Capítulo XVIII

 

La Condición Secreta de Síntesis

 

 

La condición secreta de Síntesis es Revelación, una actividad dentro de la cual la conciencia humana ha de hallarse absolutamente atenta y serenamente expectante, libre por completo de la actividad del pensamiento. Cuando a la mente intelectual se la induce a reducir sus tensiones y en vez de elaborar pensamientos se la incita al silencio, sufre una crisis de reajuste y lógicamente se rebela contra la inactividad. Sin embargo, lo más lógico y plausible desde el ángulo normal y natural de percepcion, es que sea paralizada la actividad del pensamiento si es que la mente ha de recibir inspiración o algún tipo de revelación. No pueden cohexistir en un mismo periodo de tiempo la actividad y la inactividad dentro de la mente; en la primera gobierna el pensamiento con toda su secuela de cualidades, positivas o negativas, en la segunda ha de producirse necesariamente un vacío, cuya verdadera naturaleza desconocemos. Por tanto, deberemos decidirnos de una vez a afrontar la gran aventura de Síntesis y tratar de descubrir dentro de la mente un espacio lo suficientemente dilatado dentro del cual el pensamiento no actúe, es decir, libre por completo de cualquier condicionamiento impuesto por la ley de polaridad que gobierna la vida de la Naturaleza. La aventura a la cual hacemos referencia corresponde a la actividad natural del AGNI YOGA, la cual utiliza la mente con todo su contenido como un simple instrumento de la voluntad del Pensador y no, tal como sucede habitualmente. como una entidad prodigiosa a la cual deba ser rendida pleitesía. El pensamiento, por su parte, es considerado como una actividad de la mente cuando esta actúa en los niveles inferiores del plano mental, muy útil y necesaria en los casos en que sea necesario razonar, discriminar o discernir el valor de las cosas o de los acontecimientos sometidos a nuestra consideración. Podemos decir así que la mente, como instrumento del Pensador sólo ha de existir en los momentos en que su actividad sea necesaria, en los demás casos hay que saber prescindir creadoramente de ella. La mente, desde el ángulo esotÉrico, es sólo un recipiente de los Bienes inmortales de la Revelacion. Su estado natural es el silencio, la plenitud, la diafanidad, la transparencia, el vacio creador... Pues bien, la gran aventura de Síntesis o del AGNI YOGA ha de empezar necesariamente por ese estado de quietud mental, de tranquila y sosegada transparencia, que sólo puede conseguirse cuando el ánimo individual no está sujeto a tensiones, a esfuerzos o a disciplinas. Pero..., ¿como llegar a tal estado de distensión y de tranquila y sosegada transparencia? Simplemente, llenando la mente de INTENCION y observando con una ATENCION profunda e invariable todo cuanto sucede dentro y fuera de nosotros, tratando de ver las cosas en sí mismas y no a través de ciertas conclusiones mentales. El instrumento mental sólo ha de utilizarse en este caso como centro de atención de la conciencia y tratar de perseverar en tal intento siempre que las condiciones ambientales lo permitan, sin forzar nunca las posibilidades de la acción y sin perder de vista las necesidades de las personas que nos rodean y cumplen un cometido kármico en nuestra vida. No hay que ser impacientes ni presurosos. Adóptese la divisa del AGNI YOGA; "serena expectación" y "adaptación tranquila y sosegada" al devenir de los hechos. Lo demás, los resultados en el orden individual y social, se daran por añadidura, más allá de las propias decisiones personales. Y ya que hablamos de decisiones personales, bueno será recordar que hay un conflicto permanente entre el libre albedrio humano que es la capacidad de moverse dentro de los estrechos círculos del karma, y la voluntad espiritual que proviene del Ser superior, teniendo en cuenta que el primero se apoya en la mente concreta y razonadora y que la segunda es una proyección de las energías búdicas sobre la mente abstracta, preparando al alma para aquella tremenda actividad causal que ha de producir revelación. Ahondando algo más en la línea de estos comentarios deberemos suponer que la estructura total del AGNI YOGA, apoyándose sobre la base mística del corazón, se levanta hasta coincidir con el centro mental del entrecejo y prosigue su recorrido sin detenerse hasta establecer contacto con el centro coronario, creando así el gran Triangulo de Síntesis que enlaza el ser inferior, o el hombre en los tres mundos del esfuerzo kármico, con la Tríada espiritual constituida por Atma, Budhi y Manas, un Triángulo de Luz y de fúlgida radiación que ha de facilitarle al Alma la entrada dentro del Recinto iniciático. Recordemos también que el Antakarana creado a través de las prácticas asiduas del RAJA YOGA, unifíca el centro del entrecejo con el centro coronario, pero que queda alli envuelto en la luz del propio Antakarana, pero sin poder franquear la entrada pues "la palabra de pase" -si es que podemos decirlo así- corresponde a la actividad maravillosa del corazón, estableciendo contacto con el Antakarana y robusteciéndole al extremo de que le sea posible perforar el centro coronario y perderse dentro del océano de Luz del nivel búdico. Ahí, en este nivel, la mente y el corazón están plenamente integrados y el alma sólo experimenta paz y plenitud. De la realidad de tal estado nos informa la experiencia de cientos de discípulos que una vez llegados allí, absorbidos por la poderosísima fuerza que emana de lo eterno, se han sentido tan abrumados, tan sobrecogidos y absolutamente "solitarios", que sin poderlo remediar han vuelto a sí mismos, a sus estados habituales de conciencia, con una intensa y profunda sensación de sobresalto, incapaces de resistir aquella tremenda energía de la Voluntad creadora y creyendo que la permanencia en aquella dimensión desconocida y los impactos de sus potentísimas radiaciones sobre la conciencia han de producir la aniquilación del ser.

