su corazón, ya no preguntará nada más, tratará de descubrir parcelas cada vez más grandes de este Dios que es total en él. Y es esto lo que se define místicamente como el sendero de acercamiento a la verdad, con todas las disciplinas, bien o mal empleadas, que están hoy día enseñoreándose del corazón de los seres humanos. Es decir, nadie nos puede llevar más que a verdades relativas, y para hallar las verdades relativas existen los templos y los santuarios, y existen los sistemas de entrenamiento espiritual, y existen los sistemas de verdades que cada cual ofrece a cambio, a veces, de dinero. Pero esto es falso, porque el único camino, tal como dijo Cristo: “Yo soy la verdad, Yo soy el camino, Yo soy la vida”. Son tres afirmaciones que cada cual puede aplicarse si es verdad que Cristo está en el corazón. Entonces, si yo quiero poseer una verdad más grande que la mía es que estoy negando a mi propio Dios interior, que es total, que es absoluto.
Leonor. — Yo quería que explicaras en una expresión, digamos, más a nivel de todas las comprensiones, el aspecto luz y sombra, el bien y el mal, que son términos solamente humanos para dar a entender grandes verdades, ¿no es así? Pero, entonces, el inicio en el ser humano de esos aspectos del bien y del mal, ¿no es el aspecto fraternidad y egoísmo?, ¿esos dos conceptos pueden dar la misma solución? [Igual, igual] Ahora bien, ¿el aspecto luz y sombra? ¿Por qué existe la sombra?, porque hay luz, ¿no?, ¿cómo sabríamos que hay luz si no hubiera la sombra?
Vicente. — No se vería nunca, sin el contraste, si estando dentro de la ley de polaridad una cosa tiene que comprenderse a través de la otra, pero si nos damos cuenta de que cuando hablamos de sombra hablamos de algo que está, digamos, en la raíz de la tradición. Es cuando hablamos del mal (que) hablamos del bien. Son meros conceptos intelectuales el mal y el bien, lo que aquí en Occidente nos parece mal en Oriente puede parecer bien, o viceversa. Es cuestión de enfoque, de punto de vista; y la persona que se sitúe, por ejemplo, en Marte contemplando el Universo lo verá muy distinto a como lo vemos nosotros desde la Tierra, y lo mismo pasará cuando estamos contemplando, por ejemplo, el Universo desde un punto alejado en la Galaxia. Cambia la perspectiva, la perspectiva es intelecto siempre, y es por la perspectiva que lucha el ser humano, por si esto es bueno o si esto el malo. Cada cual tiene un concepto sobre el bien o sobre el mal, pero yo les hablo de algo que está más allá del bien y del mal, les hablo de la verdad. La verdad está más allá del bien y del mal, por encima del bien y del mal, por encima de los opuestos está el filo de la navaja de la realidad, de la verdad, del eterno equilibrio. El momento en que científicamente se pueda equilibrar el bien y el mal, nos daremos cuenta de que no existe bien ni existe mal. Son conceptos intelectuales, dense cuenta por favor, y no estamos teorizando, estamos tratando de descubrir algo que está más allá de los conceptos regidos por la palabra y por el entendimiento humano. Todo cuanto estamos viviendo puede ser medido en satisfacción o en insatisfacción, si una cosa nos satisface decimos que es buena, si no nos satisface decimos que es mala, pero, ¿es verdad esto? Las cosas deben ser buenas, en todo caso, por el grado elevado de esencia, de verdad que podamos descubrir en ella. Y el mal es lo mismo, y cuando hablamos de sombra en oposición a la luz, ¡cuidado!, que dentro de las sombras existe también la luz; cuando ustedes están en una habitación oscura durante mucho tiempo se darán cuenta que perciben exactamente todo, ¿por qué?, porque hay luz en la sombra, y es esta luz que exige ser liberada en todos y en cada uno de los estratos de nuestro ser, y cuando todo esto sea realizado, cuando alfa y omega han llegado a su cumplimiento, cuando el principio y el fin están creando un círculo que se manifiesta como equilibrio, entonces descubrimos que todo es lo mismo, que no existe ni principio ni fin, que existe solamente un reconocimiento o un no reconocimiento de la Verdad prescindiendo del bien y del mal que siempre son cosas de los sentidos y del entendimiento intelectual.
