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Vicente Beltrán Anglada


"A JEZASEL
El Ángel amigo
que tanto me ayudó
en mis pesquisas internas,
con gratitud y reverencia"

-V.B.A
.


 

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Estructuración Dévica de las Formas

Capítulo V

1. FORMAS ETERICAS

Vamos a dividirlas o clasificarlas en orden a nuestro estudio por su grado de evolución, que, lógicamente, se extenderá de lo más denso a lo más sutil dentro del infinito campo de substanciación del Eter:



a) Las Formas Etéricas de los Devas, cuyas vidas constituyen misteriosamente los Cuatro Elementos básicos de la Naturaleza, es decir, la tierra, el agua, el fuego y el aire.

b) Las Formas Etéricas, o doble etérico, de todos los Reinos de la Naturaleza.

c) Las Formas Etéricas de las Entidades Dévicas de mayor desarrollo evolutivo que los devas o elementales constructores de los cuatro elementos de la Naturaleza, designados esotéricamente "los Poderes Aglutinantes de la Energía".

d) La Forma Etérica de los Ángeles AGNISHCHAlTAS, o Devas superiores del Plano Físico.

e) La Forma Etérica de los Devas que construyen los cuerpos físicos de los seres humanos.

f) Las Formas Etéricas de los Devas, Señores de los Reinos Mineral, Vegetal y Animal.

g) La Forma Etérica del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano Físico.



a) Las Formas etéricas de los Devas, cuyas vidas constituyen misteriosamente los Cuatro Elementos básicos de la Naturaleza



Estas formas fueron examinadas en el primer libro sobre este Tratado y clasificadas en orden a: Gnomos, o espíritus de la tierra; Ondinas, o espíritus del agua; Salamandras, o espíritus del fuego, y en Silfos o Sílfides, los espíritus del aire, teniendo en cuenta que cada uno de estos cuatro tipos de espíritus elementales posee infinidad de especies o variantes en el sentido de las formas que pueden ser perceptibles a la visión etérica. Hemos seleccionado intencionadamente algunas de las formas más corrientes de estos tipos de devas, advirtiendo al lector que cada deva posee una característica definida de acuerdo con la calidad del elemento dentro del cual vive, se mueve y actúa. Los espíritus de la tierra están especializados en el trabajo de mantener la cohesión en el Reino mineral, debiendo tener presente que existen espíritus de la tierra o elementales constructores en materia densa cuyas características son casi desconocidas aún para el investigador entrenado en el arte oculto de la observación dévica, y deben ser percibidos utilizando la clarividencia mental enfocándola en las capas más profundas del suelo. Son apreciadas así en ciertas especiales circunstancias unas extrañas criaturas, de no muy agradable aspecto, que habitan en las grandes y profundas simas planetarias, en los insondables e insólitos abismos subterráneos y en los oscuros laberintos situados en las capas más hondas del suelo. La misión de tales elementales, algunos de ellos de forma casi humana, aunque de gigantescas proporciones, es permitir "la aireación" del vasto cuerpo de la Tierra. Cuando se hunde alguna de estas inmensas cuevas subterráneas se originan los terremotos y los maremotos, las precipitaciones de tierra, los aludes, etc., y los daños que originan en la superficie y las pérdidas de vidas humanas nos informan de una ley kármica sabiamente manejada por Aquéllos que son los Responsables Augustos del destino planetario. Estas criaturas dévicas de las grandes profundidades manejan un extraordinario poder en el nivel etérico en donde actúan. Sus cuerpos están construidos de materia semidensa y trabajan -buscando aquí su analogía más sencilla de acuerdo con nuestros conocimientos- a la manera de los topos, es decir, construyendo cuevas, galerías, subterráneos y profundísimas grutas. Puede percibírseles en grandes grupos o concentraciones trabajando intensamente en aquellos "lugares del planeta" donde por "presión kármica" deben producirse grandes cambios o reajustes en su superficie. Como he dicho anteriormente, algunos de tales Devas son de gran tamaño y, al parecer, constituyen una Jerarquía que comanda o dirige a otras fuerzas menores en la labor de ajustar el proceso kármico a las necesidades evolutivas del Planeta, el cual, como sabemos, es el Cuerpo físico del Logos planetario de nuestro Esquema Terrestre.



