CONFERENCIA
 

VICENTE BELTRAN ANGLADA
 


 
 

Agni Yoga 

 El Discípulo y las Formas Mentales del Pasado.

Barcelona, 27 de Octubre  de 1.983

 

"LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZON".

-VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49
 


Agni Yoga 

 El Discípulo y las Formas Mentales del Pasado. 

 

¿Hay alguna cuestión?

 

Pregunta - Yo quería preguntar, que normalmente, durante muchos años funcionamos con los esquemas mentales que nos vamos formando y alimentando con frustraciones, con heridas que creemos que nos han hecho, con sentimientos. Entonces, llega un momento que crecemos, aunque llegues a los cuarenta años, a veces creces, y te das cuenta que aquellos esquemas ya son como seres que han tomado su forma y su fuerza. Entonces, cuando sabes que estas entidades te pueden perjudicar, ¿cómo puedes contrarrestar, lo que ha veces, durante mucho tiempo, hemos considerado como parte nuestra?

Vicente - Bueno, es que todas las formas mentales han sido creadas por nosotros a través del tiempo, se han convertido en hábitos, en costumbres de pensamiento, o en costumbres emocionales. Entonces, no es luchando, me parece —es una opinión muy propia— no es luchando directamente contra esas fuerzas que hemos creado, sino haciéndonos inocuos a ellas. Es decir, no se trata de ir al revés, al contrario, como aconsejan ciertas escuelas de pensamiento, sino adoptar una actitud de conciencia que rechace por su propia naturaleza todas esas formas que hemos creado. Estas formas que hemos creado, están tan dentro de nuestra aura magnética, que difícilmente nos damos cuenta de la importancia que tienen cuando condicionan nuestra conducta. No somos conscientes de lo condicionados que estamos por estas formas de pensamiento que hemos creado. Entonces, cualquier forma de pensamiento que se ha convertido en un hábito, en una costumbre o en un vicio —porque ahí está— corresponde entonces a la actividad de una entidad dévica, de la cuál tenemos que guardarnos debido a su propia naturaleza y debido al tremendo poder que manejan los ángeles, los devas, teniendo en cuenta que existen devas de naturaleza inferior y devas de naturaleza superior.  Entonces, ser inocuo, implica un trabajo de conciencia, un darse cuenta exactamente de todo cuanto está ocurriendo dentro y fuera de nosotros. Es decir, que si tuvieseis en cuenta lo que estamos diciendo constantemente, veríamos, como el darse cuenta, al observar muy atentamente una cuestión o un pensamiento o un vicio o una virtud, o lo que sea, nos damos cuenta de su causa, de su procedencia, de como ha sido motivada, de como ha sido estructurada dentro de la conciencia, constituyendo un freno para ciertas condiciones, o ciertas cualidades que tenemos inexorablemente que desarrollar los seres humanos. Se trata de un problema que afecta a todos, no será una entidad determinada, sino que la humanidad entera —excepto los Grandes Iniciados— están sujetos a la presión de estas fuerzas, o de estas energías condicionantes que nosotros hemos invocado, y que al adoptar una forma determinada en el éter, por imposición, o por introducción dentro de esta forma de una entidad dévica se convierte en los hábitos y en las costumbres. Y hay que decir también, que hay buenos hábitos y hay buenas costumbres, que no todo es malo en viña del Señor, hay cosas buenas en el individuo, afortunadamente. Que si pesásemos ambos extremos, la actividad de lo negativo y de lo positivo, si lo pusiésemos en una balanza, veríamos que habitualmente es la parte negativa la que tiene más preponderancia, y por esto tenemos tantos problemas de adaptación a esta corriente de vida iluminadora, o liberadora que constituye la vida del discipulado. Se debe tener en cuenta esta cuestión, porque no es un pequeño pensamiento que nos conturba o un vicio determinado, sino que es una complejidad de vicios y defectos, y de buenas costumbres también, que están anidando dentro de nuestro ser y que no nos permiten ver las cosas claras, de ver la realidad tal cual es.

