LA UNIDAD BOLIVIANA DE SERVICIO – CBBA.

PRESENTA

 

LA CIENCIA Y LA ESPIRITUALIDAD

 

La ciencia sin espiritualidad busca trabajar principalmente para intereses humanos, haciendo nacer tecnologías de confort y conveniencia, como también de control y consumismo.  La ciencia que no contiene los valores profundos del espíritu humano es conducido por el dinero, el militarismo y el materialismo.  Tal ciencia funciona para aquellos que pueden pagarla, y no acepta restricciones ni limitaciones en su búsqueda para encontrar dentro de los secretos de la naturaleza aquello que satisfaga su ambición humana – especialmente la ambición de una élite poderosa y privilegiada – muchas veces a gran costo  de otras formas de vida.  Una ciencia sin espíritu tiene más posibilidad de ser mal usada y explotada por intereses funestos.  Así, la ciencia sin la espiritualidad no solo es incompleta, pero también vulnerable y hasta peligrosa.

 

Por otro lado, la espiritualidad sin la ciencia también es incompleta.  Tal espiritualidad busca cosas más allá de este mundo, y da a luz a las religiones institucionalizadas, infectadas con dogmas, fe ciega y fundamentalismo.  El espíritu privado de las preocupaciones diarias de los asuntos humanos, sigue la guía de gurús, sacerdotes y misioneros que prometen a sus seguidores un lugar en el cielo y les inyectan con el temor al infierno – así explotando la urgencia humana natural  hacia una realización espiritual.

 

La ciencia sin la espiritualidad no ha ayudado a la Tierra, y la espiritualidad sin la ciencia la ha degenerado mediante una exclusividad dogmática.

 

Se dice que mientras la ciencia puede ofrecer herramientas prácticas y conocimientos para vivir, la espiritualidad ofrece significado.  Necesitamos a ambas.  Cuando se nos ofrece una rica amalgama de ambas, ¿por qué hemos de pensar en términos de “en la una o en la otra”? ¿Por qué no usamos el “ambas o el “y”?  Por qué no celebramos la unidad de la física y de la metafísica?  Información y transformación?  ¿Ingenuidad humana e imaginación? ¿Galileo y Gandhi? ¿Einstein y Aquinas?   Si: lo mejor de ambos mundos.    Satish Kumar

                                               

PRIMERA PARTE  Mediante los conceptos emitidos por conocidos científicos y pensadores actuales, veremos que la espiritualidad está cada vez más presente en el planeta,  tanto en el campo cultural, como político, científico, religioso, filosófico, psicológico o financiero, pues “la palabra ‘espiritual’  significa un esfuerzo incluyente hacia el mejoramiento, la elevación y la comprensión humanos”. (“Tratado de Magia Blanca” – pg. 302, A.A.Bailey)

 

FRITJOF CAPRA,  Ph.D., Doctor en Física  Teórica de Sistemas, y fundador-director del Centro de Eco-Alfabetización en Berkeley (www.ecoliteracy.org), y autor de varios  bestsellers internacionales, como El Tao de la Física,  La Tela de la Vida, El Punto de Mutación, Las Conexiones Ocultas – Ciencia para Una Vida Sustentable.  Hablaremos aquí sobre el tema  “Una Ciencia para una Vida Sustentable”, emitido en el tercer Foro Social Mundial efectuado en enero del 2003, en Brasil.  Capra dice así:

 

“Voy a presentarme a ustedes a nivel más personal.  Durante los pasados treinta años, mi vida profesional ha tenido dos lados.  Soy científico y escritor de temas científicos, y también trabajo como educador y activista medioambiental.  Me gustaría hablarles un poco de ambos lados y demostrarles que de hecho, están relacionados. 

 

Fui entrenado como físico e hice investigaciones en la física teórica de energía superior desde 1960 hasta pasados los 70.  Desde mis primeros años como estudiante, me fascinaron los cambios dramáticos de los conceptos e ideas en la física durante las primeras tres décadas del siglo 20.  Hubo un profundo cambio en nuestra visión mundial debido a la revolución conceptual en la física – un cambio desde el punto de vista mecanicista de Descartes y Newton hacia una visión holística y ecológica.

 

Me dediqué a la exploración sistémica de un tema central:  el cambio fundamental de la visión mundial – o un cambio de paradigmas – que actualmente está ocurriendo en las otras ciencias y dentro de la sociedad; se está desplegando una nueva visión de la realidad, con implicaciones sociales debido a esta transformación cultural.

