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Vicente Beltrán Anglada


"A JEZASEL
El Ángel amigo
que tanto me ayudó
en mis pesquisas internas,
con gratitud y reverencia"

-V.B.A
.


 

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Estructuración Dévica de las Formas

Capítulo VI

2. FORMAS ASTRALES

Clasificaremos estas Formas por orden de evolución o de sutilidad psíquica, tal como lo hicimos en el capítulo anterior:



a) Las Formas Astrales minerales, vegetales, animales y humanas que pueden ser percibidas en determinados subplanos del Plano Astral.



b) Las Formas Astrales o Psíquicas creadas por la humanidad. Veamos algunas de las más corrientes y conocidas:

- Larvas.

- Cascarones Astrales.

- Incubos y Súcubos.

- Lemures.

- Las Formas Psíquicas de las Enfermedades.

- Las Formas Psíquicas de los Vicios Humanos (Los Pecados Capitales).

- La Forma Psíquica del "Guardián del Umbral".

- La Forma Psíquica del "Angel de la Presencia



c) Las Formas Astrales de los Devas que dirigen el proceso de incorporación de energía sensible a cada uno de los cuerpos físicos creados por la Naturaleza.



d) Las Formas Astrales de los Devas cuya misión es construir el Cuerpo Astral de los seres humanos.





e) Las Formas Astrales de los Ángeles Regentes de cada uno de los Siete Subplanos del Plano Astral.



f) La gloriosa Forma Astral del Gran Arcángel VARUNA, el Señor de las Aguas.





a) Las Formas Astrales minerales, vegetales, animales y humanas que pueden ser percibidas en determinados subplanos del Plano Astral



Todos los niveles de conciencia en la vida de la Naturaleza son complementarios y obedecen a la ley misteriosa de los Ritmos. Podríamos decir así que existen muy estrechas vinculaciones entre los Reinos, las Razas, las especies y el contenido químico que constituye el complejo celular de todos los cuerpos de la Naturaleza. Habrá, pues, indudablemente una definida relación entre el Reino mineral que constituye el aspecto más denso del Plano físico y el primer subplano del Plano astral y, por analogía, todas las demás relaciones que a través del principio de Ritmo pueden ser establecidas por los demás Reinos. Así, el Reino vegetal estará en íntima sintonía con el segundo nivel astral, el Reino animal con el tercer subplano y el Reino humano con el cuarto. Estas relaciones de orden vibratorio actúan notablemente en el mundo de las Formas que el investigador esotérico puede observar en los niveles astrales y que condicionan por "gravedad" las reacciones de dichas formas al estímulo de los estados de conciencia que "irradian" de todos los seres de la Creación, sea cual sea el Reino o la especie dentro de la cual se manifiestan. No es de extrañar, pues, que existan formas minerales, vegetales, animales y humanas en los cuatro primeros niveles o subplanos del Plano Astral. Hay otros tipos de formas que pueden ser apreciadas en cada uno de tales niveles, como, por ejemplo, las de los devas, cuya vida suministra la energía sensible necesaria para la producción de las formas astrales, así como aquellas otras formas "elementarias" sostenidas en aquellos niveles por la actividad emocional, correcta o incorrecta, de los seres humanos.



Todos los Reinos de la Naturaleza emiten radiaciones magnéticas. Tales radiaciones, al transformarse en impulsos astrales, se convierten en formas definidas bajo la experta dirección de unos Devas, llamados de la Sensibilidad, y de los innumerables agentes astrales a sus órdenes. Existe así "un universo paralelo" al físico, un duplicado perfecto del mismo. Para el hombre corriente, situado en el plano astral, sin tener allí una evolución autoconsciente, las formas de este plano se le manifiestan como realidades físicas, tal como ocurre, por ejemplo, en el fenómeno del “sueño” mediante el cual el alma del hombre funciona en el campo astral y percibe allí, aún a través de las limitaciones propias de su estado semiconsciente, todas las formas que corrientemente percibe por medio de los sentidos corporales en el plano físico. Desde este punto de vista podría ser admitido, sin que careciese de lógica, que se realiza un fenómeno sincrónico de percepción físico-astral.



En los seres humanos de elevada integración espiritual este fenómeno aparecerá perfectamente desglosado en su doble vertiente astral o física. El sabe perfectamente lo que es físico y lo que es astral por cuanto posee autoconciencia en ambos mundos y puede provocar a voluntad el requerido desglose para funcionar inteligentemente sin ser condicionado en su acción por la multiplicidad de formas astrales que aparecen ante su atenta y profunda percepción. Sabe también en todo momento si las formas que percibe son físicas o astrales y no esta confusa mezcolanza psicofísica en la que se ve envuelto sin cesar el hombre común por medio de nuestra humanidad terrestre y que aparece normalmente ante el campo de sus percepciones habituales, ya sea por medio de la imaginación o en el estado de sueño cuando abandona su cuerpo físico durante el tiempo dedicado al descanso corporal.



Las formas astrales percibidas así dependerán, por tanto, de la evolución espiritual de los seres humanos. Un hombre poco evolucionado percibirá las formas astrales que sean afines a su especial naturaleza y lógicamente "soñará" o imaginará las cosas que tal naturaleza exige como fuente de su propia e íntima integración espiritual. El hombre muy evolucionado elevará la sintonía de sus cualidades astrales hasta alcanzar las fronteras de la sensibilidad búdica y su cuerpo astral será un centro de proyección o un recipiente de las energías universales que producen y determinan la UNIDAD de conciencia con todo lo creado, con lo cual se pondrá en contacto con los Ángeles de la Paz, unos extraordinarios Devas cuya misión es llevar la Paz Universal del Logos Solar a todas las humanidades de nuestro Sistema planetario.



De acuerdo con esta Ley de sintonía el Plano astral de la humanidad constituye un verdadero universo paralelo del universo físico y de todo ser humano y cuanto existe en la Naturaleza tendrán allí un "duplicado perfecto", aunque en materia sensible o psíquica, de su contenido físico o molecular. Este cuerpo psíquico, en lo que al ser humano se refiere, estará situado en orden a la calidad de su vida espiritual o evolución personal en el nivel o subplano que por ley o principio de vibración le corresponda entre los siete que constituyen el Plano Astral.