 

Por ejemplo, las formas de pensamiento de aquellos lugares en donde el vicio es la prerrogativa principal, vista esta forma o estas formas desde el ángulo de  la clarividencia mental son horrorosas. Constituyen ya de por sí un freno a la actitud del pensador si tiene clarividencia, pero las personas que están siendo condicionadas por estas formas no se dan cuenta. Están allí por  un ciclo de fuerza vibratoria, se sienten atraídas hacia aquellos lugares por vibración. ¿Por qué estáis aquí, por ejemplo, si os preguntáis esto, muy honrada y honestamente? Os daréis cuenta que venís por algo que os escapa a veces por vuestra propia voluntad. Es la vibración sintónica del grupo. Naturalmente que hay una participación del Yo en la venida aquí, pero vamos a buscar la causa principal y ver si realmente se ha convertido la costumbre de venir aquí en un ángel que os induce a venir aquí y, que el Yo está observando este proceso y, se siente identificado con este proceso y con el ángel que está dirigiendo desde el trasfondo de la conciencia este acontecimiento o este hecho que estamos corroborando. Pues bien, la vida siempre se divide en dos aspectos: el positivo y el negativo. Si pudiésemos hacer lo que hace la electricidad, que une armoniosamente el polo positivo con el polo negativo y la consecuencia es la luz, entonces no habría problema. Lo que ocurre, habitualmente, generalmente, es que existe una descompensación entre el polo positivo y el polo negativo, entre las buenas y las malas costumbres, o entre los vicios y las virtudes, y entonces, naturalmente, ese desequilibrio causa esta sensación de soledad del Yo. El Yo se siente solo cuando hay desequilibrio, en tanto cuando hay equilibrio se siente la persona acompañada, se siente dentro de un conjunto de seres que piensan de la misma manera que sienten de idéntica forma, hay una participación activa, colectiva y consciente dentro de este grupo al cual se pertenece.

 

Yo aconsejaría a todas las personas que estuviesen muy atentas, y parecerá que soy reiterativo, que escapo de cuestiones, pero es que realmente la cuestión principal es que no estamos atentos. Una fracción de nuestro Yo está atenta, pero al igual que ocurre con el iceberg, que solamente muestra un pequeño motivo de la gran masa que existe debajo del agua, esta parte pequeña queda siempre condicionada por la parte oculta, de ahí que lo que ocurre con la moderna psicología, que se trata ahora de hacer que la parte sumergida de la conciencia —lo que llamamos subconsciencia— donde anidan las buenas y malas costumbres, los recuerdos, aflore a la superficie cada vez con más intensidad; ¿cómo?, observando lo que hay debajo de las aguas. No sé si habéis probado alguna vez de intra visualizaros, de pensar en vosotros mismos, pero aparte de vosotros mismos, lo cual parece y es efectivamente, una paradoja. Verse dentro, pero observando desde fuera, para no contaminar la observación y entonces asistiríais al misterioso proceso de surgimiento de energías internas que están esperando vuestra atención para surgir, porque estar atentos a estas energías implica lo que decía la semana pasada, romper la costra de todos los prejuicios existentes, de todos los hábitos y virtudes que constituyen el caparazón dentro del cual estamos presos. Nuestra jaula es lo que hemos creado a través del tiempo, no se ha formado al azar, no es la obra de los ángeles         —aunque los ángeles intervienen sino que básicamente es la conciencia del hombre que torna su orientación o reorienta su visión o su atención hacia lugares definidos, en lugar de abarcar la totalidad del proceso, lo cual significa, —lo que decíamos la semana pasada— que la meditación, en cierta manera, es una escapatoria de la realidad, a menos que se adopte la meditación como la regla de oro de la vida, pues decir que estar atentos a todo cuanto ocurre dentro y fuera de nosotros, lo cual es un entreno de la conciencia. No se piden disciplinas, no se piden ejercicios. Esto es el mejor de los ejercicios, estar atentos simplemente. La atención, por otra parte, robustece la actividad de la conciencia, robustece la voluntad, la desarrolla, permite que surja el aspecto volitivo de la conciencia. Cuando estamos distraídos surge, inexorablemente, la subconsciencia.  El cúmulo de recuerdos están dentro de nosotros desde el principio de los tiempos, o sea, desde el principio de la autoconciencia, cuando el hombre empezó a generar ya, materia mental, o substancia mental, o manipular materia mental y a crear su propia karma. Es decir, que si ahora lo que estamos diciendo acerca de los pensamientos, acerca de las costumbres, acerca de los vicios, acerca de las virtudes le asignamos un nombre esotérico, diremos: “Es el Karma”. ¿Qué es el karma? El karma, tanto si se le examina desde un ángulo muy esotérico o desde el ángulo filosófico, siempre se le representa como el destino que el hombre ha creado. Habida cuenta que la divinidad está en nosotros, aquella parcela de la divinidad en nosotros que ha creado su propio campo de expresión, que se ha convertido en el Arjuna de la conciencia y cuya misión es romper sus creaciones y encontrar a Krishna. Es el símil del Yo inferior buscando al Yo superior, es el símbolo de la fracción del Yo inmanente buscando al Yo trascendente.