Hay también otros espíritus de la Tierra de carácter benevolente y de muy agradable aspecto que cuidan del proceso de vivificación del Reino vegetal mediante la creación o substanciación, en unión de cierto grupo de Ondinas, de aquella misteriosa substancia alquímica técnicamente definida como SAVIA. La SAVIA es el licor de la Vida para el Reino vegetal, fraguándose en las profundidades del suelo, y cada una de las especies vegetales, sea cual sea su evolución, sensibilidad o naturaleza, posee su propia SAVIA. Deberemos referirnos aquí, por tanto, a los múltiples y diferenciados espíritus de la tierra que trabajan para cada especie de árbol, de vegetal o de planta, así como al considerable grupo de Ondinas especializadas que cooperan con aquéllos para producir el determinado jugo vital, merced al cual se estructura la totalidad del Reino. Cuando una planta, un árbol o una simple hierba han surgido a la superficie, maravillosamente impelidas por la fuerza atractiva del Sol, el único y verdadero Dador de Vida en la Naturaleza, entran en actividad los Silfos, o espíritus del aire, los cuales, de acuerdo con las distintas especies, "pigmentan las flores y sazonan los frutos" y contribuyen así a la obra mágica, aunque de orden natural, mediante la cual la vida infinita del Universo queda substanciada para cumplimentar el destino de cualquier especie evolutiva en los inconmensurables confines de aquella Alma Grupo que en su totalidad llamamos el Reino Vegetal. Ahora bien, la Fuerza impelente que provoca el desarrollo de las simientes y el crecimiento de no importa qué tipo de árboles o de plantas es debida a la suprema actividad de ciertos definidos espíritus del fuego, misteriosamente conectados con la incesante presión oculta del esotéricamente llamado "Fuego de KUNDALINI", el cual asciende desde el centro mismo del planeta hacia la superficie en forma de ondas concéntricas, vitalizando a su paso todas las capas geológicas y a todas las criaturas dévicas o espíritus de la tierra que en cada una de ellas tienen su morada, incluidos aquellos estratos que corresponden a los mundos submarinos o profundidades oceánicas.



Las ondas concéntricas proyectadas desde el centro místico del planeta a un ritmo constante y persistente son vivificadas por los grupos especializados de Agnis, o Señores del Fuego planetario, los Cuales “viven, se mueven y tienen el ser” en las misteriosas e inescrutables regiones del Fuego Creador de la Divinidad, llamado místicamente la obra mágica del Tercer Logos o del Espíritu Santo. Los Agnis, sea cual sea su evolución, constituyen la esencia natural del Fuego de la Naturaleza y su poder es realmente ilimitado desde el ángulo de vista de los seres humanos, en tanto que el Logos planetario mantenga Su infinita Atención invariablemente mantenida hacia este Foco de Fuego Central y origine a través del mismo el movimiento de rotación del planeta Tierra, símbolo invariable de vida en todo cuerpo celeste. Hay en estas últimas palabras unas profundas significaciones que el aspirante espiritual debe tratar de comprender y de asimilar.



La actividad del Fuego planetario, sea cual sea su poder y grado de expansión. es siempre una obra de los Señores Agnis, denominados también "Señores de las Salamandras", siendo las salamandras en su multiplicidad de especies los elementales constructores que están en la base de toda actividad ígnea en la Naturaleza; desde el humilde fuego del hogar hasta el más terrible y poderoso incendio. Los Silfos del aire colaboran en la expansión del Fuego. Son aparentemente indispensables en la propagación de un incendio en la superficie del suelo o en la gigantesca concentración de Agnis que provocan una erupción volcánica. De ahí que muchas veces las explosiones volcánicas vienen precedidas de terremotos, es decir, por la presión de los gases liberados en las profundidades planetarias. El aire en movimiento es el auxiliar del fuego, y hay que imaginar por analogía que los elementales del aire y los del fuego guardan potentes líneas de afinidad en sus distintas jerarquías. Lo mismo puede decirse en relación con los elementales del agua y de la tierra, los cuales trabajan aparentemente siguiendo ciertas definidas líneas de afinidad visando en su conjunto la evolución natural del contenido del planeta Tierra. Estas líneas de afinidad son particularmente evidentes en los estudios astrológicos, constituyendo la base de los signos que marcan las Constelaciones, es decir, de tierra, de agua, de fuego y de aire. Lo mismo puede ser dicho en orden a los temperamentos humanos, siempre en armonía con las fuerzas de los elementos naturales.

Veamos:

Estas pequeñas analogías informarán al lector de cómo los cuerpos humanos están constituidos, tal como hemos considerado ya en otras ocasiones, por concentraciones de fuerzas elementales, o devas constructores, los cuales en cada uno de los niveles etéricos realizan una ordenada selección de las energías físicas, astrales o mentales que deben ser substanciadas como base de los vehículos o mecanismos de conciencia que han de utilizar los seres humanos.

Las formas de las Ondinas y de las Sílfides son muy parecidas, pese a que unas se manifiesten como el elemento agua y las otras se muevan en el aire. En general, son transparentes y de vivos colores y ciertas especies en ambos grupos son de gran belleza. Hicimos ya algunas referencias a las Ondinas y a las Sílfides o Silfos en el primer libro de este Tratado. Estos espíritus de la Naturaleza son definidos también con otros nombres, tales como: hadas, ninfas, neptas, agaptas, etc., de la misma manera que los espíritus de la tierra, o los Gnomos, toman también, según a la familia a que pertenezcan, los nombres de faunos, dríadas, nereidas, etc. Debido a esta complejidad de especies es difícil establecer tipos comunes. Hay que decir, sin embargo, ya que hemos podido comprobarlo en varias ocasiones, que la forma típica que se halla en la base de cada especie y de cada familia de espíritus elementales es la humana, con las naturales diferenciaciones que el tipo de misión encomendada a cada grupo de tales espíritus exija o requiera. Por las figuras que sometimos a la consideración de ustedes en el primer libro de este "Tratado Esotérico sobre los Ángeles", se darán cuenta de estas formas esenciales o de base, inspiradas arquetípica o geométricamente en la figura de la estrella de cinco puntas.