Las unidades de vida en los demás Reinos tendrán también allí su duplicado psíquico, siendo apreciadas así en el plano astral formas minerales, vegetales o animales en el subplano correspondiente. El fenómeno del "sueño" -que viene a ser como una muerte aparente en lo que al Plano físico respecta- muestra todo este conglomerado de fuerzas y de formas, y de acuerdo con la riqueza de la imaginación y la facultad de recuerdo que posee el hombre, así serán los "cuadros" e imágenes que fabricará durante el tiempo en que su conciencia funcione en el plano astral y que posteriormente trasladará al cerebro físico, utilizando el hilo misterioso del SUTRATMA, o hilo de la Vida, a fin de registrar y "archivar" todos aquellos hechos y experiencias vividas en el cuerpo astral.



b) Formas Astrales o Psíquicas creadas por la Humanidad



Otros tipos de formas astrales en infinidad de modificaciones, categorías y grados de sutilidad se ofrecen a la consideración del observador en el mundo astral. Se trata de todas aquellas que en lenguaje esotérico llamamos "formas elementales", y habrá que distinguirlas de las demás en el sentido de que no constituyen un duplicado de las formas físicas existentes, sino que son construcciones en materia astral que los devas de la sensibilidad en grandes grupos y en distintos niveles realizan, tomando como base y centro de su poder aglutinante los deseos, emociones y sentimientos que los seres humanos emiten durante el proceso kármico de sus particulares existencias. Estas formas se condensarán de acuerdo con la ley de vibración y el principio de selectividad natural, pudiendo ser apreciables en todos los niveles y subniveles del plano astral en donde las reacciones psíquicas de los hombres pueden hallar una adecuada respuesta. Las habrá, pues, de todas las vibraciones posibles dentro de la esfera de proyección del cuerpo astral de los seres humanos, desde las más densas, repulsivas e indeseables hasta las más sutiles, agradables y apetecibles, constituyendo una verdadera escala de valores cualitativos que informarán al hábil investigador de la situación psíquica o emocional de la humanidad o de cualquier hombre en particular en un momento dado o histórico del tiempo, es decir, de su grado de evolución espiritual. Tal como anunciamos al principio de este capítulo, vamos a presentarles a ustedes algunas de las formas psíquicas de "carácter elementario" que pueden ser percibidas en el Plano astral:



Larvas



Las larvas son pequeñas concentraciones de materia astral provocadas por los deseos insanos y materialistas de los seres humanos y mantenidas coherentemente en el aura astral o proyección magnética astral por cierto tipo de devas inferiores, constituyendo puertas de entrada a entidades elementales mayores... Adoptan frecuentemente la forma de gusanos y de pequeños reptiles y su presencia en el aura de una persona indica evidentemente un grado inferior de evolución espiritual.



Cascarones Astrales



Constituyen las envolturas psíquicas de un determinado tipo de devas inferiores, utilizando para su expresión los "cuerpos astrales" de las personas o animales que dejaron el cuerpo físico en el fenómeno de la muerte y que normalmente deberían haber sido "desintegrados" de acuerdo con el proceso redentor de la substancia material que la Naturaleza realiza normalmente cuando un cuerpo o una forma ha dejado de ser utilizado por un determinado centro de conciencia. Vemos, desde el ángulo oculto, que este proceso natural de redención de la substancia viene enormemente dificultado por la proyección en el aura astral o psíquica del mundo, de las "formas objetivas" de las personas fallecidas y de toda especie de animales que dejaron el cuerpo físico siguiendo el proceso kármico de sus existencias particulares, pero que no fueron debidamente desintegradas. En lo que a los seres humanos se refiere, la permanencia de las formas objetivas de los difuntos o de sus "cascarones astrales" es motivada por las potentes vibraciones que se elevan del plano físico, constituyendo sólidas invocaciones que atraen la atención del alma del difunto, prolongando su existencia astral en el mundo psíquico durante tiempos superiores a los normales y naturales hasta que, finalmente, su alma se libera y penetra en el Devachán. Pero, si las invocaciones de los deudos, de los amigos o de las personas interesadas en establecer comunicación psíquica con el difunto persisten, a pesar de que el alma del mismo se halla funcionando ya en niveles superiores, operan entonces negativamente en el éter astral ([11]) y posibilitan la actividad de los devas de la sensibilidad inferior, los cuales pasan a "habitar" aquellos cuerpos o cascarones astrales sin conciencia o sin alma y a vitalizarlos con su particular energía e influencia, creándoles una apariencia de vida y de consistencia que sólo el hábil y entrenado observador oculto es capaz de descubrir e identificar. Tales formas astrales de alta densidad psíquica son las que ordinariamente se manifiestan en las reuniones de carácter espiritista y aparecen a la visión de los clarividentes astrales de orden inferior como pertenecientes realmente a determinadas personas fallecidas. El campo científico de la PARAPSICOLOGIA sería altamente desbrozado y clarificado, singularmente en los fenómenos de "comunicación mediúmnica", si hubiese verdaderos clarividentes en el nivel mental capaces de distinguir la verdad de lo falso en el orden apreciativo de los "cascarones astrales" que con apariencias de "entidades espirituales" penetran falazmente en las reuniones espiritistas o de carácter psíquico. Desde un ángulo de vista rigurosamente esotérico debemos advertir a los investigadores del campo psíquico del peligro que representa para la integridad espiritual de la Raza la presencia en el aura astral de la humanidad de esta increíble cantidad de "cascarones", los cuales, sin que el ser humano se dé cuenta, le succionan la energía psíquica y le hacen receptible a enfermedades físicas, a desequilibrios emocionales y a ilusiones y perturbaciones de carácter mental.



Íncubos y Súcubos



Lo mismo podría decirse en orden al proceso de creación de formas astrales con respecto a los INCUBOS (formas astrales con figura masculina) y a los SUCUBOS (manifestados bajo forma o figura femenina), siendo tales formas "imágenes voluptuosas" del hombre con respecto a la mujer y de la mujer con respecto al hombre. Las hay de todas las categorías imaginables que pueden ser percibidas en los más bajos substratos del plano astral constituyendo agrupaciones por orden vibratorio, aunque siempre de carácter evidentemente inferior. Son formas nefastas que se perpetúan en el plano astral por falta de pureza emocional y física en la vida colectiva de la humanidad. Algunas de ellas pertenecen todavía a la época LEMUR; poseen, pues, una enorme consistencia psíquica y no será fácil extirparlas del aura astral de la humanidad por la presencia de la mismas de los "gérmenes históricos" de lo que místicamente podríamos definir como "pecado original", es decir, el pecado del sexo prostituido. La imagen de la lujuria, de la lascivia y del goce desenfrenado de los sentidos corporales constituyen los elementos de que se valen cierto tipo de devas inferiores, llamados "los ángeles del deseo", para construir las figuras psíquicas de los INCUBOS y de los SUCUBOS. Algunas de tales formas o figuras poseen un elevado grado de consistencia física y su invocación por parte de alguna persona desenfrenadamente lujuriosa ([12]) ha permitido ciertos contactos carnales en el plano físico dando la clara sensación de "poseer" o de ser "poseídas". No consideramos necesarias más amplias informaciones acerca de este desagradable asunto, el cual es más frecuente de lo que ordinariamente creemos, pero sí estimamos oportuno "advertir del peligro" de una imaginación ardiente y lujuriosa en el sentido de que las vibraciones que emite invocan a aquellas fuerzas psíquicas elementarias que construyen las formas de los INCUBOS y de los SUCUBOS. El aura astral del mundo está lleno de tales formas condensadoras del deseo sexual de los seres humanos y la corriente desenfrenada de las energías que constituyen el placer sensorial de la humanidad desde tiempos realmente inmemoriales, y de las cuales no se ha liberado todavía, mantiene enrarecida y altamente "contaminada" la atmósfera astral de nuestro mundo impidiendo que se filtren a través de ella las gloriosas formas emocionales puras e incontaminables de una evolución superior a las que debe aspirar constantemente al ser humano.