 

Naturalmente, cuando nos damos cuenta de que lo que nos condiciona somos nosotros, ya tenemos ganada la primera parte de la batalla. La batalla es la fase de la primera etapa, que es darse cuenta. Darse cuenta que somos los creadores, que somos el campo de las creaciones, que somos el pensador que crea todas esas creaciones mentales, que somos también la propia inducción del pensamiento, que somos el que está observando desde arriba como se está desarrollando todo este proceso en el cerebro físico y, toda esa serie de reconocimientos trae como consecuencia una nueva visión, una nueva orientación y, al propio tiempo un nuevo estímulo para el vivir, porque en la fruición, en la dicha, en el placer del darse cuenta, existe una culminación de la conciencia, y en esta culminación desaparece el vicio, la virtud o lo que sea, el Yo queda solo, íntegro, dentro de su propia realidad, observándolo todo, sin necesidad de observarse a sí mismo, se ha convertido en un conocedor, porque observarse a sí mismo es limitarse, entonces observa la obra de la naturaleza, la obra de la Divinidad, es cuando se pierde, y entonces —es lo que antes decía—  se hace inocuo a las energías inferiores, solamente puede captar energías superiores y estas energías se complementan con el propósito de la propia Divinidad, constituyen una unidad y entonces, ya podemos hablar de la Liberación, que es la culminación del discipulado, que es la culminación de una serie de Iniciaciones que llevan a este punto del Adeptado.

 

No sé si te he contestado, porque es muy sutil, tal sutil que es difícil de ser comprendido, la propia simplicidad es el escollo más grande, habida cuenta que nuestra conciencia se alimenta de complejidades. Es decir, que no podemos concebir una cosa en sí, jamás. Lo que concebimos son las cualidades de aquella cosa que observamos, pero no la cosa en sí. Naturalmente, como que nosotros estamos dentro de esta acumulación de actividades que traen como consecuencia la realización de una cualidad, nos encontramos que aquello que estamos tratando de extirpar y la propia cualidad hacen causa común y tenemos una doble complejidad en la conciencia. Naturalmente, que si empezamos a hablar de una manera muy, muy esotérica, tendremos que decir que el pensamiento negativo es la más alta forma de pensar, y ¿qué hay que entender por pensamiento negativo?, cuando la mente niega los pensamientos, ¿qué es lo que queda? Queda el pensador. El pensador aparte del pensamiento y el senciente aparte del sentimiento. Es decir, la sensación considerada desde el punto de vista de aquel que observa se convierte en algo aparte, no se siente afectado por el cuerpo físico, ni por el cuerpo emocional y sus fluctuaciones, ni se siente afectado tampoco por los pensamientos que van y vienen por la mente.

 