b) Las Formas Etéricas, o doble etérico, de todos los Reinos de la Naturaleza



Todo cuerpo físico, animado o inanimado, posee un cuerpo etérico o Vehículo radiante que permite la introducción de las energías vitales de la Naturaleza en los centros de fuerza que desarrollan los numerosísimos grupos, especies o familias de cada Reino, mineral, vegetal o animal. La calidad de este vehículo etérico, es decir, su tipo vibratorio, dependerá de la evolución de los Reinos y de las especies, estando determinada esta evolución por la capacidad de recibir, acoger y distribuir en la vida de los mismos el Fuego promotor de la vida de la Naturaleza, el Fuego de KUNDALINI. Según se ha podido comprobar por visión clarividente al examinar la vida mística de los Reinos, en un intento de descubrir sus capacidades invocativas, el Reino mineral posee un solo Pétalo desarrollado u orificio de introducción del Fuego de Kundalini dentro de su densa estructura, el Reino vegetal posee dos, el Reino animal tres y el Reino humano cuatro. Esta actividad desarrollada, de acuerdo con la evolución de los Reinos, repercute lógicamente en la calidad de los elementos ígneos que entran en la composición de los vehículos etéricos de las especies o grupos de cada Reino, cualificando así los cuerpos físicos y dotando a cada uno de distintivas y muy bien definidas peculiaridades.



Las cosas inanimadas -o quizá seria mejor decir aparentemente inanimadas-, sean de la clase y naturaleza que sean, poseen también un cuerno etérico que las circunda e irradian a través de cada uno de los limites impuestos por su propia forma, una especie de energía o campo magnético, cuya extensión dependerá de su mayor o menor estructura física y también de la calidad vibratoria de los átomos químicos que entran en la composición de la misma. Este vehículo etérico es, en todos los casos, un perfecto duplicado de la forma densa; pero hay que insistir, sin embargo, en el hecho de que el elemento etérico que lo integra y cualifica vendrá absolutamente condicionado por el número de Pétalos dentro del gran Chacra en cada Reino, a través del cual las energías del Fuego de KUNDALINI se proyectan y circulan vivificando su entero contenido. Al Fuego de KUNDALINI se lo denomina esotéricamente LA GRAN SERPIENTE, y podríamos decir que es el Talismán Sagrado que el tercer Logos, o aspecto Espíritu Santo del Creador, mantendrá en actividad mágica hasta que el planeta Tierra haya consumado plenamente su misión kármica en el espacio, como un Chacra vital, despierto y plenamente desarrollado dentro del Cuerpo del Logos Solar, es decir, del Universo.



c) Las Formas Etéricas de las Entidades Dévicas de mayor desarrollo evolutivo que los elementales constructores, designados esotéricamente “los Poderes Aglutinantes de la Energía"



Constituyen una familia especial de Devas cuya misión definida es "aglutinar" la substancia etérica del espacio a fin de constituir la materia plástica con la cual han de ser construidos los cuerpos físicos de todos los seres vivientes, no importa cuál sea su grado de evolución espiritual. Los elementales constructores trabajan en distintos niveles para dotar a esta materia aglutinada de la forma requerida por cada una de las especies dentro de un Reino, teniendo en cuenta que han de construir los cuerpos apropiados de acuerdo con la mayor o menor sutilidad de las vibraciones que surgen y se expanden de cualquier centro de vida y de conciencia en proceso de evolución. La misión particular de los Devas a los cuales hacemos referencia exclusiva en este apartado es la de substanciar los éteres del espacio. Poseen un tremendo y desconocido poder de compresión de dichos éteres y merced al mismo "los densifican" al grado requerido de substanciación o materialización que exigen aquellos centros de conciencia a través de las irradiaciones de sus campos magnéticos, los cuales cualifican, colorean o condicionan la extensión del espacio dentro del cual viven inmersos y en donde lógicamente han de realizar su particular evolución. Esto presupone, naturalmente, la existencia de una infinita multiplicidad de "devas aglutinadores" del éter, tantos como frecuencias vibratorias procedentes de los Reinos de la Naturaleza se elevan de cada uno de los centros de conciencia evolucionantes. Los Devas aglutinadores o substanciadores de las formas en el Reino mineral tendrán obviamente una evolución dévica inferior a los que aglutinan la materia etérica que corresponde al Reino vegetal, siendo los devas aglutinadores de la materia con que se crean los cuerpos humanos los más evolucionados dentro de la escala de valores dévicos. Y aun dentro de la infinita prodigalidad de un Reino, habrá que hacer una clara distinción entre los devas que operan con los tipos superiores de cada Raza y de cada especie.



