La escuela es el lugar propicio
para desarrollar el potencial creador del niño y estimular su libre
expresión. Ofrece medios pluralistas para cultivar su personalidad en
forma evolutva. La expresión dinámica y la dramaturgia creativa son
técnicas que estimulan la comunicación del niño y el desarrollo
armonioso de su cuerpo y sus emociones.
La
observación del ambiente en cuanto a formas, colores, distancias y
espacio; el discernimiento de voces, ruidos y ritmos; la imitación de
personas, animales, movimientos de la naturaleza y cosas animables,
sensibilizan al niño, desarrollan su imaginación y encauzan su energía.
Cada niño funciona en su propia órbita y todos juntos se complementan
en su trayectoria hacia una meta común.
Isabel Freire de Matos
1915-2005