Interlocutora. — El otro día, en casa de una amiga nuestra, se decía que Cristo nunca habló de reencarnación. ¿Podría decir algo sobre eso?
Vicente. — No, no. ¿Y para qué tendría que decirlo? La Verdad está más allá de estas cosas. ¿Qué es la reencarnación? Cuando aquí estamos sufriendo y nuestra mente y nuestro corazón angustiados no acaban de ver un camino claro, y no existe tiempo material para recorrer el camino que nos falta por transitar hallamos la solución en la próxima encarnación y dejamos de luchar, es la evasión de las personas timoratas. La Verdad es la vida, está más allá de la muerte y la reencarnación está hablando de la muerte. Ahora bien, no es que esto niegue la reencarnación, estoy jugando con las palabras, tratando de demostrar que lo que interesa es descubrir la verdad, porque la verdad está en todas las cosas, y si la reencarnación es una verdad tendrá que revelarse progresivamente en nuestro corazón. Estamos tratando siempre de intelectualizar y, por lo tanto, constantemente estamos escurriendo el bulto, como vulgarmente se dice. Para mí existe solamente una mirada de frente, audaz, serena, que al propio tiempo trata de descubrir todos cuántos mensajes lleva encerrado el momento en que estamos viviendo. ¿Acaso no es esto un mensaje esto que estamos viviendo ahora?
Interlocutor. — El hermano ha manifestado que por la meditación se pierde peso. Ahora bien, al perder peso esto significa que el peso lo adquirimos por el pensamiento en la visión de las cosas que hemos hablado. Bien, como ha manifestado también el hermano que, por ejemplo, por las técnicas no se puede conseguir tampoco, digamos, ese punto de desengancharnos del peso, de volver a alcanzar ese punto donde se encuentra la verdad, ahora bien, para poder conseguir ese punto debemos de estar –según usted manifiesta– dentro de nosotros mismos, siempre, o sea, para no despistarnos, para no perder el punto inicial de comunicación con el Universo. ¿De qué manera puede uno estar dentro de sí mismo?
Vicente. — Usted está tratando de que le dé una disciplina, lo que no voy a hacer, porque sería negar todo cuanto he estado diciendo hasta aquí. Yo digo una cosa y de paso le responderé: si usted está interesado en descubrir la Verdad la intensidad de este descubrimiento que hoy se está realizando en su corazón es suficiente, usted no precisa de ninguna otra técnica, cuando usted está escuchando atentamente una melodía que le gusta extraordinariamente usted no debe esforzarse, pues bien, cuando usted esté tratando de descubrir la verdad con la misma unción y recogimiento místico y con la perfecta atención con la que está escuchando su melodía favorita se dará cuenta de que la técnica es inútil, y que todo concepto de verdad disciplinaria que existe desdichadamente en nuestros días es solamente un intento de coartar el espíritu de verdad que está en todas las cosas y noblemente en el ser humano. Seremos conscientes, al propio tiempo, de que la única forma de alcanzar la Verdad es liberando a la mente de toda disciplina, pero, al propio tiempo, depositando el énfasis únicamente en la atención, una palabra aparentemente sin sentido para algunos, pero me pregunto, ¿cuántas veces durante el día estamos atentos? ¿Cuántas y cuántas cosas pasan ante nuestra visión mental o dentro del campo perceptivo de los sentidos sin que les prestemos atención, dicho de otra manera, prestamos atención únicamente a aquello que nos gusta, como si –ya estamos con aquello del conflicto entre el bien y el mal– aquello que no nos gusta no fuese también un mensaje de la Verdad. Entonces, la verdad brota espontáneamente, como la fuentecita de los bosques, espontáneamente, cuando la persona está interesada realmente en descubrir la verdad, no está ya dispuesto a aceptar más normas ni disciplinas, no está ya dispuesta a seguir la opinión de otras personas, cuando se libera de la tradición y del concepto místico tradicional, cuando empieza realmente a ser entonces se realiza el misterio y el milagro: la Ascensión. Pierde peso porque la atención hace que uno se olvide de sí mismo, siendo el recuerdo de sí mismo el egoísmo y el olvido de sí mismo en la acción el altruismo, como decía la señora.