 

Para conectar los cambios conceptuales en la ciencia con el cambio más amplio de la visión mundial y de los valores en la sociedad, tuve que ir más allá de la física y buscar horizontes más amplios.  Al hacerlo, comprendí que nuestros principales asuntos sociales – salud, educación, derechos humanos, justicia social, poder político, protección del medio ambiente, administración de empresas,  economía, etc. –  están todos relacionados con los sistemas vivientes; con seres humanos, sistemas sociales y ecosistemas.  Al comprender esto, mis intereses en la investigación cambiaron de la física a las ciencias de la vida, y comencé a analizar la teoría de los sistemas de vida, la teoría de la complejidad y la ecología.

 

Durante 1980, me involucré en el activismo medioambiental, y fundé un Instituto ecológico llamado Elmwood Institute, y durante los siguientes diez años, formamos una red internacional de pensadores y activistas de diversos campos y de distintas partes del mundo.  En 1994, transformamos el Instituto en una organización llamada Centro de Eco-Alfabetización, que promueve “la educación para una vida sustentable” tanto en colegios primarios como secundarios. 

 

Como educador y activista ambientalista durante los últimos veinte años, adquirí muchos contactos personales en la red de ONGs – con eruditos, activistas e instituciones – formando así una nueva sociedad civil global.  Con el paso de los años, he comprendido cada vez más que los dos lados de mi vida profesional están íntimamente relacionados.  Ha sido una realización muy feliz, porque me ha permitido seguir adelante de un modo consistente, tanto con mis intereses intelectuales como científico y a la par con mis valores, y por lo tanto, he podido conservar mi integridad personal.

 

El principal enfoque de la educación y del activismo ambientalista es ayudar a construir y nutrir comunidades sustentables – comunidades donde podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones, sin perjudicar a las generaciones futuras.  Para construir estas comunidades sustentables, podemos aprender las valiosas lecciones que nos brinda el estudio de los ecosistemas, que son comunidades sustentables de plantas, animales y microorganismos.

 

Esto nos lleva a las siguientes preguntas:  ¿cómo funcionan los ecosistemas? ¿cómo se organizan para sostener sus procesos de vida?  Durante los últimos cinco años, he desarrollado un armazón conceptual que integra tres dimensiones de vida: la biológica, la cognitiva y la social.  No sólo quiero ofrecer una visión unificada de la vida, la mente y la sociedad, pero también quiero desarrollar un acercamiento sistémico coherente de algunos de los problemas críticos de nuestros tiempos.  En la ciencia, esto se llama pensamiento sistémico, o “pensamiento de sistemas”, lo cual significa pensar en términos de relaciones, patrones y contextos.

 

En los pasados veinte años, el pensamiento de sistemas ha sido elevado a un nuevo nivel con el desarrollo de la teoría de la complejidad, técnicamente conocida como la dinámica no lineal.  Este es un nuevo lenguaje matemático y contiene nuevos conceptos para describir sistemas complejos no lineales.

 

LAS REDES O TRAMAS VIVIENTES  Para comprender la vida sistémica, hay que reconocer que las redes son el patrón básico de la organización en todos los sistemas vivientes.  Los ecosistemas  son comprendidos en términos de redes alimenticias; los organismos son redes de células, órganos y sistemas orgánicos; y las células son redes de moléculas.  La trama o red es un patrón común en toda vida.  Dondequiera vemos vida, vemos tramas o redes. 

 

Es importante comprender que estas redes vivientes no son estructuras materiales. Son redes funcionales, redes de interrelaciones entre varios procesos.  En una red alimenticia, los procesos son de alimentación – de organismos alimentándose de otros organismos.  En una red social, los procesos son de comunicación.  En todos los casos, la red es un patrón  inmaterial de interrelaciones.

 

La característica clave de estas redes vivientes es que se auto-generan.  En una célula, por ejemplo, todas sus estructuras biológicas – las proteínas, enzimas, el ADN, la membrana celular, etc. – se va reproduciendo continuamente, reparándose y regenerándose mediante la red celular.  Las redes vivientes continuamente crean, o se recrean transformándose o reemplazando a sus componentes.  De este modo sufren continuos cambios estructurales mientras preservan los patrones de la red de su organización, mente y conciencia.

