Reflexiones sobre el signo de Piscis 2005
por José Enrique Hueso

 

 

"Abandono el hogar de mi padre y, retornando, salvo"

 

En estas sencillas palabras tenemos la respuesta de donde venimos, a donde vamos y que hacemos aquí, y un poco más ampliado en estas otras:

 

“Tal es la culminante historia de Piscis. Los señores de la Voluntad y Sacrificio descendieron a la manifestación, sacrificando su elevada posición y oportunidades en los planos superiores de la manifestación, a fin de redimir la materia y elevar a Su propio nivel, las vidas que la animan (las Jerarquías Creadoras inferiores) debido a que constituyen la cuarta Jerarquía Creadora. Tal el propósito subjetivo que fundamenta el sacrificio de estas vidas divinas, que somos esencialmente nosotros mismos, cualificados por el conocimiento, el amor y la voluntad, animadas por una perenne y perseverante devoción.” Astrología Esotérica pág. 97, Edición F. Lucís. AAB/DK.

 

Somos chispas de fuego divino aprisionadas por un acto voluntario de amor en un vehículo denso que llamamos alma y a su vez este aprisionado en otro más denso que llamamos personalidad y que utiliza tres formas de expresión: física, emocional y mental.

 

Un día abandonamos el hogar del Padre para elevar la vibración de la materia siendo uno con la materia, cuando nos identificamos tanto con la materia, con las aguas de lo astral y lo mental más denso o concreto que perdimos de vista quien éramos, de donde venimos y que hacemos aquí, pero después de un sinfín de sinsabores en los tres planos de expresión que nos identificamos creyendo que son un medio y un fin, cuando sólo son herramientas de trabajo, empezamos a preguntarnos, a curiosear, a querer saber y empezamos el camino del retorno consciente al hogar del Padre, y en el retorno servimos a los demás.

 

Pero antes de abandonar la imagen de un ser libre renunciando a mayores progresos para servir a los que están más atrás en el camino, acordémonos de ese Ser a quien llamamos nuestro Ángel Solar, un ser que alcanzó la más alta realización en un universo anterior y renunció a mayores progresos para asociar su vida a la nuestra, hasta que en nuestro regreso al hogar del Padre alcancemos el lugar donde este Ángel nos aguarda con los arquetipos que deberemos desarrollar y entonces podrá partir después de millones de años de amor incondicional y, por qué no decirlo, de incondicional paciencia, como amor incondicional tiene nuestra alma con nuestra personalidad y ésta con nuestros tres cuerpos cuando nuestra conciencia se dispersa sin propósito grupal en ellos.

 

¿No nos da estas imágenes un modelo de comportamiento para la vida cotidiana? No son ejemplos anejos a nosotros. Es el amor incondicional de nuestra alma y de nuestro Ángel Solar con nuestra personalidad y unos comportamientos que en ocasiones nos asemejan a los comportamientos propios del tercer reino, a una materia que debemos salvar elevándola en humilde ofrenda al Ángel Solar. Por lo tanto, no se trata de imitar, ni seguir a otros, se trata de amar incondicionalmente a nuestros semejantes de la misma forma que nuestra Alma y  Ángel Solar nos aman incondicionalmente a nosotros, se trata de que nuestro yo cotidiano actúe igual que nuestro Yo superior, los modelos y caminos a seguir están dentro nuestro.

 

Si buscamos a Dios, el camino de retorno al hogar del Padre, estemos atentos a los hechos cotidianos de la vida, porque podremos ver que todo ser o acontecimiento está animado por una chispa divina. Es el punto de luz en el corazón de todas las cosasl; es el punto que inicia un camino de amor incondicional a todos los seres; es el punto que inicia un camino de conocimiento, porque antes hemos querido conocer un camino de plenitud y alegría.

 

Estar atentos al aquí y ahora, volcados al cien por cien en aquellas pequeñas o grandes tareas que cotidianamente solemos realizar, porque Dios está entre los cacharros de la cocina, en las tareas domésticas, en el taller, en el trabajo, en una reunión de amistad, en un paseo por el parque… en todas partes. Sólo hace falta estar atentos, pero sin querer condicionar esa atención. La intención condiciona la atención; es como querer un resultado, pero que sea uno que esperábamos, y entonces, si hay resultado, está tan condicionado que no sirve. Por eso se dice que el deseo de unión con Dios es lo que nos aleja de Dios, o el deseo de servir al prójimo puede dar por resultado que le impongamos nuestra particular perspectiva y forma de vida, de vestir, de ser, de pensar… Sin embargo si estamos atentos al prójimo, atentos a la vida, podremos reconocer la necesidad del momento y estar disponibles para ofrecer lo que está en nuestras manos sin esfuerzo alguno, ni preocupación, ya que servir es compartir con alegría aquello que podemos ofrecer y la vida se encarga de poner ante nosotros a quien le puede ser útil.

 

Por eso hay que estar atentos al aquí y ahora pero sin intención alguna, por leve que sea y bien intencionada que nos parezca. La vida nos ayuda en esas circunstancias donde todo parece ir tan rápido, que no tenemos tiempo ni de pensar y todo nos sale tan al revés de lo que pretendíamos, que solo nos queda volcarnos por entero en las tareas cotidianas y sin darnos cuenta aprendemos a usar la atención sin intención, a observar con serena expectación, sin esperar nada. Porque lo que buscamos es algo que no conocemos y si colocamos una imagen de expectativa va a ser de algo que sacamos de lo que la mente ha archivado en el pasado. Un deva constructor le dará vida o nos conectará a un egregor ambiental y acabaremos creyendo en algo que creemos nuevo y revelador cuando en realidad hemos construido nosotros, o en cualquier caso alimentado.

 

Hay que apaciguar las aguas del deseo y las tempestades de la intención para que la atención sea serena y expectante. Así nuestra intuición podrá ser minimamente nítida y nuestro servicio útil. Porque podremos reconocer las necesidades del momento en el momento, que no es otro que el de aquí y ahora, e iniciar conscientemente el sendero de retorno a casa, realizando algo tan especial como ofrecer un hombro para apoyo al caminante que lo necesita.

 

En plena transición entre la era de Piscis a la era de Acuario, donde las viejas formas han de ser actualizadas o dejadas atrás, estemos una vez más atentos, atentos para descubrir el punto de luz en el corazón de todas las cosas, personas o circunstancias, porque todo lo que existe está animado por una chispa de verdad. Descubrirla es descubrir los arquetipos de la nueva era, y nuestra atención actúa como río que libera el agua más abundante de Acuario.

 

Busquemos en todo momento los signos, el aroma de liberación. La verdad nos hace libres, la alegría nos hace libres, la paz interna nos hace libres. Si somos libres podremos ser trabajadores de los arquetipos de la nueva era, y sin apenas darnos cuenta las viejas formas habrán sido actualizadas y de nada habrá que preocuparse más que compartir la alegría de haber logrado entre todos la transición más difícil entre eras.

 

Continuación de Piscis 2004

 



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2014-08-17