Interlocutor. — Así en resumen, por ejemplo, estar atento al toque de la conciencia y obedecer en ella es donde se puede encontrar la base fundamental de este contacto divino que todos necesitamos.
Vicente. — Usted experimente, porque usted está diciendo... ¿es esto?, y yo no se lo voy a decir. [Gracias]
Interlocutora. — Qué preciosidad es cuando se encuentran verdades en nuestro interior, entonces es cuando el ser empieza a ser universalista porque comprende que todo es verdad en el Todo y, entonces, es cuando comprende, o sea, sabe respetar la verdad de todos, porque como tú has encontrado en ti la verdad que te regocija pues, claro, comprendes que todo está en el Todo. Cuando descubres esta verdad yo encuentro una grandeza infinita, y con respecto a la atención, si verdaderamente estuviéramos atentos como tú dices, toda la vida es un símbolo que nos habla, todos los aspectos nos hablan de la manifestación, o sea, podríamos decir de Dios, o del reflejo de Dios.
Vicente. — Exacto. Si Dios está en todo, está también en los acontecimientos sociales. En consecuencia, una persona debe estar atenta a todo cuanto ocurre, estado que técnicamente podríamos decir informar de todo cuanto ocurre, porque eso es atención; la atención no es que ahora estemos aquí en esta pequeña sala y sea fácil el aprender la atención. La atención es total, porque trasciende el límite de lo individual, de lo familiar y de lo pequeño social que nos rodea, para trasplantarse o trascender al ambiente cósmico, y esto naturalmente lo han olvidado los inveterados creadores de disciplinas; y más, cuando a una disciplina se le asigna una cantidad todavía es más grave el error, el karma podríamos decir, porque no puede haber componenda entre el hombre y Dios, siendo que el hombre es Dios en esencia, limitado solamente por la substancia de sus cuerpos expresivos. Si introducimos a través de la aspiración superior, manifestada en forma de atención, un contenido cada vez más sutil a nuestros vehículos, éstos perderán peso, la mente no se sentirá ligada al intelecto aunque podrá utilizar el intelecto simplemente para expresar verdades, tampoco se sentirá ligado al corazón porque las emociones violentas no tendrán cabida en él, debido a que cada vez parcelas más prodigiosas de sentimiento creador están introduciéndose en el corazón y están haciendo que reconozca la verdad en cada cosa y en cada situación. Y cuando se ve reflejada la verdad desde el corazón en la verdad de todos los corazones, entonces, somos fraternales, no antes. Ya estamos cansados de emplear términos como Dios, fraternidad, verdad, suntuosidad máxima, aspiración de una manera simplemente emotiva o intelectual. Hay que prestarle todo el alcance del movimiento mental a la búsqueda de la verdad y el corazón debe asentir, debe estar dispuesto a darlo todo. Es la única manera en que el hombre se hace fraternal.
Interlocutora. — Entonces, permíteme un momento, el ser debe de ser un continuo revolucionario al no querer ligarse a las tradiciones ni a las emociones y cosas así, es decir, un continuo revolucionario.
Vicente. — Es un revolucionario en todos los órdenes, pero, ¡cuidado!, hay que decirlo todo. Cuando hablo de revolución, enseguida (se piensa) en los partidos políticos en lucha, y la verdad es una revolución incesante. Dense cuenta de una verdad, está convirtiendo en luz cada uno de los átomos de sustancia que constituyen nuestros vehículos expresivos, que cuando hablamos de transfiguración diremos, “esto es de la Iglesia Católica”, pero, es que la Iglesia Católica está diciendo verdades que no sabe explicar o no quiere explicarlas, pero la transfiguración es incesante cuando estamos muy atentos. Estamos transfigurándonos, porque no estamos aferrados a la tradición ni al dogma ni al prejuicio: estamos viviendo. ¿Hay algo más noble que el vivir? Esto es lo que hace vivir. Si vivimos intensamente no hay intelecto, no hay emoción que nos paralice, existe en todo caso una apertura de conciencia tan formidable que nos hace presentir la vida divina en nuestro corazón, y un sentimiento tan integrador dentro del corazón que hace que realmente podamos escuchar la música de las esferas.
