Reflexiones sobre el signo de Leo
por José Enrique Hueso

 

Una vez construida la casa iluminada, lo que necesitamos para ser en el mundo de la forma, nos preguntamos ¿quién soy?.

 

La clave de Leo es Yo soy Aquello y Aquello soy Yo.

 

En principio se parece a la de Géminis pero en Géminis ascendíamos del yo inferior al yo superior, era una línea vertical, sin embargo Leo está en el corazón de la cruz por lo que indica tanto la necesaria Atención al yo superior, al Alma, como a la línea horizontal, el entorno, el mundo que nos rodea, el espacio.

 

Estar tan Atentos, serenamente expectantes a lo que nos rodea, que nuestro yo se diluye, rompe las barreras y puede identificarse con lo que observa y sin embargo sigue siendo él mismo.

 

La conciencia la tenemos polarizada en alguno de los yo, en el yo físico, en el yo emocional, en el yo mental, aunque el corazón de la conciencia este anclada en un plano, también esta de otra forma mas dispersa en los otros yo internos, si esta enfocada en el emocional, cuando decimos yo soy, estamos diciendo que somos emociones, emociones propias y las que nos llegan del entorno, si esta en el yo mental estamos diciendo que somos pensamientos, formas mentales propias y las que nos llegan del entorno, pero somos algo mas.

 

Podemos decir yo soy esto o lo otro, y nuestro yo emocional se va a sentir satisfecho del trabajo realizado, pero cada vez que una ola del mar emocional nos tumbe el precioso castillo, nos diremos que nos falta constancia y determinación y volveremos a decir yo soy esto o lo otro, pero así solo vamos a conseguir que el deseo tome materia mental para estructurar un nuevo castillo en el aire, la técnica del yo soy es como la técnica de tomar estimulantes, esta bien que tomemos te y café para estar bien un rato, pero eso no nos lleva a ser otra cosa. 

 

La Atención es la llave que abre todas las puertas, en este caso de los yo internos y de cualquier cosa que nuestra conciencia desee identificarse por un momento, podemos ser aquello, solo hay que estar Atentos, abrir el corazón y la mente en un abrazo de aquí y ahora, un abrazo que no eclipsa, ni ahoga, si no que nuestros átomos van entrando en el espacio del otro en la misma medida que los suyos entran en el nuestro.

En un equilibrio perfecto de emisión del yo y de recepción del yo del otro.

 

Avanzamos del yo soy al yo soy aquello, desde la comprensión de que no somos algo determinado, si no que podemos ser cualquier cosa, tenemos, utilizamos herramientas, cuerpos, vehículos, podemos ser en un momento determinado pasión, emoción, pensamiento, podemos ser otra cosa externa, un paraje natural, una nube, hay muchas herramientas a nuestra disposición que podemos usar, siendo uno con ellas, en el momento que podamos ser uno con los átomos de una mesa podremos transformarla en lo que deseemos.

 

Hasta donde nos permite llegar el impulso del móvil puro (Aries),  nuestra capacidad de ver nítidamente (Tauro), de amar mas allá de la dualidad, (Géminis), de crear cosas con materiales nobles (Cáncer), puede llegar nuestra capacidad de transformar, transmutar tal y como el fuego mas puro puede hacerlo. Siendo conscientes, serenamente expectantes de uno mismo y del entorno.

 

Cuando el fuego se adhiere, consume, devora, sin embargo cuando se acerca con respecto al fuego del otro, da calor, confort, dos fuegos se unen en uno y sin embargo no se consumen, uno siente que es el otro y el otro siente que es uno, desde la libertad del desapego y el profundo amor por todos los seres uno puede ser Aquello.

 

Constantemente estamos pasando por la rueda del zodiaco, según la cantidad de apegos los pasos serán mas circulares, si nuestra conciencia esta situada mas en el eterno presente, libre de apegos al pasado que condicionan el presente e hipotecan el futuro, y libres de distracciones sobre posibles futuros, los pasos serán mas en espiral, no es lo mismo tropezar constantemente con la misma piedra, la misma prueba, que descubrir gracias a la Atención una nueva clave cada vez que se pasa por el mismo portal.

 

Podemos ver en Leo la afirmación del yo, internamente nos sentimos algo y queremos que todo el mundo lo sepa, reclamamos nuestro tiempo y lugar, de alguna forma sentimos que el tiempo y el espacio nos pertenecen. Nuestro impulso de Ser conquista el espacio, no hay nada que lo detenga, cualquier estructura es devorada a nuestro paso, no nos importa, es nuestro tiempo y lugar.

 

Pero no todos los pasos en el signo del León son así, a veces algunas preguntas nos impiden salir de la cueva, de la casa iluminada:

 

¿Que derecho tengo para tomar ningún espacio?. ¿De condicionar la vida de los demás?, ¿acaso la voluntad de ser de los demás no es tanto o mas sagrada?, ¿por que he de eclipsarla?, ¿no es mejor observarlos, saber como son?, yo ya se lo suficiente de mi, pero ¿y los demás seres, como son?, si me limito a ser ya estoy condicionando la vida de los demás, incluso así veo rastros de mi en el resto del mundo.

