Capítulo XX

 

AGNI YOGA y la Ciencia del PRANAYAMA

 

 

Todos los Yogas conocidos están virtualmente adheridos a ciertas reglas o técnicas respiratorias. PRANAYAMA, la Ciencia de la Respiración, está presente en todas las prácticas yoguisticas constituyendo, por así decirlo, su particular o especial complemento. Sin embargo, a medida que el practicante del Yoga se va introduciendo dentro de los aspectos superiores de si mismo, nota con cierto asombro que sus respiraciones tienden a ser más espontáneas y aparte casi por completo de la voluntad individual. Dos factores principales concurren en la evolución de este proceso, el primero es debido a cierto automatismo provocado por la asiduidad del sistema respiratorio reseñado en las prácticas de determinado Yoga, el segundo es de índole creativa y obedece a razones de carácter superior, como por ejemplo, a la actividad universal que empieza a desarrollarse en el individuo que ha practicado sincera y devotamente las disciplinas del Yoga correspondiente a su estado. Hago un énfasis particular sobre la significación íntima de la frase "correspondiente a su estado" para afirmar una vez más que no todos los Yogas son valederos para los aspirantes espirituales, sino que a cada cual -como es de Ley- ha de corresponderle el más apropiado a su estado evolutivo, línea de Rayo y signo astrológico. Dentro del campo de estudio del verdadero Yoga no se puede pluralizar ni generalizar, ya que deben ser cada vez más singulares y particulares los procedimientos a utilizar. Hay otra razón también, relacionada principalmente con la técnica perfecta del PRANAYAMA. que deberá ser tenida en cuenta, como por ejemplo, la del ritmo respiratorio que corresponde a cada singularidad humana en determinados estadios de su evolución la cual, tal como hemos afirmado en otras partes de este libro, está muy íntimamente vinculada con el centro místico del corazón y con la efectividad impuesta por el Hércules individual al desarrollo de sus universales actividades.

 

Hablando en sentido cósmico deberíamos decir también que a cada Signo astrológico le corresponde un ritmo respiratorio distinto, el cual ha de ser precisamente el apropiado a las funciones que ha de desarrollar en el centro espiritual de la humanidad. Hay, por tanto, doce ritmos a considerar de acuerdo con las cualidades íntimas y energías especificas de cada una de las Constelaciones Zodiacales. Interpretar tales ritmos es la tarea del discípulo individual a medida que avanza su trabajo dentro de cada uno de los doce pétalos del corazón y solo cuando esta actividad ha logrado tener cierto éxito, podrá respirar adecuadamente y merced a la expresión natural de este ritmo respiratorio descubierto, pasar a un nuevo y más importante trabajo en otro pétalo del corazón o en otro signo del Zodíaco.

 

Advirtamos, por tanto, cuán dificil resulta asignar una técnica respiratoria apropiada para cada caso particular y, muy específicamente, cuando se trata de individuos de gran evolución espiritual cuya progresión en el Sendero les ha vuelto "más singulares, más originales y más creativos". Hay una relación muy directa entre la evolución espiritual, el ritmo respiratorio y el Yoga particular que ha de ser practicado. Hemos de reconocer, sin embargo, vista la panorámica del Yoga a nuestro alrededor, que no se tienen en cuenta los tres factores antedichos ni es reconocida tampoco la identidad de sus estrechas relaciones. Por tal motivo, se ha llegado a la masificación del Yoga, a los sistemas standartizados de entrenamiento espiritual y a la casi completa negación del principio universal de originalidad creadora que ha de regir la vida humana.

 

Hay afortunadamente en el mundo, y soy feliz al hacer esta declaración, algunas escuelas esotéricas que tratan de salvar este compromiso humano frente a la responsabilidad de la propia evolución, que han tenido en cuenta esta circunstancia y están tratando de presentar el ritmo respiratorio como una actividad natural consecuente del desarrollo de la personalidad humana y dejan que sea este desarrollo espiritual el que rija el proceso de la respiracion. Creemos, de acuerdo con la propia experiencia, que esta es la posición correcta a adoptar por los instructores en el campo del Yoga, siguiendo las directrices marcadas por las suaves palabras del Señor Maytreya, "... buscad primero el Reino de Dios, lo demás os será dado por añadidura". Es decir, que lo más importante para el discipulo espiritual es hallar ante todo el remanso de paz dentro del corazón y dejar luego que sea este espíritu de paz el que le señale inequívocamente el ritmo respiratorio mas de acuerdo con la evolución del alma.

 

AGNI YOGA no impone, por lo tanto, ritmos específicos de respiración ni técnica alguna de carácter general destinada a producir algunos resultados definidos. Se presta atención, por el contrario, al principio cósmico de la analogía, por el cual se supone que la voluntad humana es una proyección de la Voluntad divina y que hay necesariamente una infinita e indisoluble vinculación entre ambas, por cuyo motivo es preferible dejar que sea la Voluntad mayor la que opere sobre la voluntad menor, induciendo o proyectando los ritmos y las actitudes más convenientes. Para tal fin será necesario que el discípulo se dé cuenta exactamente de su estado y siendo consciente de sus muchos errores y equivocaciones personales decida, sin renunciar por ello a su condición humana, recibir dentro de su corazón los impactos del Ser divino. Como podremos apreciar, por poco que lo analicemos, en tal actitud el alma va progresando hacia la Conciencia cósmica, hacia el indescriptible centro de Síntesis, que en nuestra Tierra y en el Reino supremamente oculto de SHAMBALLA, Morada del Señor del Mundo, ha de hallar su mayor esplendor y su más augusta complacencia. Desde aquí, desde esta indescriptible atalaya, el alma del discípulo ve las cosas de la Vida tal como son y se libera finalmente de la imposición kármica y de la infinita secuela de elecciones y decisiones individuales erróneas que tanto le hicieron sufrir.