Lemures



Con la denominación esotérica de Lemures quisiéramos describir a tres poderosísimas Formas psíquicas que pueden ser percibidas en el Plano astral por los observadores esotéricos dotados de visión clarividente. Se trata de las Formas psíquicas del Deseo Sexual, del Miedo y del Egoísmo, que fueron engendradas durante las primeras subrazas de la Raza Lemur y que todavía hoy pueden ser observadas en los estratos inferiores de los Planos mental, astral y físico del planeta, constituyendo potentísimas estructuras psíquicas que condicionan la vida psicológica de la humanidad. Sobre algunas expresiones psíquicas del Deseo Sexual ya hicimos referencia en el apartado anterior dedicado a los INCUBOS y SUCUBOS y no vamos a insistir en las mismas, pero existen una extensa variedad de "formas psíquicas construidas por el poder aglutinante del deseo sexual”, sin tener que ver necesariamente con la figura humana. Se trata de unas figuras repugnantes de aspecto bestial, a veces de grandes proporciones, que se arrastran pesadamente por los más densos niveles del Plano astral bajo la forma de una especie de pulpos gigantes de aspecto viscoso, color marrón oscuro casi negro y ojos verdosos o rojizos de apariencia vidriosa, extendiendo sus tentáculos hacia el aura astral de las personas desenfrenadamente lujuriosas y penetran en sus vehículos etéricos condicionando la imaginación y el pensamiento a imágenes lúbricas, obscenas y concupiscentes. Tales influencias impiden lógicamente la correcta orientación mental y un adecuado equilibrio de los valores psicológicos del ser humano, lo cual repercute dolorosamente en los ambientes familiares y sociales en donde corrientemente desenvuelven sus existencias kármicas. Algunos de esos "tentáculos" irrumpen en el vehículo etérico de los seres humanos a través de las larvas astrales que pululan por la extensión de sus auras etéricas o campos magnéticos y llegan a constituir en algunos casos -que podemos llamar desesperados- elementales psíquicos dotados de tal extraordinario poder y consistencia vital que llegan a condicionar a la conciencia individual, utilizándola como "un médium" de aquellas torpes y bajas inclinaciones.



Con respecto a la forma psíquica del MIEDO, deberemos referimos primero a sus remotas causas u orígenes, que se pierden en lo insondable de los tiempos y constituyen el elemento condicionante, total e instintivo que dará lugar "en cierto momento crucial" de la historia humana al instinto de conservación o de preservación, el aspecto primario de la autoconciencia y del libre albedrío. El MIEDO surgió inicialmente por la imposibilidad del hombre primitivo de explicarse racionalmente fenómenos físicos provocados por "las fuerzas desatadas de los elementos de la Naturaleza". Los Rayos, los Truenos, las grandes tormentas, los terribles cataclismos geológicos: volcanes, huracanes, terremotos, inundaciones, etc., marcaron a aquellas incipientes conciencias no dotadas todavía de razón con el sello de un irracional trauma colectivo que dio lugar progresivamente a la espantable Forma Psíquica del MIEDO. Esta Forma subsiste todavía en nuestros días y el creciente imperio de la tecnología no ha sido suficiente para desterrar del ser humano sus nefastas influencias. Podríamos decir, sin embargo, que el MIEDO ha ido sutilizándose, pasando a actuar en los niveles astral y mental y no constituyendo quizá una forma objetiva o definida para el observador superficial; pero sus efectos continúan siendo desastrosos y altamente perjudiciales para el correcto desarrollo de la personalidad creadora del hombre. La multiplicidad de formas psíquicas que surgen de esta potentísima Entidad Astral gestada por la humanidad desde el principio de los tiempos adoptan la figura humana, aunque bestializada por las expresiones psíquicas del terror y revelando con una nitidez realmente sobrecogedora los claros síntomas del MIEDO. Algunas de las inseparables expresiones psíquicas del temor son: la inquietud, el desequilibrio nervioso, la tensión emocional y algunas enfermedades físicas de carácter vibratorio, tales como el cáncer y la diabetes. La Forma Psíquica del MIEDO abarca todas las zonas de expresión de la psicología humana y se extiende desde el simple miedo a la oscuridad hasta el invencible temor a la muerte, constituyendo un bagaje humano que deberá ser progresivamente destruido a medida que la mente humana, cansada de extenderse en horizontalidad, busque definitivamente la verticalidad augusta de la conciencia orientada hacia los Bienes inmortales.



La tercera Forma Psíquica es la del EGOISMO. El EGOISMO es un aspecto fundamental en la creación y desarrollo de la personalidad humana y corresponde a aquella etapa esotéricamente descrita como de "Acumulación de Valores en el tiempo". El ser humano, desde que nace a la vida física hasta que deja el cuerpo en el momento cíclico de la muerte, no ha dejado un solo momento de "acumular valores", sea en el nivel físico propiamente dicho, en el nivel emocional o en el mental.



Este sentido innato de acumulación es básicamente EGOISMO, aunque nuestra sutilidad mental trate de hallarle otras explicaciones a este fenómeno de acumulación que halla su punto culminante en el TEMOR a perder todo cuanto se haya adquirido o acumulado en el devenir del proceso de incorporación de substancia etérica, astral o mental al equipo kármico de manifestación humana. Como ustedes podrán apreciar, hallamos aquí un punto de coincidencia entre las Formas Psíquicas del EGOISMO y del TEMOR, aunque notablemente diferenciadas en sus expresiones normales o corrientes, es decir, las que condicionan la conducta habitual del ser humano.



En la adquisición de nuevos y más estilizados valores y en su correcta aquilatación se halla el sentido esotérico y místico de liberación espiritual del ser humano, la cual se basa esencialmente en el difícil arte del "inteligente rechace de valores", solamente al alcance de los discípulos mundiales, quienes hacen de la sencillez y de la ausencia de todo temor la guía suprema de su conducta.



Crecer en el tiempo es el móvil básico de toda posible forma de EGOISMO, hasta llegar el momento cumbre en la vida del ser humano en que se establece dentro de su conciencia una natural e inevitable réplica de carácter espiritual, llena de suaves aunque profundas reflexiones, que hacen que el alma del hombre empiece a "desnudarse" -simbólicamente hablando- de todo cuanto no le es imprescindible o necesario en el orden físico, emocional o mental. Es en este momento de "cíclica reorientación" de actitudes que el ser humano empieza a desvincularse de la potentísima Forma Psíquica del EGOISMO y a desarrollar aquella nueva condición humana basada en el olvido de si mismo y en el servicio activo por toda la humanidad, buscando el bien del conjunto y no la gloria efímera de la autoglorificación individual.