 

Este es un radical vuelque en los conceptos de la mente y la conciencia de los antiguos Cartesianos, que dividían mente y materia.  Ahora se ve a la mente y a la conciencia como parte del proceso de vida.  En estos últimos 25 años, el estudio de la mente, bajo esta nueva perspectiva, ha florecido en un campo interdisciplinario, conocido como la ciencia cognitiva, que trasciende los esquemas tradicionales de la biología, psicología y epistemología.  La ciencia cognitiva es el proceso de saber, junto con el proceso de la vida.  Involucra la auto-generación y perpetuación de las redes vivientes.  Así, la vida y el conocimiento quedan inseparablemente conectados.  La mente – o con mayor precisión, la actividad mental – es inmanente en la materia en todos los niveles de la vida.  Por primera vez, tenemos una teoría científica que unifica a la mente, a la materia y a la vida.

 

Ahora trasladémonos desde los sistemas biológicos a los sistemas sociales.  La vida en el reino social también puede ser comprendida en términos de tramas o redes, pero aquí no estamos tratando con reacciones químicas; estamos tratando con comunicaciones.  Igual como las redes biológicas, se regeneran, pero de modo inmaterial.  Cada comunicación crea pensamientos y significados, que resultan en mayores comunicaciones, y así toda la red se auto-genera.   Es crucial entender su significado, porque estas redes son producidas por un propósito, de acuerdo a algún diseño y tienen una significación.

 

En esta red social de comunicación, se forma un sistema compartido de creencias, explicaciones y valores – un contexto común cuya significación es llamada cultura, la cual es sustentada mediante más comunicaciones.  A través de la cultura, los individuos adquieren identidades como miembros de una red social.

 

Clarificaremos más esto.  Las redes o tramas biológicas operan en el reino de la materia; las redes sociales operan en el reino del significado.  Ambas producen estructuras materiales, pero las redes sociales también producen características inmateriales de cultura – valores, reglas, comportamiento, conocimiento, etc.  Los sistemas biológicos intercambian moléculas en sus redes de reacciones químicas; los sistemas sociales intercambian información e ideas en sus redes de comunicaciones.  Las redes biológicas producen y sustentan fronteras materiales, que imponen restricciones en la química que allí ocurre.  Las redes sociales producen y sustentan fronteras inmateriales, culturales, que imponen restricciones en el comportamiento de sus miembros.

 

Al desplegarse este nuevo siglo, han surgido dos nuevos desarrollos que tendrán un impacto mayor en el bienestar y en los modos de vida de la humanidad.  Ambos tienen que ver con las redes, y ambos involucran tecnologías radicalmente nuevas.  Uno de ellos es el capitalismo global; el otro es la creación de comunidades sustentables basadas en la práctica de diseños  ecológicos.  Mientras que el capitalismo global está ocupado con las redes electrónicas de flujos financieros e informativos, el diseño ecológico se ocupa de las redes ecológicas de energía y de flujos materiales.  La meta de la economía global, en su forma actual, es aumentar la riqueza y el poder de sus élites; la meta del diseño ecológico es aumentar la sustentabilidad de la red o trama de vida.

 

LAS REDES O TRAMAS DEL CAPITALISMO GLOBAL  Durante las pasadas tres décadas, la revolución tecnológica de la información a dado lugar a un nuevo tipo de capitalismo, muy distinto del que surgió durante la Revolución Industrial o de la que emergió después de la Segunda Guerra Mundial.  Se caracteriza por tres aspectos fundamentales:   sus actividades económicas son globales; los principales recursos de productividad y competencia son mediante la innovación,  generación de conocimiento y procesos de información.  Sus estructuras giran mayormente alrededor de redes de flujos financieros.  Este nuevo capitalismo global se llama también “la nueva economía”, o simplemente globalización.

 

En esta nueva economía, los capitales se mueven rápidamente a través de redes globales financieras.  Desde estas redes se invierte en todo tipo de actividades económicas, y la mayor parte de sus ganancias son canalizadas de regreso a esa mega-red de flujos financieros.  La información sofisticada y las tecnologías de comunicación posibilitan que ese capital se mueva rápidamente  desde una opción a otra, en una incansable búsqueda global de oportunidades de inversión.  Estos movimientos operados electrónicamente en este gran casino global no siguen una lógica de mercado.  Los mercados son constantemente manipulados y transformados por estrategias de inversión mediante la computadora, por percepciones subjetivas de analistas influyentes, eventos políticos en cualquier parte del mundo, y – más significativamente – por turbulencias insospechadas causadas por las interacciones complejas de flujos de capital de este sistema altamente no lineal.  Estas turbulencias incontroladas han dado por resultado severas crisis económicas durante los años recientes, como Méjico (1994), el Pacífico Asiático (1997), Rusia (1998) y Brasil (1999).