Interlocutor. — Ha dicho usted una frase que parece muy densa, muy llena de contenido [¿No será por lo pesada? –risas] si tuviera la amabilidad de desglosarla un poco: La serpiente ya no está enroscada en el árbol sino que se muerde la cola. ¿Cuál es el sentido de esta frase?
Vicente. — Pues bien, es una forma alegórica o simbólica de describir cuando el principio y el fin se han unido, es decir, que el Universo tiene un principio y un fin, como se nos dice, pero hay algo que no tiene principio ni fin que es la Vida. Cuando la Vida preside el proceso en forma consciente la serpiente que estaba enroscada en el árbol y producía el conocimiento del bien y del mal se va enroscando de una manera especial, va adoptando la forma circular del Universo y entonces la Verdad está dentro de aquello que aparentemente antes era negación, el aspecto contrario. ¿Cómo puede definir el nacimiento y la muerte desde el punto de vista de la serpiente que se muerde la cola? La cola es el fin y, digamos, la cabeza el principio; cuando la cola y la cabeza están juntas, entonces la vida ha triunfado. No hay desequilibrio en el ser, y es una imagen pictórica, dense cuenta, porque si hablamos de algo que pertenece a una dimensión superior a la tridimensional de nuestro cerebro forzosamente nos encontraremos con estas particularidades expresivas, llegaremos a coger las cosas, intelectualmente hablando, en forma más parecida a lo que queremos representar, pero dense cuenta también que la imagen del Universo siempre es la serpiente mordiéndose la cola, la consumación. Ya ha dejado de estar buscando la sabiduría. La sabiduría, el conocimiento y la integridad son la misma cosa: es Dios.
Interlocutora. — Es que la vida del hombre es una serpiente. [¿Y?] Vamos a ver, aquí nace, da la vuelta y muere, es la nada.
Vicente. — ¿Y qué hace la serpiente, a ver si me lo sabe decir?
Interlocutora. — Bueno... [rápidamente, como decía Sócrates] se muerde la cola... [¿Y qué más hace]
Vicente. — Yo se lo voy a decir, está perdiendo constantemente la piel. [Es verdad] Ahí está el secreto de la serpiente, que constantemente está reproduciéndose, está dejando siempre la tradición, por eso la serpiente es el símbolo de la sabiduría, porque constantemente está dejando la piel entre la maleza, siempre renace, como el Ave Fénix, de las propias cenizas. [Gracias] A ti.
Interlocutor. — En este constante morderse la cola de la serpiente, ¿involucraría esto el desaparecer del tiempo?
Vicente. — No, no, es que cuando la serpiente se muerde la cola desaparece todo, se entra, digamos, en el Pralaya, no sé si has oído hablar del Pralaya. Cuando existe un eterno equilibrio, cuando el Universo que está en substancia se convierte en esencia todo desaparece, el símbolo es la serpiente mordiéndose la cola, pero también desaparece con el tiempo y, entonces, ¿qué queda? Queda solamente algo que está en el secreto de los éteres que pueblan el Universo, y es la memoria de todo lo que hemos vivido, de todo lo experimentado, para volver a desenroscarse la serpiente para crear otro universo; ya no se muerde la cola y entonces se repite otra vez el mito del bien y del mal representado por Eva tentando a Adán y el árbol que es la columna vertebral y el paraíso terrenal que tiene que abandonarse porque el peso del karma obliga a descender, y entonces (se produce) el pecado original y finalmente el retorno al paraíso. Siempre es como una rueda, una espiral, hasta que llega el momento en que deja de girar porque la serpiente se muerde la cola y ya no hay principio ni fin; el principio y el fin están equilibrados, todo es luz, cuando existe ahí en este momento en la luz que vemos en que el principio positivo y negativo están perfectamente equilibrados, Krishna y Arjuna son la misma cosa, Adán y Eva son la misma cosa y todos los seres humanos se han convertido en andróginos. Gracias a Dios, para siempre jamás el sexo ya no tiene importancia.