Las Formas Psíquicas de las Enfermedades ([13])



Es la forma que adoptan en el Plano astral los sufrimientos psíquicos creados por cualquier tipo de enfermedad, desde la que es de orden curable e intrascendente, como puede ser un resfriado o una pequeña lesión orgánica, o aquella otra de carácter aparentemente incurable y que implacable o invariablemente conduce a la destrucción o muerte del cuerpo físico. El sufrimiento, en todas sus infinitas variantes, produce una reacción en los éteres sensibles del Espacio, y la materia astral, que constituye el nivel en donde se manifiesta, se agrupa creando vórtices de energía y atrayendo a su centro de radiación toda clase de substancia psíquica que entra dentro de su campo vibratorio, hasta adquirir una Forma organizada con carácter propio y entidad independiente que a la vista del cualificado observador aparece como perteneciente a tal o cual tipo de enfermedad o dolencia física.



El dolor moral y el sufrimiento interno producido en el propio nivel astral por los seres humanos adoptan también sus formas características, pudiendo ser catalogadas tales formas en orden a su cualidad e intensidad por el observador e investigador esotérico. La angustia, el temor, el odio, los celos, la vanidad, la insatisfacción, la envidia, etc., aparecen cada cual con el inconfundible sello de sus peculiares características y puede decirse que constituyen avenidas de entrada en el cuerpo físico denso, a través del vehículo etérico, de casi todas las lesiones o enfermedades de tipo orgánico que padece la humanidad.



Las Formas Psíquicas de los Vicios y de las Virtudes Humanas



Toda actividad del alma humana constantemente repetida llega a constituir una Entidad psíquica. Tal Entidad, ocultamente observada, responde por su Forma o Figura a las cualidades que se hallan en la base de toda conducta o modo habitual de vivir y de comportarse. Esta es una verdad natural que toda persona realmente analítica podrá comprobar si observa a la personalidad humana desde el ángulo de las virtudes y de los vicios, o de las cualidades y defectos que exprese corrientemente en el devenir de su existencia. Desde el ángulo esotérico, y tal como es apreciado también místicamente a través de las conocidas tradiciones religiosas de la humanidad, SIETE son las formas psíquicas de los vicios o defectos humanos, prescindiendo aquí del gastado léxico de los Pecados Capitales: SOBERBIA - AVARICIA - LUJURIA - IRA - ENVIDIA - GULA - PEREZA, las cuales, lógicamente, tienen también sus cualidades opuestas, constituyendo, a su vez, Siete Formas Psíquicas que contrarrestan la acción negativa de los vicios y dejan siempre a la humanidad en óptimas condiciones de equilibrio kármico a fin de que las decisiones humanas puedan ser debidamente integradas dentro del proceso inmutable de la evolución espiritual. Estas cualidades humanas, que normalmente se oponen a los vicios engendrados en las edades primitivas de la humanidad, son en su totalidad la suma de los esfuerzos de los hombres por "resurgir de sus propias cenizas" –tal como ocultamente se dice- y reorientar las energías cíclicas de la evolución hacia los elevados subplanos de cada Plano a fin de establecer allí los anclajes de la voluntad superior o divina que a través del hombre trata de manifestarse. Estas cualidades de carácter espiritual y de orden trascendente, constituyendo tal como esotéricamente se afirma "las Perlas Místicas del Sendero de Retorno", son, como ustedes saben, las siguientes: HUMILDAD - LARGUEZA o PRODIGALIDAD - CASTIDAD - PACIENCIA - CARIDAD - TEMPLANZA - ACTIVIDAD o DILIGENCIA.



Tales cualidades, al igual que los vicios y defectos humanos, constituyen un sólido bloque de materia astral o psíquica y se agrupan, como todas las cosas de la Naturaleza y del Universo, en las antes descritas Siete Divisiones, cada cual con su propia forma o figura característica representativa de las virtudes que encarnan y que pueden ser observadas objetivamente en la vida personal de las personas que las desarrollan y practican. Lo mismo ocurre naturalmente con la Séptuple división de los vicios y defectos humanos, los cuales arrancan asimismo de un sólido bloque de materia psíquica. A estos dos bloques, de naturaleza lunar uno y de ascendencia solar el otro, se los denomina esotéricamente: EL GUARDIAN DEL UMBRAL y EL ANGEL DE LA PRESENCIA. Son dos poderosísimas Entidades Psíquicas que se expresan utilizando las energías dévicas de los diferentes subplanos de cada Plano en donde el ser humano posee cuerpos o vehículos de expresión y constituyen en su justo y natural equilibrio "la Serena Medida de la Evolución. Tal es el orden en que pueden ser clasificadas todas estas Formas Psíquicas:




El estudio algo más detallado de las Dos Entidades Psíquicas originarias del proceso será realizado en los dos próximos apartados. Creemos sinceramente que arrojará una nueva luz sobre los conceptos tradicionales de la fe religiosa en el sentido del Bien y del Mal y sobre sus figuras representativas el ANGEL y el DEMONIO, las dos poderosísimas Entidades dotadas de Forma Psíquica creadas por los hijos de los hombres a través de las edades.



La Forma Psíquica del GUARDIAN DEL UMBRAL



Es la Forma total y absoluta de la INVOLUCION -si es que podemos decirlo así- correspondiente al Plano astral de la humanidad. Constituye la suma de todas las esperanzas y deseos sustentados por los hombres desde el principio mismo de la historia del Cuarto Reino y adopta la figura de una gigantesca y horrorosa Entidad Humana, muy parecida en sus trazos a la que ostenta tradicionalmente el Demonio Tentador de los antiguos relatos religiosos y místicos de la Antigüedad. Esta terrorífica Entidad creada por los seres humanos a través de las edades "encarna en si" todo cuanto éstos desearon y sintieron de incorrecto dentro del corazón y que expresaron luego a través de una conducta profundamente egoísta y posesiva creando su impronta en los bajos sedimentos del plano astral, constituyendo la base de aquella forma psíquica o elementaria de gigantescas proporciones que ya, desde aquellos remotos tiempos, ha acompañado y acompaña la actividad kármica de los hijos de los hombres. La Forma psíquica del Guardián del Umbral será destruida a su debido tiempo, durante la Iniciación que recibirá nuestro Logos Planetario en una determinada fase de Su Integración espiritual o proceso evolutivo, pero, según se nos dice esotéricamente, es la propia humanidad –que forma parte de la Voluntad del Logos- la que deberá realizar el necesario esfuerzo inicial y cumplir religiosamente la "deuda kármica" contraída hace unos ciclos imponderables de tiempo con esta divina ENTIDAD PLANETARIA; Guía espiritual de nuestro mundo.