 

Ese temor a lo desconocido es, sin embargo, de orden natural y viene propiciado por ciertos residuos kármicos profundamente introducidos dentro de la conciencia que se resisten a desaparecer. Tal resistencia se manifiesta en forma de temor y determina el miedo inconsciente e irreflexivo ante lo desconocido, ante lo misterioso, ante lo que es verdaderamente espiritual. AGNI YOGA prepara para vencer el miedo ante las doradas puertas iniciáticas, ya que lo que se espera de los discípulos practicantes del AGNI YOGA es que tengan el valor suficiente para que se sumerjan sin temor dentro del gran vacío creador de la conciencia en donde son disueltos todos los efectos temporales. No se limita, por tanto, a programar una serie de actitudes complacientes ante la vida kármica o de aconsejar que las cosas y los hechos sean observados con serena y expectante atención, sino que indica también la necesidad de preservar el ánimo de todo irreflexivo temor evitando que la imaginación reemplace la acción del discernimiento, el cual suele ver las cosas en su justa proporción y es a través del mismo que el alma del discípulo, o del verdadero investigador esotérico, creó los tramos sucesivos del puente de arco iris del Antakarana.

 

Perderse en la Luz implica aumentar la propia Luz, la que proviene del Alma inmortal que guía nuestro destino como seres humanos. No implica en manera alguna la aniquilaciÓn de la mente o de la conciencia dentro de las profundas oquedades de aquel océano sin fondo de lo eterno, como una gota de agua perdida en la inmensidad de los mares, sino que es precisamente la inmensidad de los mares la que se introduce dentro de la pequeña gota de agua de la conciencia individual dotando al alma de conciencia cósmica... Y tal historia, dentro de la proyección natural de la vida de la Naturaleza, se repite cada vez que un discípulo ha de enfrentar la Iniciación y un nuevo y más elevado destino individual o social. Cada una de las fases iniciáticas se ofrece así como un paso dado sin temor dentro del océano indescriptible de la Conciencia de Dios y es así, paso a paso, que el alma del hombre se acerca cada vez más a su destino final, "la Casa del Padre".

 

Vivir sin temor y sin especulaciones mentales acerca del destino propio o el de cualquier ser viviente en la vida de la Naturaleza, constituye en ciertos estadios de la vida del discípulo una constante natural y un natural sistema de aproximación a la Vida. Al principio, el temor incapacitaba el ánimo para continuar la investigación serena de lo que constituye el gran Misterio de la vida del Ser dentro de las inmensas y silenciosas avenidas por donde se penetra en el plano búdico de Unidad y de Síntesis, y fruto de aquel temor fueron en algunos casos la regresión al pasado o la renuncia a proseguir en el intento liberador, aferrados a la escasa consistencia de un Antakarana insuficientemente establecido o débilmente estructurado.

 

Sin embargo, los que no retrocedieron ante la majestad de la cegadora Luz de la nueva zona de conciencia descubierta y siguieron adelante venciendo el miedo y las indecisiones hallaron su recompensa en la Iniciación y más allá de los ardores, de las luchas y aún de los sufrimientos surgidos del fragor de la gran batalla sostenido contra las limitaciones del propio ser, fueron conscientes de un gran despertar espiritual y realizaron todos sus sueños de paz, libertad y plenitud. De ahí que el Iniciado, sea cual sea su grado de integración dentro del Destino iniciatico del planeta y sea cual sea su grado de adaptación a las corrientes de vida que surcan aquellas nuevas dimensiones descubiertas, sera siempre un COLABORADOR decidido y un testigo ejemplar de aquel bendito Plan que los Maestros conocen y sirven.

 

AGNI YOGA ofrece una recompensa que se halla más allá del DEVACHAN... No ofrece unos cielos quimerícos de descanso, ni la apacible beatitud de un estado de reposo o de tranquila complacencia, sino la actividad infinita de un movimiento eterno, cual es el de la vida del Gran Corazón Solar, cuyas espirales de Luz se extienden al Cosmos absoluto. El águila inmortal dentro del corazón del hombre ha remontado su vuelo magestuoso hacia las excelsas alturas cuya extensión infinita jamás podrá medir la mente humana. Pues bien, este Movimiento es la Paz, la Plenitud, la Armonía, la Bienaventuranza. No es un premio estático que aguarda en cualquier ignorado recodo del camino, sino que es la absoluta recompensa a la actividad infinita del alma, cuya vida se ha sumergido para siempre dentro de la propia eternidad de Dios. Tal es el glorioso Destino que aguarda al ser humano y que viene señalado por el AGNI YOGA, visando las posibilidades infinitas del Corazón...