 

El impacto de esta nueva economía ha sido mayormente negativa para el bienestar humano.  Ha enriquecido a una élite global de especuladores económicos, ejecutivos y profesionales de alta tecnología.  En la cima, ha habido una acumulación de riqueza sin precedentes, y el capitalismo global también ha beneficiado a algunas economías nacionales, especialmente a los países asiáticos. Pero en general, sus consecuencias sociales y en el medio ambiente han sido desastrosas.

 

El auge del capitalismo global ha traído consigo una gran desigualdad social, tanto internacionalmente como dentro de las mismas naciones.  En particular, la pobreza y la desigualdad social han aumentado mediante el proceso de exclusión social, directa consecuencia de la nueva red de estructura económica.  Al interrelacionarse los flujos de capital e información en redes mundiales, excluyen de estas redes a todas las poblaciones y territorios que no tengan valor o no sean de interés en su búsqueda de ganancias económicas.  Como resultado, ciertos segmentos de la sociedad, ciertas áreas de ciudades, regiones y hasta países completos se convierten en irrelevantes económicamente.  Así, un nuevo segmento empobrecido de la humanidad ha emergido en todo el mundo, como consecuencia directa de la globalización.  Implica grandes porciones del globo, incluyendo gran parte del África Sub-Sahariana, áreas rurales en Asia y Latinoamérica.  Pero esta nueva geografía de exclusión social también incluye porciones de cada país y de cada ciudad del mundo.

 

De acuerdo a la doctrina de globalización económica conocida como “neo-liberalismo”, los acuerdos de libre comercio impuestos por la Organización Mundial de Comercio a sus países miembros, aumentarán el comercio global; esto creará una expansión económica global, y el crecimiento global económico ayudará a disminuir la pobreza, porque sus beneficios “goteará” a todos.

 

Este razonamiento está errado.  El capitalismo global no alivia la pobreza ni la exclusión social; al contrario, la aumenta.  El neo-liberalismo está ciego a los costos sociales que esta actividad económica implica de acuerdo a sus modelos.  Además, los economistas más convencionales han ignorado el costo que ocasiona esta nueva economía en el medio-ambiente – el aumento y aceleración de una destrucción global medio-ambiental, que es tanto o más severa que su impacto social.

 

Uno de los principios del neo-liberalismo es que los países pobres se concentren en producir ciertos productos definidos para exportar y así obtener intercambio extranjero, importando ellos a su vez  otros productos.  Este énfasis  en exportar ha llevado hacia un agotamiento rápido de los recursos naturales requeridos para producir cosechas en un país tras otro – desviando el agua fresca  de sus plantaciones  para granjas donde se necesita mucha agua, tales como la de caña de azúcar, con el resultado de napas de agua que se han secado; la conversión de buena tierra para la agricultura en plantaciones de cosechas para beneficios económicos ha forzado a emigrar de sus tierras a grandes números de granjeros.  En todo el mundo hay ejemplos innumerables de cómo la globalización económica está empeorando la destrucción medio-ambiental.

 

Debido a que el valor dominante del capitalismo global es hacer dinero, sus representantes buscan eliminar regulaciones medio-ambientales bajo el pretexto del “libre mercado” dondequiera puedan, para evitar que estas regulaciones interfieran con sus ganancias.  Por lo tanto, la nueva economía causa destrucción medio-ambiental, no solo aumentando los impactos de sus operaciones en los ecosistemas del mundo, pero también eliminando las leyes nacionales ambientalistas en país tras país. 

 

CAMBIANDO LAS REGLAS DEL JUEGO  Los eruditos y líderes comunitarios han discutido extensamente los impactos sociales y ecológicos de la globalización durante estos últimos años.  Sus análisis muestran que la nueva economía está produciendo una multitud de consecuencias dañinas interconectadas – mayor desigualdad social y exclusión social, una ruptura de la democracia, un rápido y extenso deterioro del entorno natural, y un aumento de la pobreza y la desunión.  Es cada vez más evidente que el capitalismo global en su forma actual, es insostenible y necesita ser fundamentalmente rediseñado.  Ciertamente, los eruditos, los líderes comunitarios y los activistas de los pueblos de todo el mundo están elevando sus voces, demandando que se cambien las reglas del juego y están sugiriendo modos concretos para lograrlo.