 

Esta es la etapa en la que después de las primeras salidas de la casa iluminada, uno toma conciencia de que su paso por la vida ha sido como el león que devora todo lo que encuentra a su paso, uno tenía la idea de hacer algo pero en Leo es diferente a otros signos de fuego como Aries, el fuego de Aries es la chispa que prende, el fuego de Leo es resolutivo, en su aspecto inferior devora allí donde esta, el espacio se condiciona en su presencia, es la resolución de ser, es el yo soy, que ha de ser transmutado en el yo soy aquello, así como transmutar el devorar el espacio del Leo consciente de si mismo, por el Aportar lo mejor de uno mismo al espacio, del Leo consciente del entorno.

 

En alguna vuelta de Leo, uno ha tomado conciencia de su devastadora forma de actuar, y decide quedarse en la guarida, en la casa, y empieza a cuestionarse su derecho de hacer y modificar, de polarizar el espacio y la gente en su aroma particular, comprende que es fuego y cuando quiere observar lo observado, lo observado prende en su fuego y así nunca va a conocer lo observado por que se condiciona el objeto a observar en el mismo momento que tiene la intención de observarlo, descubre que nunca va a ser un observador imparcial, pero ¿como no eclipsar lo observado?, ¿como conseguir que aun asumiendo que lo vamos a condicionar con la Atención, siga siendo él mismo?.

 

En vez de que el fuego devore y consuma el objeto de Atención alimentando a nuestro yo inferior que depende del fuego lunar, el fuego por fricción, usemos el fuego Solar, la irradiación del yo superior, el fuego a de servir como fuego dador, fuego que da calor y vida. El objeto de Atención, lo observado, no se convierte en una extensión de uno mismo, si no que nosotros dejamos que el fuego del otro coloree nuestro fuego, que ambos se coloreen, no imponemos nuestro yo, si no que el yo del otro esta en nosotros, ya no decimos: yo soy , si no Yo Soy Ese, yo soy aquello, yo soy el otro, el observador y el observado son uno.

 

Nuestra conciencia esta mas allá de nuestros yo, pero los reconocemos como propios, como algo en el que en un momento dado estamos en ellos, y en ese momento nos identificamos con ese yo, pero el espíritu no tiene barreras, y los vehículos se quedan pequeños.

 

Cada vez es mas difícil identificarse con unas emociones y unos pensamientos que vemos como si fueran las aguas turbulentas del río que observamos desde el puente, si, podemos identificarnos con ellas siempre lo hemos hecho, agua brava reclamando todo lo que se pone ante ella, siempre lo hemos hecho, pero ¿es que no hay otra cosa?, ¿hay algo mas allá de la inercia?, algo que lleve el aroma de la liberación, de ser conscientes de lo que hacemos, y conscientes de los efectos que producimos.

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Las aguas de debajo del puente ya no atraen, vemos otras aguas no sometidas a la inercia y a la violencia, aguas libres, aguas en forma de nube que pueden viajar donde deseen... hay otras opciones, la libertad es posible.

 

Cuando hay suficiente Paz en nuestro corazón y en nuestra mente como para no perderla aun cuando nos situemos en conflictos y mares embravecidos, cuando el caos del mundo no llegue a nosotros por que nada en nuestro interior le invite a entrar, podemos observar el caos, el mal, los espejismos y egregores, prestarles Atención, pero no usarán nuestra Atención como camino de entrada, si no muy al contrario nuestra Atención es desde la perfecta Paz el faro de luz que ordena los átomos, cualquier forma incorrecta es reconfigurada en la forma que debió ser, solo desde la Paz Interna podemos con la Atención ser Aquello, al carecer de intención y el móvil ser puro, el fuego que llevamos a Aquello, ya no devora, ni siquiera da calor, si no que le permite ser él también auto consciente, el fuego que llevamos al carecer de intención rompe cadenas y dispersa oscuridades. El fuego mas elevado de Leo es portador de libertad.

 

El reto de Leo es poner su cualidad de "ocupar espacio" al servicio del Padre, así como Cáncer tiene una relación muy estrecha con los elementales constructores, Leo la tiene con los devas que crean situaciones, las casualidades de los devas familiares y sociales, y esta cualidad a de ponerse al servicio del yo superior, no es fácil renunciar a ideas y a la voluntad propia, y menos cuando la conciencia esta en Leo, pero en la ley de los ciclos está que tarde o temprano nos quedemos en la casa preguntándonos sobre nuestro derecho a interferir el entorno, derecho que conseguiremos al delegar el libre albedrío al Ángel Solar, al yo superior, ya no respondemos a ideas propias, si no que estamos Atentos para ver en el subplano mental mas elevado que podamos llegar las ideas y arquetipos de la Jerarquía.

 

Cáncer nos invita a trabajar conscientemente con los devas lunares, Leo con los Solares, tenemos el ejemplo de los Devas Solares y de Leo en el mito de Prometeo, un Dios que vivía entre Dioses y fue consciente de la humanidad y sus necesidades, la leyenda dice que robo el fuego de los Dioses para entregárselo a la humanidad, Zeus lo castigo encadenándole a una roca en el Caucaso, donde una águila le devoraba el hígado, que se renovaba sin cesar.

 

La realidad fue que los Ángeles Solares trajeron la individualización a los hombres, no fueron castigados por ningún Logos, por el contrario actúan en comunión con Su voluntad así como nuestra voluntad también debería estar en comunión con la del Padre. Pero si sacrificaron su libertad encadenando su destino a la espera de que la humanidad a la que le trajeron el fuego supiera usarlo, que fuera consciente y aprendiera todo lo que le pueden enseñar.

 

 



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a través de la meditación, el estudio y el servicio.
 

 

2014-08-17