La Forma involutiva del Guardián del Umbral de la Humanidad es la suma del contenido psíquico inferior segregado por los seres humanos a través de incontables edades. Habrá que admitirse lógicamente, pues, la existencia de una Forma Psíquica Astral del Guardián del Umbral para cada ser humano, siendo parte de la responsabilidad kármica individual la desintegración de esta Forma elementaria creada en el transcurso del tiempo, mantenida "en suspensión" sobre su aura etérica y constituyendo el principal impedimento para la realización espiritual del alma en el Sendero. Habrá que prestarse, pues, una especial atención a esta Forma astral construida con los burdos materiales del astralismo inferior, salpicada de todos los bajos instintos y coloreada de todas las indeseables cualidades de la personalidad autocentrada y egoísta. Es la espantable figura que deberá afrontar el candidato a la Iniciación y que tendrá que destruir inexorablemente si quiere continuar ascendiendo por la gran Escalera de Jacob, que se extiende desde el Plano físico al espiritual más elevado e incluyente.



Esotéricamente existen dos Formas típicas del Guardián del Umbral, aparentemente superpuesta la una sobre la otra.



a) Astral o Psíquica, condensando todos los innobles deseos humanos.

b) Mental, poderosamente incluyente y condensando todos los pensamientos incorrectos de la humanidad.



La primera corresponde a la evolución astral de la humanidad y está constituida de substancia psíquica, seleccionada por los devas correspondientes a estos bajos niveles de acuerdo con el grado de densidad de los deseos humanos que intervienen en el proceso de construcción; la segunda depende de la evolución mental de la humanidad y está construida por la cualidad íntima de los pensamientos bajos e innobles, elaborados por todos los seres humanos, individualmente y como grupo, en el curso misterioso de los ciclos del tiempo. Como siempre, la medida de la evolución humana, en lo que corresponde al presente evolutivo, se halla en el contenido astral y mental de los seres humanos y en su capacidad augusta de transmutarlo en cualidades espirituales o místicas de la más excelsa vibración.



La Forma Psíquica del Angel de la Presencia



Contrarrestando la horrorosa y espantable silueta del Guardián del Umbral, está la bella y delicada forma del Angel de la Presencia. Ha sido creada asimismo por la humanidad y en su totalidad constituye una hermosa Entidad Psíquica que centraliza en si todas las nobles y apetecibles cualidades que los seres humanos desarrollaron durante el larguísimo trayecto de la evolución del Cuarto Reino y constituyen aquella suma de energías psíquicas que esotéricamente llamamos "el buen karma" de la humanidad.



Podríamos decir que ambas Formas, la del Guardián del Umbral y la del Angel de la Presencia, son verdaderas Entidades, ya que poseen una conciencia que les es propia y constituyen en su interdependencia la Balanza Mística de la Evolución, encarnando las Fuerzas duales de la existencia. Según se nos dice esotéricamente, en el momento místico de la Iniciación y frente a la dorada Puerta que da acceso a la "Cámara de los Misterios" pueden ser percibidas estas dos Entidades. Dichas Entidades le ofrecen al Candidato las "dádivas" u ofrendas que son esencia de su propia y particular estructura psíquica; es decir, vicios y defectos, encubiertos bajo engañosas y falaces formas de sanos placeres por parte del Guardián del Umbral, y cualidades y virtudes espirituales, por parte del Angel de la Presencia. Finalmente, es el discípulo candidato a los Misterios quien debe decidir "sin presión externa alguna" -ya que la Balanza de Osiris que pesa el corazón del aspirante a la Iniciación se halla siempre en mágico y misterioso equilibrio- hacia qué lado deberá inclinarse el platillo de la balanza cósmica que pesa su corazón: si hacia el Guardián del Umbral o hacia el del Angel de la Presencia. La decisión del Candidato por una u otra de las Entidades Psíquicas que alberga su corazón, y que es el fruto de las edades transcurridas desde el principio de su proceso evolutivo como ser humano, determinará su entrada o no dentro del Recinto Iniciático en donde están esperando ya imperturbablemente el HIEROFANTE Iniciador, los Dos Padrinos Espirituales ([14]) y los miembros de la Gran Fraternidad Blanca que pueden concurrir con pleno derecho al desarrollo de aquel supremo y trascendente proceso creador planetario. Si el candidato se decide por el Guardián del Umbral, lo cual muy raramente sucede, la Puerta Iniciática permanece cerrada y el aspirante a los Misterios deberá volver de nuevo al mundo profano sin llevar consigo las dádivas espirituales y si "un más pesado y fatigoso peso sobre los hombros", ya que deberá iniciar un nuevo y más doloroso camino de acceso a los Bienes Inmortales. Si, por el contrario, elige al Angel de la Presencia, desaparecerá inmediatamente de su vista la espantable silueta del Guardián del Umbral, el cual, en aquellos momentos, presenta su verdadera y horrorosa Faz y ya no podrá engañar más al discípulo espiritual. Es entonces cuando se abre la Dorada Puerta de los Misterios y el Candidato puede recibir la Iniciación que corresponde a su estado evolutivo... Desde aquel momento, y gracias a la intervención del Hierofante y de los dos Padrinos, una energía de más elevada potencia y sutilidad circula por los centros etéricos del Iniciado y una parte considerable del karma inferior acumulado dentro del corazón por la presión del Guardián del Umbral es liberado. El Guardián del Umbral pierde entonces "densidad y consistencia" y, por el contrario, el Angel de la Presencia adquiere una nueva luz y una más radiante proyección de su aura de Paz y de Armonía. Este es a grandes rasgos el proceso iniciático, el cual, como habremos podido observar, viene precedido siempre por una voluntaria y muy íntima elección de parte del discípulo o del hombre verdaderamente espiritual.



Lo mismo que fue dicho en el apartado anterior acerca de los niveles de expresión psíquica y mental donde desarrollaba sus actividades el Guardián del Umbral, puede ser dicho ahora con respecto al Angel de la Presencia, en el sentido de que existen dos Formas características del mismo: una concreta y objetiva, construida por los devas de acuerdo con las delicadas y elevadas emociones y sentimientos del hombre, y otra, más sutil todavía, que corresponde a la energía generada por los más potentes, dinámicos y constructivos pensamientos e imágenes mediante los cuales es estructurada la radiante figura angélica, centro de paz y de armonía dentro del corazón del hombre.



c) Las Formas Astrales de los Devas que dirigen el proceso de incorporación de energía sensible a cada uno de los cuerpos físicos creados por la Naturaleza



Algunas de estas jerarquías dévicas están muy por encima de la evolución humana corriente, pero sus formas no son fáciles de identificar aún en sus inferiores especies o familias debido a que forman parte del "bloque de energía sensible" -he ahí una expresión que sólo muy deficientemente da una idea de la realidad- constituyendo un aspecto vibratorio especifico del nivel astral en donde se manifiesta, el cual se extiende desde los bajos y densos niveles en donde se expresan los deseos posesivos de los hombres hasta las elevadas cumbres de inenarrable belleza en donde se expresa en su aspecto mas sublime el sentimiento creador de la Divinidad, pasando por los niveles vibratorios en donde son actualizadas todas las emociones posibles del corazón humano.