 

El llamado mercado global es verdaderamente una red de máquinas programadas de acuerdo al principio fundamental que  hacer dinero debe preceder a los derechos humanos, a la democracia, a la protección medio-ambiental, o a cualquier otro valor.  Sin embargo, estas mismas redes electrónicas de flujos de información y economía podrían cambiar sus valores.  El asunto crítico no es la tecnología en sí, pero la política.  Como decimos – “Otro Mundo es Posible” – la sociedad global civil.

 

Durante este nuevo siglo, una coalición global impresionante de ONGs se formaron alrededor de valores centrales como el de la dignidad humana y la sustentación ecológica.  En 1999, cientos de estas organizaciones se unificaron en la red electrónica para preparar sus acciones unidas de protesta para la reunión de  La Organización Mundial de Comercio en Seattle.  La “Coalición de Seattle”, como ahora se la llama, ha tenido mucho éxito para influir  en la reunión de la Organización Mundial de Comercio y para hacer escuchar su punto de vista a todo el mundo.  Sus acciones concertadas han cambiado permanentemente el clima político en el tema de la globalización económica.

 

El Internet se ha convertido en una poderosa red global de comunicación, tanto para las grandes corporaciones, como también para las redes del movimiento ambientalista, el movimiento de los derechos humanos, el movimiento feminista, el movimiento para la paz, y otros movimientos de los pueblos del mundo.  Constituyen una nueva sociedad civil, organizada para reformar la globalización.   Se apoyan en una red de eruditos, institutos de investigación, centros de aprendizaje, organizaciones financieras y agencias gubernamentales.  Su característica común es la búsqueda de la investigación y enseñanza en un marco explícito de valores conjuntos.  Tienen tres asuntos principales  que son los puntos focales  a tratar:  Uno es el reto de reformar las leyes que rigen a las instituciones de globalización; otro es la oposición a los alimentos genéticamente modificados y el fomento de una agricultura sostenible; y el tercero es el diseño ecológico – un esfuerzo concertado para rediseñar nuestras estructuras físicas, ciudades, tecnologías e industrias, para hacerlas ecológicamente sustentables.

 

LA ECOLOGÍA SUSTENTABLE  Definiremos primero qué significa “sustentable”.  Lester Brown, del Instituto Worldwatch definió una comunidad sustentable como aquella que puede satisfacer sus necesidades sin disminuir las oportunidades de futuras generaciones.  Naciones Unidas también definió el “desarrollo sustentable como la habilidad de la Humanidad para lograr un desarrollo sustentable sin comprometer la habilidad de futuras generaciones de poder satisfacer sus propias necesidades.  Estas definiciones de sustentabilidad son exhortaciones morales muy importantes.  Nos recuerdan de nuestra propia responsabilidad de entregar a nuestros hijos y nietos un mundo con las mismas oportunidades que hemos heredado.

 

La clave para esta definición operativa es la comprensión que no necesitamos inventar comunidades humanas sustentables desde cero, pero podemos copiar los modelos de los ecosistemas en la naturaleza misma, que son comunidades sustentables de plantas, animales y microorganismos.  Debido que la característica primordial de la bioesfera es su habilidad inherente para sustentar la vida, una comunidad sustentable humana deberá ser diseñada de tal manera que sus modos de vida, negocios, economía, estructuras físicas y tecnologías no interfieran con la habilidad inherente de la naturaleza para sustentar la vida.

 

Esta definición implica que el primer paso en nuestro esfuerzo para construir comunidades sustentables deberá ser convertirnos en ecológicamente alfabetizados, y así  comprenderemos los principios de organización que han desarrollado los ecosistemas para sustentar la red de vida.  En las décadas que vienen, la supervivencia de la humanidad va a depender de nuestra alfabetización ecológica – de nuestra habilidad para comprender los principios básicos de la ecología y vivir de acuerdo a ella.  Este conocimiento se debería aplicar a políticos, ejecutivos y profesionales en todas las esferas, y  deberá ser una parte importante de la educación en todos los niveles, desde la primaria hasta la secundaria, en universidades, continuando la educación  entrenando a los profesionales.