Como verán ustedes, el tema es muy extenso y complicado debido a la vastedad infinita del programa de la evolución universal. Interesa, por tanto, introducimos en la actividad de tales Devas utilizando la regla hermética de la analogía y considerando la actividad y forma de los más cercanos a la humanidad, es decir, a los que manipulan y substancian las energías etéricas que finalmente convierten en "ectoplasma" especifico a ciertos grados de condensación, que han de constituir la materia física de la cual extraerán los Devas constructores los elementos básicos para el proceso de construcción de los cuerpos requeridos para las incontables individualidades que constituyen en su totalidad la gran familia humana.



La forma de tales Devas es muy parecida a la de los elementales constructores. Recordemos al efecto que la forma humana es el prototipo de la Creación y que salvo ciertas diferenciaciones de base afectando la misión de los Devas en sus infinitas jerarquías, éstos suelen adoptar -desde el ángulo de la clarividencia- ciertas formas y determinadas actitudes que recuerdan siempre, aunque a veces sólo vagamente, la figura humana. Las diferenciaciones de base en lo que hace referencia a los "Devas aglutinadores" aparecen cuando se les observa en el devenir de su trabajo o de sus actividades naturales, un trabajo que aparentemente realizan con gran placer y deleite, no en la forma como realizan sus trabajos los seres humanos, siempre pendientes de sus horas de inactividad o descanso. Aquí, en este punto, aparentemente tan insignificante, reside parte de la idea o del principio místico admitido por muchos investigadores espirituales en el sentido de que "los Ángeles no tienen Karma". Lo único que podríamos decir al respecto, ya que todo deber y todo trabajo en la vida de la Naturaleza constituyen un aspecto kármico en la Vida del Creador, es que el Karma de los Ángeles o Devas es muy distinto al de los seres humanos.



Observado un Deva substanciador del éter utilizando la clarividencia etérica, aparece bajo una forma vaporosa, de apariencia lechosa, "entrando y saliendo del éter" -por explicar el proceso de alguna manera- llevando cada vez una porción de substancia etérica entre sus diminutos brazos, una especie de miembros superiores en forma curvada y con manos -sí es que debemos utilizan esta expresión- en forma de espátula. Examinando el proceso de introducción del Deva en el éter o en las zonas subjetivas del espacio, por lo cual la percepción habrá de elevarse al tercer subplano del plano astral, se le ve "acumulando por absorción" o por succión, mediante una actividad muy parecida a la de las abejas cuando liban en el cáliz de las flores, cantidad de éter. el cual, conforme va entrando en contacto con la energía del Deva aglutinador, va adquiriendo plasticidad y consistencia material. Cuando el deva “surge o reaparece" del éter lleva consigo una cierta cantidad de esta materia plástica, la cual va depositando, al igual que las abejas, en el lugar previamente elegido por Devas superiores para la realización de algún trabajo específico. En lo que al ser humano se refiere, esta materia es acumulada alrededor del átomo permanente físico ([10]), constituyendo la materia densa y orgánica que utilizará el Elemental Constructor, un Deva de evolución superior, con la misión de construir mediante diseño solar el cuerpo físico del alma en proceso de encarnación cíclica.



d) La Forma Etérica de los Ángeles AGNISHCHAITAS, o Devas superiores del Plano Físico



Las formas de los Devas, a medida que avanzan en el proceso de su evolución, tienden a parecerse cada vez más a las de los seres humanos, pues Ellos, al igual que "los hijos de los hombres", deben realizar el Arquetipo solar, o forma esencial del Universo, el cual, visto desde el ángulo cósmico, aparece bajo la Forma Humana. Entendámoslo en el sentido de que el hombre y el Angel adoptan esta Forma porque tal es la forma del Sistema Solar visto desde el Sistema Superior o Constelación al cual nuestro Sol con todo su contenido pertenece. De ahí que el grado de perfección de un Angel se demuestra por esta Forma, aunque con una increíble y maravillosa multiplicidad de colores y matices que el cerebro humano es incapaz todavía de percibir ni de imaginar.