Con respecto a las Formas de los Devas de la Sensibilidad, tal como nos ha sido posible observarlas en distintos niveles del Plano astral, podríamos decir que poseen generalmente una vaporosa figura humana revestidas de los colores característicos de las cualidades sensibles que encarnan y que infunden en el corazón místico de toda posible forma física creada en la Naturaleza. Por ejemplo:



Como verán, sólo hemos analizado las cualidades sensibles que corresponden a los colores básicos de la manifestación solar. El estudio científico de la CROMÁTICA (CROMOTERAPIA), tal como la viene practicando ya la Ciencia Médica actual con vistas a la curación de ciertas enfermedades de tipo flemoso ([15]), puede extender la investigación al inmenso campo de la sensibilidad humana y al de las cualidades sensibles de Orden superior que el correcto empleo de ciertos colores Puede desarrollar en los seres humanos, hasta llegar a un determinado punto -lo cual ocurrirá en un no muy lejano futuro- en el que las investigaciones científicas se introducirán en el Plano astral y establecerán contacto con las huestes dévicas que concurren en la actividad planetaria de dotar de sensibilidad a todas las formas creadas.



Un tipo especial de Devas de la Sensibilidad ubicados en un definido nivel dentro del Esquema Emocional de la Naturaleza intervienen directamente en la evolución de la sensibilidad humana y realizan la desconocida y misteriosa alquimia de transmutar el deseo de los hombres en aspiración superior, activando en sus corazones las cualidades sensibles superiores que se manifiestan en las cálidas emociones humanas y en sus insaciables anhelos de perfección. A esta categoría de Ángeles se les denomina esotéricamente "los Ángeles del Equilibrio" y son especialmente invocados cuando el hombre alimenta en su Corazón encendidos anhelos de integridad y pureza.



Los tipos corrientes de "devas de la sensibilidad" son responsables directos de los cambios efectuados constantemente en el cuerpo astral de los seres humanos, ya sean los normalmente apetecibles o los habitualmente indeseables, con lo cual nos introducimos nuevamente en el problema de la jerarquía espiritual, definido esotéricamente en aquel sencillo axioma, tratado ya anteriormente en nuestro estudio, y que dice así: "... hay un Angel para cada hombre y un hombre para cada Angel". En nuestro particular estudio sobre el aspecto sensible de la Naturaleza, del cual el cuerpo astral de los hombres constituye una pequeña parte, tenemos en cuenta esta particularidad, más la especial referencia derivada del axioma antes descrito, en el sentido de "hay un deva de la Sensibilidad para cada estado de conciencia humana". Siendo tales estados de conciencia de carácter automático y de orden constante, es comprensible que el observador clarividente que analiza el cuerpo astral de cualquier ser humano pueda darse cuenta del grado de elevación espiritual del mismo, es decir, su grado de integración o de sensibilidad que afectará lógicamente la radiación magnética de su aura astral y la proyección a través de la misma de sus cualidades más intimas por medio de los colores que fúlgidamente aparecerán o desaparecerán siguiendo el trazado señalado por cada uno de los estados de conciencia, dando razón de la calidad de la materia sensible que constituye el cuerpo astral de la persona analizada. Los colores claros, brillantes y de gran radiación magnética indicarán sin lugar a dudas las elevadas inclinaciones espirituales de la misma, en tanto que los colores oscuros, apagados y sin radiación magnética definirán sin error posible a las personas de tendencias netamente materialistas y egoístas. Esto lo saben los aspirantes espirituales y todos aquellos que hayan estudiado en alguna medida los libros teosóficos u ocultistas. Falta agregar, sin embargo, a estos posibles conocimientos la idea esencial, sin la cual mucho de cuando intenta decirse en este Tratado quedaría sumido en la penumbra de lo incompleto, de que "las cualidades sensibles de la Naturaleza" son Entidades astrales con la misión de vivificar el cuerpo emocional de los seres humanos y de las especies superiores del Reino animal y cualificarlos de acuerdo con sus particulares tipos vibratorios.



La idea de una Entidad angélica correspondiéndose mágicamente con cada una de las cualidades espirituales que puedan desarrollarse en la vida mística del ser humano, arrojará mucha luz para la científica comprensión de los fenómenos internos, los de orden psicológico normal y aquellos que son estudiados bajo la denominación de esotéricos o de parapsicológicos, estableciéndose así unos vínculos de relación que hasta este momento habían permanecido encubiertos bajo la pesada losa le la tradición u ocultos tras el tupido velo de los misterios espirituales, en el sagrado Retiro de los Ashramas de la Jerarquía.



Nuestro mundo se halla inmerso desde hace varios lustros dentro de un océano de realizaciones científicas. Los adelantos en este campo son extraordinarios y no vamos a discutir sobre ellos, pero sí deberemos hacer mención al paso siguiente que deberá emprender la Ciencia actual sí quiere explicarse racionalmente -tal como es su sistema de investigación- algunos de los fenómenos sometidos a su consideración inmediata, Como pueden ser, por ejemplo, los de la electricidad, de la luz, de la energía y de la proyección magnética de los cuerpos, cuya causa permanece todavía como un enigma ante el conocimiento intelectual Un paso que deberá ser dado muy humildemente admitiendo, siquiera como una hipótesis mental, que la Naturaleza -que tiene respuesta para todas las preguntas formuladas con buena fe y recta intención- guarda en su interior un mundo invisible para el profano, pero que no es un lugar de misterios ni de secretos irrevelables, sino un campo de conocimientos y de verdades ocultas que "exige ser descubierto y revelado". Así la sabía Naturaleza revelará que hay un aspecto sensible en el interior de todas las cosas creadas que gobierna todas las manifestaciones que tienen lugar en el plano físico, y de que no existe fenómeno alguno en la Naturaleza, incluida la Causa suprema de la Vida, ni estado de conciencia humana que no puedan ser convenientemente explicados por la intervención de las potestades ocultas o Entidades angélicas, cuya Vida manifestada a través de todo tipo de materia sensible constituye el verdadero CONOCIMIENTO que el ser humano realmente inteligente tiene el deber de descubrir y de revelar.



d) Las Formas Astrales de los Devas cuya misión es construir el Cuerpo Astral de los Seres Humanos.



Pertenecen a una categoría especial de AGNISURYAS cuya evolución natural está relacionada con la de los seres humanos y tiene como principal objetivo construir los vehículos astrales de los hombres de acuerdo con sus particulares naturalezas, tendencias e inclinaciones. Tal como dijimos en el primer libro de este Tratado ([16]), el átomo permanente astral del ser humano contiene en potencia todas las experiencias astrales por las que pasó el alma individual a través del tiempo, y en el proceso de "reencarnación" al que han de sujetarse todos los seres vivientes, sea cual sea su condición o especie en la vida de la Naturaleza, ese átomo permanente, situado en el subplano atómico del Plano astral, emite unas vibraciones conteniendo impulsos de vida y deseos de manifestación de los que se hacen eco "los Elementales Constructores del cuerpo astral”, los cuales con singular maestría -tal como se nos dice esotéricamente- utilizan substancia sensible de la cualidad correspondiente a los peculiares tipos de vibración emitidos y construyen lentamente el vehículo astral de cada ser humano, prosiguiendo luego "la solidificación de su estructura" hasta la edad física de catorce años, en la que el cuerpo astral adquiere cierta capacidad de independencia y deja de estar bajo el control exclusivo del Elemental Constructor, el cual se mantiene desde aquel momento discretamente aparte y sólo interviene normalmente en la adición de materia sensible de mejor cualidad vibratoria al cuerpo astral del ser humano a medida que éste va progresando espiritualmente en el Sendero.