 

Necesitamos enseñar a nuestros niños los hechos fundamentales de la vida – que los deshechos de una especie son alimento de otra; que la materia circula continuamente a través de la red de vida; que la energía que dirige los ciclos ecológicos fluye desde el sol; que la diversidad trae flexibilidad; que la vida, desde su comienzo hace más de tres billones de años, no se hizo cargo del planeta mediante el combate, pero mediante  el trabajo de redes.

 

DISEÑO ECOLÓGICO  La alfabetización ecológica es el primer paso hacia la sustentabilidad.  El segundo paso es el diseño ecológico.   Necesitamos aplicar nuestro conocimiento ecológico para rediseñar nuestras tecnologías e instituciones sociales, para así unir la brecha entre el diseño humano y los sistemas ecológicamente sustentables en la naturaleza.

 

Diseñar consiste en encauzar los flujos de energía y los materiales para propósitos humanos.  Un diseño ecológico es un proceso en el cual nuestros propósitos humanos se engranan cuidadosamente con patrones mayores y con los flujos del mundo natural.  Los principios de diseño ecológico reflejan los principios de organización que la naturaleza ha desarrollado para sostener la red de vida.  Requiere un cambio de actitud – de una actitud de buscar qué podemos extraer de la naturaleza hacia una actitud de qué  podemos aprender de ella.

   

Concentrémonos ahora en un área importante del ecodiseño – energía, la energía del sol.  En una sociedad sustentable, todas las actividades humanas y los procesos industriales deben tener como combustible la energía solar, igual como los procesos de los ecosistemas en la naturaleza.  Debido al papel crítico del carbono en el cambio del clima global, es evidente que los combustibles fósiles a la larga no son sustentables.  Por lo tanto, el cambio hacia una sociedad sostenible incluye un cambio de combustibles fósiles  a  energía solar.

 

Verdaderamente, la energía solar ha tenido un crecimiento muy rápido durante la pasada década.  El uso de células fotovoltaicas ha aumentado un 17 por ciento al año durante los noventas, y la energía eólica (del viento) ha crecido espectacularmente.  Desde 1995 la energía eólica se ha quintuplicado mientras que la del carbón ha declinado.  La energía eólica ofrece estabilidad en el costo a largo plazo y es  energéticamente independiente.  Su capacidad energética puede dar electricidad a unas 23 millones de personas (1 megawatt por mil personas).  Europa planea  triplicar ese monto en la próxima década.  El desarrollo de la energía eólica está sólo en sus comienzos.

 

Cualquier  programa realista de energía solar dará por resultado el suficiente combustible líquido como para operar nuestros aviones, buses, carros y camiones.   Hasta hace poco, fue el talón de Aquiles en todos los argumentos sobre la energía renovable.  En estos últimos años, sin embargo, se encontró una solución espectacular con el desarrollo eficiente  de células de combustible de hidrógeno, que prometen inaugurar una nueva era en la producción de energía – “la economía  del hidrógeno”.

 

Una célula de combustible es un artificio electroquímico que combina hidrógeno con oxígeno para producir electricidad y agua – y ¡nada más!.  Esto hace del hidrógeno el combustible más limpio.  Varias compañías en todo el mundo están ahora en la carrera de producir comercialmente estos sistemas de células de combustible.  Islandia está invirtiendo una millonada para crear la primera economía de hidrógeno en el mundo.   La Unión Europea se ha comprometido a gastar encima de dos billones de euros durante los próximos cinco años, para investigar proyectos de energía sustentable, enfocándose en células de combustible de hidrógeno.

 

Actualmente, el gas natural es la fuente más común de hidrógeno, pero la separación del agua, con la ayuda de los recursos renovables de energía (especialmente  energía eólica) será a la larga el método más económico y limpio.  Cuando eso ocurra, habremos creado un sistema verdaderamente sustentable para generar energía, usando la energía solar para dividir el agua en hidrógeno y en oxígeno, produciendo electricidad del hidrógeno, y terminando nuevamente con agua.

 

Junto con este cambio hacia una energía renovable está el diseño  de automóviles usando hidrógeno  en una célula de combustible.  Tales automóviles funcionan   silenciosamente y sin polución.

 

Estamos en el comienzo de una transición histórica desde la era del petróleo a la era del hidrógeno, por tres razones:

1.       Las emisiones del aceite quemado tienen un impacto devastador en el medio ambiente, contaminando el aire y produciendo cambios climáticos, que aumentarán con el aumento de ese uso  de energía.