La Forma de los AGNISHCHAITAS es sutilísima, ya que está construida con substancia del primer nivel etérico-físico, el llamado "atómico". Son los directores en funciones de todas las actividades dévicas realizadas en el Plano físico. Se les denomina ocultamente "Las Huestes de la Voz", habida cuenta de que parte de Su trabajo es convertir en sonidos o "mandatos" las proyecciones arquetípicas procedentes del Plano mental. Tienen el poder de impresionar los éteres de todos los niveles físicos y saben hacerse comprender -por cuanto poseen el secreto de la Voz o del Lenguaje- por todas las jerarquías dévicas del Plano físico, desde el nivel atómico al físico más denso. Son de gran belleza y sus auras son maravillosamente resplandecientes de un color dorado, símbolo de la energía solar, realmente indescriptible. Poseen un tremendo magnetismo y utilizan el Fuego de KUNDALINI para energetizar la materia física en todas sus infinitas combinaciones y densidades para crear los organismos apropiados a cada Raza y a cada especie evolucionantes en el Plano físico. Son llamados también "los Señores de las Formas", ya que es en el nivel físico en donde las formas son más apreciables, más densas y objetivas. Según la calidad de su misión o la cualidad específica del nivel físico en donde ordinariamente trabajan, siempre desde un sentido altamente jerárquico, los colores, las auras o "los ropajes" -para decirlo de alguna manera- que les caracteriza o personifica, y mediante los cuales pueden ser reconocidos, dependerán siempre de las necesidades dévicas de aquellos niveles, teniendo presente al respecto que los ángeles o devas menos evolucionados se sienten "atraídos" a la autoridad del Deva mayor o AGNISHCHAITA por el brillo, luminosidad e intensidad magnética de los colores que irradian, por la suprema majestad de su Presencia, indescriptiblemente poderosa y radiante. Para poder percibírseles hay que contar de antemano con su aquiescencia y beneplácito, pues nadie como ELLOS poseen en el Plano físico el Secreto de la Magia del Séptimo Rayo y fácilmente pueden hacerse invisibles a voluntad a la percepción de la más perfecta clarividencia o inducir a errores de interpretación o de observación a los investigadores del mundo oculto, por muy capacitados que estén en el arte de la visión de los mundos invisibles. Sin embargo, dentro de un Plan de perfecta hermandad que Ellos practican por ser esencia de Sus propias Vidas, les es sumamente fácil "mostrarse" a aquellos cuya mente es sencilla y su corazón puro y que "a fuerza de amar" -tal como rezan los antiguos comentarios místicos acerca de los Ángeles- se han hecho accesibles a la excelsa grandeza de sus mundos de armonía, de radiación y de cumplimiento planetario... Se les aparecen entonces en toda su Serena Majestad "e inmarcesible Gloria" y el contacto, siquiera fugaz y rápido como un relámpago, marca para siempre la vida del ser humano y ya jamás se borrará de su mente y de su recuerdo la imagen radiante y maravillosamente resplandeciente de aquel Angel AGNISHCHAITA.



e) Forma Etérica de los Devas que construyen los Cuerpos de los Seres Humanos.



Ese tipo de Devas son los más parecidos al ser humano, ya que guardan grandes líneas de semejanza con el "cuerpo" que estén construyendo, el cual, a su vez, es el resultado de un proceso kármico que el Deva constructor intuye, aunque de manera muy difícil de comprender para nuestra mente humana, ya que lo recibe a través de un Arquetipo de Luz proyectado por el Señor AGNISCHAITA, del que jerárquicamente depende, y transmitido a través de los éteres inmortales a un increíble ritmo de simultaneidad. Los Devas constructores del cuerpo físico de los seres humanos basan el proceso de dicha construcción en los siguientes factores:



- Las cualidades causales que el alma humana ha desarrollado y que vienen transmitidas por las vibraciones naturales del "átomo permanente físico".



- La intervención directa de los Señores del Karma, quienes vierten `Su contenido de JUSTICIA en aquellas vibraciones, estableciendo contacto con aquellos seres humanos en el plano físico que han de cumplir con la misión de ser "los padres", o generadores del cuerpo o mecanismo que el alma humana ha de utilizar durante el proceso de encarnación o de manifestación física.



- La línea de comunicación establecida entre el "átomo permanente físico", el alma que va a encarnar y que "se halla gravitando" -en su plena aceptación científica- alrededor del cuerpo que está siendo estructurado y el ANGEL SOLAR, el Yo superior del hombre en el Plano Causal.



Más allá de estas líneas de actividad es realmente difícil apreciar otras razones viables para nuestro intelecto en el sentido del trabajo específico del Deva Constructor. Nos limitaremos a remarcar solamente "la extrema devoción" que experimenta este Deva hacia el alma espiritual cuyo cuerpo o mecanismo físico está construyendo. Hay que puntualizar, sin embargo, que su labor empieza desde el preciso momento -el instante cósmico, podríamos decir- en que el germen de vida masculino se ha introducido en el santuario de la vida femenina realizando el acto sagrado, mágico y de infinitas repercusiones causales que técnicamente conocemos bajo el nombre de CONCEPCION.



Por la calidad de su trabajo y por su contacto con los hombres, ese tipo de Devas constructores son perceptibles a los niños que no han abandonado todavía "la gracia de la inocencia" y poseen todavía un notable desarrollo en materia etérica de la Glándula Pineal. Son perceptibles también durante el proceso de gestación, rodeando a la futura madre, a la cual, sin que ésta se dé cuenta, están colmando de "increíbles atenciones", visando la obra que en el seno material de la misma están realizando... Es realmente conmovedor verles ante el lecho de los niños enfermos y atendiéndoles más solícitamente que lo haría "ninguna madre del mundo". Un Angel, aun de la categoría espiritual de los Devas constructores, posee un tipo de sensibilidad que todavía no ha desarrollado la Raza humana, sumida en la complicación de sus erróneos sistemas de vida y siempre en pos de ilusiones pasajeras. De ahí, aquella permanente solicitud y sincerísima devoción, llena de incomprensible delicadeza que les anima en su trabajo.



