Reflexiones sobre el signo de Piscis
por José Enrique Hueso

 

 

“Él está perdido, y encontrado; está muerto, no obstante vibrante de Vida,

El servidor se vuelve al salvador, y regresa al hogar”. (1).

 

 

En Capricornio Hércules se separó del rebaño, es decir fue consciente del poder de la inercia que ata a la humanidad a sus apegos en los tres mundos; en el físico, en el emocional y en el mental, cientos de vidas experimentando y tratando de satisfacer instintos, deseos y preguntas, para descubrir que estamos en un circulo que se alimenta a si mismo, y no ofrece aquello que se busca, hay que salir de ese circulo, de esa inercia, de ese ruido que impide escuchar la voz del alma, ser por un momento una cabra rebelde e inconformista, que prefiere la dificultad y soledad de la montaña, a la comodidad y compañía del grupo.

 

En ese aislamiento o silencio los tres cuerpos pueden descansar, como descansaron los tres discípulos en el huerto, y la personalidad arrodillarse ante la luz de la propia alma, ahora los tres cuerpos vibran ante un solo propósito. Su servicio ante el mundo, no es necesariamente hacer cosas, si no irradiar esa Luz como un faro al borde del acantilado, y en los lugares donde la falta de luz nítida incide en brumas o egregores creando espejismos, luces distorsionadas dando a los viajeros falsas indicaciones del correcto camino, así el caminante que llegó a la luz, da la espalda a la luz, para irradiar, iluminar no necesariamente en el plano físico haciendo cosas físicas que todo el mundo puede ver, si no iluminando, irradiando en el plano astral y mental, ayudando a dispersar espejismos y egregores, ofreciendo serenidad al corazón y claridad a la mente, para que cada caminante pueda libremente encontrar su propio camino.

 

Esta es la tarea que sigue en Acuario, una vez que ha aprendido a irradiar Luz, ahora tiene que aprender a trabajar irradiando, es decir a trabajar con la luz como si estuviera trabajando con sus manos o con herramientas físicas y visibles, a diferenciar las energías, las vibraciones, los sonidos, los silencios, a trabajar con la mente con estas herramientas, a crear formas mentales con luz y de luz, esas son ahora sus manos y herramientas.

 

Pero ya no se puede progresar sin ayudar al prójimo, y lo que impide al prójimo progresar son los formas astrales y mentales, que como la niebla impiden el paso de luz y la que llega, llega distorsionada. Así que el mejor servicio en Acuario es limpiar los establos, limpiar aquello que el prójimo hace mal, las formas astrales y mentales erróneas que crea cuando siente y piensa en odio, ira, y cualquier sentimiento o pensamiento que aleja de la luz, el amor sin barreras, ni distinciones y de la alegría. Por eso Acuario es el servidor, el que sirve, el que es útil a los demás.

 

Pero aun cuando su servicio es enteramente desinteresado, y sus tres cuerpos están al servicio del alma, en Piscis el trabajo concluye, lo que sirvió ya no sirve, el servidor ya no puede ser útil con sus cuerpos, la casa del padre está cerca, pero antes de partir queda un servicio que realizar; redimir, salvar, elevar a una vibración superior, todo lo que hemos tocado, amado o pensado, desde que iniciamos el camino.

 

Es como si nos cambiáramos de ciudad y antes de marchar dedicáramos un tiempo a visitar a los viejos amigos de la escuela, la familia y a todos aquellos que en algún momento hemos compartido algo, haya sido bueno o menos bueno, eso ya no importa, y darles un abrazo, ayudarles en lo que esté en nuestras manos y experiencia.

 

El alma en todo su transitar en la Tierra ha visto como sus cuerpos y su personalidad, han amado, pero también odiado; han creado, pero también han destruido; han curado, pero también han herido; no puede marcharse sin por un instante por breve que sea revivir cada acontecimiento y hacer las cosas como se debieron hacer, por que ahora con la experiencia del viajero que vuelve a casa sabe como se debieron hacer.  

 

Reviviendo estos acontecimientos, como si los viviéramos por primera vez, con la misma inexperiencia y limitaciones, pero dejándonos guiar por el alma, estamos sirviendo además de  irradiando, sirviendo con el ejemplo, no hacen falta palabras; nuestras obras, nuestros frutos están a la luz del día, estamos haciendo lo que debimos hacer en su día, no por una necesidad kármica, de quedar en paz con nada, ni con nadie, si no porque un fuego de Amor y Compasión que emana de nuestro corazón nos impele a ello.

 

Es el querer ayudar al prójimo, trabajando a su lado, con sus mismas dificultades y limitaciones, sin tener por qué hacerlo, y precisamente por eso lo hacemos, sin pretender nada para uno mismo, porque no hemos venido para eso, sin pretender aleccionar, enseñar o guiar, porque nuestro camino ya concluye, camino que nos fue útil a nosotros y sabemos que hay tantos caminos como caminantes, pero si por un momento trabajamos al lado del prójimo con sus mismas limitaciones pero con nuestra intuición y nuestra alegría podemos liberarlo un poco de su carga y si esta receptivo para mirar en nuestro ejemplo y en aquello que le podemos ofrecer, en nuestra partida nos sentiremos un poco mas útiles.

 

En Capricornio éramos luz, y dábamos la espalda a la luz. En Acuario descendíamos al establo, a la oscuridad, para allí limpiar e iluminar; servir.

 

En Piscis sacrificamos, morimos como luz, para ser uno con lo denso, la materia, entonces la materia muere con nosotros; para ser luz, es la forma en la que el Salvador Sirve.

 

En Escorpio aprendimos a renunciar para descubrir lo nuevo, en Piscis morimos en lo denso para vivir en lo sutil, en Aries el fuego de la primavera quemará la estructura que ya no sirve.

 

Podemos aprovechar estos días como todos del año, para morir un poco como plexo solar y vivir en el centro cardiaco:

 

Morir como corazón-sentimiento, estar dispuestos a no ser receptivos a los impulsos, estímulos, informaciones, etc, que provocan en nosotros ira, rencor, dolor, indignación, malestar, cerremos la puerta que provoca en nosotros pasiones destructivas.

 

Entonces empezaremos a vivir en el centro cardiaco, el corazón-alma.

 

Que podamos amar como late nuestro corazón, a todas horas, en cualquier circunstancia, momento y lugar.  Porque el estimulo que nos mueve a amar viene de la misma Alma, no necesitamos el calor de un entorno favorable, nuestro calor, nuestro Amor viene del propio Sol.

 

 

(1) Los trabajos de Hércules, Alice A. Bailey. Pág. 201, Luis Carcamo

 



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a través de la meditación, el estudio y el servicio.
 

 

2014-08-17