Comentario de Leonor - A mí, me parece excelente. Lo que pasa es que lo que es más difícil es el principio, lo más sencillo es lo más difícil, empezar a darse cuenta del por qué actúo, qué es lo que me mueve, y por ejemplo, cuando ya estoy segura de qué es lo que mueve, ¿podré pasar sin hacer aquello? ¿Es verdaderamente que necesito esto o no lo necesito? y si lo necesito ¿para qué? ¿Es que si cambio de actitud o de situación tendré las mismas amistades, me querrán igual, me interesa tanto que me quieran o no? Estos principios en psicología son los más difíciles, luego, las cosas más trascendentes son más fáciles, aunque no lo parezca así, pero las primeras sí, nuestra vida de relación con los demás, lo que sabemos de la manera que sabemos, que nos aprecien o como, digamos, cuando comentan sobre nosotros lo que piensan de nosotros. En este caso ¿queremos o no queremos que cambien este modo de pensar? Si cambiamos de actitud, quizás cambiarán, entonces ¿esto nos interesa, nos importa? y aquí, en este principio de cosas sencillas, de la misma manera como la posición económica, por ejemplo, si nos conocen una brillante posición ¿nos duele que tengan que conocernos bajo otra posición, que quizás estarías más tranquilo sin ostentar tanto? Entonces, ¿nos interesa tanto que las otras personas nos quieran de una determinada manera o tenemos que tener una personalidad tan acusada, pero a la vez flexible, que digamos: “Nosotros continuaremos igual y ellos que se muestren tal como son”? ¿Tenemos esta fuerza? Creo que en esta fuerza está el principio de poder elevarse después, porque es una lucha tremenda, cuando llevamos un atavismo de siglos, podíamos decir, y nuestra personalidad está acostumbrada a que nos admiren, a que nos quieran o a que sabemos que piensan de una determinada manera y si tenemos que cambiar nos duele. Entonces, la personalidad no está todavía equilibrada y creo que lo más difícil es empezar por esto, como decía aquello de “Conócete a ti mismo”, es así. Conocerse a sí mismo también es estudiar nuestra vida de relación y en este caso pensar si tanto nos importa de que determinados seres o determinadas personas piensen de nosotros o tengan una relación con nosotros, debido a que nosotros somos de una determinada manera. Entonces, tenemos que pensar llegar a  ser de una manera, que seamos como seamos, y ellos que hagan lo que quieran y entonces podremos pasar sin ellos, si ellos quieren y que no nos sentamos afectados. Entonces llegará la personalidad a estar integrada, entonces de aquí se puede pensar que aquí viene otra clase de lucha y en todos los niveles la hay, pero yo creo que la primera, que la que hay que vencer es la que está así, así casi pegada a nosotros y por eso no la vemos. No digo nada de importancia ¿verdad?, pero luego lo sé, sé que lo más próximo a nosotros, tener que estudiarlo, ver la relación que hay entre aquello y nosotros y ver si podemos pasar si aquella cambiaba y en fin, ver también los resultados, nuestros ideales, en fin, todo, todo, todo tiene que tener una relación, pero la lucha que llevamos porque tenemos hechos unos condicionamientos, es como todos sabemos, unos condicionamientos de que nos conocen de una determinada manera, repito, y a nosotros aquello nos afectará si nos tiene que conocer de otra. Aquí está la primera lucha, la más sencilla, la que está más próxima, si podemos vencer todo esto y tener una personalidad equilibrada, todo lo demás va más deprisa. Es como en otra clase de estudios, que decimos: la 1ª Iniciación es la que cuesta, las demás vienen solas, solas no, pero quiero decir que el aspecto emocional —aquí está todo— el aspecto emocional es donde está la lucha. Pensar siempre en que nos vean así, todo esto nos preocupa mucho, demasiado, y por eso tenemos que empezar por aquí, en lo sencillo, luego ya se elevará la flecha para arriba.

 

Interlocutor - Todo esto que has dicho lo he visto, porque cuando te vienen muchos problemas encima, piensas ¿quién tiene la razón? O sea, si es que realmente tú eres culpable o tienes gran parte de culpa en un problema. Entonces, vas sacando cosas y vas viendo que realmente al final todas llevan la relación de que tú tienes la parte, o sea, que nos es culpa de los demás si no que es ...

 

Leonor ...se intercalan las cosas.

 

Interlocutor Sí.

 