La diferencia entre este Deva Constructor del cuerpo astral de los seres humanos y aquellos otros analizados anteriormente, cuya misión de dotar de cualidad sensible a todos los cuerpos de la Naturaleza, reside en el hecho de que el Deva Constructor viene kármicamente enlazado al alma del hombre, en tanto que los Devas de la Sensibilidad en sus innumerables huestes se limitan a "agregar substancia sensible" al cuerpo astral del hombre de acuerdo con sus estados peculiares de conciencia y prescindiendo en absoluto de otras razones. En el hecho de la "vinculación kármica", anteriormente mencionado, hay un misterio que le será revelado al hombre en el momento en que reciba la segunda Iniciación.



Ahora bien, contemplado un AGNISURYA Constructor desde el nivel mental y utilizando la facultad de clarividencia se le aprecia bajo una increíble variedad de matices. Si bien el color característico predominante de los AGNISURYAS es el azul índigo en un infinito y sorprendente despliegue de tonalidades, en la evolución de su trabajo adopta los colores típicos de los estados de conciencia de los seres humanos, los cuales se reflejan en el aura sensible astral produciendo en la misma radiaciones brillantes del color característico de las emociones que corresponden a aquellos estados de conciencia. Nada tan bello e interesante desde este ángulo de vista, es la observación del cuerpo astral de una persona de elevada integración espiritual. Su aura posee todas las irisaciones posibles dentro de los tonos cromáticos de la Naturaleza con unos fúlgidos destellos de brillantes colores amarillo claro, azul, blanco y violeta que en tal caso son predominantes y contrastan poderosamente con las opacas radiaciones que emite el cuerpo astral de una persona muy escasamente evolucionada y a través de cuya aura sólo son perceptibles colores parduscos, grisáceos o rojizos. Pero no olvidemos que tras este velo de materia sensible coloreada por las cualidades espirituales o materiales del ser humano se halla siempre la presencia oculta del Elemental Constructor, quien, tal como vulgarmente se dice, "no quita ni pone rey", limitándose únicamente a agregar el contenido astral del hombre y a través de "los Devas de la Sensibilidad", substancia sensible del Plano astral que más en armonía o sintonía se halle con sus estados de conciencia y peculiares condiciones psíquicas.



La Forma del Elemental Constructor Astral es la humana, siendo radiante la naturaleza de su contenido psíquico, y guarda una cierta semejanza con las facciones físicas del hombre, corroborándose aquí de nuevo la verdad esotérica de que "hay un Angel para cada persona y una persona para cada Angel". La actividad de este Deva es muy difícil de ser percibida, singularmente si es de gran evolución, tal como ocurre con aquél que ha de construir el cuerpo astral de algún elevado discípulo o iniciado del planeta, ya que deberá utilizar materia sensible de alta cualidad proveniente de los más elevados subplanos del Plano astral. En general los AGNISURYAS Constructores son transparentes, excepto en aquellos de categoría espiritual inferior cuya misión es construir los vehículos astrales de los hombres poco evolucionados y de los animales superiores. Estos Devas aparecen a la visión del observador clarividente bajo tintes opacos y con los apagados colores propios de las cualidades inferiores de los hombres y especies a quienes deben construir sus adecuados vehículos astrales. Como ustedes comprenderán, las jerarquías de los Elementales Constructores astrales son innumerables. Para tener una acertada noción de sus infinitas variedades bastará considerar la multiplicidad increíble de tonalidades cromáticas que pueden ser creadas con sólo mezclar entre si los tres colores básicos: rojo, azul y amarillo, y entre los siete que en su totalidad constituyen los irisolados colores del espectro solar, habida cuenta, y de acuerdo con la analogía, de que a cada estado de ánimo o a cada emoción humana corresponde un tipo definido de vibración y un adecuado color dentro de la infinita escala cromática de la Naturaleza.



e) Las Formas de los Ángeles Regentes de cada uno de los Siete Subplanos del Plano Astral



Es tarea dificilísima, por no decir imposible, percibir a los Ángeles Directores o Regentes de los Subplanos del Plano astral. Nos limitaremos a decir que el color del Aura que irradia de sus radiantes "Cuerpos" constituye la NOTA característica o dominante del Subplano del cual son Regentes. Esta Aura se extiende como un Manto de Luz sobre la totalidad de cada Subplano y constituye una maravillosa experiencia para que el observador esotérico pueda sumergirse en la interioridad augusta del Centro de Luz desde donde el Angel Regente hace sentir su presión sobre cada una de las vidas que en aquel nivel "viven, se mueven y tienen el ser" y poder captar el significado oculto del COLOR, en forma de radiante Luz, que surge de aquel insondable Centro y sentirse inundado de las Cualidades augustas de aquella Vida Central cuya evolución, en lo que a la vida de nuestro planeta se refiere, corresponde analógicamente a la de los grandes CHOHANES de Rayo con los cuales y de manera misteriosa vienen enlazados.



La obra mística de estos excelsos Ángeles del Plano Astral será mejor comprendida si, de acuerdo con los sentimientos que suscitan en los seres humanos, establecemos la siguiente relación de analogía:



El estudio de las cualidades humanas nos muestra una extensa gama de sentimientos, los cuales matizan el aura astral del mundo y lo cualifican para poder atraer de los grandes Señores de cada Subplano la correspondiente y adecuada respuesta a sus íntimas y más ocultas necesidades, pues es obvio que los Ángeles, que son los Custodios del Sentimiento creador de la Divinidad, no pueden ofrecer más de lo que los hombres sean capaces de recibir y de proyectar. Así, el cuadro astral de la humanidad, visto en cualquier momento histórico o cíclico del tiempo, aparecerá coloreado por el sentimiento que embarga a la mayoría de los seres humanos de acuerdo con la presión de los acontecimientos kármicos planetarios, los cuales alteran radicalmente a veces los hábitos establecidos en el pasado y dotan a la gran familia humana de nuevas oportunidades de vida con un enriquecimiento apreciable de sus cualidades emocionales de aproximación a la Vida. En general, las cualidades adquiridas se exteriorizan en forma de sentimientos, y cuando los sentimientos humanos son mantenidos o perpetuados en el tiempo se convierten en Entidades Astrales de gran envergadura espiritual y de gran poder inspirativo.