Los Devas constructores de los cuerpos físicos de los seres humanos permanecen al lado de la criatura hasta que ésta ha llegado a la edad cíclica de los SIETE años. A partir de este momento los Devas quedan libres de la presión kármica que los enlazaba al aura etérica del cuerpo construido y tal como esotéricamente se dice, "siguen el rastro infinito de las nuevas almas que quieren reencarnar" para cumplir con su destino cíclico y kármico, a fin de prepararles el Tabernáculo que deberán utilizar. Tal es la obra constante de los Devas constructores de los cuerpos físicos humanos. Pero, al observar la larguísima trayectoria de la evolución humana, hemos podido apreciar mediante la ayuda gentilmente ofrecida por ciertos Devas Superiores del Plano de la Mente, quienes "descorrieron para nosotros, plasmándolos en la luz astral, algunos acontecimientos históricos relacionados con la obra de los Ángeles constructores". Nos fue posible observar así algunas entrañables vinculaciones establecidas entre hombres y devas constructores que persistieron a través del tiempo y que, vida tras vida, "estuvieron juntos" durante el proceso de construcción de tabernáculos físicos necesarios para la extinción de toda la serie de karmas contraídos por el ser humano y que el Angel compartió con cada vez más indecible fidelidad y renovador amor..., llegando a establecer entre ellos unos lazos kármicos cuya trascendencia escapa a toda nuestra comprensión humana. Según hemos podido leer en algunas de las viejísimas páginas de "El Libro de los Iniciados", a través de la luz astral de los acontecimientos planetarios hay unas muy sutilísimas referencias a estos incomprensibles lazos de amistad establecidos entre ángeles constructores y seres humanos. Veámoslas: "He aquí que te seguiré siempre, edad tras edad, ciclo tras ciclo, rastreando en los éteres inmortales la estela de tu inconfundible Luz, ¡oh alma amada!, preparando para ti túnicas sagradas cada vez más luminosas y radiantes, hasta llegar juntos un día al Puerto de Destino que el Señor de la Eterna Inseguridad ha situado frente a nosotros como meta de nuestras vidas..." Esotéricamente descrito, el enorme e incalculable significado de estos viejísimos textos nos habla indudablemente de un MOMENTO CUMBRE en el TIEMPO en el que el alma humana, convertida en un Logos Creador, y el Deva Constructor en un Glorioso Arcángel, comparten juntos la responsabilidad de algún desconocido Universo, perdido en la inmensidad del Cosmos...



f) La Forma Etérica de los Devas, Señores de los Reinos Mineral, Vegetal y Animal



Conforme avanzamos en nuestro estudio acerca de las formas de los Devas, vamos introduciéndonos en ciertas regiones secretas en donde el elemento dominante es el éter sublimado de los subplanos superiores del Plano físico, de ahí que cada vez sean más sutiles y gloriosas las formas que surgen de las profundidades místicas del Espacio y, naturalmente, más difíciles de ser OBJETIVIZADAS por parte del observador. Cuando hagamos referencia a las Formas de los Grandes Devas que dirigen el proceso de evolución de los Reinos de la Naturaleza, deberemos tener en cuenta que la dificultad es todavía mayor debido a la Grandeza de su propia evolución y a la dificultad humana de interpretar adecuadamente los "sonidos, colores y formas geométricas" que surgen en forma potentísimamente radiante de Sus Auras Magnéticas. Según se nos dice esotéricamente, su evolución espiritual corresponde a la de los CHOHANES de RAYO de nuestra Jerarquía Planetaria con los cuales guardan aparentemente estrechísimas vinculaciones en orden al trabajo de sintetizar las energías de los Rayos y de los Reinos, visando el cumplimiento del Plan general de la evolución del Universo.