Vicente - Bueno, es que todos aportamos nuestra pequeña parte al gran problema mundial. Naturalmente, en contra, el gran problema mundial también nos afecta, debido a que hemos creado un karma con la actitud, digamos, de nuestra actitud para con el karma mundial. Así que los problemas humanos serían, en cierta manera, muy débiles y poco profundos en su expresión, si nosotros a través de esos pequeños problemas no afectásemos a nuestro medio ambiente, lo cual significa que afectamos al karma local, familiar y mundial, por lo pronto. ¿Y cuando hablamos del karma del Señor del Mundo?,  y lo hacemos como regodearnos, por así decirlo, porque parece que elevamos la sintonía, cuando hablamos del karma del Señor del Mundo debemos tener en cuenta que formamos parte de el karma del Señor del Mundo, que podemos contribuir a acelerar el proceso de extinción del karma o podemos acumular karma sobre el karma del Señor del Mundo. Ahí está la responsabilidad del discípulo. Que todo cuanto estoy diciendo, es ver la manera de que el individuo consciente o el discípulo, se dé cuenta del papel que juega, ya sea en el hogar, ya sea en sus relaciones familiares, sociales o en su profesión, el papel que juega, lo que aporta.  Y naturalmente, y ¿cómo puede hacerse esto si no se tiene una mente muy atenta? Y siempre hay que para ahí. Ya sea al principio de la búsqueda, tal como decía, que es la más importante por lo difícil, porque es cuando hay que atacar la parte más pesada de la costra dentro de la cual estamos viviendo, donde se está debatiendo nuestra conciencia. Pero si se empieza con fe, con confianza y con voluntad y, la voluntad es la parte más preciosa del individuo en la resolución de los grandes problemas mundiales, porque el Amor no ha satisfecha todavía el programa Crístico. Es decir, que no nos amamos y no nos podemos amar todavía, tal como Cristo había aconsejado, porque él partía de la base de la Unidad de la Conciencia. Pero ahora se trata de ir algo más arriba de la unidad de la conciencia de los hombres entre sí, el de la participación dentro de la unidad del propio Logos Planetario, o del propio Sanat Kumara o de los propios Maestros de la Jerarquía. Y aquí es donde empieza el trabajo del discípulo, y para mí lo más fácil sería dar ejercicios y decir: ”Mentalmente hacer esto o lo otro” lo cual sería encadenaros a una disciplina, y para mí esto no es válido para el discípulo en esta nueva era de grandes conquistas técnicas y en las cuales debemos profundizar tanto dentro de nosotros mismos, que en el afán de la búsqueda encontremos al propio Dios a través de la Iniciación. Ahí está el proceso máximo.

 

Es decir, lo que digo, y deberá repetirse constantemente, si estamos atentos estamos meditando, si meditamos buscando la divinidad aparte de cualquier momento del día o de la noche, lo que haremos es limitar la grandeza de la propia Divinidad en la pequeña meditación que estamos realizando, pero si la meditación, la misma a la cual hago referencia, se hace como una continuidad de un proceso establecido desde que nos levantamos por la mañana hasta llegar al final por la tarde y que la conciencia continúe funcionando a través del sueño, entonces podemos decir que estamos realmente meditando, que no hemos establecido un vacío entre una meditación vital y una meditación conceptual, que es la que estamos haciendo, la meditación del concepto, buscamos, nos apartamos de la realidad de las 24 horas diarias, unos minutos o una hora o lo que sea, para dedicarlo a la Divinidad, como si la Divinidad pudiera fraccionarse, ahí, ahí está el misterio del Agni Yoga.

 

