Si cada paso es un paso entre una
realidad mas densa a otra ligeramente mas sutil, hay pasos donde el cambio
de frecuencia es especialmente significativo, son los pasos entre ciclos,
cuando de Piscis pasamos a un nuevo Aries en otra vuelta de espiral, cuando
de vivir enfocados en el cuerpo físico pasamos al emocional, del emocional
al mental, etc.
Son pasos donde uno descubre que algo
tiene que cambiar, que ya no es posible seguir en condiciones y
circunstancias similares, pero en esos momentos hay dos opciones, darse
cuenta del proceso y reconocer la necesidad de enfrentarlo con la
determinación de seguir adelante sin mirar atrás, para evitar la fuerza del
apego a lo conocido aunque no haya sido agradable, pero siempre atrae mas
que lo bueno por conocer, ni hacia bajo, para evitar la fuerza de gravedad,
el vértigo de ver que el puente que cruzamos es materialmente invisible, su
solidez depende de la solidez de nuestra fe, de nuestra determinación de que
cualquier cosa del futuro es mas deseable y la certeza que va a ser mejor
que cualquier cosa del pasado.
La opción al apego y a viejas seguridades
donde uno prefiere el movimiento circular al espiral, darle vueltas a lo
conocido, a querer ver lo nuevo cambiando de contexto en vez de perspectiva,
en vez de proponerse ver lo de siempre con nuevos ojos, con nueva
perspectiva.
Estos momentos son muy variados en
intensidad y cualidad, de igual forma que no es igual el ciclo de 24 horas
que el de 365 días, ni es igual el biorritmo de 23 días físico del de 28
emocional, ni del 33 del mental. Ni podemos comparar los pequeños procesos
de evolución diarios a los grandes cambios de realidad de las iniciaciones,
pero en su particular escala y cualidad nos enseñan a Conocer y Aprender.
Podemos hacer una síntesis de analogía, es decir ir allí donde todo
confluye, para luego seguir la pista a algunas ramificaciones.
Tienen en común la renuncia a lo que ya
ocurrió, si estamos en una habitación y estamos a gusto en ella, aunque
estemos sufriendo, por que el apego al dolor es condición ilógica pero
humana, no nos vamos a plantear la pregunta de si hay una puerta a otra
habitación y menos a ponernos a buscarla, a de haber un mínimo de
inconformismo por la situación actual y un deseo de mejora, una curiosidad
por descubrir e investigar, esta es la diferencia del movimiento cíclico
estanco que precede a las crisis y a las revoluciones, es decir a la
realización rápida y violenta de etapas evolutivas frenadas y el movimiento
cíclico en espiral ascendente o evolución fluida y armónica.
Cuando después de decenas de vidas
dedicadas a satisfacer impulsos del cuerpo físico vemos que merece la pena
buscar algo mas, descubrimos el deseo y el cuerpo emocional, es un nuevo
mundo por descubrir, pero nunca lo hubiéramos descubierto sin antes llegar a
la insatisfacción de lo anterior, renunciar a lo conocido nos da el impulso
para saltar a una realidad superior, en unas cuantas vidas mas y veremos que
desear y su mundo esta bien, pero ahora queremos conocer los mecanismos con
los que funciona el mundo, nos hacemos preguntas y queremos respuestas, es
el mundo de la mente, pero seguimos viviendo en los tres mundos y los tres
nos exigen atención e impulsos, deseos y preguntas que satisfacer, pero
nuestra conciencia dedica mas tiempo a la realidad mas superior conquistada,
el mundo de la mente con el tiempo resulta incompetente para darnos
respuestas después de hacernos perder tiempo en intrincados laberintos
arguméntales, esa auto declaración de incompetencia nos descubre una nueva
puerta, un nuevo puente a una realidad superior, la intuición y el alma.