Habrá que decirse al respecto que los CHOHANES transmiten las energías de los Rayos procedentes de determinados Centros Cósmicos "utilizando la virtud" de ciertos Devas especializados, los Cuales, de manera maravillosa e incomprensible, constituyen las cualidades y características de tales Rayos. Los Grandes Ángeles, Señores de cada uno de los Reinos de la Naturaleza, acogen o reciben estas energías de Rayo mediante un CETRO DE PODER representativo de la Jerarquía Espiritual que ostentan y la hacen circular por toda Su omniabarcante naturaleza, la dinamizan con su peculiar magnetismo y la distribuyen después, de acuerdo a unos muy bien definidos flujos vibratorios, por la extensión infinita de Sus Reinos a todas y a cada una de las especies que en el mismo tienen su vida y su razón de ser. Cada Reino recibe asilas energías apropiadas a su grado de evolución dentro del conjunto planetario, teniendo en cuenta, sin embargo, ya que en esta afirmación va encubierto alguno de los grandes secretos de la Iniciación, que cada Angel, Señor de un Reino, posee un CETRO DE PODER, o TALISMAN SECRETO, mediante el cual le es posible "recibir y transmitir" las energías de los Rayos, constituyendo este CETRO la correspondencia del eje de la Tierra, polarizado hacia energías cósmicas que escapan a nuestra razón y entendimiento o el Canal SUSUMMA en el Vehículo etérico del ser humano, es decir, la Columna Vertebral del Reino. EL CETRO DE PODER que utiliza el Señor Deva del Reino Mineral posee un solo PETALO desarrollado u orificio de entrada para la energía de los Rayos y para el desarrollo del Fuego de KUNDALINI, es decir, de entrada en la vida del Reino de aquellas tremendas energías de la Naturaleza. Según se nos dice esotéricamente la sede natural del FUEGO DE KUNDALINI es un globo ígneo de incalculable poder y de potentísimas irradiaciones situado en el centro mismo de la Tierra, el cual origina la vida física del planeta en su conjunto. Debido a que el Cetro de Poder del Deva Regente del Reino Mineral posee un solo orificio de entrada, las formas en este Reino son las más densas, toscas y pesadas. Los Cetros de Poder de los grandes Regentes de los demás Reinos guardan una estrecha y mágica analogía, aumentando el número de pétalos u orificios de entrada de las energías de los Rayos y del Fuego de Kundalini -véase aquí la analogía entre Rayos y Fuego- de acuerdo con las líneas de la propia y singular evolución, siendo lógicamente ésta la relación de analogía que existe entre los Reinos, los Rayos y el número de Pétalos que se halla en la base mística de los Cetros de Poder de los Reinos Angélicos. Veamos:

El Reino humano constituye una Indescriptible Entidad Causal llena de unidades autoconscientes o de Almas individualizadas. No depende, por tanto, de ningún Alma grupo, como ocurre con los Reinos subhumanos. La energía de los Rayos le llegan al hombre a través de siete centros de energía alojados en su vehículo etérico, llamados esotéricamente CHACRAS, y el Fuego de Kundalini penetra en su organismo a través de cuatro Pétalos u orificios de entrada situados en el Chacra MULHADARA, en la base de la columna Vertebral. Podemos decir así, aplicando íntegramente la analogía, que la Entidad humana, sea cual sea su grado de evolución, posee un cetro de Poder, la columna vertebral, el cual debe utilizar cada vez más sabiamente para que pueda penetrar energía espiritual o de Rayo cada vez más sutil y de más potente radiación. El Chacra MULHADARA, con sus cuatro pétalos, representa a través de la Cruz, o forma geométrica de los cuatro pétalos, el símbolo místico del Karma, del Cuaternario inferior: mente concreta, sensibilidad emocional, vehículo etérico y cuerpo físico, pero también su enlace con el Cuarto Rayo de "la Armonía a través del Conflicto" y con la inefable Cuarta Jerarquía Creadora, los ÁNGELES SOLARES o los Prometeos del Cosmos...



Más allá del Reino humano, seria inútil tratar de extendernos en averiguaciones. Podríamos únicamente señalar, siempre de acuerdo con la analogía, que los cinco Pétalos dé poder que corresponden al Quinto Reino, el Espiritual, constituyen la Estrella mística de las Cinco Puntas, símbolo perfecto del Alto Iniciado, del Adepto, del Maestro de Compasión y de Sabiduría, cuya esplendente Vida constituye la Meta espiritual de los hombres avanzados de la humanidad. No vamos a introducirnos, pues, en la desconocida y trascendente Vida de los CHOHANES o Señores de Rayo, a cuyas órdenes se hallan sujetas increíbles concentraciones de vidas dévicas constituyentes de las cualidades de los Rayos, ni tampoco en la de los Grandes Devas que secundan con su específica participación la entrada en el planeta Tierra de las energías cíclicas de los Rayos y mueven, con singular y divina maestría, los grandes acontecimientos de la historia.



Como ustedes podrán imaginar, resulta casi imposible percibir la forma de los Devas Regentes de los tres primeros Reinos de la Naturaleza. Las características de dichas formas, aun aceptando la hipótesis de que de acuerdo con el Arquetipo universal han de poseer definidas líneas de semejanza con la forma humana, escapan por completo a nuestra visión y percepción. Sin embargo, ayudados por Ángeles superiores que se dignaron ilustrarnos sobre estos extremos, para los cuales nuestra imaginación carece total y absolutamente de medida, nos mostraron objetivamente reflejándole etéricamente la FORMA DEL DEVA REGENTE DEL REINO MINERAL. Apareció así ante nuestras maravilladas percepciones una gigantesca e incomprensible ENTIDAD, llena de gravedad e impresionante Misterio, atendiendo la vida del Reino y comandando con indiscutible e impenetrable AUTORIDAD la evolución de cada una de las especies del Reino, desde el simple átomo químico hasta la más elevada forma mineral dotada de radiactividad, la cual, según nos enseñaron los Ángeles Mentores, era prueba de la evolución alcanzada por la vida del propio Reino y demostrada a través del fenómeno de RADIAClON que lo distinguía perfectamente de los objetivos definidos de los demás Reinos. Esta incomprensible ENTIDAD DEVICA parecía sumida en un indescriptible e impenetrable SILENCIO. Aparentemente no se movía, pero a través de su hierática, grave y solemne expresión se adivinaban potentísimas expansiones de energía que surgían de su SER en forma de fulgidas irradiaciones de un intensísimo color violeta que se introducían en la calma infinita de aquel Reino en evolución cuya misión especifica -tal como gentilmente nos explicaron nuestros excelsos Mentores- "es ENTERRAR LA SIMIENTE DE LA VIDA DIVINA PARA QUE A SU DEBIDO TIEMPO PRODUZCA LOS ANHELADOS FRUTOS DE LA PERFECCION COSMICA".