2.       La producción del petróleo global aumentará en las próximas dos o tres décadas, aumentando también el precio del crudo.

3.       Las últimas reservas  de petróleo  estarán concentradas en el Medio Oriente, la región política y social más inestable del mundo.  Por lo tanto, el petróleo del Golfo Pérsico no tendrá competencia con otros recursos energéticos debido a los altos costos militares para proteger su flujo constante.  En los Estados Unidos, los costos militares para proteger cada barril de petróleo ha sido mayor que el costo del petróleo en sí durante los últimos 10 años, y con las nuevas políticas de la Administración Bush, estos costos continuarán elevándose.

 

Estos tres aspectos de la economía del petróleo hacen evidente que éste se volverá eventualmente no competitivo comparado con el hidrógeno, y no valdrá la pena extraerlo.  Como a los ecodiseñadores les gusta señalar, la Edad de Piedra no terminó porque la gente se quedó sin piedras.  Similarmente, la Era del Petróleo no acabará por haberse quedado sin petróleo.  Terminará porque habremos desarrollado tecnologías superiores.

 

Una transición hacia una economía de hidrógeno traerá consecuencias profundas tanto sociales como políticas;  fundamentalmente en el cambio de política de Estados Unidos, tanto en el exterior como militarmente, especialmente en el Medio Oriente, como fuente estratégica de recursos.  Actualmente, Estados Unidos posee la tecnología para liberarse de su dependencia al petróleo del Golfo Pérsico.  Un cambio rápido hacia la economía del hidrógeno hará posible un cambio en su política, desde el actual enfoque en la extracción del crudo y otros recursos naturales, hacia un nuevo enfoque para terminar con el hambre del mundo y la indigencia, y para restaurar el entorno natural en lugar de destruirlo.   Tal nuevo enfoque aumentará dramáticamente la seguridad del mundo y sería la mejor política anti-terrorista. 

 

La economía del hidrógeno será también extremadamente importante para los países en desarrollo, donde la falta de acceso de energía, especialmente electricidad, es un factor clave para perpetuar la pobreza.  Los pueblos alrededor del mundo podrán instalar tecnologías de energía renovable – fotovoltaica, viento o biomasa – para producir hidrógeno del agua y almacenarla en  células de combustible para su uso posterior.  La meta debería ser  proveer células de combustible estacionarias en cada barrio y aldea  del mundo en desarrollo.  Cubriendo las necesidades de energía en el mundo en desarrollo con recursos renovables e hidrógeno será el único modo para sacar a billones de personas  de la pobreza.

 

Además de producir  electricidad, las células de combustible de hidrógeno  producen también agua pura potable como un producto anexo, que tendría una ventaja significativa en las comunidades de todo el mundo, donde el acceso al agua limpia es con frecuencia difícil.

 

En conclusión, los dos desarrollos que tendrán un impacto decisivo en nuestro bienestar y futura forma de vivir serán: la elevación del capitalismo global, y la creación de comunidades sostenibles basadas en la práctica del diseños ecológicos.  Estas dos condiciones – cada cual involucrando una red compleja y ciertas tecnologías avanzadas – actualmente están  en proceso de colisión. Mientras que todo miembro de una red viviente está incluido y contribuye a la sustentación del todo, el capitalismo global está basado en el principio que generar dinero debería preceder por encima de otros valores, lo cual crea verdaderos ejércitos de  excluidos, y un entorno económico, social y cultural que no enaltece a la vida pero que la degrada.

 

Sin embargo, los valores humanos pueden cambiar; no están basados en leyes naturales.  El asunto crítico no es la tecnología, pero la política y el liderazgo.  El gran reto del siglo 21 será cambiar el sistema de valores que subyace en la economía global, para hacerla compatible a las demandas de dignidad humana y sustentabilidad ecológica”.  Este estudio sobre la Ciencia y la Espiritualidad continuará.  Todavía hay mucho por decir.  Muchas gracias. 

 

 Nila Tadic’ de Ossio

Cochabamba, Bolivia

 



El foro VBA --y sus talleres de trabajo-- es una Comunidad espiritual
dedicada a honrar la vida y obra de Vicente Beltrán Anglada
a través de la meditación, el estudio y el servicio.
 
 

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2014-08-17