Vemos, en consecuencia, que la cualidad de Paz, expresión de la Vida del Angel Regente del primer subplano del Plano astral, desarrolla en los seres humanos el sentimiento de Unidad con todo lo creado. De ahí que la falta de Paz en los individuos y en los grupos degenere en el sentimiento de separatividad de los hombres entre sí y cree las semillas de todas las posibles discordias en los ambientes sociales del mundo.



El Amor, cualidad esencial en la vida de nuestro Universo de segundo Rayo, es la energía más incluyente en la vida de la Naturaleza, generando el sentimiento de Identidad de los hombres, los cuales, sin necesidad de elemento de juicio alguno, SABEN que existe un Misterio de Participación divina en el corazón de todo ser viviente que un día será absolutamente consciente en la vida de todo ser humano.



La cualidad de Comprensión, tal como la expresa el Angel Regente del tercer Subplano, será precisamente la que creará en los hombres aquella conciencia de integridad y participación que ha de convertirse un día en Fraternidad. Intelectualmente el ser humano sabe que forma parte de un conjunto de valores sociales, pero su corazón no está todavía lo suficientemente desarrollado como para COMPRENDER que él y todos los demás hombres de la Tierra participan de la misma esencia creadora y que son realmente hermanos, ya que su procedencia es divina y han surgido del mismo Centro Creador.



La cualidad de Armonía es la Vida expresiva del Gran Señor AGNISURYA, Regente del cuarto Subplano del Plano Astral, es la cualidad máxima que ha de desarrollar la humanidad en esta Cuarta Ronda planetaria para poder establecer un orden social recto y equilibrado, insujeto a la condición de tantos errores y desaciertos cometidos en el pasado. Esotéricamente sabemos que el destino de la humanidad es la búsqueda de la Armonía a través del Conflicto, es decir, de la lucha contra todos los impedimentos situados entre ella y la meta deseada de equilibrio social, y que esta lucha adquiere caracteres de verdadera desolación y tragedia cuando las naciones se enfrentan entre si, originando las monstruosas matanzas de la guerra, con sus inevitables genocidios y destrucciones de todas las clases imaginables...



El quinto subplano del Plano Astral está definido por la cualidad del Entusiasmo, el que confiere la capacidad intima de investigación de todas las cosas de la Vida, idealizándolas y ennobleciéndolas dentro de un sentido justo de valores causales, reconociéndolas como formando parte del gran conjunto creador y considerándolas unas piezas necesarias e imprescindibles para el desenvolvimiento de la Obra universal. De ahí que el sentimiento que despierta en el corazón humano sea el de Participación en esta obra singular de incorporación de energías a la Obra mística de la Creación.



La cualidad característica del Angel Regente del Sexto Subplano Astral es la de Devoción infinita a la obra de la Divinidad, a la que idealiza hasta extremos insospechables, más allá de nuestra comprensión. Todas las aspiraciones humanas de orden superior, sus grandes imaginaciones e ideales y el amor por la obra mística de la Naturaleza son expresiones infinitas de este glorioso Angel, protector oculto de todas las grandes religiones del mundo y responsable directo de toda forma de liturgia religiosa amparada en el ejercicio del Bien Divino y en el contacto con la obra misteriosa de los Ángeles que en toda ceremonia y liturgia tratan de expresarse.



La cualidad infinita de Serenidad opera en los seres humanos grandes transformaciones internas en el orden individual, ya que le presta al hombre valor y confianza en cada una de las empresas que intenta llevar a cabo. Confiere audacia en los intentos y marca el rumbo de los acontecimientos sociales que tienen lugar en el mundo y elimina el Miedo, cualidad nefasta, extremadamente negativa, que se introduce en el corazón humano y le impide reaccionar en forma valiente y razonable frente a los hechos y a las dificultades de carácter kármico. El valor, la serenidad y la resolución frente a la adversidad son las aportaciones del Angel Regente del Séptimo Subplano Astral al mundo de los sentimientos humanos; una garantía del irreversible cumplimiento en el orden social y en la esfera de las relaciones humanas.



f) La Forma Gloriosa del Gran Arcángel VARUNA, el Señor de las Aguas



La Forma del Gran Arcángel VARUNA es ACUOSA, si tenemos en cuenta su participación activa en todas las manifestaciones liquidas del Universo. Se le llama esotéricamente "el Señor de las Aguas" y cada uno de los Ángeles Regentes de los Siete Subplanos del Plano Astral son expresiones de una u otra de las cualidades acuosas del Señor Varuna, actuando sintónicamente con ellas y transformándolas en cualidades y sentimientos según las necesidades de los Reinos y de las especies que realizan su evolución en el dilatado seno de la Naturaleza. Todos los Signos de Agua estudiados en la Astrología científica son emanaciones intimas del Señor VARUNA, ya que Este recibe mayormente las energías de las Constelaciones de CANCER, ESCORPIO y PISCIS, y utiliza como un aspecto de Su Vida al Logos planetario de NEPTUNO, de la misma manera que YAMA, o KSHITI, el Arcángel del Plano Físico, utiliza a SATURNO como Agente principal de su expresión en la Vida física de la Naturaleza Solar.



El aura etérica del Señor VARUNA abarca la totalidad del Plano Astral pudiendo ser considerado en su aspecto esotérico como el Cuerpo Psíquico o Sensible del Logos Solar. Las dificultades para la percepción de tan elevado Arcángel son derivadas de la escasa evolución astral de los seres humanos y de su capacidad manifiesta de atraer al campo de sus relaciones individuales y sociales substancia sensible de los Subplanos superiores del Plano Astral. Podríamos referirnos aquí, utilizando la clave de la analogía, al aura magnética de tan glorioso MAHADEVA del Plano Astral, cuya substancia personal o psicológica dota de cualidades sensibles a todos los seres de la Naturaleza, incluidas todas las Jerarquías Angélicas y todos los Logos planetarios, así como también a las repercusiones cósmicas de su actividad sobre todos los cuerpos celestes dentro de nuestro Sistema Solar, sujetos a la influencia del Sexto Rayo, como, por ejemplo, MARTE, aunque influenciando también poderosamente las energías psíquicas procedentes de la LUNA y de algunos astros todavía no descubiertos, pero que serán perceptibles en la próxima Ronda planetaria. Actúa preponderantemente asimismo en la evolución del Reino Vegetal y en los devas que confeccionan el vehículo emocional de los seres humanos. Está muy directamente vinculado con la obra que realiza Su gran Hermano INDRA, el Arcángel Regente del Plano Búdico y con aquellas otras esplendentes Entidades cuya misión es "transportar" las energías de la Constelación de CANCER procedentes del Plano Astral Cósmico, El Cuerpo Astral de Aquella poderosísima Conciencia, de la Cual nada puede decirse, Creadora del Sistema Cósmico del cual nuestro Sistema Solar en su vasta totalidad es solamente el Cuerpo Físico.



En el presente estadio de la evolución planetaria sólo pueden establecer contacto consciente con el Señor VARUNA las excelsas Entidades de nuestro planeta que han alcanzado o rebasado el proceso místico de la Sexta Iniciación.



 

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