g) La Forma Etérica del Gran Arcángel YAMA, Señor del Plano Físico



Tal como apuntábamos en el apartado correspondiente, la forma del Gran Rajá YAMA sólo puede ser visible a los grandes Iniciados. Acerca de este excelso e infinito SER únicamente podemos decir que SU RADIANTE AURA MAGNETICA abarca la totalidad del Plano físico, dependiendo de Su omniabarcante Poder todos los Ángeles y Devas que en dicho Plano viven, se mueven y tienen el ser. El Gran Arcángel YAMA, o Mahadeva KSHITI, tal como lo definen también algunos tratados esotéricos orientales, mantiene la cohesión perfecta del Plano Físico mediante un sostenido e indescriptible proceso de CONCENTRACION. En los elevados estudios ocultos se nos dice que Yama es "el Señor del Eter", virtualmente el Promotor de toda la energía etérica en diversos grados de expresión, desde las más densas hasta las más incomprensiblemente sutiles y

radiantes. Ejerce AUTORIDAD directa e indiscutible sobre cada uno de los Ángeles Regentes de los Siete Subplanos del Plano Físico y es el Agente directo de los Logos Planetarios del Sistema Solar en el proceso creador de los Mundos o Planetas que tales Logos utilizan como Cuerpos de expresión. Manipula con singular maestría las energías del Séptimo Rayo, cuyo primer Subplano en nuestro planeta constituye el aspecto cohesivo del Reino Mineral. El Reino Vegetal actualiza las energías del segundo Subplano, el Reino Animal las del tercero y así sucesivamente hasta llegar al séptimo y último Subplano, es decir, el más sutil, con cuyas energías son construidas las formas etéricas más refinadas, como las que utiliza el propio Señor del Mundo, SANAT KUMARA, los Grandes CHOHANES, los gloriosos Adeptos y los excelsos Ángeles superiores del Plano Físico.



Al inconcebible Señor YAMA se le reconoce fundamentalmente como "EL CUERPO FISICO DE LA DIVINIDAD a través de los Ángeles Regentes de cada uno de los Subplanos del Plano Físico, permite la expresión y reconocimiento físico y objetivo del Logos Solar, es decir, el Universo. Podríamos decir también, siguiendo la analogía, que nuestro planeta Tierra es el Cuerpo físico del Logos Planetario de nuestro Esquema Terrestre; de la misma manera, y extremando la idea, podemos decir que nuestro cuerpo físico constituye el Universo de expresión de nuestra Alma inmortal.



La Forma Física del Señor YAMA está constituida de "luz etérica" y por medio de este Vehículo puede participar de la gloria Búdica de Unidad con los demás Planos del Universo. Posee una Omniabarcante Conciencia de Síntesis y Su misión, en el presente Universo, es volver RADIACTIVO cualquier elemento químico integrante de Su formidable Sistema de Expresión Física y convertir todos los mundos o planetas integrantes de la Vida de Dios en "PLANETAS SAGRADOS", en verdaderos Soles resplandecientes que reproduzcan perfectamente la Gloria Divina del Sol Central Espiritual. Su AURA MAGNETICA se proyecta por todo el ámbito físico del Sistema Solar promoviendo en su interior todos los cambios posibles, los cuales vienen determinados por la evolución constante de Sus Grandes HERMANOS, los Arcángeles Regentes de los demás Planos del Universo, Vehículos asimismo en otros niveles de la Gloria manifiesta del Logos Solar... ¿Podríamos imaginar una soberana y radiante Figura Humana de incalculables proporciones, inmersa en la Luz de una Realidad desconocida y eternamente vibrante y expresando por medio de un indescriptible despliegue de Energías Luminosas, conteniendo el PRANA VITAL DEL UNIVERSO, una Radiación infinita que produce Vida, Dinamismo, Fuerza, Radiación, Conservación y Perpetuación de toda la Substancia viviente de la que se nutre nuestro Universo objetivo...? Si alcanzáramos tal posibilidad seríamos quizá conscientes de algunas de las Cualidades descriptivas en el sentido de la FORMA que adornan la Vida del Gran Arcángel YAMA, el Señor del Plano Físico.


 

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