Interlocutora. — En cambio, tengo entendido los devas no están dentro de la onda del bien y del mal.
Vicente. — Ah, esto es ya (tema) para una conferencia especial. [Risas] Hablar de los ángeles aquí y ahora... pero es verdad porque un ángel –un día hablaremos sobre los ángeles si les interesa [Sí] porque podría ser un tema muy sugestivo y debe entrar cada vez más en el amplio margen de lo científico– pues un ángel, naturalmente, no tiene peso, es andrógino. Y, naturalmente, se nos habla de los intermediarios y de todas estas cosas que se nos dicen en forma, digamos, mística, pero quizás en la vida de los ángeles hallaríamos el secreto de la electricidad, y la ciencia. ¿Cuándo se decidirá la ciencia penetrar en el mundo de los ángeles o de las fuerzas elementales de la naturaleza? Eso podremos hacerlo en otra sesión, en otra conversación si les interesan los ángeles. Pero, como siempre, lo analizaremos en forma de energía y en forma de fuerza; los ángeles no son más que la forma que adopta la energía cuando debe convertirse en substancia, y esto no lo hace el hombre. El hombre solamente pone su alma, y el proceso de llegar hasta allí arriba es de él, pero quien suministra la substancia por compresión de los éteres del espacio son los ángeles, o esas entidades que llamamos ángeles.
Interlocutora. — ¿Qué entiende usted por la palabra corazón [¿Corazón?] cuando habla de la mente y corazón?
Vicente. — Sentimiento creador. La persona cuando siente algo hace así y cuando deja de pensar hace así, por algo será digo yo. Ahora bien, el corazón es el cuarto centro que evoluciona en nuestro sistema biológico, siendo el cuarto centro igual que el 4o Rayo, igual que la 4a Ronda, igual que el 4o Planeta, igual que el 4o Sistema Solar, todo está como un equilibrio, y el 4o Reino de la Naturaleza, que es el ser humano. El cuarto, siempre indica el centro de todas las cosas, y estamos refiriéndonos a nuestro Universo de 2o Rayo, que utiliza el corazón como fórmula mágica de creación. De ahí que cuando se dice que la verdad está en el corazón y no en la mente es precisamente porque nuestro Universo es de 2o Rayo y utiliza el corazón para manifestarse, y cuando nace la criatura primero nace el corazón y, entonces, la sístole y diástole, la fuerza centrípeta y la fuerza centrífuga, la ley de gravedad y la ley de polarización están explicadas por el corazón, no por la mente. La Vida está en el corazón, la mente está en la conciencia, pero esto ya nos haría extendernos.
Interlocutor. — ¿Qué función tienen la mente y la memoria?, porque usted acaba de decir que cuando hay ese periodo de disolución, de creación, de Pralaya, que la memoria todavía no es..., entonces por la mente sabemos, positivamente no porque tiene un peso específico, la memoria entonces, ¿no tiene nada?
Vicente. — Sí, tiene la conciencia propia.
Interlocutor. — Entonces, si hay ese periodo de disolución, ¿todo debe desaparecer?