Si estamos atentos, si estamos constantemente atentos, estamos siempre con Dios, porque estamos dentro de su propia voluntad, porque Él, si no es a través de nosotros, no puede percibir el mundo material; ¿os habéis dado cuenta de este misterio? En toda su infinita grandeza, Dios no puede percibir, si no es a través de sus sentidos, a través de sus centros etéricos, a través de sus glándulas endocrinas que somos nosotros, en multiplicidad de jerarquías. Por lo tanto, es válido todo cuanto se diga acerca de la atención y naturalmente, no estamos hablando de la atención a un grupo de personas que están entretenidas en otros menesteres que no tiene nada que ver con el esoterismo, sino que soy consciente que hablo —quisiera no equivocarme—a un grupo de discípulos que están tratando de hallar la verdad, que están tratando de reconocer el Dios interno, de unirse con el Dios interno, sea como sea, sin paliativos, sin concesiones y, naturalmente, ahí está el trabajo, porque naturalmente, no podemos estar atentos por la mañana y después todo el día desatentos o distraídos. ¿Qué es lo que se representa siempre con la lucha entre los Señores Lunares y los Señores Solares? Los Señores Lunares, psicológicamente hablando, son los señores de la distracción, los Señores Solares son los Señores de la Atención y entre la atención y la distracción está viviendo el individuo, tratando de ser consciente el individuo. Este proceso hay que analizarlo muy críticamente, sin concesiones y sin indulgencias, porque la actitud del individuo es la representación de un estado de conciencia y, si el estado de conciencia no se representa enteramente a través de esta participación activa en lo que es el concepto vital de la existencia, no avanzará. La conciencia debe estar constantemente despierta y alerta, en su totalidad, en cualquier momento, en cualquier hecho, en cualquier circunstancia y no se puede liberar del karma, ni aún de cualquier ingrato pensamiento, solamente por la meditación superficial o conceptual, porque reaparecerá bajo cualquier otra forma el pensamiento. Se trata de extirpar la raíz del propio pensamiento condicionante de la humanidad, y cuando esté completamente controlado sea nuestro vehículo. Ahora no, ahora es él que nos hace servir de vehículo de sus propias torpes inclinaciones. ¿Os días cuenta? Me refiero a la atención como base de la propia inocuidad de la conciencia. No hay que dejar nada, nos hay que dejar las cosas, hay que adquirir aquel estado de conciencia de que las cosas nos dejen a nosotros. No es lo mismo. Por un lado tenemos que, si queremos eliminar las cosas tendremos que utilizar disciplinas, cada vez más crueles, más profundas, más dolorosas, pero si por otra parte, si en lugar de tratar con el aspecto conceptual queremos entrar en las zonas profundas de la mente, entonces nos daremos cuenta de que estamos viviendo una realidad trascendente que puede cambiar completamente la panorámica de la sociedad que nos rodea, en virtud del aspecto radioactivo —utilizando aquí, digamos, una palabra muy técnica— utilizando la atracción magnética, la radiación, este proceso que nos convierte en los sanadores del ambiente o del concepto ambiental, de lo que nos rodea, sólo simplemente esto.

 

Os podría decir, por ejemplo: “La mejor manera de pensar es dejando de pensar”, y la gente diría: “Es un contrasentido y es una paradoja” y los es ¿verdad? Pero me refiero al pensamiento negativo precisamente, porque dejando de pensar permites la actividad del pensador, ya no a través del pensamiento, sino a través de grupos de arquetipos, de ideas arquetípicas, que no pueden penetrar, debido a la profusión de pensamientos que gobiernan nuestra mente.

 