Cuando renunciamos al uso de la violencia
física para conseguir un fin creemos que hemos perdido, pero hemos ganado el
uso de la palabra para conseguir cosas, cuando no las conseguimos estiramos
el recurso hasta lo grotesco en vez de renunciar a su mal uso, empezamos por
subir el tono de voz y acabamos insultando y ofendiendo en un intento de
hacer algo ya que vemos que perdemos, y en efecto estamos perdiendo por que
un recurso ha de ser usado hasta allí donde alcanza su eficacia, un antiguo
refrán oriental decía que “si tiramos demasiado de las riendas del carruaje
se acaban rompiendo”, si un recurso, una herramienta no alcanza a mas o es
que no sabemos usarla con destreza o es que ha llegado el momento de pedir
otra, si la palabra no resulta útil es que es momento del silencio, es
momento que los devas del silencio digan por nosotros lo que no supimos
decir, no hará falta que se lo pidamos, ni que sepamos que existen, nuestra
renuncia a usar la palabra incorrectamente será nuestro llamado.
Pero en ocasiones los cambios a las
nuevas realidades requieren una renuncia superior en función a la diferencia
de frecuencia y vibración de la energía en la nueva realidad.
Imaginemos que tenemos un puente que
comunica dos orillas de un río, pero ese puente ha de ser destruido para
poder construir otro en una cota de altura mas alta, ese proceso requiere
llegar a la conclusión de que el viejo puente ya no sirve para lo que ahora
queremos, necesitamos otro, pero los dos no pueden coexistir, y durante unos
momentos nos vamos a quedar incomunicados, sintiendo la soledad aun sabiendo
que es irreal, es como si una neurona perdiera sus conexiones con las otras,
va a sentir la soledad mas absoluta aun sabiendo que sigue formando parte
del cerebro.
En los momentos que sentimos necesidad
del silencio, lo vamos encontrando cuando vamos desconectándonos del mundo
horizontal, puede ser una desconexión técnicamente total o una redefinición
de las cosas que unen, en cualquier caso son conexiones internas no
externas, externamente podemos tener la vida de antes, estar con las mismas
personas de siempre, en la familia, en el trabajo... pero en el primer caso
hay una reducción de atención a lo social, a lo externo, para enfocarla al
mundo interno, al canal vertical en el proceso de integración con el alma.
En el segundo caso internamente estamos
sustituyendo los puentes que nos unen a esas personas por otros mas
elevados.
Existen pasos entre etapas que no solo
hay desconexión horizontal, también vertical, aun cuando uno sabe que forma
parte de la humanidad, del universo, así como su realidad espiritual le
confirma su unión con Dios, son instantes donde uno queda desconectado de la
red que lo une a los mundos, la red donde cada uno de los seres del
universo, ya sea un átomo o un planeta es un punto de la red, ( es decir una
configuración de puntos y líneas que configuran una geometría que puede ser
vista como una esfera conectada con otras esferas configurando nuevas
geometrías mayores,) pero por un momento queda solo, sintetizando y
asimilando lo que le ha sido útil en el pasado, para dar el salto al vacío a
una realidad mas sutil, donde un nuevo fuego mas puro entrará en sus
cuerpos, donde el punto que es su ser quedara conectado a una red espacial
superior, su propia geometría será mas bella y formará parte de una
geometría aun mas bella y luminosa.
Los puentes o líneas que nos conectan a
los demás, son como las conexiones neuronales, forman una geometría con unas
ramificaciones que nos une al resto de los seres del universo, depende del
karma, del trabajo a realizar, de la geometría de los astros al nacer y de
la actual.
Es importante prestar atención a aquello
que une y por que, incluso a aquello que separa y por que, por que tenemos
afinidad a unas cosas y a unas personas y no a otras, por que nos sentimos
mejor en unos contextos, en unas perspectivas, en unos lugares, en unas
personas...
Empezaremos a vernos como geometría, no
como un cuerpo determinado sino como cualidades, colores y sonidos.
Veremos aquello que nos condiciona y como
transcenderlo, por que la geometría de las estrellas es tan solo una muleta
que algún día tendremos que soltar, pero antes hay que conocer de que forma
los astros nos ayudan, hay que aprender a andar con su ayuda para poder
andar solos.