Vicente. — No, desaparecen solamente los sentidos de observación del observador aunque esté en un plano superior, pero la memoria no desaparece nunca. En ese caso vemos la memoria cuando estamos reproduciendo un hecho y, sin embargo, existe en el ser. La facultad que tiene el ser de memorizar es porque dentro de su propio ser está la conciencia que solamente se limita a archivar memorias, y cuando se trata del Señor del Universo lo llamamos la Memoria Cósmica o el Gran Akasha. Y cuando el investigador después de haber sido disuelto el Universo quiere progresar hacia aquel Universo – suponiendo que el investigador tenga la categoría para poder analizar un Gran Pralaya– se dará cuenta de que puede objetivar las memorias que están en el Pralaya; están en gestación, en suspensión, para crear el cuerpo material de Arjuna, para manifestarse a través de los éteres en forma de un universo, o a través de un cuerpo humano para crear el drama de la acción kármica. Pero todo es lo mismo, y con el tiempo nos daremos cuenta de que la memoria es una entidad psicológica que está dentro de nosotros, y que cada uno de los cuerpos que componen nuestra estructura psíquica y biológica tiene una conciencia particularizada como la tiene el cuerpo físico que sin que me dé cuenta está haciendo esto o lo otro. Dense cuenta, yo no me preocupo de nada, el cuerpo sabe lo que debe hacer, porque yo estoy representando un drama y él es un actor del drama que intento representar. Así, cuando usted tiene frío o el cuerpo tiene frío no se preocupa del frío, si está durmiendo el cuerpo se tapará, si tiene picor se rascará sin pedirle permiso a usted, pues de la misma manera que el cuerpo físico tiene una conciencia, la memoria tiene también su propia conciencia, la que hace que esté unida la conciencia formando aquellos tres niveles conocidos de subconciencia, conciencia y supraconciencia. Es la entidad triple con un centro luminoso que es el Yo individual, Arjuna, que trata de progresar hacia Krishna. No sé si me he explicado, pero es una cosa que necesita una gran observación, una gran percepción y una profunda atención. Estamos interesados en descubrir –y no quiero cansarles más– la verdad, una verdad que no podemos definir porque nuestra mente no está capacitada para medir verdades sino para analizar conceptos que están relacionados con verdades. Si seguimos el concepto estructural de una verdad estamos siguiendo una tradición, y la tradición por sus propias características nos exigirá una técnica o un sistema de acción, pero si tenemos el deseo potentísimo de la Verdad, esta verdad será suficiente para alumbrar el camino de nuestra vida y hacer que sea libre para siempre nuestro destino.
Interlocutora. — Hablando de la conciencia, yo creo que la conciencia no se puede perder porque entonces no serviría de nada haber vivido, y creo que la conciencia es lo único que puede unir la conciencia individual con lo cósmico, es cuando esta unión llega –la conciencia individual con lo cósmico– cuando se produce la santidad con sabiduría. ¿No?
Vicente. — Claro, yo no he dicho que se perdiese la conciencia. Lo que contrariamente muchas técnicas que tratan que la pequeña chispa se convierta en una llama, yo digo que lo que hay que hacer es que la llama se introduzca dentro de la chispa, lo cual no es lo mismo que la aniquilación, el peligro, la aniquilación. Solamente hay aniquilación de la parte intelectual, en el aspecto espiritual no existe la aniquilación, existe el Ser que se une con su propia esencia. Es simplemente esto, sin perder la propia conciencia, porque esta pérdida de conciencia significaría realmente una liberación del sentido de la vida, ya no existiría vida, pero, la conciencia estructurada, dentro de la conciencia tal como está estructurado el Universo, examinen, por ejemplo, una galaxia, es un sistema de sistemas solares y de constelaciones en donde un universo mayor engloba a otro menor, y este menor, a su vez, engloba a otro más pequeño. Entonces, todo está dentro de todo, la conciencia individual nunca se pierde. De ahí la importancia que le asigno al término individual, porque solamente la persona que piensa en términos de individualidad será capaz de liberarse o descubrir la verdad. Si no es así, jamás lo logrará.
Interlocutora. — Solamente quería preguntar, me parece que has dicho que Akasha es memoria cósmica [Sí] Ah, mira, no lo sabía en este aspecto, me ha gustado.
Vicente. — Es uno de los aspectos. Es que se manifiesta a través... Arjuna es la memoria que recoge del Akasha junto a la energía que capacita para la acción, y entonces habría que hablar ahora también de la participación angélica en todo ese proceso, pero claro esto nos llevaría mucho tiempo.
Ya para terminar unos minutos de silencio, como siempre, para que todo quede grabado en nuestra subconciencia, en la memoria. Muchas gracias.
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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
Barcelona
10 de diciembre de 1977
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
26 mayo de 2008
Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
28 agosto 2008
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