No sé si comprenderéis lo difícil que resulta presentar la idea del Agni Yoga al mundo, cuya única técnica conocida es el pensamiento intelectual y el pensamiento intelectual ha crecido precisamente a través de una serie infinita de técnicas y de expresiones de pensamiento que son intentos de la Divinidad de ser conscientes a través del mundo mental inferior, pero hay que tener en cuenta que el Logos Planetario está evolucionando en el centro de su consciencia, y que nosotros formamos parte de este centro. En la medida que nos liberemos de los condicionamientos ambientales, una participación de Luz penetrará en un centro definido a través de un Rayo determinado, que es el Rayo dentro del cual estamos operando, el de la Mónada, el del Ego, el de la Mente o de la Personalidad  de la Mente, de la Emoción y el Cuerpo y,  si analizáis esto es sentido dévico y asignáis un grupo o huestes de jerarquías de devas a cada uno de esos centros, os daréis cuenta de la importancia que tiene lo que estamos diciendo aquí, aparentemente sin sentido, porque apunta contra todo lo que hemos establecido dentro de la conciencia, porque elimina la estructura de la mente tal como la hemos concebido y creamos una mente que es un reflejo vivo de la actividad del Pensador Supremo, del propio Dios.  El proceso está ahí, si somos capaces de revertir el proceso, de volver a nosotros mismos, de pasar de la inmanencia a la trascendencia a través de la atención, nos daremos cuenta del valor del término “discípulo” y del Sendero del Discipulado y de lo que implica la propia Iniciación. Hay que tener en cuenta que en el momento de la Iniciación deberemos quedar indefensos entre dos fuerzas, entre la positiva del Maestro que será nuestro Padrino y el polo negativo de otro Maestro, que tendrán que canalizar la fuerza que emana del Cetro del Señor del Mundo, o del Bodhisattva, según las Iniciaciones y que tenemos que permanecer inocuos dentro de aquel radio de acción eléctrico y que no podemos adquirir la Iniciación si somos, digamos, estamos dentro de la condición de algo. Cada Iniciación libera al individuo de un cierto condicionamiento, y ahora, añadid todo cuanto hemos dicho antes con la Iniciación, sea la que sea la Iniciación. Se basa en un triángulo de fuerzas. Pero ¿quién tiene recibir el estímulo? El Iniciado que debe convertirse en algo tan exquisitamente vulnerable a las energías, que debe ser puro, no tiene que tener condición. La mente de un Iniciado de la 3ª Iniciación está completamente vacía de conceptos, y no es que desdeñe los conceptos, sino que sabe unificar los conceptos para expresar ideas arquetípicas, y no hay que subir más arriba ya, porque si vamos a la 4ª Iniciación y empezamos a hablar del plano Búdico con el sentimiento de Unidad, con el sentimiento de lo Eterno, entonces nuestra comprensión no alcanzará a ver su propia dimensionalidad. Me refiero a aquello que podemos concebir porque lo hemos aprendido, la relación mente inferior con la mente superior y el contacto a través de la mente superior con el Angel Solar, y a su debido tiempo, el contacto con la Mónada, es el proceso. Entonces, cada Iniciación, cada estado de conciencia, exige que el hombre sea inocuo a cierto grupo de ideas, de pensamientos o de condicionamientos ambientales, y cuando lo ha logrado, cuando se ha convertido internamente en un Iniciado, es cuando se le da la Iniciación y entonces sabe que puede resistir la fuerza tremenda del Cetro Iniciático, la fuerza del Señor del Mundo, el Único Iniciador en el planeta. Y todo esto, si lo podéis amalgamar armoniosamente, tendréis una idea más clara del Agni Yoga. Veréis que no desdice nada de lo que hemos aprendido esotéricamente, sino que por el contrario es el complemento que nos faltaba para poder atravesar los últimos tramos del puente de Arco Iris del Antakarana, y para dejarnos ir ya dentro de la trascendencia de la propia Divinidad.

 

Pregunta - Bien que has reconocido que la meditación es un acto de servicio, el Tibetano lo dice bien claro, entonces podríase preguntar: ¿Qué tipo de servicio hacemos aquí cuando meditamos? ¿Qué energías canalizamos? ¿A donde se dirigen?

 

Vicente - Naturalmente que las energías que estamos invocando y que circulan a través de nosotros, van donde deben ir. Ahí está el proceso. Nosotros queremos investigar, adonde va aquello que yo estoy produciendo, lo cual significa que soy esclavo de mis acciones. Si tuviésemos la confianza en Dios tan supremamente elevada que olvidásemos el fruto de la acción, nos daríamos cuenta a donde va esta energía, a un mundo necesitado. ¿Dónde están las necesidades? ¿Quién mejor sabe de las necesidades del mundo que los propios Ángeles?,  que son los que llevan las energías donde deben llevarlas. Entonces, lo interesante no es saber donde van, sino como invocarlas y, si podemos realmente canalizarlas a través de un campo magnético definido, a través de un canal puro y limpio, en el momento de la meditación, cuando la mente y el corazón quedan puros, sin peso ni medida, completamente vacíos, lo cual significa que están tratando de canalizar la energía de Dios, entonces surge esta fuerza tremenda que procede de niveles cósmicos y que a través del plano causal llega a nosotros por intercesión de los Agnishvattas, que luego existen otra hueste de Ángeles Agnissuryas que están canalizando el aspecto psíquico de las energías que invocamos y que existe todavía una hueste inferior, aunque no muy elevada, de acuerdo con el punto de vista humano, que son los Agnischaitas, que llevan esta energía, en sus distintos niveles, al mundo material, allí donde hay necesidades, en la curación de enfermedades, en aquellos casos en los cuales existe una participación material en la vida manifestada, una guerra, por ejemplo. La cantidad de devas que están tratando de despertar aquellos que mueren en los campos de batalla, que no se dan cuenta de su situación, porque el hombre es inconsciente de mucha parte de su ser. Y los hospitales, por ejemplo, donde hay tanto dolor, los manicomios, las cárceles. ¿A donde va nuestra energía? Porque nosotros no hemos adquirido todavía la capacidad de llevar estas energías donde se las necesita. Quizá la llevaríamos a un lugar determinado y quizá este lugar determinado, específico, no fuese el asiento de las energías que estamos tratando de canalizar o que estamos canalizando. La energía es pura, es impersonal e incondicionada. Entonces, invocarla, convertirnos en el cauce o en el cáliz y que vaya rielando, se vaya extendiendo, y a través de las fuerzas que desconocemos —pero que existen— de la gran participación dévica lleguen a su destino. Entonces, cuanto más activos estemos en la meditación, cuanto menos seamos nosotros en la meditación, cuanto más vacíos estemos en la meditación, mayor será la garantía de que las energías llegarán a su destino, el destino que inteligencias superiores a las nuestras, están ávidamente tratando de absorber para llevarlas a los lugares de conflicto del mundo.

 

Pregunta - En la meditación formamos una especie de Sol que está cargado con las energías que de alguna manera se acumulan, y que también, de alguna manera, estamos vinculados a ellas, ellas a nosotros y podemos invocarlas en caso de necesidad. Entonces, este Sol, esta energía es impersonal, de alguna manera está siempre disponible. O sea, no será un poco —como no sé quien pregunto el jueves pasado— ningún aspecto demasiado kármico el usar estas energías, ya sea a través de alguna técnica volitiva de amor, de serena expectación, etc., el tratar de canalizarlas hacia algunos objetivos muy determinados. La energía está ahí. ¿Podemos de alguna manera, es decir, ayudados quizás, más que nada, por el centro vocal, personal, etc., ayudar a que estas energías sean más potentes? ¿podemos de alguna manera contribuir con nuestra visualización o con nuestra meditación en alguna manera específica a que estas energías sean, no sé, de un orden específico?

 

Vicente - Porque no. El individuo tiene una voluntad, esta voluntad obedece a un propósito. Entonces falta saber si el propósito es justo y si la dirección de las energías también es justo. Si llegamos a esta conclusión, yo creo que se puede llegar a esta conclusión, este Sol Espiritual que está continua y constantemente alumbrando y que irradia energía, pero que raras veces llegamos a percibir esta energía y a canalizarla. En el momento de la meditación de grupo deja salir todos sus rayos, que penetran en nuestra esfera de conciencia y después a través de nuestros vehículos se convierte en la fuerza de radiación magnética a la cual hemos hecho referencia. Si a pesar de todo esto, si queréis trabajar de una manera, digamos, prefijada, de una manera específica, eso depende también de la calidad del trabajo que ha de realizarse y de si todo el grupo está capacitado para trabajar en aquella dirección. Se me preguntó una vez, por qué no curábamos a las gentes. Yo digo que si la persona logra curar el alma de las personas, el cuerpo se curará por añadidura. Por esto nunca doy ni sistemas de meditación, ningún ejercicio de Yoga que puede inducir a la gente a trabajar de una forma determinada. Ahora sí que puedo decir que, cuanto más impersonales seamos, tanto en la recepción como en la distribución de la energía, más posibilidades habrá de que la energía haga cumplir sus efectos sobre campos definidos, quizá aquellos que nosotros no nos atreveríamos a buscar o a proponer, por considerar que era innecesario o que estamos incapacitados para hacerlo.

 

Se nos dice, —y voy a terminar— que dentro del contexto de los grupos actuales, la nota clave es la radiación y el Maestro ha dicho en varias ocasiones, que la radiación de los discípulos es lo que ha impedido la 3ª Gran Guerra Mundial, y dice, esta vez se ha logrado detener desde el plano mental, las grandes concentraciones de energía negativa, que, inexorablemente, hubieran rielado hacia una guerra. Es decir, por el estado mundial y porque la gente todavía no ha comprendido el propósito de la vida, habrá guerras, habrá conflagraciones, digamos, aisladas o locales, pero guerras totales difícil; el mundo está hoy, internamente, más evolucionado, que en el año 1.914 y 1.945 y que por lo tanto, hay la posibilidad de que el temor de ... (se produce un corte de sonido)...

 


CONFERENCIA VICENTE BELTRAN ANGLADA

Barcelona
27 Octubre
-1983

Conferencia digitalizada por el Grupo de Trascripción de Conferencias (G.T.C.)

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